1 dictamen nº 26 /2010

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DICTAMEN
Nº 26 /2010
Materia sometida a dictamen: Reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de
la Administración, derivada de la asistencia sanitaria prestada en diversos centros
dependientes del Servicio Aragonés de Salud.
ANTECEDENTES
Primero.- Por escrito de fecha 30 de octubre de 2009 (con registro de entrada en esta
Comisión Jurídica Asesora del día 9 de noviembre), la Consejera de Salud y Consumo del
Gobierno aragonés solicita Dictamen en relación a un procedimiento de responsabilidad
patrimonial instado por A.G. por los daños producidos por la a su juicio deficiente asistencia
sanitaria que le fue prestada en diversos centros del Servicio de Salud de la Comunidad
Autónoma de Aragón.
Segundo.- El procedimiento se inicia con un escrito del interesado que fue entregado
en una oficina de Correos y Telégrafos de Huesca en fecha 23 de enero de 2009. En dicho
escrito, el reclamante cuantifica su reclamación en la cantidad de 35.506,27 euros,
aduciendo como fundamentos fácticos y jurídicos los siguientes:
i) Indica que el 21 de marzo de 2008 el reclamante sufrió una caída en la escalera de
la Comunidad de Propietarios de la Calle Felipe Coscolla nº 9 de Huesca, acudiendo a
continuación al Servicio de Urgencias del Centro de Salud Pirineos de Huesca, en donde se
le exploró tan sólo “físicamente” y se le diagnosticó “esguince de tobillo derecho”, sin que en
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esos momentos se le practicara prueba radiológica alguna, indicándole que en ocho días
volviera para control a su médico de cabecera.
ii) Manifiesta que en efecto acudió a su médico de cabecera y siguió con el tratamiento
que la habían prescrito en el Centro de Salud, consistente en reposo relativo, compresivo e
ibuprofeno. Sin embargo, como la lesión no experimentaba mejoría alguna, a las cinco
semanas acudió al Servicio de Urgencias del Hospital San Jorge de Huesca, en donde se
estudia radiológicamente y se le diagnostica fractura del maleolo peroneo derecho, siendo
intervenido quirúrgicamente para reducir la lesión en fecha seis de mayo de 2008,
practicándosele osteosíntesis AO.
iii) Señala que tras esa intervención siguió tratamiento recuperador y rehabilitador en el
Hospital San Jorge de Huesca, siendo dado de alta en fecha 29 de noviembre, habiendo
permanecido de baja impeditiva para su trabajo habitual un total de 239 días.
iv) Reclama el interesado, por tanto, los daños y perjuicios que dice le ha producido el
error de diagnóstico de la lesión que sufría, en la cuantía que se ha indicado más arriba, y
que desglosa de la siguiente forma: por 14 días de hospitalización a razón de 64,57 euros
por día un total de 903,98 euros; por 239 días impeditivos, a razón de 52,47 euros,
12.540,33 euros; por las secuelas ocasionadas: perjuicio fisiológico por material de
osteosíntesis 65,39 euros (1 punto), con un incremento del 10% por factor de corrección
sobre las anteriores cantidades y por perjuicios morales 20.000 euros.
Tercero.- En el expediente remitido se encuentran varios documentos cuyo contenido
se va a resumir en estos antecedentes.
Obra la historia clínica de la paciente, como no puede ser de otra forma.
Consta también en el expediente informe del facultativo que atendió al paciente en el
servicio de urgencias del Centro de Salud Pirineos de Huesca, quien ratifica que el día en
que fue examinado aquél dicho centro no contaba con medios de exploración radiológicos y
que en la exploración física resultó normal el estado de la cabeza del peroné por lo que se le
diagosticó esguince de ligamento lateral externo de tobillo derecho.
También figura el informe emitido por un inspector médico, a instancias del instructor
del procedimiento, en cuyas conclusiones finales se lee:
- El asegurado tampoco siguió las indicaciones del facultativo, acudir en ocho días a su
médico, al que parece ser facilitó pocas explicaciones sobre su posible diagnostico y
previsiblemente no manifestaría empeoramiento porque se persistió en mantener el
tratamiento inicial, que en un momento dado incluso se retiró la inmovilización, por decisión
del paciente, para presentarse a un proceso de selección laboral.
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- Se produjo retraso en el diagnostico del paciente, pero no existen secuelas acreditadas
a la fecha. De haberse producido, las mismas no sería fácil decidir si eran debidas a dicho
retraso o por las actividades realizadas por el propio paciente con una fractura sin tratar.
- Con fecha 28.11.08 se produjo alta laboral por mejoría, que le permite incorporarse a su
trabajo habitual (forestal), sin declaración de grado alguno de incapacidad por el organismo
competente, Instituto Nacional de la Seguridad Social.
Cuarto.- Por comunicación de 29 de julio de 2009 del Director del Servicio Provincial
de Huesca del Departamento de Salud y Consumo se confirió al reclamante el trámite de
audiencia para que en el plazo de diez días pudiera consultar el expediente, formular
alegaciones y proponer y practicar cuantas pruebas considerara oportunas.
En este trámite compareció el reclamante ratificando, sin mayor argumentación
adicional, los argumentos y peticiones de su escrito inicial.
Sexto.- La propuesta de resolución que acompaña al expediente remitido por la
Consejera de Salud y Consumo, entendiendo que, conforme a lo señalado en el informe de
la inspección médica, se ha producido una infracción de la lex artis ad hoc, estima
parcialmente la reclamación cuantificando el importe indemnizatorio en la cifra de 2.128
euros, entendiendo que ha existido un retraso en el diagnóstico de la lesión sufrida por el
reclamante, por lo que se valora la participación de tal infracción de la lex artis en los daños
sufridos en el paciente en el importe correspondiente a los días (40) del período en el que se
produjo tal retraso, todo ello de acuerdo con el Baremo aprobado por Resolución de la
Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones de 20 de enero de 2009.
CONSIDERACIONES JURIDICAS
I
En primer lugar, hemos de indicar que en fecha 8 de abril de 2009 se ha publicado en
el Boletín Oficial de Aragón la Ley 1/2009, de 30 de marzo, del Consejo Consultivo de
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Aragón, en cuya Disposición Transitoria Primera, bajo la rúbrica de “Constitución del
Consejo Consultivo” se señala que “El Presidente y los miembros del Consejo Consultivo
deberán ser nombrados y tomar posesión de su cargo en el plazo de tres meses a partir de
la entrada en vigor de la presente Ley, momento en el que se entenderá constituido el
Consejo Consultivo, y la Comisión Jurídica Asesora dejará de ejercer sus funciones”.
Dado que todavía el Consejo Consultivo de Aragón no se ha constituido, esta
Comisión sigue ejerciendo sus funciones, entre las que se encontraba, en la anterior
regulación legal - artículo 56-1.c) del Texto Refundido de la Ley del Presidente y del
Gobierno de Aragón (Decreto Legislativo 1/2001, de 3 de julio, del Gobierno de Aragón)- la
de emitir dictamen sobre las reclamaciones de indemnización por daños y perjuicios en las
que la Comunidad Autónoma sea competente para adoptar la resolución final –como es el
caso- precepto hoy en día derogado en virtud de la Disposición Derogatoria Única de la Ley
1/2009.
Sin embargo, no hay en la nueva regulación legal precepto transitorio alguno
aplicable a los supuestos, como el que estamos examinando, de procedimientos iniciados
antes de su entrada en vigor pero que van a concluir tras la entrada en vigor de la misma
(que se produjo, ex Disposición Final Segunda de la Ley 1/2009, el mismo día de su
publicación), por lo que, para determinar la competencia de este Órgano Consultivo –en
funciones- hay que estar a lo dispuesto en los artículos 15 y 16 de la precitada Ley. Así, el
artículo 15 de la Ley 1/2009 limita, por lo que ahora hace al caso, la intervención del todavía
no constituido Consejo Consultivo –apartado 10- al dictamen de las reclamaciones
administrativas de indemnización de daños y perjuicios de cuantía superior a 6.000 euros
(como es el caso).
Por tanto, en el supuesto que estamos examinando a esta Comisión Jurídica Asesora,
actuando en funciones, le corresponde la competencia para dictaminar, con carácter
preceptivo, el caso sometido a consulta.
Por fin, en función de lo indicado en el art. 64.1 en relación con el 63 del Texto
refundido de la Ley del Presidente y del Gobierno de Aragón, resulta competente la
Comisión Permanente de esta Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón para la
emisión de este Dictamen.
II
La Comisión Jurídica Asesora ha de pronunciarse acerca de si, a la vista del
expediente tramitado por el órgano competente de la Administración Autonómica, procede o
no estimar la reclamación de indemnización económica presentada en relación con los
daños sufridos por la deficiente asistencia sanitaria prestada en un Centro de Salud
dependiente de la Administración de la Comunidad Autónoma de Aragón.
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Sabemos, en general, que los requisitos para que sea declarada la responsabilidad
patrimonial de la Administración, según reiterada y pacífica formulación doctrinal y
jurisprudencial, pueden resumirse del siguiente modo: 1º) la efectiva realización del daño o
perjuicio evaluable económicamente e individualizado en relación con una persona o grupo
de personas; 2º) que el daño o lesión sufrido por el reclamante sea consecuencia del
funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos en una relación directa de causa
a efecto sin intervención extraña que pueda influir en el nexo causal; 3º) que el daño o
perjuicio no se hubiera producido por fuerza mayor; y 4º) que no haya prescrito el derecho a
reclamar (cuyo plazo se fija legalmente en un año, computado desde la producción del
hecho o acto que motive la indemnización o desde la manifestación de su efecto lesivo).
III
Lo que se ha hecho en el final de la anterior consideración jurídica es un recuerdo a
los principios de la responsabilidad administrativa que, con origen en el art. 106 de la
Constitución, serían los que, en su caso, deberíamos apreciar aquí a los efectos de concluir
en la existencia, o no, de responsabilidad de la Administración.
Como venimos afirmando de forma reiterada, existe en materia sanitaria una
distinción entre la medicina “curativa” y la medicina que se viene denominando “satisfactiva”,
consistente, a grandes rasgos, en que la primera es una medicina de medios que persigue
la curación y la segunda una medicina de resultados a la que se acude voluntariamente para
lograr una transformación satisfactoria del propio cuerpo. En la primera la diligencia del
médico consiste en emplear todos los medios a su alcance para conseguir la curación del
paciente, que es su objetivo; en la segunda no es la necesidad la que lleva a someterse a
ella, sino la voluntad de conseguir un beneficio estético o funcional y ello acentúa la
obligación del facultativo de obtener un resultado e informar sobre los riesgos y pormenores
de la intervención.
Pues bien, cuando se actúa ante un proceso patológico, que por sí mismo supone un
encadenamiento de causas y efectos que haya que abordar para restablecer la salud o
conseguir la mejoría del enfermo, la interferencia de aquél en la salud convierte en
necesaria la asistencia y eleva a razón primera de la misma los medios que se emplean
para conseguir el mejor resultado posible. El criterio normativo aplicable se centra entonces
en la diligencia y adecuación en la instrumentación de aquéllos, teniendo en consideración
las circunstancias. Los conocimientos científicos, técnicos o experimentales ni en medicina
ni, probablemente, en ningún sector de la actividad humana, pueden garantizar al ciento por
ciento un resultado determinado. La certeza absoluta debe tenerse por excluida de
antemano. (Vid Sentencias del T.S. de 3 de octubre y 27 de noviembre de 2000 en las que
se da acogida a estos criterios).
Por otro lado, y como ya ha tenido ocasión de recordar esta Comisión Jurídica
Asesora, en reiterados dictámenes, respecto al requisito de la relación causal, la
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jurisprudencia del Tribunal Supremo ha ido perfilando este requisito, afirmando que: "El
concepto de relación causal, a los efectos de poder apreciar la responsabilidad patrimonial
de las Administraciones Públicas, se resiste a ser definido apriorísticamente, con carácter
general, puesto que cualquier acaecimiento lesivo se presenta normalmente no ya como el
efecto de una sola causa, sino más bien como el resultado de un complejo de hechos y
condiciones que pueden ser autónomos entre sí o dependientes unos de otros, dotados sin
duda, en su individualidad, en mayor o menor medida, de un cierto poder causal,
reduciéndose el problema a fijar entonces qué hecho o condición puede ser considerado
como relevante por sí mismo para producir el resultado final y la doctrina administrativa
tratando de definir qué sea relación causal a los efectos de apreciar la existencia, o no, de
responsabilidad para las Administraciones Pública, se inclina por la tesis de la causalidad
adecuada que consiste en determinar si la concurrencia del daño era de esperar en la esfera
del curso normal de los acontecimientos, o si, por el contrario, queda fuera de este posible
cálculo, de tal forma que sólo en el primer caso si el resultado se corresponde con la
actuación que lo originó, es adecuado a ésta, se encuentra en relación causal con ella y
sirve como fundamento del deber de indemnizar. Esta causa adecuada o causa eficiente
exige un presupuesto, una "conditio sine qua non", esto es, un acto o un hecho sin el cual es
inconcebible que otro hecho o evento se considere consecuencia o efecto del primero.
Ahora bien, esta condición por sí sola no basta para definir la causalidad adecuada sino que
es necesario, además, que resulte normalmente idónea para determinar aquel evento, o
resultado, tomando en consideración todas las circunstancias del caso; esto es, que exista
una adecuación objetiva entre acto y evento, lo que se ha llamado la verosimilitud del nexo y
sólo cuando sea así, dicha condición alcanza la categoría de causa adecuada, causa
eficiente o causa próxima y verdadera del daño, quedando así excluidos tanto los actos
indiferentes como los inadecuados o inidóneos y los absolutamente extraordinarios. Así lo
hemos afirmado en nuestra reciente Sentencia de 28 de octubre de 1998": (sentencia de 28
de noviembre de 1998).
Pues bien, teniendo en cuenta todo lo anterior podemos indicar que queda acreditado
en el expediente administrativo la existencia de una mala praxis médica en la atención dada
al paciente, como así viene a reconocer la propia propuesta de resolución, infracción de la
lex artis ad hoc que se concreta en que el Centro de Salud que atendió al paciente tras sufrir
una caída involuntaria no detectó la existencia de una fractura del maleolo pereoneo,
diagnosticando un simple esguince de tobillo, sin que tampoco remitiera al paciente, como
exigían los protocolos de lesiones traumatológicas, a un centro sanitario para que se le
efectuara el correspondiente estudio radiológico que pudiera apreciar o descartar una
posible rotura o lesión diferente de la inicialmente diagnosticada, error en el diagnóstico y,
sobre todo y esencialmente, en la atención al paciente que originó un retraso indebido en el
diagnóstico de su verdadera lesión y tratamiento de la misma que aquél no tiene el deber
jurídico de soportar.
En definitiva, cabe entender existente la necesaria relación de causalidad entre la
actuación administrativa y el resultado dañoso producido.
Por lo que hace a la cuantificación de la indemnización, también nos mostramos
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conforme con la propuesta de resolución, pues parece adecuado limitar el alcance del deber
resarcitorio al período de tiempo durante el cual el paciente estuvo incorrectamente
diagnosticado, con exclusión de cualesquiera otros conceptos indemnizatorios solicitados
por el reclamante y que exceden, con mucho, de la concreta infracción de la lex artis ad hoc
que ha quedado acreditada en el expediente.
En mérito a lo expuesto, la Comisión Jurídica Asesora del Gobierno de Aragón emite el
siguiente DICTAMEN:
Que de conformidad con la propuesta del Departamento de Sanidad y Consumo,
procede estimar parcialmente la reclamación en materia de responsabilidad patrimonial de la
Administración derivada de la asistencia sanitaria prestada a A.G. en diversos centros del
sistema de salud aragonés, en virtud de los razonamientos y con la conclusión de importe
indemnizatorio que se exponen en la propuesta de resolución.
En Zaragoza, a doce de enero de dos mil diez.
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