Jesús Rivasés ilirnr:t*r tl* la r*vistn "T.isffitp*", **l*n'rnisln, t*r[¡lian* y ***rit*r Albar¡ños excelentes y Albanños falsos !t I Me encanta el Albariño! Los buenos, claro está, porque bajo ese paraguas hay de todo. Incluso albariños más falsos que las monedas de un trilero. Una leyenda gallega afirma que fueron los monjes de Cluny quienes llevaron la uva Albariña al monasterio de Armenteira, efl la comarca de O Salnés (Pontevedra) en el siglo Xll. En Cambados, la capital del Albariño, son más partidarios de la versión de que la uva es una variedad autóctona de Galicia de las más de doscientas catalogadas. Tampoco es decisivo, aunque el origen gallego de la uva parece imponerse sobre las historias espurias crecidas al abrigo del camino de Santiago durante siglos. Lo importante es que el Albariño, ya en pleno siglo re(|, es uno de los vinos blancos mejores del mundo. Sí, así, sin matices, "de los mejores del mundo". Los Albariños, como casi todos los vinos, se clasifican en excelentes, buenos, regulares, malos obviamente perjudica al auténtico. La historia ha dado la vuelta al mundo y ha llegado incluso a las exquisitas páginas del Financial Times, de la mano de la "gurú" Jancis Robinson. La historia es simple o compleja, según del color con el que se la quiera mirar. Desde hace años, en Oregón y Australia granjeros y bodegueros plantaron y vendieron sus propias variedades de Albariños. Nadie habla detectado nada, hasta que alguien probó esos vinos y descubrió que deblan de proceder de una variedad de uva muy rara o que habla truco. En Australia intervino un organismo oficial el CSIRO (Organización Científica de la Commonwealth para la Investigación Industrial). lmportó auténticas uvas Albariñas de España y también de la francesa Savarign y concluyó, tras contrastar el ADN de las uvas, que el Albariño australiano no es, ni mucho menos Albariño, sino vino blanco procedente de uvas Savaring Blanc o de la Traminer, una variedad Cualquier parecido entre lo que se produce y vende-en Australia, y también en Oregón, bajo la Denominación Albariño, es pura coincidencia y también falsos. Poseen, efl general, una ventaja, ya que la proporción de Albariños de calidad sobre los del montón es quizá mucho mayor que en otras variedades. También ofrecen una gama amplia de precios, lo que facilita su consumo, agradable todo el año, pero quizá mucho más apetecible en verano para los no habituales de los blancos. La prueba de su éxito imparable es que bebedores de tinto suelen decir que el único blanco que les interesa es el Albariño, 18 YIYIR' fr ilO no aromática de la alemana Gewü rzlraminer, con la que por cierto, efl el Somontano, Enate entre otras bodegas, también produce otro magnífico blanco. Sin embargo, cualquier parecido entre lo que se produce y vende en Australia, y también en Oregón, bajo la Denominación Albariño es pura coincidencia, mejor dicho, flo existe. Nadie cuestiona la calidad de esos vinos, pero no son Albariños y se han hecho un nombre y un mercado bajo la marca Albariño. Australianos y El éxito del Albariño ha sido tan enorme que, americanos, de momento, tendrán que renunciar aunque la mayoría lo ignora, es uno de los vinos más vendidos del mundo y su producción va mucho más allá de Galicia y llega hasta Oregón en los Estados Unidos o Australia, en donde arrasa. El único problema, como saben muy bien en Cambados y también los responsables de la Xunta de Galicia, es que todo ese Albariño australiano es falso, algo que americano al nombre de unos vinos de mucho éxito. La solución al problema es complicada, pero sin duda habrá algún emprendedor que intentará plantar la auténtica uva Albariña y elaborar un y vino similar al verdadero Albariño. Habrá que ver el resultado, pero sin duda tendrá éxito, porque el Albariño es uno de los mejores vinos del mundo. El auténtico, claro.