Informe de la Misión Internacional de Verificación Sobre la Situación Humanitaria y DDHH de los Pueblos Indígenas de Colombia Comisión de la Sierra Nevada, 21 – 23 de septiembre 2006 La Misión Internacional de Verificación (MIV) que visito las Comunidades de la Sierra Nevada Santa Marta fueron: Representaciones diplomáticas: Embajada de Suiza, Delegación de la Comisión Europea Organizaciones internacionales en calidad de observadores: MAPP–OEA, ACNUR, OCHA Organizaciones no gubernamentales y sociales: Asociación A Sud (Italia), Comité Daniel Gillard (Bélgica); Colombia Human Rights Committee (USA); Suippcol (Suiza); Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo Otros: Consejo General Loire­Atlantique (Francia); Investigador académico (Noruega) La Misión se reunió con cabildos gobernadores, cabildos menores, Mamos, ancianos, y mujeres que representan los cuatro pueblos de la Sierra Nevada (Arhuaco, Kankuamo, Kogui y Wiwa). Además nos entrevistamos con líderes del Pueblo Wayúu de la Guajira, y del Pueblo Mokaná del Atlántico, y con la población Kankuama desplazada en la ciudad de Valledupar. La Misión lamenta no haber podido reunirse con representantes de los pueblos Chimila y Yukpa en vista de la dramática y preocupante situación de confinamiento, manifestada por las autoridades indígenas. Como parte de la visita, la Misión también se reunió con varios representantes del alcaldía de Valledupar, de la Gobernación de Cesar, de los organismos de control y de la Fuerza Pública. Los territorios ancestrales de estos pueblos forman parte de la riqueza en cuanto a diversidad cultural y biodiversidad de Colombia; de hecho, la Sierra Nevada de Santa Marta ha sido declarada patrimonio mundial por la UNESCO. Por esto mismo y tomando en consideración la magnitud y larga duración de las graves violaciones de los derechos colectivos e individuales fundamentales de estos pueblos, los miembros de la Misión asumimos el reto y la responsabilidad de dar visibilidad ante la comunidad colombiana e internacional de lo que hemos observado en el curso de la visita. La Misión pudo constatar que a pesar de las normas establecidas en la Constitución de 1991 y en el Convenio 169 de la Organización Internacional de Trabajo, entre otros compromisos nacionales e internacionales suscritos por el estado colombiano que consagran el derecho de los pueblos indígenas a la autonomía, al territorio, y los derechos humanos fundamentales, estos derechos siguen siendo afectados por el incumplimiento por parte del estado colombiano de las recomendaciones del Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los Indígenas, Rodolfo Stavenhagen, en su informe del 2004. Así mismo, los testimonios recibidos durante la misión revelan que la actuación de los actores armados ilegales en sus territorios ha provocado asesinatos selectivos, masacres, desapariciones forzadas, desplazamiento, hostigamiento sexual a las mujeres y niñas y abuso entre otras violaciones, que han generado un temor generalizado en la población. Son muy preocupantes además las informaciones recogidas en el marco de la misión internacional, según las cuales siguen habiendo casos en los cuales se ha constatado la violación de los derechos ­ por actuación o por omisión ­ por parte de agentes estatales, como detenciones masivas y arbitrarias, torturas, asesinatos selectivos, desapariciones forzadas, hostigamientos y señalamientos. Si bien, de los cuatro pueblos de la Sierra el pueblo Kankuamo ha sido el más golpeado por la violencia en los últimos años, en la medida en que los actores armados ilegales y el ejército se desplazan a diferentes puntos de la Sierra, los pueblos Wiwa, Kogui y Arhuaco también han sufrido las consecuencias de los enfrentamientos armados. Es alarmante que de acuerdo a los testimonios e informes recibidos durante y antes de la misión, tan solo el pueblo Kankuamo ha sufrido en un periodo de 5 años 228 asesinatos políticos selectivos de líderes, Mamos, mujeres y otros miembros de los pueblos originarios, dejando 200 viudas y 700 huérfanos. Hasta la fecha, estos crímenes quedaron en la total impunidad. Según testimonios, el establecimiento de bases militares en el corazón de los resguardos pone en riesgo a las comunidades. Según las mismas fuentes es preocupante que la fuerza pública interfiera en la vida comunitaria, usando puestos de salud, construyendo escuelas, organizando campañas cívico­militares (brigadas de salud y comedores comunitarios) rompiendo las normas de convivencia establecidas por las autoridades tradicionales indígenas. De otra parte, también se recibieron informaciones acerca de la destrucción de los sitios sagrados por parte de los actores armados legales e ilegales. Las FARC violan la autonomía indígena acusándolos de ser colaboradores con los grupos paramilitares o el Estado, como es el caso reportado de una mujer indígena Kankuama que por lavar un uniforme de un militar de la fuerza pública fue asesinada por la guerrilla. Las comunidades indígenas Kankuama y Wiwa son permanentemente objeto de señalamientos acusados de ser de la guerrilla o colaboradores de la misma. Estas comunidades son victimas de detenciones masivas arbitrarias que no respetan el debido proceso y que colocan a los detenidos en situación de indefensión. En algunos casos son trasladados a centros penitenciarios fuera de su lugar de origen, como es la caso de 10 detenidos Kankuamos, que están siendo procesados por rebelión. A través de los testimonios de las comunidad Kankuama, fuimos alertados sobre la presencia de desmovilizados de las AUC en los resguardos de La Mesa y Rioseco que siguen intimidando a la población y realizando actos que las autoridades califican de “delicuenciales”. Nos preocupa la situación de la población indígena desplazada en la cuidad de Valledupar y en los mismos territorios indígenas. La ausencia de programas y proyectos de atención a las aprox. 400 familias Kankuama desplazadas en la cuidad de Valledupar afectan sus derechos fundamentales en cuanto a salud, educación y seguridad. Constatamos la falta de garantías de igual manera para el retorno de las familias de Murillo tanto como hemos recibido informaciones sobre el desplazamiento de aprox. 40 familias a Bogota. La preservación del territorio ancestral es fundamental para la identidad y supervivencia de los pueblos indígenas. Lamentablemente todos los pueblos ven sus derechos afectados no sólo por el conflicto armado interno sino también por la explotación de los recursos naturales en sus territorios ancestrales. Vemos con preocupación la implementación de planes de desarrollo públicos y megaproyectos en territorios tradicionales de la Sierra Nevada, como el caso de la represa multipropósito de Los Besotes en territorio Arhuaco y Kankuamo y el de la represa del río Rancherìa en territorio Wiwa, sin una consulta previa que cumpla con los procedimientos establecidos por las normas internacionales. Recordamos en este sentido los acuerdos firmados entre el gobierno nacional y los pueblos indígenas de la Sierra Nevada en diciembre 2001. En este mismo sentido, en el marco de la misión, recibimos testimonio de los graves efectos que tienen los ocho megaproyectos (implementados o por implementar) en territorio ancestral Wayúu en el departamento de La Guajira. De acuerdo a sus testimonios, se mantiene una presencia de paramilitares desmovilizados que siguen ejerciendo un control sobre la población civil. Es sumamente preocupante el asesinato de 16 liderezas que hacían parte del proceso de resistencia frente a la implementación de estos megaproyectos en sus territorios. Finalmente, es preocupante lo manifestado por las autoridades Kankuamas, frente a la permanencia y ejercicio de la figura del corregidor o inspector de policía (nombrado por el estado) en los cabildos, que afecta el ejercicio de gobierno propio en territorio indígena y genera una incompatible superposición de jurisdicción al interior de los resguardos. Recomendaciones: Al Gobierno Colombiano: 1. La búsqueda de una solución pacifica y negociada al conflicto armado interno. 2. Dar cumplimiento a las Recomendaciones de Rodolfo Stavenhagen en su informe del 2004, priorizando las recomendaciones No. 91 y 97. 3. Implementar Recomendación No. 5 de la Alta Comisionada de NNUU para los Derechos Humanos en su informe del año 2005 que tiene que ver con la defensa, protección y promoción de los derechos de los grupos vulnerables. 4. Respectar e implementar los acuerdos suscritos entre el Gobierno nacional y el Consejo Territorial de Cabildos (CTC), en diciembre 2001 con los pueblos de la Sierra Nevada. 5. Concertar con los pueblos indígenas un proceso de reparación integral que tome en cuenta un enfoque diferencial en materia indígena. 6. Proceder bajo la legislación nacional e internacional a resolver la figura del Corregidor frente a la autoridad indígena en territorio Kankuamo. 7. Revisar el papel de las fuerzas militares frente a su rol social que vienen adelantando en las comunidades indígenas. En particular, recordamos que la Procuraduría General de la Nación se pronuncio contra la sustitución de las funciones de los Ministerios de gobierno por parte de las Fuerzas Armadas. 8. Garantizar la vida de los lideres, de los Mamos, de los defensores de derechos de los pueblos indígenas y en especial las personas protegidas por medidas cautelares y provisionales. Fiscalia y procuraduría 9. Investigar, sancionar y castigar los responsables materiales e intelectuales de los casos denunciados ante la Fiscalìa. De la Misión a la Comunidad Internacional 10. Seguir apoyando el fortalecimiento organizativo de las comunidades indígenas 11. Convocar a las agencias del Sistema de Naciones Unidas con presencia en la Sierra Nevada de Santa Marta, al Misión de apoyo al proceso de paz en Colombia de las Organización de los Estados Americanos – MAPP­OEA, al gobierno Nacional y departamental, organismos de control y ONGI y autoridades indígenas de la Sierra la conformación de una Comisión Mixta de verificación para hacer seguimiento a las recomendaciones de la Misión Internacional de Verificación y los acuerdos del Consejo Territorial de Cabildos – CTC y el gobierno. A Grupos armados ilegales: 12. Respetar los territorios, autoridades y comunidades indígenas en el marco del DIH. Bogotá, 29 de septiembre 2006