DESPIDO OBJETIVO: FALTA DE LIQUIDEZ PARA EL PAGO DE LA INDEMNIZACIÓN LEGAL En el caso aquí contemplado se parte de que la empresa que despide por causas objetivas, tenía compromisos de pago a proveedores que superaban los 183.000 euros y que resultaban ineludibles para garantizar su continuidad. La sentencia de esta Sala de 19 de febrero de 2010 (recurso nº 6998/2009) dice, sobre el cumplimiento del citado requisito, que la jurisprudencia del Tribunal Supremo ha venido siendo, de forma constante, especialmente escrupulosa en la obligación ineludible de poner a disposición del trabajador despedido, y en el acto de la notificación del despido, la indemnización legal sin necesidad de ulterior trámite, salvo acreditada ausencia de fondos. Al respecto de esta excepción, falta de liquidez o de caja, también se ha pronunciado el Tribunal Supremo en sentencias, como la de 21 de enero de 2005 y 21 de diciembre de 2005 (Rec. núm. 5470/2004), indicando en la primera de ellas que es preciso “distinguir la mala situación económica de la empresa que constituye una causa objetiva de despido, de la alegación por parte del empresario en el sentido de que carece de liquidez para, con base en ello, eximirse de poner a disposición del empleado la indemnización correspondiente en el momento de la comunicación del cese. Añadiendo que “a este respecto, debe dejarse sentado que no basta con la mera afirmación empresarial acerca de su situación de falta de liquidez, sino que se precisa, además, su acreditación si el empleado la discute.” Lógicamente la prueba de la falta de liquidez alegada corresponderá al empresario. Ahora bien, ¿como debe ser esa falta de liquidez?: basta con acreditar la ausencia de tesorería bastante para hacer frente al abono de la indemnización, no exigiéndose una carencia absoluta de efectivo, ni que éste resulte matemáticamente inferior al importe de la indemnización, sino que se acredite que el estado de liquidez de la empresa resulta insuficiente para hacer frente a la indemnización legal por despido objetivo por resultar imprescindible mantener un saldo mínimo para garantizar la continuidad de la actividad empresarial o su viabilidad (como entendió esta Sala en sentencias de 19 de Julio del 2011 (Recurso núm. 2393/2011) y de 03 de Noviembre del 2010 (Recurso núm. 3239/2010). Al estimar la Sala que los compromisos de pago no eran imprescindibles para la continuidad de la actividad de la empresa consideró que no se daba la excepción a la obligación de poner a disposición del trabajador la cantidad de indemnización, estimando el recurso y revocando la sentencia de instancia. ANTECEDENTES DE HECHO: El actor, con categoría profesional de oficial de tercera, prestaba sus servicios en la empresa demandada la cual le había comunicado la extinción de su contrato de trabajo por el artículo 52.c del Estatuto de los Trabajadores, por causas económicas y productivas. TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUNYA Sala de lo Social: Sentencia núm. 5.640 de 23.Julio.2012. Ponente: Ilma. Sra. Doña Juana VERA MARTÍNEZ. Juzgado de lo Social núm. 1 de Reus: Sentencia estimatoria de 12.Enero.2012. Normativa: Artículo 53.1.b) del Estatuto de los Trabajadores. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO La sentencia de instancia declaró la procedencia del despido objetivo impugnado por el actor, alzándose éste en suplicación para solicitar la declaración de improcedencia del despido, amparando su pretensión en la revisión fáctica y censura jurídica de la sentencia impugnada y siendo dicho recurso impugnado por la empresa demandada. En trámite de revisión fáctica de la sentencia recurrida, con amparo en el apartado b) del artículo 191 de la Ley de Procedimiento Laboral, referencia que debemos entender hecha al apartado b) del artículo 193 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social de idéntico contenido pero de aplicación al tiempo de dictarse la sentencia, tal y como se desprende de la Disposición Transitoria 2ª de dicha norma, la parte actora propone la supresión de parte del hecho probado quinto, en concreto, de la siguiente frase del segundo párrafo: “Por carecer la empresa de la tesorería necesaria para afrontar estos pagos inmediatos, doc. núm. 12 y 13 del ramo de la demandada”. Lo deduce de la prueba pericial aportada por la empresa demandada, apartado 4º que obra al folio 99, donde consta que a fecha del despido del actor la misma disponía en sus cuentas de 86.663’48 euros, lo que entiende habría sido suficiente para abonar la indemnización del actor que ascendía a 4.812’71 euros, e incluso de los tres despidos que ascendían a 21.657’23 euros. Procede la estimación del motivo por cuanto la propia pericial aportada por la empresa demandada recoge en el folio reseñado por el recurrente, que la tesorería de la misma a fecha del despido ascendía a 86.663’48 euros y, por tanto, era suficiente para hacer frente al abono de la indemnización del actor por despido objetivo, evidenciándose por ello el error en que incurre el Juzgador. Alega el impugnante, en apoyo a la desestimación del motivo, que aunque sea cierto que la empresa contaba con dicha cantidad en las cuentas bancarias al tiempo del despido del actor, no puede obviarse que tenía compromisos de pago a proveedores hasta el 20 de julio que superaban los 183.000 euros y que resultaban ineludibles para garantizar su continuidad como entiende la Juzgadora de instancia. De modo que si la sentencia recurrida se fundó en ese mismo criterio para afirmar que la empresa carecía de tesorería para afrontar el abono de la indemnización, en realidad, lo que estaba recogiendo en dicho hecho probado no es tanto un hecho, entendido éste como un suceso o acontecimiento, como una valoración cuya adecuada formulación debe integrarse en los fundamentos de Derecho de la sentencia pero no en la relación fáctica de la misma, lo que ahonda en la tesis de que el motivo de revisión debe ser estimado. SEGUNDO Entrando en la censura jurídica formulada frente a la sentencia recurrida, al amparo del apartado c) del artículo 191 de la Ley de Procedimiento Laboral, referencia que debe entenderse hecha al apartado c) del artículo 193 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social, de idéntico contenido, por los motivos alegados en el fundamento anterior, la parte recurrente alega dos motivos, el primero, dedicado a denunciar la infracción del artículo 56.1 del Estatuto de los Trabajadores y 110 de la Ley de Procedimiento Laboral por entender que la antigüedad computada debe ser la de 1 de agosto de 2001 y no la de 20 de septiembre de 2001, por ser aquella la fecha en que inició a prestar servicios para B. ETT S.A. que a su vez lo puso a disposición de T. S.A.. El motivo debe decaer por carecer de apoyo en los hechos probados de la sentencia recurrida, donde en ningún momento se hace referencia a que el actor hubiera iniciado a prestar servicios para la demandada a través de una ETT y, además, consta en el hecho probado primero que la antigüedad del trabajador en la empresa demandada, T. S.A.. es de 8 de mayo de 2006, haciendo expresa mención la Juzgadora “a quo”, de que se trata de una cuestión no controvertida. TERCERO. - El último motivo de censura lo dedica el recurrente a denunciar la infracción del artículo 53.1.b) y 53.4 del Estatuto de los Trabajadores por entender que conforme a la redacción dada por la Ley 35/10 debe declararse la improcedencia del despido por falta de puesta a disposición de la indemnización ya que la situación financiera posibilitaba el pago al existir tesorería suficiente. Dispone el artículo 53.1.b) del Estatuto de los Trabajadores (redacción vigente tras Ley 35/10). Forma y efectos de la extinción por causas objetivas. 1. La adopción del acuerdo de extinción al amparo de lo prevenido en el artículo anterior exige la observancia de los requisitos siguientes: (...) b) Poner a disposición del trabajador, simultáneamente a la entrega de la comunicación escrita, la indemnización de veinte días por año de servicio, prorrateándose por meses los períodos de tiempo inferiores a un año y con un máximo de doce mensualidades. Cuando la decisión extintiva se fundare en el artículo 52, c), de esta Ley, con alegación de causa económica, y como consecuencia de tal situación económica no se pudiera poner a disposición del trabajador la indemnización a que se refiere el párrafo anterior, el empresario, haciéndolo constar en la comunicación escrita, podrá dejar de hacerlo, sin perjuicio del derecho del trabajador de exigir de aquél su abono cuando tenga efectividad la decisión extintiva”. La sentencia de esta Sala de 19 de febrero de 2010 (recurso nº 6998/2009) reiterada en otras tantas, como la de 16 de diciembre de 2010 (Rec. núm. 4102/2010) dice, sobre el cumplimiento del citado requisito, que la jurisprudencia del Tribunal Supremo ha venido siendo, de forma constante, especialmente escrupulosa. Así se constata en la sentencia de dicho Tribunal de 13 de octubre de 2005, en la que se indica que “el mandato legal solo puede entenderse cumplido si, en el mismo acto en que el trabajador se sabe despedido (lo que sin duda sucede cuando se le comunica la decisión empresarial), y sin solución de continuidad, sin previsión de otro trámite ni cualquier quehacer complementario, él dispone efectivamente del importe dinerario a que asciende la indemnización que la Ley le confiere”. Añadiendo que “el cumplimiento del requisito formal aludido no es posible en un posterior acto, y no consiente otras excepciones que la prevista en el artículo 53.1.b) del Estatuto de los Trabajadores para el caso de que, como consecuencia de su situación económica, no pueda la empresa poner a disposición del trabajador la indemnización legal”. A su vez, sobre la exigencia de prueba efectiva sobre la ausencia de fondos para poner a disposición del trabajador la indemnización legal por despido objetivo, también se ha pronunciado el Tribunal Supremo en sentencias, como la de 21 de enero de 2005 y 21 de diciembre de 2005 (Rec. núm. 5470/2004), indicando en la primera de ellas que es preciso “distinguir la mala situación económica de la empresa que constituye una causa objetiva de despido a tenor del artículo 52.c) del ET en relación con su artículo 51.1, de la alegación por parte del empresario en el sentido de que carece de liquidez para, con base en ello, eximirse de poner a disposición del empleado la indemnización correspondiente en el momento de la comunicación del cese, sin perjuicio de su obligación de satisfacerla en otro momento posterior, tal como permite el artículo 53.1 .b)”. Añadiendo que “a este respecto, Siendo ello así el alto Tribunal, en las sentencias indicadas, también se pronuncia en el sentido de sobre quien recae la carga de la prueba de la falta de liquidez, remitiéndose al contenido del artículo 217.6 de la LECv, según el cual, en orden a la carga de la prueba, señala que “para la aplicación de lo dispuesto en los apartados anteriores de este artículo, el tribunal deberá tener presente la disponibilidad y facilidad probatoria que corresponde a cada una de las partes en litigio”. Añadiendo que es la empresa, y no el trabajador, quien tiene la mayor disponibilidad de los elementos probatorios acerca de la falta de liquidez de aquella, pudiendo introducir en el proceso determinados indicios sobre esa falta de liquidez, los cuales serán suficientes, correspondiendo la destrucción o neutralización de los mismos al trabajador “ex” apartado 3 del artículo 217 LEC. CUARTO Centrándonos en el supuesto resuelto en la sentencia recurrida, debe partirse de la relación de hechos probados en la misma, los cuales revelan que la indemnización por despido objetivo debida al trabajador ascendía a 4.812’71 euros y que junto al mismo fueron despedidos dos trabajadores más, por idénticas causas, no acreditándose nada en relación al estado de tesorería de la empresa demandada al tiempo del despido del actor -atendida la modificación fáctica estimada-. Al respecto, y como entiende la jurisprudencia expuesta en el fundamento anterior, debe distinguirse entre la situación económica negativa de la empresa, que sin duda concurre en el supuesto que nos ocupa (vid. hecho probado sexto), y la ausencia de tesorería bastante para hacer frente al abono de la indemnización, no exigiéndose una carencia absoluta de efectivo, ni que éste resulte matemáticamente inferior al importe de la indemnización, sino que se acredite que el estado de liquidez de la empresa resulta insuficiente para hacer frente a la indemnización legal por despido objetivo por resultar imprescindible mantener un saldo mínimo para garantizar la continuidad de la actividad empresarial o su viabilidad (como entendió esta Sala en sentencias de 19 de julio del 2011 (Recurso núm. 2393/2011) y de 3 de noviembre del 2010 (Recurso núm. 3239/2010). En el supuesto que nos ocupa, la sentencia recurrida hace constar en el hecho probado quinto que “La empresa tenía compromisos de pago a proveedores hasta el día 20 de julio de 2011” y razona en el fundamento de Derecho quinto que concurre el requisito de la iliquidez afirmando que “los números de la empresa acreditan la situación deficitaria de la empresa y ello puede afectar a la continuidad de su actividad. Estos documentos vienen además corroborados por el resultado de la pericial contable practicada en juicio”, a la que hacía referencia el recurrente en trámite de revisión fáctica, y donde constaba que la tesorería al tiempo del despido ascendía a poco más de 86.000 euros y respecto de la que el impugnante apuntaba que dicho saldo positivo estaba plenamente comprometido a unos pagos fundamentales para garantizar la continuidad de la actividad empresarial. Sin embargo, entendemos que la existencia de compromisos de pago a acreedores -a los que se refiere el hecho probado 5º-, incluso por importe superior al de tesorería, por sí mismo, no puede justificar la situación de iliquidez de empresa exigida por el artículo 53.1.b) del Estatuto de los Trabajadores para eximir a la misma de la obligación de puesta a disposición de la indemnización legal, pues sería tanto como permitir a la empresa que hiciera la prelación de créditos que tuviera por conveniente, relegando a los trabajadores al último lugar, desconociendo el procedimiento de concurso de acreedores y las normas sobre prelación de créditos previstas en el mismo. De modo que no acreditándose el requisito de la iliquidez en los términos exigidos en el artículo 53.1.b) del Estatuto de los Trabajadores, procede declarar la improcedencia del despido del actor condenando a la empresa, a su opción, a que indemnice al trabajador con una cantidad de 10.887’79 euros, s.e.u.o., equivalente a 45 días de salario por año de servicio con un máximo de 42 mensualidades o a su reincorporación, con abono en todo caso de los salarios de tramitación devengados desde la fecha del despido hasta la fecha de notificación de la sentencia al demandado, si optara por la indemnización, o hasta la readmisión si optara por ella. VISTOS los preceptos citados y por las razones expuestas, FALLAMOS Que debemos estimar y estimamos el recurso de suplicación interpuesto por D. Leopoldo contra la Sentencia de 12 de enero de 2012, dictada por el Juzgado de lo Social núm. 1 de Reus en autos núm. 769/2011, sobre despido objetivo, promovidos por D. Leopoldo contra T. S.A., y, en consecuencia, debemos revocar la resolución impugnada declarando la improcedencia del despido sufrido por el actor el 11 de julio de 2011 y condenando a la mercantil demandada, a su opción, a readmitir al actor en las mismas condiciones que tenía al tiempo del despido, o a abonarle una indemnización de 45 días por año de servicio con un máximo de 42 mensualidades que asciende a 10.887’79 euros y, en todo caso, a abonarle los salarios devengados desde la fecha del despido hasta la readmisión, si optara por ella, o hasta la fecha en que se notifique la sentencia al demandado, si optara por la indemnización. Sin costas.