imaginación

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Función ética y política de la
imaginación
Las representaciones colectivas como
hechos sociales,
fenómenos de las comunidades étnicas en Colombia
Abogada Universidad de Cartagena
Filósofa Universidad de Cartagena
Especialización en Filosofía Política Universidad de Cartagena
Magister en Ciencia Política Pontificia Universidad Javeriana
auramariaer@gmail.com
Recepción: 13 de Agosto de 2008
Aprobación: 16 de Septiembre de 2008
Ethical and political functions of
immigration.
Collective representations as social events; phenomena of
ethnic communities in Colombia.
ABSTRACT
Immigration is an ethical and political tool that plays
a preponderant role in the struggles of those social groups
searching for acknowledgement and an identity within the
irremediable phenomenon of globalization and its hegemonic effects. With immigration it is possible for social groups
to achieve their emancipation; that is to say, to consolidate
they autonomy, independence and sovereignty.
Key Words
Immigration, emancipation, globalization hegemonics,
globalization effects against hegemonics, rebellious actions,
multicultural communities, Inclusion.
Resumen
La imaginación, es una nueva herramienta de la ética y de la política, y juega un papel importante en la lucha
de los diferentes grupos que convienen en una sociedad o
comunidad, por alcanzar un reconocimiento y una identidad dentro del irremediable fenómeno de la globalización y
sus efectos del tipo hegemónico, ya que con ella se produce la emancipación, entendida como autonomía, independencia, soberanía.
Palabras clave
Imaginación, emancipación, globalización hegemónica, efectos contra hegemónicos de la globalización, acciones
rebeldes, comunidades multiculturales, inclusión.
83
1
Santos, Boaventura de Sousa.
Emancipación Social y violencia en
Colombia. Bogotá: Vitral. p. 15
El contexto del trabajo que se presenta, es la gran
transformación que vive la sociedad contemporánea, teniendo
en cuenta que el choque entre los modos de vida, colectivo
e individual, produce cambios en los valores, certidumbres,
estilos de vida etc. El panorama, frente a lo expresado, es
un mundo en el que se contienen sociedades que poseen la
titularidad de la hegemonía las cuales están conformadas por:
avanzadas libertades públicas e individuales, comunicaciones,
economía y tecnología de punta; y otras sociedades más
tribales, que se encuentran destinadas a obedecer la
hegemonía y que buscan el reconocimiento de derechos a
las colectividades.
Si analizamos los dos efectos de la globalización,
podemos observar que bien refleja este fenómeno el contexto
anterior.
Los efectos son: A.- La Globalización hegemónica,
la cual esta dominada por la lógica del capitalismo
neoliberal mundial y por la corriente de los derechos
individuales, a partir de los cuales se ha dado una
explicación fundamental de procesos como los
económicos, sociales, políticos y culturales de todas
las sociedades. B.- Los efectos contrahegemónicos
de este fenómeno, se encuentran enmarcados por
iniciativas locales-globales de grupos sociales, que se
han caracterizado por el afán de resistir la opresión,
producto de la globalización hegemónica.
El contraste de estos dos tipos de efectos resulta
muy interesante, tal como lo expone Boaventura de Sousa
Santos:
84
“Lo local es cada vez más lo opuesto de lo global,
y contrariamente, lo global es cada vez más el otro
lado de lo local. Además el espacio nacional se está
trasformando en la instancia de mediación entre
lo local y lo global. Pero por encima de todo, de
la explosión de las escalas se desprende tanto la
interdependencia como la disyunción. El sentimiento
de desconexión y de exclusión en relación con las
transformaciones que marcan el espacio y el tiempo del
mundo nunca fueron tan profundos como ahora. Esto
es, nunca tantos grupos estuvieron tan unidos con el
resto del mundo, gracias al aislamiento; estos grupos
nunca estuvieron tan integrados por el modo en que
están excluidos actualmente”1.
La reflexión ética recobra importancia en el hecho
de tomar conciencia de estos dos tipos de sociedades,
especialmente la idea de que ambas tienen derecho a
desarrollarse en el mismo espacio global, a pesar que su
existencia simultánea genere tensiones políticas y sociales.
Es decir, la ética tanto como la política, tienen un papel
fundamental en sociedades de composición multicultural,
ese papel está enmarcado en el concepto democrático de
la igualdad, el cual reconoce “igual dignidad a todas las
culturas”, lo que debe comprenderse como la posibilidad de
coexistencia de los valores éticos, tradicionales, y religiosos
de cada cultura, el reconocimiento del “otro” y la producción
de un consenso que permita la convivencia de estos, como
base de un mundo mejor.
En la actualidad, la globalización hegemónica, ha devorado muchas promesas históricas como la de la igualdad
y la inclusión2, que para muchos grupos o comunidades, son
las posibilidades de salvar proyectos de futuros alternativos, o
de hacer viable el consenso del que antes hablábamos. Pero
el salvar los proyectos de futuros alternativos es un camino
largo de acciones, de iniciativas, de movimiento que van produciendo la emancipación social de muchos de los grupos
que han sido atropellados por el proyecto de futuro que trazó
la globalización hegemónica y que deslegitimó las diferentes
alternativas de vida, de relaciones sociales, de producciones
de conocimiento tribales, antagonistas a los de la modernidad. Para poder salvar estos futuros alternativos, es decir,
para que pueda producirse el efecto de la globalización contrahegemónica es necesario, de acuerdo con Santos, que las
acciones rebeldes sean colectivizadas como una especie de
resistencia social.
Es posible ver que en este mundo homogenizado
u homogenizante, se presentan sin embargo, múltiples
acciones rebeldes que buscan reivindicaciones de identidad
local y muchos otros movimientos de este tipo. Nos
ocuparemos de estudiar algunos ejemplos de la lucha que
grupos o comunidades han iniciado por su reconocimiento,
por la reivindicación de sus identidades, en fin, luchas con el
objeto de alcanzar la emancipación social y del papel ético y
fundamental que juega en este proceso la imaginación.
La imaginación, es una de las nuevas herramientas de la
ética y de la política, y juega un papel importante en la
luchas de los grupos, por alcanzar un reconocimiento
y una identidad dentro del irremediable fenómeno de
la globalización y sus efectos del tipo hegemónico,
porque con ella se produce la emancipación, entendida
como autonomía, independencia, soberanía, que en
definitiva es el objeto de las acciones rebeldes de los
grupos que buscan el respeto y el reconocimiento de la
pluralidad y diversidad de seres.
Antes de continuar se debe aclarar que hoy, la
imaginación no se encuentra únicamente ligada
a las expresiones de tipo estético o artístico, sino
que ha tomado un nuevo sentido relacionado con
la ética y con la política, esta es entendida como
representaciones, como sueños, “como trabajo mental
cotidiano de la gente común y corriente”.
Tampoco es un hecho exclusivamente individual, hoy
es un fenómeno de la colectividad, es decir ya no es solo
producto de la voluntad individual, sino que ha trascendido
esta. Entonces la imaginación es estudiada y comprendida
como representaciones colectivas, como hechos sociales,
realidades sociales objetivas. Miremos como los líderes, en
las revoluciones por ejemplo, eran los encargados de imponer
su proyección de la vida, de tal forma que influía al colectivo
y así, lograban los cambios a nivel social. Ya el colectivo ha
empezado ha desplegar, a proyectar su imaginación, como
un proyecto y una expresión de su deseo, y el hecho de que
sea colectiva lo que conlleva a que se produzca la acción.
Appadurai, en su texto la modernidad descentrada,
define “la obra de la imaginación”, como una dimensión que
se activa en relación con la alteridad y que se concreta y puede ser enmarcada bajo el paradigma de la experiencia lúdica,
al hablar de carácter lúdico no le está quitando la seriedad
que amerita la experiencia vital de la imaginación, más bien
dice él, significa que cualquier actuación, propia o de los demás, es susceptible de transformación en cuanto resultado
de una invención, de un proceso y de una acción y no como
algo dado orgánicamente (naturalmente). Lo que el autor pretende decir, es que el cambio de la organización social y la
inserción en el mundo de la vida es posible siempre y cuando
se produzca una reinvención o una deconstrucción de él.
2
Entendida como proceso de no
discriminación y los proceso de
lucha que la acompañan.
85
Podemos considerar la imaginación como una facultad
que ya no radica únicamente en el individuo, sino
también, en la colectividad y a su vez le permite, a
través de lo que considera o se hace objeto de su
resistencia, actuar de manera rebelde para lograr la
reivindicación o compensación social. La imaginación,
entonces es una facultad creativa, cotidiana, que
pertenece a todos y que podemos ver expresada en el
disenso, en las nuevas ideas de organización colectiva,
en la pluralidad de futuros alternos.
3
AROCHA, Jaime. Utopía para
los excluidos. En: Constituciones
y practicas sociopolíticas de las
minorías de origen africano: una
comparación entre Colombia y
Cuba. Bogotá: Colecciones CES.
p. 24.
86
El papel ético y emancipador de la imaginación lo
precisamos, en el hecho de que aún existiendo problemas
de bienestar y de organización social, en los que abarcamos
problemas de tipo económico, político, cultural y de justicia,
ella es una fuerza positiva, de supervivencia, que va ha estimular la acción, los eventos y los movimientos que conlleven
a realizar los mundos imaginados.
De manera concreta, analicemos el nuevo papel ético
y político de la imaginación en Colombia, país biodiverso y
plural. En él, la imaginación ha cumplido su función como
herramienta de emancipación, convirtiéndose en un hecho
social y colectivo, al lograr que los grupos y comunidades
se organizarán y realizarán acciones, hechos y movimientos
rebeldes, que tuvieron como consecuencia una nueva
organización de la vida social al interior del mismo. Es decir, en
el caso de Colombia podemos evidenciar la imaginación, en su
labor ética y política, al producir soluciones a la convivencia,
permitiendo alcanzar a través de ella la emancipación social
de grupos diversos. Así, Colombia es un país, que ha pesar
de sufrir los procesos homogenizantes y hegemónicos de la
globalización, es ejemplo de los efectos de la contrahegemonía
y resistencia a la descaracterización y marginalización de los
proyectos de futuros alternativos.
Colombia, territorio con un gran número de grupos
étnicos, culturales y de minorías, es al igual que gran parte de
América Latina, multirracial. Condición que ha sido ignorada,
al desconocer concepciones de vida, las comprensiones del
mundo de cada uno de los grupos que la componen y de
las necesidades, entre estas la de reconocimiento que había
sido invisible y en el mejor de los casos desestimada. Lo que
pretendemos decir es que la población colombiana a pesar
de ser plural, diversa y multicultural era atendida como una
historia lineal y homogénea, tal como lo menciona Aline Helg:
“Desde el principio de la Colonia, el blanco ha sido
igualado a la cultura occidental, el catolicismo, el
matrimonio legal y las profesiones no manuales. El
indio se le ha igualado a lo salvaje, la superstición, la
propiedad comunal y la tierra. Por su parte, el negro
ha sido el bárbaro, la brujería, lo sensual y sexual, el
concubinato y el trabajo manual”.3
En estas condiciones podemos exponer que durante
muchos años, en la constitución de 1821, se habló de
garantizar la libertad, la seguridad, la propiedad y la igualdad,
pero no tenía en su texto ninguna referencia a la raza o al
género. En la constitución de 1886, la cuestión es peor, ya
que ésta establece como fin “afianzar la unidad nacional y
asegurar los bienes, la justicia, la libertad y la paz”, sin hacer
mención, siquiera a la igualdad, en ella los ciudadanos son
únicamente los hombres adultos que ejercen una profesión,
arte u oficio y que poseen un medio de subsistencia, como es
de esperarse no menciona ni a los indígenas, ni a los negros.
Conforme a lo anterior podemos ver las condiciones
de los grupos étnicos y de las minorías asentadas en este
territorio, partiendo de esto aclaremos en qué sentido la
imaginación ha servido como instrumento de emancipación
a estos grupos y cómo esta herramienta de la nueva ética y
de la política, logra imponerse como una posible solución a la
organización de la vida social.
En Colombia los movimientos de los grupos étnicos
han logrado que el pasado se reconstruya, como lo sugiere
Thomas Gómez:
“El pasado en Colombia se ha construido con
imágenes y mitos que evidencian que durante muchos
años no se quiso remontar tal pasado más allá de las
guerras de independencia”.4
Esa reconstrucción de imágenes, ejercicio de la imaginación de los mismos, llevó a determinar el objeto de su
(colectividad) deseo, es decir que su historia y su realidad
diferente ocupara un espacio en el cotidiano social y en el
imaginario de gran parte de la colectividad (Colombia), iniciando así un largo camino de luchas, movimientos y acciones de
resistencia a que la realidad fuera únicamente la de la “Nación
blanca y virgen ignorante de los indios y negros”.
Esos movimientos y acciones producidos por el
imaginario colectivo de los grupos étnicos colombianos, que
como bien hemos dicho se encontraban en la invisibilidad,
luego de mucho años logran reorganizar la vida social, tanto
en el pasado como en el presente, el futuro y los proyectos,
es decir, ese imaginario se convirtió en hecho social, a través
del cual lograron ser reconocidos en la legislación, lo que
significa que, la fuerza de la acción social transformó esa
invención, deconstruyéndola, reinventándola e insertándola a
su vez en la organización de la vida social, alcanzando de tal
forma la liberación de sus necesidades y de sus demandas,
las que inicialmente enmarcamos en el reconocimiento de su
existencia, de su identidad y la protección de estas, esto es,
su emancipación.
La Constitución de 1991, fue entonces ese primer
gran resultado de la resistencia y la acción social en contra
del poder opresivo y excluyente bajo el que se encontraban,
prueba de ello, la representación de grupos indígenas en
la Asamblea Nacional Constituyente. Colombia se vio por
primera vez como un mundo “diferente de suma cero”, con
diversidad en sus realidades políticas, culturales, étnicas,
etc. La participación en esta Constitución Política obedeció
entonces a la complejidad de una sociedad.
En el año de 1991, gracias a la resistencia contra
la opresión se logra reorganizar la vida social del país, se
empezó a convertir en realidad el imaginario de la colectividad,
los deseos de emancipación y de reconocimiento. Un
nuevo mundo se plantó en la Constitución Política de 1991
para los grupos étnicos y culturalmente diversos. En este
año Colombia adoptó una Constitución descentralizada,
democrática y pluralista, en la que se decreta la libertad y
la igualdad para todos sin “discriminación por razones de
sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión
política o filosófica”, de la misma manera se establece que el
Estado debe garantizar la protección de estos derechos y la
promoción de las condiciones para que la igualdad sea real
y efectiva. Merecen especial reconocimiento en cuanto a la
protección de su identidad, el reconocimiento de su lengua y
de sus territorios.
4
AROCHA., Op. cit. Pág. 97
87
5
UPRIMN Y, Rodrigo y
GARCÍA VILLEGAS, Mauricio.
Emancipación social y violencia en
Colombia, En: Corte Constitucional
y Emancipación Social en
Colombia. Colombia: Norma.
p. 465.
88
Debemos aclarar que toda esta obra pudo ser letra
muerta, como ocurre en el país con muchas de las
normas. Pero es de resaltar que la función de la
imaginación debe conseguir que los movimientos y
las acciones rebeldes no cesen, que la organización
social y sus miembros se reinventen, ya la Constitución
no necesariamente debe ser suficiente para lograr la
emancipación de los grupos, no debe suspender la gran
lucha, todo lo contrario la imaginación debe mover a
los diferentes grupos a luchar contra la realidad social
por el respeto de lo que se ha reconocido. Es ahí
donde está el valor y la fuerza ética y emancipadora del
imaginario colectivo.
Todo esto debe producir un rompimiento en la realidad,
en la conducta de los que piensan en un país de suma cero,
lineal, y estas comunidades divergentes lo están logrando, de
acuerdo con el profesor Carlos E. Maldonado, el imposible que
conciben a través de su imaginario, deben hacerlo real, deben
alcanzar la emancipación social total y real, no solo la formal. El
ejemplo más gráfico de esto es el de las comunidades negras,
las cuales con el solo artículo 55 de la C.P., no habían logrado
mucho, una obligación para el Estado. El deseo, las acciones
rebeldes se materializaron en fuertes manifestaciones y gran
activismo por parte de esta comunidad, ejemplo de ello los
movimientos realizados en 1993 en Chocó y Buenaventura,
lo que produjo con posterioridad la ley 70 de 27 de Agosto
de 1993, en la que lograron reconocimiento de la propiedad
colectiva de sus tierras, protección de su identidad cultural y
participación política en el Congreso de la República.
Las movilizaciones y los rechazos a las políticas
que lesionan a las comunidades no han fenecido, y
por el contrario encontraron un órgano de control
Constitucional del Estado, que ha acompañado su
esfuerzo, la Corte Constitucional. La cual, en opinión
de diversos autores, ha permitido en cierto sentido
que la emancipación social, y el imaginario de igual
dignidad para todos los grupos se materialice. Un gran
número de sus sentencias buscan proteger y dar sentido
a los Derechos consagrados en la Carta Política,
hacerlos reales, impactando muy fuerte al Estado y
a la sociedad. Sin embrago, hoy esto ha encontrado
oposición y entonces es donde hace falta la conciencia
del tipo de sociedad en la que vivimos, y de la idea
de posibilidad de desarrollo, en el mismo espacio
global, de mundos, culturas, sentimientos y tradiciones
diferentes por la que luchan los grupos motivados por
sus imaginarios y representaciones de ser.
Este, es el ejemplo de que la fuerza de la imaginación
de los colectivos no tiene límites, ya que han hecho posible lo
que autores como Rodrigo Uprimny y Mauricio García Villegas,
llaman la posibilidad de lograr cambios a través del derecho,
es decir, “la relación entre derecho y emancipación social”.5 Es
viable lograr esto a través de intuiciones e iniciativas como por
ejemplo la tutela, que convierte el derecho en una herramienta
que brinda a los asociados la posibilidad de solicitar al Estado
la protección de sus derechos fundamentales, cumpliendo
su papel, impidiendo de alguna forma un retroceso. Esta
posición de los imaginarios podríamos llamarla de rebeldía
contra la opresión y de resistencia frente a la violación de lo
que ya se había logrado. Cambia aquí el papel ético y político
de la imaginación, ya que el de lucha por el reconocimiento
se concretó, ahora es por el mantenimiento y la protección de
lo alcanzado. Y frente a estos ha utilizado diferentes vías, la
primera la de la movilización y la segunda la judicial.
¿De qué manera, se ha hecho posible la segunda?
Inicialmente debemos aclarar que la Corte es la encargada de
decir lo que la Constitución es, puesto que ella está encargada
de darle sentido, y debido a esta función se ha abanderado
de la representación de los movimientos sociales, tanto así
que ella ha asumido en parte la lucha de los movimientos
sociales. Logrando que lo que las colectividades guiadas
por sus imaginarios pugnan se convierta en un proyecto de
sociedad por construir, esta es la sociedad de los proyectos
futuros de mundos diversos, que son la finalidad de los
efectos contrahegemónicos de la globalización. Impidiendo
que el imaginario se reduzca a solo sueños, y rescatando la
función ética de la imaginación de ser hechos sociales.
Este fenómeno creado por las colectividades, por los
grupos sociales, del que son muy representativos los grupos
étnicos, ha sido apoyado por este órgano, de tal forma que
los grupos sociales, han encontrado, una nueva forma de
reivindicarse simultánea a las movilizaciones y luchas. Estas
son las decisiones judiciales que amparan el conjunto de
derechos reconocidos por la Carta Política de 1991, y ésta a
su vez ha ganado el apoyo de amplios sectores de la sociedad,
de tal modo, que podemos afirmar que la reorganización
social ha sido aceptada por un gran número de mayorías que
antiguamente habían sido excluyentes.
En el inicio de nuestro texto afirmamos que la ética y
la política había tenido que reinventarse, y la Corte Constitucional se ha convertido en una figura de la vida política que bien
puede ilustrar esto, ya que es una posibilidad real de encontrar
protección a los derechos fundamentales (vida, paz, seguridad,
identidad, pluralidad, etc.). Igualmente ella bien puede ilustrar
la lucha de los efectos contrahegemónicos vs. hegemónicos
de la globalización, ella controla los abusos de las autoridades
y de un sistema de gobierno hegemónico. Entonces con ella
podemos ver un esfuerzo de posible solución a la convivencia
en un mundo diferente de “suma cero”, donde la pluralidad ha
sido reconocida, gracias a la lucha engendrada por lo grupos
en pro de sus imaginarios colectivos.
El multiculturalismo, declarado en la constitución
de 1991, pregona que al reconocer el derecho a la
diversidad, se está atendiendo y respetando la necesidad
que tiene cada persona y cada grupo a acceder a su
propia cultura, a mantener sus costumbres tradicionales,
su lengua, a su concepción de vida buena. Esto abre la
posibilidad a la pluralidad de mundos imaginados, y a la
posibilidad de convivencia, que se ha logrado a través de
las luchas, de las acciones y de los movimientos producto
de la imaginación como hecho social y colectivo. Estos
últimos a su vez han permitido la transformación de la
realidad para ellos y para el resto de los colectivos que
interrelacionan con ellos.
Continuando con nuestra línea de análisis, de la realidad
colombiana y los resultados que ha producido la herramienta
de la imaginación, podemos afirmar que el movimiento social
generó cambios en el derecho, plasmados a partir de 1991,
luego de lograda esta reorganización social, aunque en un
sentido únicamente positivo, el imaginario como hecho,
resistencia y cambio social a partir de deseos, ha logrado
engendrar transformaciones sociales muy significativos a
través de los cuales ha logrado la emancipación. Es pertinente
aclarar este planteamiento, si bien creemos que este es un
avance de los grupos sociales al que se ha llegado a través
de las reacciones rebeldes, sustentamos la idea de que
igualmente es una producción del imaginario colectivo, que se
encuentra inacabada frente a la totalidad de la reorganización
de la sociedad, que permita una plena emancipación. También
creemos que la Constitución y la Corte como producto de ella
son logros del imaginario colectivo buscando la liberación de
esa pluralidad de mundos que se encontraban encadenados
a una realidad homogénea y lineal, pero no son la totalidad
de los logros.
89
En Colombia ha ocurrido un fenómeno que diverge
con el de muchos otros países, si bien el derecho
es objeto de legitimación de la dominación, se
instituyeron órganos e instrumentos que por el sentido
en el que han sido utilizados, se han convertido en
símbolos de cambio social y de protección de derechos
de colectividades, individuos, e instituciones, más
aún al estar utilizados a favor de la ética y política
contemporánea en una sociedad heterogénea. La Corte
Constitucional se desempeña en los terrenos ubicados
entre estos instrumentos y las prácticas sociales,
como consecuencia del carácter plural y del número
significativo de grupos sociales y minorías del país que
participaron en la construcción de la Carta Política.
6
Con relación al caso que venimos analizando, de
los colectivos étnicos y culturales, y como un ejemplo
de la continua lucha de la comunidad indígena por el
reconocimiento de su cultura, la Corte ha protegido el
derecho a la autonomía cultural, por ejemplo el del pueblo
U´wa contra las pretensiones de la multinacional OXY de
explotar petróleo en terrenos sagrados indígenas, en este
caso el derecho a la libertad ha sido limitado a favor de las
tradiciones culturales frente a la pretensión de proselitismo
religioso de los protestantes. Lo más importante, se ha
defendido el cumplimiento de decisiones tradicionales de la
comunidad relacionadas con castigos y penas de miembros
de esta. La defensa de sus derechos de identidad y culturales
por encima de consideraciones económicas del gobierno,
ha convertido al derecho en una forma de reactivación de la
esperanza y por ende del imaginario de la colectividad que
los ha llevado a la acción. El discurso de los grupos con sus
reclamos y reacciones inconformistas ha ayudado a la Corte
a darle sentido o significado a los principios consagrados en
la Carta Política y este discurso, de la que ha sido llamada
Ibíd. p. 495.
90
activista y progresista, se ha hecho público, permitiendo su
apropiación por parte de más grupos, impulsados entonces a
la movilidad social y a la acción.
Así los grupos que por mucho tiempo han sido
excluidos han encontrado formas de emancipación
social y política que se ha manifestado en el
fortalecimiento de la identidad de los sujetos y
posterior creación de más movimientos que buscan la
reivindicación de género, de opinión, etc.
Debemos aclarar, que toda esta relación entre el imaginario de las colectividades y las decisiones, como prácticas
emancipatorias que se complementan con la tarea de la Corte Constitucional no es simple, por el contrario es compleja.
Autores como Rodrigo Uprimy y Mauricio García Villegas, han
trabajado esta relación y sostienen la tesis de que “la incidencia social de las decisiones judiciales no parecen ser suficientes por si sola para producir cambios sociales directos y
efectivos, ni tampoco irrelevantes cuando se trata de evaluar
ciertos cambios sociales.”6 No es suficiente y no podría darse
por si sola, se proveen conjuntamente, el colectivo tiene imaginados unos hechos, unos deseos o proyectos futuros que
han motivado las decisiones judiciales y esta a su vez para
alcanzar “suerte emancipatoria” necesita de la recepción de
estos actores sociales, para poder fortalecer el colectivo. Lo
que quiere decir que dentro de las acciones y los movimientos
que se suscitan en aras de alcanzar el objeto del imaginario
han adoptado la estrategia jurídica como parte de la lucha.
Ambos componentes son necesarios ya que la decisión
judicial sola no cumple el papel ético de la emancipación y
no podría ser de otra forma ya que las acciones rebeldes de
estos grupos son por lo general de reconocimiento de su
identidad, de su cultura a nivel político y social, así que, si
las decisiones no se acompañan de lucha no tendría sentido
creer que se esta alcanzando el imaginario colectivo y por
ende la emancipación de los mismos, de los cuales depende
no solo su autonomía e independencia, sino su supervivencia
como grupo étnico y cultural. De esta forma creemos que
queda resuelta, la posición de algunos autores a cerca de esta
vía judicial desagrega las luchas políticas de los movimientos
sociales, que los desintegra y los banaliza.
Para finalizar podemos concluir que la imaginación
es una herramienta de la ética y de la política
contemporánea, que juega un papel importante en la
lucha del colectivo por alcanzar un reconocimiento,
una identidad, en definitiva la emancipación, ya que
esta es concebida como hecho social que se presenta
como una posible solución a la convivencia. En
Colombia como hemos estudiado, la construcción de
las identidades de los grupos étnicos que hasta hace
poco eran invisibles7, se reivindica por sus acciones
rebeldes y de rechazo a la opresión e invisibilidad,
movidos por ese imaginario colectivo que nos ha
llevado a plantearnos y vivir una reorganización
social, que parte de la idea de la multiplicidad,
la biodiversidad y la pluralidad. No solo ha sido
afectada la comunidad étnica del país, sino toda ella,
en el sentido de que las consecuencias de la acción
imaginaria de estos, su emancipación, ha influido por
lo menos en el pensamiento de todo el conglomerado
social. Lo más importante no solo a nivel político se ha
presentado esta influencia, que es lo que esta expuesto
en este trabajo, sino también a nivel ético, estético,
artístico y ambiental, es decir, el trabajo mental de
estas comunidades, se tradujo en acciones y hechos,
que nos llevaron a transformar lo cotidiano, lo común,
permitiendo la reconstrucción a lo largo del tiempo, de
los mismos imaginarios que movilizan la construcción
de pluralidad de mundos imaginados y de proyectos
futuros.
Es posible que luego que el “trabajo ético y político de
la Imaginación” a través de lo cotidiano nos lleve a alcanzar
la supervivencia, se ocupe entonces de asuntos relacionados
más con el bienestar, con los gustos, los diferentes deseos y
los deseos de los diferentes, trayendo nuevas ideas o modelos
colectivos. Ayudándonos a ver la decadencia del pensamiento
lineal y homogéneo como la única posibilidad de solucionar los
problemas y aceptar la complejidad de la sociedad, que por su
carácter requiere soluciones interdisciplinarias, innovadoras y
creativas, pero sobre todo éticas en cuanto a su finalidad de
responsabilidad frente a los dos tipos de frentes, el individual
y el colectivo.
7
Expresión que es utilizada por
Nina Friedemann, en su texto
“Negros en Colombia: Identidad e
invisibilidad”.
En conclusión presentamos un ejemplo de la función
ética y política de la imaginación en el mundo contemporáneo,
pero esto no acaba su trabajo, por el contrario nos muestra
la importancia y la necesidad de creer en ella frente a la
necesidad de reorganización social, de reinvención de los
principios y valores con los cuales miramos la sociedad y en
especial la sociedad diversa y plural.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
APPADURAI, Arjun. La Aldea Global. Secciones del
libro La Modernidad Descentrada. Fondo Cultura Económica.
México. 2000.
AROCHA, Jaime. Utopía para los excluidos. En:
Constituciones y practicas sociopolíticas de las minorías de
origen africano: una comparación entre Colombia y Cuba.
Bogotá: Colecciones CES. 2004.
DE SOUSA SANTOS, Boaventura y Mauricio García
Villegas (editores). Emancipación social y violencia en
Colombia. Bogotá: Norma, 2004.
PALACIOS, Marcos y SAFFORD, Frank. Colombia,
país fragmentado, sociedad dividida. Su historia. Colombia:
Norma. 2002.
UPRIMNY, Rodrigo y GARCÍA VILLEGAS, Mauricio.
Emancipación social y violencia en Colombia, en: Corte
Constitucional y Emancipación Social en Colombia. Norma.
Bogotá, 2004.
92
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