Trabajos y ensayos Publicación del Máster Universitario y del Doctorado en Estudios Internacionales. Departamento de Derecho Internacional Público, Relaciones Internacionales e Historia del Derecho UPV/ EHU Número 11 (enero de 2010) ISSN: 1887-5688 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable Itsaso Fernández Poza 1. INTRODUCCIÓN Hace años se está intentado llevar a cabo la reforma de las Naciones Unidas, y dentro de la misma, de un organismo tan importante como lo es el Consejo de Seguridad, debido a los cambios en las relaciones internacionales y el considerable aumento de miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) —especialmente de países en desarrollo—. Tal y como apunta Juan Manuel de Faramiñán Gilbert, “existe la sensación, cada vez más generalizada, de que las Naciones Unidas funcionan como una enorme máquina burocrática, alejada de los ciudadanos y de su entorno próximo”1. Uno de los problemas fundamentales radica en los derechos y prerrogativas que ostentan los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, que ha conllevado a un detrimento del multilateralismo en favor de un unilateralismo en las relaciones internacionales. En este mismo sentido establece Vicenç Fisasque que “uno de los aspectos centrales de la reforma de las Naciones Unidas es, sin duda, la transformación y ampliación del Consejo de Seguridad, puesto que los actuales cinco miembros permanentes (Estados Unidos, Rusia, Francia, Gran Bretaña y China), lo son en función de una herencia histórica que no correspondería con la realidad del presente”2. Por tanto, desde hace unos años se llegó a un acuerdo: era necesaria llevar a cabo una reforma en el Consejo de Seguridad, pero hay un profundo desacuerdo sobre el tipo de reforma que sería necesaria, lo que hace que se haya producido un aplazamiento demasiado largo en una cuestión tan fundamental. 1 J. M. Faramiñán Gilbert, “Las necesarias modificaciones de las Naciones Unidas en un mundo globalizado (en su sesenta aniversario)”, Revista Electrónica de Estudios Internacionales, Núm. 10, 2005, p. 4. 2 V. Fisas Armengol, El desafío de Naciones Unidas ante el mundo en crisis, Icaria/Seminario de Investigación para la Paz, Barcelona, 1994, p. 33. 1 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable En el artículo se hace un análisis de la reforma del Consejo de Seguridad, partiendo de la reforma que ya se realizó en 1963 y atendiendo a los cambios que han tenido lugar en la sociedad internacional que hacen necesario que se dé una reforma (de la composición, la eficiencia y los mecanismos de toma de decisiones, así como la transparencia). La reforma a lo largo de los últimos años ha tenido diferentes impulsos, y sobre la misma se mantienen distintas posturas de cambio. Por ello, en el artículo, se realiza un análisis cronológico de las propuestas que se han llevado a cabo desde los distintos ámbitos y sobre las diversas cuestiones que abarcan la susodicha reforma, hasta llegar a la actualidad, momento en el que todavía no se ha conseguido. 2. HISTORIA DEL CONSEJO DE SEGURIDAD, LAS REFORMAS En 1946, 51 Estados formaban parte de Naciones Unidas. En aquel entonces el Consejo contaba con 11 miembros. Los miembros permanentes, que eran cinco, estaban constituidos por los aliados victoriosos de la II Guerra Mundial, es decir, Estados Unidos, la Unión Soviética, Francia, Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte y China. En el proceso de toma de decisiones se estableció el voto por mayoría, pero se implantó así mismo la disposición que requería el voto favorable de los cinco miembros permanentes (que es lo que se conoce como “derecho de veto”). Los miembros no permanentes eran seis y se elegían para un período de dos años por la Asamblea General (artículo 23). Pero el ingreso de nuevos Estados en las Naciones Unidas, particularmente en la década de los años sesenta, estableció, a su vez, la necesidad de aumentar el número de miembros del Consejo a fin de hacerlo más representativo. Es así como en 1965 se reforma el artículo 233 y la composición total del Consejo pasa a ser en adelante de 15 miembros y el número de miembros no permanentes de 10. La misma resolución decidió que en la elección por la Asamblea de los miembros no permanentes del Consejo de Seguridad se tuviesen en cuenta los siguientes criterios de representatividad geográfica: cinco asientos a favor de Asia y África, uno entre los Estados de Europa Oriental, dos entre los Estados de América Latina y dos para Europa Occidental y otros Estados. El número y condición de los miembros permanentes no sufrió modificación. 3 Por la resolución 1991A (XVIII) de la Asamblea General de 17 diciembre 1963, en vigor desde el 31 agosto de 1965 una vez cumplidos los requisitos del artículo 108 de la Carta. Véase en http://www.un.org/es/documents/charter/chapter5.shtml y en http://daccess-ddsny.un.org/doc/RESOLUTION/GEN/NR0/190/05/IMG/NR019005.pdf?OpenElement. 2 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable Así pues, y como comenta José A. Pastor Ridruejo “por lo que respecta a la composición del Consejo, encontramos en la Carta una consagración formal de la desigualdad real entre los Estados”4. Desde su creación, la Carta de las Naciones Unidas se ha modificado en cuatro de sus artículos. Respecto a los referentes al Consejo de Seguridad, en 1965, tal y como se ha comentado, se modifica el artículo 23 con el aumento de once a quince el número de miembros del Consejo de Seguridad; y, también, el artículo 27, donde se aumentan de siete a nueve el número de votos afirmativos necesarios para la adopción de decisiones, incluso los votos afirmativos de los cinco miembros permanentes en todas las cuestiones de fondo, pero no en las de procedimiento. En 1968, se aumenta de siete a nueve el número de votos necesarios en el Consejo de Seguridad para convocar una Conferencia General con el fin de revisar la Carta en el marco del artículo 109. Es importante señalar que, sin necesidad de modificación de la Carta, y respecto al puesto de miembro permanente de la Unión Soviética, con la disolución de la URSS pasó a ocuparlo el Estado considerado como su continuador, esto es, la Federación Rusa, como resultado del Acuerdo de Alma Alta de 21 diciembre de 1991. 3. AVANCES EN EL PROCESO DE REFORMA La necesidad de reforma del Consejo de Seguridad atiende a la falta de legitimidad, equidad o eficacia en sus decisiones, con la consecuente reducción de la confianza y credibilidad en el órgano. La Carta de las Naciones Unidas atribuye al Consejo de Seguridad la función de mantener la paz y seguridad internacionales5, pero en numerosas ocasiones ésa no ha sido la verdadera actuación que ha mostrado el Consejo, sino que ha realizado tanto acciones como omisiones fundamentándose en sus propios intereses (la de los miembros permanentes), siendo éstas totalmente reprochables. En este sentido, expone Rosa Riquelme Cortado que “ha tomado medidas sin un mandato claro, carentes de realismo, recursos suficientes y determinación política de llevarlas a cabo (Bosnia y Herzegovina, Angola, Ruanda…); ha reaccionado con lentitud o no lo ha hecho ante la reaparición de conflictos que se creían 4 J. Pastor Ridruejo, Curso de Derecho Internacional Público y Organizaciones Internacionales, Tecnos, Madrid, 2003. p. 701. 5 Artículo 24 de la Carta de las Naciones Unidas, http://www.un.org/es/documents/charter/chapter5.shtml. 3 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable solucionados o en vías de solución (Angola, Ruanda, Afganistán…), ha cerrado los ojos a conflictos internos en que se padecían graves violaciones de derechos humanos (Chechenia, Tíbet, Sudán hasta 2004…), ha callado y hasta ha encubierto a los miembros permanentes cuando actúan por su cuenta en infracción de la Carta (zonas de exclusión aérea al norte y al sur de Iraq tras la guerra del golfo, bombardeo de Serbia por miembros de la OTAN, ataque y ocupación por Estados Unidos y Gran Bretaña de Afganistán, agresión a Iraq…), sin duda lo más criticable, junto con su ya persistente renuncia al control efectivo de las acciones armadas autorizadas”6. Atendiendo a la importancia de la reforma, la misma debería realizarse de forma que se sustentara en principios básicos que deben asentar una organización como la ONU, y que son, precisamente, principios contrarios a aquellos en los que se fundamenta actualmente: la representación de los pueblos (no únicamente de los Estados) y la concesión de un papel importante a las organizaciones regionales7. 3.1. El proceso de reforma La cuestión de la representación equitativa en el Consejo de Seguridad y del aumento del número de sus miembros se inició en 1979, en el seno de la Asamblea General, a solicitud de Argelia, Argentina, Bangladesh, Bhután, Guyana, India, Maldivas, Nepal, Nigeria y Sri Lanka. Pero no fue hasta el 11 de diciembre de 1992 cuando la Asamblea General solicitó8 al Secretario General que obtuviera de los Estados miembros de la Organización su punto de vista sobre la cuestión. Contestaron 81 Estados y las observaciones que habían formulado los Estados miembros sobre la posible revisión de la Composición del Consejo de Seguridad quedaron recogidas en el oportuno informe del Secretario General. Este documento de la Secretaría se utilizó de base en los debates sostenidos en la Asamblea General, desde finales de noviembre a principios de diciembre de 1993, que dieron lugar a la adopción de la resolución 48/26, de 3 de diciembre de 1993. Dicha resolución establecía el Grupo de Trabajo de composición abierta sobre la cuestión de la representación equitativa y el incremento del número de miembros del Consejo de Seguridad y otras materias relacionadas. Este Grupo de 6 R. Riquelme Cortado, “La interminable historia de la reforma del Consejo de Seguridad”, Revista Española de Derecho Internacional, 2005, Vol. LVII, Nº 2, pp. 753-754. 7 R. Toulemon, “Por una reforma de las Naciones Unidas”, Política Exterior, Núm. 101, Vol. XVIII, septiembre/octubre 2004, p. 114. 8 Mediante la aprobación de la resolución 47/62, véase http://www.cinu.org.mx/onu/reforma_cs/ares47_62.pdf. 4 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable Trabajo está presidido por el Presidente de la Asamblea General, que se ve asistido en estas concretas funciones por dos Vicepresidentes. Sus miembros son todos los de la Organización (191 miembros), aunque la participación activa en sus trabajos no suele superar el 50% de los mismos. Su mandato ha sido sucesivamente prorrogado por la Asamblea desde que fue creado en 1993 y, de acuerdo con la resolución 48/26, ha de presentar un informe sobre los progresos obtenidos al final de cada uno de esos períodos, que constan como documentos de la Asamblea9. Si bien el Grupo de Trabajo admitió por unanimidad la necesaria ampliación del Consejo de Seguridad para poder atender a la nueva realidad, respecto a las demás cuestiones de reforma —distribución de los asientos, la categoría que adquirirían los nuevos miembros, y la cuestión del veto— persistían las discusiones. En la segunda Conferencia para unas Naciones Unidas más Democráticas (CAMDUN2), celebrada en Viena en septiembre de 1991, se realizaron propuestas relativas a la reforma del Consejo de Seguridad, además de las generales sobre la reforma del conjunto de la ONU. Los miembros de CAMDUN proponían ampliar el Consejo de Seguridad a 18 miembros, abolir el derecho de veto, rebautizado como "Consejo de Paz y Seguridad", y establecer un Comité permanente de la Asamblea General, formado por 15 miembros rotativos y representativos a nivel geográfico, que controlaría las actividades del Consejo10. En 1995, la Asamblea General, en su Declaración conmemorativa del cincuentenario de la Organización (A/RES/50/6, de 24 de octubre de 1995)11 subrayaba las reformas que tenían mayor necesidad: la revitalización de la Asamblea General y del Consejo Económico y Social, la mejora del funcionamiento del Consejo de Seguridad para el mejor desempeño de su función principal y el aumento de su legitimidad y la revisión de los criterios de financiación de la Organización. Posteriormente, en 1997, el Secretario General, presentó el Informe “Renovación de las Naciones Unidas: un programa de reforma”. En el mismo, Kofi Annan se planteaba una remodelación del modelo de administración de la Organización en la que se detectaba un anquilosado sistema burocrático12. 9 Véase http://www.un.org/documents/ga/res/48/a48r026.htm. V. Fisas, op. cit., p. 34. 11 Véase http://www.un-documents.net/a50r6.htm. 12 Véase http://daccess-dds-ny.un.org/doc/UNDOC/GEN/N97/189/82/IMG/N9718982.pdf?OpenElement. 10 5 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable El 1 de diciembre de 1998, la Asamblea aprobó una resolución titulada “La cuestión de la representación equitativa en el Consejo de Seguridad y del aumento del número de sus miembros y cuestiones conexas” (resolución 53/30). En el mismo, en 5 líneas, se establece que para la adopción de cualquier resolución o decisión “sobre la cuestión de la representación equitativa en el Consejo de Seguridad y el aumento del número de sus miembros y cuestiones conexas” se necesitará el voto afirmativo de por lo menos dos terceras partes de los Miembros de la Asamblea General13. Así mismo, el 8 de septiembre de 2000, los Jefes de Estado y de Gobierno aprobaron la Declaración del Milenio en la que, entre otras cosas, en su párrafo 30 se establecía la decisión de "redoblar esfuerzos por reformar ampliamente el Consejo de Seguridad en todos sus aspectos”14. De la misma forma, en 2003, el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, en el discurso de apertura de la sesión de la Asamblea General de 2003, planteó la necesidad de llevar a cabo profundas reformas institucionales en la organización con el fin de poder reforzarla, de aumentar su eficacia frente a las diversas amenazas que asolan a la Comunidad Internacional. Pero agregaba que las reformas por sí mismas no resultarán suficientes ya que lo principal no es sólo que sea un instrumento perfecto, sino también que se haga un buen uso de él, porque en caso contrario sería inútil. Así, comunicó su intención de convocar un grupo de alto nivel que estaría compuesto por personas distinguidas con el fin de que proporcionaran una visión amplia y colectiva de la forma de avanzar hacia la solución de ciertos problemas críticos. Por tanto, el establecimiento del Grupo de Alto Nivel sobre las amenazas, los desafíos y el cambio tuvo lugar finalmente el 3 de noviembre de 2003. Su informe final fue presentado el 2 de diciembre de 2004, y en su Capítulo XIV se recogen las sugerencias efectuadas sobre esta reforma15. En la misma, señalan los principios o razones que, en su opinión, han de fundamentar la reforma del Consejo de Seguridad y que llevarán a determinar aquellos Estados miembros que habrán de obtener una mayor participación en el proceso de adopción de decisiones. Éstos son, en primer lugar, la contribución a las Naciones Unidas desde el punto de vista financiero, 13 Véase http://www.cinu.org.mx/onu/reforma_cs/ares53_30.pdf. Véase http://www.un.org/millennium/declaration/ares552e.htm. 15 Véase http://www.un.org/spanish/secureworld/. 14 6 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable militar o diplomático: características que se precisan en referencia a las cuotas para el presupuesto prorrateado de la ONU, la participación en operaciones de paz, las aportaciones a actividades voluntarias de la Organización en materia de seguridad y desarrollo, así como las aportaciones a actividades diplomáticas en apoyo de los objetivos y mandatos de las Naciones Unidas. Como un criterio especialmente importante a ponderar en esa aportación, alegan el hecho de alcanzar la meta internacionalmente convenida de asignar el 0,7% del producto nacional bruto a la asistencia al desarrollo o avanzar considerablemente hacia su consecución. En segundo lugar, se tendrá en cuenta a aquellos países que sean más representativos de la composición general de la Organización, principalmente del mundo en desarrollo. En tercer lugar, la reforma no habrá de redundar en una disminución de la eficacia del Consejo de Seguridad. En cuarto lugar y finalmente, el órgano resultante habrá de ser más democrático y más transparente, haciéndole rendir cuentas de su actuación. En cuanto a la cuestión de exigir requisitos para ser miembro del Consejo de Seguridad, apunta Vicenç Fisas que “no es ni una frivolidad ni un intento de bloquear la participación de unos países en concreto. Es simplemente una condición básica para otorgar a este organismo la legitimidad que no ha tenido hasta el momento. Sólo si el Consejo actúa con coherencia, autoridad moral y responsabilidad podrá tomar decisiones que afecten a la comunidad internacional”16. Sobre la base de los criterios mencionados anteriormente, el Grupo de Alto Nivel presentó dos opciones de reforma sobre la composición del Consejo de Seguridad, denominados modelos A y B. Esta ampliación propuesta por el Grupo de Alto Nivel se situaba un punto por debajo de la media barajada por los Estados en el Grupo de Trabajo (que hasta sus últimos informes había reflejado propuestas de entre 20 y 30 miembros), y en el mínimo de las que contaron con apoyo mayoritario, instaladas en un estrecho margen de 24 y 26 miembros. En las dos opciones se mantienen los cinco miembros permanentes actuales y están enunciados sobre la base de cuatro grandes regiones (África, Asia y el Pacífico, Europa y América), pero dichas regiones serían únicamente respecto de la composición del Consejo de Seguridad, ya que no estiman oportuno cambiar otras cuestiones como la composición de los grupos regionales actuales para elecciones generales u otros fines de las Naciones Unidas. En cuanto a lo que se establece en los dos modelos: 16 Ibídem, p. 41. 7 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable Según el modelo A, se proponen seis nuevos puestos permanentes, en este caso sin derecho a veto, y tres nuevos puestos no permanentes de dos años de duración, divididos entre cuatro grandes regiones. La distribución sería así: - África: 2 miembros permanentes, 4 miembros no permanentes con un mandato de dos años de duración (no renovable). - Asia y el Pacífico: 3 miembros permanentes, 3 miembros no permanentes con un mandato de dos años de duración (no renovable). - Europa: 4 miembros permanentes, 2 miembros no permanentes con un mandato de dos años de duración (no renovable). - América: 2 miembros permanentes, 4 miembros no permanentes con un mandato de dos años de duración (no renovable). En esta propuesta, por tanto, se establecería un total de veinticuatro miembros para el Consejo de Seguridad, y se realiza por medio de una distribución equitativa de seis miembros por cada una de las cuatro regiones señaladas. Y esos veinticuatro miembros serían, once miembros permanentes y trece no permanentes. Por el contrario, el modelo B, no establece la propuesta de nuevos puestos permanentes, sino que consiste en crear una nueva categoría de ocho miembros con un mandato renovable de cuatro años, y un nuevo miembro no permanente con un mandato de dos años no renovable. La distribución quedaría: - África: 2 miembros no permanentes con un mandato de cuatro años renovable, 4 miembros no permanentes con un mandato de dos años de duración (no renovable). - Asia y el Pacífico: 1 miembro permanente, 2 miembros no permanentes con un mandato de cuatro años renovable, 3 miembros no permanentes con un mandato de dos años de duración (no renovable). - Europa: 3 miembros permanentes, 2 miembros no permanentes con un mandato de cuatro años renovable, 1 miembro no permanente con un mandato de dos años de duración (no renovable). - América: 1 miembro permanente, 2 miembros no permanentes con un mandato de cuatro años renovable, 4 miembros no permanentes con un mandato de dos años de duración (no renovable). En este modelo, por tanto, el Consejo de Seguridad quedaría constituido por los cinco miembros permanentes actuales, ocho miembros con mandato de cuatro años renovable (dos 8 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable por cada una de las cuatro regiones) y once con mandato de dos años no renovable (cuatro para África, tres para Asia y Pacífico, uno para Europa y tres para América) lo que daría (como en la anterior propuesta) un total de veinticuatro miembros, manteniendo la distribución equitativa total de seis miembros por cada una de las cuatro regiones. Además, en ambos modelos, de acuerdo con el citado artículo 23 de la Carta, sería la Asamblea General la que teniendo en cuenta las prácticas establecidas de consulta regional, a la hora de elegir los nuevos miembros permanentes o los no permanentes de mayor duración, daría preferencia a los Estados que, en cada región, se cuenten entre los tres primeros en la aportación de contribuciones financieras al presupuesto ordinario o se encuentren entre los tres mayores contribuyentes voluntarios o contribuyentes efectivos en su región a misiones de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz. Así mismo, se realiza la recomendación de revisar en el año 2020 la composición del Consejo de Seguridad, ya que el Grupo de Alto Nivel consideró que ninguna reforma debía ser permanente. La incorporación de una cláusula de revisión de la reforma ya había contado con amplio apoyo en el seno del Grupo de Trabajo. Como se ha comentado al inicio de este trabajo, los cinco miembros permanentes tienen un derecho de veto sobre las decisiones del Consejo. Este poder de veto fue utilizado fundamentalmente, y de forma amplia, durante la Guerra Fría y aunque se limitó mucho su incidencia a partir de la década de 1990, su uso o la mera amenaza de emplearlo por parte de los miembros permanentes sigue bloqueando acciones importantes del Consejo de Seguridad. En este sentido, respecto al sistema de adopción de decisiones, si bien el Grupo apunta que se trata de una institución “anacrónica” y que “no es adecuado para la institución en una era de democracia cada vez mayor”, recomiendan la no aceptación de propuestas que conlleven la ampliación de la titularidad de este derecho, es decir, no tocar el poder de veto de los que ya lo tienen, ni ampliar el veto en cualquiera de las opciones de la reforma del Consejo. En relación a los actuales titulares de este derecho, sugieren que asuman, a título individual, el compromiso de no ejercerlo excepto en las cuestiones en las que realmente estén en juego intereses vitales. En este punto también, el Grupo de Alto Nivel hizo suyas algunas de las recomendaciones del Grupo de Trabajo tendentes a la mayor moderación en el ejercicio del veto. 9 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable Así mismo, con vistas a promover un uso más responsable del veto, recomiendan que se instituya otro sistema de voto. Según el Grupo, dicho método permitiría evitar posteriores vetos. Se realizarían dos votaciones. La primera votación, carecería de efecto jurídico, ya que en el caso de haber algún voto negativo no sería equiparado a veto. En ese momento los miembros del Consejo de Seguridad podrían solicitar una explicación de las posturas sobre la decisión propuesta. A continuación, se celebraría la segunda votación, adoptándose así oficialmente una postura que constituiría una verdadera decisión. De la misma forma, hay varias estrategias que tratan de restringir el veto por medio de cambios procedimentales que no suponen una reforma de la Carta de Naciones Unidas. Parecida a la recomendada por el Grupo es aquélla que haría recaer la “carga de la prueba” para justificar un veto en los miembros permanentes que decidan utilizarlo. Otra consistiría en exigir dos vetos concurrentes para bloquear una decisión. Una última consistiría en restringir las circunstancias en que los vetos pudieran tener valor. Como justificación, desde el Consejo, se ha hablado del veto como de una “válvula de escape”, en la medida en que permite que no se lleven a cabo decisiones que posteriormente no podrán cumplirse por falta del apoyo o por no contar con los medios necesarios para dicho fin. Así mismo, no cabe esperar que los miembros permanentes consientan una reforma en la que vean menoscabado o pierdan el poder de veto. Aún así hay que atender a que en ninguno de los dos modelos se hace referencia a la eliminación del sistema del veto, que cocha con la intención de reformar el Consejo para aumentar la transparencia e ir hacia un modelo más democrático17. Pero en la situación actual pensar en una eliminación total del veto es imposible. El veto está destinado a permanecer, pero sin ser por ello intocable, ya que es necesario restringirlo18. El problema no es el veto en sí, sino el uso que se le da al mismo. En ese sentido se pronuncia Rosa Riquelme Cortado al decir que “el veto es una institución anacrónica, discriminatoria y antidemocrática. Ha sido utilizada por los miembros permanentes de forma sectaria, no en beneficio de los intereses colectivos, sino para proteger intereses nacionales 17 J. M. De Faraminan Gilbert, op. cit., p. 9. C. Esposito, “El poder de veto en el Consejo de Seguridad: ¿intocable?”, FRIDE, 2005, p. 3, www.fride.org/publicacion/52/el-poder-de-veto-en-el-consejo-de-seguridad-intocable. 18 10 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable y/o para cuestiones que ponían en peligro su propia percepción de las amenazas a la paz mundial”19. Respecto a las Cuestiones Conexas, el Grupo de Alto Nivel propone la institucionalización de los procesos para mejorar la transparencia y la rendición de cuentas, así mismo, recuerda que el artículo 44 de la Carta concede a los países que contribuyen con contingentes el derecho a ser plenamente consultados en relación con el despliegue de efectivos para operaciones establecidas por el Consejo. El Secretario General se basó a la hora de realizar su informe en las propuestas presentadas por el Grupo de Alto Nivel. Así, entre otras cuestiones, Kofi Annan planteó, sobre la reforma del Consejo de Seguridad, dos opciones determinadas a través de dos modelos (A y B), con el fin de resolver un debate en el que se había avanzado muy poco en los doce últimos años y con el propósito de que los Estados miembros acordaran la adopción de una decisión sobre la reforma. En marzo de 2005, como una de las iniciativas más importantes de reforma de las Naciones Unidas hasta la fecha, el Secretario General de la ONU, Kofi Annan, presentó un informe titulado “En mayor libertad: desarrollo, seguridad y derechos humanos para todos”. Tal y como se ha comentado, el informe diseñaba un ambicioso plan de reforma de la ONU para hacer frente a las amenazas y los desafíos internacionales del siglo XXI, y en el mismo dejaba claro que ninguna reforma de la ONU sería completa sin una reforma del Consejo de Seguridad. El Secretario General había establecido el año 2005 como el año de la reforma, instando a los Estados miembros a estudiar los distintos modelos de reforma. Pero las discrepancias acerca de cómo ampliar el Consejo todavía se mantenían. Finalmente, en la reunión plenaria de la Asamblea General, a nivel de Jefes de Estado y de Gobierno (14-16 de septiembre de 2005) tuvo lugar el intento fallido de reformar el Consejo mediante una decisión adoptada por consenso. Sobre esta cuestión apuntaba Francesc Granell en su momento que “…resultaba utópico pensar que la Cumbre Mundial de 2005 desbloquearía este asunto. En efecto, la reforma del Consejo de Seguridad ha quedado apartada por el momento, sin que deje de trabajarse para alcanzar un consenso en él. Sin embargo, esto no puede interpretarse como un fracaso de la 19 R. Riquelme Cortado, op. cit., pp. 761-762. 11 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable cumbre, pues el bloqueo en la reforma del Consejo no supone que en otras áreas no se hayan producido avances, aunque quizá más lentos de lo conveniente”20. 3.2. Propuestas confrontadas, las posiciones de los países En cuanto a los Estados, se posicionaron básicamente en torno a cuatro propuestas que han hecho que la reforma no se haya logrado hasta el momento ya que ningún Estado quiere ceder en determinadas cuestiones de su propuesta. Las propuestas eran: el llamado “grupo de los cuatro”, la Unión Africana, “Unidos para el Consenso” y “Small 5”. Uno de los proyectos de resolución sobre la ampliación del Consejo de Seguridad es el denominado G-4 puesto que está auspiciado por cuatro países: Brasil, Alemania, India y Japón. Este plan solicita, o propone, la ampliación del número de miembros del Consejo de 15 a 25. Proponen que cuatro de los nuevos puestos permanentes sean para ellos, que se otorgue a África dos escaños permanentes y que se creen, así mismo, cuatro puestos no permanentes. Por su parte, la Unión Africana, que cuenta con 53 miembros, está intentando ampliar el Consejo de Seguridad a 26 miembros, incluyendo seis nuevos escaños permanentes que tendrían poder de veto. De ese incremento hasta 26 puestos, para África serían dos permanentes y otros dos no permanentes. “Unidos para el Consenso” es un grupo de aproximadamente 20 países, encabezados por Italia, México y Pakistán. Proponen añadir diez escaños, todos no permanentes, que se elegirían por períodos de dos o tres años. A tenor de la propuesta, seis puestos serían para África, cinco para Asia, cuatro para Latinoamérica y el Caribe, tres para Europa Occidental y otros Estados y dos para Europa Oriental. Finalmente el cuarto grupo es el denominado “Small 5” o “S-5” (Costa Rica, Jordania, Liechtenstein, Singapur y Suiza), cuya propuesta es la mejora de los métodos de trabajo del Consejo de Seguridad, la ampliación del mismo, una mayor transparencia, la rendición de cuentas de la labor del Consejo e imponer limitaciones en el uso del veto. Aunque se han perfilado estos grupos, hay que apuntar que los Estados a nivel individual también han ido presentando sus propias propuestas. 20 F. Granell, “Naciones Unidas: reforma y transformación” Política Exterior, Núm. 108, Vol. XIX, Noviembre/Diciembre 2005, pp. 101-102. 12 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable 4. SITUACIÓN ACTUAL DEL PROCESO DE REFORMA El intento de reforma es un proceso que al durar tantos años ha alternado momentos de gran actividad con otros menos activos. Las ocasiones en las que se ha producido un mayor empuje han sido en 1997, 2005 y, finalmente, en 2009. En las anteriores ocasiones no se logró llegar a un acuerdo por medio de las distintas maniobras diplomáticas, fundamentalmente por los intereses de los miembros aspirantes. La decisión 62/557 de 14 septiembre de 200821 de la Asamblea General, contenía el mandato para modificar el procedimiento de negociación que se había seguido hasta el momento. Se decidió transferir la consideración del tema a sesiones informales de la Asamblea General en las que se realizarían negociaciones intergubernamentales. Como no había acuerdo para convocar una conferencia diplomática para la negociación de dicha reforma, se acudía a una vía lateral que permitiera un acuerdo, adoptado por una mayoría amplia, sin necesidad de alcanzar el consenso como estaba convenido. Así mismo, en dicha decisión se establecía el Grupo de Trabajo de composición abierta para preparar y facilitar las negociaciones intergubernamentales sobre la reforma del Consejo de Seguridad que se iniciaría en febrero de 2009. Previamente, en ese Grupo se establecería el marco y las modalidades de esas negociaciones. El Grupo se reunió en tres ocasiones, la última en enero de 2009. De acuerdo con la decisión de septiembre, el 19 de febrero de 2009 se realizó una sesión informal de negociaciones intergubernamentales sobre la reforma del Consejo de Seguridad. Estuvo precedida por una consulta ministerial, también informal, convocada por el Ministerio del Exterior de Italia, que se realizó en Roma el 4 y 5 de febrero. Así, el 4 de marzo, la Asamblea General de la ONU emprendió las negociaciones informales para la reforma y ampliación del Consejo de Seguridad, con una primera reunión en la que se abordó el polémico asunto del derecho de veto entre algunos de sus miembros. Los representantes de los países miembros de la organización se reunieron a puerta cerrada para debatir el primer punto de la agenda que se había acordado el 19 de febrero, fecha en la que técnicamente comenzó el proceso de reforma. 21 Véase http://www.un.org/ga/63/plenary/I_sc_representation_members.shtml www.centerforunreform.org/system/files/Res+62.557.PDF. 13 y TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable En esta primera reunión, los asistentes centraron el debate en el delicado asunto del poder de veto y la posibilidad de que los países que logren convertirse en miembros permanentes puedan ejercerlo. Así mismo, en marzo, en una conferencia de prensa en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, el Presidente de la Asamblea General de la ONU, Miguel d´Escoto, subrayó que “por los menos, por primera vez en 60 años estamos tratando un asunto sustantivo, no modalidades. Se trata de negociaciones significativas”. No obstante, aclaró que en algunos puntos no se lograrán los objetivos completos, sino que se llegará a la mitad del camino. Si bien, en cambio, sostuvo que también hay temas en los que todos los miembros están de acuerdo. Entre ellos citó como ejemplo la necesidad de aumentar la representación de África, por el aumento significativo de miembros procedentes de este continente que se ha producido. Ha habido distintas rondas de negociaciones a lo largo del 2009. En las negociaciones se han abordado varias cuestiones fundamentales: la categoría de los miembros del Consejo de Seguridad; el derecho de veto; la relación entre la Asamblea General y el Consejo de Seguridad; el tamaño futuro del Consejo de Seguridad; los métodos de trabajo del Consejo de Seguridad22. Hay divergencia entre las opiniones de los distintos países, algunos quieren aferrarse al poder que vienen ostentando, otros quieren hacer reclamaciones (de entrada en el Consejo de Seguridad) en atención al poder que tienen en estos momentos en las relaciones internacionales, mientras que otros únicamente quieren un sistema más equitativo y democrático, en el que no predominen los privilegios e intereses propios. A medida que pasa el tiempo se hace necesario atender a los puntos que tienen en común las distintas propuestas y (en ocasiones) ceder hasta un punto medio para poder lograr un consenso lo antes posible. Habrá que ver si el impulso con el que comenzó en 2009 llega a producir los frutos esperados, y en qué medida se realiza la reforma, ya que la simple reforma no sería satisfactoria si no se realizan los cambios oportunos para que el Consejo de Seguridad atienda con eficacia al mandato que le confiere la Carta de las Naciones Unidas. 22 Véase http://www.un.org/spanish/ga/64/agenda/admin.shtml. 14 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable 5. CONCLUSIONES Por lo tanto, como se ha comentado a lo largo del trabajo, la reforma del Consejo de Seguridad es necesaria, y en este punto los Estados están de acuerdo, pero el problema en el proceso de reforma ha venido por la intransigencia sobre las propuestas propias. Así, por medio de los debates, se ha conseguido apreciar las pretensiones que inspiran y determinan las posiciones de los Estados miembros, no sólo en este tema, sino en el de toda la Organización. Parece ser, que si bien ha estado unos años estancado, el proceso ha recobrado un nuevo impulso. La cuestión fundamental radica en que la reforma ha de ser en todos los ámbitos necesarios para conseguir solucionar los problemas de los que ha venido padeciendo en los últimos tiempos el Consejo de Seguridad. Tal y como apunta Rosa Riquelme Cortado, una de las cuestiones principales es que “el Consejo fue diseñado por la Carta para ser un órgano responsable en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Y no lo ha sido. Confirió a los Estados más poderosos del momento el derecho a veto, esperando que utilizasen su poder en pro del bien común y promovieran y acataran el Derecho Internacional. Y no lo han hecho. Su respuesta discriminatoria e ineficaz a las principales amenazas a la seguridad mundial ha redundado en grave desmedro de su credibilidad”23. Es importante la reforma para que en la misma se den los cambios que se han producido en la sociedad internacional, una representación más democrática, así como una mayor transparencia y para que responda de forma adecuada a los diversos acontecimientos internacionales. Pero no sólo la reforma es necesaria, sino que los Estados deben, por medio del instrumento que es la Carta de las Naciones Unidas, abogar también por ese cambio, utilizando los recursos que hay en la misma. Es decir, tal y como apuntó el Secretario General, que se haga buen uso del Consejo de Seguridad. Así mismo, y tal y como afirmó Antonio Remiro Brotóns “si no se refuerza el entramado institucional de la sociedad internacional, moderando así y sometiendo a normas el poder de todos los Estados, incluidos los Miembros Permanentes del Consejo de Seguridad y sus aliados, respetando el pluralismo, practicando la tolerancia (que ya invocó la Carta) y 23 R. Riquelme Cortado, op. cit., p. 753. 15 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable apuntalando la solidaridad en el interés común por la supervivencia, el nuevo orden más que viejo será viejísimo y la ONU no habrá cumplido cincuenta, sino todos los años”24. Después de tantos años de espera la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU es una cuestión inaplazable. 24 A. Remiro Brotóns, “El nuevo orden mundial de la tribu opulenta”, Revista Jurídica Universidad Autónoma de Madrid, Núm. 6, 2002, p. 266. 16 TRABAJOS Y ENSAYOS Itsaso Fernández Poza: Número 11, enero de 2010 La Reforma del Consejo de Seguridad de la ONU: una cuestión inaplazable BIBLIOGRAFÍA Fuentes indirectas BERDAL, MATS, “Las Naciones Unidas a sus sesenta años: ¿un nuevo momento San Francisco?”, Foro Internacional, Núm 182, 2007. DE FARAMIÑAN GILBERT, JUAN MANUEL, “Las necesarias modificaciones de las Naciones Unidas en un mundo globalizado (en su sesenta aniversario)”, Revista Electrónica de Estudios Internacionales, Núm. 10, 2005. ESPOSITO, CARLOS, “El poder de veto en el Consejo de Seguridad: ¿intocable?”, FRIDE, 2005, www.fride.org/publicacion/52/el-poder-de-veto-en-el-consejo-deseguridad-intocable. FISAS ARMENGOL, VICENÇ, El desafío de Naciones Unidas ante el mundo en crisis, Icaria/Seminario de Investigación para la Paz, Barcelona, 1994. 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