SENTENCIA NÚMERO DOSCIENTOS DOS Ilmos. Sres. Magistrados Presidente: D. Juan Ignacio Medrano Sánchez Magistrados: D. Eduardo Navarro Peña Dª Mª Jesús De Gracia Muñoz En Zaragoza, a veinte de abril de dos mil nueve. VISTO en grado de apelación ante esta Sección 004 de la Audiencia Provincial de ZARAGOZA, los Autos de JUICIO VERBAL 0001001/2008, procedentes del JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA Nº 2 de ZARAGOZA, a los que ha correspondido el Rollo 0000024/2009, en los que aparece como parte apelante, ADMINISTRACIÓN GENERAL DEL ESTADO, representada y dirigida por el ABOGADO DEL ESTADO, y como apelada, Dª MARIA DEL CARMEN EUSEBIO MARAÑÓN, representada por la Procuradora Dª Mª PILAR MORELLÓN USÓN, y asistida por el Letrado D. JULIÁN CARMONA FERNÁNDEZ, siendo Magistrado/s Ponente el Ilmo. Sr. D./Dª JUAN IGNACIO MEDRANO SÁNCHEZ. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO.- Se aceptan los antecedentes de hecho de la sentencia apelada. SEGUNDO.- Seguido el juicio por sus trámites legales ante el JUZGADO DE PRIMERA INSTANCIA Nº 2 de ZARAGOZA, por el mismo se dictó sentencia con fecha 22 de octubre de 2.008, cuya parte dispositiva dice: "Que estimando la demanda interpuesta por la representación procesal de María Carmen Eusebio Marañón contra la Administración General del Estado, debo revocar y revoco el acuerdo de 25-4-08 del Registro de la Propiedad nº 11 de Zaragoza que decretaba la suspensión de la inscripción del auto de 15-1-08 del Juzgado de Primera Instancia nº 8 de Zaragoza, en procedimiento de Ejecución Hipotecaria nº 1353/06 y procede su inscripción registral, fallecimiento de previa Lucía acreditación Almansa Pérez, de sin la fecha hacer de expresa imposición de las costas causadas". TERCERO.- Notificada dicha resolución a las partes, por ADMINISTRACIÓN GENERAL apelación, cumplidos y DEL ESTADO los se interpuso trámites la recurso de correspondientes, se remitieron los autos originales del juicio el día 21 de enero de 2.009 a este Tribunal donde han comparecido los litigantes, sustanciándose el recurso en la forma legalmente establecida, señalándose para discusión y votación el día 17 de febrero de 2.009, en que tuvo lugar. CUARTO.- En la tramitación de este procedimiento se han observado las prescripciones legales. FUNDAMENTOS JURIDICOS PRIMERO.- La primera cuestión que se plantea por la Abogacía del Estado es la falta de legitimación activa de la Administración proceso en General defensa del de Estado la para ser calificación llamada negativa a de este la Registradora de la Propiedad, entendiendo que al haber optado el demandante por impugnar judicialmente de modo directo la calificación de la Registradora, y no haberse alzado contra ella ante la Dirección General de los Registros y del Notariado la legitimación la debe ostentar directa y exclusivamente la Registradora de la Propiedad, cuestión que el art. 328 LH no termina de resolver. La Sala considera que la cuestión puede resultar ciertamente muy dudosa. Pero sin perjuicio de que se termine clarificando la cuestión, es lo cierto que el Registrador de la Propiedad es un funcionario público y que el Registro del que es titular se encuentra encuadrado en el Ministerio de Justicia, de modo que la actuación del Registrador puede considerarse como actividad de la Administración General del Estado. Por tanto aunque existan sólidos argumentos a favor de la posibilidad de llamada al proceso del Registrador, la falta de especificación de la norma, o en la medida en que la misma evoca la de la Administración Genera del Estado, entiende la Sala que procede confirmar el criterio del Juzgado. SEGUNDO.Registros y La del doctrina Notariado de la que Dirección funda la General de calificación de los la Registradora ahora impugnada ha sacado a la luz la problemática que se genera, no tanto con la identificación de la condición de parte procesal del patrimonio del sujeto pasivo de la relación jurídica que funda la pretensión, aquél, en la situación que ahora interesa, procesal en el –cuestión lado otrora pasivo muy de la debatida relación pero ahora jurídico resuelta expresamente por el legislador- sino, sobre todo, identificar quien encarna y representa legítimamente los intereses de ese patrimonio transitoriamente sin personalidad, en términos tales que la diligencia de puesta en conocimiento de la existencia del proceso iniciado citación o, como requerimientoderecho de contra es pueda defensa, el aquél caso permitir y el de patrimonio una ejecución entender principio -emplazamiento, que de se hipotecaria, garantiza contradicción en su el proceso. Y sobre estos dos problemas planeará una realidad, a saber el conocimiento o desconocimiento que de la situación del proceso hereditario pueden tener bien el acreedor, bien el mismo órgano jurisdiccional. TERCERO.- Como decíamos el primer problema, quien debe ser parte en el proceso, lo ha resuelto, al menos teóricamente, el legislador. En efecto la herencia se encuentra en esta situación en el período de tiempo que media entre la apertura de la sucesión y la aceptación del llamado (art. 9.1 Ley febrero, de sucesiones por causa de muerte). 1/1999, de 24 de En esta situación existieron dudas sobre la forma en que podía la misma ser llamada al proceso, en el lado pasivo de la relación jurídico procesal. Dudas que se reflejaron sin género de dudas en la jurisprudencia. Y así la sentencia de 12 de marzo de 1.997 afirmó que la misma no es “distinguible y separable de los herederos destinatarios y antes bien debe afirmarse que la entidad a que se hace referencia es la misma “hablando de la herencia yacente” o “de los herederos” (desconocidos, ignorados, inciertos) de una persona determinada, el demandado fallecido, en el caso”. Pero en ocasiones la jurisprudencia le había negado capacidad para ser parte. Es relevante en este sentido la sentencia de 31 de enero de 1.994 en la que se demandó, no a la herencia yacente, sino a los herederos del deudor. Los antecedentes de esta sentencia no son muy expresivos, si bien los términos de la condena desvelan que la herencia no estaba aceptada, siendo condenados, en pronunciamiento que terminaría confirmándose por el TS, “como herederos y legales representantes de la herencia yacente de Rodolfo…”. Interpuesto recurso de casación se denunció falta de personalidad de los demandados, que habían sido llamados al proceso como herederos de su padre, cuando lo debería haber sido la herencia yacente del mismo, lo que se rechaza por el TS con base a la consideración y cita de la sentencia de 12 de marzo de 1.988 de que “la herencia yacente carece de personalidad jurídica, transmitiéndose las obligaciones contraídas por el causante de manera solidaria a los herederos, lo que justifica el rechazo de este tercer y último motivo”. Por el contrario la sentencia de 11 de abril de 2.001 distinguiría entre la herencia yacente y la herencia vacante, resaltando, con relación a la primera, que “está dotada de personalidad jurídica especial como comunidad de intereses”. La cuestión está resuelta por cuanto ahora no debe caber duda alguna que se está reconociendo capacidad para ser parte cuando en el ordinal cuarto del art. 6 Lec. se hace tributario de dicha condición patrimoniales o de los parte en patrimonios transitoriamente de titular…”. un proceso separados a “las que masas carezcan CUARTO.- Mas el problema que se genera reconocimientos por parte del legislador para ser con estos parte del proceso no es tanto la atribución de esa condición, que puede estar justificada, sino con quien entender la diligencia de emplazamiento, quien puede lícitamente representar y defender jurídicamente a un ente que, por definición, se encuentra, al menos potencialmente sin titular; en definitiva cómo asegurar que no se genere indefensión alguna, pero ello sin mermas de los derechos de los demandantes, quienes no tienen que soportar la pasividad o, en ocasiones, la ocultación de los herederos. Porque como recordaba la sentencia de 21 de mayo de 1.991, con cita de la de 20 de septiembre de 1.982, la posibilidad de demandar a la herencia yacente “trata de evitar los perjuicios que una demora pudiera ocasionar”. En efecto, para estos la situación de la herencia puede resultarles totalmente desconocida, si es yacente o no, si hay o no testamento, o declaración de herederos, quienes pueden ser los llamados, o los legitimarios. Por ello la diligencia de emplazamiento cobra aquí tanto una especial debiéndose relevancia extremar las como una cautelas adicional para que la complicación, noticia de la existencia del proceso pueda llegar a los herederos o a los legitimarios, de los que, al menos estén llamados o que, incluso, hayan aceptado la herencia. En la sentencia de 14 de junio de 2.006, en la que se resuelve una demanda de revisión de sentencia, se reprocha a la parte que promovió el proceso en el que se dictó la sentencia cuya rescisión se postulaba, el haber dirigido una demanda contra una persona que ya había fallecido y ello “sin agotar las medidas posibles para la constancia de este hecho fundamental, domicilio de sus y sin intento herederos, cuando alguno en el de verificar Registro de el la Propiedad, figura la actual demandante como titular registral”. QUINTO.- En La jurisprudencia del T.S., fuera de ese pronunciamiento en el que, como se ha dicho, constituye una diligencia elemental, el de intentar el emplazamiento en el que era el domicilio del causante y en cuyo entorno es probable que se encuentren los llamados o herederos, no hay pronunciamientos que directamente afronten la forma en que deben ser citados al proceso los llamados a una herencia, por tanto en situación de yacencia, y las que hay que tratan tangencialmente la cuestión lo hacen en orden a determinar la admisibilidad de la sucesión procesal, haciéndose cuestión de la legitimidad de unos u otros parientes o de la necesidad o no de declaración formal de herederos para aceptar esa sucesión procesal. Así la sentencia de 2 de diciembre de 1.992 admitió la personación del cónyuge viudo, en un recurso de casación, no sólo en su propio nombre y derecho sino “en su heredera forzosa como actuante en interés de calidad de la comunidad incidental de herederos en cuanto fuere beneficioso para los mismos”, y la de 4 de junio de 1.997 atribuiría legitimación, la entonces denominada ad causam, al cónyuge viudo, aún sin declaración de herederos, recordando que ésta no tiene carácter constitutivo de la cualidad de desplazar a ausencia “no puede cónyuge viudo es, por lo heredero la menos intestado consideración interesado en y de la cuya que el herencia intestada de su esposo como usufructuario de la cuota legal que le corresponda y que la actora ha actuado, además, en beneficio de la comunidad hereditaria”. Por el contrario la sentencia de 11 de abril de 2.001, antes citada, negaría a una nieta legitimación para actuar en beneficio de la herencia yacente de su abuelo, dado que “al actuar la recurrente para la referida comunidad hereditaria, le correspondía, como requisito acreditativo de su legitimación para demandar, haber demostrado que efectivamente se hallaba integrada en dicha comunidad por haber sido vocada a la herencia del referido ascendiente, bien por vía testamentaria o intestada, lo que no probó en ningún momento y sólo la relación parental, que resulta insuficiente para ejercitar la acción declarativa, respecto de la finca que se pretende incorporar al caudal hereditario de dicho causante”, y que para este supuesto se exigiría que le asista “legitimación activa previa, conexionada necesariamente a ostentar la condición de heredero para actuar en beneficio de la herencia yacente”. Pero cuando, por vínculo de parentesco, se está llamado como legitimario, la jurisprudencia admite la sucesión procesal: “el primero de los motivos ha de ser rechazado en cuanto, al amparo del artículo 1.692-3º de la anterior Ley de Enjuiciamiento Civil, denuncia la infracción de lo dispuesto en el artículo 533-2º de la misma Ley al haber sido tenidos por parte Dª Cristina, Dª Estela, D. Simón y D. Felipe, por fallecimiento de los demandantes citados ocurrido durante el proceso así como de su hijo D. Álvaro, pese a haber comparecido aquellos como herederos sin aportar la declaración formal de dicha condición. Acreditado, y no discutido, el parentesco, cabe la sucesión procesal de los herederos respecto de sus causantes sin que ello quebrante norma procesal alguna, ajustándose por el contrario a lo Enjuiciamiento dispuesto Civil de en el 1.881” artículo (sentencia 9 de de 4 la de Ley de marzo de 2.008). Esta jurisprudencia, además de algo imprecisa, elaborada a propósito de la directamente a la sucesión procesal, no es extrapolable diligencia de emplazamiento. En ésta debe cuidarse de identificar y citado a los llamados y todos ellos: “no hacerlo a cabe discutir el defecto del emplazamiento practicado en la persona de un solo heredero de la demandada Dª Carmen P., y dar con ello por emplazados a los demás herederos <<desconocidos>>; sin que se acredite, ni siquiera se alegue, que el emplazado tuviera poder alguno para actuar en este proceso en nombre de los ausentes o desconocidos. Luego debió acordarse la publicación de edictos, diligencia que no puede obviarse en virtud del principio de economía procesal” (s. de 7 de abril de 1.992). Siquiera de esta sentencia sí que se infiere la posibilidad de citar edictalmente a los herederos ausentes o “desconocidos”. SEXTO.- Con estos antecedentes surge la doctrina de la DGRN que en supuesto de herencia yacente –o mejor dicho supuestos aparentes de herencia yacente- siendo ignorados los herederos, es necesario que se adopten por el Juez las medidas adecuadas para la tutela transitoriamente y sin administración titular: “no de cabe ese patrimonio entender –dirán las resoluciones de 18 de noviembre de 2006 y 25 de junio de 2005“que la herencia, siendo ignorados los llamados a aceptarla, como masa patrimonial carente transitoriamente de titular, haya sido parte en el proceso, al haberse omitido el procedimiento legalmente previsto al efecto, que prevé la adopción por el Juez de las disposiciones administración de procedentes la herencia, sobre en la espera seguridad de un y heredero definitivo, designando un administrador que le represente (arts. 6.4, 7.5, 540, Enjuiciamiento procedimiento, defensa 790.1, Civil) sin jurídica 791.2 con que de la la 2º,797 quien falta y 798 sustanciar de herencia ese Ley de entretanto el cargo pueda simplemente mediante la demanda y de la que asuma entenderse la suplida citación genéricas de los causahabientes desconocidos del causante (cfr. Resolución 27-102003)”. En realidad cuando se hacen estas consideraciones se está presuponiendo una situación en el proceso sucesorio que puede ser irreal. Se está presuponiendo, por el demandante, por el Juzgado y por la misma DGRN, lo que es sólo una hipótesis, a saber que la herencia esté yacente. Porque puede existir aceptación, lo que pone fín a esa situación de yacencia, o porque aun siendo yacente los llamados puedan terminar siendo identificados. En realidad lo que subyace es una situación de desconocimiento de ese trámite sucesorio. Y entienda porque que si los se identifica mismos no a pueden los llamados, representar aunque la se herencia yacente, es lo cierto que ya pasa a ser carga de los mismos el reaccionar y adoptar una postura activa del defensa del patrimonio hereditario, pasando, si ello es necesario, por la aceptación de la herencia. Pero sin que la pasividad de los herederos deba repercutir negativamente en el acreedor ni deba el órgano jurisdiccional en esa situación de puesta en conocimiento de los llamados a una herencia de la existencia de un proceso seguida contra la misma a proveer una administración judicial que no está prevenida para los supuestos de mera pasividad de los mismos: fuera de los supuestos de urgencia que se contemplan en el art. 790 Lec., el art. 791 de la misma Ley procesal la mencionada intervención sólo se justifica cuando fallece una persona sin testar o sin parientes que le puedan suceder intestado. Fuera de esa situación, solo a instancia de parte legitimada (que puede serlo el acreedor ejecutivo) mientras se tramita la declaración de herederos o se procede a la división judicial del patrimonio (art. 792 Lec.). El fundamento de la intervención judicial, como dice la sentencia de instancia, colaterales cuando hasta consideración de hay el descendientes, cuarto ser éstos grado los se ascendientes encuentra posibles en sucesores, en o la la sucesión intestada de los arts. 930, 935, 943 y 954 del C. Civil, lo que, para la regulación aragonesa debe entenderse referido al art. 202 LS. La doctrina de la DGRN tiene la virtud de incentivar un escrupuloso cumplimiento del derecho de defensa en un supuesto de, cuando menos, indeterminación de la titularidad de un patrimonio y/o de la situación de yacencia de una herencia. Pero tiene el inconveniente de homogenizar, bajo el manto del desconocimiento de la real situación de un proceso sucesorio, lo que puede comprender situaciones muy dispares y que deben o pueden tener tratamientos procesales heterogéneos. SÉPTIMO.- Y esta es la situación que verdaderamente se debe afrontar, la de aquélla en la que se desconoce o puede desconocerse no sólo por el órgano jurisdiccional sino también por la parte demandante cual es la verdadera situación del proceso sucesorio, porque la herencia puede ya no estar yacente sino aceptada, porque aun estando yacente pueden estar perfectamente identificados los llamados en la misma, sea por disposición testamentaria sea por disposición legal. Para la Abogacía del considerarse estrictamente Estado como a los las medidas “medidas juicios del art. cautelares especiales de 791 no Lec., deben vinculadas división de la herencia y que deben practicarse de oficio por el Tribunal que conozca de estas situaciones”. Lo que es de estimar. Pero no para abocar directamente al nombramiento de administrador judicial sino que, antes se han de practicar en el proceso de que se trate las diligencias que previene el art. 791.1 Lec., esto es recabar certificado del Registro indagar de Actos sobre de el Última hecho de Voluntad, que el y, con causante su resultado, haya fallecido abintestato y sobre si tiene parientes con derecho a la sucesión legítima. Porque practicadas estas actuaciones es cuando es posible esclarecer la situación del proceso sucesorio y a partir de ahí tomar una determinación, si están identificados los llamados a la herencia, entender, la citación judicial con los mismos, y si los mismos han aceptado entender no concurrente una situación de herencia yacente. Y si no hay parientes con derecho a la sucesión legítima –no existiendo testamento- es cuando resulta pertinente la designación de un administrador judicial. Es decir que herencia yacente no ha de conllevar necesariamente el nombramiento de un administrador judicial. Lo adecuado para dar plena satisfacción al derecho a una tutela judicial efectiva, aquí de una aparente herencia yacente, es, en definitiva, hacer lo pertinente para alcanzar ese esclarecimiento de la situación del proceso sucesorio. Y es lo que aquí no se ha hecho, porque en el proceso de ejecución hipotecaria se limitó a citar al hijo como heredero de la deudora hipotecaria, quien a su vez era también deudor. Esta diligencia no es suficiente para entender satisfecho y cumplido el derecho de defensa de la herencia yacente. Es verdad que un hijo, en Aragón como en el Derecho Común, es un llamado a la herencia en la sucesión legal. Esto podría parecer suficiente (si el hijo insuficiente fuera (si el único hubiera más sucesor en llamados), ese pero orden no legal) sirve o para atender todas las potenciales posibilidades del orden sucesorio, porque como bien defiende el Abogado del Estado “de conformidad con la regulación de la legítima aragonesa… la condición de hijo del causante no permite presumir a quien ostenta la misma calificación de heredero de esta última” y que, con relación a la condición de D. Antonio Rodríguez Almansa como heredero de su madre Dª Lucía Almansa Pérez no “se ha llegado a conocer ni su condición de sucesor legal ni de heredero abintestato de ésta, que perfectamente pudo haber fallecido bajo la vigencia de testamento”, lo que no se ha terminado de saber por no haberse practicado las diligencias del art. 791 Lec. En efecto esto es así y el motivo es de acoger, debiendo entenderse que las previsiones del art. 791 Lec. complementan las reglas generales sobre actuaciones a practicar con ocasión de las diligencias que supongan la llamada al proceso – emplazamiento, citación o requerimiento- de una herencia yacente cuando se desconozca la identificación de los llamados a la misma. Es verdad que esta situación de desconocimiento todavía se mantiene y se ha mantenido en este proceso, en el que no se ha pretendido clarificar lo que en el proceso de ejecución hipotecaria no se esclareció. Entiende la Sala que nada hubiera impedido practicar prueba en tal sentido, pues cualquiera que sea el objeto de este proceso, y aunque se le pretenda dar un alcance meramente revisor de la calificación, tratándose de un proceso declarativo, obtención de una elementales tutela judicial criterios efectiva de justicia deberían y de entender posibilitada la prueba de que el citado, emplazado o requerido aquí el hijo de la deudora hipotecante, era cuando menos, uno de los llamados a la herencia, o, en rigor, el único llamado a la misma. Porque de no aceptarse así puede llegar a una situación paradójica, e incluso un tanto absurda, de que se confirme la calificación de la Registradora aun cuando ese potencial heredero o llamado, sea efectivamente tal y se agoten en el mismo los derechos sucesorios. Supuesto en el que la diligencia, en definitiva, resultaría estar perfectamente realizada y atendido el derecho de defensa de la herencia yacente. Pero que no se sabe porque se ignora y se sigue, pese a la tramitación de este proceso, ignorando, y este es el verdadero problema y no el que plantea la doctrina del Centro Directivo. Por ello, se repite, y aun a riesgo de que se produzca esa situación, a falta de prueba, no puede revocarse el acuerdo de la Registradora de la Propiedad. Por lo demás la misma no se excede de su competencia cuando en su calificación entra a examinar, no la regularidad de la actuación procesal, sino si uno de los llamados al proceso y con intereses según Registro, no ha sido llamado al proceso. OCTAVO.- Dada la complejidad jurídica de la cuestión no procede hacer una especial imposición de las costas en ninguna de las dos instancias. Vistos los artículos citados y demás disposiciones de pertinente y general aplicación. F A L L O Que estimando el recurso de apelación interpuesto por la Abogacía del Estado contra la sentencia dictada por el Juzgado de Primera Instancia nº 2 de Zaragoza y recaída en el juicio verbal tramitado en dicho Juzgado con el nº 1001/08, con revocación de la misma, debemos desestimar y desestimamos la demanda interpuesta por Dª Mª del Carmen Eusebio Marañón en impugnación de la calificación negativa de la Registradora de la Propiedad sobre inscripción del auto de adjudicación a favor del demandante recaída en el Juzgado de Primera Instancia nº 8 de Zaragoza, procedimiento ejecución hipotecaria 1353/2006. Sin costas en ninguna de las dos instancias. Así, por esta mandamos y firmamos. nuestra Sentencia, lo pronunciamos, COMENTARIO: En la sentencia de la Sección 4ª de la AP de Zaragoza de 20 de abril de 2009 se afronta la problemática de la citación o emplazamiento del demandado en los supuestos en los que se demanda a una herencia yacente. Estas, en la Lec 2000 tienen reconocida la capacidad para ser parte en un proceso judicial (ordinal cuarto del art. 6.1 Lec). El problema surge en orden a determinar quien encarna y representa legítimamente los intereses de ese patrimonio transitoriamente sin personalidad. Y más que determinar genéricamente quien puede ostentar esa representación es quien los representa en el caso concreto, quienes son los llamados a esa herencia y si los mismos, en su caso la han aceptado o no o están pendientes de su aceptación, datos que serán en muchas ocasiones desconocidos para la parte demandante y aun para el mismo órgano jurisdiccional. La problemática se acentuó en razón a los criterios de la Dirección General de los Registros y del Notariado que en sede de ejecución de las sentencias en cuanto su ejecución conllevaba una modificación registral no aceptaban un mero emplazamiento edictal de los causahabientes desconocidos del causante considerando el Centro Directivo que el Juez debe proveer a la adopción de las disposiciones procedentes sobre la seguridad y administración de la herencia, designando un administrador de la herencia (resoluciones de 27/10/2003, 25/06/2005 y 18/11/2006). El criterio de la sentencia de la Sección 4ª de la AP Zaragoza de 20 de abril de 2009 se enfrenta a esa problemática, asume el criterio del Centro Directivo en el sentido de que debe garantizarse la defensa de la herencia yacente, pero discrepa de esa doctrina en la medida en que la misma pueda conllevar el automatismo de nombrar siempre a un administrador judicial, lo que, sin más indagación puede conllevar graves dificultades prácticas y convertirse en un sucedáneo del emplazamiento edictal generador de las mismas deficiencias y aun de una mayor indefensión. El criterio de la sentencia que se comenta es que cuando se demanda a una herencia yacente hay una situación de desconocimiento del proceso sucesorio. Que para clarificarlo hay que realizar las diligencias del art. 791.1 Lec, que en este sentido debe entenderse complementan las reglas generales de la Lec sobre el emplazamiento. Y una vez realizadas las mismas, clarificada la situación, es cuando procede precisar la forma en la que se ha de practicar la diligencia, a saber,1) si se han identificado los llamados, auque no exista aceptación y aunque los mismos no puedan representar a la herencia, es válido y suficiente la diligencia entendida con todos ellos; 2)que si existe aceptación ya no hay yacencia y la diligencia debe entenderse con los herederos, y 3) que sólo procede el nombramiento de administrador judicial cuando se esté en los supuestos del art. 791.2 Lec, a saber fallecimiento sin testar y sin parientes llamados a la sucesión.