Salud Mental y Derechos Humanos 1 Salud Mental y Derechos Humanos Colección: Derechos Humanos para Todos Serie: Normas y Acciones en un Estado de Derecho Cuaderno: Salud Mental y Derechos Humanos Esta publicación fue realizada por la Dirección Nacional de Asistencia Directa a Personas y Grupos Vulnerables, Secretaría de Derechos Humanos, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Edición, diseño y diagramación: Área de Comunicación y Prensa, Secretaría de Derechos Humanos, Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Buenos Aires, febrero de 2007 2 Presidente de la Nación Dr. Néstor Carlos Kirchner Ministro de Justicia y Derechos Humanos Dr. Alberto Iribarne Secretario de Derechos Humanos Dr. Eduardo Luis Duhalde Subsecretario de Promoción y Protección de los Derechos Humanos Dr. Rodolfo Mattarollo 3 Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental 7 9 11 13 15 Diez Principios Básicos de las Normas para la Atención de la Salud Mental 23 Declaración de Montreal sobre la Discapacidad Intelectual 29 Contenido Presentación Declaración de los Derechos del Retrasado Mental Declaración de los Derechos de los Impedidos Declaración de Caracas 5 Presentación Principio 1 1) 2) Todas las personas tienen derecho a la mejor atención disponible en materia de salud mental, que será parte del sistema de asistencia sanitaria y social. Todas las personas que padezcan una enfermedad mental, o que estén siendo atendidas por esa causa, serán tratadas con humanidad y con respeto a la dignidad inherente de la persona humana. (…) Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y para el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental. Asamblea General de las Naciones Unidas – 46 Sesión. 1991 La Secretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, en su función de promoción y protección de los derechos humanos, realiza múltiples acciones con la finalidad de velar por el cumplimiento de las normas que consagran y reglamentan los derechos fundamentales y garantizar la igualdad de oportunidades y la no discriminación de grupos o personas. En este sentido, las personas con padecimiento psíquico representan un grupo prioritario para las políticas de esta Secretaría dado que se encuentran en una situación de vulnerabilidad para ejercer sus derechos. Entre las problemáticas que históricamente han afectado a este grupo de personas, se puede considerar con especial preocupación: a) la gran cantidad de personas internadas por períodos terapéuticamente indeterminados (crónicamente, en buena parte); b) la carencia y/o falencia de servicios de atención primaria y de modelos descentralizados de atención que generan inequidad en el acceso a los servicios y prestaciones de salud mental; c) la vulneración de derechos por parte de las agencias policiales y judiciales al considerar a quienes tienen padecimientos psíquicos como objetos de tutela en lugar de como sujetos de derecho y d) la fragilidad del marco ético en que se han desarrollado las prácticas asistenciales, observable – por ejemplo- en la excesiva medicación farmacológica como respuesta automática a los más diversos cuadros psíquicos. Esta situación constituye un grave problema con consecuencias más o menos irreparables de pérdida total de los derechos más elementales y es motivo de preocupación y permanente búsqueda de soluciones por parte del Mnisterio de Salud de la Nación y de los organismos con competencias específicas. En función al análisis histórico en torno a la fragilidad normativa, instituciones burocratizadas y prácticas inapropiadas para el respeto a los derechos del paciente, la Secretaría impulsa acciones específicas a fin de priorizar en la agenda social la implementación de políticas públicas eficaces 7 en salud mental, que contemplen como pilar fundamental el respeto y la garantía de los derechos humanos de las personas con padecimiento psíquico. El presente volumen nace por la imperiosa necesidad de promover el debate no instalado suficientemente sobre la paradoja de defender los derechos humanos y la persistencia de instituciones y acciones fundadas en la custodia y la tutela que desconocen a los pacientes psíquicos como sujetos de derecho. Conocer los instrumentos internacionales y regionales es un primer paso fundamental para incorporar la perspectiva de derechos a las políticas públicas de salud mental. Ellos representan un importante aporte en la planificación de estrategias de intervención en resguardo y garantía de los derechos de las personas con padecimiento psíquico. La recopilación que se presenta no es más que una selección de un amplio cúmulo de instrumentos y trabajos sobre la salud mental. Los instrumentos elegidos son representativos de los distintos temas significativos de la salud mental como el retraso mental, los impedidos, la situación de los pacientes internados por períodos prolongados y la discapacidad intelectual. Esperamos que esta publicación sirva como herramienta de debate y apoyo al trabajo de jueces, fiscales, defensores, curadores, legisladores y, sobre todo, al personal de los servicios de salud mental por ser ellos quienes están en contacto directo con las personas con padecimiento psíquico. Salud Mental y Derechos Humanos Ella se funda en el convencimiento de que para organizarnos como una sociedad capaz de promover y proteger los derechos humanos para todos, haciendo hincapié en sus grupos más vulnerados, es necesario profundizar el trabajo conjunto en nuestra compleja realidad institucional y comunitaria, modificar las prácticas de custodia que atenten contra la integridad del ser humano y sistematizar el conocimiento de las normas, su difusión y aplicación. 8 Dr. Eduardo Luis Duhalde Secretario de Derechos Humanos Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación Declaración de los Derechos del Retrasado Mental Proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 2856 (XXVI), 20 de diciembre de 1971 Teniendo presente la necesidad de ayudar a los retrasados mentales a desarrollar sus aptitudes en las más diversas esferas de actividad, así como de fomentar en la medida de lo posible su incorporación a la vida social normal, La Asamblea General, Consciente de la obligación de los Estados Miembros de las Naciones Unidas, contraída en virtud de la Carta, de adoptar medidas conjunta o separadamente, en cooperación con la Organización, para promover niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos y condiciones de progreso y desarrollo económico y social, Reafirmando su fe en los derechos humanos y las libertades fundamentales y en los principios de paz, de dignidad y valor de la persona humana y de justicia social proclamados en la Carta, Recordando los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos, los Pactos internacionales de derechos humanos y la Declaración de los Derechos del Niño y las normas de progreso social ya enunciadas en las constituciones, las convenciones, las recomendaciones y las resoluciones de la Organización Internacional del Trabajo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la Organización Mundial de la Salud, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y otras organizaciones interesadas, Subrayando que en la Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social se ha proclamado la necesidad de proteger los derechos de los física y mentalmente desfavorecidos y de asegurar su bienestar y su rehabilitación, Consciente de que, dado su actual nivel de desarrollo, algunos países no se hallan en situación de dedicar a estas actividades sino esfuerzos limitados, Proclama la presente Declaración de Derechos del Retrasado Mental y pide que se adopten medidas en el plano nacional o internacional para que sirvan de base y de referencia común para la protección de estos derechos: 1. El retrasado mental debe gozar, hasta el máximo grado de viabilidad, de los mismos derechos que los demás seres humanos. 2. El retrasado mental tiene derecho a la atención médica y el tratamiento físico que requiera su caso, así como a la educación, la capacitación, la rehabilitación y la orientación que le permitan desarrollar al máximo su capacidad y sus aptitudes. 3. El retrasado mental tiene derecho a la seguridad económica y a un nivel de vida decoroso. Tiene derecho, en la medida de sus posibilidades, a desempeñar un empleo productivo o alguna otra ocupación útil. 4. De ser posible, el retrasado mental debe residir con su familia o en un hogar que reemplace al propio, y participar en las distintas formas de la vida de la comunidad. El hogar en que viva debe recibir asistencia. En caso de que sea necesario internarlo en un establecimiento especializado, el 9 ambiente y las condiciones de vida dentro de tal institución deberán asemejarse en la mayor medida posible a los de la vida normal. 5. El retrasado mental debe poder contar con la atención de un tutor calificado cuanto esto resulte indispensable para la protección de su persona y sus bienes. Salud Mental y Derechos Humanos 6. El retrasado mental debe ser protegido contra toda explotación y todo abuso o trato degradante. En caso de que sea objeto de una acción judicial, deberá ser sometido a un proceso justo en que se tenga plenamente en cuenta su grado de responsabilidad, atendidas sus facultades mentales. 10 7. Si algunos retrasados mentales no son capaces, debido a la gravedad de su impedimento, de ejercer efectivamente todos sus derechos, o si se hace necesario limitar o incluso suprimir tales derechos, el procedimiento que se emplee a los fines de esa limitación o supresión deberá entrañar salvaguardas jurídicas que protejan al retrasado mental contra toda forma de abuso. Dicho procedimiento deberá basarse en una evaluación de su capacidad social por expertos calificados. Asimismo, tal limitación o supresión quedará sujeta a revisiones periódicas y reconocerá el derecho de apelación a autoridades superiores. Declaración de los Derechos de los Impedidos Proclamada por la Asamblea General en su resolución 3447 (XXX), de 9 de diciembre de 1975 La Asamblea General, Consciente del compromiso que los Estados Miembros han asumido, en virtud de la Carta de las Naciones Unidas, de tomar medidas conjunta o separadamente, en cooperación con la Organización, para promover niveles de vida más elevados, trabajo permanente para todos y condiciones de progreso y desarrollo económico y social, Reafirmando su fe en los derechos humanos y las libertades fundamentales y en los principios de paz, de dignidad y valor de la persona humana y de justicia social proclamados en la Carta, Recordando los principios de la Declaración Universal de Derechos Humanos, de los Pactos Internacionales de Derechos Humanos, de la Declaración de los Derechos del Niño y la Declaración de los Derechos del Retrasado Mental, así como las normas de progreso social ya enunciadas en las constituciones, los convenios, las recomendaciones y las resoluciones de la Organización Internacional del Trabajo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, la Organización Mundial de la Salud, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y otras organizaciones interesadas, Recordando asimismo la resolución 1921 (LVIII) del Consejo Económico y Social, de 6 de mayo de 1975, sobre la prevención de la incapacitación y la readaptación de los incapacitados, Subrayando que la Declaración sobre el Progreso y el Desarrollo en lo Social ha proclamado la necesidad de proteger los derechos de los física y mentalmente desfavorecidos y de asegurar su bienestar y su rehabilitación, Teniendo presente la necesidad de prevenir la incapacidad física y mental y de ayudar a los impedidos a desarrollar sus aptitudes en las más diversas esferas de actividad, así como de fomentar en la medida de lo posible su incorporación a la vida social normal, Consciente de que, dado su actual nivel de desarrollo, algunos países no se hallan en situación de dedicar a estas actividades sino esfuerzos limitados, Proclama la presente Declaración de los Derechos de los Impedidos y pide que se adopten medidas en los planos nacional e internacional para que la Declaración sirva de base y de referencia comunes para la protección de estos derechos: 1. El término «impedido» designa a toda persona incapacitada de subvenir por sí misma, en su totalidad o en parte, a las necesidades de una vida individual o social normal a consecuencia de una deficiencia, congénita o no, de sus facultades físicas o mentales. 2. El impedido debe gozar de todos los derechos enunciados en la presente Declaración. Deben reconocerse esos derechos a todos los impedidos, sin excepción alguna y sin distinción ni discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, fortuna, nacimiento o cualquier otra circunstancia, tanto si se refiere personalmente al impedido como a su familia. 3. El impedido tiene esencialmente derecho a 11 Salud Mental y Derechos Humanos que se respete su dignidad humana. El impedido, cualesquiera sean el origen, la naturaleza o la gravedad de sus trastornos y deficiencias, tiene los mismos derechos fundamentales que sus conciudadanos de la misma edad, lo que supone, en primer lugar, el derecho a disfrutar de una vida decorosa, lo más normal y plena que sea posible. 4. El impedido tiene los mismos derechos civiles y políticos que los demás seres humanos; el párrafo 7 de la Declaración de los Derechos del Retrasado Mental se aplica a toda posible limitación o supresión de esos derechos para los impedidos mentales. 5. El impedido tiene derecho a las medidas destinadas a permitirle lograr la mayor autonomía posible. 6. El impedido tiene derecho a recibir atención médica, psicológica y funcional, incluidos los aparatos de prótesis y ortopedia; a la readaptación médica y social; a la educación; la formación y a la readaptación profesionales; las ayudas, consejos, servicios de colocación y otros servicios que aseguren el aprovechamiento máximo de sus facultades y aptitudes y aceleren el proceso de su integración o reintegración social. 7. El impedido tiene derecho a la seguridad económica y social y a un nivel de vida decoroso. Tiene derecho, en la medida de sus posibilidades, a obtener y conservar un empleo y a ejercer una ocupación útil, productiva y remunerativa, y a formar parte de organizaciones sindicales. 8. El impedido tiene derecho a que se tengan 12 en cuenta sus necesidades particulares en todas las etapas de la planificación económica y social. 9. El impedido tiene derecho a vivir en el seno de su familia o de un hogar que la substituya y a participar en todas las actividades sociales, creadoras o recreativas. Ningún impedido podrá ser obligado, en materia de residencia, a un trato distinto del que exija su estado o la mejoría que se le podría aportar. Si fuese indispensable la permanencia del impedido en un establecimiento especializado, el medio y las condiciones de vida en él deberán asemejarse lo más posible a los de la vida normal de las personas de su edad. 10. El impedido debe ser protegido contra toda explotación, toda reglamentación o todo trato discriminatorio, abusivo o degradante. 11. El impedido debe poder contar con el beneficio de una asistencia letrada jurídica competente cuando se compruebe que esa asistencia es indispensable para la protección de su persona y sus bienes. Si fuere objeto de una acción judicial, deberá ser sometido a un procedimiento justo que tenga plenamente en cuenta sus condiciones físicas y mentales. 12. Las organizaciones de impedidos podrán ser consultadas con provecho respecto de todos los asuntos que se relacionen con los derechos humanos y otros derechos de los impedidos. 13. El impedido, su familia y su comunidad deben ser informados plenamente, por todos los medios apropiados, de los derechos enunciados en la presente Declaración. Declaración de Caracas Adoptada por aclamación por la Conferencia Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina, Caracas, Venezuela, 11-14 de noviembre de 1990 Las organizaciones, asociaciones, autoridades de salud, profesionales de salud mental, legisladores y juristas reunidos en la conferencia Regional para la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica dentro de los Sistemas Locales de Salud. Notando, 1. Que la atención psiquiátrica convencional no permite alcanzar los objetivos compatibles con una atención comunitaria, descentralizada, participativa, integral, continua y preventiva; 2. Que el hospital psiquiátrico, como única modalidad asistencial, obstaculiza el logro de los objetivos antes mencionados al: a) aislar al enfermo de su medio, generando de esa manera mayor discapacidad social, b) crear condiciones desfavorables que ponen en peligro los derechos humanos y civiles del enfermo, c) requerir la mayor parte de los recursos financieros y humanos asignados por los países a los servicios de salud mental, d) impartir una enseñanza insuficientemente vinculada con las necesidades de salud mental de las poblaciones, de los servicios de salud y otros sectores. Considerando, 1. Que la Atención Primaria de Salud es la estrategia adoptada por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud y refrendada por los Países Miembros para lograr la meta Salud para Todos en el Año 2000; 2. Que los Sistemas Locales de Salud (SILOS) han sido establecidos por los países de la Región para facilitar el logro de esa meta, por cuanto ofrecen mejores condiciones para desarrollar programas basados en las necesidades de la población de características descentralizadas, participativas y preventivas; 3. Que los programas de Salud Mental y Psiquiatría deben adaptarse a los principios y orientaciones que fundamentan esas estrategias y modelos de organización de la atención de salud. Declaran, 1. Que la reestructuración de la atención psiquiátrica ligada a la Atención Primaria de Salud y en los marcos de los Sistemas Locales de Salud permite la promoción de modelos alternativos centrados en la comunidad y dentro da sus redes sociales; 2. Que la reestructuración de la atención psiquiátrica en la Región implica la revisión critica del papel hegemónico y centralizador del hospital psiquiátrico en la prestación de servicios; 3. Que los recursos, cuidados y tratamiento provistos deben: a) salvaguardar, invariablemente, la dignidad personal y los derechos humanos y civiles, b) estar basado en criterios racionales y técnicamente adecuados, c) propender a la permanencia del enfermo en su medio comunitario, 13 4. Que las legislaciones de los países deben ajustarse de manera que: a) aseguren el respeto de los derechos humanos y civiles de los enfermos mentales, b) promuevan la organización de servicios comunitarios de salud mental que garanticen su cumplimiento; comprometen mancomunada y solidariamente a abogar y desarrollar en los países programas que promuevan la reestructuración, y al monitoreo y defensa de los derechos humanos de los enfermos mentales de acuerdo a las legislaciones nacionales y los compromisos internacionales respectivos. 5. Que la capacitación del recurso humano en Salud Mental y Psiquiatría debe hacerse apuntando a un modelo cuyo eje pasa por el servicio de salud comunitaria y propicia la internación psiquiátrica en los hospitales generales, de acuerdo con los principios rectores que fundamentan esta reestructuración; Instan a los Ministerios de Salud y de Justicia, a los Parlamentos, los Sistemas de Seguridad Social y otros prestadores de servicios, las organizaciones profesionales, las asociaciones de usuarios, universidades y otros centros de capacitación y a los medios de comunicación a que apoyen la reestructuración de la atención psiquiátrica asegurando así su exitoso desarrollo para el beneficio de las poblaciones de la Región. Salud Mental y Derechos Humanos 6. Que las Organizaciones, asociaciones y demás participantes de esta Conferencia se 14 Para lo cual, Principios para la Protección de los Enfermos Mentales y el Mejoramiento de la Atención de la Salud Mental Adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 46/119, 17 de diciembre de 1991 Aplicación Los presentes Principios se aplicarán sin discriminación alguna por motivos de discapacidad, raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional, étnico o social, estado civil o condición social, edad, patrimonio o nacimiento. Definiciones En los presentes Principios: a) Por «defensor» se entenderá un representante legal u otro representante calificado; b) Por «autoridad independiente» se entenderá una autoridad competente e independiente prescrita por la legislación nacional; c) Por «atención de la salud mental» se entenderá el análisis y diagnóstico del estado de salud mental de una persona, y el tratamiento, el cuidado y las medidas de rehabilitación aplicadas a una enfermedad mental real o presunta; d) Por «institución psiquiátrica» se entenderá todo establecimiento o dependencia de un establecimiento que tenga como función primaria la atención de la salud mental; e) Por «profesional de salud mental» se entenderá un médico, un psicólogo clínico, un profesional de enfermería, un trabajador social u otra persona debidamente capacitada y calificada en una especialidad relacionada con la atención de la salud mental; f) Por «paciente» se entenderá la persona que recibe atención psiquiátrica; se refiere a toda persona que ingresa en una institución psiquiátrica; g) Por «representante personal» se entenderá la persona a quien la ley confiere el deber de representar los intereses de un paciente en cualquier esfera determinada o de ejercer derechos específicos en nombre del paciente y comprende al padre o tutor legal de un menor a menos que la legislación nacional prescriba otra cosa; h) Por «órgano de revisión» se entenderá el órgano establecido de conformidad con el principio 17 para que reconsidere la admisión o retención involuntaria de un paciente en una institución psiquiátrica. Cláusula General de Limitación El ejercicio de los derechos enunciados en los presentes Principios sólo podrá estar sujeto a las limitaciones previstas por la ley que sean necesarias para proteger la salud o la seguridad de la persona de que se trate o de otras personas, o para proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos y libertades fundamentales de terceros. Principio 1. Libertades fundamentales y derechos básicos 1. Todas las personas tienen derecho a la mejor atención disponible en materia de salud mental, que será parte del sistema de asistencia sanitaria y social. 2. Todas las personas que padezcan una enfermedad mental, o que estén siendo atendidas por esa causa, serán tratadas con humanidad y con respeto a la dignidad inherente de la persona humana. 3. Todas las personas que padezcan una enfermedad mental, o que estén siendo atendidas por esa causa, tienen derecho a la protección contra la explotación económica, sexual o de otra índole, el maltrato físico o de otra índole y el trato degradante. 4. No habrá discriminación por motivo de 15 Salud Mental y Derechos Humanos 16 enfermedad mental. Por «discriminación» se entenderá cualquier distinción, exclusión o preferencia cuyo resultado sea impedir o menoscabar el disfrute de los derechos en pie de igualdad. Las medidas especiales adoptadas con la única finalidad de proteger los derechos de las personas que padezcan una enfermedad mental o de garantizar su mejoría no serán consideradas discriminación. La discriminación no incluye ninguna distinción, exclusión o preferencia adoptada de conformidad con las disposiciones de los presentes Principios que sea necesaria para proteger los derechos humanos de una persona que padezca una enfermedad mental o de otras personas. 5. Todas las personas que padezcan una enfermedad mental tendrán derecho a a ejercer todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y otros instrumentos pertinentes, tales como la Declaración de los Derechos de los Impedidos y el Conjunto de Principios para la protección de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o prisión. 6. Toda decisión de que, debido a su enfermedad mental, una persona carece de capacidad jurídica y toda decisión de que, a consecuencia de dicha incapacidad, se designe a un representante personal se tomará sólo después de una audiencia equitativa ante un tribunal independiente e imparcial establecido por la legislación nacional. La persona de cuya capacidad se trate tendrá derecho a estar representada por un defensor. Si la persona de cuya capacidad se trata no obtiene por sí misma dicha representación, se le pondrá ésta a su disposición sin cargo alguno en la medida de que no disponga de medios suficientes para pagar dichos servicios. El defensor no podrá representar en las mismas actuaciones a una institución psiquiátrica ni a su personal, ni tampoco podrá representar a un familiar de la persona de cuya capacidad se trate, a menos que el tribunal compruebe que no existe ningún conflicto de intereses. Las decisiones sobre la capacidad y la necesidad de un representante personal se revisarán en los intervalos razonables previstos en la legislación nacional. La persona de cuya capacidad se trate, su representante personal, si lo hubiere, y cualquier otro interesado tendrán derecho a apelar esa decisión ante un tribunal superior. 7. Cuando una corte u otro tribunal competente determine que una persona que padece una enfermedad mental no puede ocuparse de sus propios asuntos, se adoptarán medidas, hasta donde sea necesario y apropiado a la condición de esa persona, para asegurar la protección de sus intereses. Principio 2. Protección de menores Se tendrá especial cuidado, conforme a los propósitos de los presentes Principios y en el marco de la ley nacional de protección de menores, en proteger los derechos de los menores, disponiéndose, de ser necesario, el nombramiento de un representante legal que no sea un miembro de la familia. Principio 3. La vida en la comunidad Toda persona que padezca una enfermedad mental tendrá derecho a vivir y a trabajar, en la medida de lo posible, en la comunidad. Principio 4. Determinación de una enfermedad mental 1. La determinación de que una persona padece una enfermedad mental se formulará con arreglo a normas médicas aceptadas internacionalmente. 2. La determinación de una enfermedad mental no se efectuará nunca fundándose en la condición política, económica o social, en la afiliación a un grupo cultural, racial o religioso, o en cualquier otra razón que no se refiera directamente al estado de la salud mental. 3. Los conflictos familiares o profesionales o la falta de conformidad con los valores morales, sociales, culturales o políticos o con las creencias religiosas dominantes en la comunidad de una persona en ningún caso constituirán un factor determinante del diagnóstico de enfermedad mental. 4. El hecho de que un paciente tenga un historial de tratamientos o de hospitalización no bastará por sí solo para justificar en el presente o en el porvenir la determinación de una enfermedad mental. 5. Ninguna persona o autoridad clasificará a una persona como enferma mental o indicará de otro modo que padece una enfermedad mental salvo para fines directamente relacionados con la enfermedad mental o con las consecuencias de ésta. Principio 5. Examen médico Ninguna persona será forzada a someterse a examen médico con objeto de determinar si padece o no una enfermedad mental, a no ser que el examen se practique con arreglo a un procedimiento autorizado por el derecho nacional. Principio 6. Confidencialidad Se respetará el derecho que tienen todas las personas a las cuales son aplicables los presentes Principios a que se trate confidencialmente la información que les concierne. Principio 7. Importancia de la comunidad y de la cultura 1. Todo paciente tendrá derecho a ser tratado y atendido, en la medida de lo posible, en la comunidad en la que vive. 2. Cuando el tratamiento se administre en una institución psiquiátrica, el paciente tendrá derecho a ser tratado, siempre que sea posible, cerca de su hogar o del hogar de sus familiares o amigos y tendrá derecho a regresar a la comunidad lo antes posible. 3. Todo paciente tendrá derecho a un tratamiento adecuado a sus antecedentes culturales. Principio 8. Normas de la atención 1. Todo paciente tendrá derecho a recibir la atención sanitaria y social que corresponda a sus necesidades de salud y será atendido y tratado con arreglo a las mismas normas aplicables a los demás enfermos. 2. Se protegerá a todo paciente de cualesquiera daños, incluida la administración injustificada de medicamentos, los malos tratos por parte de otros pacientes, del personal o de otras personas u otros actos que causen ansiedad mental o molestias físicas. Principio 9. Tratamiento 1. Todo paciente tendrá derecho a ser tratado en un ambiente lo menos restrictivo posible y a recibir el tratamiento menos restrictivo y alterador posible que corresponda a sus necesidades de salud y a la necesidad de proteger la seguridad física de terceros. 2. El tratamiento y los cuidados de cada paciente se basarán en un plan prescrito individualmente, examinado con el paciente, revisado periódicamente, modificado llegado el caso y aplicado por personal profesional calificado. 3. La atención psiquiátrica se dispensará siempre con arreglo a las normas de ética pertinentes de los profesionales de salud mental, en particular normas aceptadas internacionalmente como los Principios de ética médica aplicables a la función del personal de salud, especialmente los médicos, en la protección de personas presas y detenidas contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, aprobados por la Asamblea General de las Naciones Unidas. En ningún caso se hará uso indebido de los conocimientos y las técnicas psiquiátricos. 4. El tratamiento de cada paciente estará destinado a preservar y estimular su independencia personal. Principio 10. Medicación 1. La medicación responderá a las necesidades fundamentales de salud del paciente y sólo se le administrará con fines terapéuticos o de diagnóstico y nunca como castigo o para conveniencia de terceros. Con sujeción a las disposiciones del párrafo 15 del principio 11 infra, los profesionales de salud mental sólo administrarán medicamentos de eficacia conocida o demostrada. 2. Toda la medicación deberá ser prescrita por un profesional de salud mental autorizado por la ley y se registrará en el historial del paciente. Principio 11. Consentimiento para el tratamiento 1. No se administrará ningún tratamiento a un paciente sin su consentimiento informado, salvo en los casos previstos en los párrafos 6, 7, 8, 13 y 15 del presente principio. 2. Por consentimiento informado se entiende el consentimiento obtenido libremente sin amenazas ni persuasión indebida, después de proporcionar al paciente información adecuada y comprensible, en una forma y en un lenguaje que éste entienda, acerca de: a) El diagnóstico y su evaluación; b) El propósito, el método, la duración probable y los beneficios que se espera obtener del tratamiento propuesto; c) Las demás modalidades posibles de tratamiento, incluidas las menos alteradoras posibles; d) Los dolores o incomodidades posibles y los riesgos y secuelas del tratamiento propuesto. 3. El paciente podrá solicitar que durante el procedimiento seguido para que dé su consentimiento estén presentes una o más personas de su elección. 17 Salud Mental y Derechos Humanos 18 4. El paciente tiene derecho a negarse a recibir tratamiento o a interrumpirlo, salvo en los casos previstos en los párrafos 6, 7, 8, 13 y 15 del presente principio. Se deberán explicar al paciente las consecuencias de su decisión de no recibir o interrumpir un tratamiento. 5. No se deberá alentar o persuadir a un paciente a que renuncie a su derecho a dar su consentimiento informado. En caso de que el paciente así desee hacerlo, se le explicará que el tratamiento no se puede administrar sin su consentimiento informado. 6. Con excepción de lo dispuesto en los párrafos 7, 8, 12, 13, 14 y 15 del presente principio, podrá aplicarse un plan de tratamiento propuesto sin el consentimiento informado del paciente cuando concurran las siguientes circunstancias: a) Que el paciente, en la época de que se trate, sea un paciente involuntario; b) Que una autoridad independiente que disponga de toda la información pertinente, incluida la información especificada en el párrafo 2 del presente principio, compruebe que, en la época de que se trate, el paciente está incapacitado para dar o negar su consentimiento informado al plan de tratamiento propuesto o, si así lo prevé la legislación nacional, teniendo presente la seguridad del paciente y la de terceros, que el paciente se niega irracionalmente a dar su consentimiento; c) Que la autoridad independiente compruebe que el plan de tratamiento propuesto es el más indicado para atender a las necesidades de salud del paciente. 7. La disposición del párrafo 6 supra no se aplicará cuando el paciente tenga un representante personal facultado por ley para dar su consentimiento respecto del tratamiento del paciente; no obstante, salvo en los casos previstos en los párrafos 12, 13, 14 y 15 del presente principio, se podrá aplicar un tratamiento a este paciente sin su consentimiento informado cuando, después que se le haya proporcionado la información mencionada en el párrafo 2 del presente principio, el representante personal dé su consentimiento en nombre del paciente. 8. Salvo lo dispuesto en los párrafos 12, 13, 14 y 15 del presente principio, también se podrá aplicar un tratamiento a cualquier paciente sin su consentimiento informado si un profesional de salud mental calificado y autorizado por ley determina que ese tratamiento es urgente y necesario para impedir un daño inmediato o inminente al paciente o a otras personas. Ese tratamiento no se aplicará más allá del período estrictamente necesario para alcanzar ese propósito. 9. Cuando se haya autorizado cualquier tratamiento sin el consentimiento informado del paciente, se hará no obstante todo lo posible por informar a éste acerca de la naturaleza del tratamiento y de cualquier otro tratamiento posible y por lograr que el paciente participe en cuanto sea posible en la aplicación del plan de tratamiento. 10. Todo tratamiento deberá registrarse de inmediato en el historial clínico del paciente y se señalará si es voluntario o involuntario. 11. No se someterá a ningún paciente a restricciones físicas o a reclusión involuntaria salvo con arreglo a los procedimientos oficialmente aprobados de la institución psiquiátrica y sólo cuando sea el único medio disponible para impedir un daño inmediato o inminente al paciente o a terceros. Esas prácticas no se prolongarán más allá del período estrictamente necesario para alcanzar ese propósito. Todos los casos de restricción física o de reclusión involuntaria, sus motivos y su carácter y duración se registrarán en el historial clínico del paciente. Un paciente sometido a restricción o reclusión será mantenido en condiciones dignas y bajo el cuidado y la supervisión inmediata y regular de personal calificado. Se dará pronto aviso de toda restricción física o reclusión involuntaria de pacientes a los representantes personales, de haberlos y de proceder. 12. Nunca podrá aplicarse la esterilización como tratamiento de la enfermedad mental. 13. La persona que padece una enfermedad mental podrá ser sometida a un procedimiento médico u operación quirúrgica importantes únicamente cuando lo autorice la legislación nacional, cuando se considere que ello es lo que más conviene a las necesidades de salud del paciente y cuando el paciente dé su consentimiento informado, salvo que, cuando no esté en condiciones de dar ese consentimiento, sólo se autorizará el procedimiento o la operación después de practicarse un examen independiente. 14. No se someterá nunca a tratamientos psicoquirúrgicos u otros tratamientos irreversibles o que modifican la integridad de la persona a pacientes involuntarios de una institución psiquiátrica y esos tratamientos sólo podrán, en la medida en que la legislación nacional lo permita, aplicarse a cualquier otro paciente cuando éste haya dado su consentimiento informado y cuando un órgano externo independiente compruebe que existe realmente un consentimiento informado y que el tratamiento es el más conveniente para las necesidades de salud del paciente. 15. No se someterá a ensayos clínicos ni a tratamientos experimentales a ningún paciente sin su consentimiento informado, excepto cuando el paciente esté incapacitado para dar su consentimiento informado, en cuyo caso sólo podrá ser sometido a un ensayo clínico o a un tratamiento experimental con la aprobación de un órgano de revisión competente e independiente que haya sido establecido específicamente con este propósito. 16. En los casos especificados en los párrafos 6, 7, 8, 13, 14 y 15 del presente principio, el paciente o su representante personal, o cualquier persona interesada, tendrán derecho a apelar ante un órgano judicial u otro órgano independiente en relación con cualquier tratamiento que haya recibido. Principio 12. Información sobre los derechos 1. Todo paciente recluido en una institución psiquiátrica será informado, lo más pronto posible después de la admisión y en una forma y en un lenguaje que comprenda, de todos los derechos que le corresponden de conformidad con los presentes Principios y en virtud de la legislación nacional, información que comprenderá una explicación de esos derechos y de la manera de ejercerlos. 2. Mientras el paciente no esté en condiciones de comprender dicha información, los derechos del paciente se comunicarán a su representante personal, si lo tiene y si procede, y a la persona o las personas que sean más capaces de representar los intereses del paciente y que deseen hacerlo. 3. El paciente que tenga la capacidad necesaria tiene el derecho de designar a una persona a la que se debe informar en su nombre y a una persona que represente sus intereses ante las autoridades de la institución. Principio 13. Derechos y condiciones en las instituciones psiquiátricas 1. Todo paciente de una institución psiquiátrica tendrá, en particular, el derecho a ser plenamente respetado por cuanto se refiere a su: a) Reconocimiento en todas partes como persona ante la ley; b) Vida privada; c) Libertad de comunicación, que incluye la libertad de comunicarse con otras personas que estén dentro de la institución; libertad de enviar y de recibir comunicaciones privadas sin censura; libertad de recibir, en privado, visitas de un asesor o representante personal y, en todo momento apropiado, de otros visitantes; y libertad de acceso a los servicios postales y telefónicos y a la prensa, la radio y la televisión; d) Libertad de religión o creencia. 2. El medio ambiente y las condiciones de vida en las instituciones psiquiátricas deberán aproximarse en la mayor medida posible a las condiciones de la vida normal de las personas de edad similar e incluirán en particular: a) Instalaciones para actividades de recreo y esparcimiento; b) Instalaciones educativas; c) Instalaciones para adquirir o recibir artículos esenciales para la vida diaria, el esparcimiento y la comunicación; d) Instalaciones, y el estímulo correspondiente para utilizarlas, que permitan a los pacientes emprender ocupaciones activas adaptadas a sus antecedentes sociales y culturales y que permitan aplicar medidas apropiadas de rehabilitación para promover su reintegración en la comunidad. Tales medidas comprenderán servicios de orientación vocacional, capacitación vocacional y colocación laboral que permitan a los pacientes obtener o mantener un empleo en la comunidad. 3. En ninguna circunstancia podrá el paciente ser sometido a trabajos forzados. Dentro de los límites compatibles con las necesidades del paciente y las de la administración de la institución, el paciente deberá poder elegir la clase de trabajo que desee realizar. 4. El trabajo de un paciente en una institución psiquiátrica no será objeto de explotación. Todo paciente tendrá derecho a recibir por un trabajo la misma remuneración que por un trabajo igual, de conformidad con las leyes o las costumbres nacionales, se pagaría a una persona que no sea un paciente. Todo paciente tendrá derecho, en cualquier caso, a recibir una proporción equitativa de la remuneración que la institución psiquiátrica perciba por su trabajo. Principio 14. Recursos de que deben disponer las instituciones psiquiátricas 19 1. Las instituciones psiquiátricas dispondrán de los mismos recursos que cualquier otro establecimiento sanitario y, en particular, de: a) Personal médico y otros profesionales calificados en número suficiente y locales suficientes, para proporcionar al paciente la intimidad necesaria y un programa de terapia apropiada y activa; b) Equipo de diagnóstico y terapéutico para los pacientes; c) Atención profesional adecuada; d) Tratamiento adecuado, regular y completo, incluido el suministro de medicamentos. 2. Todas las instituciones psiquiátricas serán inspeccionadas por las autoridades competentes con frecuencia suficiente para garantizar que las condiciones, el tratamiento y la atención de los pacientes se conformen a los presentes Principios. Salud Mental y Derechos Humanos Principio 15. Principios de admisión 1. Cuando una persona necesite tratamiento en una institución psiquiátrica, se hará todo lo posible por evitar una admisión involuntaria. 2. El acceso a una institución psiquiátrica se administrará de la misma forma que el acceso a cualquier institución por cualquier otra enfermedad. 3. Todo paciente que no haya sido admitido involuntariamente tendrá derecho a abandonar la institución psiquiátrica en cualquier momento a menos que se cumplan los recaudos para su mantenimiento como paciente involuntario, en la forma prevista en el principio 16 infra; el paciente será informado de ese derecho. 20 Principio 16. Admisión involuntaria 1. Una persona sólo podrá ser admitida como paciente involuntario en una institución psiquiátrica o ser retenida como paciente involuntario en una institución psiquiátrica a la que ya hubiera sido admitida como paciente voluntario cuando un médico calificado y autorizado por ley a esos efectos determine, de conformidad con el principio 4 supra, que esa persona padece una enfermedad mental y considere: a) Que debido a esa enfermedad mental existe un riesgo grave de daño inmediato o inminente para esa persona o para terceros; o b) Que, en el caso de una persona cuya enfermedad mental sea grave y cuya capacidad de juicio esté afectada, el hecho de que no se la admita o retenga puede llevar a un deterioro considerable de su condición o impedir que se le proporcione un tratamiento adecuado que sólo puede aplicarse si se admite al paciente en una institución psiquiátrica de conformidad con el principio de la opción menos restrictiva. En el caso a que se refiere el apartado b) del presente párrafo, se debe consultar en lo posible a un segundo profesional de salud mental, independiente del primero. De realizarse esa consulta, la admisión o la retención involuntaria no tendrá lugar a menos que el segundo profesional convenga en ello. 2. Inicialmente la admisión o la retención involuntaria se hará por un período breve determinado por la legislación nacional, con fines de observación y tratamiento preliminar del paciente, mientras el órgano de revisión considera la admisión o retención. Los motivos para la admisión o retención se comunicarán sin demora al paciente y la admisión o retención misma, así como sus motivos, se comunicarán también sin tardanza y en detalle al órgano de revisión, al representante personal del paciente, cuando sea el caso, y, salvo que el paciente se oponga a ello, a sus familiares. 3. Una institución psiquiátrica sólo podrá admitir pacientes involuntarios cuando haya sido facultada a ese efecto por la autoridad competente prescrita por la legislación nacional. Principio 17. El órgano de revisión 1. El órgano de revisión será un órgano judicial u otro órgano independiente e imparcial establecido por la legislación nacional que actuará de conformidad con los procedimientos establecidos por la legislación nacional. Al formular sus decisiones contará con la asistencia de uno o más profesionales de salud mental calificados e independientes y tendrá presente su asesoramiento. 2. El examen inicial por parte del órgano de revisión, conforme a lo estipulado en el párrafo 2 del principio 16 supra, de la decisión de admitir o retener a una persona como paciente involuntario se llevará a cabo lo antes posible después de adoptarse dicha decisión y se efectuará de conformidad con los procedimientos sencillos y expeditos establecidos por la legislación nacional. 3. El órgano de revisión examinará periódicamente los casos de pacientes involuntarios a intervalos razonables especificados por la legislación nacional. 4. Todo paciente involuntario tendrá derecho a solicitar al órgano de revisión que se le dé de alta o que se le considere como paciente voluntario, a intervalos razonables prescritos por la legislación nacional. 5. En cada examen, el órgano de revisión determinará si se siguen cumpliendo los requisitos para la admisión involuntaria enunciados en el párrafo 1 del principio 16 supra y, en caso contrario, el paciente será dado de alta como paciente involuntario. 6. Si en cualquier momento el profesional de salud mental responsable del caso determina que ya no se cumplen las condiciones para retener a una persona como paciente involuntario, ordenará que se dé de alta a esa persona como paciente involuntario. 7. El paciente o su representante personal o cualquier persona interesada tendrá derecho a apelar ante un tribunal superior de la decisión de admitir al paciente o de retenerlo en una institución psiquiátrica. Principio 18. Garantías procesales 1. El paciente tendrá derecho a designar a un defensor para que lo represente en su calidad de paciente, incluso para que lo represente en todo procedimiento de queja o apelación. Si el paciente no obtiene esos servicios, se pondrá a su disposición un defensor sin cargo alguno en la medida en que el paciente carezca de medios suficientes para pagar. 2. Si es necesario, el paciente tendrá derecho a la asistencia de un intérprete. Cuando tales servicios sean necesarios y el paciente no los obtenga, se le facilitarán sin cargo alguno en la medida en que el paciente carezca de medios suficientes para pagar. 3. El paciente y su defensor podrán solicitar y presentar en cualquier audiencia un dictamen independiente sobre su salud mental y cualesquiera otros informes y pruebas orales, escritas y de otra índole que sean pertinentes y admisibles. 4. Se proporcionarán al paciente y a su defensor copias del expediente del paciente y de todo informe o documento que deba presentarse, salvo en casos especiales en que se considere que la revelación de determinadas informaciones perjudicaría gravemente la salud del paciente o pondría en peligro la seguridad de terceros. Conforme lo prescriba la legislación nacional, todo documento que no se proporcione al paciente deberá proporcionarse al representante personal y al defensor del paciente, siempre que pueda hacerse con carácter confidencial. Cuando no se comunique al paciente cualquier parte de un documento, se informará de ello al paciente o a su defensor, así como de las razones de esa decisión, que estará sujeta a revisión judicial. 5. El paciente y su representante personal y defensor tendrán derecho a asistir personalmente a la audiencia y a participar y ser oídos en ella. 6. Si el paciente o su representante personal o defensor solicitan la presencia de una determinada persona en la audiencia, se admitirá a esa persona a menos que se considere que su presencia perjudicará gravemente la salud del paciente o pondrá en peligro la seguridad de terceros. 7. En toda decisión relativa a si la audiencia o cualquier parte de ella será pública o privada y si podrá informarse públicamente de ella, se tendrán en plena consideración los deseos del paciente, la necesidad de respetar su vida privada y la de otras personas y la necesidad de impedir que se cause un perjuicio grave a la salud del paciente o de no poner en peligro la seguridad de terceros. 8. La decisión adoptada en una audiencia y las razones de ella se expresarán por escrito. Se proporcionarán copias al paciente y a su representante personal y defensor. Al determinar si la decisión se publicará en todo o en parte, se tendrán en plena consideración los deseos del paciente, la necesidad de respetar su vida privada y la de otras personas, el interés público en la administración abierta de la justicia y la necesidad de impedir que se cause un perjuicio grave a la salud del paciente y de no poner en peligro la seguridad de terceros. Principio 19. Acceso a la información 1. El paciente (término que en el presente principio comprende al ex paciente) tendrá derecho de acceso a la información relativa a él en el historial médico y expediente personal que mantenga la institución psiquiátrica. Este derecho podrá estar sujeto a restricciones para impedir que se cause un perjuicio grave a la salud del paciente o se ponga en peligro la seguridad de terceros. Conforme lo disponga la legislación nacional, toda información de esta clase que no se proporcione al paciente se proporcionará al representante personal y al defensor del paciente, siempre que pueda hacerse con carácter confidencial. Cuando no se proporcione 21 al paciente cualquier parte de la información, el paciente o su defensor, si lo hubiere, será informado de la decisión y de las razones en que se funda, y la decisión estará sujeta a revisión judicial. 2. Toda observación por escrito del paciente o de su representante personal o defensor deberá, a petición de cualquiera de ellos, incorporarse al expediente del paciente. Salud Mental y Derechos Humanos Principio 20. Delincuentes 1. El presente principio se aplicará a las personas que cumplen penas de prisión por delitos penales o que han sido detenidas en el transcurso de procedimientos o investigaciones penales efectuados en su contra y que, según se ha determinado o se sospecha, padecen una enfermedad mental. 2. Todas estas personas deben recibir la mejor atención disponible en materia de salud mental, según lo estipulado en el principio 1 supra. Los presentes Principios se aplicarán en su caso en la medida más plena posible, con las contadas modificaciones y excepciones que vengan impuestas por las circunstancias. Ninguna modificación o excepción podrá menoscabar los derechos de las personas reconocidos en los instrumentos señalados en el párrafo 5 del principio 1 supra. 3. La legislación nacional podrá autorizar a un tribunal o a otra autoridad competente para que, basándose en un dictamen médico competente e independiente, disponga que esas personas sean internadas en una institución psiquiátrica. 4. El tratamiento de las personas de las que se determine que padecen una enfermedad mental será en toda circunstancia compatible con el principio 11 supra. 22 Principio 21. Quejas Todo paciente o ex paciente tendrá derecho a presentar una queja conforme a los procedimientos que especifique la legislación nacional. Principio 22. Vigilancia y recursos Los Estados velarán por que existan mecanismos adecuados para promover el cumplimiento de los presentes Principios, inspeccionar las instituciones psiquiátricas, presentar, investigar y resolver quejas y establecer procedimientos disciplinarios o judiciales apropiados para casos de conducta profesional indebida o de violación de los derechos de los pacientes. Principio 23. Aplicación 1. Los Estados deberán aplicar los presentes Principios adoptando las medidas pertinentes de carácter legislativo, judicial, administrativo, educativo y de otra índole, que revisarán periódicamente. 2. Los Estados deberán dar amplia difusión a los presentes Principios por medios apropiados y dinámicos. Principio 24. Alcance de los principios relativos a las instituciones psiquiátricas Los presentes Principios se aplican a todas las personas que ingresan en una institución psiquiátrica. Principio 25. Mantenimiento de los derechos reconocidos No se impondrá ninguna restricción ni se admitirá ninguna derogación de los derechos de los pacientes, entre ellos los derechos reconocidos en el derecho internacional o nacional aplicable, so pretexto de que los presentes Principios no reconocen tales derechos o de que sólo los reconocen parcialmente. Diez Principios Básicos de las Normas para la Atención de la Salud Mental* 1. Promoción de la Salud Mental y Prevención de los Trastornos Mentales DESCRIPCIÓN: Todos deben beneficiarse de las óptimas medidas posibles para promover su bienestar mental y para prevenir los trastornos mentales. COMPONENTES: Este principio incluye los siguientes componentes: 1. Esfuerzos de promoción de la salud mental. 2. Esfuerzos de prevención de los trastornos mentales. EJECUCIÓN: Para promover este principio se sugieren las siguientes acciones: 1- Promover comportamientos que contribuyan a realzar y mantener el bienestar mental como los identificados por WHO (OMS)1; 2- Identificar y emprender acciones adecuadas para eliminar las causas de los trastornos mentales, como los identificados por OMS 2. 2. Acceso a la Atención Básica de la Salud Mental DESCRIPCIÓN: Todo el que esté necesitado debe tener acceso a una atención básica de salud mental3. COMPONENTES: Este principio incluye los siguientes componentes: 1. La atención de la salud mental debe tener una calidad adecuada4, es decir a. preservar la dignidad5 del paciente; b. tomar en consideración y tener en cuenta técnicas que ayuden a los pacientes a arreglárselas con los deterioros, discapacidades y minusvalías de su salud mental; c. proveer atención clínica y no clínica aceptada y relevante que apunte a reducir el efecto del trastorno y a mejorar la calidad de vida del paciente; d. mantener un sistema de atención de la salud mental de calidad adecuada (incluso atención primaria de la salud, pacientes externos, pacientes internados y establecimientos para internación); * Este documento fue realizado por la División de Salud Mental y Prevención del Abuso de Sustancias, de la Organización Mundial de la Salud. 1 OMS, Life Skills Education in Schools (WHO/MNH/PFS/93.7a.REv.1), Ginebra, 1993; OMS, The Development and Dissemination of Life Skills Education: An overview (WHO/MNH/PSF/94.7), Ginebra, 1994; OMS, Improving the Psychosocial Development of Children: Programmes for Enriching their Human Environment (MNH/PSF/93.6), Ginebra, 1993; OMS, Skills for Life - Newsletter (WHO/MNH/NLSL/92.1, 93.1, 94.1, 94,2, 95.1), Ginebra, 1992’1995. 2 OMS, Guidelines for the Primary Prevention of Mental, Neurological and Psychosocial Disorders, Vol. 1 a 5 (WH=/MNH/ MND/93.21-24, 94.21), Geneva, 1993. 3 Principio 1 (1)Naciones Unidas. 4 Principio 1 (1) (2) Naciones Unidas. 5 Principio 1 (2) de Naciones Unidas. 23 Salud Mental y Derechos Humanos 2. El acceso a la atención de la salud mental debe ser económicamente accesible y equitativo; 3. La atención de la salud mental debe ser geográficamente asequible; 4. La atención de la salud mental debe estar disponible sobre una base voluntaria como lo es la atención de la salud en general6. 5. El acceso a la atención de la salud, incluso la salud mental, es contingente y depende de los recursos humanos y logísticos disponibles. 24 EJECUCIÓN: Para promover este principio se sugieren las siguientes acciones: 1. Tener en las normas una disposición específica que garantice una atención calificada de la salud, con preferencia una disposición general sobre la atención de la salud que se aplique por extensión a la salud mental; 2. Tener prácticas médicas acordes a las pautas de calidad como las desarrolladas por OMS7; 3. Tener pautas de calidad y documentos desarrollados y/o adoptados a nivel nacional por y para todos los profesionales calificados u órganos gubernamentales; 4. Ofrecer una atención de salud mental que sea culturalmente adecuada; 5. Requerir y tomar en consideración la evaluación del paciente sobre la calidad de la atención; 6. Registrar en la historia médica de la persona los tratamientos, las decisiones y medidas tomadas respecto de la persona a quien se provee la atención de salud mental; 6 7. Introducir un componente de salud mental en la Atención Primaria de la Salud 8; 8. Promover programas de seguro de salud (público o privado) ofreciendo cobertura al mayor número posible de personas, que no excluya, sino que incluya específicamente la atención de la salud mental; 9. Incorporar en el esquema de las normas de salud mental un procedimiento de admisión voluntaria que se cumpla en la práctica; 10. Hacer que la atención de salud mental sea geográficamente asequible, de acuerdo con las indicaciones de la OMS, esto es: a. que la atención de salud mental se encuentre a una distancia menor o igual a una hora de marcha o de viaje; y b. que los medicamentos identificados por OMS9 estén disponibles. 3. Evaluación de la Salud Mental de Acuerdo con los Principios Aceptados Internacionalmente DESCRIPCIÓN: La evaluación de la salud mental debe realizarse de acuerdo con los principios médicos aceptados internacionalmente10. COMPONENTES: Este principio incluye los siguientes componentes: 1. La evaluación de la salud mental incluye: a. el diagnóstico11; b. la elección de un tratamiento; c. la determinación de la capacidad; d. la determinación de que uno pudiera dañarse a sí mismo o a terceros debido a un trastorno mental; 2. La evaluación de la salud mental debe llevar- Principio 15 (1) de Naciones Unidas. OMS, Quality Assurance Mental Health Care: Check-lists / Glossaries, Volume 1. (WHO/MNH/MND/94.17), Ginebra, 1994. 8 OMS, The Introduction of a Mental Health Component Into primary Health Care, Ginebra, 1990. 9 OMS, The Use of Essential Drugs (TRS No. 850), Ginebra, 1995; OMS, Essential Drugs in Psychiatry (WHO/MNH/MND/ 93.27), Ginebra, 1993. Desde 1995, los siguientes medicamentos (o medicamentos de las mismas familias con propiedades similares) han sido incluidos en la lista de medicamentos esenciales para el tratamiento de trastornos mentales: amitriptyline, biperiden, carbamazepine, chlorpromazine, clomipramine. diazepam, fenobarbitone, fluphenazine decanoate, haloperidol, imipramine, lithium carbonate y temazepam. 10 Principio 4 (1) de Naciones Unidas. 11 Pautas médicas de diagnóstico internacionalmente aceptadas se encuentran en: OMS, ICD-10 Classification of Mental and Behavioural Disorders - Clinical Descriptions and Diagnostic Guidelines. Décima REvisión, 1992 (disponible en varios idiomas); un ejemplo de un sistema nacional de diagnóstico para trastornos mentales de amplia aceptación internacional se presenta en: American Psychiatric Association, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders («DSM-IV»), Cuarta Edición, 1994. 7 se a cabo solamente con fines directamente relacionados con la enfermedad mental o las consecuencias de la misma12. EJECUCIÓN: Para promover este principio se sugieren las siguientes acciones: 1. Promover el entrenamiento clínico en el uso de principios internacionalmente aceptados; 2. Evitar referirse a criterios no clínicos, tales como motivos políticos, económicos, sociales y religiosos al evaluar el potencial de causar daño a sí mismo o a terceros13; 3. Realizar una evaluación completa toda vez que se lleva a cabo una nueva evaluación; 4. Evitar tomar como base para una evaluación solamente una historia médica anterior del trastorno mental14. 4. Provisión del Tipo de Atención Menos Restrictivo de la Salud Mental DESCRIPCIÓN: A las personas con trastorno de salud mental se les proveerá una atención que sea mínimamente restrictiva15; COMPONENTES: Este principio incluye los siguientes componentes: 1. Entre los elementos que deben considerarse en la selección de las alternativas menos restrictivas están los siguientes: a. el trastorno en cuestión; b. los tratamientos disponibles; c. el nivel de autonomía de la persona; d. la aceptación y la cooperación de la persona; y e. el potencial del daño causado a sí mismo o a terceros. 2. El tratamiento basado en la comunidad debe ser accesible para los pacientes aptos 16; 3. Los tratamientos basados en las instituciones deben proveerse en el ambiente menos restrictivo 17 y los tratamientos que implican el uso de restricciones físicas (cuartos de aislamiento, camisolas) y químicas, si son absolutamente necesarias deben ser contingentes y depender de: a. intentos continuados de discutir alternativas con el paciente; b. examen y prescripción hechos por un prestador de atención de salud aprobado; c. la necesidad de evitar un daño inmediato a sí mismo o a terceros; d. una observación regular; e. reevaluaciones periódicas de la necesidad de restricción (ej., cada media hora para una restricción física); f. una duración estrictamente limitada (ej. cuatro horas para una restricción física); g. documentación en la historia médica del paciente. EJECUCIÓN: Para promover este principio se sugieren las siguientes acciones: 1. A fin de sostener la atención de salud mental basada en la comunidad, mantener las situaciones legales y las infraestructuras (recursos humanos, parajes, etc.), en un marco adecuado para pacientes con diversos grados de autonomía; 2. Emprender pasos para eliminar las cámaras de aislamiento y prohibir la creación de otras nuevas; 3. Enmendar los instrumentos legales pertinentes para eliminar las prestaciones incompatibles con la atención de la salud mental, basada en la comunidad; 4. Capacitar a los prestadores de la atención de salud mental para que usen alternativas que reemplacen las tradicionales medidas coercitivas a fin de enfrentar las situaciones de crisis. 12 Principio 4 (5) de Naciones Unidas. Principio 4 (2) de Naciones Unidas. 14 Principio 4 (4) de Naciones Unidas. 15 Principio 1 de Naciones Unidas. 16 Principios 3 y 7 de Naciones Unidas. 17 Principio 9 (1) de Naciones Unidas. 13 25 5. Auto-determinación Salud Mental y Derechos Humanos DESCRIPCIÓN: Se requiere el consentimiento antes de que se produzca cualquier tipo de interferencia con una persona 18. COMPONENTES: Este principio incluye los siguientes componentes: 1. La interferencia comprende: a. integridad corporal y mental (ej. procedimiento de diagnóstico, tratamiento médico, tal como el uso de medicamentos, terapia de electroshock y cirugía irreversible); b. libertad (ej. confinamiento forzoso en un hospital); 2. El consentimiento debe ser: a. dado por la persona afectada, según corresponda de acuerdo con las culturas, después de haber obtenido consejo de una unidad tradicional responsable de las decisiones (ej. familia, pariente, unidad de trabajo); b. libre (de influencia indebida); c. informado (la información debe ser precisa, comprensible, suficiente para poder decidir las ventajas, las desventajas, los riesgos, las alternativas, los resultados esperados y los efectos colaterales); d. documentado en la historia médica del paciente salvo para interferencias menores. 3. Si se determina que una persona con trastorno mental es incapaz de dar un consentimiento, lo cual será un caso ocasional típico, pero no sistemático, deberá haber un sustituto responsable para la toma de decisiones (pariente, amigo o autoridad), autorizado para decidir, en nombre del paciente, por su óptimo interés. Los padres o tutores, si los hay, darán el consentimiento por los menores. EJECUCIÓN: Para promover este principio se sugieren las siguientes acciones: 1. Suponer que los pacientes son capaces de tomar sus propias decisiones, a menos que se pruebe lo contrario; 2. Asegurarse de que los prestadores de atención de salud mental no consideren sistemáticamente que los pacientes con trastorno 18 19 26 Principios 1 y 11 de Naciones Unidas. Principio 1 (6) de Naciones Unidas. mental son incapaces de tomar sus propias decisiones; 3. No considerar sistemáticamente que un paciente es incapaz de ejercer su auto-determinación con respecto a todos los componentes (ej. integridad, libertad) por el hecho de que se lo haya encontrado incapaz con respecto a uno de ellos (ej. la autoridad para una hospitalización involuntaria no implica automáticamente una autoridad para un tratamiento involuntario sobre todo si ese tratamiento es invasivo); 4. Proporcionar información verbal o escrita (en un lenguaje accesible) a los pacientes sobre el tratamiento; a los pacientes que no pueden leer se les brindarán explicaciones verbales. 5. Requerir la opinión del paciente, al margen de su capacidad para dar su consentimiento, y prestarle la debida consideración antes de llevar a cabo acciones que afecten su integridad o libertad; pedir a alguien presuntamente incapaz de decidir acerca de lo que es bueno para él, que explique los motivos que puedan revelar, tras la opinión dada, una legítima preocupación para ser tenida en cuenta y, como tal, promueva el ejercicio de la auto-determinación; 6. Guiarse por cualquier deseo expresado por un paciente antes de que éste se vuelva incapaz de dar un consentimiento. 6. Derecho a ser Asistido en el Ejercicio de la Auto-determinación DESCRIPCIÓN: En el caso de que un paciente experimente meramente dificultades para apreciar las implicaciones de una decisión, aunque sea incapaz de decidir, podrá beneficiarse con la ayuda de un tercero, conocedor e informado, de su elección19. COMPONENTES: Las dificultades pueden originarse por distintas causas, entre ellas las siguientes: 1. Conocimientos generales. 2. Aptitudes lingüísticas. 3. Impedimento que derive de un trastorno de la salud. EJECUCIÓN: Para respetar este principio se sugieren las siguientes acciones: 1. Informar al paciente sobre su derecho2 0 en el momento en que se enfrenta con la necesidad de ayuda; 2. Sugerir asistentes potenciales (ej. un abogado, un trabajador social); 3. Facilitar el compromiso del asistente, incluso brindando asistencia gratuita, si es posible; 4. Promover la organización de una estructura que ofrezca ayuda a los pacientes mentales (ej. ombudsman, comité de pacientes (de usuarios)). 7. Disponibilidad del Procedimiento de Revisión DESCRIPCIÓN: Debe disponerse de un procedimiento de revisión para cualquier decisión adoptada por los responsables de la toma de decisiones, sea funcionario (juez) o sustituto (representante, ej. tutor) y por los prestadores de atención de la salud 21. COMPONENTES: Este principio incluye los siguientes componentes: 1. El procedimiento debe estar disponible a requerimiento de las partes interesadas, incluso la persona aludida; 2. El procedimiento debe estar disponible en el momento oportuno (ej. a los tres días de tomada la decisión) 22; 3. No debe impedirse que el paciente acceda a la revisión so pretexto del estado de su salud; 4. Se debe dar al paciente una oportunidad para ser oído en persona. EJECUCIÓN: Para promover este principio se sugieren las siguientes acciones: 1. Tener un procedimiento de revisión y/o un consejo de revisión creado por la legislación y que sea operacional; 2. Instalar una oficina estatal de representantes para pacientes mentales con servicios legales y del tipo de ombudsman. 8. Mecanismo Automático de Revisión Periódica DESCRIPCIÓN: En el caso de una decisión que afecta la integridad (tratamiento) y/o la libertad (hospitalización) con un efecto de larga duración, debe haber un mecanismo automático de revisión periódica 23. COMPONENTES: El principio incluye los siguientes componentes: 1. Las revisiones deben realizarse automáticamente; 2. Las revisiones deben realizarse a intervalos razonables de tiempo (ej. períodos de seis meses); 3. Las revisiones deben llevarse a cabo por un responsable calificado de decisiones que actúa en representación oficial24. EJECUCIÓN: Para promover este principio se sugieren las siguientes acciones: 1. Designar un órgano de revisión para llevar a cabo la revisión; 2. Solicitar a los miembros del órgano de revisión que vean a los pacientes y los casos de revisión a intervalos prefijados; 3. Autorizar a los pacientes a entrevistarse con el órgano de revisión (esto lo deben facilitar las autoridades sanitarias); 4. Requerir que el procedimiento de revisión tenga lugar a pleno en cada oportunidad (el órgano de revisión idealmente no debe estar formado por la(s) misma(s) persona(s) si se realiza más de una revisión automática en un caso dado y no debe ser influenciado indebidamente por sus decisiones previas) 25; 5. Sancionar por incumplimiento a los miembros del órgano (aquellos que no llevan a cabo las tareas para las cuales han sido designados). 20 Principio 12 de Naciones Unidas. Principio 17 de Naciones Unidas. 22 Principio 17 (2) de Naciones Unidas. 23 Principio 17 (3) (4) de Naciones Unidas. 24 Ver item 8. 25 Principio 4 (4) de Naciones Unidas. 21 27 9. Responsable Calificado de la Toma de Decisiones DESCRIPCIÓN: Los responsables de las decisiones que actúan en carácter oficial (juez) o de sustituto (dador de consentimiento) (ej. pariente, amigo, tutor) deben calificarse para cumplir sus funciones 26. COMPONENTES: Para ser calificados, los responsables de las decisiones deben ser: 1. Competentes; 2. Conocedores e informados; 3. Independientes (si actúan en carácter oficial), 4. Imparciales (si actúan en carácter oficial). Idealmente, un órgano de toma de decisiones que actúa en carácter oficial debe estar formado por más de una persona (ej. 3), extraído de diferentes disciplinas importantes. Salud Mental y Derechos Humanos EJECUCIÓN: Para promover este principio se sugieren las siguientes acciones: 1. Proveer una capacitación inicial y continuada a los responsables de la toma de decisiones que actúan en carácter oficial y/o a sus asistentes, en disciplinas importantes, incluso y en la medida de lo necesario, en psiquiatría, psicología, leyes, servicios sociales y otras disciplinas; 2. Descalificar a los responsables de las decisiones que tengan un interés personal directo en la determinación en juego; 3. Proporcionar una remuneración suficiente a los responsables de las decisiones que actúan en carácter oficial para garantizar la independencia en el cumplimiento de su tarea. 10. Respeto de las Normas Legales DESCRIPCIÓN: Las decisiones deben tomarse 26 27 28 de acuerdo con el cuerpo de leyes vigentes en la jurisdicción correspondiente y no sobre otra base ni sobre una base arbitraria27. COMPONENTES: Este principio incluye los siguientes componentes: 1. En función del sistema legal del país, el cuerpo de leyes puede hallarse en diferentes tipos de instrumentos legales (ej. constituciones, acuerdos internacionales, leyes, decretos, reglamentos, instrucciones) y/o en dictámenes judiciales anteriores (precedentes); 2. La ley aplicable es la ley vigente en el momento de que se trata por oposición a la ley retroactiva o a los proyectos de instrumentos legales; 3. Las leyes deben ser públicas, accesibles y comprensibles. EJECUCIÓN: Para promover este principio se sugieren las siguientes acciones: 1. Informar a los pacientes sobre sus derechos; 2. Asegurarse de que los instrumentos legales pertinentes sean difundidos (ej. publicados, explicados en un lenguaje accesible en guías, si hace falta) a los miembros interesados del público en general y a los responsables de la toma de decisiones en particular; 3. Proporcionar capacitación a los responsables de la toma de decisiones sobre el significado y las implicaciones de las normas legales; 4. Extraer información de los documentos pertinentes de derechos humanos aceptados internacionalmente (ej. Principios de Naciones Unidas, los presentes Diez Principios Básicos) para interpretar el cuerpo legal en vigor en la jurisdicción correspondiente; 5. Hacer que un órgano de control independiente de las autoridades sanitarias y de los prestadores de atención de salud controle la aplicación efectiva del plan normativo de la salud mental. Principio 17 (1) de Naciones Unidas. Principios de Naciones Unidas, Cláusula General de Limitación y uso del término «ley interna» (domestic law). Declaración de Montreal sobre la Discapacidad Intelectual Conferencia OPS/OMS de Montreal sobre la discapacidad intelectual, 5 y 6 de octubre de 2004 Afirmando que las personas con discapacidades intelectuales, al igual que los demás seres humanos, tienen derechos básicos y libertades fundamentales que están consagradas en diversas convenciones, declaraciones y estándares internacionales; Exhortando a los Estados Miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) a que hagan efectivas las disposiciones contempladas en la Convención Interamericana para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra las personas con Discapacidad; Aspirando a señalar las desventajas y barreras históricas que las personas con discapacidades han enfrentado y conscientes de la necesidad de aliviar el impacto negativo de la pobreza en las condiciones de las personas con discapacidades intelectuales; Conscientes de que las personas con discapacidades intelectuales han sido frecuentemente excluidas de la toma de decisiones sobre sus derechos humanos, salud y bienestar y que las leyes que nombran representantes personales sustitutos o tutores se han usado históricamente para negarles su derecho a tomar esas decisiones; Preocupados por que la libertad de las personas con discapacidades intelectuales para tomar sus propias decisiones frecuentemente es ignorada, removida o sujeta a abusos; Apoyando el mandato que tiene el Comité Ad Hoc de las Naciones Unidas en relación a la formulación de una Convención Internacional Comprehensiva e Integral para Promocionar y Proteger los Derechos y la Dignidad de las Personas con Discapacidades; Reafirmando la importancia que tiene un enfoque de derechos humanos en áreas tales como la salud, el bienestar y la discapacidad; Reconociendo las necesidades de las personas con discapacidades intelectuales y sus aspiraciones de ser totalmente incluidos y valorados como ciudadanos tal como es establecido en la Declaración de Managua (1993); Valorando la significativa importancia de la cooperación internacional en función de generar las mejores condiciones para el ejercicio y disfrute pleno de los derechos humanos y libertades fundamentales de las personas con discapacidad; Nosotros Las personas con discapacidades intelectuales y otras discapacidades, familias, representantes de personas con discapacidades intelectuales, los especialistas del campo de la discapacidad intelectual, trabajadores de la salud y otros especialistas del campo de la discapacidad, representantes de los Estados, proveedores y gerentes de servicios, activistas, los legisladores y abogados reunidos el 5 y 6 de octubre de 2004 en la Conferencia OPS/OMS de Montreal sobre la discapacidad intelectual, juntos DECLARAMOS QUE 1. Las personas con discapacidades intelectuales, al igual que el resto de los seres humanos, nacen libres e iguales en dignidad y derechos. 29 Salud Mental y Derechos Humanos 30 2. La discapacidad intelectual, al igual que otras características humanas, constituye una parte integral de la experiencia y diversidad humana. La discapacidad intelectual es entendida de manera diversa por las distintas culturas por lo que la comunidad internacional debe reconocer sus valores universales de dignidad, autodeterminación, igualdad y justicia para todos. 3. Los Estados tienen la obligación de proteger, respetar y garantizar que todos los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales y las libertades de las personas con discapacidades intelectuales son ejercidos de conformidad con las leyes nacionales y las convenciones, declaraciones y estándares internacionales de derechos humanos. Por lo tanto, los Estados tienen la obligación de proteger a las personas con discapacidades intelectuales contra experimentación medica o científica sin un consentimiento libre e informado o cualquier forma de violencia, abuso, discriminación, segregación, estigmatización, explotación, trato o castigo cruel, inhumano o degradante. 4. Los derechos humanos son indivisibles, universales, interdependientes e interrelacionados. Consecuentemente, el derecho al máximo nivel posible de salud y bienestar está relacionado con otros derechos fundamentales, como los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales y las libertades fundamentales. En el contexto de las personas con discapacidades intelectuales, el derecho a la salud debe ejercerse asegurando la inclusión social, una calidad de vida adecuada, el acceso a experiencias educativas adaptadas, el acceso a un trabajo justamente remunerado y el acceso a servicios integrados en la comunidad. 5. a. Todas las personas con discapacidades intelectuales son ciudadanos, iguales ante la ley y como tales ejercen sus derechos con base al respeto de las diferencias y sus decisiones individuales. b. El derecho a la igualdad para las personas con discapacidades intelectuales no se limita a la igualdad de oportunidades, sino que requiere también, si las personas con discapacidad intelectual lo eligen, medidas apropiadas, acciones positivas, adecuaciones o apoyos. Los Estados deben garantizar la presencia, la disponibilidad, el acceso y el goce de servicios adecuados que se basan en las necesidades, así como en el consentimiento libre e informado de estas personas. 6. a. Las personas con discapacidades intelectuales tienen los mismos derechos que las otras personas a tomar decisiones sobre sus propias vidas. Aún las personas que tienen dificultad para escoger sus preferencias, tomar decisiones y comunicarlas, pueden tomar decisiones acertadas para mejorar su desarrollo personal, sus relaciones y participación comunitaria. Consistente con el deber de adecuar que es establecido en el párrafo 5b, las personas con discapacidades intelectuales deben ser apoyadas para hacer esas decisiones, comunicarlas y que sean respetadas. Consecuentemente, cuando los individuos tienen dificultad para tomar decisiones independientes, las políticas y leyes deben promover y reconocer la toma de decisiones apoyada. Los Estados deberán brindar los servicios y el apoyo necesario para facilitar que las personas con discapacidades intelectuales tomen decisiones significativas sobre sus propias vidas. b. Bajo ninguna circunstancia las personas con discapacidades intelectuales serán consideradas totalmente incompetentes para tomar decisiones en base a su discapacidad. Es solamente bajo las circunstancias más extraordinarias que el derecho de las personas con discapacidades intelectuales a tomar sus propias decisiones puede ser legalmente interrumpido. Cualquier interrupción de este tipo deberá ser por un periodo de tiempo limitado, sujeto a revisiones periódicas con relación a la decisión específica por la cual se ha determinado por una autoridad independiente que la persona de capacidad jurídica. c. La autoridad independiente arriba mencionada debe encontrar evidencia clara y convincente de que aún con los apoyos apropiados, todas las alternativas menos restrictivas de nombrar un representante personal sustituto han sido previamente agotadas. Esta autoridad independiente deberá respetar el derecho al debido proceso incluyendo el derecho individual a ser notificado, ser oído, presentar evidencias, identificar expertos para testificar en su favor, ser representado por uno o más individuos de su confianza y elección para sustentar cualquier evidencia en la audiencia y apelar cualquier decisión ante un tribunal superior. El representante personal sustituto o tutor debe tomar en cuenta las preferencias de la persona con discapacidades intelectuales y hacer todo lo posible por tomar la decisión que esa persona hubiera tomado si lo pudiera hacer. Con este propósito, los participantes a la Conferencia OPS/OMS de Montreal sobre la discapacidad intelectual, en solidaridad con los esfuerzos ya realizados a nivel nacional e internacional, individual y conjuntamente ACUERDAN: 7. Apoyar y defender los derechos de las personas con discapacidades intelectuales, difundir las convenciones, declaraciones y estándares internacionales que protegen los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas con discapacidad intelectual y promover o establecer, cuando no existan, la integración de dichos derechos en las políticas, las leyes y los programas nacionales pertinentes. Y 8. Apoyar, promover e implementar acciones que favorezcan la inclusión social y la participación de las personas con discapacidad intelectual en las Américas, por medio de un enfoque intersectorial que involucren las personas con discapacidades intelectuales, sus familias, sus redes sociales y sus comunidades. Por consiguiente, los participantes en la Conferencia OPS/OMS de Montreal sobre la discapacidad intelectual RECOMIENDAN: 9. los Estados: a. Reconocer que las personas con discapacidades intelectuales son ciudadanos plenos de la sociedad b. Cumplir las obligaciones establecidas por leyes nacionales e internacionales, reconocer y proteger los derechos de las personas con discapacidades intelectuales. Asegurar su participación en la elaboración y evaluación de toda ley/política/plan que les concierne. Asignar los medios económicos y administrativos necesarios para el cumplimiento efectivo de dichas leyes. c. Desarrollar, establecer y tomar las medidas legislativas, jurídicas, administrativas y educativas necesarias con el fin de lograr la inclusión física y social de las personas con discapacidades intelectuales. d. Proveer a las comunidades y a las personas con discapacidades intelectuales y a sus familiares el apoyo necesario para el ejercicio de sus derechos, promoviendo y fortaleciendo sus organizaciones. e.Elaborar y desarrollar cursos de formación sobre derechos humanos, entrenamiento y programas de información dirigidos a personas con discapacidades intelectuales. A los diversos agentes sociales y civiles: f.Participar de manera activa en el respeto, la promoción y la protección de los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas con discapacidades intelectuales. g.Preservar cuidadosamente su dignidad e integridad física, moral y psicológica, por medio de la creación y la conservación de condiciones sociales de apertura y no estigmatización. A las personas con discapacidad intelectual y sus familias: h.Estar conscientes de que ellos tienen los mismos derechos y libertades que todos los seres humanos; de que ellos tienen derecho al debido proceso, y que tienen el derecho a un recurso legal o cualquier otro recurso eficaz, ante un tribunal o corte competente, para la protección contra cualquier acto que viole sus derechos fundamentales reconocidos por leyes nacionales e internacionales. i.Asegurarse que participan en el desarrollo y la evaluación continua de toda legislación, política y plan nacional que les concierne. j.Colaborar con las organizaciones internacionales, gubernamentales y no gubernamentales del campo de la discapacidad con el fin de consolidarse y fortalecerse mutuamente, a nivel nacional e internacional, para la promoción activa y la defensa de los derechos humanos y las libertades fundamentales de personas con discapacidades. 31 Salud Mental y Derechos Humanos A las organizaciones internacionales: k.Integrar la “discapacidad intelectual” en sus clasificaciones, programas, áreas de trabajo e iniciativas con relación a las personas con “discapacidades intelectuales” y sus familias con el fin de garantizar el pleno ejercicio de sus derechos y determinar los lineamientos y acciones específicas en esta materia. 32 Colaborar con los Estados, personas con discapacidades intelectuales, familiares, y organizaciones no-gubernamentales que los representan para dedicar recursos y asistencia técnica para promover las metas de la Declaración de Montreal, incluyendo el apoyo para la participación social plena de las personas con discapacidades intelectuales y modelos de servicios comunitarios integrados. 33