Seis reglas para la efectividad en los pronósticos

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Harvard Business Review.
Seis reglas para la efectividad en los pronósticos.
Resumen
En primera instancia es necesario entender que la tarea del pronosticador no
es la de predecir el futuro. Eso solo sería posible en un mundo lleno de mitos y
supersticiones donde las acciones que se tomen hoy sean incapaces de afectar
el futuro.
El autor señala que la construcción de pronósticos lo que busca es observar en
detalle “corrientes ocultas” que puedan sugerir posibles cambios en la dirección
de compañías, sociedades o el mundo en general. De esta forma, el objetivo de
los pronósticos es brindar una gama completa de posibles escenarios y no una
limitada porción de hechos que se creen certeros.
Las seis reglas para pronósticos efectivos son:
1. Definir el cono de incertidumbre.
Como tomador de decisiones lo último que se debe hacer es confiar
ciegamente en la intuición y los juicios. Es más aconsejable construir un “cono
de incertidumbre”. La función de éste es la de delimitar gráficamente todas las
fuerzas que pueden influir en el comportamiento futuro de la situación en
cuestión. Asegura el autor, que el paso más importante en la construcción de
este cono es determinar su extensión, ya que ésta define la medida de la
incertidumbre total.
La delimitación del “cono de incertidumbre” será más certera si se sabe
distinguir bien elementos que son poco probables de los que son totalmente
imposibles. Los elementos poco probables deben ser tomados en cuenta y
deben de colocarse al borde externo del cono, mientras los elementos del todo
imposibles deben de dejarse por fuera para que no distorsionen el criterio del
tomador de decisiones.
2. Buscar la Curva S.
Buscar la curva “S” se refiere a poder encontrar un patrón de comportamiento
que se asemeje a nuestra situación particular. Pocas veces los cambios se
desarrollan en forma lineal, por esto, se hace necesario identificar estos
patrones.
Otro aspecto importante se encuentra en la dimensión tiempo. El autor advierte
que en muchas ocasiones al encontrar un punto de inflexión, en donde surge
una curva, el encargado del pronóstico tiende a subestimar el tiempo en que se
darán los cambios, por tanto los hechos no suelen ocurrir según su expectativa
y esto desalienta lo desalienta hasta el punto que lo hace pensar que los
cambios nunca se generaran, lo cual no es cierto. Por tanto es aconsejable
pensar que los cambios se empezarán a generar de forma lenta y no
precipitarse a creer que nunca sucederán.
Lo importante es no perder de vista el objetivo, tal y como se cita en el refrán
“Nunca pierdas una visión clara por una distancia corta”
3. Abrazar las cosas que no encajan.
En este punto el autor cita al novelista William Gibson, quien asegura que “el
futuro ya llegó, solamente que aun no está uniformemente distribuido”. Con
esta cita se desea señalar que no debemos de ignorar de inmediato las ideas
que parezcan extrañas y que no encajen dentro de alguna clasificación
conocida ya que estas perfectamente podrían ser los primeros pasos de alguna
oportunidad que aun no conocemos.
Como asegura el autor, algo que es verdaderamente nuevo no puede encajar
en
ninguna
categoría
existente.
Por
tanto,
es
importante
para
los
pronosticadores analizar con detalle (abrazar), aquellas cosas que parezcan no
encajar en ninguna parte.
4. Sostener ligeramente las opiniones fuertes.
Uno de los principales errores que se cometen al pronosticar y tomar
decisiones es aferrarse ciegamente a las ideas que parecen más fuertes, lo
que produce que se formulen hipótesis que prácticamente se dan por ciertos,
nublándose así la posibilidad de analizar otras opciones.
Generalmente cuando los tomadores de decisiones han formulado sus
hipótesis a partir de información contundente, estos tienden a pasar por alto
cualquier otra información que vaya en contra de su hipótesis, lo que podría
llamarse como una auto-ceguera, y debido a esto se cometen errores en la
toma de decisiones.
El consejo de sostener con ligereza las opiniones fuertes es que deja abierta la
posibilidad de rechazar estas mismas en el instante en que aparezca cualquier
información que logre invalidar su criterio.
5. Mirar atrás dos veces más largo de lo que ves hacia delante.
Es de suma importancia mirar hacia atrás, la historia que precede a un
acontecimiento, ya que en ella se encuentra importante información de un
comportamiento. La idea de mirar hacia atrás no es para luego predecir que el
comportamiento seguirá siendo el mismo en el futuro, sino, para poder
identificar algún patrón de comportamiento en el tiempo, el cual sí tiene más
probabilidad de desarrollarse en el futuro. Se dice que el buen pronosticador
mira el pasado con el fin de determinar ritmos y no eventos idénticos.
El autor aconseja como mínimo mirar hacia atrás en un lapso de tiempo dos
veces mayor que el que se intenta pronosticar.
6. Saber cuando no hacer un pronóstico.
Plantea el autor que en muchas situaciones realizar un pronóstico resulta
sencillo, mientras que en otras tantas es absolutamente imposible. Se dice que,
por ejemplo, en algunos momentos de aparentes grandes cambios, en realidad
es poco lo que está cambiando y así el cono de incertidumbre se estrecha y la
realización de pronósticos se facilita, sin embargo, es posible también, que
luego de que un cambio se genera, se esté ante una situación sin precedentes
la cual propicia que la realización de un pronóstico sea totalmente imposible.
El consejo aquí es mostrarse escéptico ante cambios aparentes y evitar realizar
pronósticos inmediatamente, o por lo menos si se los va a realizar, intentar no
tomarlos muy en serio. Es mejor esperar a que el futuro próximo genere los
indicadores que permitan realizar pronósticos más certeros.
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