ANA SALINAS DE FRIAS (Universidad de Málaga) LA AMPLIACIÓN COMUNITARIA A LOS PAÍSES DE LA EUROPA CENTRAL Y ORIENTAL Y LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS I. Desmoronamiento del bloque del Este y exigencias de normalización internacional. II. Transición asistida hacia la consolidación de los tres principios. III. Integración de los Estados de la antigua Europa central y oriental en el entorno político, social y económico comunitario. IV. El agravado problema de la protección de los derechos humanos en una Europa ampliada I. DESMORONAMIENTO DEL BLOQUE DEL ESTE Y EXIGENCIAS DE NORMALIZACIÓN DEMOCRÁTICA INTERNACIONAL El desmembramiento de la antigua URSS tras el fallido golpe de Estado de agosto de 1991, precedida de la desaparición de los regímenes comunistas en algunos países de Europa central (Hungría, Checoslovaquia) ponen sobre la mesa del conjunto de los países europeos la necesidad de reorganizarse políticamente. Ya existía el Consejo de Europa 1 , al que pertenecían en ese momento los países de Europa Occidental y otros como Turquía; la solicitud masiva de ingreso en esta organización, que tiene por base el respeto del principio democrático, del Estado de derecho y de los derechos humanos 2 , por parte de las nuevas repúblicas independientes plantó el problema de la protección de los derechos fundamentales en estos países, con poca experiencia y tradición en las lides del gobierno democrático o incluso una clara separación de poderes, con una fuerte militarización y una escasa práctica en protección de derechos humanos, especialmente de carácter civil y político, menos aún de sumisión a mecanismos internacionales de protección de los mismos. La obtención de ayuda económica y apoyo técnico para realizar de forma rápida, pacífica y eficaz sus respectivas transiciones democráticas por parte del Consejo de Europa pasaba necesariamente por el compromiso con el respeto de los derechos humanos, esto plantea la consolidación en la práctica de ciertos requisitos extraconvencionales, esto es, adicionales a los expresamente establecidos en el Estatuto del Consejo a fin de convertirse en miembro, como fue el requisito no escrito pero exigido en la práctica de ratificación inmediata de la Convención Europea de Derechos Humanos (CEDH) y aceptación inmediata de su mecanismo de control, o lo que es lo mismo, la competencia por aquel entonces de la Comisión Europea de Derechos Humanos (ComEDH) y del Tribunal Europeo de 1 Creado por el Carta constitutiva firmada en Londres el 5 de mayo de 1949. Entró en vigor el 3 de agosto de 1949, tras la ratificación de los Estados fundadores: Bélgica, Dinamarca, Francia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Suecia y el Reino Unido. 2 Vid artículo 3 del Estatuto. Derechos Humanos (TEDH) para conocer de demandas planteadas por otro Estado miembro (EM) o por demandantes individuales contra dichos Estados por violación de alguno de los derechos en ella contenidos 3 . El resultado fue dispar. De entrada, para paliar la situación de stand by mientras los solicitantes eran invitados formalmente por el Consejo de Europa para convertirse en miembros suyos se creó el estatuto de invitado especial ante la Asamblea Parlamentaria, como situación transitoria en tanto se reunían las condiciones para convertirse en Estado parte y como medio indirecto de adecuarse al funcionamiento de sus instituciones. Este estatuto prácticamente ha desaparecido tras la incorporación de la mayoría de los solicitantes, quedando tan sólo Belarús pendiente de adhesión. Desde esa fecha y hasta el día de hoy las incorporaciones se han venido produciendo de manera escalonada y con más o menos dificultades según el Estado en cuestión, siendo reseñable, a este respecto, la difícil incorporación de Rusia, que se enfrentó a tres evaluaciones previas antes de conseguir el visto bueno de la organización, en especial por el problema de la garantía de la protección de los derechos humanos. A cambio estos países recibían del Consejo de Europa asistencia técnica y económica básicamente a través de programas específicos. II. TRANSICIÓN ASISTIDA HACIA LA CONSOLIDACIÓN DE LOS TRES PRINCIPIOS El ingreso de estos países ha supuesto de una parte la revitalización de las condiciones tradicionales de ingreso: ser democracia parlamentaria pluralista europea y proteger los derechos humanos. De otra parte ha supuesto, vista la práctica reiterada con esta ocasión, el establecimiento de requisitos nuevos, en concreto y muy especialmente la ratificación de la CEDH de forma inmediata al ingreso. Desde la década de los sesenta había venido siendo práctica habitual que los nuevos EM realizasen una declaración de adhesión a los principios del Estatuto. En la década de los ochenta esa declaración fue sustituida por otra en el sentido de comprometerse lo antes posible con la CEDH. Después de 1990 la aceptación de la CEDH se ha convertido en una condición objetiva, cuasi estatutaria: el nuevo EM se compromete pública y formalmente a adherirse a la CEDH en el momento de la ratificación del Estatuto del Consejo de Europa, y una vez depositado el instrumento de ratificación procede a negociar el necesario instrumento de ratificación de la misma. Este requisito se ha venido cumpliendo en todos los países procedentes de la Europa del Este con un retraso máximo 3 Vid Ángel Sánchez Legido, La reforma del mecanismo de protección del Convenio Europeo de Derechos Humanos, Eurlex, Madrid, 1995, en especial vid pp. 110-113; Jean-François Flauss, “Les conditions d’admission des pays d’Europe centrale et orientale au sein du Conseil de l’Europe, European Journal of International Law, vol. 5, 1994, pp. 401 y ss. aproximado de dos años, comprensible si se tiene en cuenta la mayor o menor complejidad del procedimiento de ratificación a seguir en cada Estado. Otro de los nuevos requisitos establecidos de cara a la incorporación de estos países ha sido precisamente la prestación de garantías por su parte de respeto de los derechos de la minorías nacionales. En esta situación la incorporación de estos países al Consejo de Europa y, consiguientemente, al sistema de protección y control de los derechos humanos establecido por la CEDH, se ha visto prácticamente completada 4 . De ésta hay que destacar por encima de todo su incalculable aportación a la protección de estos derechos al permitir al particular, por vez primera en la historia del Derecho internacional, presentar demandas contra su propio Estado por violación de los derechos en ella contenidos, o lo que se ha llamado tradicionalmente el derecho de demanda individual. Así las cosas en 1994, mediante la adopción del Protocolo Adicional 11 se procede a reformar el sistema de protección establecido en la Convención, a fin de hacerlo más eficaz, sobre todo ante la masiva incorporación de países y el aumento previsible del número de demandas: se elimina la doble instancia para estas demandas individuales, desapareciendo la Comisión Europea como órgano de control, y consolidando un único Tribunal, el TEDH, con carácter permanente, ante el que se reconoce ahora sí legitimación directa al particular. Pero lo cierto es que a pesar de estos logros, sin duda importantes, la adhesión de dichos Estados a la CEDH ha supuesto el desbordamiento del Tribunal para conocer de demandas individuales, en razón de tres elementos básicos: el asentamiento de una cierta cultura de recurso en los Estados con larga experiencia ya en el sistema de la Convención, el incremento del número de Estados partes y el consiguiente incremento siquiera sea proporcional de las demandas, y los problemas de compatibilidad de las nuevas democracias con el respeto y la protección de los derechos humanos, que ha hecho cuadruplicarse el número de demandas. En 1993, cuando algunas de las adhesiones ya se habían producido, el número de demandas creció un 500%, lo que planteó un grave problema de violación precisamente de uno de los derechos consagrados por la propia CEDH: el derecho a un juicio 4 Adhesiones al Estatuto del Consejo de Europa: Albania (13.07.1995), Armenia (25.01.2001), Azerbaijan (25.01.2001), Bosnia & Herzegovina (24.04.2002), Bulgaria (07.05.1992), Croacia (06.11.1996), República Checa (30.06.1993), Estonia (14.05.1993), Georgia (27.04.1999), Hungría (06.11.1990), Letonia (10.02.1995), Lituania (14.05.1993), Moldavia (13.07.1995), Polonia (26.11.1991), Rumanía (07.10.1993), Federación Rusa (28.02.1996), Serbia y Montenegro (03.04.2003), Eslovaquia (30.06.1993), Eslovenia (14.05.1993), Antigua República Yugoslava de Macedonia (09.11.1995) y Ucrania (09.11.1995). Adhesiones a la CEDH(fecha de ratificación): Albania (02.10.1996), Armenia (26.04.2002), Azerbaijan (15.04.2002), Bosnia & Herzegovina (12.07.2002), Bulgaria (07.09.1992), Croacia (05.11.1997), República Checa (18.03.1992), Estonia (16.04.1996), Georgia (20.05.1999), Hungría (05.11.1992), Letonia (27.06.1997), Lituania (20.06.1995), Moldavia (12.09.1997), Polonia (19.01.1993), Rumanía (20.06.1994), Federación Rusa (05.05.1998), Serbia y Montenegro (03.03.2004), Eslovaquia (18.03.1992), Eslovenia (28.06.1994), Antigua República Yugoslava de Macedonia (10.04.1997) y Ucrania (11.09.1997). justo sin dilaciones indebidas 5 . En 1997 el aumento se elevó al 1000% y en 1999 el número de demandas presentadas ascendió al doble de las registradas en 1997, un total de 8.400 demandas 6 , lo que a octubre de 2002 provocase un retraso de 30.000 demandas por resolver por el TEDH, la mayoría provenientes de los países de la Europa Central y Oriental (PECOS), en especial Rusia, además de Francia e Italia, que carecen de tribunal constitucional, y Turquía. La falta de separación nítida en ocasiones entre los tres poderes, en especial entre el poder ejecutivo y el judicial, o la falta de tradición democrática de algunas instituciones y de respeto de los derechos fundamentales, como es el caso de las detenciones por parte de la policía, inciden especialmente en este espectacular número de demandas 7 . La avalancha de demandas procedentes de estos países ha provocado el colapso del sistema europeo de protección, que muere de su propio éxito. No sólo se trata de resaltar los problemas de respeto de los derechos humanos en estos países, sino la repercusión de esa falta de respeto en el sistema de control por excelencia, y el riesgo de bloqueo del sistema. Ante esta situación se ha abierto un proceso de reflexión acerca de las posibles alternativas al mismo, que consideran diferentes posibilidades: la adopción del llamado sistema de writ of certiorari, seguido por el Tribunal Supremo americano, que sólo obliga a la publicación de una lista de casos admitidos y no admitidos, sin más razonamiento; regionalizar el sistema mediante la creación de tribunales regionales, una solución más cara y no querida por estos Estados, susceptible de imprimir distintas velocidades en materia de derechos humanos y que incorpora el riesgo de crear jurisprudencias divergentes; establecimiento de una cuestión prejudicial respecto de jurisdicciones nacionales a modo del sistema comunitario, pero que indudablemente casa mal con el derecho de demanda individual, pues el reenvío es sólo decisión del órgano jurisdiccional nacional; reducir la lista de derechos protegidos, especialmente haciendo desaparecer el artículo 6 para evitar el riesgo de su vulneración por el propio TEDH, lo que parece incompatible con la esencia del sistema mismo; crear una instancia destinada solo a tratar la admisibilidad de la demandas, volviendo a un sistema similar al anterior; duplicar el número de jueces, solución sin duda que ha de ser consentida por los EM y que resulta económicamente muy costosa; implicar más a las jurisdicciones nacionales o, finalmente, crear un Tribunal de Primera Instancia a imitación del existente en la esfera comunitaria. No se trata de analizar una a una las diferentes posibilidades pero sí guardar el dato: la situación de los derechos humanos en estos países y el aumento 5 Vid artículo 6 de la CEDH Vid al respecto José Antonio Pastor Riduejo, “El Tribunal Europeo de Derechos Humanos: la Reforma de la Reforma”, 44 Persona y Derecho (2001), pp. 51 y ss, en especial vid pp. 52 y 54. 7 Para un estudio de la jurisprudencia del TEDH en relación con los países de la antigua Europa central y oriental vid Aeyal M. Gross, “Reinforcing the New Democracies: The European Convention on Human Rights and the Former Comunist Countries- A Study of the Case Law”, 7 European Journal of International Law, 1996, pp. 89 y ss. 6 espectacular del número de demandas ha colapsado el sistema, llegándose incluso a plantear la desaparición del derecho de demanda individual conquista esencial del sistema y única en DIP. III. INTEGRACIÓN DE ESTOS ESTADOS EN EL ENTORNO ECONÓMICO EUROPEO De esta situación hay que retener algunos elementos: de los 21 nuevos Estados incorporados a la CEDH, la mayoría de ellos incluidos en ese incremento de demandas individuales, 8 ya son miembros de la UE 8 , 2 lo serán a corto plazo 9 y el resto son probables aspirantes a la adhesión a largo plazo. Es, por ejemplo, el caso de Polonia, con una media de demandas anuales en torno a las 1000, un número bastante elevado en comparación con el resto de los socios comunitarios equiparables en términos de población. La incorporación de estos Estado al Consejo de Europa era requisito indispensable no sólo para normalizar sus respectivas situaciones políticas internas y perfeccionar una transición pacífica y asistida hacia regímenes democráticos, al tiempo que para el conjunto de Europa suponía la garantía de esa transición consecuencia de la sucesión habida de la forma menos traumática posible, sino que además era condición indispensable si el objetivo de los mismos a medio o largo plazo era el ingreso en la Europa económica, la Europa rica, encarnada por la UE y sus EM. Si los PECOS mejoraron sus respectivas posiciones de cara a lanzar la estrategia de adhesión comunitaria, la UE también desarrolló un mecanismo de defensa frente a la incorporación de posibles Estados poco versados en los valores tradicionales europeos: democracia, pluralismo político, Estado de derecho, derechos humanos. En 1992 el TUE en su versión Maastricht recogía por vez primera como principio de la UE la protección de los derechos y libertades fundamentales, concediendo una significación especial al CEDH 10 . Pero además, la segunda versión de ésta, la de Ámsterdam de 1997, reforzó esa barrera de protección estableciendo, por vez primera, la posibilidad de sancionar a un EM por violación reiterada de los derechos humanos 11 . No sólo eso, sino que desde las conclusiones del Consejo Europeo de Copenhague de 1993, una serie de condiciones se establecieron de forma contundente para todo aquel Estado que se plantease solicitar la adhesión. En esta situación la Comisión estableció una serie de requisitos en materia de respeto de los derechos fundamentales en los acuerdos respectivos de 8 En virtud de la entrada en vigor, el 1 de mayo de 2004, del Tratado de Atenas, por el que se procede a la incorporación a la UE de: Polonia, Hungría, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Malta, Chipre, Estonia, Letonia y Lituania. 9 La incorporación de Rumanía y Bulgaria ha quedado finalmente pospuesta hasta 2007, y la decisión de la adhesión de Turquía y los plazos correspondientes serán decididos lo antes posible a partir de octubre de 2004. 10 Vid artículo F.2 del TUE en su redacción de Maastricht. 11 Vid artículo 6 en su redacción de Ámsterdam y, sobre todo, artículo 7 asociación con estos Estados así como en los acuerdos de partenariado con vistas a la adhesión, en los que se recogen los criterios de evaluación política de los progresos de dichos Estados establecidos en Copenhague, concretamente: que el país en cuestión haya alcanzado una estabilidad en las instituciones que garantice la democracia, el Estado de derecho, los derechos humanos y el respeto y protección de las minorías, tomando como suyo uno de los requisitos individualizado ya en su momento por el Consejo de Europa, lo que en la práctica requiere su materialización en la consolidación del sistema judicial y su independencia, así como solucionar el problema de la corrupción, fortalecimiento de sistemas democráticos de gobierno, en especial a través de elecciones libres, independientes y transparentes, y aumentar la eficacia de la administración pública. Además se insiste en el trato a las minorías, en especial a los gitanos y a los niños, en la lucha contra el tráfico de mujeres y niños, en el respeto de los derechos fundamentales en la detención preventiva y en la consolidación de la igualdad de género. Los resultados por países recabados por la propia Comisión no arrojaban un balance muy positivo antes de la adhesión 12 . La República Checa plantea problemas de discriminación contra la comunidad romaní. Estonia presenta serios problemas de discriminación e integración de las minorías, en especial la rusa, la más numerosa, habiendo exigido la Comisión la integración de las mismas mediante programas de lenguas para los no estonios. Hungría afronta malos tratos policiales y discriminación severa de los gitanos, habiendo sido requerida con carácter previo a la adhesión una mejor protección derechos de las minorías. Lituania presenta también problemas de respeto a las minorías, así como en asistencia en instituciones públicas de niños y problemas de corrupción. Polonia aún soporta deficiencias en la lucha contra la corrupción. Eslovaquia necesita reforzar la independencia del poder judicial, la persecución de la corrupción, de los malos tratos policiales y avanzar en el respeto de las minorías. Eslovenia aún adolece de malos tratos por parte de la policía y lucha por la independencia del poder judicial. Respecto de los dos candidatos inminentes a la adhesión, Bulgaria afronta problemas de malos tratos de la policía en detenciones, condiciones inhumanas en centros de acogida de niños o discriminación muy severa contra los gitanos 13 14 . Rumanía está obligada con carácter previo a mejorar la ayuda a la infancia, a la despenalización de la homosexualidad, la adopción de medidas contra el tráfico de seres humanos, malos tratos policiales, condiciones inhumanas en instituciones de protección 12 Vid Conseguir que la ampliación sea un éxito. Documento de estrategia e informe de la Comisión Europea sobre los progresos de cada uno de los países candidatos en la vía de la adhesión, Doc. COM (2001) 700 final. 13 Vid Decisión del Consejo 2003/396/CE, de 19 de mayo de 2003, relativa a los principios, prioridades, objetivos intermedios y condiciones de la Asociación para la Adhesión de Bulgaria, DOUE L 145, de 12.6.2003, p. 1 y ss. 14 Vid Decisión del Consejo 2003/397/CE, de 19 de mayo de 2003, relativa a los principios, prioridades, objetivos intermedios y condiciones de la Asociación para la Adhesión de Bulgaria, DOUE L 145, de 12.6.2003, p. 21 y ss. a la infancia, a la mejora en el trato de las minorías, de la integración lingüística o la eliminación de la discriminación contra gitanos. Así pues, lejos de ser un problema ajeno, la protección de los derechos humanos es un problema que afecta al actual sistema de protección europeo por excelencia, el de la CEDH, repercutiendo sobre el conjunto de los Estados que lo integran, pero también un problema de la Europa comunitaria, una vez operada la ampliación. IV. EL AGRAVADO PROBLEMA DE LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS EN LA EUROPA AMPLIADA La situación descrita sin duda aporta factores de incertidumbre y complejidad a lo que es de suyo un problema endémico de las Comunidades Europeas primero y de la Unión Europea después: la ausencia de un sistema de protección de los derechos fundamentales en el espacio comunitario, que no ha sido establecido ni mediante un catálogo propio que lleve aparejado un sistema procesal de protección efectiva de derechos, como es el caso de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, adoptada por los jefes de Estado y de Gobierno de los entonces 15 EM en diciembre de 2000, ni mediante la reiteradas veces sugerida adhesión al CEDH 15 . Baste citar a modo de ejemplo algunas de las demandas pendientes ante el TEDH en los últimos años contra los nuevos EM: violación de la prohibición de tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes (Polonia, Lituania, Bulgaria), derecho a la vida (Bulgaria), derecho a un juicio justo (Eslovenia, Eslovaquia, Rumanía, República Checa), violación de la prohibición de detenciones ilegales (Lituania, Bulgaria) o de la vida privada y familiar (República Checa). Por otra parte, desde la entrada en vigor del Tratado de Ámsterdam el 1 de mayo de 1999 se encuentra en plena realización el nuevo Espacio de Libertad, Seguridad y Justicia, establecido en el Tratado de la Comunidad Europea, en virtud del cual se alcanza la plena realización de un espacio europeo sin fronteras interiores abierto a la libre circulación absoluta de personas y se procede a la comunitarización de tres cuestiones vitales para la soberanía estatal y especialmente sensibles de cara a la protección de ciertos derechos fundamentales: asilo, visados e inmigración 16 . Ello extiende inevitablemente el temor a que lo que son episodios aislados de violación de derechos humanos por falta de madurez aún de ciertas democracias recién incorporadas pueda extenderse por el efecto de la 15 La bibliografía sobre este problema es muy amplia, a modo de ejemplo y en un tratamiento integral del mismo y las diferentes opciones vid Ana Salinas de Frías, La protección de los derechos fundamentales en la Unión Europea, Comares, Granada, 2000. 16 Vid Título IV del TCE, artículos 61 a 69. libre circulación de personas, en el sentido de ser sufridas más allá de las poblaciones autóctonas de dichos EM. De otro lado la recién adoptada Constitución Europea no ha previsto una alteración de esta situación, en la medida en que se limita a incorporar formalmente la citada Carta de Derechos Fundamentales, sin duda un acontecimiento importantísimo en el Derecho comunitario en la medida en que lo dota de una carta propia con las implicaciones político-sociológicas que ello conlleva, al tiempo que dota a la Unión y a su sistema de derecho de una legitimidad política de la que sin duda ha adolecido tradicionalmente 17 , pero sin mayores consecuencias jurídicas, dado que no se ha visto acompañada de un sistema de recurso específico para la protección efectiva de este tipo de derechos 18 limitando, pues, muy seriamente el alcance jurídico de la Carta y perpetuando el problema. A la vista de los datos apuntados la polémica está servida desde el momento en que voces disonantes apuntan, a falta de este sistema comunitario propio de protección de derechos humanos, a una discriminación en materia de derechos humanos respecto de estos nuevos Estados. Vista la carencia por parte de la Unión Europea de un sistema propio de protección, ésta sólo ha dispensado hasta ahora dicha protección de los derechos inalienables de la persona caso a caso, a través de la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (TJCE), esto es, sólo a través de demanda previa del particular, en un sistema no específico en el que, además, la legitimación procesal del individuo es muy limitada. En cambio, en el caso de los nuevos miembros procedentes del antiguo entorno soviético asistimos a una serie de exigencias, supervisión e ingerencia comunitaria en la protección efectiva de este tipo de derechos ofrecida por parte de estos nuevos Estados miembros que no tiene parangón en el interior de la UE. Por eso se ha calificado como discriminatoria una política como esta, que es acusada de minar la credibilidad de una política comunitaria auténtica de derechos humanos tanto en el interior como hacia el exterior 19 . Los Estados miembros no han aprovechado la magnífica ocasión que la Constitución Europea les brindaba para acabar con una situación cada vez más insostenible, habida cuenta, además, del progresivo aumento de competencias por parte de las Comunidades o la propia Unión Europea, que inciden ahora en ámbitos hasta hace poco impensables, lo que extiende el campo posible de violación/protección de estos derechos. Al respecto la Constitución incorpora, de forma muy positiva 17 Vid por todos al respecto Juan Antonio Carrillo Salcedo “Notas sobre el significado político y jurídico de la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea”, Revista de Derecho Comunitario Europeo, 2001, pp. 1 y ss. 18 Vid Antonio Fernández Tomás, La Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, Tirant lo Blanch, Valencia, 2001. 19 Vid Andrew Williams, “Enlargement of the Union and human rights conditionality: a policy for distinction?, European Law Review, vol. 25, 2000, pp. 601 y ss. empero, la Carta de Derechos Fundamentales, a la que inserta como Parte II de la Constitución 20 , pero a la que no añade sistema procesal de protección alguno, visto que las competencias del Tribunal de Justicia, al que sí se somete a una profunda remodelación, aún no totalmente dibujada, se mantienen inalteradas al respecto: no hay recurso propio en materia de derechos humanos, no se mejora la limitadísima legitimación procesal del particular ante dicho órgano jurisdiccional y tampoco se procede a la incorporación formal, la adhesión, de la CEDH, a la que la jurisprudencia del Tribunal sigue recurriendo y citando como fuente de inspiración en la protección de dichos derechos pero nada más, sin que sea desde nuestro punto de vista posible afirmar que se ha procedido por vía de hecho a una incorporación material de la misma en virtud de la llamada cláusula de conformidad establecida en el artículo II-52.3 de la Carta de Derechos Fundamentales ni de las garantías en cuanto al nivel de protección establecida en su artículo II-53. La mención no es baladí ni catastrofista, ni se trata de complicar ilimitadamente los planteamientos. En la Europa de los quince las violaciones de derechos humanos no era un asunto dramático en el sentido de numeroso o recurrente, pero en cualquier caso se producía, sobre todo por actuaciones estatales en cumplimiento del Derecho comunitario, quedando las mismas impunes ante la falta de mecanismo de control aplicable y la no condición de parte de las Comunidades Europeas en la CEDH. El sistema de Estrasburgo se encuentra en crisis y en periodo de evaluación y reflexión a efectos de salvaguardar su misma existencia y mejorar su eficacia. La mejor solución posible de las hasta ahora ideadas parece ser el establecimiento de un Tribunal de Primera Instancia 21 , esto es, una solución inspirada en los esquemas comunitarios que además, respecto del propio sistema de la Unión Europea, la Constitución Europea pretende reforzar. Ante esta situación parecería lo más acertado que el Tribunal de Justicia, en este nuevo contexto europeo, reconociese abiertamente el protagonismo y la importancia decisiva del TEDH en lo que a la protección de los derechos humanos en Europa se refiere, reconociendo su posible sumisión en este aspecto al Tribunal de Estrasburgo, y que los Estados miembros aceptasen la adhesión al CEDH, lo que sin duda propiciaría un reforzamiento de dicho mecanismo indispensable en estos momentos. De otra parte y de forma paralela y no menos importante, es esencial que los Estados miembros de la Unión, antiguos pero sobre todo también nuevos, asuman su responsabilidad en la protección a nivel interno de dichos derechos, manteniendo al TEDH en la posición de jurisdicción subsidiaria que tradicionalmente le ha correspondido, procediendo a una 20 Vid Proyecto de Tratado por el que se instituye una Constitución para Europa, de 18 de julio de 2003 y las reformas introducidas en el mismo en virtud de los Docs. CIG 86/04 y CIG 86/04 Addenda 1 y 2, aprobados por la Conferencia de los Representantes de los Gobiernos de los Estados Miembros en su sesión de Bruselas de 25 de junio de 2004. 21 Vid en este sentido Juan Antonio Carrillo Salcedo, “El mecanismo de protección jurisdiccional de los derechos reconocidos en el Convenio Europeo de Derechos Humanos: ¿ha fracasado el Protocolo de enmienda número 11?”, Revista Española de Derecho Europeo, vol. 4, 2002, pp. 587 y ss. revisión en profundidad de sus propios mecanismos internos de protección y control, una tarea en la que los sistemas comunitarios de control establecidos en virtud tanto de las modificaciones sucesivas de los tratados constitutivos comunitarios como de los diferentes acuerdos de adhesión con los nuevos miembros sin duda podrían contribuir de manera muy positiva en un momento en que Europa, la comunitaria, pero también la del Consejo de Europa, lo necesita. ANA SALINAS DE FRÍAS (Málaga, 1968) es profesora titular de Derecho Internacional Público de la Universidad de Málaga (España), de la que en la actualidad es Vicerrectora adjunta de Investigación y Doctorado. Se ha especializado en los diferentes problemas de la protección internacional y europea de los derechos humanos, habiéndose formado en el Instituto Internacional de Derechos Humanos (Estrasburgo), en el Consejo de Europa y en la Academia de Derecho Europeo (Instituto Universitario Europeo, Florencia). Entre sus trabajos más importantes destaca la monografía “La protección de los derechos humanos en la Unión Europea” (Granada, 2000), o numerosos artículos y capítulos de libro en publicaciones españolas y latinoamericanas.