La mujer, objeto con función y satisfacción. Mujeres Algerianas, obra de Delacroix, La Maja Desnuda, pintada por Goya o La Inmaculada Concepción del sevillano Murillo son tres obras donde la mujer aparece como protagonista. Más allá de la que parece ser la primera función de estas pinturas en la sociedad, en cada una de estas obras el cuerpo de la mujer esconde un gran trabajo y una gran intención por parte del pintor. Cuando se considera la historia de la pintura y de la escultura en Occidente se constata sin dificultad que su motivo más recurrente ha sido el cuerpo humano a veces vestido y a veces desnudo. El punto en común que tienen estos tres cuadros, la mujer, se extiende a toda la pintura y además también lo encontramos presente en otros medios de reproducción. Al igual que sucede en las tres obras nombradas anteriormente, las imágenes femeninas dentro de los medios de reproducción suelen encontrarse entre los siguientes tópicos: - La mujer como madre y esposa, mujer pura y honrada la cual venera a su marido y es el referente de la casa. - La mujer como santa o diosa, máximo aspirante de la mujer divina, la cual es querida tanto por hombre como por otras mujeres, normalmente irreales, santificadas. Es la mujer virgen madre del señor, como ocurre en el caso de La Inmaculada Concepción de Murillo. En este cuadro la virgen aparece vestida, pero no siempre es el caso, en otras obras las vírgenes aparecen desnudas, viendo crecer milagrosamente su cabello para cubrirlas o recibiendo sobre su cuerpo un velo lanzado por un ángel como símbolo de pureza, y en la mayoría de los casos cubriendo codos y rodillas por el hecho de estar considerados ingratos. Sin embargo, un dato a tener en cuenta es que en otros contextos, el pelo largo era símbolo de lujuria como en el caso de las sirenas medievales. - Por último, nos encontramos con “la mujer puta”, mujer que cobra por sus servicios sexuales. A lo largo de los tiempos este término ha ido cambiando o dividiéndose, viéndose a la mujer como un objeto sexual tradicional, como imagen publicitaria en los últimos tiempos, o como forma de expresión de rebelión. Esta caracterización de la mujer se refleja en la obra titulada La Maja Desnuda y Mujeres Algerianas. En este último caso, en el de “la mujer puta” el artista va a abordar generalmente la representación del desnudo con la intención de que guste, de que resulte seductor para quien lo contempla. Como afirma Roman Gubern en Patologías de la imagen: “el desnudo artístico debe ser atractivo y seductor”. En la mayoría de los casos de los desnudos; el interés no está en el rostro, sino en el cuerpo que se ofrece sin velos a la mirada y objeto prioritario de los esfuerzos técnicos del artista. Suele admitirse que la representación artística requiere cierta estilización o cierto grado de simbolismo que condicionan o limitan su realismo. Es en virtud de este canon que se pretende cuando un desnudo produce excitación sexual en quien lo contempla deja de ser arte y se inclina del lado de la pornografía. Este criterio es tomado, pero para algunos autores es un tanto incierto, porque el desnudo que puede excitar a unos puede dejar insensibles a otros y puede ser percibido como procaz en un época y natural en otra. La tan discutida y viciosa frontera entre erotismo y pornografía la dicta en cada época su normativa social y sobre todo la regulación administrativa. Por lo tanto la delimitación del ámbito pornográfico depende de contextos objetivos como la época y el país, y otros subjetivos. Por tanto es una categoría histórico-social. Dejando a un lado la frontera entre pornografía y arte; algo que sin duda existe es el beneficio que producen las imágenes que consiguen excitar a los hombres. Lo descubrió la alemana Karen Weatherby, quien publicó un artículo en el “New England Journal of Medicine”. Esta investigadora, tras realizar varios estudios publicó que los hombres pueden llegar a vivir una media de 6 años más tan solo viendo imágenes de pechos femeninos durante 10 minutos diarios. En este estudio participaron 200 hombres, cogidos al azar, durante un periodo de 6 años. Al finalizar este periodo los 100 hombres que habían estado observando partes del cuerpo femenino tenían mejor salud cardio-bascular. Los científicos investigaron y llegaron a la conclusión siguiente: “dedicar diez minutos diarios a mirar esta zona del cuerpo de la mujer equivaldría a realizar media hora de trabajo físico, lo cual tiene efectos positivos en el mejoramiento de la salud.” Siguiendo con las imágenes, y concretamente con la mujer como protagonista, vamos a centrar nuestra mirada en otro medio visual como son los anuncios publicitarios. En este caso la imagen de la mujer también es empleada con casi los mismos tópicos que en la pintura. Para ser conscientes de ellos nos vamos a basar en los estudios realizados por la fundación Hazloposible, quienes tomaron 149 anuncios y 18 banners de internet, y que tras los análisis determinaron los siguientes resultados: o El 39.5 % de los anuncios estudiados señala a una mujer que solo se preocupa de su estado físico, de que la vean bien. Como un objeto sexual. o El 35.7 % como segura de sí misma. o El 11.9 % en el papel de madre o Y en el 10,2 % de los anuncios se presenta una mujer ejecutiva. Estos porcentajes nos dejan ver cómo y en qué cantidad de situaciones se encuentra la mujer en la publicidad. El porcentaje más alto pertenece a los anuncios en los que se muestra la mujer como objeto sexual, pero ¿por qué la mujer en este tipo de situaciones? La base de la explicación se encuentra en que este tipo de imágenes atraen más tanto a hombre como a mujeres y por consiguiente se genera en ellos el deseo de obtener los productos que promocionan. Resumiendo, es una cuestión económica para las empresas, la imagen de la mujer que llama la atención y es atractiva y provocadora genera ingresos. Sin embargo cada vez son más los anuncios en los la figura del hombre roba el protagonismo en este tipo de situaciones a la mujer. Y es que en la última década, principalmente en productos de belleza e higiene masculina el género masculino el hombre muestra su cuerpo como objeto. Esta situación se ha generado principalmente debida a “la gran liberación gay”, y a la nueva tendencia a la metrosexualidad en los hombres. Podemos decir que la sociedad está cambiando y que por tanto los anuncios y sus estrategias para la venta tienen que abrirse a todos los campos evolucionando así con ella. No la imagen de la mujer, sino su cuerpo, es el principal protagonista tanto en la pintura como en la publicidad. La gran diferencia entre los dos medios visuales que hemos tratado se encuentra en que en el primer caso, el principal objetivo que tiene el pintor al retratar el cuerpo es el de satisfacer a quienes lo observan, ya sea tanto a los hombre del pueblo (como en La Maja Desnuda), como al clero (en el caso de las vírgenes que aparecían desnudas). Sin embargo, la principal meta que persiguen los publicistas al trabajar con el cuerpo de la mujer es la de hacer negocio. A pesar de esta diferencia, lo que si concluimos es que la imagen de la mujer no es inocente, siempre está colocada con una intención.