CARLOS I Y su RELACIÓN coN ToiEno: DE LA REBELIÓN A LA CORTE* Enrique LoRE/liTE TOLEDO , l . INTRODUCCION La Es·paña de Carlos V se inscribe, a1 cl.e cir· de Ferdinan Bráudel, en un peti0d0 de larg~ duración, qu·e fue intctad~g c9n,. JP$: R~y~s C.ª tólicos. y finªlizó c.on el ú;ltim0,AustI>ia. Nada comí.enza, pu.es, en 1516, en ·el reinado de Carlos I de E·spañ·a y ·nada.acaba en 1556,. cuando abdica en su b~jo Fe1fwe II y en su her;m·an0 Fernando. Estªmo·s ante urra cóyuntura histórica marcada por dos hec}:ios: 1~ conjunció11 .de,cuatro herencias .en.la p.ersona de.Carolus de Ha:bsburgo y·la entrad'a del 0FO· amerie::a:no en Europa a 'través <le Castilla. Es tina etapa donde se éoi:lsolid_a el Estado territo,. rial creado por lqs Reyes C:atólicos y se esboza. un alejftdo, todavía, Estado ·nacior:ia:l. En este sentido se com..;. prende:que en el marc;:o del siglo XVI, un siglo·Tn:novador por exteletici~,. el re'inadó de Carlos I se mueva entre paragojas propias d~ una transición; la pri_mera. de ellas se prq.duce en la configurai;:i$.n d.eJ. propio d·e.st.ino dvt rey. C.arlos de Hab$but:go nació el 24 de febtero de 15;00 en Gante,, frutQ del matrim·onio del archiqu,qu~ Felj.pe de t,\:us~.ria,, p,rimogé_nito. del emperacfor Ma.ximiliano, y la duquesa María de B.0rgoña, con Juana de Castilla, tercer vástago de 'lo.s·Reyes ·católicos: Según todas ias- previsiones sería.el heredero de.l.fis casa$ d'e Habsburgo y Bo'tgóña y quiz.ás del títulp i:mperial, para lo c;ual fue ed.ucado po( su ·tía m.aterna', lp. prin<::esa Mél~garita de Habs.burgo. Sin embárgo1 la muerte de lo:s dos hij0s mayores· de los Reyes Católicos, Juan e :Isabel, y del ~jo de ésta, ~1 infante Mig.uel d~jaroh a Juan~ de Cas.til,lá c;_ómo heredera de.las d·os _coronél.S hispánicas. Con ello ~~ preBélraha una coalición· extraordinaria de fuerzas políticas qu.e los Reyes <SatqlicQs, .ni posiblemente MaximiJiano d~ I-Ié!b.s.JJu'rgo, habíél.Jl incluido en sus pro;yecfos,,pties no se haqía ·previsto· que las cuc:ttr0 ,here11cias se a<::,u¡nularían en .la misma .cab.e,ia .. 1 Ca.rlqs fue:p.roclamado. mayor de edad el 5 enero de 1"515 y desde e.n tonces firmó documentos asociado a su madre €Oh1o· réina ·a·e Castifia, y el 13 de marzó de 1516 fµé pro'clamado·en Br'i.lse1~ r.ey de C.ás.tj.lla y Aragón, junto ·con ·Sl,l :n;¡apre Dª Juana. Este acto cqnso.lidab4 el reco110cimiento de la ín<::apacid.ad total de Ja re~na para gobernat, a pesar de que ias Cortes no la ·habían declarad.o impotente' pata reihar; pór ello, la proclamación de Carlós coíno rey ·de Castilla y de Aragón .~lterába el testame.n to de lsab.elJa Católica y la ley $~:ces0.ria de Las 'Bartidas, da.n·do lu.gar a que h~ya sido consiél·erada como un golpe de Estado de la Corte d'e Brusélas coñtra Castillá, lo qu~ p'tovocó uno de lo,s primeros choques dé Carolus con la $Qciedad c:.astellana y<! que muchas ci.udade~ se opusieron a esta proclam_ació~n. La uni6n de las herencias centro:-eU:topea y .m·editerránea en la persona de Carlos de Habsourgo pone de m<;tnJfiestq las gr-aJ:.la~s Pél.radojas ge9polític.:as a las que antes. a}Md:íamos: & ESTADO TERRITORIAL o IMPERfALISMO C0nsoli.da.r el Estado ~er.ritorial formago por los Reyes éatól'icos mediante la unión ·personal de las cor0nas ·d e-,Castil1á y· Aragón, y después la de Nava.rra, fue el objetivo de Carl0s de Habsburgo enrre 15.22 y 15·2 9. E·n tornQ a ellas aglutinó dos ,$i~te.ma$ económicos; uno· basad9 ep lél «~mplemeJJté:lri~.dad eptre la lana de Castillél y Jos paños de· Flan·des, y 0 .tr0 que giraba ~sobi:e el cornerci0 m'a.titimo cata'Ián tealiz'ádo en el esp·ació marítimo ehtr~ Arélgóti, N áp'ol~s, s ·a.teates y ·el sti.r de Ftañcia. 1 '!;$ta unión de 10.s reJnos h.ispáni.cqs era 1JDa empre:~ sa in·a ovadora -pero frágil, qµe est11iVo a punto .de desha-cerse en los primeros años del .reinad·o debid.o al choque d~I Empe·f ador eón la sóc'iédad y las insti:tutiones hisp'áhica:s. ' ' La estr.uctura,de los reinos hisp?ni~os 9if€ría gel im-' pe,i·ial1smo ·areai1€0 practicadb por el propi.o Ca1:il0s V, quien apatec::ía cómo ti n .cóleeciohista de coron-as ya ·que *·Texto de la conferencia ófreciéla p·or. :el autor en la sala capitular; del ·Ayuntamient9 qe To.le~o .el 1 i de octubre tje 2000. 1 <Carlos V en el Lib1'ó Becerro· de losjuradas de Tolédo. 211 ·' Enrique L O RENT E T O LED O agrupó 17 en total, entre reinos, ducados, marquesados y condados, derivadas de una política de casamientos, que él continuó con el objetivo de controlar a Francia. Asimismo heredó una anticuada y patrimonial concepción del Estado que le hizo liderar la idea de Emperador Cristíano y aparecer como el último emperador medieval. • VtTALISMO BORGOÑÓN FRENTE A LA AUSTERIDAD HISPÁNICA Los Países Bajos borgoñones se caracterizaban por una economía abierta, derivada de su alto índice de comunicaciones, lo que favoreció una elevada población urbana con alto nivel de alfabetización. Los estados hispánicos eran el polo opuesto. • El Estado borgoñón contaba con grandes medios, donde la riqueza era el símbolo del poderío. El príncipe tenía el deber de la magnificencia y la ostentación y su mayor exP.resión era la Orden del Toisón de Oro, que marcaba el pedestal más alto de Ja escala social. El Estado hispánic·o era más militar y arcaico y entre el Toisón y las órdenes militares españolas, con rectterdos a la Reconquista, había una diferencia demasiado amplia. España una nueva identidad de guardiana intra11sigente de la herencia de la Cristiandad. • EL En esta confederación de territorios, llamada el imperio de Carlos V, Castilla va ganando terreno aunque con un papel difuminado hasta 1540. A partit de esa fecha sustituyó a los Países Bajos como centro federador del sistema y su estabilidad permitió al E-mperador abandona r la Península. Esto la perjudicó pues no aprovechó las ventajas de la obra de los Reyes Católicos; su concentración de recursos humanos y medios económicos no se utilizó para el crecimiento intetior, sino para hacer· de este reino el aglutinador del Imperio y su so.porte militar y fiscal. Además, la propia estructura confedera! del imperio impidió avanzar en la fusión de las dos coronas ibéricas, provocando que el reino hispánico siguiera siendo un país desarticulado durante más de siglo y medio; en definitiva, la vocación imperial impidió la consolidación de la península. 2 . LA CIUDAD COMUNERA • APERTURA GEOGRÁFfCA Y CIERRE DEL ESPÍRJTU La apertura geográfica de Castilla en di rección a ultramar, y de Aragón en dirección a Italia, chocaba con un progresivo cierre espiritual protagonizado por un cristianismo .c ada vez más ortodoxo, que se plasma en el ataque al erasmismo y en la creación de una máquina -1a Inquisición- en contra de la minoría i11telectual y económica de los conversos, contribuyendo a consolidar en TRIUNFO Y LAS PÉRDI DAS EN CASTILLA Carlos era, esencialmente, un príncipe borgoñón, que el 8 de septiembre de 1517, dice Lapeyre, dejó con pesar los Países Bajos para tomar posesión de sus reinos de España, desembarcando diez días después en Tazones, sabiendo únicamente hablar flame.nco y francés, la lengua internacional, y con un séquito flamenco a qu'i·e n dio los altos cargos del reino. Esto supuso para Castilla un brusco encuentro con un personal extranjero y los consejeros imperiales descubrieron un mundo que les sorprendió. De este encuentro, mejor dicho desencuentro, y de otros factores surgió el alzamiento de las Comunidades que comenzó en este Ayuntamiento en 1)19, siendo Corregidor de Toledo don Luis de Porto€arrero, conde de Palma, quien, por su matrimonio con Leonor de la Vega, estaba entroncado con la influyente familia toledana de los Lasso de la Vega que poseían el señorío de Batres y Cuerva y tenían sus casas principales entre el convento de Santo Domingo el Antiguo y la actual plaza de Padilla. La posición acai.¡dalada de la familia y el hecho de que la reina viuda de Fernando el Católico, Germana de Foix, se instalará en su casa cuando vino a visitar a Carlos I, 11ace pensar que el palacio de los Lasso de la Vega era importante. Escudo de Carlos V. Puerta de Bisagra. 212 J CARLOS Sus cuñados eran el poeta Garcilaso y el regidor y dirigente comunero Pero Lasso de la Vega; precisamente por esta última relación familiar y las escasas energías manifestadas para controlar la situación, debido posibleme11te a su apoyo e11 el fondo a la Comunidad, el corregidor Portocarrero fue cesado .este año de 1519 y sustituido por don Antonio. de Córdoba, quien tamp0co pudo detener este levantamiento. La rebelión se inició para defender los privilegios de la nobleza toledana; por ello se opusieron a que los altos cargos se dieran a extranje.ros, como había ocurrido con el de Arzobispo de Toledo, a que se les hiciera pagar más impuestos o a que el país estuviera dirigido por un extranjero mientras no estaba el rey. Sin embargo, a medida que aumentó la intervenció.n popular, evolucionó hacia otras posiciones más radicales, defendiendo que el rey no se marchase de los reinos hispánicos y, si lo h.acía, que las ciudades tuvieran más potestad de gobierno y el corregidor recibiera el poder del pueblo; que se democratizasen los cargos municipalés _y que no· se sacase dinero del rei110. y su R ELACION CON T OLEDO: DE LA R EBELIÓN A LA CoRrE armas, le sirvió para ser elegido capitán general del ejército comunero y recibir el apoyo incondicional del pueblo. También contó ton el apoyo de la importante familia Pacheco, a quien estaba unido mediante su matrimonio, y del clan de los Ayala, por lo que al compás de la rebelión comunera se recr-ud.eció la lucha que, desde el siglo XV, existía entre las dos grandes familias rivales toledanas: los Ayala y los Silva ya que estos últimos, junto con su otra rama, los Ribera, eran decididos partidarios del Emperador. Don Pero Lasso de la Vega, frente a la militancia realista de su hermano Garcilaso, se opuso enérgicamente, desde 15 1 7, a las medidas adoptadas por los consejeros reales y, por su sólida formación, fue uno de los redactores de las peticiones enviadas al Emperador. Como otros regidores, evolucionó desde una posición beligerante hacia la negociació11; por ellG>·fue co1Tsiderad0 traidor por el pueblo toledano y tambiéa por Car.los I quien le excluyó del perdón y nunca le permitió volver a la ciudad. Aunque Juan de Padilla murió ajusticiado el 24 de abril de 1521 , al d·ía siguiente de la derrota de Villalar y las ciudades comuneras fueron abandonando la rebelión, su esposa María de Pacheco, mujer muy culta y miembro de la alta nobleza castellana por su pertenencia a las casas de Mendoza y de Vil lena (era hija del conde de Tendilla Iñigo López de Mendoza y de Francisca Pacheco, hija de1 Marq.ues de Villena), con el apoyo popular radicalizó su postura en contra de las tropas realistas y se atrincheró en el Alcázar. Después de seis meses de enfrentamiento con las tropas .i mperiales, consiguió firmar una capitulációri muy favorable para la ciudad el día 25 de octubre de 15 21, que llevo consigo el perdón firn1ado por el Emperador en la ciudad de Vitoria el 28 de este mes. Sin embargo, la excitación popular dio lugar a un nuevo levantamiento el 3 de febrero de 1522, cuando se festejaba la elección papal del gobernador del reino, el cardenal Adriano de Utrecbt, preceptor y consejero de Carlos V; la detención del dirigente del alboroto provocó una violenta batalla campal que hizo perder el control de la situación a María de Pacheco, quien huyó de la ciudad y se refugió en Portugal, donde moriría ~n 15 3 1. A partir de ese momento las autoridades realistas, con la ayuda de los Silva que acapararo11 los cargos n1t1nicipales, tuvieron máno·s libtes para tealizar una dura represión que eulminó con el derribo de las casas de Juan de Padilla y Ma·ría d(! Pacheco, cuyo solar fue arado y sembrado de sal, habiéndose mantenido como tal hasta fechas recientes en que fue urbanizado. El otro dirigente de la reoelión fue Juan de Padilla, regidor e hidalgo toledano que vivía en las casas heredadas de su padre, el señor de Novés y Mascaraque, situadas en la actual plaza de Padilla. Frente al talante negociador de Laso de la Vega, Juan de Padilla siempre lideró la rebelión encabezando una oposición activa a la política imperial lo que, unido a su condición de capitán de En el perdón general que Carlos de Habsburgo otorgó a los Comuneros en Valladolid el 8 de octubre 15 22, fueron excluidos veinte toledanos. Entre ellos, además , de los anteriores, es-taba Hernando de Avalos, otro regidor de la ciudad que había sido capitán en los tercios españoles en las guerras de Italia. Fue condenado a muerte, pero su huida a Portugal evitó gue el hecho se consu- La rebelión estuvo dirigida, inicialmente, por regidores municipales como Pero Las.so de la Vega, Juan de , Padilla y Hernando de Avales. Además destacaron Gonzalo Gaitán, nieto de Lope Gaitán, fundador del convento de Gaitanas; Pedro de Ayala, seño.r de Pero Moro; Juan Carrillo, señor de Pinto y Aracena, todos ellos pertenecientes a nobles familias toledanas. 213 Enriqu e LoRENTE TO LEDO • I { a A110 1521 . Real Pro1J1sión de Carlos V por la que concede el perdón a los con1uneros 10/eda11os. 2 14 C11uLos . I Y su RELACJC)N CON To.LEDO: DE lJI REBELJON ,..¡ L.11 CouTE . mara. E·n rebeldí-a y al!lsente, su foÍ tun.a pa·só a· las arcas reales, y su, pala_cio fue vendido en 15.25, en v-i.rtud de u·na carta ex f1CUtoriq de·Carlos V, al na.ciente conve11to fra11cistano d:e monjas .de .San Ant0nio; lo que vino muy bien al nuevo estado carolino para superar las primetás d-ificultades. 0-trp de los excluido$ fu.e el canópigo Mae~t.re$cue­ la de la Cate,dral Franciscp Alvarez. ·de Tol-edo quien 1. ya . .' con edad avan:-t ada:, fue destacado c·omunero. _E;n su casa se reunian los regidores rebeltle-s y, ju11to a Lasso de l'a Y.eg~,. fue otro .de tos redactores .de la,s rei-víndicaci9nes enviadas al Empe~_ador. En 15 2.0 obtuvo dos gi:al)des Logros: co.nsigui6 del p.apa -León X una bula para transfor.mar el tol~gio de Sat'lta Catalina, que habia. funda-d0 et1 1485, en Universidad y .con:ve·nció al c;abilclo tat~drali­ <;:iQ 8ara que apoyar~ a los. c.o·mu11er9s, Como otro,s nobies tole·d·anos, evolucionó. ha·cia la moderaci6n. negán_dose a ceder el oro de la Catedral a los comuneros-; a pesar de ello fue exce·ptuado del perd·ón o.torg~do por el Empera.d or y ehcar~el~do. Sus apelaciones prosper~r.on, siendo absuelto de$pués ele su 1nuerte en 1'5 23. Palacio dt• Fuensd/ida.. P11110. de v~lorar el simbolisJlló de la ciudad, quiso rGafirtnar·su poder sobre· ella, c9ntrolar a la oligarg.uí-a urbana y a su noble:ca, que años antes se había leva·ntado en comunidad contra él, con una presencia n1ás intensa que en otras tiúdades ·y evitar·ritievos levantamientos artt1'moná·rquicos: 1 < El emperador llegó a Tol~do el 27 de 9bril de 1525 y, aunque c.o-n alguna s-alida, vivió en ella hasta el 12 de feb.ret0 de 1.-5 26; pero a :esa estancia habrían de-seguirle die'cióého más a lo largo de todó el rein-adó, para ·estar, én general, entre uno y tres meses. . La révolución de las Comunídades fratasó por·fa.Ira. de un plan político y, en lo que tuve de revolución li be"' ral, por su carácter prematu.ro; sin embª-rgo, copsigµió cuestionar la autoridad de un mona.rcª-.que ~n octubre de 15'20 era eoronado Em,p erador en Aiquisgrán. . . La r~sid('!nc.i.a d~ lo_s monarcas fµ _e .en lJlUY po<:.as ocasiones el Alcázar ya que· las obras le hacían inhabitable, por 1o que vivieron en p·alacios d:e.la nóbleza. Uno d·é los gue habitarop, pre.ferentemente, fue el de Diego Hurtado .d.e Mendoza, <:_o nde de Mé-l~to, .que ·ei:a una de las mejores, tas.as de la ciudad; donde tamb,ién se alojó la hermana del rey de Francia ctiando estuvó en ':Poledo para hablar con ~el Em.pera.dor sobre ·el cautiverio ée .su hern1a110. TambJé11 habitaro11 el palaci.o d_el Co·na Gde .Fuensalida, Alguacil Mayor ele la ciudad de, '.¡oled'o; _precisamente en éT falleci'ó, en 15 39, a los· 3 6 a·ño.s, la rei11a Isabe.l de Portugal, espos-a y eficaz· coiaboua.dora de Carlqs I, ya que' desempeñó la régeticiá durante sus , ausen., ~ias. Aden~ás residieron en oca ~íq11es ~n el Monasterio de la Sisla, d:o nde pasaron algupa. Serna-na Sapt~ o..N'.avidad o dond€ sé recluyó eLemperad.o r tras ia muetté~d-e -su mujer. Esta fue su última estancia largá e·n Toletfo, pues ya sólo volvería do.s días e11 A-ño Nuevo de 154.2. 3 . TOLEDO, CAPITAL Y CORTE Carlos volvió a España en 15 22.y e-staría acquí hasta ' 152·9 , lo qué supuso Ja más larga ,estancia· en un .mism.o reino ·dqr~nte tod.o ·su gobierno.; fuer~n 7 añ·os dedicados a ~:Segurar el do.111inio el.país y c9ntrolar los resc:_óldos ·d~ las Comunidad.es. Saldrá de nuevo en 1530, par~·se-r coronado E~perador p0r el Papa en Bolonia:; pre·c-isamente el día eh que climplió los treinta añ0s. C~rlos cl-é·Habsburgo, a p'e_sa.t de ·qµé lo_s paJses europ·eos del e-n torno tenían u.n~ .capital estaole, c0m9 símbolo ostensible de su proceso de castellanizació11 y para controlar mejor él p'aís, ma,ntuvo la costumbre d·e la indnarquJa castellana .de utilizar capitales temporales y conset-vó '.fol_edo. como upg. de sus sedes princ!·pales de gobie:r:no a pesar de que tenía todas las ra.zones pava no serio: s·e había rebelado conti:a él y no r.eun·ía condicio~ nes pata ser capital de un Estado modern·o, al t·a reter dé suelo necesario, de cóndicione_s liigiénicas a~eptábles y de alojarpieritos suflcieptes; per9 el E'rp:perador, aden1á·s Los acontecimientos a. la. .esta11c;-ia . . vinculados . .. .- de.. la Corte en la ciuda·d revitalizaron la i'dea y. la. irnage:n d_e ciudad imperial. La .éntrada del Efilp>etador -en· 15 25 t.uv.o urt caracter triunfal: las a'.titoricÍade's füu'rucí,pales' le recibiero,p en la Puerta de ¡3isagr.a y, pa.1ia qu;e pud_ierá pasar 215 Enrigt1e L O RENTE TOLEDO .• el cortejo holgadamente, se derribó una parte de la muralla. El Emperador, bajo palio, llegó a 12 puerta del Perdón, por la gue entró a la Catedral. En Toledo se celebraron Cortes e11 dos ocasiones. En 15 25, en Sa11 Juan de los Reyes, donde se invitó al rey a contraer matrimonio ,con la prif.lcesa 1Isabel de Portugal, lo que hizo en Sevilla en 15:26. De nuevo se celebrarían en 15 3 8, en el palacio del conde de Mélito; en ellas la nobleza se negó a concederte un 11uevo subsidio y a partir de ahí este estamento ya no fue convocado a nuevas Cortes. En los primeros meses de 1526, coincidieron, además de la corte imperial, las de .sus parientes las reinas viudas Leonor de Portugal y Germana de Foix. También llegó a Toledo la duquesa de Alen~on para tratar con el Emperador sobre el cautiverio de su hermano, el rey Francísco 1 de Francia, que había $ido pecho prisionero en la batalla de Pavía. En 1528 era recibido el Emperador, recién casado con Isabel de Portugal eh ·sevilla el día 1O de mayo de 1526. Con ella llegaron varias d_am,as portuguesas cuya presencia en la ciudad tendría r~p~rcusiones in1portantes: Isabel Freire sería la musa poética de Garcilaso de la Vega; Leonor de Castro se casó con el cortesano Francisco de Borja quien, ante la fantasmagórica visión del cadáver de la reina antes de sepul~arla en Granada, decidió profesar en religión, lo que hizo, una vez viudo, en 1546 en la Compañía de Jesús. Fue canonizado en 1617. También llegó María de Silva quien, al enviudar del mayordomo del rey Pedro González de Mendoza, profesó en el convento de Santo Domingo el Antig~o al que dejó todos su.s bienes que sirvieron para hacer su iglesia y pagar a El Greco los retablos que hizo para sus altares. Isabel de Portugal. Patio Palacio de Fuensalida. del hijo de Moctezuma y otros nobles aztecas, que jugaron ante el monarca un partido de pelota. Al año siguiente, llegaron Francisco de Pizarro, qt1e firn1ó las capitulaciones para finalizar la conquista del Per(1, y Pánfilo de Narváez. Esta imagen imperial ft1e respaldada por el propio Empe'rador, quien le co11cedió e·l águila bicéfala para su escudo, mandó construir el Alcázar y apoyó la construcción de la nueva puerta de Bisagra, leva11tada por la ciudad en su 11onor. Ambos emblen1áticos edificios fueron obra de Alonso de Covarrubias quien, además de plasmar la idea imperial en ellos, hizo todas las obras urbanísticas y arquitectónicas encargadas por instituciones y grupos sociales. Esta nueva imagen provocada por los edificios y los símbolos de la nueva ciudad se notaba también en el ambiente pues, cuando 1a Corte estaba en ella, por sus calles se veía, según el licenciado Horozco, a españoles y franceses y tudescos y alemanes, húngaros, sardos, florentinos, genoveses>valencianos! catalanes, lombardos, italianos, gallegos, y portugueses, .veneéianos y romanos, turcos y napolitanos, navarros y aragoneses. Este cosmoP.olitismo derivado de su capitalidad política favoreci0 la celebración de grandes fiestas urbanas como las de 15 3 3, que durante l1na semana celebraron el regreso de Carlos I a España después de su coronación imperial en Bolonia, o las de 1546 realizadas con motivo de la conversión de Inglaterra al catolicismo. Además de engalanar la ciudad con arquitecturas efimeras y colgaduras, se celebraban juegos a caballo, como justas, torneos y juegos de c;añas, en los que, a veces, participaba el propio rey que era gran aficionado a esos espectáculos. Se empezaron realizando en la Vega Baja, pero en 1538, el corregidor y mariscal Pedro de Navarra, decidió allanar el muladar que existía dela11te de la Puerta de Bisagra para que estos deportes se pudieran realizar desa.h ogadamente. Se levantaban tablados para la nobleza, a ambos lados de la amplia explanada, mientras que el pueblo seguía el espectáculo de pie en las proximidades. También en 1528 el Emperador recibió aquí al conquistador Hernán Cortés, guíen trajo animales exóticos y vestidos indígenas confeccionados con plumas¡ llegó acompañado Otro espectáculo más popular era el alanceamiento de toros en Zocodover. Los espectadores se situaban en los balcones de la plaza, propiedad de los canónigos de la Catedral, que sacaban buen provecho de su alquiler. También se realizaban simulacros de batallas entre moros y cristianos, con sus participantes ricamente vestidos. Unas se celebraban en Zocodover y, si se trataba de combates navales, en el Tajo. 2 16 CA!lLOS J Y SU RELACION CON TOLEDO: DF LA f?EBELIÓN A LA CORTE 4 . TOLEDO, SEDE PRIMADA En la decisión de hacer sede imperial a Toledo también pesó el hecho de que fuera la úni€a ciudad donde el poder del Emperador confluía con el otro gran poder peni11sular: el Arzobispo Primado. Esto permitía a Carlos 1 disponer, durante sus frecuentes ausencias, de un a·s esor para su esposa e 11ijo mientras ejerG:ían la r.egencia; pero también controlar de cerca a la poderosa mitra arzobispal de Toledo ya que estaba gobernada por el prelado más rico del reino quien, además, solía llevar aparejada la presidencia del Consejo de Castil1a y ser Inquisidor General, y era señor de más de 200 poblaciones, ejerciendo jurisdicción sobre 21.000 vecinos. Su poder económico y la confluencia pacífica entre este poder y el imperial, favorecieron que en Toledo hubiese un importante mecenazgo an:obispal durante el reinado de Carlos I, en contraste con lo que ocurriría en el periodo de Felipe II donde el enfre~ta·miento entre el rey y el arzobispo Carranza llevó a este a 1a prisión y a Toledo a estar sin prelado durante largo tiempo. paña, Alonso de Covarrubias construyó la capilla de Reyes Nuevos de la Catedral. El éxito del arquitecto fue tal que, después de esta obra, fue nombrado maestro mayor de la Catedral. .E11 su cirzobispado se finalizó la Custodia (se sustituyó el h·iert© de su armazón por plata y se pusietoh tornillos a toda.s las piezas). . ' Durante el periodo car.olin0 gobernaron la archidiócesis cuatro arzobispos: el primero fue Guiller::mo de Croy ( 1517- 15 2 1), noble flamenco que -siempre au~ sente de España- gobernó mediante un administrador. Le sucedieron Alonso de Fonseca (1524- 1534), Juan Pardo de Tavera (1534-1·545) y Juan Martínez Silíceo (1546-1557). Los dos primeros dieron mucha importancia a la arquitectura como idea de prestigio y el último no. En los tres casos sus relaciones con el Cabildo catedralicio no fueron buenas y pudiera haber influido este hecho para que ninguno de los tr~s esté enterrado en la Catedral. ' Juan Pardo de Tavera fue un hombre de confianza de Carlos V hasta el punto de que, cuando salía de viaje, dejaba órdenes de gue le fuesen consultados los asuntos importantes. Durante su mandato se realizaron obras de capital importancia en la Catedral toledana, como la capilla de la torre o de San Juan Bautista, construida por Covarrubias en 1536; el coro alto encargado en 1539 a Alonso de Berruguete y a Felipe Bigarny; y, sobre todo, la decoración del crucero pues, de acuerdo con el nuevo gusto de la época· y con el apoyo del humanista y canónigo obrero Diego López de Ayala, se renovó la estética de este espacio combinando el lenguaje renacentista co·n las formas góticas, dand.o lugar a espléndidas obras de Covarrubias c9m0 el interior de la puerta de los Leones realizada entre 1538 y 1548, para albergar el órga.n o del Emperador, construido entre 1543 y 1549, o el interior de la puerta de la Feria, para enmarcar el reloj catedralicio. Se completó la decoración con las rejas del Altar Mayor - forjada por Francisco de Villalpando- y la del Coro -obra del rejero Domingo Céspedes- , ambas terminadas en 1548. Durante el mandato de Guillermo de Croy se estaba construyendo el Hospital de Santa ~ruz, fundado en 1494 por el cardenal D. Pedro G0nzález de Mendoza, en el solar cedido por la reina· Isabel la Católica en 1504, en lo que 11abían sido los aBtiguos· palacios reales. En 1514 los hermanos Enrique y Anton Egas terminaron el hospital y el primer claustro, y entre 15·15 y 15 3 5 Alonso de Covarrubias construyó la fachada, el patio principal y la escalera. También durante esta ép.oca Enrique de Arfe estaba fabricando la custodia que le encargó Cisneros en 1515 y que terminó en 15 24. A partir de 1541 Tavera reformó el Palacio Arzobispal e inició su gran obra: el Hospital de Sao Juan Bautista o de Afuera, que también sería su capilla funeraria. Durante el gobierno de Alonso de Fonseca, mecenas fundamental en la dift1sión del Re.nacimiento en Es- 217 .Enrique .LO RENTE T o LEDO Añu 1563. Vistct de Toledo por Anron Van Der M/yngaerde. Juan Martínez Silíéeo, precept9r del príncige· Felipe, desde su nombramiento se enfrentó al cabildo por defender que, _para pertenecer al mismo, ,erá necesario tener, como único mérito, limpieza de sangre Judía o· mu:s~lman'a ; ffente a ello los canó.nigos d€fendí(.J.n la nobleza y la licenciatura en up.a U·niversidad del Reino. E.1 ·arzobispo implantó en 1547 el -Estatuto de Limpieza de . . Sangre que¡ años después, apli'caría a sus dos fundacíones ed.ucativas: el colegio de Infantes y el de Doncellas Nob_les. Para li:;v<!,ntar este último compró en 1.5 54 el pala·cio del conde :de Mélito. Pero, ¿cómó era la Toledo que había elegido el Einperad0r para sítuar su Corte? , 5 . UNA CIUDAD EN EXPANSIÓN DEMOGRÁFICA Dentro de los grandes espacios vacíos de Castilla, y .en gen.eral en el ámbito peninsular; eran escasos los· grand.es hú.cleos urbanos d'e importancia. Existían pocas cii.1,.. dades a mediadqs del ·s-iglo XVI co,n más d ~ 10.000 h-abitantes y muy exce.pci0nalmente alguna $Uperaba los 50.000 ha;bitantes. Entre estas últimas se hallaban. Sevilla, Gráilada, ·Valencia y 1\:>ledo. En el 'censo .de 1531 se !'.'.Omputan 56.27·0 habitantes,. si11 contar lo.s religiosos regulares que, si tenemos en.cuenta las cifras dadas por . . Hurtado de Toledo años mas tarde, ·s.erian en t©rno· a los ' 1.500,. y en el d'e 15'6 l, según estimáció·n del Sr. Porres, la ciudad pudo sobre·pasar los 58.000 halDitantes. Lapoblació.n continuó a_scendiendo hasta 1571 en que. lle.g6 a sobrepasar los 62.000 habitantes; a partir de ese momento se da paso a una etapa de mantenimiento hasta que el censo de 1591 ya tecóge el primer descenso demográfico, situ·á'ndose la pobla.ción en las cotai;;,de 1561, 218 CARLOS con 5 7 .000 habitantes. La población seguirá descendiendo y en 1597 sólo hay 45.000 personas que, a mediados del siglo XVII, quedaron reducidas a 25.000. En 1617, en el memorial enviado a Felipe III, la decadencia de la ciudad aparece unida a una espectacular despoblación: las posesiones de ca-sas, que era la más preciosa hacienda de la ciudad, es hoy la peor, porque no hay quien las vivd ni h'abite. .. y la que cae no se levanta y holgarían de darlas a quien las .. . . quzstera vivir. 6 . LA CIUDAD INDUSTRIAL Y GREMIAL Toledo, durante la primera mitad del siglo, pasó por una etapa de expansión económica por su doble carácter mercantil e industrial, debido fundamentalmente a la actividad de la industria textil sedera. Esta etapa de prosperidad ha quedado reflejada en Las numerosas casas consttuidas por mercaderes en el tramo central del siglo XVI. El auge de las industrias textiles_hizo que en 15 7 5 una tercera parte de la población fueran obreros del obraje de sedas y paños. • l Y SU R ELACION CON TOLEDC>: DE LA R EBELIÓi\J .4 LA CORTL con facilidad captando la numerosa clientela de la ciudad y sus alreded·ores. _ Estos mismos factores, incrementados por la elevación de los precios y el consecuente descenso adquisitivo de la población, dieron lugar a que, en la segunda mitad del siglo, se actualizaran las ordena11zas de los gremios de oficios cuya producción era más limitada, por tener carácter suntuario o no cotidiano, como los de caldereros, alfareros, doradores, pasteleros, bolseros, tejedores de tocas, rejeros o espaderos. La creciente· población y la floreciente industria provocaban una fuerte demanda de productos que chocaba con un sistema de abastecimiento que, debido a las dificiles comunicaciones, era lento y, a veces, problemático a pesar de hallarse Toledo formando parte del polígono tnás vitalizado y d'i.ná,mico de la Castilla· del siglo XVI, por estar situado en una encrucijada de comunicaciones que la hacían jugar en las transacciones comerciales el triple papel de centro receptor, emisor y redistribuidor. Fueron frecuentes las relaciones económicas de Toledo con el Sur y Levante peninsular, de donde adquiría sobre todo fruta que viniere del Andalucía, Valencia o Murcia; con la Mancha, de donde adquiría cereales; y con la zona de Castilla, especialmente. con Segovia y Buitrago, donde compraba lino y cáñamo, con Soria, donde adquirfa muelas, y con Molina de donde se traían aperos de caballerías. Las relaciones económicas era muy intensas con los pueblos de la tierra, tanto de jurisdicción municipal como de propios, donde se compraba vino, aceite, caza1 miel , carbón y cueros. Además, T0ledo desempeñaba hacia ellos un importante papel como re~istribui­ dor de productos procedentes de otros lugares del reino. Toledo en el siglo XVI era una ciudad gremial no sólo por la abundancia de gremios, debido a los numerosos y diferentes oficios existentes que respondían a un amplio mercado, sino también porque se mantenía un gremialismo medieval desde el punto de vista sociológico: aún existían barrios habitado~ por personas del mismo oficio como San Lorenzo, donde vivían muchos tejedores de seda, o San Ciptiano, donde moraban curtidores y tintoreros . Estos gremios, que desde la Baja Edad Media tenian plenas competencias en la .r eglamentación del trabajo urbano mediante sus ordenanzas, sancionadas por los Consejos y la Monarquía, se hallaban en plena fase reorganizativa, ya que a lo largo del siglo se recopilaron, refundieron o confeccionaron las ordenanzas para casi todos ellos. Esta reor:ganización .se produjo en dos etapas: en la primera mitad del siglo se otorgan ordenanzas a los gremiós más potentes en producción y mano de obra y, por lo tanto, con mayor repercusión en la vida de la ciudad: arte mayor de la seda, tintoreros de la seda, tejedores, cortinaje, sombrereros, zapateros, carpinteros, calceteros, albañiles o silleros. Estas relaciones económicas se controlaban en las puertas del Cambrón, Bisagra y Nueva y, como afirma el h'istoriador Francísco d·e Pisa, en dos puentes fuertes de piedra sobre el río TaJ·º que, lógicamente, eran los de Alcántara y San Martín. Todos estos acc~sos, excepto el de Bisagra, eran controlados con el Alcalde de Puertas y Puentes, cargo que era propiedad del Marqués de Monternayor, Se trata, pues, de un mecanismo de defensa para evitar el intrusismo y la competencia de los recién llegados a la ciudad que, al abaratar los costes de producción con 1nateriales de peor calid·ad, persiguen enriquecerse 219 Enrique LoREN T.E T OLE DO quien nomb.raba a los respectivos alcaide~ de cacia puerta Q puente que la$ abrían quan_ do cornienza a tañer itn esqttilón en los monasterios de San Agustín y la Coneepción, ·e inclus.o antes en los meses de agosto y septieinbre; y 1as cerraban por la noche, despztés de la campana del avemaría que se tañe ~n la Iglesia Mayor; y no dejaban e11trar o salir a napie cb.n carga alguna URa ·Vez cerradas. La vida ec©·nómica cotidiar:ia se desarr.ollaba ce¡,1.t-radá· en el barrio comercial, entre Zocc>"dovet·y la Cate·dral. La misma plaza de Zoc0dov.er se cótivertía, todos los martes de la sen1ana,, en la. s~de. del m~rcado de:la ciudad al aire libre; el ac¡tuaLMarte.s:, .reservado a los vendeelores de f11era de 1a ciudad y que 1 aunque venra celebrándose como mercado de productos ru~ales désde ép9ca musuln1.an:a,. §e.le gio catégoría de meré~d'o fr.anc,:q en 1465. 1 No, ha variado la función actual 'del ba.rrio: las carnicerías, 'que fuer0n reconstruidas p0.r el corregidor D. Pedro d'e C.órdoba en. 1545, s~ hall:aban .en torno a la Plaza Mayor, donde ta·mbién se vendiánse las frutas, ve.r- dl_.lfas. y hortalizas. Esta actividaa económica rela1dva a lqs ptodti.ctos de primera J)e€esidád, éra objetó de iina c0nsta.nte pr.eo<Zq.pación p·ara el Ayur:i·ta1E,ientQ··quien, du"" ra:nte este sig1o, estableció una normat.iv:a para controlar los márgenes de ganancia: de los n1ercadetes y para lu:.. char contra los regatones· o revendedores. Se ·asegur-á.n unos depósitos reguladores y ana $erie de priyile.gi'os sobEe-los do.s· principal.es productos de tra:nsaccióa en la ciudad: el. pan y .e1 vino, ·qt1e ponen en: sus n1a11os e1:· control de su abasteciiniento, d·e su éalidad y de sus precios. Asimismo,. todos 10s lugares públicos donde s:e reálizaban las ,transacciones c.omerci:ales estaban controlados por el Ayuntamiento. a trav6s de una serie de autoridades tomo el Almotacén, que vigilaba el pré.ció de v@hta y c9mprob.aba pesos y medid-as. 7. TOLEDO, CENTRO CULTURAL También ef vitalismo urbano: e.n esta época favoreció 1a vid<1 cuftu_ral e i.ntelécrual, que· estaba l~gáda, p.o r un.lado, a las I.nstitucion.es (Universidad, CatedTa1, Ayuntamiento) y ·poi: otro a ·tas tertulias .a·ca.démicas. el canónigo Maestrescuela de la Como liemos visto, , Cafed_raJ D. Fr.ariciscó A.lva.rez de Tóled9, había :fundado el. Colegio de Santa Catalina, al cqns~guJr una bula del . ,, Papa Inocencia VIII que lo areaba en 1485. De nuev.o obtuvo del papa León X una bu'iá en 1520, por la que tfansforma·ba el colegto en Universidad y le nombraba su can.ciller, con la potes. tad de otorgar g.rados d<;! Bachi. . lleres, Licer:J.ciados, .Maestros, ·Y Doctores, GOn todas las preerni'nencidf, exemeiones, noble:zas, fouor:es y z'.ndúlto's de que gozan y puedén gozar lós graduádós de Saidmanca. . -~ ·.• ' • 1 • Las c.onstituciones. d'. e la Uruvei:,sidad fueron. co.nfir,.., . " mada.s ·y aprobadas en .1.5 29 p.or Carlos I con lo que se dan /'os- grudos. de' esta Univetsidad con· autoridad 4postólica J. . real. En 153 2 tieAe otro impulso nQtable a c.a,rgo del Mae.strescyela D. B'er.i1ardino de AlGa,ra.z, so.b.rino ·d el.fun·d-ador, el cual .cedió a esta: U.niversidad una serie de ren·ta,s que sirvieron p.ara inG'rementar el número de, cátedras; hasta llegar .a 22 distribujdas en los estudios de Teología, Derech9, Medicina y Artes. La exis-te.ncia de la Universidad era ostensible .e.ntre los toledanos1 pues la gradua·ci6n de sus al.un1nos se .ha::cfa en el claustro <!fe·la Catedrai,. ptieced.lda .de un ]Jublioo passe9 por la ciudad de las autoridáde_s académicas, eaba- P/aztt de Zocodover. Proyecto dejua11 de Herrera. 220 CARLOS Í Y SU RELAC(ON CON TOLEDO: DY. ¡_,( REBELIÓN A L.•1 COl~TE Jtran de Vergara se .fieunía con sus aoiígos.en el eigarral qüe· poseía en el ca-mino de San Bernardo. Allí se hah>labá de 1as obras de Erasrir0 y posiblemehte en él escribiera mucbas de·la.s· cartas qu'e, e~ nombre: de-1 carden·al Fonsecci. y en el . suy~ prq.p.io, enviaba al pensador 11olandés~ Tanto el cardenal come e-J canónigo eran fetv-rentes admira·doFes suyos y· conttib.a.ye:ron a q.ue el Erasmismo al<::anzara en E·sp~ña un gran florecimiento entre 1522 y 1525, ll<Jgat19.0 a publicarse la~ opi;~s d~ Era~mo en .Alcalá de f-Ien~r.~s bajo el p.atro€ini0 de F0nsec:a. , Tfírores en el n1ur() .de: La Catedral. -~ lleros y i1ol?les, que sería se.guido ·p·o r estq pobl~ción muy amante de cortejos, y p1~ocesiones, reGibimie.ntos, ai,:quitecturas efímeras que adornaba·n las aalles y· de festejar· cualq.u:i er acto civi'1 o téligi0so. A tontinuacióh se ·señalaban los ÑÍfores· eón tinta roja qü~·. ~u'nque de ·añós p<;Jstcsrior:es, aún se observa.n en.las paredes 0ate,dralicias .ele la plaza mayor o del seminario. La 'catedral ·itra,dia ·Sl:l icl!lfluencia cultural a través de las individüalidades que la cc»rnpon~n. Los c:anónig·os, aclemás de· pertenecer· a familias nobiliarias de ele~ado njve'l Ct1ltural, ten:ían u,n·a soli_da form~rcÍÓn teo1ó_giG:a'. S.o bte·salen en esta época Álvat' Gómez de Castro, profe,. s0r de la Uni\rersida:d; Juá~ López de Le.ón, que déj~ a la po.s.teridad. su trn;igen d·e .hombre culto en su mau~oleo de la capilla de San M·artín, donde está representado co~ un 'libro en Ja-s marros; Juan de Vergara, _gran helenista: y· secre.tar.io de Cisnerós y Fonse·ca;_y Diego López de Aya1a, canónigo obrer9 .en époc;i de. Ta:vera. Efi torno .a:.ellos se ... . a~rupaban person·as relev.antes, que oc.upaban cargos p.úblicos, _co1no regidores, y teriian un reconocido _prestigio tilltural, da:riélo lugar á círculos o tertulias que se reu·nían. en las cas~s y pá.lacios de los anfitrione.s o en stls c'i'gártales, que en ~ste siglo sufren· un cambio radical d~ funC:ión. D.e ser fi11c.as rururb;inas que complementaban lé:l economía de s.tis duenos, Easan a ser fincas de·teG:teo que valora.u la vuelta al campo y la Natutaleza fretite al bullicio urbano. E;ran un signo de r:iresti·gio s0c!al. qu·e, ademá~, fue protegido por. el municip:io ya qu·e en 1549, ~­ petició.n d·el :corre-gid0.r D. Pedro de c ·órdoba, Carlos. V d:ittó una pragmática p,o r la que pr0hibía el libre pastoreo .en estás p(opiedade_s priv:adas1 pudiendo realizar su ·d'emarcaci.ón y vallado.. ' . ' ~ Esta difusión del Erasmismo· y los trto.virtfíentds d·e renovación (dlítmb1radqs) que ~e r~uníari par~ anali4?r el Nuevo TestatiJ:ento de a:.c\ler:d.0 c.on su~ interpretaciones pers.onales; f.tieron o~jeto de-1 recelo cle la Inquisición. En 1528 la Sorb'ona. c.ensui:ó a Erasin0.; a partir de entonces ·su do€trina s·erá ·sospech0'sa· de heTejía y la lliqtiisición coJhehzó la ,persecl.!ción contra sus partidarios, en:tre·ellos. el pr.opi'o V..ergara q,tie, en 1.5 34, tras.la int1erte del cardenal Fonseca., ser¿. en:e::arcelado, sus bienes confise-aclos y, en 15 3 5, tuvo que abjurar en ía piaza. de Zocodover. El canónigo· Diego .López de Ayal~ o.stentó la dignidad e.clesiástica de vicario de 1a..Santa Iglesia Catedral Primada dii:tante él 'tercer y cuarto decenios. del siglo XVI. Era hermano del conde de Fuensalid·a y, -por tahtó, pettenecI~ a uno d_e los linajes ri1ás poderoso~ d~ Ja Corte que, desde h·acía añ~s, regentaba e.1 oficio de Alguacil Mayor de la ciudad de Toled~. El palacio resi'dencial del cÍérigo, gran h.ünianista y ttad't1ctor, se alzaba en las pr0ximidades dé la C.áte"'drál y tañto su ~asa cómo el cjg;irral qué P.ºs~ía fueron centro de .reu11ión d~ las éli.te.s n1as cultas d.e su é_poca. Su completa bfblioteca daba cobijo a la.ter- . Cigarral 221 Et1riq ue LORENTE 1~0LEDO des' e.xtension·es de terreno que les _proporcionaban poder juíisdicé:¡onal y, en éiertos casos; ·solariego sobre sus habin«intes,. tepían un poderosp papel en la adininistra·ció'rt municjpal y.a que ostentaba.n, por vjh.ca,lació.n hereditaria, ,algunos d.e los cargos mayores d·~l Ayuntamiento tolédan0. tulia de corte neop lató nic o que se c;reó en la ciudad en la década de 1530. Sus sesiones eran, a menudo, consid·eradas c0mo ejemp1ares sole-m.n idades académicas y terminaron por ser tertulias de debate don,.de.se departía sobr<:! temas científicps, artísticos y literarios: Una ·de sus más sonada~ tertulias se celebró un día d.e l mes de septiembre de 15 34, par.a celebrar el regreso de Garczilaso de la Vega de las guerras de Italia. En ella contó co·n lo más granado de las artes y letras de la cjud·ad p.ara la puesta en escena de µp.a velada poética musical donde el p.ropio poeta, acompañado de su vihuela, c·antó los pa-saJes más representativos de sus sonetos, sus églogas y su o·da al Tajo. Estas familias nóbiliar'ias ill}pulsaron nG>fables obras de mecenazgo, ~sobre todo ~n conv~nto,s e 'iglesias::cqmo la que llevaron a ·cabo los duques de Villaumbros.a,. de la 'familia Nino, al construir Ja capilla mayor de la Igl.esia de. Sa.n Rontan. Las mansionés nobiliarias d·estacabah e-ii l_a ciudad y atinqtie la '.m-ayoría de ellas fueron construidas en el siglo X.V, una sobresalió en esta época carolina: la de D. Francisco de Ribera, Marques de Malp.ica y Valdepusa, que data de 15 3 5. • Muthos grupos sociales~ espeéialmehte los comerciantes> in.iciaron un proceso de compra de tierras para conrentistas, lo que aportaba ho.nor y dinero, vertirse en . . farilitando su identificación con la-nobleza, ascenso sotial que suponía poder e influencia én la·v:ida urbana. • Desde el siglo XIV, la di<;otomía entre cristianos viejos y nuevos marcó en varias ocasiones la yicla urbana; en 15 31 se retomó de nuevo cuando se implantó en la capilla catedralicia de Reyes Nuevos un estatuto de limpiéza de sangre, p.redécesor del prótnulgado en 154.7, para toda la Cat~dr-al, por el C?rdenal Sílfc~.o. que fBe ratifica:do por el papa_Paulo IV en 155 5 y •aprobado por Felipe·II en 15 5 6. 8. LA SOCIEDAD TOLEDANA La sociedad toledana del quinientos recogía una amplia herencia debida a la superp,o sición de factores et_nológico.s ptopios de l9s pt,ieblos q9e la ha·bitaron ep :e l ll)edievo: judíos, cristianos y musulmanes. El marco impuesto por la ciudad incrementó el espíritu de vecindad o, por el contrario, llevó a la separación física e ideológica entre estos mismos grupos. ·Se caracterizó esta sociedad por varios aspectos: . La exigencia de tenet limpia la sangre de antecedentes judíqs y musulmanes fue norma eh lasinstitu,<;iones educativas fundadas por este prelado, los colegios .de Doncellas y ·de Infantes; pero la influencia del E·statuto tráspasó la Catedral y las fu.ndacione~ arzobispales y, en 15 66, ·Felipe lI dirigió a_l Ayu11tamierito toledano una pragmática con las normas para elegir ·a los regidores·; entre ellas, la .m.ás importante era Ja de limpiez.a de san.gre. ' •Existencia· de una. alta nobleza ·con fuerte po.der 'económico y social basado én· la p'ropied·ad· agrar.ia y en inver·sioi1es en biene·s taí:ce-s. Poseían antiguos sofar.es y ge.,. nerqso.s rn~yorazgos y los rp.ejores edific;ios de la ciudad. Entre el1os estaban miembros d.e-linajes ca'stellan.os tradicionales o de familias énno6letidas por sus servicios al .Monarcá en époc:as má.S reéientés pero, en todo taso> unos y otros se alineaban en torho a un·a de¿ las dos gra11des fan)ilias t0Jeda11?s: los Silva o I-os Ayala. Son -los García de Toledo1 Cárdenas, Niño1 Car.rifle, Pardo, Ribadeneyra, Vargas, Riberas, Guzmanes-, S.andoval> Ávalos, R©jas y Gaytán. Estos señor~s, duéño-.~ de gran- • El vitalismo de la ciudad im.p erial atraía tod.o tipo de .gerite; u.nos venían en bu.sea de trabajo en la floreciente industria, en el comercio o en los cada vez más numerosos servicios urbanos. Otr0s, enfermos e. indigentes, buscab_an refugio y prote·cción en el elevado número de hospit~les e instituciones benéficas fundados por· rne._ cenas y donantes o bien se amparaban en la caridad y vivían en sótanos y ruinas, dando lugar a que1 como 222 J y sa CARLOS afirma el profesor Domíhguei Ortíz sobre aquel/apelada colina ~e·,amontonaron _ademá.s.cf,e la'$ numerosas iglesias y easas nobles, en un aprovechamiento inverosímil del espacio, los tugurios de'un ,mz'serable_proletariado. Po'r úlfimo, corri0 hemos vistq, cuando la Corte estaba en ella, por sus calles se v~'ía gente de todos lqs países y el no.rmal .ambiente bu:llici0so y abigarrado se convertía en cesmopolita. t • La'· sociédad t0ledana de la primera mitad del quinientos,. se completab~, én fin, cóp. u·n número, cada vez más-importante, ~~ cilér.igps sec_ulares y re.guiares, atraído.s· por el papel de eentre d'el .cristianis:mo peninsular que'tenía la ciudad. El c-Ieto au·mentó progresivamente a lo Jargo del siglo pu.es de' ser ~n 5°/o de 1a población a c.omienzos d~l XVI, pasó a un. 12 % a finales del. pri~ roer cuarto d-el siglo ·xv11. Además, a comienzos de.l siglo XVi H:abí-a 25 conventos·, una cifra muy elevada que obligó a promulgar, en 15 3 8, uha d.isposr<:i6n que prohjbía la fundación de ·nue.vos conventos en Toledo; sin embargo n0 deJ:,ió·tener mucha efieacia, pu.esto que, en 16.3 2 su número se elevó a 40. F<..ELrlCION CON TOLEDO : DE i_.I f{EBEl./Oi\I ,¡ LÁ CORTE ma11encia continuada d~rante, a,l lnenos, di·e z años y, en cada uno de ellos, debía haber vivjdo realmente du.rante o·cho meses Gotno mínimo; estar casado con un ve·cino o vecina; y, por último, tener tasa propia dentro de la ciuda'd. Par;:i aproximarse a esa nµ.eva ciudad re·nacentista y moderna, el ayuntamiento dio. una serie de normas de ordenación utbana. Unas normas se dirigen a mejorar la ca·li'dad de vida de los toledano~, regulando la limpieza µrbanc¡. Se. estableció que se echaran los clesperdicio~ fu era d~. la ciudad ~en l;s mu1adares· fijados para el1o-¡ que cada vecino barriese sus pertenencias, que no se echase estiércol o basura y qu~ no dejasen sueltos po:r las calles a los pu·ercos. PaFa preservar la intimidad de las vivien·das, se ·prohibió hacer ia. puerta de una casa frente a la d'e l vecino, para evitar que se viese lo que ocurría en la casa de enfrente,. puesto que, durante una gran parte del afio, lq . . vida se hacía en el patio. Es en estos momentos cuando se co.nfiguraron en nuestra ciudad las ca-sas que~ en .esa época, sellamaton.modernas, que tenían dos o tres álturas o,r.ganiz_ada~ en torno a un patio cuya planta baja, mediante un siste.ma adintelado, con ~olumn-as clásicas de piedra, sostenían uno o varios pisos c.on balcon;:tdas de madera. Las fachadas~ -con pocos huecos, introdujeron galerías corridas en su. parte superior que darán lugar a un tipo de facht,1.da muy .generalizada a finales del siglo y en el siguiente. El elemento p.rincipal de l;i fachada era la portada que~ en la primera mitad del siglo, era muy uniforme: un gran dintel s0stenid.o por do·s columnas. Encima de los capiteles, unas grándes ménsulas soste11ían unos 9 . EL AYUNTAMIENTO Y LA ORDENACIÓN o ·:E LA CIUDAD La frec~ente presencia de la Corte hiz9 recob(ar ~1 carácter vitalista a la. cittdad ~ero tarnl:>ién hacía l)ece.sario .cambiar la vieja ciudad real medieval y adaptarla a su nl,leva función de cosmopolita sede imperial, con una población compleja y en. aum~nto. Pata ello el Ayuntamiento, d-urante la primera mitad del siglo, rnod~rnizó sus ordenanzas municipales, que serían recopiladas en l 5621 ya en tiempos de Felipe II, documento que hoy es básico par~ conocer la ciudad del siglo XVI y los problemas urbanísticos que preocupaban a los toledanos ele la época y a su ayuntamiento. La fuerte ptesfón demográfica 'en.Ja ciudad hizo necesaria la confección de-normas regulaqotas de la adquisición· _de la vecindad, de aeuerdo cop una <;oncepción medieval del municipio ·cerrado. Se basaron en el prtpcipio, según p·aiabras de F. Albi, de: la total diferenoiac{ón entre el vécino y elforastero: todas las ventajas, todos los prfrvilegios; pertenecen al primero; el forast~ro es un. dism.inuido le- gal. Para adquirir la v.ecindad se exi:gía la garantía del enráiza.miento en la ciudad mediante tres hechos: perAnr•igua Casa de /d "/vlo11eda_ 223 En rique LORENTE 1 ·0LEDO flameros y entre estos uo frontispicio de vuelta redonda o un tondo donde se alojaba el escudo familiar. Además de estas casas modernas había otros dos tipos de viviendas: las antiguas, de origen mudéjar -de una sola pla11ta, con amplias salas abiertas a un patio-, y las de oficiales y tratantes situadas en plazas, mercados y calles comerciales que era11 tan estrechas. que se decía de ellas que más parecen jaulas de pájaros que moradas de honzbres pues eran precisas unas escaleras tan empinadas que parecían subir a gavias de navío. También se dieron normas relacionadas con la angostura de las calles, que era uno de los temas que más preocupaban. Para evitar la estrechez, en el nivel del suelo, se prohibió la construcción de poyos o arrimadizos a sus puertas ya que en su trasiego por las calles las carretas y bestias, que por ellas vienen con las provisiones y mantenimientos, con la mucha estrechura que hallan no pueden pasar ... Se reguló la construcción de los aleros para evitar que las calles quedaran cubiertas y se prohibió volar el tejado más de un tercio de la anchura de la calle, dejando el otro tercio para la casa de enfrente y el último para que pasara el aire, la lumbrey las aguas. También los saledizos y cobertizos fueron objeto de regulación específica. En 1509 y en 15 13 Dª Juana de Castilla fumaba sendas pragmáticas donde se recogía que la excesiva edificación de saledizos e corredores, e balcones, por las delanteras de las casas ... provoca que las dichas calles están muy tristes y som- brías, de manera que en ellas no entra claridad, ni sol e de continuo están muy húmedas e lodosas e suzias por lo que toda la comunidad recibe mztcl10 daño. Debido a ello la Reina prohibía la edificación, renovación, reparación o reedificación de pasadizos, saledizos, corredores, balcones u otras construcciones fuera de la pared para que estén alegr~s y lit?lpias e claras y puedan en.trar por ellas sol y claridad.. En 1550 el emperador Carlos V r:ecordó al Corregidor las normas dadas por su madre en relación con los cobertizos y saledizos de la ciud~d por ser útil e provechosos a la salud e ornato della y le ordenó que nombrase diputados para derribar los que estuviesen en mal estado y aquellos que se habían construido sin permiso o no guardaban las medidas dadas por las ordenanzas; es decir, que pudiese pasar un caballero montado a caballo con la lanza en ristre. Aunque en 15 51 se hiE:ieron algunas actuaciones y se elaboró el cuestionario para preguntar a los vecinos, fue en 15 59 cuando el corregidor Fernán- dez Vellón, con un regidor comisionado por el Ayuntamiento, tres alari"' fes y el escribano p(1blic·o, hizo una visita por la ciudad, para reconocer todos los pasadizos o saledizos existentes y mandó derribar todos aquellos que hubiesen contravenido la orden de 15 09. La visita se hizo entre mayo y septiembre de ese año, en dos etapas: una para la mitad oriental y otra para la occidental, si bien algunos cobertizos requirieron visitas específiE:as. El resultado fue· el derribo de 23 voladizos, 4 7 saledizos y 25 cobertizos; también se mandaron quitat 12 chimeneas, 9 escaleras, 2 esquinas, 3 puertas y 1 alero. Además de estas actuaciones para hacer cumplir las ordenanzas, el Ayuntamiento emprendió otras dirigidas a conseguir la modernización de la ciudad. Así pues, se construyeron nuevas cloacas que disminuyeron el célebre ¡agua 'Val recogido por escritores de la época en sus novelas y obras de teatro y se ensancharon calles como la de Santa Eulalia o Arco de Palacio. Pero la actuación principal fue la remodelación o construcción de nuevas plazas. En primer lugar se planteó en estos años el dotar a la ciudad de una entrada digna. Se encargó la reforma a Alonso de Covarrubias quien, en 1538, siendo corregidor el mariscal b. Pedro de Navarra, formó una gran explanada entre la P uerta de Bisagra y el hospital de Sa:11 Lázaro. Este explanada del Mariscal, reducida al construir en ella el hospital de Tavera, configura hoy nuestro paseo de Merchán. También en estas fechas se concibió el proyecto de ampliación y mejora de la Plaza Mayor, donde se situaban los mercados de víveres y abastecimientos, que provocaban, a veces, tal exceso de suciedad que, unos años antes de la llegada de Carlos I, se determinó qt1e la procesión del Corpus no pasara por ella. En 15 3 3 el Ayuntamiento Cobertizo 224 CA RLOS l Y SU l~EJ.ACJON CON T OLEDO: f'JJ:. L.A R. filF J. lúiV A 1-A ·C fJ/11t c-iµd:ad. Los insuilcientes resultados hicrero.Q-que el Ayu.otam.i ento ant1las·e los contratos, tirmados_en 1-529 . En 155 3. se retomó· otro proyecto.también ilifrucmosamente. De'Sf>Ués cíe tina nueva intentona en 1562Tserá J11tabel0 Turriano eri 15 9~ quien consiga. elevar con ~u ar:tifício.el agµa al .Alc~J:ar. ya cqínpró unas casas y en 15 3.7 Carlos v· permi,tió una pertnut~ de edifici·©.$ ~ntre- la Catedt~l y e! Ayu11tamient0 p.ara el en· . sancha1nient0; asimismo en 154 5 se habían construido las nuevas carn:rcerías mayo.res y ·en· 1·5 76 se levantaría el mesón de la fruta. Sín embargo, no será hasta 15,9'2 cuando, junto con la ampliación de la Cat:edral, se ·en,sa.nche Ja plaza. La plaza principal de la ciudad-se.guía siendo Zotodover; que estaba habitada por comerciantes y mesone-ros. Además del lugár .de rrtert·ado, pi.les como hemos ap.t1.Qtado1 allí se celebraba tqdos lqs martes .el mer.cad·o franco~ era e:saenarios de :fiestas· y; sobre t0do1 .de co.rridas. de toros g.ué reportaban pingü·es beneficios a ·sus. V,e• tinos, por lo qti~., .ante los abusos, el Ayuntamiento tú.vo que: poner límite a los. preciQs cobr-?dos. Aµnque el) época de ·c arlos I se mejoraron sus saneamietitos y .se allanó y limpió, fue -tras el incen'dio de i 'S89, que ia destruyó casi en ~u tot.alidad, cuando se encargo al arquitecto Juan d.e H.errera las. trazas par.a hacer·la actüal. Este ·c.ompl~Jo enttamado de T0Jedo en la pFimer~ mitad del si'g1o XVI,. era goberrtad0 por un Ayuntamiento «que te'ní~ el OJuprem.,.o poder de gobertz:aciQ,n y rig[mienro d~ fa ci:¡¡dqd y de S1( tierra. Estaba dirigido por el C0rregidor, qu~ -s.olía ser noble, militar de alta graduacjón, o persona de una elevada categoría inteléc;:ttial, géneralmente ajeno a la ciu·dad; era nómb.rado por el Rey, quien le o·f0rgaba: pgder-absoJuto .sobre tbdo$.· lqs aspecros dt ia vida yrbaQ<!, _.wo.r 10 que, :cuando juraba su c-argo,. la c.iudad inte1,1ta.ba.áGotar su poder, ,exigiéi:idole resp'etar los ·aspectos. más vitales de la m'isma. La otra plaza i·mpo11taFJ.tes era la del .Ayuntamiento, que ha sido sectilar.mente. el 'c·entro d..el po.der urbano pues las decisi'ones qúe se.tomaban en el Ayuntamiento, la Catedral o el_Arzobispado, mar_cabah. la vida dé la ciudad. S:us,orfgene:s so.n del siglo XTV, cqando eJ card'enaL'Gil de Alborn0z mandó l1acer la p,rimera plaza que h·u bo,en,.este lu.gar y á pattir·. de al1í ía.,plaza .se am.plió ·paulatii1am·enté, La plaza, actual, réínode'lada por Alonso de Covarrµb.tas, data de 1554; en ese añ.o el AyµntamientQ y· el cardenal Silíceo ac0rdaron derribar e1 granero y once pares de caS'as~. propiedad de 1a Cated.ral. Por otra parte, se derribó el co!~g.io de los Esctib.?hos, también en ef centr·o de la actual plaza, y m~diante un acuerdo san,cionado por el Emperador; el Ayunta·miento se comprometía a construfr las· nuéve esctib'ahías en la· delantei;a ·del futuro ·ed'ifici·o· mt.1nicipal. ' 1 - • • - ' En es.ta líne;! ·de embellecimiento y modernizac'ión de la ciudad, el Ayuntamiento, de a'cuerdo e0n una provisió'n de .l0s Reyes Católicos, .inte'nt.ó que el em~pe.dra­ rrtiento de las· calles fuese pa:gado .por cada ye<::ino,. p0r lo que sólo que~arían a ~.su e.argo plazas y lt1gare's públicos; sin :em.bargo, esto nQ: se· llevó a. cab.o porqu~. aupque ,_ la • provisi6n también o.bligaba a .lás iglesias y ·m0.nasteri0s, estos se negaro·n ·a cumplirlo; Por úlitimo, u11a ·de las grandes· pr,eocupaéi9nes ei;a el ab-astecimi_ento de ~gu:a. Ya en esta épo.ea, er~ .15 26, se realizó el primer intento de ·subir el aguá desde .e1 río ala 225 Tam'bién esJaban las Dignidades o al}torida#es frfayor.es, n0,rtj(¡rªdás pqr el Corre.gidor, qqe eran cargQs cµya gropiedad' reca'.ía en los no,bles más importantes dela ci~­ d·a-d,, por lo qu·e i:e.0ibían im¡:rottantes nóminas. El Alcaide Ma.yor1 que juzga'ba Jds"asui1tos ti\riles y ctimin·ales, ~ra- del Puq.úe ae.!vtaqueqa. El A'.lca1de-d~ A.izada:$ ~ra éJ juez de apel~cione.$:·Y .p.e.rtenecía.a. o.tro im-portaRte.nqbfe toletla:tio ·d·e· li'naje Silv;a, el C·o nd·e de Cifuentes. El Algµacil Mayor, ~·ue ejeaütaba la justicia, era d'el ®o'n ae de Fue·h$a1id~l'. P(Jr últimQ, el .Alt,al.de gé fa l'y,1es~ta estaba· vinculado a otrq. linqje Silva, el Marqués d.e Mc,:>11ten1ayor y se encargaba de juzgar los pleitos derivados de la trashu" mancia:. En la práctica, todos ·esto.s óficios eran· realiza" Puenre deAlcá1uara y rc~cos del rlrlificio.: dcjuantlo. Clifford, 1858. Enrique LORENTE TOLEDO miembros de la nobleza local que habían sido leales al Rey durante al rebelión comt1nera o bien le 11abían pres,.. tado servicios. Ello produjo que de las 24 que había al comienzo del reinado, se convirtiesen en 31 al final del mismo. En 1560 eran 34 y en 1563 hay uno más; sin embargo, desde 1566, con motivo de la pragmática de Felipe II, el número descendió y se situó de nttevo en 24. A finales del siglo, de nuevo se elevó la cifra, llegando a 3.0 regidores en 1590 y a 36 en 1605. Además, la Corona permitió comprar el cargo de Regidor con carácter petpetuq, lo que vinculó el poder municipal a las familias de la nobleza local como los Guzmán, Silva, Marañón, Rojas, Gaitán, Guevara, Niño, Rivad·e neira ... Para fiscalizar la labor del gobierno municipal estaba el Cabildo de Jurados, una institución que existía en Toledo y pocas ciudades más; tenía un marcado origen democrático ya que estaba formado por los representantés de las 27 parroquias, 42 en época de Carlos I y 54 en la segunda mitad del siglo. Sin embargo, el toledano historiador Francisco de Pisa nos dice que los oficios de jura- dos se solían antes de ahora prouer por votos de los parrochianos, lo que nos indica que, a imagen del Regimiento, incluso lá más democrática institución municipal había abandonado la elección de sus componentes y optó por la vinculación vitalicia y hereditaria a familias influyentes. a'e la ciudad. Estdtu11 de Carlos V. Pario interior de la Puercct de Bisctgta. Como vemos, en las casas .m unicipales ya estaba olvidado el proyecto de gobierno democrático de los comuneros, mediante el cual el pueblo nombraba al Corregidor y elegía anualmente a los regidores o diputados; a partir de 1522, el proceso de oligarquización de los cargos municipales fue un hecho y, a medida que avan~i}.ba el siglo, aumentó la transmisión hereditaria de los mismos, quedando el Ayuntamiento supeditado a los deseos del Emperador quien, u_na vez seguro de que no habría otro levantamiento antimonárquico, pasó los últimos años d.e su reinado-de 1543 a 155,6- en los Países BajQs. N? obstante, en las instrucciones que dio a su hijo Felipe en 15 5 2,, al dejarle en la Península como regente, le recordó que no diese ningún cargo· a quien hubiera participado en la rebelión comunera. dos por letrados que sustituían a estos nobles propietarios en su trabajo. Además, la oligarquía local absorbió los dos órganos colegiados del Ayuntamiento, el Regimiento y el Cabildo de Jurados, puesto que ve en ellos un vehículo para sus pretensiones de dominio y autoridad y una fuente de beneficios, derivados del control de la vida ciudadana. Todo ello en Toledo se ve incrementado por la posibilidad de acceder a una procuraduria en Cortes que, como valor añadido, da relieve supramunicipal al que la ostenta. El Regimlento era el núcleo fundamental del Ayuntamiento. Los regidores eran las personas en las que se apoyaba el Corregidor para gobernar y decidir en favor del Rey; por ello el monarca solía pagar lealtades otorgand·o regidurías., como las que fueron concedidas a los El Emperador abdicó en Bruselas en 15 56 y, dos meses después, embarcó para España y, repitiendo su viaje de 1517, llegó a Laredo; tras d·os meses en Jarandilla, 226 CÁ1<1.os t Y su RE1~Ac10N coN TbLEDo: DE LA R .EBELJóN A 1.:A CoR1·E .• • • • ' • - ' .. • • Pite1.:ta de Bitagri:f ·.s·egún p·aJalilras d:e Franc;isco de P.fsa,1 -se· ftí'e el recoger al monasterio aé. Juste,. en Íq. .vera ile Plási:fl_cia, por ser dquelfa . tierra terl}p}ada,. J áe: buen 4Jre pcpra su§ enferl!ledad~~; donde' mµrfó el 2·i de septi~mb_re· cle 1:s··s s. D0s .meses des·pNés se cele.brar0n los solemnes fu•ne:rales en· la Cat>edral, donde s'e l~vantó an gra:ti: tú:fnuio de :tuátt0 pisos aeéorados cóh im'.á'g~11es de"los ant~pas<rdós .d~;l Emp.e.rafilor y d~' lás victori;is que ·~$.t~,hab_ía G0nse,gµfd:O en Amé:ri~a y contpa los tu,reos~ ~1 rey de. EtanGi'a• y·J0s príncip'es a1emanes. Mierttr:as tanto,. nos ct1enta el cronista Mor0zto, puso,1uto· toda Id cib<laif. d-esde el maj9r·hasta el meno·r, hqnibnes y fnugere{, Cf§l;igb! J seg/ares, de~cf:-POn fQda /.(l. s_ed.a J 1J.~S(idps de ,~OfQres )1 plu.mas. En I'SóO, Toledo recib.ió a le:>s retf~ñ c·a·sad0s reyes .Ee1ipe e: Isabel d'e Valois. Eta u~a citidaa éb_fi una gran ·vitalidad· cu}ruFaI y ei::onó,p:iic<! denido a ~u comercio ~ i.vrdu.str,ia-s fl0r:ee~ie1J.te~; sim: em:b.~rgo, . a J>esa,r ~e las ·refo.r- mas urbanas realizadas y de 1~ nt1eva itn·agen que se ha., b:ia ·qµetid9 cl~r c·o n la consrruccióh de los 111fevo.s ed:ill6ios .in.stituci0nales.y palacio$, se~uia si.end0 un.a ciuda.d de· calTes· estrechcrs; t0rtuosas y empÍn-adas1 pae·stG <:]ue era im:p,0sible tambiat Una teal'idacl fisíc·a deriv:ada de la p1:opi~ tipicación de la ciudad y eliminar uh_ a esttvctura ur:bana h~redada de .uf.l largo pasado hist0riéq¡ po·r ·ello la ciudad seguía q.onservando su ·cará«ter hispano-musúlmin. Felipe 11 sa:Lió de-Toledo en 15 61 y la Gorte ·ya no v·oivería a lá ciudad. '