DIETAS SALUDABLES EN LA EDUCACIÓN INFANTIL 1. DIETAS SALUDABLES EN EDUCACIÓN INFANTIL Una dieta saludable y una actividad física suficiente y regular son los principales factores para lograr y mantener una buena salud durante toda la vida. Por eso, es fundamental dedicar nuestros esfuerzos en inculcar estas pautas de comportamiento en el conjunto del alumnado prestando una especial atención a la población infantil. La obesidad y el sobrepeso son problemas cada día más preocupantes en nuestro país. El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad ha puesto en marcha medidas para paliar esta situación, como es la ya conocida Estrategia NAOS, principalmente dirigida a la promoción de la actividad física y la adquisición de hábitos nutricionales saludables en la población. A través de esta Estrategia se destaca la importancia de la obesidad y el sobrepeso como causas de morbilidad y mortalidad, así como su relación con otras enfermedades crónicas. 2. APRENDER A COMER Si queremos que los escolares, al llegar a la edad adulta, practiquen unos hábitos alimentarios saludables y propios de la cultura de su zona geográfica, influidos por sus propios gustos y los de su familia, hay que “presentarles” los alimentos. Los alimentos contienen sustancias nutritivas bajo formas, consistencias, texturas, sabores, olores y tratamientos culinarios diferentes. En la infancia y adolescencia conocemos los alimentos y sus diferentes combinaciones, a través de la gastronomía que se practica en la familia de origen y en las experiencias sociales (comida con familia, amigos, comedor escolar, etc.), y cada persona va mostrando sus preferencias. Es difícil que un niño aprenda a comer bien si no ha entrado en contacto con una gran variedad de productos. Por eso, al igual que se transmiten pautas de higiene personal, se debe hacer el esfuerzo de educar en alimentación y nutrición. Existen niños con buen apetito, curiosos (a los que les encanta probarlo todo), lo que facilita la tarea educativa de los padres y maestros. Otros, por el contrario, son inapetentes, perezosos, desinteresados por la comida, e incluso algunos la utilizan para conseguir lo que desean (ir al cine, un juguete, no acostarse temprano, ver más horas de televisión, etc.). La educación nutricional exige de los padres paciencia, dedicación, no hacer concesiones inaceptables y un cierto respeto por el apetito del niño, siempre que el crecimiento y desarrollo del mismo, a juicio del pediatra, se encuentre dentro de la normalidad. Los padres que se preocupan en exceso por la comida pueden llegar a crear en sus hijos una dependencia no saludable en un acto que debe ser normal y 1 placentero. Los niños, como los adultos, pueden tener variaciones en su apetito relacionadas con las distintas fases de su desarrollo. Hay épocas en las que el crecimiento se estaciona o es más lento y sus exigencias nutricionales son menores. Por el contrario, hay etapas en las que el escolar come con gusto y en abundancia como respuesta a la demanda de nutrientes que su organismo necesita para crecer. Esta situación debe ser entendida por la familia. El peso y la estatura son indicadores excelentes de un estado nutricional adecuado, y la opinión del pediatra es esencial para valorar si la situación puede calificarse de normal o de preocupante. 3. PLAN SEMANAL DE COMIDAS PARA EL NIÑO/A DESAYUNOS El desayuno admite una oferta de alimentos variada, pero para que tenga las mejores cualidades nutricionales debe incluir: un lácteo (leche con o sin azúcar o cacao, yogur, queso de cualquier modalidad, evitando los muy grasos…); pan, tostadas, copos de cereales, galletas, magdalenas, bizcochos; una fruta o su zumo (cualquier variedad); mermeladas, miel; una grasa de complemento (aceite de oliva, mantequilla, margarina…); y, en ocasiones, jamón o un tipo de fiambre. MEDIA MAÑANA Una pieza de fruta. COMIDA Y CENA La comida del mediodía suele proporcionar el aporte de energía y nutrientes más elevado y debe complementarse equilibradamente con la cena. Se puede llevar a cabo un plan semanal de comidas para un escolar. Conviene tener en cuenta unas consideraciones: ● La planificación de dietas propuestas puede ser modificada en función de la organización familiar y los hábitos alimentarios de los padres. ● La propuesta, con carácter general, puede aplicarse en cualquier época del año, aunque se recomienda hacer las adaptaciones necesarias para utilizar alimentos “de temporada”, en especial en lo que respecta a las frutas y verduras. ● Para facilitar la comprensión y aplicación de este plan de alimentación, el cuadro recoge alimentos comunes a todas las regiones. Pero hay que tener en cuenta que las diferentes comunidades autónomas tienen una gastronomía propia que debe ser respetada, en la media de lo posible, porque forma parte de su patrón cultural alimentario. ● Con las sugerencias de este cuadro se trata de estimular el consumo de productos propios de la denominada “dieta mediterránea” como el mejor ejemplo de una guía alimentaria saludable, cocinados o aliñados con aceite de oliva, virgen si es posible. ● Se potencian los denominados “guisos de cuchara” como primeros platos, con el fin de que los productos de origen vegetal tengan una presencia determinante en la dieta. PLAN SEMANAL DE COMIDAS: LUNES Desayuno: Leche, pan integral con miel o mermelada y zumo de naranja. 2 Comida: Guiso de carne de ternera con patatas, zanahorias y guisantes. Queso manchego. Manzana. Merienda: Yogur y pera. Sopa de verduras. Cena: Tortilla francesa con ensalada. Plátano. Leche. MARTES Desayuno: Leche. Pan con tomate, aceite de oliva y jamón serrano. Comida: Canelones de carne picada. Ensalada de lechuga, tomate, cebolla, zanahoria y pimiento. Naranja. Merienda: Bocadillo de queso. Cena: Puré de verduras. Pescado a la plancha con rodajas de tomate. Pera. MIÉRCOLES Desayuno: Leche. Galletas integrales con queso fundido. Zumo. Comida: Potaje de legumbres con verdura: garbanzos, espinacas, patatas y zanahorias. Filetes rusos con ensalada. Yogur. Merienda: Batido de leche con cacao. Bizcocho y manzana. Cena: Tortilla de patata con salsa de tomate. Mandarinas. Leche. JUEVES Desayuno: Leche. Tostadas de pan con mermelada y mantequilla. Zumo. Comida: Crema de verduras. Arroz blanco con huevo frito y salsa de tomate. Ensalada de frutas. Merienda: Frutos secos (almendras) y un plátano. Cena: Merluza al horno con patatas. Pera. Yogur. VIERNES Desayuno: Leche. Copos de cereales. Zumo. Comida: Lentejas guisadas con arroz, patatas y zanahorias. Ensalada de pollo. Macedonia de frutas. Merienda: Bocadillo de jamón de York. Pera. Cena: Espaguetis con salsa de tomate. Filete de pescado con ensalada. Manzana. Leche. SÁBADO Desayuno: Leche con tostadas de pan con aceite de oliva. Zumo de frutas. Comida: Cocido (sopa de fideos, verdura, legumbres, carne, chorizo...). Pera. Merienda: Yogur y uvas. Cena: Fritura de pescado con guarnición de lechuga, tomate y zanahoria. Plátano. DOMINGO Desayuno: Chocolate con pan tostado. Zumo. Comida: Carne asada con guarnición de patatas fritas, champiñones y guisantes. Ensalada de lechuga, tomate y espárragos. Manzana asada. Merienda: Yogur de frutas. Cena: Pescado en salsa. Ensalada de frutas. Cuajada con miel. 4. PAUTAS PARA UNA ALIMENTACIÓN SALUDABLE La etapa de 3 a 6 años es una etapa esencial en la formación de hábitos alimentarios. Se debe educar a “comer de todo”, atender a las necesidades de energía, por tratarse de un periodo importante de la vida para el normal crecimiento y desarrollo, y de gran actividad física. Es necesario cuidar el aporte de proteínas de muy buena calidad (carnes, pescados, 3 huevos, lácteos), pues las necesidades son, proporcionalmente mayores que las de la población adulta. Hay que iniciar en el hábito de un desayuno completo y evitar el abuso de dulces “chucherías” y refrescos. Hay que dedicar el tiempo necesario para que el niño aprenda a comer disfrutando. Los alimentos no deben ser percibidos por él como un premio o un castigo. La familia tiene que supervisar la dieta de sus hijos evitando que el consumo abusivo (dieta hipercalórica) les lleve a alcanzar un peso excesivo. Este sobrepeso se convierte, posteriormente, en un lastre social, una incomodidad personal y, lo que es más importante, un factor de riesgo para muchas enfermedades que aparecen en la vida adulta. El pediatra aconsejará acerca de cualquier problema relativo al peso (exceso/defecto), el crecimiento y el desarrollo del niño. El ejercicio físico es un complemento esencial de la dieta saludable para promover la salud y proteger a la población infantil y adolescente de enfermedades que aparecen en la vida adulta. Se puede estimular la práctica de un deporte de acuerdo con las aficiones, habilidades y capacidades de cada niño, pero lo más importante es educar en una vida activa en la que se practiquen habitualmente una serie de movimientos cotidianos como andar, pasear, subir escaleras, etc. Hay que acostumbrarles a incorporar el ejercicio a las actividades de ocio y a evitar el sedentarismo (exceso de televisión, ordenador, etc.). La práctica del ejercicio físico es muy importante para luchar contra el exceso de peso y la obesidad. 5. TRASTORNOS ALIMENTICIOS INFANTILES Con este nombre se denominan las conductas que se alejan de la forma normal de alimentarse y de las pautas de una dieta saludable. Las situaciones extremas son la anorexia y la bulimia. La familia es el primer lugar donde se detectan este tipo de conductas que pueden conducir a situaciones realmente dramáticas. Igualmente, desde el centro escolar se advierten comportamientos anormales que, comentados con los padres y en estrecha colaboración con ellos, pueden corregirse de forma más eficaz. El psicólogo y el pediatra son profesionales claves en su diagnóstico y tratamiento. 6. ALGUNAS RECOMENDACIONES SALUDAB LES - Los escolares tienen que comer de todo, pues cuanta mayor variedad de alimentos exista en su dieta, mayor es la posibilidad de que sea equilibrada y contenga los nutrientes que necesitan. Comer sólo lo que nos gusta es una mala práctica nutricional. Los alimentos deben distribuirse a lo largo del día para que el cuerpo tenga los nutrientes necesarios, en función de sus exigencias. Hay que variar las formas de preparación de los alimentos utilizando distintos procedimientos culinarios: asados, hervidos, a la plancha, guisados, y no 4 - - abusar de los fritos. Estimular el consumo de alimentos crudos (ensaladas, gazpacho, sopas frías…). En el plan de comidas de un escolar debe haber una presencia de alimentos ricos en proteínas de origen animal: lácteos, carnes, huevos y pescados, en equilibrio con alimentos de origen vegetal: cereales, legumbres, verduras y frutas. Los alimentos ricos en hidratos de carbono (pan, pasta, arroz, legumbres) son imprescindibles por su aporte de energía y deben formar parte de las dietas habituales de los escolares. Las frutas y ensaladas deben ser habituales y abundantes en la alimentación de los escolares. El agua es la mejor bebida. Las comidas deben acompañarse siempre de agua. El consumo de dulces, refrescos y “snacks” debe ser moderado, pues, si bien no existen buenos ni malos alimentos, la moderación en la comida debe ser la norma. Controlar el exceso de grasas, azúcar y sal. 7. EL DESAYUNO COMO RUTINA EDUCATIVA EN LA EDUCACIÓN INFANTIL La rutina del desayuno en el aula de infantil es el momento de la comida que se hace a media mañana, puesto que ya se ha desayunado en casa. Terminología aparte, el desayuno en infantil, a diferencia del resto de las etapas, se realiza dentro del aula, con todo el alumnado junto y dedicándole más tiempo del que se le dedicará en cursos posteriores. Estas condiciones hacen que sea un momento placentero, relajante e ideal para interactuar con el alumnado. Esta actividad rutinaria se puede aprovechar para ir adquiriendo hábitos higiénicos, alimenticios y sociales, además de servir para reforzar conceptos que se trabajan en otras actividades escolares y dar seguridad a los alumnos y alumnas a la hora de hablar en público, así como de ampliar su vocabulario. Esta experiencia de la rutina del desayuno se desarrolla dentro del aula. Es muy importante que el clima sea tranquilo, primero porque el hecho de masticar y tragar, requiere hacerlo pausadamente para no atragantarse y hacer una buena digestión y segundo porque los objetivos que queremos alcanzar a partir de esta rutina se alcanzan más fácilmente en un ambiente sosegado. La experiencia se desarrolla a lo largo de todo el ciclo, pero es durante el primer curso donde los logros alcanzados se hacen más palpables. La jornada en educación infantil suele estar dividida de la misma forma en todos los centros: 1º Asamblea 2º Actividades 3º Desayuno 4º Recreo 5º Actividades 6º Recogida de la clase 7º Despedida Es en el tiempo que dura el desayuno cuando proponemos aprovechar las posibilidades que éste tiene para desarrollar muchos objetivos educativos. 5 Esta actividad afecta, principalmente, al alumnado, pero hay que destacar que necesitamos la colaboración de las familias para que los niños y niñas traigan al colegio lo que se les pide: mantelito, servilleta, tipo de comida que toca cada día, etc., y para que en casa sigan trabajando con sus hijos e hijas en la adquisición de hábitos sociales, higiénicos y alimenticios. Cuando empieza su escolarización, el alumnado de 3 años normalmente habla muy poco y hay que estimularlo para que se comunique con la maestra o el maestro y con el resto de la clase y nos cuente sus “vivencias”. A esta edad, niños y niñas contestan más fácilmente a preguntas concretas y sencillas del tipo: ¿Cómo te llamas? ¿Cuántos años tienes?...Estas preguntas se pueden ampliar, pero si queremos tener respuesta por parte del alumnado deben ser preguntas sobre temas de los que ya traigan información de sus casas y al mismo tiempo tengan algo tangible (comida sobre la mesa, por ejemplo) que les estimule a responder. En el tiempo del desayuno podemos preguntar: “¿Qué comes? ¿Qué bebes?”..., y nos vamos a encontrar con respuestas variadas: batido, zumo, bocadillo, magdalena, galletas,... Los niños y niñas responden más fácilmente en estas condiciones y esto les sirve para desinhibirse a la hora de hablar. Por lo que se puede aprovechar este momento para ampliar poco a poco, casi a lo largo de la etapa, el tipo de preguntas que se hacen a los alumnos y alumnas y que servirán para ampliar su vocabulario y profundizar en las diferentes áreas. Si a esto le unimos el protocolo que conlleva la hora de comer: recoger el material escolar, lavarse las manos, poner un mantelito, recoger la mesa y separar los diferentes tipos de envoltorios para reciclarlos, nos encontramos con una rutina de características singulares a la que se le puede sacar mucho partido. 8. METODOLOGIA PARA LLEVAR A CABO LA RUTINA DEL DESAYUNO EN EL AULA INFANTIL El primer paso a seguir para la concreción de esta práctica es hablar con las familias y pedir su colaboración. A principio de curso se hace una reunión y se les plantea a las madres y padres que vamos a intentar que se coma de todo, entregando un calendario con un tipo de comida para cada día. Se les dice que es orientativo: por ejemplo, si alguien no quiere comer fruta que traiga otra comida pero también un trocito de fruta para que se vayan animando a probarla viendo a los compañeros y compañeras que se la comen. También se les pide que traigan un mantel individual y una servilleta de papel. Y se les comenta que en la casa pidan a sus hijos e hijas que coman con la boca cerrada, ayuden a recoger la mesa, se laven las manos, pidan las cosas por favor, den las gracias,... porque en el colegio lo vamos a hacer y si en la casa también lo hacen nos ayudaremos mutuamente y saldrán ganando sus hijos e hijas. Una vez que hemos expuesto a las familias lo importante de seguir el calendario y las normas que se han indicado, pasamos a trabajar en el aula. Antes de comer pedimos a los alumnos y alumnas que guarden el material. Se limpian adecuadamente las mesas de los restos de plastilina, pintura,... con un trocito de papel de cocina o, si es necesario, con una toallita húmeda que se deposita a continuación en la papelera. Seguidamente nos dirigimos por grupos en fila hacia los servicios a lavarnos las manos. La maestra lleva un bote de jabón líquido y un rollo de papel de cocina. Se echa a cada niño o niña un poquito de jabón en las manos y les indicamos que deben gastar sólo el agua que sea imprescindible para lavarse correctamente porque 6 hay que aprovecharla muy bien. Cuando se han lavado se les entrega un trocito de papel, se secan y lo depositan en una papelera que tenemos en la zona de los lavabos. Según van terminando de lavarse se dirigen a las perchas a buscar sus talegas. Extienden el mantelito sobre la mesa y colocan la comida encima (se refuerzan conceptos espaciales). Algunos se acercan al calendario para mirar qué tipo de comida toca ese día. Cuando todos están sentados, esperan a que la maestra diga: “¡Que aproveche!”, ellos responden: “Gracias”, y es cuando empiezan a comer y cuando la maestra interactúa con ellos para conseguir los objetivos planteados. Se pone una música tranquila de fondo y empezamos a estimular el lenguaje a partir de una pregunta sencilla y directa: ¿Qué estás desayunando (nombre de la persona a la que nos dirigimos)? Es importante decir el nombre porque se convierte en algo personal. Hay veces que las maestras no entendemos qué nos están diciendo, porque algunos niños y niñas hablan o pronuncian muy mal, y no podemos seguir un diálogo con ellos; pero en estos casos la respuesta a nuestra pregunta ya se prevé antes de formularla porque estamos viendo sobre la mesa lo que van a comer y es eso lo que van a responder. Al principio contestan con una o dos palabras: “bocadillo”, “batido”,..., casi siempre poco entendibles, pero con la repetición diaria (la maestra siempre vuelve a decir en voz alta y correctamente la respuesta que nos han dado) y al escuchar a todos sus compañeros y compañeras (algunos más evolucionados en el lenguaje) irán haciendo sus frases más largas y mejor estructuradas. Si alguien no quiere contestar, no se le da importancia, y como con el resto la maestra repite: “(nombre del niño o niña) va a desayunar...” Cuando se alcanza el objetivo de que todos hablen, se van preguntando más detalles: “¿de qué es tu zumo?”, “¿cuántas galletas traes?”, “¿de qué sabor es tu batido?”, “¿de qué color es tu servilleta?”... Después de cierto tiempo, contestan a nuestra pregunta dando más información: “Voy a desayunar un bocadillo de jamón y un batido de fresa”. Cuando ya conocen la mecánica de las preguntas aprovechamos para trabajar diferentes conceptos: “tu batido está cerrado, la bolsa está abierta, el yogur está lleno, qué letras hay en tu zumo, cuántas castañas traes, el bocadillo es pequeño, te has comido media magdalena, si juntamos los batidos de toda la mesa ¿cuántos tenemos?, mi batido es igual que el tuyo”. Paulatinamente, se va informando y trabajando sobre la procedencia de algunos alimentos, los más cotidianos y que se repiten en el menú. Se va apuntando la necesidad de algunas vitaminas y lo que nos aportan los alimentos (naranja con vitamina C para no resfriarnos; la leche nos da calcio para los huesos y los dientes, la leche nos la da la vaca y la oveja, con ella se hacen yogures, quesitos; con la aceituna que recoge nuestra familia se hace aceite en el molino…). BIBLIOGRAFIA Palacios, Marchesi y Coll. Desarrollo psicológico y educación. Alianza Editorial. Madrid (1990). Gallego Ortega, J.L. (1994). Educación Infantil. Málaga. Aljibe. 7 AAVV. (1998).Psicología Evolutiva y Educación Infantil. Madrid. Calvo Bruzos, S. Educación para la Salud en la Escuela. Madrid. Ed. Díaz de Santos, 1991. Juárez, F. Educar en el Aula. Cuadernos para la Salud. Madrid. Eneida. 2001. 8