José Luis Gil y Gil Catedrático acreditado de Derecho del Trabajo de la Universidad de Alcalá Miembro del Consejo Asesor de Sagardoy Abogados El trabajo familiar que se presta de forma autónoma plantea una problemática particular con respecto al que se realiza de forma dependiente, tanto en lo que hace al ámbito de aplicación de las normas como a la protección social. El trabajo familiar no solo puede desempeñarse en régimen de dependencia, también de forma autónoma. La Ley 20/2007, de 11 de julio, del Estatuto del Trabajo Autónomo (LETA) incluye de forma expresa, dentro de su ámbito de aplicación, a los trabajos familiares que se realicen de forma habitual. En concreto, el artículo 1.1, apartado segundo, de la LETA, señala que “también será de aplicación esta Ley a los trabajos, realizados de forma habitual, por familiares de las personas definidas en el apartado anterior que no tengan la condición de trabajadores por cuenta ajena”, conforme a lo establecido en el artículo 1.3 e) ET. En suma, se incluye en la noción de trabajo autónomo lo que se conoce, en términos estadísticos, como ayudas familiares. Puede decirse que la inclusión en casi constitutiva. El artículo 1.3 e) ET contiene una presunción iuris tantum del carácter no laboral de las prestaciones de los familiares hasta el segundo grado de parentesco, siempre que convivan con el titular del negocio.Así pues, la prestación de servicios será autónoma si reúne todos los requisitos del artículo 1.1 LETA, y no solo la habitualidad. La persona debe realizar de forma habitual, personal, directa, por cuenta propia y fuera del ámbito de dirección y organización de otra persona, una actividad económica o profesional a título lucrativo, de o no ocupación a trabajadores por cuenta ajena. Por el contrario, la prestación de servicios será dependiente si concurren las notas del artículo 1.1 ET, y se destruye así la presunción iuris tantum del artículo 1.3 e) ET. 106 Capital Humano www.capitalhumano.es Relaciones laborales El consultor En definitiva, en virtud de lo establecido en el artículo 1.1 LETA, son trabajadores autónomos los familiares de los trabajadores autónomos que trabajen de forma habitual y no tengan la consideración de trabajadores por cuenta ajena, conforme al artículo 1.3 e) ET y la disposición adicional décima de la LETA. Conviene señalar que la LETA realiza una corrección indirecta de lo establecido en el ámbito del Régimen Especial de Trabajadores por cuenta propia o Autónomos (RETA), al situar el grado de parentesco que ha de tenerse en cuenta en el segundo grado, y no en el tercero. El artículo 3 b) del Decreto 2530/1970, de 20 de agosto, incluye dentro del campo de aplicación del RETA “el cónyuge y los parientes por consanguinidad o afinidad hasta el tercer grado inclusive de los trabajadores determinados en el número anterior que, de forma habitual, personal y directa, colaboren con ellos mediante la realización de trabajos en la actividad de que se trate, siempre que no tengan la condición de asalariados respecto a aquéllos”. No cabe trasladar a la LETA el concepto de familiar que utiliza el precepto apenas mencionado, pues incluye a los parientes hasta el tercer grado y, además, se ha desechado en vía administrativa, al considerar que, tras desaparecer la expresión “tercer grado” con relación a los trabajadores por cuenta ajena, debe considerarse modificado este punto con respecto a los trabajadores por cuenta propia. No parece que puedan considerarse incluidas las parejas de hecho. Según la jurisprudencia, la convivencia de hecho o more uxorio no encaja en el concepto de familiar que emplea el artículo 1.3 e) ET (SSTS de 24 de febrero de 2000, Ar. 2236, y 11 de marzo de 2005, Ar. 3867). No hay razones para considerar que la solución deba ser distinta en el ámbito del trabajo autónomo.Aun así, debe tenerse en cuenta que, según la disposición adicional segunda de la Ley 18/2007, de 4 de julio, por la que se procede a la integración de los trabajadores por cuenta propia del Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social en el Régimen Especial de la Seguridad Social de los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos, “las referencias al cónyuge del titular de la explotación agraria contenidas en esta Ley se entenderán también realizadas a la persona ligada de forma estable con aquél por una relación de afectividad análoga a la conyugal una vez que se regule, en el ámbito del campo de aplicación del sistema de la Seguridad Social y de los Regímenes que conforman el mismo, el alcance del encuadramiento de la pareja de hecho del empresario o del titular del negocio industrial o mercantil o de la explotación agraria o marítimo-pesquera”. Familia y trabajo autónomo PROTECCIÓN SOCIAL De la consideración como trabajador autónomo, que se ha mantenido sin excepción a lo largo del tiempo en el RETA, puede derivarse una deficiente protección social de la familia del empleado autónomo que trabaje con él en el negocio. Para suavizar dicho inconveniente, la disposición adicional décima de la LETA permite que los trabajadores autónomos puedan contratar, como trabajadores dependientes, a los hijos menores de treinta años, aunque convivan con él. En ese caso, y para prevenir fraudes, “del ámbito de la acción protectora dispensada a los familiares contratados quedará excluida la prestación por desempleo”. La disposición adicional tercera de la Ley 18/2007, de 4 de julio, recoge una previsión idéntica para los autónomos agrarios, respecto del sistema especial constituido dentro del RETA a partir del 1 de enero de 2008. En concreto, señala que: “los hijos del titular de la explotación agraria, menores de 30 años, aunque convivan con él, podrán ser contratados por aquél como trabajadores por cuenta ajena, sin cotización a la contingencia de desempleo y, consecuentemente, sin que puedan acceder a la correspondiente cobertura”. Tras la entrada en vigor de la Ley 27/2009, de 30 de diciembre, la disposición adicional décima de la LETA otorga el mismo tratamiento a los hijos mayores de treinta años con especiales dificultades de inserción laboral. A estos efectos, se considera que existen esas especiales dificultades cuando el trabajador se halle incluido en alguno de los siguientes grupos: a) personas Nº 252 Marzo 2011 107 El consultor con parálisis cerebral, personas con enfermedad mental o personas con discapacidad intelectual, con un grado de discapacidad reconocido igual o superior al 33 por 100; b) personas con discapacidad física o sensorial, con un grado de discapacidad reconocido igual o superior al 65 por 100. En realidad, esos preceptos llevan a cabo una asimilación con el trabajador dependiente de los hijos que deberían encuadrarse en un régimen de autónomos, por desempeñar un trabajo en el que está ausente la nota de la dependencia. La acción protectora no es completa. Ahora bien, el hijo será un trabajador dependiente, y tendrá derecho a toda la protección del sistema, sin limitación alguna, si presta servicios retribuidos, de forma dependiente, lo que será usual cuando no medie la convivencia. Antes de la entrada en vigor de la Ley 18/2007, de 4 de julio, y de la LETA, la cuestión del encuadramiento de los familiares del trabajador autónomo en el sistema de la seguridad social debía analizarse a la luz de lo dispuesto en el artículo 7.2 LGSS y en el artículo 3 b) del Decreto 2530/1970, de 20 de agosto. Ahora, los hijos menores de treinta años o mayores discapacitados con especiales dificultades de inserción laboral que convivan con el titular del negocio, pueden inscribirse como trabajadores por cuenta ajena en el Régimen General, si bien se hallan excluidos de la protección de desempleo, y quedan eximidos de presentar la declaración relativa a la existencia de un contrato laboral y a las condiciones de trabajo del hijo contratado, en tanto no cumpla los treinta años de edad (art. 40 del RD 84/1996, de 26 de enero). En los demás casos, los familiares colaboradores del empresario a que alude el artículo 3 b) del Decreto 2530/1970 están incluidos en el RETA, siempre que el grado de parentesco sea hasta el segundo grado, salvo que demuestren la existencia de una relación laboral. faltando la circunstancia de la convivencia, considera que no opera la presunción; sin perjuicio de que, atendiendo a otras circunstancias, se observe que la actividad del trabajador contribuye al patrimonio familiar común, o que participa en la organización empresarial, en cuyo caso la administración procederá a dar el alta en el RETA. En fin, contienen también previsiones acerca del trabajo familiar las normas reglamentarias sobre el régimen especial agrario y el régimen especial de trabajadores del mar. Así, quedan expresamente excluidos del régimen especial agrario (REA): “el cónyuge, descendientes, ascendientes y demás parientes del empresario por consanguinidad o afinidad hasta el segundo grado inclusive, ocupados en su explotación agraria, cuando convivan en su hogar y estén a su cargo, a no ser que se demuestre su condición de asalariados, sin perjuicio de que puedan tener la condición de trabajadores por cuenta ajena, de acuerdo con lo que se establece en el presente capítulo” [art. 4.1, apartado cuarto, del Decreto 3772/1972, de 23 de diciembre]. Debe tenerse en cuenta la ya citada disposición adicional segunda de la Ley 18/2007, de 4 de julio, por la que se procede a la integración de los trabajadores por cuenta propia del Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social en el Régimen Especial de la Seguridad Social de los Trabajadores por Cuenta Propia o Autónomos. Asimismo, los familiares del trabajador por cuenta propia, en concreto, el cónyuge y los parientes por consanguinidad, afinidad, o adopción, hasta el segundo grado, inclusive, quedarán incluidos en el campo de aplicación del Régimen especial de trabajadores del mar, como trabajadores por cuenta propia, salvo prueba en contrario, cuando colaboren, de forma habitual, en la explotación, y siempre que convivan con el cabeza de familia y dependan de él económicamente (arts. 3 del Decreto 2864/1974, de 30 de agosto, y 6 del Decreto 1867/1970, de 9 de julio). El trabajo también puede ser dependiente. Para romper la presunción del artículo 7.2 LGSS, hay que demostrar que la prestación de servicios reúne las notas de la libertad, la remuneración, la ajenidad y la dependencia. En el ámbito marítimo pesquero, cabe, como una modalidad específica, la retribución “a la parte”. “Del ámbito de la acción protectora dispensada a los familiares contratados quedará excluida la prestación por desempleo” La TGSS admite, como norma general, que basta la convivencia en el mismo domicilio de trabajador y empresario para que opere la presunción de que el trabajo se realiza por cuenta propia (STS de 26 de julio de 2004,Ar. 7482), ya que, habitualmente, suelen ir unidas las circunstancias de la convivencia y de vivir a cargo del empresario.Y, a la inversa, 108 Capital Humano www.capitalhumano.es