RESUMEN DICTÁMEN CONSEJO CONSULTIVO DE ANDALUCÍA El objeto del dictamen es verificar la legitimidad constitucional de la delegación de competencias hidráulicas previstas en el Proyecto de Ley Orgánica 8-11/PPPL-000001 al amparo del art. 150.2 CE. Según el Consejo Consultivo, dada la naturaleza puramente ejecutiva de las competencias cuyo ejercicio se delega, sería inadecuado calificar la Proposición de Ley Orgánica examinada como un instrumento fraudulento, que soslaya la declaración la declaración de inconstitucionalidad de la sentencia 30/2011 del Tribunal Constitucional. Al examinar si resulta constitucionalmente legítima la utilización de una ley orgánica de delegación con la finalidad indicada, hay que resaltar que el único impedimento podría resultar, eventualmente, del propio art. 150.2 de la CE, que exige que la delegación opere en todo caso con relación a “facultades correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación”. Es decir, las facultades que se pretendan transferir o delegar ha de ser, por su naturaleza, transferibles o delegables. Hay que averiguar cuál es la “naturaleza” de las facultades estatales que impide que no puedan ser transferidas ni delegadas. La naturaleza no es un límite en sí mismo, pues no tiene sentido técnico-jurídico, sino que ha ser medida con un parámetro exterior. Dicho parámetro no es otro que la propia Constitución, en cuanto define un modelo constitucional del Estado social y democrático de Derecho (art. 1.1 CE) y unitario descentralizado (art. 137 CE). Sería indelegable cualquier facultad que desvirtúe el modelo de Estado contenido en dicho artículo 137, así como cualquier facultad contenida en la competencia exclusiva del Estado expresada en el art. 149.1.1ª CE, que alude a la regularización de las condiciones básicas que garanticen la igualdad de todos los españoles en el ejercicio de los derechos y en el cumplimiento de los deberes constitucionales. Tampoco sería delegables facultades que alteren el orden económico estatal. Estos son los parámetros con los que hay que contrastar si la facultad es “por su naturaleza” delegable o no. En relación con el art. 149.1.22ª CE, ninguna cualidad asoma al enunciado de esa competencia que haga intransferible o indelegable. Ningún interés nacional que haya de ser realizado exclusivamente por el Estado parece poder extraerse razonablemente de esa competencia, ni ningún otro elemento o aspecto que convierta al ejercicio estatal de la competencia en algo constitucionalmente insoslayable. Y si bien el propio TC ha reconocido que la singularidad que pueda presentar una determinada cuenca supracomunitaria no es un dato que permita una delimitación estatutaria del criterio territorial y de la competencia que altere lo previsto en el art. 149.1.22 CE, no es menos cierto que dicha singularidad puede ser un buen motivo constitucional para delegar competencias ejecutivas en una determinada Comunidad, siempre que el propio Estado asegure en la ley orgánica correspondiente la preservación y tutela de los interesados. Ya en el Dictamen 72/2006, el Consejo Consultivo estableció que era muy dudoso, por no decir imposible, que no haya mecanismos que aunque atribuyan el gobierno (solo facultades ejecutivas) de la cuenca a la Comunidad Autónoma, no salvaguarden los intereses de los usuarios no andaluces del río Guadalquivir; es más, la obligación del Estado será prever dichos mecanismos, si efectúa la transferencia o delegación, sin que lo hasta ahora argumentado ofrezca razones jurídicas impeditivas del traspaso de funciones ejecutivas por la vía del 150.2, que no involucra la titularidad, y que puede venir acompañada de los mecanismos de control que se quieran razonablemente añadir. Corresponde analizar si los últimos pronunciamientos de la jurisprudencia del TC han venido a modificar tal conclusión. En relación con la STC 32/2011, sólo un lectura apresurada podría llevar a pensar que el TC ha sentado incondicionalmente la imposibilidad de utilizar la vía del artículo 150.2 CE en este ámbito, pues la sentencia del Duero habla de la imposibilidad de asumir por esa vía “las competencias anteriormente mencionadas con el alcance y en los términos previstos en el artículo 75.1 EACL”. Esta expresión es la manifestación inequívoca del reconocimiento de dicha vía en otros términos y con distinto alcance de los previstos en el artículo 75.1, que se refería a las “competencias de desarrollo legislativo y de ejecución en materia de recursos y aprovechamientos hidráulicos de las aguas de la cuenca del Duero que tengan su nacimiento en Castilla y León y deriven a Portugal sin atravesar ninguna otra Comunidad Autónoma”. La imposibilidad señalada por el TC tiene que ver con los términos y el alcance del artículo 75.1, no con una proclamación genérica de la inviabilidad del art. 150.2 CE.