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Gente, gente de bien y profesionalmente capaz
idea de progreso pervive en los albores del nuevo milenio
como un camino que la humanidad apenas empieza a
recorrer.
buen orden político de uno malo por sus éxitos y fracasos
al permitir a las personas llevar vidas prósperas” (Haq,
1990, 1).
“La idea de progreso ha servido para afirmar la conveniencia y la
necesidad del absolutismo político, la superioridad racial y el estado
totalitario”. En resumen, no son claros los límites para las metas y
propósitos que el hombre se ha fijado a lo largo de la historia para
alcanzar el progreso de la humanidad (Nisbet, 1980).
En la misma línea del pensamiento aristotélico, Kant
consideraba al ser humano como el verdadero fin de
todas las actividades cuando señaló: “Por lo tanto actúen
en cuanto a tratar a la humanidad, ya sea en su propia
persona o en la de otro, en cualquier caso como un fin
además, nunca como medio solamente” (p.1)
B. Origen de la noción y concepto de desarrollo
Las nociones, categorías y conceptos tienen un anclaje
histórico, una trayectoria y, en su gran mayoría, también
un final. En estas cortas líneas se ilustra el recorrido del
concepto de desarrollo, considerado como uno de los
fenómenos normativos más importantes del siglo XX
habida cuenta que ha justificado las propuestas de
políticas públicas y, de manera específica, medidas de
política económica en muchos países, en especial, en
los años de posguerra.
De modo convencional, un punto de partida histórico
para ubicar las ideas primigenias en torno al desarrollo
humano es el mundo griego clásico, particularmente, en
el pensamiento político y económico aristotélico. En
efecto, “la idea de que los ordenes sociales deben
juzgarse por el nivel hasta el cual promueven el bien
humano data al
menos de Aristóteles: la riqueza
evidentemente no es el bien que buscamos, porque es
simplemente útil y persigue otra cosa... Distinguía un
En las obras de los clásicos de la Economía Moderna
también se encuentran nociones y preocupaciones por el
desarrollo humano; es así como en los escritos de los
pioneros de la economía cuantitativa (Petty, King,
Quesnay y Lagrange) y la economía política (Smith,
Ricardo, Malthus, Marx, y Mill) se hallan motivaciones y
recomendaciones para su consideración como fin y razón
del progreso humano (Informe de Desarrollo Humano
PNUD 1990; Ul Haq, 1990).
A pesar de la tradición aristotélica, pensadores
mercantilistas como Mun (s. XVII) concebían el progreso
humano desde el enfoque del comercio internacional: “El
tesoro que el comercio exterior le aporta a Inglaterra, o el
balance de nuestro comercio exterior es la regla de
nuestro tesoro”.
Aunque en la actualidad, gran parte de la literatura
económica y financiera enfatizan la preocupación por
aumentar los niveles de riqueza como si no hubiese nada
más de qué preocuparse, de manera crítica se propone
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el debate centrado en dos aspectos básicos: 1) dilucidar
la relación entre fines/medios, causa/efecto y 2)
reflexionar acerca de la riqueza material como propósito
del progreso humano o la efectividad instrumental de la
riqueza en el proceso de promoción del desarrollo
humano.
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PIB, la industrialización o el progreso tecnológico;
mientras que el análisis del desarrollo que se enfoca en
lo cualitativo, ofrece una base de evaluación con
mayores posibilidades de interpretación (Gil, 2003).
En general, los más relevantes autores de los siglos XVIII
y XIX, y principios del siglo XX evidenciaron gran
preocupación por el bienestar económico de la sociedad
en su conjunto y, aunque fuesen defensores del
capitalismo y su filosofía liberal, confiaron en que se
alcanzarían
condiciones
sociales
relativamente
equilibradas que haría superflua o inconveniente la
intervención del Estado en el mercado y, por extensión
en los distintos asuntos económicos.
Crecimiento Económico, Desarrollo y
Desarrollo Humano
Responder las diferentes preguntas en torno al
desarrollo, una posible definición, los métodos de
medición, la evaluación de sus impactos, entre otras, es
una cuestión de verdadera complejidad; por ello, existe
gran generosidad de significados que han dado lugar a
variadas interpretaciones, cada una de las cuales se ha
abrogado una porción de significado apuntalándose en
las teorías y argumentos que a su favor demuestran. De
forma específica, en la esfera económica ha prevalecido
el análisis cuantitativo con énfasis en el uso de medidas
aproximadas tales como el crecimiento económico del
Figura 1. Pensamiento económico sobre desarrollo previo a la
Segunda Guerra Mundial.
Fuente: (Hidalgo, 1998, 61).
En la figura 1 se observa la evolución que ha tenido el
pensamiento sobre el desarrollo desde la “escuela
clásica de la economía” del siglo XVIII, con diferentes
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enfoques: inicialmente una visión del desarrollo como
crecimiento económico y luego otros enfoques que
valoran otras dimensiones no meramente cuantitativas.
Sin embargo, desde los años cuarenta dos grandes
categorías del desarrollo se han establecido, la teoría
ortodoxa del desarrollo, que forma parte de la corriente
principal (mainstream) de la Economía, y la heterodoxa
o radical/crítica que se caracteriza por sus oposiciones
al primero y por situarse resueltamente fuera del
planteamiento convencional. (Mogrovejo, 2010, 1).
“El desarrollo ha sido la idea que ha orientado las
políticas nacionales de los países de todo el mundo tras
la Segunda Guerra Mundial. Aunque es evidente la
conexión que el término desarrollo tiene con el progreso
como la idea bajo la cual se ha buscado la mejora de las
condiciones de vida de las poblaciones en las distintas
partes del mundo, la concepción de desarrollo toma la
forma moderna con la que se conoce hoy tras la
Segunda Guerra Mundial y la consolidación del liderazgo
de los Estados Unidos” (Llairó, 2006, 55).
“El concepto moderno de desarrollo apareció, pues, ante
la necesidad de un nuevo orden mundial: el declive del
colonialismo, y la consolidación de los estados-nación.
La emergencia de la Guerra Fría, la necesidad del
capitalismo de encontrar nuevos mercados, y la
confianza de la aplicación de la ciencia para abordar los
problemas de cada una de las sociedades mediante la
ingeniería social. Es cuando nace lo que se podría llamar
la Escuela del Desarrollo Económico” (p. 55).
Figura 2. Grandes transformaciones de la teoría del desarrollo.
Fuente: Oriol (2006).
En la figura 2 se percibe el proceso evolutivo en las
perspectivas del desarrollo, sustentado en las
concepciones científicas e ideológicas de las escuelas
del pensamiento económico, desde mediados del siglo
XX. Tal evolución teórica se aprecia palmariamente a
través de las políticas de desarrollo preconizadas y
aplicadas por las agencias internacionales y la
cooperación bilateral. “El principal cambio se encuentra
en la progresiva sustitución de lo que Easterly (2001;
citado por Oriol, 2006, 2) ha denominado el “enfoque
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financiero”, por una visión más integral que incorpora la
variable institucional tanto en las condicionalidades para
la concesión de préstamos y ayuda como en la propia
cooperación al fortalecimiento de las instituciones”.
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La figura 3 indica las relaciones entre la práctica y la
teoría del desarrollo económico a través de la siguiente
interrelación:
En relación con el primer período (1940-1975), la
Economía del Desarrollo a través de sus máximos
representantes concebían el desarrollo como un
problema de crecimiento de la economía de mercado, de
ampliación de la riqueza material expresada en el
indicador macroeconómico del PIB. Identificaron como
motores del crecimiento la industrialización, la
tecnificación de la agricultura y la elevación de la
productividad. Luego sus beneficios se redistribuirían en
la población por medio del mecanismo de mercado,
sustentada en la metáfora: “la marea cuando sube, todos
los botes suben con ella”. En este pensamiento
económico, se destacan teóricos como Solow (1953),
Lewis (1955), Baran (1957), Rosenstein-Rodan (1961),
Rostow (1962) Fei (1964) y Ranis (1971).
Lewis, uno de los más destacados teóricos contemporáneos del
desarrollo, empezó proponiendo el objetivo por aumentar “la gama de
opciones humanas.” y reconoció el rol causal de muchos factores en el
progreso de la libertad para elegir; sin embargo, decidió finalmente
concentrarse en “el crecimiento del producto per cápita”, porque es
esto lo que le “da al hombre un mayor control sobre su alrededor, por
ende incrementa su libertad” (Lewis 1955; citado por Anand y Sen,
5
1994)
5
De hecho, el enfoque de su texto clásico fue lo suficientemente preciso
como para que él pudiese afirmar que “nuestro tema es el crecimiento y no
la distribución.
Figura 3. Esquema de evolución del pensamiento sobre desarrollo
económico.
Fuente: Escribano (2010).
a) el punto de partida es la realidad sobre los
procesos de descolonización durante el siglo XX;
éstos condujeron a nuevos fenómenos como la
relativa independencia económica y el despegue
de la industrialización; sin embargo, produjeron
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consecuencias como la crisis de la deuda externa
de los años 80 (en América Latina, “la década
pérdida”) que, a la vez, permitieron la aplicación
de una serie de medidas de ajuste estructural con
el propósito de alcanzar la estabilización
macroeconómica.
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económico y el desarrollo, demostrando con ello la
interdependencia entre medios y fines y su aceptación
para afinar las políticas que propenden por el
mejoramiento continuo de la calidad de vida.
b) en consecuencia, la política económica incidió
sobre el estado de la realidad, hecho que modificó
el conjunto de prioridades de análisis y sentó las
bases para el surgimiento de teorías alternativas
del desarrollo; en este sentido, las políticas
públicas tendientes a favorecer la calidad de vida
propiciaron el interés de estudio por el desarrollo
humano.
c) Lo anterior no obsta para que el pensamiento
económico estándar continúe ejerciendo un
predominio en el análisis sobre el desarrollo posturas
keynesianas y monetaristas- y un
paradigma de referencia ideológica y científica que
influye sobre las teorías del desarrollo.
d) los teóricos del desarrollo aplican el método
científico, contrastan empíricamente las distintas
teorías y seleccionan aquellas de mejor capacidad
explicativa. Este proceso queda afectado por los
juicios de valor, pero tiene cierta autonomía
(Escribano, 2010).
En las figura 4 y 5 se aprecia el conjunto de
interrelaciones que se tejen entre el crecimiento
Figura 4. Interrelaciones entre el crecimiento económico y el
desarrollo humano.
Fuente: Ranis y Stewart (2002).
“Nos han enseñado a ocuparnos del PNB para resolver
el problema de la pobreza. Démosle la vuelta y
ocupémonos de la pobreza para resolver el problema del
PNB” (Ul Haq; citado por Romero, 2008).
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C. Origen del enfoque de Desarrollo Humano
Feres y Mancero (2001) citan una serie de antecedentes
relevantes del concepto de desarrollo humano, como el
“índice del nivel de vida” de Drewnowsky y Scott (1966),
el “índice de desarrollo” de McGranahan et al. (1972) y el
“índice de calidad de vida física” (PQLI) de Morris
(1979). Además, se hallan, entre otros, el denominado
"enfoque de las necesidades básicas" planteado por la
Organización Internacional el Trabajo (OIT, 1974) y el
"desarrollo a escala humana" difundido por la Fundación
Dag Hammarskjöld a mediados de los años 80 (MaxNeef, 1994).
Precisamente, en el decenio de los 80, los estudios de
Sen empezaron a llamar la atención sobre una nueva
perspectiva para el análisis del bienestar alternativa al
enfoque del desarrollo centrado en el crecimiento del PIB
per cápita. Él consideró el bienestar desde lo que se ha
denominado una aproximación de las capacidades
(capability approach). Este enfoque pretendió superar al
de las necesidades básicas proponiendo focalizar la
discusión en la persona y sus capacidades, y no en los
bienes a la que ésta ha de acceder.
Figura 5. Cadena de relaciones básicas entre desarrollo humano y
crecimiento económico.
Fuente: Barcelata (2010).
Empezando el siguiente decenio, el Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 1990), a
través de un equipo de investigadores, entre los que
descollaba Mahbub ul Haq, creó el Índice de Desarrollo
Humano (IDH) compuesto por los indicadores de
longevidad, conocimiento y acceso a recursos (Salud –
Educación – Ingreso); estas tres dimensiones provienen
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