ENCICLOPEDIA JURIDICA OMEBA APENDICE TOMO IV DRISKILL S.A. SARANDI 1370 Buenos Aires ENCICI-OPEDJA .70 CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION: FACULTADES CONSTITUCIONALES Y JURISPRUDENCIALES·. "Quien considere con atención los distintos departamentos del poder percibirá que en un gobierno en que se encuentren separados, el judiciaL,. será siempre el menos peligroso para los Derechos Políticos de la Constitución, porque su situación le permitirá estorbarlos o perjudicarlos en menor grado que los otros poderes. El ejecutivo no sólo dispensa los honores sino que posee la fuerza militar de la comunidad. El legislativo no sólo dispone de la bolsa, sino que dicta, las reglas que han de regular los derechos y los deberes de todos los ciudadano~. El judicial, en cambio, ni irfluye sobre las armas ni sobre el tesoro, no dirigie la riqJ,leza ni la fuerza de la sociedad y no puede tomar ninguna resolución áctiva". ello demuestra incontestablemente que el departamento judicial es sin comparación el más débil de los tres departamen- tos del poder, que nunca podrá atacar con éxito a ninguno de los otros dos y que son precisas toda suerte de precauciones para capacitar!o a fin de que pueda defenderse de los ataques de aquéIlos"(I) , A tenor de lo dicho por el ilustre político, que en más de un sentido fuese el inspirador de nuestro texto constitucional, es que se plantea la necesidad de saber si el más Alto Tribunal de la Nación se encuentra suficientemente capacitado "para defenderse de los ataques" que le propician los otros órganos del poder que poseen "las armas o la bolsa", y cómo, en los hechos, funciona tal capacidad, máxime considerando que es ese mismo Tribunal el que está llamado a decidir sobre su propia capacidad o poder. El texto constitucional resulta exiguo en lo atinente, refiriéndose al tema en sus articulos 99, 100, 101 Y 109, no obstante lo cual los mismos resultan lo suficientemente amplios y abarcadores de numerosos supuesos, tantos, como que de ello se deriva la organización del poder judicial de la Nación y su función jurisdiccional. y si tenemos en consideración que esta función jurisdiccional "es la que mejor define el carácter jurídico del Estado Constitucional"e), cuya cabeza es la Corte Suprema de Justicia, s~ comprende la decisíva importancia de conocer cuáles son, exactamente, las facultades o potestades de tal órgano del poder. De forma similar a la Consitución de los Estados Unidos de Norteamérica (art. III, Seco 2) en cuyo molde se habría vaciado nuestro proYL"Cto constitucional según la famosa frase atribuída a José Benjamín Gorostiagae), nuestro texto constitucional asigna a la Corte Suprema el conocimiento y decisión de "todas las causas que versen sobre puntos regidos por la Constitución" dando origen así a uno de los primeros y más importantes debates en torno a las facultades del Alto Tribunal. . En efecto, el término "causas" tomado del texto .norteamericano cases era posible de traducción como "casos", "causas" o "controversias", todos ellos de disímiles connotaciones jurídicas, y de allí entonces fue necesario establecer cuáles eran estrictamente tales "causas", v si de tal expresión del texto constitucional p~rmitfase a la Corte Suprema la consideración de cuestiones hbstractas de derecho, hipotéticas o futuras. Así decía González Calderón(4): "Casos o cau·· sas judiciales son las controversias o litigios que se (1) lIal1lihon. El ¡:"d,.ra/isfa, (2) Linan's Q"intana. Sl'gnndo V .. Tratado d,. la 0"11' da d,.l Der,.,.ho (;ollsfiflldfllWI. T. IX, Ed. Alfa. 1Hf13. pág, 404. (3) Vanossi. Jorge H" l.a l"jl'Il',,";a d,. 10.'1' R,."¡allll,, Gorosfíaga ell la (;o"slifll";ó" Argellfilla y S'I lllr;s,,"ulell";a. Ed. Panedille. 19iO, (4) dOlw/ (;'lIIslilll";ÓII. • Por el Dr. ALBERTO JOSE ECÜES 1'. 4í!J. Caldenín. Jllan A .. J)a,',./", Comfilllhistoria. '('oria y ;"rhprut!nrda c/i' /(/ Ed. J. Lajollal1l' y Cía. Bllenos Aires. lH30. T. l . González. ArW'lltillo: ¡U/UD/eA producen por accic>nde una parte y defensa dc otra en la aplicacicín práctica de una ley. todo lo cual supone necesariamente un procedimiento esp<,'Cialante los jUl..'CCs.Las cortes no pueden aplicar las leyes sino a los casos ocurrentt's: su facultad de apHcarlas e interpretarlas se ejerce sólo . aplicándolas a las controversias qUl..'se suscitan o traen ante ellas para el ejercicio de los derl..'Chosy cumplimiento de las obligaciones: no puede pedírseles que emitan su opinicín sobre una ley. sino aplicándola a un hecho y señalando al contradictor: ni pueden dar explicaciones sobre teorías que se sustentan cuando no haya casos prácticos a que aplicarlas, porque el ohjeto de la jurisdicción nacional es decidir causas y no cuestiones abstractas de derecho. Así, los jueces nacionales, al dictar sus fallos, tienen que limitarse a los puntos controvertidos y no hacer dl..'Claraciones que aprovechen o perjudiquen interl..'Sesde personas que no han sido partes en el juicio: la Corte Suprema no puede modificar las sentencias de los jueces inferiores sino en la parte apelada. Es, pues, un principio general, ratificado siempre por la jurisprudencia de la Corte, que uno de los caracteres esenciales del poder judicial eonsiste en pronunciarse en casos particulares y no sobre prineipios generales ni por vía de medida general". Tal eriterio fue adoptado por la Cortc en el caso "M. Ocampo" resuelto en lR72(á) y ha permanecido invariable hasta el presente incluso con posterioridad a la sanción del Código Proeesal Civil y Comercial de la Nación que en su art. 322 admitió la posibilidad de la sustanciación de eausas que procuren el dictado de una sentencia meramente declarativa: a partir del cual pudo pensarse que la interpretación dada al término "causas" del art. 100 de la Constitución podría variar y por la vía precitada permitir la declaración de inconstitucionalidad de una ley sin que la misma ya hubiese causado un perjuicio comprobable, evitando con ello que lo causase en el futuro, como ocurre con las leyes impositivas en que por vía del principio so/ve el repele es necesario pagar primero y luego argüir la inconstitucionaHdad de la ley que impone el tributo. Sin embargo, la Corte, en el caso "Safe Agropecuaria", en que precisamente se trataba de un impuesto creado por la provincia de Santa Fé • cuyo pago previo se exigió como requisito a la expedición de las guías de ganados va a decidir que: "La facultad de la Corte Suprema para apreciar los límites de las atribuciones propias de los otros poderés del Estado que la Constitución Nacional le reconoce sólo implícitamente y en los casos que caigan bajo su jurisdicción, no debe ser extendida de modo de validar declaraciones de inconstitucionalidad abstractas o de mera certeza por vía del arto 322 del Código Procesal de la Nación: norma ésta que tiene su ámbito de apli(5) Fallos. t. 12, p. 1.55. 171 Ú>RTE SUI'H.: FAC. CONSTo y JURISPR. cación en orden a dl..'Cisionesdel derecho común. Corresponde rechazar in lilllille la demanda que tiene por ohje!o la mcra dl..'Claraciónde inconstitucionalidad de una ley impositiva provincial, deducida ante la Corte Suprema l'n instancia originaria por la vía del art. 322 del C6digo Procesal"(ti). De tal modo, Cfl..'Cmos,la Corte desaprovechó una magnífica oportunidad para ampliar el control de constitucionalidad, y para defenderse y defender a la Consitución Nacional de los ata. ques que le propician los otros poderes del Estado, limitando tal control de constitucionalidad a que la ley cuestionada se haya intentado aplicar a un caso concreto y su aplicación haya sido resistida. Inútil resulta abundar sobre la evidente inseguridad jurídica que de ello se deriva, ya que, por tal interpretación, una ley reputada inconsti· tucional será, en los hechos, aplicada ek'Ctivamente a numerosos supuestos con los perjuicios consiguientes que puede ocasionar, hasta que, finalmente, planteado el"caso" concreto y tras el debido proceso la Corte Suprema se pronuncie sobre la misma, pronunciamiento que, paralelamente, y según las mismas interpretaciones de la Corte, quedará limitado a ese caso en particular. Diého criterio, resulta aún más restrictivo teniendo en cuenta la jurisprudencia de la misma Corte en el sentido de resultar necesaria la alegación de inconstitucionalidad de la norma jurídica para posibilitar el pronunciamiento, pues si bien la Corte ha reconocido "la atribución y el deber en que se hallan los tribunales de justicia de examinar las leyes en los casos concretos que se traen a su decisión comparándolas con el texto de la Constitución para averiguar si guardan o no conformidad con ésta .. , "0,- tal atribución y deber se encuentra limitada a la alegación concreta de inconstitucionalidad que formule la parte. Así en el caso "Varela"(H) y pese a haber declarado anteriormente la Corte la inexistencia jurídica de una ley por haber sido objeto de promulgación parcial, la Corte ante la falta de cuestionamiento de la parte, confirmó el fallo {¡ue se fundaba precisamente en dicha ley anteriormente declarada inexistente. Dijo entonces la Corte: "Que, el precedente de (Fallos 268:352), que fundamenta el recurso de la accionada, y en el que se declaró la inexistencia de la ley 16.881 en razón de la invalidezconstitudonal del decreto de promulgación parcial de la misma, no es de aplicación al sub judice, puesto que esa dl..'Cisiónfue el resultado de una oportuna invocación de inconstitucionalidad, que, en el presente, no fue alegada. En consecuencia, esta causa debe juzgarse de acuerdo con la reiterada jurisprudencia de esta Corte conforme a la cual se establece que es condición esencial de la orga(6) (7) (H) Fal/os 2H6:i6. Fal/"s. 1.3.3. p. 184. 1'"1/,,,. ~!)I: ·Hm. CORTE SUPR.: PACo CONST, y JURISPR. nización del Poder Judicial el que no le sea posible controlar por su propia iniciativa -de oficio- los actos legislativos, por lo tanto, no habiendo la demandada efectuado planteo constitucional alguno en torno a la ley 16.881, el pronunciamiento del a quo, en tanto se funda en la misma, debe ser mantenido". Tal criterio de interpretación que efectúa la Corte limita innecesariamente el control de constitucionalidad que debe llevar a cabo, y entendemos debe ser abandonado. Ninguna norma de nuestro texto constitucional limita las facultades que competen a la Corte en este sentido y derivar dicha limitación de una interpretación etimológica-procesal del término "causas" parece a todas luces excesivo y contrario al fin perseguido por la norma. Antes bien, el arto 31 de la Constitución Nacional proclama enfáticamente la supremacía de la misma y su resguardo exige ampliar el control de constitucionalidad a todas aquellas situaciones, en que, se prentenda aplicar una ley que no se conforma con su texto, haya sido o no específicamente alegada por las partes. Pese a lo expuesto, en algunas oportunidades excepcionales la Corte se ha pronunciado sin el previo cumplimiento de la existencia de una causa, como ocurrió con motivo de los pronunciamientos militares de 1930 y 1943 en los que por vía de Acordadas reconoció a los gobernantes "de facto" instalados en el poder. ProC€dió de igual modo, esto es fuera de todo proceso o causa, ejerciendo el control de constitucionalidad, cuando para dar cumplimiento a una ley o a una decisión del Poder Ejecutivo la Corte debía ejercer una actividad propia, circunstancias en las cuales previamente, y creemos que ejemplarmente, la Corte verificó la constitucionalidad de la ley o decreto que debía cumplir, pronunciándose por via de Acordada sobre su inconstitucionalidad. Así ocurrió el 14 de marzo de 1903, cuando la Corte se rehusó a tomar juramento a un juez que había sido df'~ignado por el presidente provisional del Senado en ejercicio del Poder Ejecutivo, fundándose en que el mencionado había omitido prestar el juramento establecido por el art. 80 de la Constitución Nacional al asumir sus funciones. De igual modo actuó el 2 de abril de 1945 al negarse también a recibir juramento a un juez designado para integrar una cámara de Apelaciones que se creaba por el Poder Ejecutivo "de facto", considerando que tal acto excedía las competencias del mismo, situación análoga a la decisión-recaída el 7 de marzo de 1968 en que la Corte se negó a dar cumplitniento a una ley sobre enjuiciamiento de magistrados provinciales por estimar que era incompatible con el régimen Constitucional(!) . ProC€der análogo registró la Corte por Acordada deIS de setiembre de 1969 en que, ante la (9) E. D, 21-705. ENCICLOPEDIA 172 petición de un juez de Instrucción para que el Alto Tribunal le remitiese copia de las actuaciones labradas por la Corte al decretar la cesantía del personal de otro Juzgado, la Corte estableció que "no cabe la investigación en sede judicial, por vía directa o indirecta, de lo obrado por la Corte Suprema en ejercicio de facultades disciplinarias que le son propias" (lO). Párrafo aparte me~, sin duda, la decisiónde la Corte en el primer caso "Pérez de Smith" fallado el 18 de abril de 1977, en el cual se presentaron en forma directa a la Corte numerosos parientes de otras tantas personas en favor de las que se habían deduciclorecursosde "habeas corpus" en los que las autoridades contestaron informando que las mismas no se encontraban registrada~ como detenidas, en cual la ('..arte, pese a declarar su incompetencia ante la fonna de la presentación resolvió dirigirse por oficio al Poder Ejecutivo Nacional "a fin de encarecerle intensifique la investigación sobre el paradero y situación de la~personas cuya desaparición se denuncia judicialmente..." (lJ), fallo que sería seguido po&teriormente por el segundo caso "Pérez de Smith" fallado el 21 de diciembre de 1978 (12), similares a su predecesor. Otra e importante limitación del contro.l de constitucio.nalidad que efectúa la Corte f'~tádado por lo que se han denominado las cuestiones políticas no justiciables. Dicha discriminación largamente sostenida por la Corte, parte del supuesto de la existencia de un ámbito de reserva discrecional de los otros poderes del Estado, el cual no podría ser invadido supuestamente por el Poder Judicial, jurisprudencia que encontraría su fundamento en el principio de separación de los poderes, y que ha sido frecuentemente aplicada a decisiones del Poder Ejecutivo en pretendido uso de atribuciones que le confería la declaración del estado de sitio. "El cartabón de las cuestiones políticas no judiciales achica el margen de la revisión constitucional en detrimento. de la supremacía de la Constitución ... No propiciamos sacar de cauce a la Co.rte ni a los tribunales para que con su criterio sustituyan al del Ejecutivo o del Congreso sólo predicamo.s que dentro del sistema vigente de control la revisión penetre en to.das las áreas sin discriminación de materias, con estricta sujeción al imperativo. del arto 100 constitucio.nal que le discierne a la Corte y a los tribunales inferio.res la capacidad -obligatoriade intervenir en todas las causas que versan sobre punto.s regidos por la Constitución" . , "En suma, nada en la Co.nstitución retacea la plenitud del control de las cuestiones políticas. Al contrario., el derecho. judicial que ha formulado y que mantiene la inhibitoria se nos ocurre o.puesto a la Constitución y a otra serie de principios co(lO) (ll) (12) E. D. 32·27. E, D. 73·375. E, D. 81·720. -¡URIDICA nexos a ella, en forma tal que el abandono de la no judiciabilidad no sólo es viable, sino deseable y obligatorio" (13). Limitado de tal modo el control de constitucionalidad que recae sobre la Corte Suprema de Justicia es del caso analizar las facultades ,de la misma frente a lo que podemos denominar como poderes de hecho incluyendo dentro de tal concepto a aquellos poderes que formándose al margen del sistema constitucional se constituyen en los efectivos detentadores del poder. Nada prevé al respecto la Constitución Nacional a excepción del art. 22 en cuanto establece el sistema representativo de gobierno y bien cierto resulta que en nuestra práctica constitucional la cuestión pareciera carecer de toda trascendencia ya que no se ve con claridad qué facultades reales y efectivas podría ejercer en tales supuestos la Corte Suprema de Justicia. Muy distinto es el supuesto de los actos eleccionarios que constituyen autoridade,s nacionales, provinciales o municipales respecto de_los cuales la Corte ha mantenido, como regla general, el principio de la prescindencia. Así ha dicho que "lo atinente a la existencia y validez de los títulos de los integrantes de los cuerpos representativos locales es facultad privativa de los órganos creados por las respectivas constituciones provinciales y ajena a la instancia extraordinaria"(I4). No obstante ello, en el caso "Frente Justidalista de Liberación"(I5) la Corte se abocó al estudio de la situación planteada a la elección efectuada elll de marzo de 1973 en Santiago del Estero, en la cual el candidato que obtuvo la mayoría simple de votos solicitó al Tribunal Electoral se lo declarase gobernador electo sin necesidad del Ballotagge previsto en dos leyes dictadas por el gobierno "de facto" que detentaba el poder y que había convocado a esas elecciones, por considerar a esas leyes inconstitucionales según los arts. 103 de la Constitución Nacional v 50 de la Constitución Provincial. . Dijo entonces la Corte: "Constituye un caso contencioso, en los términos del arto 2 de la ley 27, el planteado entre dos agrupacione.s política;, cuyos respectivos candidatos sostienen pretensiones contradictorias sobre la base de diferentes enfoques jurídicos de las normas a cuyo tenor concurrieron a los comicios convocados Dara la elección de autoridades provinciales. • "Importaría una inaceptable inconsecuencia admitir la validez del resultado de la elección convocada específicamente de acuerdo con la~ disposiciones de dichas leyes, y pretender que su resultado sea decidido con arreglo a un sistema distinto, pues o todo el proceso es nulo y nadie podría invocar un título legítimo sobre la base (13) Bidart Campos, Cermán J., Funci6n Poiltica y Constiucional de la Corte Suprema, E. D. 79-870. (14) Fallos 287-72. (15) Fallos 285-410. 173 CORTE SUPR.: FAC. CONSTo y JURISPR. del comicio para acceder a los cargos, o se acepta en su integridad el sistema establecido, con todas sus consecuencias". Otro aspecto por demás interesante de las facultades de la corte está dado por su actividad frente a los tribunales inferiore,s de la administración de justicia ya sea actuando como revisora de las sentencias que estos dictan, o en ejercicio de las facultades de superintendencia que le adjudica el arto 99 de la Constitución Nacional. Actuando la Corte como última instancia del orden jurídico, y por vía del recurso extraordinario por arbitrariedad manifiesta la Corte ha elaborado una abundante jurisprudencia en torno a las garantías constitucionales que pueden verse conculcadas a travé,s de las sentencias judiciales, no obstante lo cual alguien ha podido decir no equívocamente que dentro de las tareas de la Corte se encuentra la de rechazar tales recursos extraordinarios mostrando con ello la estrictez con que se se los admite. No obstante no ser del ámbito del presente la consideración del tema, no puede dejar de puntualizarse la reiterada doctrina de la Corte en torno a la jurisprudencia simultáneamente contradictoria en la aplicación de la ley, que la Corte, salvo en una oportunidad, (caso Goeschy cl Astengo, 1953) ha declarado ajena a la instancia ex~r~~rdinaria, y que tan merecidas críticas ha reclbJQO. "La igualdad ante la ley que literalmente formula la constitución conlleva necesariamente, en forma implícita, un ámbito más amplio que es el de la igualdad jurídica. Así como hay una igualdad ante la ley expresamente reconocida hay una igualdad ante la administración, y una igualdad ante la jurisdicción. La triplicidad apuntada se unificaría afirmando que el estado no puede tratar de modo desigual a quienes se encuentren en situaciones similares, ni cuando legisla, ni cuando administra ni cuando juzga. Todos los habitantes son igl.1alesante el Estado, cualquiera sea la función del poder en que se traduzca la actividad estatal. Por ende, si cuando un mismo tribunal o tribunales diferentes aplican e interpretan la misma ley en casos semejantes, de modo opuesto o contradictorio, la jurisprudencia discrepante vulnera la igualdad jurídica, porque el estado está deparando un trato disímil a justiciables que se hallan en condiciones equivalentes(l6). Dentro del ámbito de sus facultades reglamentarias, la Corte ha dictado el Reglamento para el Funcionamiento de la Oficina de Mandamientos y Notificaciones, regulando los requisitos que deben contener tales instrumentos y las atribuciones y deberes de los funcionarios encargados de lIevarlos a cabo, todo lo cual se encuentra en adecuada relación con las facultades que le reco- (16) Bidart Campos, Cerrnán J. "Igualdad ante la ley y desigualdad en su aplicación", E. D. 78-512. CORTE SUPR.: FAC. CONSTo y JURISPR. nace a la Corte el art. 99 de la Constitución Nacional. Sin embargo, no parece encontrarse dentro del ámbito de dicha norma constitucional la Acordada N° 9 dictada por la Corte el 19 de mayo de 1977 imponiendo la necesidad de consignar en los mandamientos de secuestro de bienes el monto total de la liquidación aprobada por capital, intereses y costas creando con ello la nece.~idad de cumplimentar una etapa procesal previa al secuestro de los bienes que no se encuentra legislada con tal carácter en el Código Procesal Civil y Comercial excediendo de tal forma el ámbito propio de sus facultades. También la Corte y a mérito de la exigüidad d!' las normas constitucionales que legislan sus facultades, se ha atribuído, con un criterio que no se puede sino compartir, la posesión de numerosas facultades implícitas de este Alto Tribunal no normadas en el texto constitucional y en virtud de las cuales ha tomado importantes decisiones. Así tales facultades implícitas las utilizó la Corte para suspender a un Juez Nacional en 10 Criminal de Instrucción quien había cometido hechos que "prima facie" podían constituir un delito sin respetar la necesidad del Juicio político previo('7) como así también cada vez que lo creyó necesario para salvaguardar la investirlura de los jueces de la Nación en el desempeño de sus funciones(l8) . Facultades o pod¡:;res implícitos que la Corte tiende últimamente a ejercer en mayor medida, básicamente frente a aquellas situaciones en que se traba o dificulta la acción de la justicia, aun por quienes resultan los detentadores efectivos del poder. Así en el primer caso "Perez de Smith"(l9) la Corte resolvió en uso de tales "poderes implícitos" que hacen a la salvaguarda de la eficacia de la función judicial "dirigirse por oficio al Poder Ejecutivo a fin de encarecerle la investigación sobre el paradero y la situación de las personas cuya desaparición se denuncia judicialmente y que no se encuentran registradas detenidas". fallo que sería continuado con el segundo caso'J.-'l:rez de Smith"(20) en que la Corte decidió también, en análogas condiciones, y en uso de sus poderes implícitos exhortar al Poder Ejecutivo a fin de que urja las medidas necesarias a fin de crear las condiciones requeridas para que el poder Judicial pueda llevar a término la decisión de las causas que le son sometidas. Similares fundamentos dieron base al fallo recaída en el caso "Zamorano"(Zl) en que se resolvió oficiar al Poder Ej~utivo para que informase "Concretamente", en forma inequívoca, cada (17) (l8) (19) (20). (21) Fallos 286·17. Fallos 256·114. E. D. 73-374. E. D. 81-720. E. D. 74-422. ENCICLOPEDIA 174 uno de los requerimientos de los jueces referidos a aquellas personas detenidas en virtud del estado de sitio, como así también ocurrió en el caso "Berrueta"(ZZ) en el cual la autoridad militar había dispuesto el traslado de un detenido de esa. condición a un alojamiento militar, por "razones de seguridad" contraviniendo con ellos las disposiciones del Juez de la causa que no habla autorizado tal traslado y había solicitado el. reintegro del detenido, oportunidad en que la Corte, en uso de sus poderes implícitos decidió oficiar al Comando en Jefe del Ejército para que dispusiese el reintegro del detenido. También, se nos ocurre, en uso de tales poderes implicitos, la Corte pudo resolver, CQmoelogiablemente 10 hizo, el caso "Mozzatti" fallado en octubre de 1978(2.1) en el que se planteó el insólito caso de varias personas que se encontraban sometidas a un proceso penal por defraudación, habiendo sufrido detenciones por distintos periodos y sometidas a las limitaciones de la excarcelación, durante nada menos que 25 años sin que se hubiese dictado sentencia definitiva. En tales condiciones, la Corte pese a la insuficiencia del recurso extraordinario intentado en dichos autos, que limitaría su competencia, resolvió declarar la insubsistencia de todo lo actuado con posterioridad al auto de prisión preventiva ... y atento el tiempo transcurrido desde esa actuación (más de veinticuatro años) término que no cabe considerarse interrumpido por los actos procesales que se invalidan cuadra declarar extinguida por prescripción la acción penal de autos. y todo ello sin que existieran razones de índole procesal para tomar tal medida, ni se hubiese planteado ni solicitado tal pronunciamiento, con exclusivo fundamento en el Preámbulo de la Constitución Nacional que manda afianzar la justicia. Aunque la Corte no lo' diga; se trató de otro caso en qU€ la Corte decidió poner en funcionamiento sus poderes implícitos, provenientes en el caso de su carácter de última ratio del orden jurídico. Facultades para controlar la constitucionalidad de las leyes, para suspender en sus funciones a jueces, para exigir medidas del Poder Ejecutivo y del Comando en Jefe del Ejército, para disponer que no corresponde la investigación siquiera en vía judicial de sus propios actos, para no acatar leyes inconstitucionales, para dirimir incluso conflictos electorales, para reconocer gobernantes de facto, y para declarar la "insubsistencia" jurídica de actuaciones penales sin más fundamento que el Preámbulo de la Constitución Nacional. Larga gama de poderes y facultades que la Corte ha ejercido con sobrado fundamento en numerosas oportunidades, aun cuando no siempre con la conveniente coherencia lógica y en el (22) (23) E. D. Fallo 31·827. E. D. 80·705. ¡URIDICA tiempo que permitan extraer conclusiones generales sobre cómo y cuándo serán ejercidos los mismos. y es con la duda nacida de dicha falta de reglas generales que se nos ocurre planteamos la forma quizás más sutil pero no menos efectiva de atacar al Poder Judicial por lo otros poderes del Estado, y de preguntamos si la Corte estaría en tal aspecto capacitada para defenderse del ataque. Decía Segundo V. Linares Quintana que: "De nada valdría la inamovilidad, como medio de asegurar la independencia de los jueces si éstos se encontraran expuestos a la presión económica que el poder legislativo pcdría ejercer sobre ellos disminuyendo o suprimiendo su remuneración que es su único medio de vida" (2(;). . El art. 96 de la Constitución Nacional estatuye que la compensación que recibirán los jueces por sus servicios "no podrá ser disminuída de manera alguna mientras permaneciesen en sus funciones" a tenor de lo cual la Corte (integrada por conjueces) en los autos "Fisco Nacional el Rodolfo Medina"(Z4) resolvió que la ley de impuesto a los réditos violaba la garantía constitucional en cuanto comportaba una disminución de su sueldo de jueces, en decisión justificadamente criticada(Z5). Ello así y habiendo la Corte declarado en reiteradas oportunidades y con absoluta justicia la necesidad de actualizar los créditos por depreciación monetaria, lo cual sólo significa el mantenimiento del poder adquisitivo del dinero resulta perfectamente admisible pensar que el mantenimiento en sus términos nominales, sin ningún factor automático de corrección de la compensación que por sus servicios deben recibir los jueces, conforme al art. 96 de la Constitución Nacional, constituyen una disminución, encubierta por el mero paso del tiempo, de tal "compensación" y por 10 tanto es violatoria del referido artículo de nuestro texto constitucional. De tal modo cabe preguntarse qué facultades asistirán a la Corte ante una situación así, que afecta de manera tan clara al texto constitucional y a la independencia del Poder Judicial, ya no por la actividad sino por la inactividad de los otros poderes del Estado, máxime cuando no está en sus manos la administración de las rentas con que satisfacer tales pretensiones. ¿Podría la Corte pronunciarse en tal sentido si un Juez de la Nación entablase demanda al Estado Nacional con tales fundamentos? De lege lerenda creemos que sí, ya que de otro modo, deberíamos concluir que la Corte no se encuentra suficientemente capacitada para resistir los ataques que le propician los otros poderes del Estado y quebrado de tal modo el equilibrio (24) Fallos. 176-73. (25) Linares Quintana, opu, cit.. p. 423, Y Bielas, Rafael Dcho. Constitucional, 292, p. 707. (26) Linares Quintana, Segundo V., OPU'l cit., pág. 421. 175 CUESTo PREJUD. DE NAT. EXTRAPENAL de poderes previsto en la Constitución, visora y sabiamente, temía Hamilton. como pre-