La inconstitucionalidad en el régimen federal. Acción. Recurso. Vía directa. Evolución jurisprudencial. Estado actual Autores Coria, Facundo Máximo Muro, Federico Rossi, Bruno Estudiantes UBA 2. Introducción. 2.1 Federalismo y control de Constitucionalidad El Federalismo es aquella forma de Estado en la cual el poder se descentraliza territorialmente en entidades políticas autónomas e independientes una de otra, pero le delegan la soberanía a un gobierno central. Un Estado federal esta compuesto por un gobierno central que ejerce su poder en todo el territorio nacional, y se ocupa de los asuntos que le interesan a la Nación y de gobiernos provinciales (o locales) que ejercen su poder sobre el territorio correspondiente a sus respectivas provincias y se ocupan de los asuntos de interés local. Entre las primeras manifestaciones de Federalismo en la Argentina, podemos mencionar el Pacto de Pilar (1820), el Tratado del Cuadrilátero (1822), el Pacto Federal (1831) y el Acuerdo de San Nicolás en 1852. Finalmente en 1853 las provincias adoptan el régimen federal con la sanción de la Constitución Nacional, tomando como modelo la Constitución de los Estados Unidos de 1787, aunque con algunas modificaciones. El Art.1° de la Constitución nacional dice que la Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal. El Art. 121° establece que: “Las provincias conservan todo el poder no delegado por esta Constitución al Gobierno Federal, y el que expresamente se hayan reservado por actos especiales al tiempo de su incorporación”. 1 De este artículo proviene el concepto de que toda competencia que no es atribuida por la Constitución Nacional al gobierno federal, se considera reservada para las provincias. El control de constitucionalidad constituye la columna vertebral del mundo del derecho constitucional y de aquellos países que están constituidos bajo el régimen federal. Este carece de previsión constitucional explícita, legislación exclusiva y se encuentra librado a la casuística judicial. El ordenamiento jurídico debe ser pensado en forma jerárquica, con una ley que se constituya en punta de partida y meta de todo ordenamiento, lo anterior podría considerarse como una aproximación a la supremacía de la Constitución. Este carácter fundamental de la Constitución se manifiesta desde varios puntos de vista. En primer lugar desde uno sociológico ya que formula los valores que tienen vigencia para una comunidad. En segundo lugar desde un punto de vista político puesto que contiene el mínimo de elementos para que el Estado pueda existir; y finalmente desde un punto de vista jurídico observamos que constituye la base sobre la cual descansa el resto del ordenamiento. El objetivo principal es que la supremacía constitucional no sea solo una expresión de deseo; se evidencia aquí la necesidad de contar con un sistema efectivo de control de constitucionalidad. 2.2 Génesis del control de constitucionalidad El control de constitucionalidad tiene sus orígenes en los Estados Unidos de América con el leading case “Marbury vs. Madison”. Dicho fallo marcó un hito decisivo en las instituciones judiciales norteamericanas y por ende en las nuestras. Constituye el origen del control de constitucionalidad y permite consolidar el Poder Judicial ya que en la Constitución Norteamericana de 1787 dicho poder no estaba equiparado con los demás, y de esa forma la Corte Suprema de Justicia fue adquiriendo prestigio poco a poco. Sin embargo encontramos antecedentes de control previos a Marbury vs. Madison. Uno de ellos son los debates de la Convención de 1787, en el cual reinaba la necesidad de crear un cuerpo encargado de control de los actos de la Legislatura y del Poder Ejecutivo. El último antecedente se configura con 2 los artículos de Hamilton Nº 78 y 82 del Federalista, en los cuales se resaltaba la idea de que ningún acto legislativo contrario a la Constitución Nacional podía ser válido, y se establecía la posibilidad de que las sentencias locales sean revisadas por la Justicia Federal. Marbury vs. Madison se da en el siguiente contexto: en 1801, el presidente estadounidense Adams designó a Marshall como presidente de la Suprema Corte. Junto a esta designación designó a varios jueces entre los que se encontraba Marbury. Al finalizar su mandato Adams, es sucedido por el presidente Jefferson, quien designó a Madison como secretario de Estado. La mayoría de los jueces nombrados durante el gobierno de Adams, recibieron la notificación en la que constaba que tenían acceso a sus cargos de jueces. Pero otros, entre ellos Marbury, no recibieron dicha notificación y decidieron solicitar a Madison, secretario de Estado, que el nombramiento le fuera notificado para poder acceder al cargo. Ante el silencio de Madison, Marbury pidió a la Corte que emitiera un mandamiento por medio del cual se le ordenara a Madison que cumpliera con la notificación. Marbury se basó para ello en la Sección 13 del Acta Judicial que acordaba a la Corte Suprema competencia originaria para expedir el “mandamus”. Sin embargo la Constitución de los Estados Unidos establece en su artículo III que la competencia de la Corte es solo por apelación y solo en algunos casos su competencia es originaria: pero en esos casos excepcionales no se encontraba el caso del “mandamus”, esto trajo aparejado un conflicto entre una ley de jerarquía inferior a la Constitución (Acta Judicial sección 13) y la Constitución (Artículo III). Marshall, presidente de la Suprema Corte, resolución en su sentencia declarar la inconstitucionalidad de la Sección 13 del Acta Judicial por considerar que ampliaba la competencia de la Corte y por lo tanto contradecía la Constitución1. Dicha sentencia de 1803 estableció el poder de los jueces para revisar la constitucionalidad de las leyes federales y pocos años después de los estaduales. Con el fallo anterior quedó claro que son los jueces los encargados de ejercer el control de constitucionalidad y que no existís un tribunal específico encargado de realizar dicha tarea, la realizaban los jueces y su ejercicio final la Corte. 1 Fallo “Marbury, William vs. Madison, James” 24 de Febrero de 1803 3 3. Sistemas de Control de Constitucionalidad. 3.1 Método Común o Difuso: Como se puntualizó, en los Estados Unidos de América, a partir del caso "Marbury v. Madison", quedó consagrado junto con el principio de la supremacía constitucional, el reconocimiento de la facultad de los jueces comunes para declarar la inconstitucionalidad de las leyes y de otros actos de los poderes políticos, esto es el sistema de garantía algunos "común" o "difuso". Ese ha judicial llamado por sido el más puro modelo de sistema judicial, adoptado por la República Argentina. Si nos atenemos a los órganos a los cuales se atribuye el poder de control, corresponde distinguir en primer término el sistema que otorga la facultad al órgano judicial difuso ( es decir a todos los jueces sin importar su fuero o jerarquía ) para resolver las cuestiones de constitucionalidad de las disposiciones legislativas siempre que sean planteadas por las partes y aún de oficio por el juez que conozca en el asunto, en una controversia concreta. El juez se pronuncia sobre el particular en el acto de dictar sentencia y cuando declara la inconstitucionalidad de la norma impugnada, el efecto de tal declaración se reduce a la no aplicación de aquella al caso de que se trata. En consecuencia, la declaración de inconstitucionalidad no significa la derogación de la norma afectada por ella. Por otra parte, en todos los casos en que está en juego la constitucionalidad - o inconstitucionalidad - de una norma, se puede llegar por vía de apelación, tanto en los Estados Unidos de América como en la República Argentina, hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación, a la cual le corresponde decidir en definitiva. En la Argentina, el medio procesal para llevar hasta la Corte una cuestión constitucional recibe el nombre de recurso extraordinario, el cual será desarrollado in extenso más adelante. 3.2 Método especial o concentrado: 4 Contrariamente al método difuso, el método concentrado de control de la constitucionalidad se caracteriza por el hecho de que el ordenamiento constitucional confiere a un solo órgano estatal el poder de actuar como juez constitucional, generalmente respecto de ciertos actos estatales ( leyes o actos de similar rango dictados en ejecución directa de la Constitución ), en general con potestad para anularlos. Este método concentrado de control puede ser: 1) Exclusivamente concentrado 2) Estar establecido en forma combinada con el método difuso de control. El órgano estatal facultado para ser el único juez constitucional de las leyes en el sistema concentrado de control de constitucionalidad, puede ser la Corte Suprema de Justicia ubicada en la cúspide de la jerarquía judicial de un país o una Corte o Tribunal Constitucional creado especialmente por la Constitución, dentro o fuera de la jerarquía judicial para actuar como único juez constitucional. En ambos casos, estos órganos tienen en común el ejercicio de una actividad jurisdiccional, como jueces constitucionales. Por ello, el sistema concentrado de control de la constitucionalidad, aún cuando sea generalmente similar al "modelo europeo" de Tribunales constitucionales especiales, no implica necesariamente Tribunal Constitucional especial, la existencia de un concebido fuera del Poder Judicial. La experiencia latinoamericana de control concentrado de la constitucionalidad así lo demuestra, pues en general han sido las Cortes Supremas de Justicia las que lo han ejercido y en los casos en los cuales se han atribuido Tribunales Constitucionales el ejercicio del control, a éstos están dentro del Poder Judicial 4. Argentina: casos fundadores La mayoría de los países americanos han adoptado por el sistema concentrado, salvo Estados Unidos, Canadá y la Argentina. Nuestro sistema fue tomado literalmente del modelo norteamericano, y tuvo su nacimiento en nuestro país con el célebre caso “Eduardo Sojo”, en el cual nuestra Corte repitió lo que la Corte norteamericana había dicho en Marbury vs. Madison. Eduardo Sojo fue arrestado e interpuso directamente a la Corte Suprema un 5 habeas corpus, fundándose en la ley 48 que por entonces preveía la posibilidad de interponer la acción en forma originaria a la Corte. Esta última se declaró incompetente para entender en la cuestión ya que si lo hacía implicaría extender su jurisdicción originaria fuera de los límites del hoy 117 de la CN. En la resolución no dijo que la 48 era inconstitucional sino que era inaplicable. En el caso “Municipalidad de la Capital con Elortondo” fue el primer precedente en que la Corte declaró la inconstitucionalidad de una ley del Congreso. 5. Legitimidad del control a cargo de los jueces. Siguiendo a Gargarella, constitucionalistas y politólogos contemporáneos reconocen la tensión existente entre la organización democrática de la sociedad y la función judicial de revisión de leyes. Aquí encontramos al argumento contra mayoritario que establece ¿Por qué un Poder como el Judicial, cuyos magistrados no son elegidos por el pueblo directamente, y por ende aparenta ser el menos democrático de los tres, tiene la potestad de controlar a los poderes que sí son elegidos por vía de sufragio, máxime cuando es una potestad que no nace expresamente de la Constitución? En Estados Unidos se debatió bastante acerca de la legitimación de los jueces, pero en Argentina el debate no fue tan fuerte sino que se importó así. En cuanto a la doctrina la mayoría de los autores, salvo Oyhanarte y Gargarella, encuentran plausible el control judicial de constitucionalidad. El primero de ellos sostiene que “la tesis de que la esencia de la democracia y el destino inmediato de la comunidad deben ser confiados a la omnisciencia de 3 superdotados no tiene muchos adeptos por suerte. “ Gargarella por su parte sugiere posibles reformas al mecanismo de control de constitucionalidad con el objeto de despojarle de la capacidad para decir la última palabra en materia constitucional. Finalmente Nino reacciona en contra del carácter contra mayoritario al sostener que los jueces no solo deben controlar el proceso democrático, sino que deben controlar y resguardar también la autonomía individual y la continuidad de la práctica constitucional. 6. Sistema vigente en la República Argentina. 6 En nuestro país, desde que la Corte oficialmente hizo suyos los principios establecidos en "Marbury v. Madison" y decidió asumir el ejercicio del control de constitucionalidad, aún cuando la Constitución no le adjudica esta tarea específicamente, ni hay ley alguna que lo regule2, rige el sistema de control de constitucionalidad difuso. O sea que esta función, como se explicó anteriormente, compete a cualquier juez de cualquier fuero o instancia, tiene lugar en principio a petición de parte, respecto de un caso concreto y para producir efectos "interpartes"; en oposición con el sistema concentrado de los países europeos y de algunos sistemas latinoamericanos que como sé puntualizó, el control de constitucionalidad funciona en abstracto, con efecto " erga omnes " y derogatorio de la norma. Ha reiterado la Corte Suprema de Justicia de la Nación que el control de la constitucionalidad es función suprema y fundamental del Poder Judicial. Ello, por cuanto los jueces, en los casos que se llevan a su conocimiento deben constatar si las leyes (o actos administrativos), guardan o no conformidad con los preceptos constitucionales y abstenerse de aplicarlos en su caso, pues es una manera de garantizar la supremacía del derecho de la Constitución, ante posibles abusos de los demás poderes del Estado. Cabe mencionar además, que el derecho judicial o sea la jurisprudencia de la Corte, que también integra el bloque de constitucionalidad, es de aplicación obligatoria, en la medida en que constituya una interpretación de las normas constitucionales. Según Alberto B. Bianchi, quien propone para el análisis la insubsistencia de la división entre el "common law" y el " civil law " para luego aplicar el "stare decisis" o sea fuerza obligatoria a las decisiones de la Corte, limita ésta a: los casos que Suprema como son de competencia específica de la Corte intérprete final de la Constitución, esto es dentro de la competencia que le asigna el art., 14 de la ley 48 y las materias comprendidas dentro del derecho federal Por último, en cuanto a las vías constitucionalidad, es idóneas para el control de la relevante señalar la evolución jurisprudencial de la Corte toda vez que partiendo de la primitiva vía incidental, indirecta o de excepción, en relación al objeto principal del juicio, admite hoy bajo el art., 322 2 Caso "Eduardo Sojo", Fallos, 32-120, 1887 7 del Código Procesal, dos tipos diferentes de acciones declarativas: a) la acción declarativa de certeza, dentro de la cual puede ejercerse control constitucional y b) la acción declarativa de inconstitucionalidad, siempre que se trate de un caso judicial, para precaver las consecuencia de un acto en ciernes y siempre que el actor tenga legitimación procesal Existe una especie de auto restricción que hace el Poder Judicial en nuestro país con la cuestión de las cuestiones políticas no justiciables; estas cuestiones no constituyen un grupo cerrado y homogéneo de decisiones, sino que integran un listado donde constantemente se produce altas y bajas. Podríamos enumerar algunas cuestiones en las cuales el Poder Judicial no dicta inconstitucionalidades, tales como: declaración del Estado de Sitio, el juicio político, reforma constitucional, el proceso de formación y sanción de leyes, veto presidencial, el poder del perdón (indulto y amnistía), la intervención federal, expropiación, entre otras. Con respecto a este tema existen diversas posturas doctrinarias. En un primer lugar citamos a Bofia Boggero el cual sostiene que “el juez no debe impresionarse porque el contenido sea político”, basándose en el artículo 116 CN que establece que debe decidirse en todas las causas, y como sostiene Bidart Campos la abstención de las políticas ni justiciables implica disminuir la competencia de la Corte. Sin embargo, en los últimos 30 años se observa un claro retroceso en las cuestiones políticas, ya que existe una tendencia a una mayor justiciabilidad. 7. La Acción de inconstitucionalidad. Régimen de Ciudad y Provincia de Buenos Aires. En el orden nacional no existe acción declarativa de inconstitucionalidad, aunque su deducción a través o como una suerte de acción meramente declarativa ha sido admitida por la Corte, en tanto la cuestión no tenga un carácter simplemente consultivo ni importe una indagación meramente especulativa sino que responda a un caso, buscando precaver los efectos de un acto en ciernes al que se atribuye ilegitimidad y lesión al régimen constitucional federal. Se trata de una acción o pretensión de derecho común contra la otra parte sustancial de la relación jurídica y no contra el Estado o la autoridad 8 pública, respecto del cual juegan empero las normas comunes sobre competencia, sobre actos de impugnación y medidas cautelares. 7.1 Requisitos. El interesado en la declaración de inconstitucionalidad de una norma debe demostrar claramente de qué manera ésta contraría la Constitución Nacional, causándole de esa manera gravamen, y debe probar, además, que ello ocurre en el caso concreto3. Es procedente la acción declarativa de inconstitucionalidad en la medida en que la cuestión no tenga carácter simplemente consultivo ni importe una indagación meramente especulativa, sino que responda a un caso y busque precaver los efectos de un acto en ciernes al que se atribuye ilegitimidad y lesión constitucional federal4. La mayoría de las Constituciones provinciales y la de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires les conceden competencia a los tribunales para entablar acciones directas de inconstitucionalidad Cabe destacar que ambos regímenes parten de una distinción fundamental, los tribunales locales tienen que controlar dos clases de leyes: las que emanan del Congreso Nacional y las que producen las legislaturas locales. Es para ello que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires ha previsto la Acción declarativa de inconstitucionalidad ante el Tribunal Superior de Justicia, dicha acción está prevista en la Constitución de la Ciudad en el Artículo 113.2 En el artículo anterior, se presentan las siguientes reglas: este control concentrado lo ejerce originariamente el Tribunal Superior de Justicia por medio de dicha acción, la cual puede ser entablada contra la validez de leyes, decretos y cualquier norma general emanada de las autoridades de la Ciudad que resulten contrarias a la Constitución Nacional o a la de la Ciudad. La declaración de inconstitucionalidad hace perder vigencia a la norma, salvo que la Legislatura de la Ciudad ratifique la norma dentro de los 3 meses de la sentencia declarativa con 2/3 de votos. Sin embargo dicha ratificación no impide el posterior control difuso de constitucionalidad ejercido por los jueces y por el Tribunal Superior de Justicia. Pueden entablar dicha acción las personas físicas, jurídicas, la Defensoría del Pueblo y los titulares de cada uno 3 CSJN, 6/2/1996,”Caja Complementaria de la Actividad Docente v. Provincia de La Rioja” 4 CSJN, 7/2/1995,” Central Neuquén SA y otra v Provincia de Buenos Aires y otra” 9 de los 3 organismos que componen el Ministerio Público de la Ciudad; la pretensión debe contener el ofrecimiento de prueba que considere necesario producir y acompañar la documental que haga a dicha pretensión. Cabe destacar también el régimen vigente en la Provincia de Buenos Aires, el cual es un sistema de tipo difuso, es decir que como se explicó anteriormente cualquier juez de la provincia puede y debe declarar la inconstitucionalidad de las normas inferiores cuando encuentre que este en pugna con los contenidos de la Constitución provincial. Dicha tarea será realizada mediante resoluciones judiciales dictadas en el marco de las instancias ordinarias, y luego podrá ser precisada por vía de apelación hasta legar al nivel máximo de contralor en la esfera local: el recurso extraordinario ante la Suprema Corte. La anterior ha dicho que la acción originaria de inconstitucionalidad reglamentada en el Capítulo I del Título IX del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación tiene por objeto aquellos ordenamientos jurídicos generales, abstractos e impersonales, esto es, que constituyan reglas de derecho, quedando excluidos los actos dictados en atención a una situación individual cuya impugnación debe efectuarse por otro cauce procesal. El actor deberá fundar debidamente su pretensión indicando que artículo colisionan contra qué artículo de la Constitución Provincial y argumentar en torno al vicio demostrándolo con nitidez y evidenciando las lesiones que al mismo le produce. La demanda se interpondrá ante la Suprema Corte de Justicia dentro del plazo de 30 días desde que el precepto impugnado afecte concretamente los derechos patrimoniales del actor, vencido este plazo se considerará extinguida la competencia originaria de dicha Suprema Corte. El alcance de la resolución de inconstitucionalidad es declarativo, se dará solo para el caso particular, es decir que los efectos son inter partes y no derogatorio. Lo anterior implica que la norma no pierde validez y operatividad por lo que puede ser aplicada en otros supuestos. 8. Recurso Extraordinario El recurso extraordinario ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación está previsto en el art. 14 de la ley 48, en los siguientes términos: "Una vez radicado un juicio ante los tribunales de provincia, será sentenciado y 10 fenecido en la jurisdicción provincial, y sólo podrá apelarse a la Corte Suprema las sentencias definitivas pronunciadas por los tribunales superiores de provincia en los casos siguientes: 1) cuando en el pleito se haya puesto en cuestión la validez de un tratado, de una ley del Congreso, o de una autoridad ejercida en nombre de la Nación, y la decisión haya sido contra su validez; 2) cuando la validez de una ley, decreto o autoridad de provincia se haya puesto en cuestión bajo la pretensión de ser repugnante a la Constitución Nacional, a los tratados o leyes del Congreso, y la decisión haya sido en favor de la validez de la ley o autoridad de provincia; 3) cuando la inteligencia de alguna cláusula de la Constitución, o de un tratado o ley del Congreso, o una comisión ejercida en nombre de la autoridad nacional haya sido cuestionada y la decisión sea contra la validez del título, derecho, privilegio o exención que se funda en dicha cláusula y sea materia de litigio". Por su parte, los Art. 15 y 16 de la misma ley completan la regulación del recurso estableciendo lo siguiente: "Cuando se entable el recurso de apelación que autoriza el artículo anterior, deberá deducirse la queja con arreglo a lo prescripto en él, de tal modo que su fundamento aparezca de los autos y tenga una relación directa e inmediata a las cuestiones de validez de los artículos de la Constitución, leyes, tratados o comisiones en disputa, quedando entendido que la interpretación o aplicación que los tribunales de provincia hicieren de los Códigos Civil, Penal, Comercial y de Minería, no dará ocasión a este recurso por el hecho de ser leyes del Congreso, en virtud de lo dispuesto en el inc. 11, art. 67 de la Constitución". (art.15) "En los recursos de que tratan los dos artículos anteriores, cuando la Corte Suprema revoque, hará una declaratoria sobre el punto disputado, y devolverá la causa para que sea nuevamente juzgada; o bien resolverá sobre el fondo, y aun podrá ordenar la ejecución especialmente si la causa hubiese sido una vez devuelta por idéntica razón". (Art. 16) 8.1 Requisitos Comunes 11 Son aquellos que deben existir para la procedencia, en general, de cualquier recurso judicial. En primer término, se requiere que haya existido la actuación previa de un tribunal judicial. Es decir que la sentencia que se impugna debe emanar de un órgano del Poder Judicial, sea nacional o provincial. La sentencia impugnada debe haber sido dictada como culminación de un juicio o proceso. Es decir, "debe ser consecuencia de una actividad jurisdiccional, producto de un pleito; cuestión instruida y decidida de conformidad con las normas procesales. Debe tratarse de una cuestión justiciable, es decir aquélla que en el orden normal de las instituciones corresponde decidir a los jueces en el ejercicio de su específica función judicial. La sentencia que se impugna debe causar gravamen al apelante y el mismo debe ser actual, no siendo suficiente la alegación de un perjuicio hipotético o potencial. Finalmente, todos estos recaudos deben persistir al momento en que la Corte debe dictar sentencia. 8.2 Requisitos Propios El primer requisito para la procedencia del recurso es que en el caso se encuentre en debate una cuestión federal. Se considera cuestión federal aquella que versa sobre la interpretación de la Constitución, leyes federales, tratados o actos federales de autoridades nacionales, así como también los conflictos que puedan surgir entre la Constitución Nacional y leyes nacionales o provinciales, o conflictos entre normas nacionales o locales con respecto a otra norma federal preeminente. Excepcionalmente, puede entrarse en el análisis de los hechos de la causa, cuando éstos están íntimamente vinculados a la cuestión federal y la misma no puede ser resuelta en forma independiente. El segundo de los requisitos propios del recurso extraordinario exige que la cuestión federal planteada tenga relación directa e inmediata con el tema debatido en la causa. Es decir, que la misma no pueda fallarse sin resolver dicha cuestión federal. Por lo tanto, no basta la mera invocación de cláusulas constitucionales o normas federales, si la decisión del caso no depende 12 específicamente de la interpretación que se les dé a las mismas, pudiendo ser resuelto conforme normas de derecho común o local. El tercer requisito dispone que la resolución cuestionada haya sido contraria al derecho federal invocado. Es decir, que se haya declarado la invalidez de un tratado, o de una ley o autoridad nacional en la que el peticionante fundaba su derecho (art. 14, inc. 1º). O que la interpretación dada a alguna cláusula de la Constitución o de un tratado o ley federal haya sido contraria a la validez del título, derecho, privilegio o exención fundada en dicha cláusula (art. 14, inc. 3º). Por último, en los casos de conflictos entre una ley o autoridad provincial y la Constitución o la legislación federal, será procedente el recurso si la decisión fuera a favor de la validez de la ley o autoridad provincial (art. 14, inc. 2º), pero no en el caso contrario. La resolución cuestionada debe ser una sentencia definitiva. Se consideran tales aquellas que ponen fin a la litis o las que impiden su continuación. También las que causan agravios de imposible o insuficiente reparación ulterior. No encuadran en esta categoría aquellas resoluciones que sólo tienen carácter de cosa juzgada formal. Tampoco habilitan la instancia extraordinaria las sentencias referentes a medidas cautelares, o las que resuelven incidentes o las que declaran la caducidad de la instancia. Por último y siguiendo los lineamientos de Palacio, que la decisión recurrida haya sido dictada por el superior tribunal de la causa, entendiéndose por tal a aquél cuyo fallo es insusceptible de ser revisado por otro tribunal en el orden local. 8.3 Interposición del Recurso: Procedimiento El art. 257 del Código Procesal Nacional establece que del escrito en que se interpuso el recurso extraordinario se dará traslado a las partes interesadas por diez días. Dicho traslado debe ser notificado personalmente o por cédula. Es decir, que la sustanciación del recurso se efectúa ante el mismo tribunal que dictó la sentencia recurrida. Dicho tribunal, una vez contestado el traslado o vencido el plazo para hacerlo deberá expedirse sobre la admisibilidad del recurso. Si lo concede, la 13 resolución respectiva debe notificarse a las partes por cédula o personalmente y, dentro de los cinco días de la última notificación, debe remitir los antecedentes a la Corte Suprema (art. 257, Cód. Proc.). La recepción del expediente por la Corte implicará el llamamiento de autos (art. 280, Cód. Proc.). Una vez analizada por la Corte la admisibilidad del recurso, corresponde expedirse sobre el fondo del recurso. Si estima que el mismo no es procedente, confirmará la sentencia recurrida. En aquellos casos en que su decisión revoque el fallo impugnado, puede la Corte efectuar una declaración sobre la forma de resolver el punto cuestionado y devolver la causa a fin de que se pronuncie nueva sentencia, o puede directamente dictar el fallo correspondiente, expidiéndose sobre el fondo de las cuestiones planteadas (art. 16, ley 48). Obviamente, en este último supuesto no hay reenvío de la causa. La ley 23.774 introdujo una modificación en el art. 280 del Código Procesal, en virtud de la cual la Corte podrá, según su sana discreción, y con la sola invocación de dicha norma, rechazar el recurso extraordinario por falta de agravio federal suficiente o cuando las cuestiones planteadas resultaren insustanciales o carentes de trascendencia. 9. Amparo Los autores no se han puesto de acuerdo acerca de la naturaleza jurídica del amparo constitucional. Algunos consideran que el amparo es un recurso; otros por el contrario, estiman que es un juicio. La Ley Orgánica de Amparo señala que el amparo es una acción o solicitud, y su tramitación la califica de un procedimiento que termina en una sentencia. El amparo no es un recurso, pues éste, por su esencia, supone la existencia de un acto o sentencia que es objeto de impugnación para su revisión y modificación. En materia administrativa, los recursos se proponen directamente al órgano autor de la decisión (recurso de revisión) o al superior (recurso jerárquico), a objeto de que revisen el acto administrativo y procedan a su anulación o modificación. En materia judicial, los recursos ordinarios 14 (apelación, consulta, invalidación y de casación), persiguen que el Juez anule, revoque o modifique la sentencia, providencia, orden o resolución dictada por otro órgano judicial. El amparo no persigue la revisión de un acto, sino la inmediata restitución de los derechos y garantías constitucionales violados o amenazados de violación por el acto, hecho u omisión proveniente de un órgano del Estado o de un particular. 10. Conclusiones El contar con un sistema de control de constitucionalidad bien constituido, regular y eficaz es de una excesiva importancia para el buen funcionamiento de un país democrático. Para ello es necesario contar con un Poder Judicial imparcial, independiente y capaz, a través del cual sea posible ejercer un efectivo control. El hecho de controlar a los demás poderes del Estado es necesario para que las decisiones que se tomen sean de alguna forma “repensadas” o “reevaluadas” y de esa forma se haga un buen análisis de las cuestiones importantes. El objetivo de lo anterior es que no se tomen decisiones apresuradas y sin previa consideración, y en el caso de que hayan sido tomadas de esa forma puedan ser revocadas. El control puede ser pensado también como una especie de advertencia para los dos poderes estatales restantes, es decir que al saber que están siendo controlados por el Poder Judicial deberían pensar bien las cuestiones, analizar las ventajas y desventajas de cada decisión que se tome y de esa forma, como se dijo anteriormente, evitar acciones apresuradas y sin un previo análisis. Es necesario también, un Poder Judicial compuesto por personas e instituciones responsables, efectivas, rápidas e imparciales. Las anteriores características hacen a un control eficaz. Los jueces deben ser imparciales y no simpatizar con los demás poderes para que puedan desempeñar sus funciones y sean independientes, puedan revocar o tildar de inconstitucional cualquier decreto, norma o ley surgida de otro Poder sin miedo a ser destituidos o sancionados. 15 Finalmente consideramos que un efectivo control de constitucionalidad para nuestro país se constituiría gracias a la mezcla de los controles concentrado y difuso. Sería bueno contar con un Tribunal Constitucional creado al efecto de controlar la constitucionalidad de las leyes y de esa forma evitar que se promulguen y publiquen normas que estén en pugna con la Constitución Nacional o demás tratados con el objetivo de evitar posteriores conflictos y el debilitamiento de la supremacía constitucional. Por el otro lado también es necesario el control difuso, para que dicho Tribunal no esté sobrepasado de causas y que exista la posibilidad de que todos los jueces puedan ejercer dicho control. Sería necesario unificar los efectos del dictamen de inconstitucionalidad de normas o leyes ya que ambos modelos de control presentan efectos distintos. En conclusión, consideramos que sería ventajoso para un efectivo control de constitucionalidad, además de todas las cuestiones anteriormente señaladas, tomar las cosas positivas y efectivas de cada control y dejar de lado las cuestiones negativas, las que hacen a la pérdida de tiempo y las que muchas veces nos hacen perder la confianza en nuestro Poder Judicial. 16