RESPONSABILIDAD CIVIL FRENTE A LOS ACCIDENTES DE TRABAJO Al efectuar un análisis de los presupuestos de responsabilidad civil dentro del esquema que propone la Ley de Riesgos de Trabajo 24.557, ante la ocurrencia de un accidente o enfermedad profesional podemos encontrar dos puntas: - responsabilizar civilmente al empleador, haya o no habido dolo en su accionar, siendo éste último caso viable sólo mediando un pronunciamiento judicial que declare la inconstitucionalidad de la norma citada o; - responsabilizar civilmente a la Aseguradora de Riesgos de Trabajo por su omisión en el cumplimiento de un deber legal, yendo más allá del contrato que une a ésta con el empleador. I. Responsabilidad civil del empleador: Uno de los factores que llevó a la creación de la 24557, fue la necesidad de terminar, o al menos acotar, la “industria del juicio” en lo referido a accidentes y enfermedades derivados de la prestación de servicios en relación de dependencia. Surge en consecuencia, un freno a la posibilidad de que el trabajador afectado reclame por la vía civil, salvo la existencia de dolo por parte del empleador. Textualmente el art. 39 nos dice: “las prestaciones de esta ley eximen a los empleadores de toda responsabilidad civil, frente a sus trabajadores y a los derecho habientes de éste, con la sola excepción del art. 1072 del Código Civil.” Ante esta situación comienzan a aparecer planteos de inconstitucionalidad de ese art. 39 y de varios otros, como el art. 1º que guarda relación con este tema. De esta manera numerosos han sido los fallos que declararon la inconstitucionalidad del art. 39, 1º y 2º párrafo. En general, se ha sostenido que la citada norma viola claramente los siguientes artículos: El Estado otorgará los beneficios de la Seguridad Social: art. 14 bis de la C.N Igualdad ante la ley: art. 16 de la C.N. Derecho de propiedad: art 17 de la C.N Derecho a defensa en juicio: art. 18 C.N. Deber de no dañar: art. 19 de la C.N., Disposiciones Internacionales: disposiciones internacionales incorporadas por la Carta Magna como derechos y garantías por el art. 75 inc. 22). Sostenimiento del sistema La Suprema Corte de Justicia, en febrero de 2002 sienta un nuevo precedente, declarando la constitucionalidad del tan mentado art. 39 de la 24557, en los autos caratulados “GOROSITO, JUAN RAMON C/ RIVA S.A. Y OTRO S/ ACCIDENTES ART. 1113 C.C.”, la Corte sostuvo lo siguiente: La limitación del acceso a la vía civil que establece la norma impugnada (Art. 39 ley 24557) no puede ser considerada discriminatoria . En primer lugar, porque el sistema de la ley 24557 atiende a situaciones y riesgos producidos en el ámbito del trabajo - el cual permite la previsión y el resarcimiento de las consecuencias dañosas derivadas específicamente de la situación laboral. Como contrapartida de la restricción de la acción civil la ley le concede al trabajador prestaciones en dinero y en especie (art. 11,14, 20 LRT) de las que no gozan quienes no revisten aquella calidad. En segundo lugar, porque sin conocer la cuantía del daño y de los eventuales resarcimientos, no es posible efectuar comparación alguna. No importa consagrar la dispensa de la culpa del empleador, más allá de quien revista la calidad de legitimado pasivo en la acción resarcitoria, cabe poner de resalto que se ha impuesto a los empleadores la carga de solventar un sistema destinado a reparar los daños que de manera objetiva puedan ser atribuidos al hecho u ocasión del trabajo (art. 6.1; 6.2 y 23 LRT). No se demostró que la aplicación de la ley 24557 comporte alguna postergación o frustración del derecho al resarcimiento por daños a la integridad psicofísica o la rehabilitación. El resarcimiento al que el siniestrado puede acceder en sede civil no es necesariamente mayor al previsto en las reglamentaciones del sistema de la LRT. La reparación plena es un concepto sujeto a limitaciones tanto en el Código Civil como en otros sistemas especiales de responsabilidad. Tales limitaciones son propias de la discreción del cuerpo legislativo, por lo tanto no son susceptibles de cuestionamiento con base constitucional, salvo que se compruebe la existencia y realidad de un menoscabo sustancial a la garantía que invoca el interesado. No es posible predicar en abstracto que la disposición impugnada conduzca a la concesión de reparaciones con quita a la integridad o valores declarados en los derechos constitucionales. “Consecuentemente, al no haberse acreditado violación a las garantías que se dijeron conculcadas, cabe concluir en la validez constitucional del Art. 39 LRT”. II. A las Aseguradoras de Riesgo de Trabajo les cabe la responsabilidad civil? Hay quienes sostienen que a las A.R.T., dentro del marco de obligaciones impuestas por la ley, se les puede imputar responsabilidad en arreglo al art. 1074 del Código Civil, ya sea por no haber denunciado al empleador ante la Superintendencia de Riesgos del Trabajo por sus incumplimientos de la normativa referida a higiene y seguridad, o por no haber brindado el asesoramiento adecuado en materia de prevención de riesgos, siempre que exista relación entre su omisión y el infortunio laboral. Esto surge por lo establecido en el Dto 170/96, en el art. 31 de la LRT. Un caso que fue muy renombrado fue el de Rivero Mónica c/Techo Técnica S.R.L. de octubre de 1999, CNT, Sala VIII. Un operario murió al caer de una escalera de altura que no era la adecuada para el tipo de tarea que estaba realizando, además de no contar con arnés de seguridad, ya que la empresa no se lo había provisto. La actora, para demandar civilmente, solicitó que se declare inconstitucional el art. 39 de LRT y demandó en forma conjunta a la ART por el art. 1074 del Código Civil. El fallo de Primera Instancia responsabilizó al empleador y a la ART en forma solidaria, entendiendo que esta última incumplió sus obligaciones en materia de prevención impuestas por la LRT. Ante la apelación interpuesta, la Cámara entendió que no existía causalidad entre la omisión de la ART y el accidente sufrido por el trabajador, es decir que si la ART hubiese formulado recomendaciones a su afiliado para que proporcione un arnés, el accidente se habría producido de la misma manera. El incumplimiento por parte de la aseguradora la responsabiliza ante sus afiliados pero nunca ante el trabajador, con quien no existe relación jurídica. Posteriormente, ante la apelación del fallo, La Suprema Corte tampoco dio lugar a la responsabilidad civil de la aseguradoras. III - Conclusiones El modelo privatista que adopta nuestro país tanto en el sistema de riegos del trabajo, previsión social y obras sociales es único, ya que fue tomado como “piloto” para América Latina y hasta sugerido por organismos multilaterales de crédito como el Banco Mundial, el FMI o el BID. Nuestras ART persiguen fines de lucro y funcionan bajo la forma de sociedades anónimas, lo cual las diferencia sustancialmente de las mutuas españolas o chilenas. Sobre estos aspectos han recaido numerosas críticas, alimentadas por la sospecha de que la presión ejercida por las corporaciones llevó a sancionar y sostener mediante un fallo judicial este régimen legal. Pero del otro lado, nos aparece la necesidad de proteger a las empresas – y sobre todo las Pymes, que son los entes “dadores de trabajo” por excelencia, ante el embate de juicios que a la corta o a la larga terminan destruyendo un importante número de puestos de trabajo.