1 Rede Brasileira de Cidades Médias Newsletter, Agosto 2011 Ciudades intermedias en la Argentina y sistema urbano: Notas sobre el caso argentino Susana María Sassone CONICET Argentina Desde los años ochenta del siglo XX comenzó un lento y tímido interés académico por las investigaciones referidas al sistema urbano argentino y por tanto apareció la necesidad de cuestionar el papel de las ciudades intermedias. Tal vez, una decidida invisibilidad política de los temas territoriales dejaba fuera del discurso hegemónico semejante poder territorial de estos centros útiles y eficientes para la articulación espacial del desarrollo. El reconocimiento se impuso de la mano de los cambios mundiales que promovieron transformaciones en ese orden territorial, tanto en la Argentina como en los países latinoamericanos. En términos generales, la Argentina es un país urbano, con una red de ciudades con una jerarquización inconclusa, caracterizada por la primacía y la macrocefalia. Los resultados del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001 han arrojado que el 89,4% de la población era urbana y se estima que para 2010 –año del reciente censo cuyos resultados aún no se han difundido- la tasa de urbanización rondaría el 92%, según proyecciones del INDEC. En los últimos cuarenta años, el sistema de asentamientos urbanos de la Argentina se ha fortalecido en sus rasgos dominantes, no sólo por la tendencia de concentración mostrada por la primera metropólis Buenos Aires (conocida como Gran Buenos Aires o Área Metropolitana o Región Metropolitana de Buenos Aires) con casi 15 millones de habitantes, sino también por el despegue de los centros regionales, como Rosario, Córdoba, Mendoza, San Miguel de Tucumán, Mar del Plata, entre los primeros, más el notorio aumento en volumen y participación de las ciudades intermedias. Sabemos que las definiciones de ciudades intermedias no encuentran consenso, ni académico, ni técnico. El más difundido es el criterio cuantitativo, de naturaleza operativa, que también varía en los umbrales. Unos especialistas sostienen que se debe partir de una base de 20 000 habitantes, otros dicen que conviene posicionarse en un límite inferior a los 50.000 habitantes. Por su parte, el límite superior oscila entre 100 000 y 500 000. A raíz de varias investigaciones propias, se justifica trabajar con umbrales entre 20 000 y 150 000 habitantes, pues se acondiciona a la estructura territorial del país, a las condiciones de accesibilidad y a las funciones de articulación que juegan las ciudades intermedias hacia arriba y hacia abajo del sistema urbano. Adoptado esos umbrales, se comprueba la evolución creciente 2 en el número de centros: en 1970 había 68; en 1980, 89; en 1991, 111 y en 2001, 138. En igual sentido, su participación sobre la población urbana total fue de un tímido 15 por ciento (1970) y llegó a un respetable 25 por ciento (2001). El interés de industrias, bancos, agentes de turismo y cadenas comerciales por buscar localizaciones en ciudades medianas queda demostrado por las inversiones, las innovaciones tecnológicas y las estrategias de negocios emprendidas en la región pampeana, aunque es más llamativa la acción empresarial privada en los núcleos situados en las llamadas regiones extrapampeanas. Las ciudades intermedias en el territorio argentino se han transformado en los últimos 40 años en centros de atracción, donde paulatinamente aumentan las actividades secundarias, terciarias y hasta cuaternarias, pero aún no es suficiente. El peso y el papel funcional de estos centros dibujan una nueva lógica territorial para la Argentina, donde operan fuerzas de descentralización y de desconcentración. Pero en lugar de hablar de descentralización, se podría hablar de subcentralización como modelo que trabaja en un nivel de gestión territorial intermedio entre la escala regional y la escala local para el fortalecimiento territorial. El actual gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner alienta el Plan Estratégico Territorial Bicentenario 1816-2010-2016 (identificado por la sigla PET) que reúne las iniciativas y decisiones tomadas por el Gobierno Nacional en función de la construcción de un proyecto de desarrollo con inclusión social. El PET es una guía para el despliegue territorial de la inversión pública, el que tiene entre sus programas el PAU Programa Argentina Urbana. Con estos instrumentos, se profundizará la reconversión tecno-productiva, la descentralización administrativa, asignando un nuevo rol a los gobiernos locales, la desregulación y privatización de servicios e industrias, a la vez que la protección de la producción nacional. El camino es difícil; deben pensarse, entonces, líneas de acción donde armonicen coherentemente el crecimiento económico, la preservación del medio ambiente, los objetivos de inclusión social y de bienestar compartido con la densificación de las ciudades intermedias. Estos nodos de la red urbana son ámbitos propicios para impulsar la coordinación entre el Estado y las inversiones empresariales, revertir la inequidad de oportunidades y mejorar las condiciones de vida, el desempeño económico y el desarrollo sustentable, en pos de la integración social y territorial.