Sentencia AP Lleida 280/2013, de fecha 17 de abril de 2013

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Roj: SAP L 280/2013
Id Cendoj: 25120370012013100124
Órgano: Audiencia Provincial
Sede: Lleida
Sección: 1
Nº de Recurso: 37/2013
Nº de Resolución: 116/2013
Procedimiento: Apelación faltas
Ponente: VICTOR MANUEL GARCIA NAVASCUES
Tipo de Resolución: Sentencia
AUDIENCIA PROVINCIAL DE LLEIDA
SECCIÓN 1
Rollo Apelación faltas nº 37/2013 Juicio de faltas núm.:415/2012
Juzgado Instrucción 1 Tremp
S E N T E N C I A NÚM. 116/13
En la ciudad de Lleida, a diecisiete de abril de dos mil trece.
La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Lleida, constituida por mí, Víctor Manuel García
Navascu és Magistrado/a de la Sección 1 ha visto, en grado de apelación constituido en Tribunal unipersonal,
los autos de Juicio de Faltas núm.: 415/2012 del Juzgado Instrucción 1 Tremp y del que dimana el Rollo
de Sala núm.:37/2013, habiendo sido partes, en calidad de apelante, Guillermo , defendido por el
Letrado Don ALEXIS FRANQUÉ CALISETA, y en calidad de apelado ALLIANZ, COMPAÑIA DE SEGUROS
Y REASEGUROS, S.A ., defendido por el Letrado Don MIGUEL ANGEL PORTOLÉS AIXALÀ .
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO . - Por el Juzgado de Instrucción se dictó sentencia de fecha 15/11/12 cuya parte dispositiva
dice lo siguiente: " FALLO: Debo CONDENAR Y CONDENO a Guillermo , como autor criminalmente
responsable de una falta de LESIONES POR IMPRUDENCIA, prevista y penada en el art. 621.3 CP , a la pena
de 15 días de multa a razón de una cuota diaria de 10 euros con un montante final de CIENTO CINCUENTA
(150 euros), con la responsabilidad personal subsidiaria del art. 53 CP , de un día de privación de libertad por
cada dos cuotas de multa no satisfechas.
Debo CONDENAR Y CONDENO a Guillermo , como autor criminalmente responsable de DESCUIDO
DE ANIMALES QUE PUEDAN OCASIONAR DAÑOS prevista y penada en el art. 631.1 CP , a la pena de 1
mes de multa a razón de una cuota diaria de 10 euros con un montante final de TRESCIENTOS (300 euros),
con la responsabilidad personal subsidiaria del art. 53 CP , de un día de privación de libertad por cada dos
cuotas de multa no satisfechas.
La cantidad total que Guillermo habrá de satisfacer en concepto de multa es de CUATROCIENTOS
CINCUETA EUROS (450 #).
Se condena a Guillermo al pago de las COSTAS procesales."
SEGUNDO .- Contra la referida sentencia se interpuso recurso de apelación mediante escrito del que
se dio traslado a las partes contrarias para impugnación o adhesión, evacuando dicho trámite en el sentido
de impugnarlo solicitando la íntegra confirmación de la sentencia recurrida.
TERCERO .- Seguidamente se elevaron los autos a esta Audiencia Provincial Sección Primera, que
acordó formar rollo y designar Magistrado Ponente para conocer del recurso, al que pasaron las actuaciones
para dictar la resolución correspondiente.
HECHOS PROBADOS
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ÚNICO.- Se aceptan y se hacen propios los hechos declarados probados en la sentencia recurrida.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO.- Frente a la sentencia de instancia que condenó al denunciado, Guillermo , como autor
criminalmente responsable de una falta de lesiones por imprudencia y de una falta contra los intereses
generales, en su modalidad de dejar sueltos o en condiciones de causar mal animales feroces o dañinos, se
alza su defensa alegando, en primer término, error en la valoración probatoria ante la falta de acreditación
suficiente tanto del extremo relativo a que el accidente de tráfico sufrido por los denunciantes fuera debido
a la irrupción de un caballo en la calzada como del referente a que el denunciado ostente la propiedad o la
custodia del citado animal, considerando por ello vulnerada la presunción de inocencia y el principio "in dubio
pro reo"; en segundo término y también en relación a la falta de lesiones por imprudencia, alega infracción
del principio de intervención mínima; finalmente, sostiene que se ha producido infracción de normas del
ordenamiento jurídico por indebida aplicación del artículo 631 del Código Penal en relación a la consideración
del caballo como animal feroz o dañino, negando igualmente que el denunciado dejara sueltos los caballos
o en condiciones de causar mal; por todo ello, interesa la absolución del denunciado y, subsidiariamente,
aún sin referencia a este punto en sus alegaciones, la sustitución de la pena impuesta por la de trabajos en
beneficio de la comunidad.
A todo ello se opone la representación de la compañía de seguros "Allianz", que interesa la
desestimación del recurso y, consecuentemente, la íntegra confirmación de la resolución de instancia.
SEGUNDO.- Así pues, sentadas las bases del recurso, conviene recordar que el Tribunal Supremo
sostiene como doctrina general a propósito de la configuración de los caracteres de la imprudencia ( STS de
13.12.85 , 19.6.87 , 22.5.89 y 25.2.91 ) el que ésta requiere: a) una acción u omisión voluntaria no intencional o
maliciosa, con ausencia de cualquier dolo directo o eventual; b) el factor psicológico o subjetivo, consistente en
la actuación negligente por falta de previsión del riesgo, elemento no homogeneizable y por tanto susceptible
de apreciarse en gradación diferenciadora; c) el factor normativo u objetivo representado por la infracción
del deber objetivo de cuidado; d) producción del resultado y, e) adecuada relación causal entre el proceder
descuidado desatador del riesgo y del daño o mal sobrevenido. El hecho imprudente se ofrece por tanto lleno
de relativismo y de circunstancialidad, como dice el propio tribunal en S. 29.11.1992, y la más reciente de 22 de
septiembre de 1995 reitera aquellos requisitos precisos, añadiendo que "corresponde al órgano judicial, en una
delicada labor valorativa "ex post facto", proceder al cuidadoso análisis de los básicos elementos constitutivos
de la culpa penal, a la mayor o menor gravedad del fallo psicológico padecido, a la cualidad e intensidad de la
desatención, asimismo a la entidad del deber objetivo de cuidado omitido, medida determinada en atención a
las generales circunstancias cognoscibles por el ciudadano medio y por el infractor en concreto y a las reglas
experienciales o reglamentarias que marcan la pauta de procedencia en el obrar del sujeto, saberes ontológico
y gnoseológico cuya referencia es precisa para el adecuado juicio de culpabilidad".
Desde esta configuración, el citado Tribunal Supremo tiene establecido, con uniformidad y reiteración,
que las infracciones culposas no se distinguen entre sí, a diferencia de lo que ocurre con las dolosas, por su
naturaleza específica sino por la intensidad y relevancia de la previsión y diligencias dejadas de observar, bajo
cuyo criterio el Código Penal tipifica y sanciona dos modalidades, la grave o temeraria y la leve o constitutiva
de simple falta, suponiendo ésta última una conducta ligera y de imprevisión venial, por falta de atención
bastante, referida a un deber que cumplir, originándose el mal sobrevenido por el negligente descuido del
agente en su quehacer lícito, situándose la diferenciación entre distintas clases de imprudencias punibles en
un terreno de circunstancialidad y relativismo ante el caso concreto debatido.
Aplicando estas consideraciones al presente supuesto, resulta que nos hallamos en presencia de
una conducta imprudente por parte del encargado de la custodia del equino, pues no adoptó, a pesar de
corresponderle por la condición que ostenta, las medidas oportunas para evitar que el caballo irrumpiera en la
calzada, causando daño a personas y bienes, y por tanto no controló como debía la fuente de riesgo, siéndole
exigible y teniendo capacidad para ello; en definitiva, generó una situación de riesgo que se concretó en un
resultado lesivo causalmente vinculado a la evasión del animal.
Pero es que, además, no se acredita la existencia de concausa que interfiera en el curso etiológico;
en primer lugar, los denunciantes, a los que el juzgador "a quo" les otorgó plena credibilidad, relataron que
sufrieron un accidente de tráfico motivado por la súbita irrupción de un caballo en la calzada, lo que figura
avalado por el atestado cumplimentado por los Mossos d'Esquadra, así como por la declaración de los agentes
actuantes en el acto del juicio oral, al señalar que el vehículo impactó frontalmente con un caballo que irrumpió
en la vía de manera inesperada, señalándose en el acta de comprobación de daños que el vehículo presentaba
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restos de pelo y de sangre del animal; acreditada sin género de dudas cuál fue la causa del accidente, resulta
que el Sr. Guillermo ha sido denunciado en múltiples ocasiones por dejar animales sueltos o en condiciones
de causar mal, precisamente en la carretera N260, punto kilométrico 282, es decir, el mismo lugar en que se
produjo el accidente, sin que, ante tal reiteración haya adoptado las medidas oportunas para evitar el acceso
de los caballos a la calzada, máxime cuando la finca de la que es titular " FINCA000 " linda con la citada
carretera nacional y únicamente aparece cerrada por una valla de una altura aproximada de un metro y sólo
por cuerdas en los puntos de acceso, sin pastor eléctrico; de esta forma, el Juez "a quo" llegó a obtener la
convicción judicial ( artículo 741 Ley de Enjuiciamiento Criminal ) de que el denunciado sí infringió de forma
relevante el deber objetivo de cuidado exigido en el cuidado de los animales, considerando que su conducta
sí merece un reproche o sanción penal, conclusión que se comparte en esta alzada pues no ofrece duda la
existencia de un acto imprudente imputable al denunciado, que ha de ser considerado como merecedor del
reproche penal previsto en el artículo 621.3° del Código Penal .
TERCERO.- Acreditada la causa del accidente sufrido por los denunciantes, el principal motivo de
impugnación, aunque examinado en segundo lugar por motivos sistemáticos, viene constituido por lo que el
apelante considera ausencia de prueba de cargo suficiente sobre la condición de propietario o cuidador del
caballo por parte del denunciado.
Sin embargo, tal pretensión no puede tener acogida en esta alzada pues el Juzgador de instancia ha
llegado a la conclusión de que ello era así y ha desgranado la abundante cantidad de indicios por los que llega
a tal conclusión; así, en primer lugar, valora las contradicciones del propio denunciado, al negar en el juicio
que el caballo estuviera bajo su custodia cuando inicialmente, cuando los Mossos d'Esquadra le preguntaron,
dijo que podía ser que sí o que no, procediendo además a reconducir hacia su finca el resto de los caballos
que habían irrumpido en la calzada después del accidente; a ello debe añadirse que el día 31 de marzo de
2012, es decir, unos días antes del accidente, como ya había ocurrido en muchas otras ocasiones, un grupo de
caballos se escaparon de la finca del Sr. Guillermo y deambularon sin control por la carretera N260, aunque
no causaron ningún accidente, siendo reconocido este hecho por el denunciado; por su parte, el agente de los
Mossos d'Esquadra instructor del atestado ratificó éste en todos sus extremos, derivándose del mismo que,
tras ser avisados de la producción de un accidente, se desplazan al lugar comprobando cómo efectivamente
se ha producido el impacto de un caballo con el vehículo en el que viajaban los lesionados y observando
como aparecen otros que están sueltos, presentándose finalmente el denunciado, que ayudó a los agentes
policiales a reconducir a los animales a su finca, tras admitir que eran suyos; pero es que, además, el propio
denunciado ya había admitido anteriormente en presencia judicial que tenía caballos bajo su custodia en su
finca, aunque no eran de su propiedad; por si ello fuera poco, manteniendo tanto el Sr. Guillermo como el Sr.
Carlos Alberto , propietario de los caballos, que no había fallecido ningún animal recientemente, resulta que
los Mossos d'Esquadra pudieron comprobar después del accidente, en fecha 5 de abril de 2012, que había
siete caballos en la FINCA000 cuando pocos días antes, 29 de marzo de 2012, el Seprona extendió una
denuncia en cuyos hechos se reflejó la presencia de ocho caballos en dicha finca; así las cosas, no existe la
pretendida falta de diligencia de los agentes policiales en la determinación del propietario o cuidador de los
caballos sino únicamente un mero alegato exculpatorio del denunciado que, aún reconociendo inicialmente
ser el encargado de la custodia del animal e incluso ser su propietario y a pesar de la multitud de indicios
que apuntaban en dicho sentido, después negó sin éxito dicha circunstancia apuntando que la policía podía
haber identificado el caballo a través del "chip" o de fotografías, cuando ni siquiera consta el alta registral de
su explotación ganadera.
Además, no puede obviarse que, si bien el recurso de apelación autoriza al tribunal "ad quem" a revisar
la valoración probatoria efectuada por el Juzgador de instancia -sea Juez de Instrucción o Juez de lo Penal-,
el hecho de que la apreciación de éste tenga como base las pruebas practicadas a su presencia y con respeto
a los principios de publicidad, oralidad y contradicción, determina, por punto general, que la valoración de
aquél, apreciando además las razones expuestas por la acusación y la defensa y lo manifestado por el mismo
acusado ( art. 741 LECrim .) deba, en principio, respetarse en la apelación, con la única excepción de carecer
de todo apoyo en el conjunta probatorio practicado en el acto del juicio oral.
En lo que se refiere a dicha valoración en el juicio de faltas, procede traer a colación la doctrina
consolidada que sobre el particular vienen estableciendo las Audiencias Provinciales, que mantiene
igualmente esta Sala, en el sentido de que es reiterada jurisprudencia la que establece que los jueces de
instancia tienen la soberana facultad de valorar en conciencia la prueba practicada ante ellos, teniendo
relevancia especial el principio de contradicción, y el de inmediación y percepción directa y personal de la
credibilidad de las declaraciones prestadas en el acto del juicio, y el modo de conducirse las partes y testigos
en sus afirmaciones, pudiendo el órgano jurisdiccional, otorgar mayor credibilidad a una u otra versión, o a
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ninguna de ellas si son contradictorias, no significando ello error en la valoración de la prueba, sino el mero
uso de la facultad de libre valoración de la misma.
A la vista de tal prueba, la valoración efectuada en la instancia se comparte por la Sala y no admite
enmienda en esta alzada, no pudiendo ser tildada la misma de caprichosa ni arbitraria, pues las conclusiones
fácticas a las que llega el Juez de Instrucción resultan del todo coherentes y compatibles con el resultado
probatorio.
Así pues, la conducta del denunciado es claramente imprudente, y la tenencia de los animales sueltos,
a pesar de los diversos requerimientos para su debido cerramiento, en una zona acotada de manera deficiente
cercana a una carretera por cuya calzada transitaban sin control alguno, es merecedora del reproche penal
pues existe un nexo causal indiscutible entre la negligencia y el resultado lesivo; de ello deriva igualmente
la imposibilidad de aplicación del principio de intervención mínima, pues reducir la intervención del derecho
penal, como última "ratio", al mínimo indispensable para el control social, es un postulado razonable de política
criminal que debe ser tenido en cuenta primordialmente por el legislador, pero que en la praxis judicial, aun
pudiendo servir de orientación, tropieza sin remedio con las exigencias del principio de legalidad por cuanto no
es al juez sino al legislador a quien incumbe decidir, mediante la fijación de los tipos y las penas, cuáles deben
ser los límites de la intervención del derecho penal, siendo así que, en este caso, apreciándose la concurrencia
de todos los elementos esenciales del tipo, el citado principio de legalidad impone la condena, máxime cuando
la conducta del denunciado puede calificarse de relevante desde el punto de vista de la integridad del bien
jurídico protegido; consecuentemente debe desestimarse los dos primeros motivos de la apelación.
CUARTO.- Por el contrario, sí debe contar con favorable acogida el último de los motivos de
impugnación en relación a la consideración del caballo como animal feroz o dañino a los efectos del artículo
631 del Código Penal , discrepando en este punto del criterio recogido en la sentencia.
Este artículo castiga a los dueños o encargados de la custodia de animales feroces o dañinos que los
dejaren sueltos o en condiciones de causar mal; se trata de una infracción de riesgo que tutela los intereses
generales y, más concretamente, el normal desarrollo de la convivencia. La falta descrita no contempla la
causación de daños sino el dejar los animales en condiciones de causar mal o, simplemente, sueltos; el
caballo no ostenta per se la condición de animal feroz o dañino, no pudiendo alcanzarse dicha conclusión
simplemente porque pueda potencialmente causar daño, sin hacer constar de forma nítida las concretas
condiciones de peligrosidad del animal en cuestión; en el contexto del precepto, dañino es el animal del
que, por sus características naturales, o por su falta de adiestramiento, puede decirse que existe una alta
probabilidad de que cause daño, sin que el caballo, como animal doméstico, pueda incluirse sin más en dicha
categoría, es decir, sin una justificación de sus concretas características.
Por último, solicita de manera subsidiaria el apelante la imposición de una pena de trabajos en beneficio
de la comunidad en lugar de la pena de multa, posibilidad que debe ser rechazada al ser contraria al artículo
2 del Código Penal , pues el artículo 621.3 del mismo texto legal únicamente prevé la imposición de una pena
de multa al autor de la falta de lesiones por imprudencia por la que el denunciado ha sido condenado.
Finalmente, la parte apelada indica que el recurso de apelación fue interpuesto fuera de plazo, al
presentarse el día 11 de febrero de 2013 cuando la sentencia fue notificada al Letrado el día 13 de diciembre de
2012; no obstante, dicha alegación no puede ser admitida desde el momento en que el Letrado del denunciado,
al día siguiente de la notificación de la sentencia, 14 de diciembre de 2012 , presentó un escrito interesando
la entrega de una copia de la grabación del juicio, con suspensión del plazo para recurrir, no siendo hasta el
día 4 de febrero de 2013 cuando se le entregó dicha copia y se reanudó el plazo para recurrir, de manera que
el recurso sí fue interpuesto dentro del plazo concedido.
Todo ello conduce a la estimación parcial del recurso, absolviendo al denunciado de la falta contra los
intereses generales por la que fue condenado, manteniendo el resto de los pronunciamientos de la sentencia
de instancia.
QUINTO.- De conformidad con los artículos 123 del Código Penal y 239 y siguientes de la LECrim , debe
declararse de oficio las costas procesales causadas en esta alzada, mientras que, en relación a las costas de
la primera instancia, procede la imposición de la mitad al denunciado, declarando de oficio la mitad restante.
Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación,
FALLO
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ESTIMO parcialmente el recurso de apelación interpuesto por la representación procesal de Guillermo
, contra la sentencia dictada en fecha 15 de noviembre de 2012, por el Juzgado de Instrucción de Tremp ,
que REVOCO en el único sentido de absolver al denunciado de la falta contra los intereses generales por
la que fue condenado, con declaración de oficio de la mitad de las costas procesales de primera instancia,
manteniendo el resto de los pronunciamientos de la misma; y todo ello con declaración de oficio de las costas
procesales de esta alzada.
Notifíquese la presente resolución a las partes, haciéndoles saber que es firme, al no caber contra la
misma recurso alguno.
Devuélvase la causa al Juzgado de procedencia, con certificación de esta resolución, para su debido
cumplimiento.
Así por esta sentencia, de la que se llevará certificación al Rollo de Sala, lo pronuncio, mando y firmo.
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