1 RESOLUCION DEFENSORIAL No.005 SOBRE LA PERMANENCIA DE SINDICADOS EN LA PENITENCIARÍA DE VALLEDUPAR Bogotá, D. C., 15 de Febrero de 2001 VISTO: Mediante escrito las señoras Martha Janeth Angulo Olaya y María Diana Rojas León, han solicitado la intervención de la Defensoría del Pueblo ante la Dirección General del INPEC, para que se evite la violación de los derechos fundamentales de sus respectivos esposos Juan José Olaya Angulo y Norberto Macías Olaya. Estos fueron recluidos ilegalmente en la Penitenciaria de Alta Seguridad de Valledupar. CONSIDERANDO - Que es competencia del Defensor del Pueblo velar por el ejercicio y vigencia de los derechos humanos, de conformidad con el artículo 282 de la Constitución Política y lo dispuesto por la Ley 24 de 1992. - Que le corresponde al Defensor del Pueblo hacer las recomendaciones y observaciones a las autoridades y a los particulares en caso de amenaza o violación a los derechos humanos, de acuerdo con el artículo 9, ordinal 3° de la Ley 24 de 1992. - Que le compete al Defensor del Pueblo rendir informes periódicos sobre el resultado de sus investigaciones, denunciando públicamente el desconocimiento de los derechos humanos, según lo prescrito en el artículo 9, numeral 22 de la Ley 24 de 1992. Marco normativo: El artículo 21 del Código Penitenciario dispone: “Cárceles: Son los establecimientos de detención preventiva, previstos exclusivamente para retención y vigilancia de sindicados. Las autoridades judiciales señalarán dentro de su jurisdicción, la cárcel donde se cumplirá la detención preventiva”. A su vez, el artículo 22 del Código Penitenciario señala: “Penitenciarias: Son establecimientos destinados a la reclusión de condenados y en las cuales se ejecuta la pena de prisión mediante un sistema gradual y progresivo para el tratamiento de los internos”. De igual forma, el artículo 400 del Código Procedimiento Penal ordena: 2 “Establecimiento para Cumplir la Detención. La detención preventiva a que se refieren las disposiciones anteriores, debe cumplirse en el establecimiento carcelario destinado para este fin. Ninguna persona podrá ser recluida en establecimiento para cumplimiento de pena, mientras no exista sentencia condenatoria ejecutoriada. (“…”) El artículo 506 del Código de Procedimiento Penal prescribe: “Establecimiento para el cumplimiento de penas privativas de la libertad. La penas privativas de la libertad, deberán cumplirse en los establecimientos destinados exclusivamente para condenados”. Verificación de los hechos denunciados: La Defensora Delegada para la Política Criminal y Penitenciaria acompañó a la Comisión Accidental Penitenciaria y Carcelaria de la Cámara de Representes, que visitó la Penitenciaría Nacional de Valledupar los días 26 y 27 de enero del presente año. Durante la visita se comprobó que en aquel centro se encuentran recluidos varios sindicados. También se comprobó que se encuentra una persona ya condenada pero cuya sentencia no está debidamente ejecutoriada. Tal irregularidad se le informó a las directivas del penal, y a la Dirección General del INPEC. En el caso concreto de los señores Juan José Olaya Angulo y Norberto Macías Olaya, a quienes les fue dictada medida de aseguramiento de detención preventiva apenas el pasado 24 de enero, se debe tener en cuenta que para ellos existe un mandato judicial específico de ubicación en la Cárcel del Distrito Judicial de Bogotá, La Modelo. El cumplimiento de ese mandato por parte de las autoridades penitenciarias no es discrecional. La presencia de los sindicados en las respectivas diligencias judiciales busca garantizar el derecho al debido proceso. Por ello debe afirmarse que el INPEC está obligado a cumplir la orden de la Fiscal. Incumplir lo ordenado vulnera, entre otros, los derechos del procesado a la defensa y a un proceso sin dilaciones injustificadas. Este hecho, que podría tomarse como una situación asilada, es frecuente en el ámbito nacional, así lo ha podido establecer la Defensoría del Pueblo en las visitas de inspección que periódicamente efectúa a las penitenciarías del país, a través de las cuales se ha detectado que en ellas se encuentran recluidas personas sindicadas. Tal irregularidad se encuentra confirmada en el boletín estadístico del INPEC correspondiente al mes de octubre del 2000. De dicha estadística se extracta el siguiente cuadro: Penitenciarías Picota Picaleña San Isidro Barne Cúcuta Palmira El Bosque Itagüí Calarcá Total Sindicados octubre del 2000 344 65 317 712 704 159 7 104 39 1751 La situación descrita contraría lo preceptuado en la Sentencia T-153 de 1998 de la Corte Constitucional. En efecto, el ordinal 7° de su parte resolutiva ordena al INPEC que “en un término máximo de cuatro años, separe completamente los internos sindicados de los condenados”. 3 Aunque falta menos de un año para el vencimiento del término fijado por la Corte Constitucional, no se observa ningún progreso. Así se desprende de la comparación entre el informe estadístico sobre la población carcelaria suministrado por la Oficina de Planeación del INPEC en abril de 1998, época en que se produjo la referida sentencia, y el suministrado por la misma entidad en octubre de 2000. En abril de 1998 se encontraban recluidos 920 sindicados en las penitenciarías. Esta cifra había aumentado, en octubre de 2000, a 1751, en ésta última cifra no se incluye a los sindicados ubicados actualmente en la penitenciaría de alta seguridad de Valledupar. Es de anotar que la reclusión de personas sindicadas en centros penitenciarios no solo constituye un grave desconocimiento del referido fallo de tutela, también constituye una violación de la normatividad penal y de instrumentos internacionales vinculantes para Colombia, tales como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención Americana de Derechos Humanos y las Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos. Conclusiones: Existe un mandato judicial que ordena recluir a los señores Juan José Olaya Angulo y Norberto Macías Olaya en la cárcel del Distrito Judicial de Bogotá, La Modelo, cuyo cumplimiento por parte de las autoridades carcelarias y penitenciarias no es discrecional sino obligatorio. Ese mandato busca asegurar la presencia de las mencionadas personas en las respectivas diligencias y así garantizar su derecho al debido proceso. El INPEC está obligado a cumplir aquella orden. No hacerlo vulnera, entre otros, los derechos de los sindicados a la defensa y a un proceso sin dilaciones injustificadas. Las decisiones del INPEC en las cuales se ordena trasladar a las penitenciarías a personas sindicadas o a personas condenadas, pero cuya sentencia no está ejecutoriada, demuestran que no se tiene previsto un plan para dar cumplimiento a lo ordenado en el ordinal 7° de la Sentencia T 153 de 1998. RESUELVE Primero: Recomendar al INPEC para que, con carácter urgente, corrija la irregularidad descrita en la parte motiva de la presente resolución y, en consecuencia, traslade a los señores Juan José Olaya Angulo y Norberto Macías Olaya al centro carcelario ordenado por la autoridad judicial del conocimiento. Segundo: Exhortar al INPEC con el fin de que tome las medidas que considere necesarias para evitar que se sigan trasladando a penitenciarías, a sindicados y condenados sin sentencia ejecutoriada. Tercero: Encargar a la Defensoría Delegada para la Política Criminal y Penitenciaria el seguimiento de la presente resolución y, de ser necesario, coordinar con la Dirección Nacional de Recursos y Acciones Judiciales la interposición del mecanismo judicial de protección de los derechos humanos que resulte pertinente. Cuarto: Incluir la presente Resolución Defensorial y los resultados de su seguimiento en el Informe Anual que habrá de presentar el Defensor del Pueblo al Congreso de la República, previsto en el ordinal 7°, del articulo 9° de la Ley 24 de l992. 4 EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ DEFENSOR DEL PUEBLO