Marco legal para desmovilizados debe ajustarse para satisfacer las obligaciones en materia de DDHH y DIH Observaciones al proyecto de ley 202 de 2010 Senado – 149 de 2010 Cámara A continuación presentamos algunas consideraciones al proyecto de ley mencionado, con la intención de nutrir el debate acerca de la solución jurídica que se aplicará para los desmovilizados de grupos armados ilegales que no se encuentran sometidos al proceso de la ley “de Justicia y Paz”. Estas consideraciones pretenden llamar la atención sobre algunos aspectos que no cumplen los estándares internacionales sobre derechos humanos, y que por lo tanto deben ser modificados. Los temas centrales de los que se ocupa el proyecto de ley mencionado son, principalmente, dos: por un lado, conceder beneficios penales a los desmovilizados de grupos armados ilegales, conforme al procedimiento diseñado en el proyecto de ley; y por otro lado, establecer un mecanismo no judicial de contribución a la verdad y a la memoria histórica. Respecto de cada uno de estos dos temas formularemos dos observaciones principales. 1. El proyecto de ley dificulta el cumplimiento pleno de los deberes estatales de investigación y sanción: el parágrafo primero del artículo tercero del proyecto de ley señala que la información que surja en el marco de los “acuerdos de contribución a la verdad” no podrá “en ningún caso” ser utilizada como prueba en un proceso judicial. Así, ni siquiera la información que se obtenga en desarrollo de los acuerdos de contribución a la verdad que verse sobre graves violaciones de derechos humanos, delitos de lesa humanidad, crímenes de guerra y otras conductas similares, podrá ser utilizada en procesos judiciales que indaguen por lo sucedido. De esta forma, esta disposición supone una renuncia absoluta al cumplimiento de los deberes de investigar, juzgar y sancionar hechos que constituyan graves violaciones a derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario. De manera correlativa, implica una afectación grave del derecho a la justicia de quienes han sido víctimas de las conductas mencionadas, pues no se podrá utilizar la información disponible para indagar acerca de los hechos cometidos y de sus responsables. Esto a su vez también implica una negación del derecho de la sociedad en su conjunto a conocer la verdad de lo sucedido. La existencia de este parágrafo vulnera las obligaciones del Estado en materia de investigación, juzgamiento y sanción de las graves violaciones de derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario, así como de los derechos a la justicia y a la verdad. Se contraviene así la Constitución Política y los tratados internacionales sobre derechos humanos, al igual que la jurisprudencia nacional e internacional. 2. Vacíos en cuanto a la regulación del mecanismo no judicial de contribución a la verdad y a la memoria histórica: aunque uno de los temas centrales de la iniciativa es la creación de un mecanismo no judicial de contribución a la verdad, existe un gran vacío alrededor de los elementos centrales que conforman la propuesta. Así, por ejemplo, no se menciona el órgano o los órganos involucrados en la conformación de ese mecanismo. Tampoco se abordan aspectos esenciales de la iniciativa, tales como la conformación que Calle 72 # 12 – 65 piso 7 | www.coljuristas.org | info@coljuristas.org | teléfono: (+571) 7449333 | fax: (+571) 7432643 | Bogotá, Colombia tendrá, las funciones que cumplirá, la forma como se articulará con las iniciativas existentes en materia de memoria histórica (p. ej., el Área de Memoria Histórica de la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación), entre otros. El vacío en temas estructurales impide tener claridad acerca de la forma como supuestamente se pretende contribuir a la verdad y a la memoria histórica. Igualmente, hace que la intención de contribuir a la verdad y a la memoria quede simplemente plasmada, pero no permite hacerse una idea acerca de si tal intención se materializará efectivamente. 3. Retos en cuanto al procedimiento judicial: uno de los beneficios penales que el proyecto de ley contempla para los desmovilizados es el otorgamiento de la suspensión condicional de la ejecución de la pena. Esta estaría precedida por un proceso judicial en el que se investigue y sancione a los desmovilizados por la comisión de determinados delitos. El juzgamiento de todos los desmovilizados (que según la ponencia para primer debate ascienden a 30.000) plantea un reto importante para el Estado, y lo obliga a apropiar los recursos suficientes para garantizar que el aparato judicial efectivamente pueda cumplir con esta gran carga, asegurando que los procedimientos judiciales se adelanten con seriedad, y no como simples formalidades condenadas de antemano a ser infructuosas. Por lo anterior, no es suficiente con que se establezca un procedimiento judicial, sino que este debe ir acompañado de una política seria para aplicarlo. Solo así podrá verificarse que los beneficios que contempla este proyecto de ley serán concedidos únicamente a quienes han cometido los delitos mencionados en el artículo 1º del proyecto, y no a quienes han cometido otra clase de conductas, los cuales deben recibir un tratamiento diferente. 4. Necesidad de distinguir la situación de los desmovilizados: hay desmovilizados que no tienen la calidad de responsables de las conductas punibles mencionadas en el artículo 1º del proyecto de ley, sino que más bien han sido víctimas de una conducta punible: el reclutamiento forzado de menores. Es preciso tener en cuenta que no todas las personas desmovilizadas que se encuentran por fuera de los procesos de la ley de “Justicia y Paz” merecen un tratamiento igual, sino que por el contrario hay situaciones que deben diferenciarse. Una de ellas es la de quienes, siendo menores, fueron reclutados por grupos armados ilegales, y que luego se desmovilizaron. Estas personas, en lugar de ser sometidos a un procedimiento penal, deben recibir la ayuda y el tratamiento adecuados para el restablecimiento de los derechos que les fueron conculcados. Esta distinción no está incluida dentro del proyecto de ley actual, desconociendo el deber de otorgar tratamiento especial a quienes se encuentran en la situación descrita. Conclusión Las anteriores anotaciones muestran algunos vacíos y defectos que, en nuestra opinión, deben ser corregidos para garantizar las obligaciones internacionales de Colombia en materia de derechos humanos. No hacerlo podría traer como eventual desenlace que se declare que las medidas contempladas en el proyecto de ley no satisfacen tales obligaciones, lo que podría conducir a que fuera declarado inconstitucional. En ese caso, se lograría la finalidad contraria a la que busca el proyecto de ley: inseguridad jurídica a los desmovilizados de grupos armados y afectación grave a los derechos de las víctimas. Los defectos y vacíos que hemos advertido deben llevar a que se realicen ajustes al texto actual de proyecto, entre los cuales sugerimos que se tengan en cuenta los siguientes: 1. Suprimir el parágrafo primero del artículo 3 del proyecto, pues desconoce obligaciones internacionales asumidas por el Estado, así como los derechos a la verdad y a la justicia. Otra opción es reformular el alcance de este parágrafo, precisando que la información que se tenga sobre graves violaciones de derechos humanos e infracciones al derecho internacional humanitario sí pueden ser utilizadas para iniciar un proceso judicial o para ser valoradas como pruebas en procesos que ya se encuentran en curso. 2. Regular los aspectos centrales que conformarían el mecanismo no judicial de contribución a la verdad y la memoria histórica, para lo cual debería modificarse el artículo 4 del proyecto, con el propósito de incluir, cuando menos, información sobre la conformación, las funciones, y la forma como se articulará con otros mecanismos existentes que pretenden contribuir a la verdad ya la memoria histórica. 3. Incluir un artículo nuevo en el que se obligue al Gobierno a hacer las apropiaciones presupuestales necesarias para garantizar que la rama judicial pueda adelantar de manera efectiva y en un plazo razonable los procesos judiciales contra los desmovilizados. 4. Incluir una norma nueva que señale que no todas las personas desmovilizadas deben ser sometidas a un mismo tratamiento, ya que existen situaciones diferentes que merecen un tratamiento especial, como es el caso de los menores víctimas de reclutamiento forzado. Bogotá, 1º de diciembre de 2010