deficiencia auditiva

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INTRODUCCIÓN
El estudio de las necesidades educativas especiales del alumno sordo presenta
hoy una perspectiva mucho más amplia que hace unas décadas. Entonces y desde un
modelo educativo oralista (predominante aún en numerosas instituciones educativas),
se ha mantenido que la principal necesidad del alumno sordo es el aprendizaje del
lenguaje oral como condición previa para acceder al resto de los aprendizajes y
contenidos culturales transmitidos por él.
Durante los últimos años las investigaciones desarrolladas desde distintas
disciplinas han aportado nuevos elementos de reflexión sobre la consideración de la
sordera y la educación de los alumnos sordos. Estos estudios que se han venido
produciendo desde los años sesenta se han convertido en factores de cambio
(Galcerán, 1998) para llegar a atender una nueva concepción de la sordera.
Hoy en día resulta difícil entender el tratamiento educativo de la sordera
desde una posición estrictamente oralista sin tomar en consideración estos nuevos
planteamientos que nos conducen a una concepción de corte sociolingüístico. (Skliar,
Massone y Veinberg, 1995). En este sentido Sordo es aquel que con relativa
independencia de su pérdida se siente parte de la comunidad sorda conoce su lenguaje
y comparte sus peculiaridades culturales, pecualiaridades que están relacionadas con
el papel predominante de la experiencia visual (Alonso y otros, 1991).
En definitiva, el objetivo de este trabajo será proporcionar a nuestros
compañeros una visión global y no sesgada del la deficiencia auditiva. Para ello no
solo abordaremos el concepto, detección, tratamiento… sino que buscaremos
introducirnos en el mundo de una persona con deficiencia auditiva ver sus
limitaciones, vivencias, peculiaridades, etc. Abordaremos el tema atendiendo a la
enorme variedad casuística de modo que tocaremos temas tan diferentes como la
lengua de signos o los implantes cocleares.
La audición es uno de nuestros sentidos más preciados. A través de ella
desarrollamos el lenguaje, adquirimos las habilidades sociales y de comunicación,
disfrutamos de la música, nos maravillamos con los diferentes sonidos de nuestro
mundo y, además, nos mantenemos alerta ante posibles sonidos.
La Organización Mundial de la Salud considera que existen más de 42
millones de personas en el mundo con problemas auditivos, siendo en España un
problema que afecta a 900.000 personas según las últimas encuestas sobre
discapacidades, deficiencias y minusvalías, resultando ser el 15-20% de los motivos
de consulta en los servicios de otorrinolaringología.
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1. DEFINICIÓN DE DEFICIENCIA AUDITIVA
Cuando hablamos de deficiencia auditiva (DA) estamos refiriéndonos a la
dificultad o incapacidad para captar los sonidos exteriores a través del oído. Muchas
veces se habla de DA usando indistintamente los términos de hipoacusia y sordera.
Ambos pueden establecerse como dos categorías en las cuales, desde un punto de vista
educativo, podemos clasificar a los niños con deficiencia auditiva.
Así pues, podemos definir la hipoacusia como aquella persona que presenta
una pérdida auditiva, pero que mantiene restos auditivos suficientes y funcionales para
poder captar o aprender el lenguaje oral a través de la audición. Siendo la visión,
principalmente, un canal secundario. Puede ayudarse de audífonos (ayudas técnicas).
Incluye tanto los que usan audífonos como los que no, porque presentan mejor
audición. La sordera haría referencia a personas que tienen restos auditivos, pero que
no son funcionales para poder captar el lenguaje oral principalmente por la audición.
En estas personas, la vista se convierte en el canal más importante para captar el
lenguaje oral de su medio.
2. TIPOS DE DEFICIENCIA AUDITIVA
Existen múltiples clasificaciones sobre la deficiencia auditiva. Una de ellas es
la indicada en el dossier, que clasifica la DA atendiendo al tipo de sordera, el grado de
pérdida auditiva, momento de la pérdida y etiología de la deficiencia.
Tipo de sordera:
Sordera conductiva: el trastorno está en el oído externo, puede deberse a la
no existencia de pabellón auditivo o a la presencia de secreciones inadecuadas u
objetos extraños. O, en el oído medio, en este caso las infecciones o bloqueos de la
trompa de Eustaquio impiden la vibración satisfactoria en respuesta a las ondas
sonoras.
Sus efectos no son muy graves y se pueden solventar mediante tratamientos u
operaciones quirúrgicas.
Sorderas neurosensoriales: por afectación del oído interno, el nervio auditivo
o las zonas auditivas del cerebro.
Estas son las sorderas más graves y de peor pronóstico.
Sordera mixta: se encuentran afectados simultáneamente el oído externo,
medio e interno.
Grado de pérdida auditiva:
Se evalúa por la intensidad (se mide en decibelios) en cada uno de los oídos
y en función de diversas frecuencias (se mide en herzios).
El grado de intensidad es la variable con mayor influencia en el desarrollo de
los niños con deficiencias auditivas y no sólo en los aspectos lingüísticos sino en los
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cognitivos, sociales y educativos. No obstante, hay que tener en cuenta la banda de
frecuencias que el niño puede percibir mejor. Sonidos como la /s/, /t/ o /f/ presentan
frecuencias altas y, por tanto, niños con pérdidas en estas bandas percibirán peor los
comienzos y finales de palabras que es donde se encuentran las consonantes. Por el
contrario, las vocales se emiten en frecuencias bajas y los niños que presenten restos
auditivos en ellas percibirán mejor la parte media de las palabras, que es donde se
sitúan las vocales.
Momento de la pérdida:
Según el momento hablamos de:
-Sordera prelocutiva: antes de haber adquirido y desarrollado el lenguaje
(antes de los 3 años).
-Sordera postlocutiva: después de haber adquirido y desarrollado el lenguaje.
Esta diferencia es relevante, pues no es lo mismo haber oído sonidos a los 3
años que a los 8 años. Antes de los 3 años no se ha producido aún una reorganización
neurológica ni se ha establecido una dominancia cerebral. Esto hace que a la edad de 3
años la percepción del sonido no sea relevante y se vaya difuminando con los años.
Etiología de la deficiencia:
En función de la causa podemos hablar de dos tipos de sordera:
Deficiencias auditivas hereditarias: debidas a una alteración genética.
Deficiencias auditivas adquiridas: prenatales, perinatales o postnatales. Por
ejemplo, la rubeola, meningitis…
Además, de la clasificación anterior nos gustaría añadir la clasificación
propuesta por Bureau Internacional de Audiophonologie (BIAP) que considera cuatro
criterios.
Criterio cuantitativo: en función de la cantidad de pérdida.
Leve: la pérdida auditiva oscila entre 20-40 decibelios. Existe posibilidad de
desarrollar el lenguaje oral naturalmente (por vía auditiva). Se caracteriza por
problemas en al articulación.
Moderado: la pérdida auditiva se sitúa entre 40-60 decibelios. Puede adquirir
el lenguaje por vía auditiva, aunque con dificultad sino es a través de un audífono. La
persona muestra más dificultades que la anterior para la percepción del habla, es por
eso que mejora su precisión si mira al interlocutor.
Grave: pérdida auditiva entre 60-80/90 db. Es prácticamente imposible
adquirir el lenguaje por vía auditiva. Presenta problemas en la comprensión del
lenguaje.
Profundo: pérdida auditiva mayor de 90 db. Imposibilidad para percibir y
adquirir el lenguaje por vía auditiva.
Cofosis: pérdida auditiva total o absoluta.
Criterio cualitativo: en función de la ubicación de la lesión. Conducción o
transmisión; de percepción, sensorial o neurosensorial y mixta.
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Criterio temporal: en función del momento de aparición. Antes o después de
la adquisición del lenguaje.
Criterio etológico: en función de la causa que la origina. Congénitas o
adquiridas.
3. ESTRATEGIAS DE EVALUACIÓN
Los procedimientos propuestos desde el dossier son los siguientes:
-Los que nos permiten detectar pérdidas auditivas-Niños muy pequeños: usaremos técnicas de distracción en las que se emite
un sonido tras el niño y se registra si dirige la cabeza a la fuente del sonido. O,
registros de respuestas fisiológicas como la tasa cardiaca, ritmo respiratorio…ante un
estímulo sonoro intenso.
-Niños mayores de 2 años: le pediremos que ejecute una acción ante un
sonido.
-Los que nos permiten evaluar el grado de pérdidaPRUEBAS OBJETIVAS:
No precisan colaboración del sujeto y tratan de averiguar la respuesta del
cerebro ante la presencia de un estímulo sonoro (explorando la cóclea, viendo
actividad eléctrica auditiva…) Se utilizan cuando el déficit auditivo es bastante
elevado.
-Potenciales evocados auditivos: mide los cambios en el cerebro cuando se
recibe un estímulo auditivo. Estos se reflejan en el electroencefalograma. Nos permite
localizar la lesión y un diagnóstico auditivo en los tonos medios y agudos. El
inconveniente se presenta en niños menores de dos años, dado que las ondas tienen en
ellos una configuración diferente a la de los adultos.
-Electrococleografía: mide la actividad eléctrica con la finalidad de averiguar
si el niño se puede beneficiar o no de un implante coclear.
-Timpanometría: mide la elasticidad o capacidad de vibración de la
membrana timpánica.
Realizada la audimetría será el audioprotesista el que determine la necesidad
de prótesis auditivas tanto en un oído como en otro. En niños pequeños las revisiones
deben ser periódicas para comprobar el funcionamiento de las prótesis.
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PRUEBAS SUBJETIVAS:
Es necesaria la colaboración del sujeto en cuanto este debe indicar el
momento en que empieza a oír la frecuencia sonora. Estímulos: puros, tonos, voz
humana, palabras. Por ejemplo, levantar la mano si oye el sonido.
Audiometría de refuerzo visual (menores de 3 años). En una mesa con
altavoces a los lados observar hacia que lado dirige la cabeza, dado un estímulo
auditivo.
Tonal: explora la audición a sonidos no lingüísticos, estímulos acústicos.
Explora la audición del niño para los sonidos ambientales, musicales o ambos.
Evaluación cuantitativa.
Verbal: averigua la percepción y discriminación de los distintos sonidos
lingüísticos (fonemas aislados…). Explora la capacidad de oír los sonidos lingüísticos.
Mide la capacidad de audición y de inteligibilidad del habla (no solo lo que oímos sino
también lo que entendemos). Evaluación cualitativa.
Verbotonal: explora la discriminación de los sonidos lingüísticos y no
lingüísticos (estos últimos nos importan menos). Principalmente, la capacidad de
captación de los sonidos lingüísticos, usando sílabas con y sin sentidos (evalúan los
restos auditivos). Identifican los restos auditivos para que a través de algún aparato
determinado podamos enseñar el lenguaje oral. Nuestra finalidad será conocer el
campo óptimo de audición de cara a la implantación de prótesis y rehabilitación del
habla.
A parte de las anteriores, nos gustaría añadir las siguientes pruebas:
-Recién nacidos: reflejos incondicionados de alerta (Moro: estira los brazos);
cóclea palpebral (ojos abrir/cerrar); óculo-giro (ojos hacia la fuente de sonido);
rodamiento (rodar ante un sonido fuerte); céfalo-giro. EDUCACIÖN ESPECIAL
-Bebés (5, 6, 7 meses en adelante): observamos los reflejos anteriores y
además, nos servimos de pruebas audiológicas a través de juguetes sonoros cuyas
frecuencias e intensidades son conocidas por audiólogo.
-Niños de preescolar (2-3 años): audiometrías lúdicas que consisten en el
condicionamiento entre el sonido y diversos tipos de juguetes que atraen la atención
del niño. (Peep-Show, El garaje Perelló; Suzuki, Test de Myklebust).
-La acumetría: variante de la audiometría, se diferencia de ésta solamente en
el instrumento utilizado por cada una de ellas y presenta dos modalidades:
-Con instrumento: diapasón.
-Sin instrumento: basada en la observación. Sirve para orientar sobre la
pérdida auditiva, está indicada por su sencillez ante la menor sospecha, e informa
sobre la necesidad de realizar una audiometría más completa y compleja. Aplicada en
el aula en las primeras etapas escolares, de gran valor en la detección temprana.
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¿CÓMO SE HACE LA MEDICIÓN CLÍNICA DE LA AUDICIÓN?
1. Audiometría-audiómetro que se sirve de un
aparato electroclínico. Va emitiendo sonidos o
frecuencias a diferentes intensidades, estos sonidos se
van proporcionando a cada uno de los oídos a través de
unos auriculares. Es capaz de emitir tonos puros a
frecuencias determinadas, desde muy graves a muy
agudas (125Hz, 250Hz, 500Hz, 1000Hz, 2000Hz,
3000Hz y 4000Hz), y a la intensidad deseada desde
sonidos muy débiles a muy intensos (desde -10 dBs
hasta 110 dBs, pudiendo aumentarse o disminuirse la
intensidad del sonido en saltos de 5 en 5 dBs).
2. Otoscopio: este permite visualizar el conducto
auditivo externo (CAE) y en su fondo, la membrana del
tímpano y con ello efectuar el diagnóstico de diferentes
patologías como la otitis. Es una prueba rutinaria que se
realiza en medio ambulatorio, indolora, cuya realización
apenas lleva unos minutos y no requiere ningún tipo de
preparación por parte del paciente.
3. Acumetría-diapasón que usa como
instrumento de evaluación la observación. El diapasón
es una pieza en forma de U de metal elástico
(generalmente de acero). Cuando se le golpea
haciéndolo vibrar, genera una onda sinusoidal casi
inaudible. El diapasón se coloca en los mastoides, en
el lóbulo temporal. La exploración que se realiza con
el diapasón se llama acumetría.
El audiólogo es el responsable de medir la
conducta auditiva. Nosotros nos serviremos en el
contexto escolar de ACUMETRÍAS, pruebas basadas en la observación.
Para la aplicación de la prueba debe explicarse al paciente en qué consiste el
test y cómo debe avisar cuando oiga el estímulo sonoro. Generalmente, se comienza
por el oído que se supone de mejor audición o bien sistemáticamente por el oído
derecho suministrando sonidos de 2-3 segundos de duración a través del auricular. La
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persona ante el sonido levantará la mano o pulsará el botón para avisar de que ha oído.
Después, se va enviando un estímulo cada vez más débil, reduciendo hasta que el
paciente deja de oírlo, punto en que se anotará como umbral de esa frecuencia.
Los resultados de la AUDIOMETRÍA se reflejan en un audiograma, sale uno
para cada oído. Pero, antes de comenzar con el análisis de los resultados es necesario
comprender los siguientes conceptos.
El habla normal la sitúan los audiólogos en 60 db.
Frecuencia: número de veces que el movimiento vibratorio pasa por un punto
determinado en una unidad de tiempo (que es el segundo). Se mide en hercios.
Las frecuencias altas se corresponden con los sonidos agudos y las bajas con
los graves. Las frecuencias bajas son más difíciles de oír, se corresponden con un
déficit conductivo (se mide con hercios Hz).
Intensidad: fuerza, altura, volumen del movimiento vibrador. Se mide con
decibelios db.
Hay dos vías de exploración son la:
-aérea (VA): se explora todo el conjunto del oído. Las tres partes OI; OM;
OE.
-ósea (VO): explora solo el OI. Sobre todo la cóclea y el órgano de corti, así
como, el estado de los nervios acústicos.
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EJEMPLOS DE RESULTADOS DE AUDIOMETRÍAS:
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