Versión final, mayo 6 de 2008 ELEMENTOS PARA UN NUEVO CÓDIGO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO Documento de trabajo de la Comisión de Reforma del Código Contencioso Administrativo creada por el Decreto 4820 de 2007 Este documento presenta una síntesis de los estudios y razonamientos preliminares de la Comisión de Reforma del Código Contencioso Administrativo, creada por el decreto 4820 de 2007, acerca de los diversos aspectos, principios y orientaciones que deberían inspirar el nuevo Código. El texto se ha estructurado a partir del temario que el Consejo de Estado preparó para deliberar sobre el nuevo Código Contencioso Administrativo en el Seminario celebrado en Paipa los días 12, 13 y 14 de febrero de 2008, y recoge sus reflexiones y propuestas, así como las opiniones iniciales de los demás integrantes de la Comisión de Reforma del C.C.A., en especial del Ministerio del Interior y de Justicia, del Ministerio de Hacienda y Crédito Público y de la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República. El documento se compone de dos partes. La primera versa sobre el libro primero del Código Contencioso Administrativo, que trata de los procedimientos administrativos. La segunda parte se refiere al libro segundo del Código, que trata del control jurisdiccional de la actividad administrativa. Con la presente publicación la Comisión de Reforma del C.C.A. desea brindar una información amplia de sus trabajos, así como recabar de los integrantes de la Rama judicial, de los abogados, del sector académico y de la opinión pública en general sus valiosas opiniones y contribuciones, a fin de enriquecer con ellas el proceso de reforma del Código Contencioso Administrativo. Los comentarios y propuestas podrán remitirse vía correo electrónico a: reformacca@consejoestado.ramajudicial.gov.co O hacerse llegar a: Comisión Reforma Código Contencioso Administrativo Dirección: Calle 12 # 7-65 PBX: (571) 3506700 Fax: (571) 3506700 Bogotá D.C., Colombia 2 I. PROCEDIMIENTOS ADMINISTRATIVOS 1. Principios constitucionales de la función administrativa Temas analizados: ¿Cuáles son los principios rectores que deben consagrarse en el Código Contencioso Administrativo para que las actuaciones de la administración estén en armonía con la Constitución Política? (artículos 2, 13, 23, 83, 84 y 209 de la Constitución). En opinión de la Comisión de Reforma es necesario determinar los principios constitucionales comunes a todo el código, que comprendan la actividad administrativa y la jurisdiccional, así como los que son propios de cada una de estas dos partes. No siendo quizá necesario hacer definición legal de los principios, bastará con enunciarlos y dar una orientación sobre su sentido y finalidad en el Código. La determinación o enumeración no será taxativa sino enunciativa. La Comisión de Reforma pondrá buen cuidado en identificar, inventariar y analizar los principios consagrados en la Constitución Política y en la Ley Estatutaria (artículo 1º Ley 270 de 2001), precisando el alcance y sentido que les corresponde, en especial como mecanismos de interpretación e integración normativa que permitan llenar las lagunas que se presenten y conformar el bloque de legalidad concerniente a cada caso, acompañados de mecanismos y consecuencias, incluso sancionatorias y anulatorias, que permitan al juez vigilar y exigir su cumplimiento. El principio de oralidad, previsto en la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia (reformatoria de la Ley 270 de 2001) como principio rector de esa función pública, será especialmente considerado dentro de los principios que deben regir el nuevo Código y como mecanismo para garantizar la imparcialidad, al permitir que todas las partes sean oídas en audiencia pública. 2. Campo de aplicación del Código Contencioso Administrativo Temas analizados: De acuerdo con la actual estructura del Estado y las nuevas entidades de rango constitucional, ¿cuál debe ser el campo de aplicación del Código Contencioso Administrativo? Resurge inevitablemente la cuestión de si el Código se aplicará a las entidades públicas por el simple hecho de ser públicas (criterio subjetivo u orgánico) o si se aplicará a la actividad administrativa (criterio material). Sobre este punto se ha solicitado a la Comisión de Reforma definir primero el objeto de la primera parte del Código Contencioso Administrativo, sobre las actuaciones administrativas, precisando a quién se aplica y sobre qué clase de normas, y luego definir el objeto de la jurisdicción contencioso administrativa. Este sector de opinión considera que se debe reivindicar el criterio material en lugar del criterio orgánico establecido por la Ley 1107 de 2006, el cual le ha quitado la especialidad a la Jurisdicción Contencioso Administrativa. 3 Al decidir que la jurisdicción contencioso administrativa es competente para conocer de las actividades y actos de los órganos estatales, independientemente del régimen legal que se les aplique (administrativo o de derecho privado), la Ley 1107 de 2006 adoptó una solución práctica, en cuanto eliminó el problema de definir la competencia de jurisdicción frente a una actividad estatal y, en consecuencia, facilitó la defensa del derecho del administrado. Sin embargo, plantea una dificultad, consistente en saber cuál código de procedimiento y en qué condiciones se aplica cuando se juzgan actos de derecho privado de la administración, puesto que en el campo del derecho administrativo se actúa a través de actos y hechos administrativos, mientras que en el campo del derecho privado se actúa a través de negocios, actos y hechos jurídicos privados. Los negocios, actos y hechos jurídicos privados tienen un régimen sustantivo diferente del que se aplica a la actividad administrativa, lo cual tiende a modificar la forma de actuar en Derecho para poner en movimiento la actividad jurisdiccional. Deben, por tanto, definirse y aclararse relevantes aspectos de competencia que no quedaron suficientemente delimitados con la expedición de la ley 1107 de 2006, como es el caso de las actividades comerciales y financieras que ejercen, como si fueran particulares, algunas de las entidades comprendidas por el artículo 1° de la mencionada ley. Específicamente suscitan preocupación temas como los siguientes: la prescripción o caducidad (ésta opera principalmente en materia administrativa), las acciones procesales para pedir en justicia (existe un formalismo muy grande tratándose de las acciones contencioso administrativas y por el contrario, una gran flexibilidad en materia civil, incluso en cuanto a la acumulación de acciones y pretensiones, lo que permite una mayor efectividad en conflictos entre particulares) y las formalidades y exigencias de la demanda, para citar los aspectos principales en que existen diferencias sustanciales entre los códigos Contencioso Administrativo y de Procedimiento Civil y, por tanto, aparentemente, tendría que aplicarse el C. de P. C. cuando se trate de asuntos exclusivamente de derecho privado, pues es difícil acomodar tales procesos a las exigencias del C. C. A. Lo que implicaría, además, si se aplicara el régimen de este último Código, que no solo se estaría modificando la competencia sino, también, el régimen procesal. Se ha planteado a la Comisión de Reforma, también, la conveniencia de analizar el tema de los juicios de policía regulados por leyes especiales que actualmente se exceptúan del control de la jurisdicción contencioso administrativa, y la necesidad de revisar la denominación de “juicio” que se le da a tales procedimientos, con miras a eliminar su uso, y diferenciarlo del ejercicio de la función o poder de policía, de la cual surgen actos administrativos controlables por esa jurisdicción, y de las actividades y decisiones que por la celeridad con que deben ejecutarse quedan fuera del Código. 3. Definiciones generales de las instituciones y palabras, tales como: acto administrativo, hecho, reglamento, etc. Temas analizados: ¿Es conveniente definir las diferentes instituciones del Código, tales como acto administrativo, hecho, reglamento, etc? ¿En caso afirmativo, qué instituciones se deben definir? ¿Con qué contenido? 4 No parece conveniente incorporar definiciones de conceptos o instituciones jurídicas en el Código, por cuanto encasillan al juez en una escuela de pensamiento jurídico determinada, creándole así una camisa de fuerza que se contrapone a su autonomía para decidir. Adicionalmente, las definiciones sobre tales conceptos se enfrentan al cambio constante y acelerado de la realidad y de las relaciones jurídicas, y a la inexactitud o insuficiencia de ellas para comprender todas las posibilidades de dichos conceptos en esa realidad. Al respecto se ha recordado la fallida experiencia de incluir definiciones sobre los referidos conceptos en el Decreto 01 de 1984, las cuales fueron derogadas por el Decreto 2304 de 1989, dada su inoperancia e inconveniencia. Con todo, cabe considerar casos en que algunas definiciones puedan resultar necesarias, porque no hay homogeneidad en el uso de los términos, o porque se los quiere utilizar en las disposiciones jurídicas con un sentido diferente del habitual. 4. El derecho de petición. Reglamentación uniforme Temas analizados: El Código Contencioso Administrativo supone que todo trámite implica una petición en interés particular. Sin embargo, en la práctica la administración distingue entre usuario y peticionario, de donde se desprende que al primero no se le aplican las reglas del Código. ¿Es necesario o conveniente cambiar esta estructura para favorecer la regulación de la “relación jurídica” del usuario de cualquier servicio de la administración? o ¿Se debe explicar que las reglas sobre las actuaciones administrativas se aplican a cualquier relación jurídica entre un particular y la administración? ¿Es necesario incluir un artículo sobre los deberes generales de la administración frente al derecho de petición que incluya los criterios de la jurisprudencia? ¿Se debería establecer algún tipo de sanción pecuniaria para el funcionario responsable para complementar el artículo 7º del Código? ¿Cómo evitar que el 40% de las acciones de tutela sean motivadas por la falta de respuesta de la administración? La Comisión de Reforma considera que es preciso definir si esta materia ha de ser regulada mediante ley estatutaria dado que, conforme al artículo 152 literal a) de la Constitución Política, el Congreso de la República regulará mediante leyes estatutarias: los “Derechos y deberes fundamentales de las personas y los procedimientos y recursos para su protección”. Una vez aclarado este punto, una regulación nueva del derecho de petición deberá contemplar la gran cantidad de pronunciamientos jurisprudenciales y doctrinarios que se han producido sobre esta materia, y pro tanto se deberán eliminar formalidades, establecer términos breves, incorporar disposiciones que faciliten medios electrónicos y mecanismos expeditos de información y comunicación, como el correo electrónico, el telefax, entre otros importantes aspectos. 5 El silencio administrativo negativo debería seguir siendo la regla general. Con todo, las nuevas reglas deben hacer énfasis en su carácter de derecho fundamental, introducir medidas para su especial protección y efectividad y hacer más expedita su tramitación, mediante la eliminación de formalidades, de modo que sea suficiente para darle curso la condición de que la petición sea inteligible. La nueva regulación identificará sectores y asuntos que, según las necesidades, ameriten un trámite urgente y términos breves, enfatizando en el requerimiento de descongestionar la administración de justicia mediante una adecuada y pronta satisfacción de las peticiones. Implementará, además, mecanismos de información y comunicación con apoyo en medios electrónicos. Precisará también si los servicios públicos generan o no procedimiento administrativo y acto administrativo, teniendo en cuenta que su relación con el usuario es económica o mercantil y que se trata de un tema de especial importancia en la Constitución Política y en la satisfacción de las necesidades sociales. Finalmente, establecerá mayor responsabilidad y consecuencias más gravosas para el funcionario que no responda oportunamente las peticiones, y otorgará al juez suficientes herramientas jurídicas para definir tal responsabilidad y hacer efectivas las consecuencias correspondientes. 5. Regulación integral y unificación de los procedimientos Procedimientos especiales administrativos. Temas analizados: ¿Se debe mantener que el Código Contencioso Administrativo es supletorio a falta de otro procedimiento administrativo o, por el contrario, se debe establecer que es único y que deroga todos los procedimientos especiales? ¿Qué procedimientos administrativos regulados por leyes especiales son realmente de carácter especial? ¿Es viable establecer un solo procedimiento o se deben contemplar la posibilidad de establecer tres tipos de procedimientos: uno general, uno para los casos en que haya oposición entre particulares; (rutas de transporte, minas etc.), y uno sancionatorio aplicable inclusive a la procuraduría y la contraloría; así como reglas especiales para la jurisdicción coactiva? ¿Esta clasificación de los procedimientos es suficiente? ¿Se requiere otra? ¿Cuál? El procedimiento administrativo que regule el Código Contencioso Administrativo debería ser general y no supletorio, de manera que estipule las normas obligatorias, sin perjuicio de los procedimientos especiales que en su momento se determinarán. Por tanto será indispensable establecer reglas fundamentales del debido proceso en sede administrativa. Dichas reglas tendrían carácter general y obligatorio, para así evitar la proliferación de las normas especiales actualmente existentes. De otra parte es urgente reducir, simplificar y unificar los procedimientos especiales. Con este propósito se podrían consagrar unos procedimientos tipo o básicos, como por ejemplo: uno general, “realmente” general; otros especiales para cuando haya 6 oposición de particulares interesados; otro, sancionatorio, para General de la Nación y otras Entidades Públicas. la Procuraduría En cuanto a la jurisdicción coactiva, se ha planteado la inquietud de hasta dónde se puede eliminar y cuál podría ser su naturaleza. Se ha sugerido que se limite a un procedimiento administrativo con posibilidad de control jurisdiccional, por cuanto tiene que ver con la ejecución material de los actos administrativos, y ello con la finalidad de unificar los diversos procedimientos de jurisdicción coactiva que existen hoy. Tema analizado: ¿Cómo reconciliar los procedimientos administrativos colombianos y los que surgen por aplicar los previstos en el tratado de la organización mundial del comercio y en los tratados de libre comercio? Es necesario analizar la relación de los procedimientos administrativos regulados en tratados internacionales con el Código Contencioso Administrativo, los cuales no son susceptibles de ser regulados en éste justamente por tener una regulación especial, correspondiente a convenios entre varios Estados, y por tener control previo de la Corte Constitucional. Conviene hacer claridad sobre ese aspecto en un artículo del Código, el cual se aplicaría cuando se trate de ejercer control sobre los actos y actuaciones administrativas que se expidan con base en ellos. A priori, esto es, mientras no exista el tratado y no saber cuál es su contenido, no pueden armonizarse o conciliarse las normas de los tratados con la legislación interna, ni tampoco se puede restringir la potestad del ejecutivo para negociar los tratados. Es claro, sin embargo, que en estos casos debe haber una norma puente o de unión, que fije un criterio de aplicación de la legislación interna que armonice con el tratado internacional 6. Regulación interna de procedimientos administrativos Tema analizado: El actual código contencioso administrativo contiene unas reglas generales, pero deja al reglamento interno la regulación en detalle del trámite de las peticiones. ¿Se debe mantener ésta división, o es preferible hacerla mediante decreto reglamentario? ¿se pueden ampliar las competencias para que se regulen, total o parcialmente, los procedimientos por resolución (como se hace en materia de transporte y tránsito)? Será necesario ajustar la redacción del artículo 32 del Código Contencioso Administrativo, porque su finalidad era organizar administrativamente el trámite interno de la petición en la entidad respectiva y no regular el derecho de petición, que es potestativo de la ley. Conforme a este criterio, los reglamentos internos para el trámite de las peticiones no podrán ser, en caso alguno, oponibles o exigibles a los particulares. 7 Es indispensable implementar y hacer efectivo el verbo “definir” y determinar qué se debe concebir como “decisión” a una petición, en el entendido de que decidir no es simplemente dar una respuesta, sino resolver de fondo. No se debe perder de vista que, como arriba se ha señalado, al ser el derecho de petición un derecho fundamental, tendría que ser regulado mediante Ley Estatutaria. Cualquiera que sea la vía legislativa que deba seguirse, es de capital importancia establecer mecanismos efectivos para hacer expedito el derecho de petición y así evitar la proliferación de trámites y de demandas de tutela. 7. La actuación administrativa a través de medios electrónicos. Formalidad vs. Informalidad. Tema analizado: ¿Cómo regular esta forma de expresión en la relación administración - administrados? La Comisión deberá abordar en este aspecto dos puntos neurálgicos: la informalidad y el uso de medios electrónicos. En cuanto a lo primero es necesario simplificar los trámites y reducir las formalidades innecesarias. En relación con lo segundo, hay que hacer una apertura hacia la utilización de los medios informáticos con la debida regulación. En el nuevo Código Contencioso Administrativo se consagrará la implementación de las facilidades tecnológicas de nuestro tiempo en las actuaciones administrativas y en el proceso judicial. Así, por ejemplo, la presentación personal de recursos es una arcaica exigencia que merece revisarse, toda vez que el mundo global actual contempla otras formas de interposición de recursos como son el fax y el e-mail. Entre otros aspectos importantes, por supuesto, deberá ponerse especial cuidado en regular de manera estricta la responsabilidad por el indebido manejo de los nuevos instrumentos tecnológicos. Tema analizado: ¿Es necesario regular en el Código el uso de portales de información por las entidades públicas, la responsabilidad de la información que allí se publica y los efectos de la misma? La Comisión percibe la necesidad de regular en forma genérica el uso de portales de información para que sean admisibles como prueba. Se recuerda que la Ley 527 de 1997 valida los medios electrónicos como medios probatorios. El nuevo Código Contencioso Administrativo puede dar el paso de regular los procedimientos que se adelantarían de manera virtual y culminarían con una decisión administrativa virtual. En esa medida las normas tendrán que prever, además, que la manipulación indebida de medios electrónicos en las actuaciones administrativas será sancionada penal, procesal y probatoriamente. En este orden de ideas el Código regulará, además, las relaciones administración-administrado en los aspectos referidos a la validez y existencia del acto administrativo plasmado a través de medios 8 electrónicos, y dará aplicación a las nuevas previsiones que en tal sentido y en materia de contratación estatal trajo la ley 1150 de 2007. 8. Vía gubernativa. “Privilegio de lo previo” Temas analizados:¿Qué se entiende por agotamiento de vía gubernativa? ¿Frente a qué temas debe haber pronunciamiento previo de la administración? ¿Debe agotarse la vía gubernativa para acceder a la jurisdicción? ¿Es conveniente mantener los recursos por la vía gubernativa, o es preferible que la administración tome una decisión que sea realmente definitiva? ¿Es realmente una garantía para el administrado? o se debe suprimir? (entendiendo que es suficiente para el administrado contar con la revocatoria directa) ¿En caso de suprimirse la vía gubernativa podrían establecerse unos controles previos a la decisión (como consulta con el superior) para ciertos casos controvertibles, o cuando la decisión vaya a ser negativa (en casos de decisiones en masa), cuando puedan afectar derechos fundamentales, o cuando la decisión sea discrecional? ¿El recurso de reposición debe establecerse como regla general? Se ha puesto de presente a la Comisión de Reforma la antigua discusión sobre si es procedente eliminar la vía gubernativa como requisito obligatorio, y por ende de procedibilidad, de algunas acciones contencioso administrativas (“privilegio de lo previo”). Tiene importantes seguidores la tesis según la cual la vía gubernativa no debe ser requisito de procedibilidad, y que debe reducirse simplemente a una opción para el administrado, quien podría interponer los recursos o no, o acudir directamente a la jurisdicción. Si el administrado escoge agotar la vía gubernativa, tendrá la gracia del efecto suspensivo del acto; en caso contrario su asunto pasará directamente a la vía judicial. Quienes tal piensan estiman que, al eliminarse la vía gubernativa como requisito de procedibilidad, se da cumplimiento al artículo 229 de la Constitución Política, que garantiza el derecho de toda persona para acceder a la administración de justicia, derecho que no debe quedar en suspenso mientras la administración decide los recursos. Al recordar que la vía gubernativa otorga a la administración la oportunidad de subsanar sus yerros sin necesidad de poner en funcionamiento el engranaje judicial, la Comisión considera que se debe sopesar la conveniencia de volverla optativa o facultativa para el administrado, porque la medida podría congestionar más la justicia. Con todo, la Comisión está interesada en explorar procedimientos que, en algunos casos y bajo especiales condiciones, faciliten el reconocimiento de responsabilidades por parte de la Administración bajo la óptica de evitar que todo tenga que ir a la jurisdicción y de reconocer derechos legítimos a los ciudadanos con mayor celeridad. 9 Entre quienes defienden la obligatoriedad de un pronunciamiento previo de la administración como condición para acceder a la justicia contencioso administrativa, se han dado a conocer dos interesantes propuestas. La primera consiste en que se mantenga el agotamiento de la vía con un solo recurso, obligatorio y muy simple, y que quien lo decida no sea el superior funcional, sino una oficina “especial” creada para tal efecto. Se defiende esta tesis con argumentos pragmáticos, ya que el agotamiento de la vía gubernativa evita la congestión judicial. Además se estima que no puede permitirse que la Administración traslade su ineficiencia a la jurisdicción, pues la vía judicial debe ser la última opción para el administrado. Debe exigirse que la administración mejore la calidad y oportunidad de su facultad decisoria. La segunda propuesta consiste en que el juez, una vez admitida la demanda, pregunte a la Administración si quiere o no mantener su decisión, como sucede en Costa Rica. En el sistema costarricense, si no se agota la vía gubernativa, en el auto admisorio de la demanda se da traslado al jerarca de la entidad para que revoque el acto administrativo en un determinado plazo; si no lo hace, empieza a correr el término para contestar la demanda. Este mecanismo, claro está, podría modificar la discusión judicial si se produce un nuevo pronunciamiento de la Administración. En cuanto a la idea de crear agencias especiales, distintas del agente que expidió el acto, para resolver los recursos de la vía gubernativa, preocupa a la Comisión de Reforma que su implementación requiera de considerables incrementos burocráticos. Ello sin pasar por alto otros problemas, tales como la dispersión de la responsabilidad de la administración, mayor morosidad en las decisiones, y desnaturalización del recurso administrativo, cuya filosofía ha consistido en que da la posibilidad, al mismo funcionario que expidió el acto, de aclararlo, modificarlo, revocarlo o confirmarlo. Adicionalmente dichas agencias especiales tendrían problemas como los siguientes: ¿Quién asume la responsabilidad de la decisión? La agencia terminaría siendo una especie de árbitro, que no respondería ante la autoridad que tiene asignada la competencia y la consiguiente responsabilidad. Tendría que escindirse la competencia para que la agencia decidiera sobre la legalidad, y la autoridad original sobre el mérito, si el recurso contiene impugnaciones por ambos motivos. En fin, que sea una autoridad diferente la que resuelva el recurso, es tanto como trasladar la decisión definitiva a otra autoridad, con lo cual se trastorna el funcionamiento ordinario de la administración pública y se contrarían todos los principios de jerarquía y autonomía. Quizá podría exigirse, más bien, que los recursos sean decididos siempre por la Oficina Jurídica, o una dependencia de la entidad (un equipo especial en la Secretaría General) que se especializara en el tema, para que proyectara las decisiones que, de todas maneras, en últimas deben ser adoptadas por la autoridad que expidió el acto original o su superior. La consulta con el superior es, de hecho, muy frecuente en la práctica, por lo que un recurso de apelación (en la hipótesis de que se suprima la vía gubernativa) para ciertos casos controvertibles, o cuando la decisión vaya a ser negativa (en casos de decisiones en masa), o puedan afectar derechos fundamentales, o cuando la decisión sea discrecional, sería inocuo. 10 Se estudia la posibilidad de consagrar, en algunos casos, lo que algunos llaman el recurso jerárquico impropio (también denominado de alzada), que opera contra los actos de una autoridad para ante quien ejerce control de tutela sobre el ente (por ejemplo, recurso ante un ministro contra un acto de una entidad descentralizada), señalando claramente los casos en que sea procedente (en principio, por ejemplo, no procede por razones de mérito). Por consideraciones de orden práctico y de cultura administrativa, es muy extendida la opinión favorable a que el recurso de reposición no se establezca como obligatorio bajo ninguna circunstancia. En otro orden de ideas, siempre en relación con la vía gubernativa, se ha propuesto una revisión al artículo 34 del C.C.A., sobre pruebas de la actuación administrativa, para que se haga obligatorio dar traslado de las pruebas recopiladas a la parte involucrada en la investigación, y así evitar la vulneración del derecho de defensa. En la práctica esto no siempre sucede, lo que da lugar a la anulación posterior de muchos actos administrativos en vía jurisdiccional, incluyendo acciones de tutela, con el grave detrimento económico que esto puede conllevar para la administración, además de la congestión en los distintos despachos que conocen de la tutela. 9. La revocatoria directa de los actos administrativos Tema analizado: ¿Debe incluirse la violación de los derechos fundamentales entre las causales de revocatoria directa de los actos administrativos, aún si dicha violación no es manifiesta? Sobre la cuestión aquí planteada se han erigido varias posiciones. En consideración de algunos la inclusión que se propone sobra porque la violación de los derechos fundamentales como causal de revocatoria directa del acto administrativo ya está consagrada en la causal primera del artículo 69 del C.C.A. En la literalidad de la norma está inmersa la violación de derechos fundamentales. 1 Adicionalmente, como quiera que los derechos fundamentales son de rango constitucional, no es necesario que su violación esté consagrada expresamente en la ley como causal de revocatoria directa de los actos administrativos. La inclusión expresa de esta causal iría en contravía del propósito de la reforma, en cuanto que se incurriría en una repetición innecesaria de normas. Otro sector de opinión considera que debe incluirse como causal expresa de revocatoria directa de los actos administrativos la violación de los derechos 1 ARTÍCULO 69. Los actos administrativos deberán ser revocados por los mismos funcionarios que los hayan expedido o por sus inmediatos superiores, de oficio o a solicitud de parte, en cualquiera de los siguientes casos: 1. Cuando sea manifiesta su oposición a la Constitución Política o a la ley. …yo oí 11 fundamentales, aún en aquellos eventos en los que dicha violación no sea manifiesta, con el fin de poner el código a tono con la Carta Fundamental. En su concepto la causal de revocatoria directa del acto por violación de derechos fundamentales no está comprendida en las que enumera el artículo 69 del C.C.A, lo cual hace necesaria su consagración expresa. Incluir expresamente la causal podría ayudar a que la administración, una vez notificada de una demanda de tutela instaurada en su contra, proceda a revocar el acto y así sustraer la materia del control jurisdiccional. En este caso no se necesitaría consentimiento del particular. 10. Efectos de los actos administrativos Temas analizados: ¿Es conveniente regular los efectos de los actos administrativos, a partir de unas clasificaciones mínimas: reglamentarios y particulares; definitivos y de trámite; favorables y de gravamen? Sobre este punto se han expresado en la Comisión opiniones encontradas. Unos consideran que dicha regulación no es conveniente, porque podría generar confusión y se faltaría a la técnica jurídica. En el otro extremo se opina que los efectos de los actos administrativos sí deberían ser regulados, no en forma detallada, pero sí en cuanto a los principios y a las regulaciones generales. Se argumenta que, con el objeto de evitar discrepancias innecesarias de los operadores jurídicos, y sin violar la técnica jurídica, podría mejorarse la redacción del artículo 50 en su inciso final y quizás convertirlo en un artículo separado. 11. Notificación de los actos administrativos. Ineficacia Tema analizado: ¿Es necesario regular la posibilidad de enviar peticiones, documentos y recursos por medios electrónicos, fax, etc, así como incluir procedimientos electrónicos de notificación? Si bien las leyes 527 de 1999 y 962 de 2005 se ocupan de estos aspectos, y se reconoce la validez y eficacia de los medios electrónicos para efectos de notificaciones y publicaciones, es necesario modernizar el texto de las normas y extender en el nuevo Código la aplicación de estos medios a otros eventos que lo permitan. Así, por ejemplo, la notificación por correo electrónico es válida, siempre que el usuario haya aceptado este medio de notificación, y se pueda tener constancia de la notificación, el contenido del acto y la fecha en que se surte dicha notificación. Bajo tales condiciones sería válida, incluso, la notificación por conducta concluyente. Es conveniente establecer la notificación por conducta concluyente en el CCA, la cual actualmente se remite al Código de Procedimiento Civil2, toda vez que en la 2 “Artículo 330 del CPC. Cuando una parte o un tercero manifieste que conoce determinada providencia o la mención en escrito que lleve su firma, o verbalmente durante una audiencia o 12 administración se presentan casos especiales que ameritan regulación más específica. Se cita un ejemplo concreto: el trabajador público que cobra su prestación social, salario o cualquier emolumento, pretextando que no se le ha notificado “formalmente” su cuantía. Por el hecho de haberla cobrarlo se entiende que conoce su monto y debería tenérsele como notificado por conducta concluyente, y no permitirle afirmar que desconoce el acto para poder demandarlo muchas veces, varios años después, pretendiendo intereses, indexación, etc., con la sangría presupuestal y el desgaste judicial que esto entraña. Tema analizado: ¿Es suficiente la ineficacia como sanción por la falta o mala notificación? Por razones de seguridad jurídica estima la Comisión que conviene continuar con la tesis que se ha expuesto sobre la inoponibilidad de los actos administrativos. Se sugiere que una norma especial establezca un mecanismo que permita darle efectividad a la falta de notificación del acto administrativo y, también, a la indebida notificación. Se advierte que la falta de notificación genera responsabilidad disciplinaria, actuación que corresponde evaluar al organismo investigador y hace parte de otra codificación. 12. Pérdida de fuerza ejecutoria o ejecutividad Temas analizados: ¿Es procedente incluir la declaratoria de oficio de pérdida de fuerza ejecutoria de los actos administrativos o sólo debe proceder como excepción cuando la administración pretende ejecutarlo después de los cinco años? (artículo 67 C.C.A.) ¿Es procedente contemplar que la declaratoria de pérdida de fuerza ejecutoria proceda a solicitud de parte? La Comisión estima conveniente consagrar de manera expresa la posibilidad de declarar de oficio o a solicitud de parte la pérdida de fuerza ejecutoria de los actos administrativos. Tema analizado: En el evento en que la administración pueda declararla de oficio, ¿es necesario contemplar un nuevo control? La Comisión no lo encuentra necesario. Tema analizado: ¿Es viable incluir la pérdida de fuerza ejecutoria como causal de nulidad sobreviniente? (La jurisprudencia ha anulado algunos actos por haber operado su decaimiento). No parece necesario. El decaimiento del acto es un aspecto distinto a la validez del acto. La pérdida de fuerza ejecutoria y la declaratoria de nulidad son aspectos diligencia, si queda constancia en el acta, se considerara notificada personalmente dicha providencia en la fecha de presentación del escrito o de la audiencia o diligencia”. 13 diferentes. Se plantea, en cambio, la necesidad de crear un mecanismo que resuelva y defina la figura del decaimiento del acto en aras de la seguridad y garantía de los derechos del administrado. 13. El control sobre la actuación administrativa para evitar un perjuicio o un daño contingente o la violación de un derecho fundamental. Tema analizado: ¿Puede el juez administrativo ordenar que se suspenda, se repita o rehaga una actuación, o unos actos de mero trámite, para que el acto definitivo sea legal? ¿De ser positiva la respuesta, en qué casos, y cuál sería el mecanismo? ¿Este sería el mismo de la protección de los derechos fundamentales? La Comisión no encuentra conveniente volver a la figura de la suspensión a prevención, cuya eficacia, por lo demás, fue limitada a solo muy pocos casos. Considerados los principios de separación e independencia de los poderes, el juez puede incurrir en una injerencia en asuntos del ejecutivo. En cuanto a si la vía gubernativa ha de ser facultativa u obligatoria, nos remitimos a las consideraciones del numeral 8 precedente. 14. El silencio administrativo. Modificación de la regla general o ampliación de casos en que procede el silencio administrativo positivo. Temas analizados: ¿Cuál es la eficiencia y eficacia actual del silencio administrativo negativo consagrado como regla en el artículo 40 del C.C.A.? ¿Se deben ampliar los casos del silencio administrativo positivo o convertirlo en la regla general? El silencio administrativo es un mecanismo eficiente en la defensa de los derechos de los administrados ante la inactividad de la administración, dado que permite acudir a la Jurisdicción sin mayores dilaciones. Sobre esta materia la Comisión encuentra recomendable no modificar el principio del silencio negativo como regla general, porque la administración pública no está en capacidad de atender con oportunidad y suficiencia las obligaciones que podrían derivar de la aplicación del silencio administrativo positivo, que desbordaría su capacidad administrativa, financiera y presupuestal. Será necesario revisar los casos en los cuales la ley contempla el silencio administrativo positivo, para limitarlos a asuntos verdaderamente excepcionales, unificar el procedimiento en relación con el silencio administrativo positivo, con el fin de armonizar las diferentes regulaciones existentes sobre la figura, y diseñar mecanismos que obliguen a la administración a garantizar el derecho de petición de los administrados. 15. Reconocimiento y pago en sede administrativa. Control jurisdiccional 14 Temas analizados: ¿Es conveniente facultar a la administración para que reconozca la indemnización del daño causado por un hecho suyo, de manera que el afectado acuda a la jurisdicción demandando el acto administrativo que decidió su petición de reconocimiento y pago del daño solo si no está de acuerdo con él? ¿En caso afirmativo, cuál sería el contenido y alcance de ese capítulo? La Comisión analiza la conveniencia de otorgar a la administración facultades significativas para que pueda reconocer la indemnización del daño causado por un hecho suyo. Ello no debería dar lugar a la expedición de actos administrativos, sino a la suscripción de un acta en la que conste el acuerdo de voluntades entre las partes o la falta de acuerdo. Sería este un instrumento valioso de garantía de sus derechos para los administrados, que de paso ayudaría a evitar condenas internacionales en contra de la nación. Esta modalidad de conciliación debería consagrarse como un requisito de procedibilidad para acceder a la jurisdicción, y el control jurisdiccional solamente procedería por vicios de consentimiento y sobre aquello en lo que no hubo acuerdo. Si se adopta esta reforma, la reglamentación deberá establecer un término razonable para que las partes resuelvan directamente el conflicto, en relación con la reclamación de reconocimiento y pago, e incorporar rigurosos mecanismos de control para conjurar el riesgo de abusos y de corrupción. 16. Procesos entre entidades públicas Temas analizados: ¿Deben prohibirse los procesos entre entidades públicas, y determinar que cuando son de un mismo orden administrativo, el presidente, el gobernador o el alcalde definirán el litigio, o el conflicto de competencias administrativas; y cuando son de diferente orden, la sala de consulta, o los tribunales (habría que definir cómo) expedirán un concepto de carácter obligatorio en el que definan, conforme a derecho, cómo debe solucionarse el conflicto? En sentir de la Comisión no parece conforme con nuestro sistema jurídico prohibir los procesos en donde se enfrenten entidades públicas (Nación, Municipios, Entidades descentralizadas etc.). Cuando se trata de organismos que hacen parte de una misma entidad, no es jurídicamente viable la existencia de proceso judicial entre ellos, claro está. Sin embargo, ante la posibilidad de procesos entre entidades estatales pertenecientes a la misma persona jurídica deben analizarse tanto las normas presupuestales como aquellas referidas a la responsabilidad. No se considera conveniente que la Sala de Consulta del Consejo de Estado emita concepto en estos casos. 15 17. Otros aspectos de trámite La Comisión de Reforma está evaluando la conveniencia de modificar el numeral 2 del artículo 52 del CCA, en cuanto al requisito de efectuar el pago o garantizarlo previamente a la presentación de recursos. Si bien en la práctica esta disposición es inocua, pues el recurso se tramita sin necesidad de efectuar el pago, dicha disposición podría erigirse como una barrera de acceso para presentar los recursos, y por ende, violar el principio de acceso a la administración de justicia, y adicionalmente se encuentra en contradicción con lo dispuesto en el articulo 55 del mismo Código, que establece que los recursos se conceden en el efecto suspensivo. En cuanto al recurso de queja se ha sugerido desarrollar el artículo 53 en el sentido de no obligar al administrado a solicitar y obtener copias de todo lo actuado para llevárselas al superior, y en lugar de ellos disponer que el inferior deberá remitir la actuación al superior. Es también objeto de análisis la posibilidad de facultar a la administración para declarar la nulidad de sus propias actuaciones en vía administrativa, y así disminuir la congestión judicial con acciones de lesividad y las condenas en contra de la administración por daños y perjuicios. 18. Función consultiva Temas analizados: ¿Se debe redefinir el alcance de la función consultiva y asignar nuevas competencias a la Sala de Consulta y Servicio Civil, en desarrollo del artículo 237 numeral 3º de la Constitución? ¿Debe revisarse la denominación “Servicio Civil”? ¿Cuál es su objeto? ¿Es viable, al revisar las funciones de la Sala, distinguir entre proyectos, estudios y conceptos? ¿Es viable que en algunas actuaciones administrativas (licitaciones para contratos de infraestructura, grandes suministros, etc.), los licitantes, el Ministerio Público, o la contraloría, puedan pedir un concepto a la sala sobre las objeciones a las evaluaciones realizadas por la entidad? En caso de acogerse el concepto por la entidad, ¿es viable consagrar que no se podrá acudir ante la jurisdicción por la misma causa? ¿Este mecanismo podría utilizarse en otro tipo de conflictos entre los particulares y la administración? ¿La función consultiva debe ser sólo para aspectos generales? o debe ampliarse a casos particulares? ¿Los conceptos pueden tener fuerza vinculante? En qué casos? ¿Vale la pena mantener el principio de reserva? ¿Habrá algunos proyectos, estudios o conceptos que por la naturaleza del asunto deben ser públicos independientemente de la opinión del Gobierno? ¿Vale la pena mantener la separación entre la función consultiva y la contenciosa? 16 ¿Si la consulta se limita a asuntos generales de importancia nacional, no podría hacerse como en épocas pasadas, en que se asignaba esa función a magistrados de la Sala Contenciosa, disminuyendo su reparto? Constitucionalmente es importante conservar y consolidar la función consultiva del Consejo de Estado. Se debe fortalecer la Sala de Consulta, pero no deben atribuírsele funciones administrativas ni judiciales, ni otorgarle a los conceptos el carácter de vinculantes. Se pueden enumerar los casos en los cuales sea obligatoria la consulta, pero el proyecto, estudio o concepto debe seguir siendo no vinculante (proyectos de decretos legislativos, decretos, tratados, reformas a la Constitución, elaboración de Códigos). Se recuerda que el motivo por el cual se suprimió la revisión formal de los contratos estatales por parte de la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo de Estado consistió en que daba origen a una especie de co-administración, y restó agilidad a la administración en la celebración de sus contratos. Además, daba lugar a que una vez demandado el contrato, se pusiera en tela de juicio la neutralidad del Consejo de Estado para fallar, dado que existía un concepto previo de misma jurisdicción avalando el contrato demandado. La Comisión de Reforma no considera pertinente limitar las consultas a los asuntos de carácter general. La función consultiva, tal como está planteada hoy en día, es una herramienta muy importante para el ejercicio de la función administrativa encargada al Ejecutivo, pero hay que evitar que los aspectos particulares y casuísticos primen sobre los generales, como sucede hoy en día. Precisamente, en especial para la solución de asuntos particulares o que no tengan suficiente urgencia y trascendencia, algunos miembros de la Comisión no descartan que pueda existir, como en Argentina, un órgano u oficina especializada que con carácter consultivo absuelva las solicitudes de concepto que formulen los órganos de la administración. En ocasiones dicho papel se le ha querido asignar y lo ha cumplido la Secretaría Jurídica de la Presidencia de la República y en algunos casos el propio Ministerio del Interior y de Justicia. II. PROCEDIMIENTO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO 1. Principios constitucionales que deben orientar el proceso contencioso administrativo. Temas analizados: ¿Cuáles son los principios rectores que deben consagrarse en el Código Contencioso Administrativo para que esté en armonía con el derecho constitucional, el derecho internacional humanitario, la jurisprudencia de cortes especiales y la reforma a la ley estatutaria? En particular, con el tema de los derechos fundamentales. 17 ¿Qué alcance dar a los principios de in dubio pro reo productione, oficialidad, transparencia, uniformidad, predictibilidad, informalismo, independencia de la rama jurisdiccional y simplicidad, etc.? Considera la Comisión que los principios deben quedar enunciados más no necesariamente definidos en el nuevo código, por las razones ya expuestas en el numeral 1 de la primera parte. Bajo este criterio se relacionarán, por vía enunciativa y no taxativa, los principios pertinentes recogidos de la Constitución Política y la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia (LEAJ), entre otras normativas, señalando, de ser necesario, la finalidad que se persigue con ellos.3 2. La gratuidad de la justicia contenciosa como principio general. Condena en costas Tema analizado: ¿Cuáles serían las excepciones a este principio? (El arancel judicial. Artículo 2º del proyecto de ley 286 de 2007, Cámara y 023 de 2006 Senado, que modifica la ley 270 de 1996) Este es uno de aquellos temas que polarizan las opiniones. En el sentir de muchos, la administración de justicia, al ser una función pública, se rige por el principio de gratuidad para garantizar el acceso a la misma, de manera que no se concibe el arancel judicial u otros conceptos que impliquen una erogación a cargo de las partes que acuden a ella para que se les resuelvan sus conflictos. En opinión de otros no se vulnera la Constitución cuando se establece el cobro de un arancel judicial. El arancel es una forma de contribución que deben asumir todos los ciudadanos para que 3 A manera de ejemplo se pueden citar los siguientes: Función pública garante de la efectividad los derechos del administrado (arts. 2, 5, 228 CN, art. 1 LEAJ); Supremacía de la Constitución (art. 4 CN); Acceso a la administración de justicia (arts. 29 y 229 CN y art. 2 LEAJ). Respeto al derecho fundamental al debido proceso, a las garantías procesales y al equilibrio de las partes ( Art. 29 CN y arts. 3 y 9 de la LEAJ); Economía, celeridad y eficiencia (Art. 228 CN, arts. 4 y 7 LEAJ); Autonomía, independencia e imparcialidad de la jurisdicción contencioso administrativa; (art. 113 CN), (arts. 13, 228, 230 CN, art. 5 LEAJ); Publicidad de las actuaciones judiciales (art. 228 CN); Prevalencia del derecho sustancial (art. 228 CN); El daño antijurídico como eje de la responsabilidad patrimonial de la Administración (artículo 90 CN); Deber de colaboración para el buen funcionamiento de la administración de justicia (artículo 90.7 de la CN); Alternatividad (art. 116 de la Constitución Política y art. 8 de la LEAJ); Gratuidad (preámbulo, art. 2, y 229 C.P. Artículo 6 de LEAJ). La Tutela Judicial Efectiva (Pacto de San José de Costa Rica). Poder de instrucción o de impulsión del juez, como director del proceso. 18 efectiva y verdaderamente haya acceso igualitario, efectivo y célere, a la administración de justicia. El tratamiento de este tema en el nuevo Código dependerá, sin embargo, de la decisión de la Corte Constitucional sobre el proyecto de ley estatutaria de reforma a la administración de justicia, el cual se ocupa del tema del arancel. Tema analizado: ¿Es conveniente prohibir la condena en costas en el proceso? En opinión de la Comisión esta prohibición no es conveniente. Las costas deben ser para las dos partes, tanto para el particular como para el Estado, y a cargo de la parte vencida, de acuerdo con la conducta procesal calificada por el juez, con excepción de las acciones públicas (nulidad, pérdida de investidura, popular, electoral, entre otras), que deben estar exentas. Se mantendría, por tanto, la disposición de la Ley 446 de 1998 que prevé la procedencia de la condena en costas en los procesos contencioso administrativos, de acuerdo con la actitud de la parte vencida valorada por el juez, con excepción de las acciones públicas. Se sugiere estudiar el alcance y las implicaciones tanto negativas como positivas de excluir el pago de las costas del proceso cuando existe desistimiento (conducta temeraria, pago de los gastos en que incurrió la otra parte en el proceso, etc.). 3. La oralidad en el procedimiento contencioso administrativo Temas analizados: ¿Se debe optar por la oralidad en el procedimiento contencioso administrativo? ¿En caso afirmativo, qué se entiende por oralidad, cuáles serían sus elementos? ¿Es aplicable a todo tipo de procesos administrativos? La oralidad consiste en un proceso más ágil, que no significa ausencia de escrito, sino que, conforme a la doctrina, implica que se decidan los asuntos en audiencia. Por oralidad debe entenderse que quedarán constancias de formación de un expediente sencillo, que se desarrolla a través de un procedimiento más expedito, en el cual se toman decisiones en audiencias. Es necesario avanzar en el desarrollo del principio de oralidad en el proceso contencioso administrativo, teniendo en cuenta la realidad de la congestión de la Jurisdicción, de manera que su implementación sea gradual y mediante un sistema de transición que evite traumatismos para la justicia. Una vez se expida la ley estatutaria que reforma la Ley 270 de 1996, quedará claro para la Comisión de reforma del Código Contencioso Administrativa que la oralidad no es una opción sino una obligación. Si bien debe haber gradualidad en la implementación de la oralidad, la reforma del Código Contencioso Administrativo se 19 hará con criterios de largo plazo que incorporen el escenario de una justicia descongestionada y con la disponibilidad de recursos que prevé la ley. En todo caso, deberá aplicarse un sistema que combine elementos del sistema escrito, y otros del oral. En principio, el proceso podría ser escrito hasta la contestación de la demanda, y luego, debería existir una audiencia pública de decisión, lo cual contribuiría a descongestionar esta jurisdicción y haría más efectiva y pronta la administración de justicia. 4. Presunción de legalidad. Jurisdicción rogada o principio dispositivo, y el marco constitucional Tema analizado: Presunción de legalidad, jurisdicción rogada o principio dispositivo La noción de justicia rogada limita la efectividad de los derechos constitucionales y los principios de justicia de orden público, gratuita, expedita y celera. La idea de una justicia “rogada” es contraria al marco constitucional instaurado desde 1991, toda vez que limita al juez, la justicia y los derechos de las partes. Ello significa que el principio rector del proceso contencioso administrativo ha de ser el dispositivo. En la búsqueda de la verdad y el respeto de legalidad y los derechos, el juez administrativo debe contar con la potestad de anular actos administrativos por vicios no alegados (a la manera en que, por ejemplo, la jurisprudencia lo ha hecho frente al vicio de incompetencia), o por normas diferentes de aquellas citadas en la demanda, en especial cuando se violan derechos fundamentales. El juez debe poder integrar las pretensiones con el fin de anular los actos que decidieron los recursos por vía gubernativa en contra del acto demandado, así no hubieren sido demandados. Debe poder anular por conexidad todo el acto administrativo cuando solo se ha demandado un segmento del mismo, pero el vicio lo afecta en su integridad, así como los actos proferidos por la misma entidad en diferentes épocas y que estén afectados por el mismo vicio del acto que se demanda. En suma, el juez debe contar con plenas facultades para proceder de manera oficiosa para garantizar la efectividad material del derecho sustancial en litigio. Debería permitirse la acumulación de pretensiones, aunque obedezcan a acciones diferentes (por ejemplo contractual y de responsabilidad extracontractual), cuando con ello sea posible dirimir un conflicto en un solo proceso, y contribuya a evitar decisiones contradictorias. Deben preverse, así mismo, los casos en que puede presentarse duda sobre la acción procedente (nulidad y restablecimiento del derecho o reparación directa, por ejemplo), de modo que la equivocación en la escogencia de la acción no implique para el demandante la imposibilidad de obtener la tutela de sus derechos. Es decir, que los errores procesales, en la medida en que la configuración misma 20 del error depende de la eventual interpretación del juez, no terminen afectando el derecho de acceso a la administración de justicia (art. 229 de la Constitución). Temas analizados: Pruebas, principio dispositivo o inquisitivo. Carga de la prueba. ¿Cuál es la pertinencia y utilidad de este principio en materia administrativa? Se ha propuesto mantener el tema de la carga de la prueba en los términos del artículo 177 del C. de P. Civil, así como los poderes oficiosos del juez para decretarlas tal como están concebidos hoy en el Código Contencioso Administrativo (art. 169 C.C.A.). En sede de nulidad contra actos administrativos, deberá armonizarse la carga de la prueba con lo propuesto en materia de los poderes del juez. La idea de erradicar el término de jurisdicción rogada, que cuenta con amplio respaldo, es congruente con el criterio de preservar como principios rectores del proceso el dispositivo y el de congruencia de la sentencia, aunados con la regulación de un poder de instrucción del juez para determinados eventos que demanden la efectividad de los derechos de las partes, la justicia y la defensa del orden jurídico. Temas analizados: ¿Cuál debe ser el alcance de las facultades del juez en las acciones de revisión de legalidad del acto administrativo? ¿Es viable que el juez anule actos por motivos de ilegalidad diferentes a los expuestos en la demanda? ¿Es viable que el juez anule actos por violación de derechos fundamentales? ¿Es viable que el juez anule actos administrativos no demandados, en virtud de la conexión que tienen con el que sí fue demandado? (artículo 138. C.C.A.) Un nuevo Código Contencioso Administrativo, cimentado en las modernas tendencias del constitucionalismo, tiende a transformar en forma significativa el rol del juez. En este orden de ideas se ha propuesto que el juez tenga la facultad de anular actos administrativos por vicios diferentes de aquellos alegados en la demanda, en especial cuando violen derechos constitucionales fundamentales, pero también frente a la violación de otros derechos, siempre que en el proceso aparezca demostrado el vicio y se garantice el derecho de defensa del demandado. Para tal efecto se sugiere que, observado por el juez un vicio diferente de aquel invocado en la demanda, el juez lo ponga de presente al demandado a través de una audiencia en la que se amplíe o fije el litigio en relación con esa nueva causal de ilegalidad, para que pueda pedir las pruebas a que haya lugar en su defensa. El nuevo elenco de poderes del juez facultades: administrativo podría incluir las siguientes Poder de anulación de actos administrativos por confrontación con normas diferentes a las señaladas en la demanda, siempre que corresponda al mismo vicio que le ha sido endilgado en esta. 21 Facultad de integrar oficiosamente las pretensiones con los actos administrativos mediante los cuales se decidieron los recursos gubernativos en contra del acto definitivo que está siendo demandado. Quedaría así suprimida la posibilidad de fallos inhibitorios por no haberse demandado tanto el acto principal como los que deciden los recursos en vía gubernativa. En virtud de la conexidad estaría permitido al juez: (i) anular todo el acto administrativo cuando solo se ha demandado un segmento del mismo, pero el vicio afecta a todo el acto y (ii) anular otros actos administrativos que, proferidos por la misma entidad en diferentes épocas, estén afectados por el mismo vicio. En materia laboral existe mayor amplitud en la materia, dada la garantía constitucional del fallo ultra y extra petita. Las sugerencias que anteceden implican modificación, entre otras normas, de los artículos 137-4 y 138 del C. C. A. En todo caso deberá quedar en claro que estas innovaciones no entrañan para el juez la obligación de realizar un control integral de legalidad del acto administrativo y ponerse especial cuidado en garantizar que los nuevos poderes de impulsión oficiosa del juez no vayan en desmedro de la imparcialidad a que está obligado en la actuación. Tema analizado: Poderes del juez ¿Cuáles deben ser los poderes del juez (preventivos y correctivos) en el curso del proceso y en la sentencia? La Comisión está considerando la posibilidad de facultar al juez para decretar medidas de cautela en procesos ordinarios en contra de particulares, a efecto de que la duración del proceso no traiga como consecuencia la insolvencia del demandado para pagar las eventuales condenas, siempre que sea evidente el buen derecho que le asiste al demandante y el peligro de la mora. En relación con el Estado no se considera necesario el señalamiento de medidas de cautela, lo cual no se opone a las medidas de cautela que consagran los procesos de acciones constitucionales (las populares por ejemplo). Se debe mantener, de acuerdo con la Constitución Política y para la defensa del orden jurídico, la figura de la suspensión provisional. Se revisarán las causales de la suspensión provisional para ajustarlas al marco constitucional, y se estudiará la viabilidad de que el juez pueda decretarla de oficio en determinados casos. Es congruente con el nuevo rol del juez dotarlo de poderes para sanear y fijar el litigio, por una sola vez, con miras a garantizar el derecho de defensa en los casos señalados. Temas analizados: Anulabilidad o nulidad de pleno derecho ¿Es viable que el juez declare la nulidad de pleno derecho de los actos administrativos? ¿Es necesario que haya declaración judicial o administrativa u otro mecanismo para este efecto? Aun cuando ciertas normas en forma expresa consagran la inexistencia de los actos, cuando se presentan los supuestos que en ellas se establecen, se considera preferible 22 tramitar en todo caso el correspondiente proceso de nulidad, con términos celeros y perentorios. La incertidumbre que está asociada con el sistema de nulidad de pleno derecho fácilmente puede atentar contra el principio de presunción de legalidad, consustancial a los actos administrativos. Esta problemática pone de presente la necesidad de estudiar y precisar en el Código los conceptos de inoponibilidad, ineficacia e inexistencia, y de revisar mecanismos para el reconocimiento, en el caso de que se presenten controversias entre las partes relacionadas con estas figuras. Es el caso, por ejemplo, en la Ley 446 de 1998 (art.133), de las facultades las Superintendencias Financiera y de Sociedades para el reconocimiento de la ocurrencia de los presupuestos de ineficacia en los eventos previstos en el libro segundo del Código de Comercio. Tema analizado: ¿Cuál debe ser el poder del juez cuando se presenten inconsistencias entre lo demandado y la reparación integral del daño? En relación con la reparación integral del daño, cuando en las pretensiones de la demanda no se ha discriminado en qué consiste el daño cuya reparación se pretende, se propone en el seno de la Comisión que la sentencia efectivamente deba ordenar la reparación integral, y garantizar el derecho de defensa del demandado, para lo cual se ha sugerido que en la audiencia de fijación del litigio se precisen por el actor los daños que reclama. 5. Objeto de la jurisdicción de lo Contencioso Administrativa. Excepciones Temas analizados: ¿Se justifica que haya actos o actuaciones exentas de control jurisdiccional? ¿Debe estar destinada al juzgamiento de una función? (función administrativa, actividad de gestión, prestación de servicios) ¿Debe estar destinada al juzgamiento del Estado? ¿Debe concentrarse en el juzgamiento de todas las entidades estatales en sus diversas actuaciones ante esta jurisdicción? En el debate crucial relativo a la definición del objeto de la jurisdicción, se ha defendido la adopción de un criterio material en lugar del criterio orgánico establecido por la Ley 1107 de 2006 para la sede judicial, con la recomendación de delimitar en forma precisa los asuntos que no serán objeto de la misma, de modo que las excepciones al control de la jurisdicción sean claras en aras de la tutela jurídica de los administrados. La regla o criterio que se adopte debe establecerse en función de los derechos de estos (v. gr. la problemática en materia de seguridad social). Se ha señalado, igualmente, que es indispensable distinguir entre el campo de aplicación de la primera parte del Código, cuyo núcleo esencial es el ejercicio de la función administrativa, y el campo de la jurisdicción o de la segunda parte del Código, el cual es esencialmente diferente. 23 Los argumentos en pro y en contra de los criterios material y orgánico para la definición del objeto de la jurisdicción, y en particular los que defienden el criterio adoptado en la ley 1107 de 2006, pueden ser consultados en el numeral 2 de la primera parte de este documento. Tema analizado: ¿La jurisdicción contencioso administrativa debe ser una jurisdicción sólo de conocimiento o también de ejecución? Hay quienes sostienen que la jurisdicción contencioso administrativa debe ser sólo de conocimiento y no de ejecución, que la ejecución debe ser competencia exclusiva de los jueces ordinarios y que, en tratándose de entidades públicas, la institución especialmente consagrada para ellas en materia de ejecución es la jurisdicción coactiva. Sin embargo se plantean dudas sobre si los jueces de la jurisdicción ordinaria cuentan con los elementos de juzgamiento o formación suficiente para ejecutar sentencias sobre materias especiales de la jurisdicción contencioso administrativa. Se citar como caso ilustrativo el concepto de la asignación de retiro, tema especializado que no es familiar para un juez ordinario. Una solución intermedia podría consistir en que se liquide la sentencia en la forma establecida en el artículo 307 del Código de Procedimiento Civil4 a fin de que se pueda determinar el monto en esta jurisdicción y entonces proceder a ejecutar en la jurisdicción ordinaria. En otras palabras, se podría evaluar la posibilidad de prohibir dictar sentencias en abstracto, debiendo toda sentencia ser liquidada in genere. 6. Estructura de la jurisdicción 6.1. Papel del Consejo de Estado. Mecanismos de Unificación de la Jurisprudencia Temas analizados: ¿Debe el consejo de Estado ser un tribunal de instancia, un juez extraordinario o tener un sistema mixto? ¿En caso de que se defina que el Consejo de Estado sea un juez extraordinario o mixto, cuáles sería los recursos extraordinarios y cual su objeto? Se estima que debe conservarse el sistema mixto, en el que el Consejo de Estado actúe como juez de instancia. En segunda instancia de manera excepcional y en única, en asuntos especiales. Se considera conveniente, por tanto, conservar el recurso extraordinario de revisión, precisando mejor el alcance de su causal 6ª. Debe considerarse además la creación de 4 “Principio general. La condena al pago de frutos, intereses, mejoras, perjuicios u otra cosa semejante, se hará en la sentencia por cantidad y valor determinados. Cuando el juez considere que no existe prueba suficiente para la condena en concreto, decretará de oficio, por una vez, las pruebas que estime necesarias para tal fin” 24 un recurso extraordinario propio de la jurisdicción contenciosa para unificar la jurisprudencia, incluso contra las sentencias de Sección del Consejo de Estado y que permita controvertir aspectos sustanciales de la sentencia, teniendo en cuenta la experiencia de los recursos extraordinarios que han existido (súplica, anulación y revisión), evitando los inconvenientes prácticos que generaron. Al efecto se ha sugerido: Denominarlo como recurso extraordinario de reunificación jurisprudencial. No se considera conveniente que se le denomine recurso de casación. Que no sea un recurso formalista. Estudiar como unas de sus causales la violación de derechos fundamentales y violación de norma sustancial. Estudiar la posibilidad de trasladar la causal 6a del artículo 188 del C.C.A. a este recurso extraordinario (la nulidad generada en la sentencia, alcance más amplio para nulidades sustanciales que no se puedan detectar sino en el fallo), y si se adoptan algunas causales de casación. La unificación de jurisprudencia no es una causal, sino el objetivo del recurso que se adopte. Que se resuelvan en las salas de decisión y excepcionalmente en la Sala Plena de lo Contencioso, dentro del replanteamiento de los asuntos de la Sala Plena en desarrollo de la reforma de la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia. Tema analizado: ¿La revisión eventual podría ser una alternativa? Independientemente del recurso extraordinario que se establezca, se debe regular la revisión eventual prevista en la reforma a la ley 270 de 1996, ampliada al contencioso. La revisión eventual procedería, entre otros criterios, por la importancia de la materia o del asunto. Tema analizado: ¿Se debe incluir como causal de los recursos extraordinarios o del mecanismo de revisión eventual, la protección de los derechos fundamentales y los demás constitucionales? ¿Se podría definir que cuando se invoque esta causal, el proceso tiene prelación? En el recurso extraordinario se debe incluir como causal la violación de derechos fundamentales y en ese evento el proceso debe tener prelación. 6.2. Distribución de competencias Tema analizado: ¿Cómo se deben redistribuir las competencias en la jurisdicción, en el evento en que se concluya que el Consejo de Estado sólo debe ser un juez extraordinario? 25 De acuerdo con lo que se estableció, no surge en principio la necesidad de redistribuir las competencias, aun cuando debe evaluarse la experiencia de los jueces administrativos para tener una idea más precisa de lo que deberá hacerse en este campo. Por supuesto, deberán revisarse las cuantías establecidas actualmente. Temas analizados: ¿Cómo se deben redistribuir las competencias en la jurisdicción en el evento en se concluya que la revisión eventual sería el mecanismo procedente para unificar la jurisprudencia? ¿Si no se requieren mecanismos de unificación de la jurisprudencia, es necesario revisar el esquema actual de competencias atribuido a los jueces y tribunales administrativos? No hay lugar a redistribuir las competencias, porque la revisión no necesariamente es para unificar la jurisprudencia, sino para que el Consejo de Estado, por importancia de la materia, haga un control en asuntos que normalmente no le llegarían por competencia. Procede de oficio o a petición de parte. En el diseño del recurso extraordinario se deben otorgar suficientes poderes al juez para que pueda incluso anular el acto enjuiciado si es evidente el vicio. Este recurso no deberá tener exceso de exigencias técnicas. La revisión eventual contemplada en la reforma a la ley estatutaria debe desarrollarse en materia contenciosa administrativa, aunque se establezca un recurso extraordinario para la unificación de la jurisprudencia. 7. Unificación de acciones. Acción y pretensiones. constitucionales. Alcance Revisión de las acciones Temas analizados:¿Cuál es el alcance de la locución “acción” que utiliza la Constitución? ¿Es viable definir una sola acción para el control judicial de la administración, con varias y variadas pretensiones ante la jurisdicción contencioso administrativa o debe definirse que existen varias y variadas pretensiones ante la jurisdicción administrativa, o se va a conservar la idea de las múltiples y variadas acciones? ¿En caso de adoptarse la primera alternativa, se van a mantener las pretensiones actualmente existentes; se van a estructurar unas pretensiones similares, o se va a guardar silencio en el código para que el litigante, en forma libre, plantee las pretensiones que considere las más convenientes para la defensa de los derechos e intereses que busca proteger? ¿Es posible acumular estas pretensiones, por ejemplo buscando con ellas proteger con la misma demanda varios derechos (por ejemplo subjetivos y colectivos cuando se demande una elección?) ¿La unificación de las acciones es un instrumento para la protección de los derechos? ¿Es procedente incorporar en el código, la teoría de los móviles y finalidades? ¿Debe existir una acción o pretensión para obtener la declaratoria de inexistencia, ineficacia, vigencia o derogatoria de actos administrativos? o realmente no se necesita? 26 ¿Constitucionalmente es viable unificar las acciones contenciosas con las de grupo, populares y de cumplimiento? ¿Es necesario definir claramente qué se entiende por grupo? Se ha planteado la tesis de la unificación de las acciones como una tendencia que está en armonía con los poderes del juez para reconocer derechos subjetivos que no han sido demandados. Se ha señalado la urgencia de revisar la acción electoral, que necesita ajustes para armonizarla con la Constitución Política y diferenciarla de la acción de nulidad y restablecimiento del derecho en casos de actos de elección o nombramientos. La Sección Quinta ha venido aceptando en casos especiales la acción de nulidad y restablecimiento del derecho en lo político. Se ha sugerido agregar al artículo 137 del C.C.A. (contenido de la demanda) un numeral adicional que establezca que, cuando sean varias las entidades demandadas, se deben precisar los hechos y la responsabilidad endilgada a cada una de las demandadas. De esta manera el Juez de conocimiento, previamente a la admisión de la demanda, deberá requerir al demandante para que adecúe la demanda a este requisito. Al solo quedar vinculadas las entidades que en Derecho deben ser la parte pasiva de la respectiva acción, se lograrán ahorros de orden presupuestal y administrativo, y se evitará el desgaste de la administración de justicia. 8. Simplificación del procedimiento contencioso administrativo Temas analizados: En la actualidad hay un único procedimiento en el C.C.A., pero además hay múltiples procedimientos en otras leyes procesales que se aplican en la jurisdicción ¿Es necesario y procedente unificar el procedimiento e integrar todo en un sólo cuerpo? ¿Debe señalarse un procedimiento con régimen propio? o con remisiones al C.P.C.? o con remisiones parciales? Así como el proceso único se debe fortalecer, debe procurarse la simplificación del proceso de nulidad simple, de tal manera que, en cuanto sea posible, el juez falle una vez contestada la demanda, excepto cuando se celebre audiencia. Con tales propósitos se han hecho las siguientes recomendaciones: El trámite debe ser muy expedito. En la audiencia se podría eventualmente fallar. Adoptar medidas que abran el camino a una oralidad gradual en el proceso, empezando con los procesos de nulidad simple, teniendo en claro que la oralidad sea la línea a seguir. La oralidad requiere un juez preparado para fallar en audiencia. La formación del juez es importante para que la oralidad sea fructífera. Se ha insistido en la gradualidad para introducir la oralidad en el 27 proceso contencioso administrativo, considerando el alto nivel de congestión en la Jurisdicción, especialmente en los juzgados administrativos, y la complejidad de los asuntos de varias Secciones del Consejo de Estado, en especial los correspondientes a la Sección Tercera. Como desarrollo de la oralidad, se recomienda acoger la tendencia en el derecho procesal de que las partes lleguen al proceso con las pruebas. Convendrá por tanto dar mayor cabida a la prueba anticipada, permitiendo la asistencia de la contraparte a su práctica, para descargar al proceso de este trámite. Como bien se sabe, es durante el período probatorio cuando más demora se genera en los procesos. Desarrollar una nueva cultura judicial en torno a las previsiones de los artículos 304 y 305 del C. de P. C., en cuanto a la brevedad y concreción de las providencias, a fin de evitar las transcripciones y citas extensas. Reducir en cuanto sea posible, en el nuevo Código Contencioso Administrativo, las remisiones al Código de Procedimiento Civil. En relación con este punto se han expresado opiniones contrarias, bajo la consideración de ser el Código de Procedimiento Civil el estatuto judicial por excelencia. De la misma manera como se dijo en el aparte I-6, la presentación personal de recursos podría ser ya un arcaísmo procesal, si se tiene en cuenta la existencia de otros medios que provee la técnica en el mundo de hoy, como son el fax y el e-mail, para remitir o allegar documentos originados inequívocamente en personas determinadas. 9. Entidades públicas en el proceso. Representación judicial. Intervención Tema analizado: ¿Deben tener las entidades públicas un tratamiento preferencial como parte en los procesos contencioso administrativos? Bajo el esquema constitucional del Estado Social de Derecho y de los principios democrático y de igualdad, carece de fundamento jurídico-político la subsistencia de privilegios a favor de las entidades públicas, cuando éstas concurren a los procesos judiciales. Tema analizado: ¿La representación judicial del Estado debe estar en cabeza de un solo apoderado? Frente a la multiplicidad de representantes judiciales del Estado, en contraste con el apoderado único judicial que se permite al administrado, se han formado dos corrientes de opinión: la primera sostiene que el Estado sólo debe tener un representante judicial y la segunda defiende la multiplicidad de apoderados judiciales que defiendan al Estado. Quienes abogan por la tesis de un solo representante judicial del Estado en los procesos contencioso administrativos, son del criterio de que con ello se protege el derecho a la igualdad entre las partes procesales y se garantiza el equilibrio del 28 proceso. Si al proceso concurren varios organismos que comparten la misma personería jurídica (la de la Nación, por ejemplo) deben estar representados por un solo apoderado judicial. Si al proceso concurren varias entidades, siendo cada una persona jurídica distinta, debe conservar cada una la posibilidad de ejercer su defensa con sus propios apoderados, en atención a su autonomía y a la consiguiente dificultad para que cada una acate las directrices de otro. La otra tendencia se refleja en la tesis de multiplicidad de apoderados y se apoya en que los organismos y entidades públicas pueden tener intereses opuestos, pues la razón que genera la multiplicidad de representación es que en el proceso se controvierten actuaciones que se imputan a distintas entidades, bien porque actuaron en momentos o etapas diferentes o porque participaron en hechos distintos. Por ejemplo: si se discute una actuación del DAS y de la Policía, no se puede dejar que aquel defienda a ésta última, porque no es su actuación y, como tal, carece de conocimiento suficiente para defenderla. Como desventajas a la tesis de la unificación de apoderado, se han planteado las siguientes: Restringir la multiplicidad de apoderados puede generar la violación del derecho de defensa de las entidades públicas. Si bien desde el punto de vista formal la unificación de apoderado es viable, materialmente genera ruptura del equilibrio en virtud de los temas que manejen las entidades demandadas para su defensa. Existe un aspecto de constitucionalidad que afecta la viabilidad de unificar la representación judicial, en virtud de que la Constitución Política es clara en prever que la responsabilidad recae sobre el Ministro del Ramo, de tal suerte que si la demanda señala a más de un Ministerio, a ninguno se le debe negar la posibilidad de representación por su propio abogado, bajo el argumento del equilibrio procesal. La representación judicial múltiple del Estado en un mismo proceso obedece no solo a la necesidad de representar diferentes intereses institucionales sino, por encima de ello, a la necesidad de defender adecuadamente el interés general. 10. Intervención del Ministerio Público Tema analizado: ¿Cuál debe ser el papel del Ministerio Público en el proceso contencioso? Se ha sugerido revisar el alcance del artículo 127 del C. C. A, en el sentido de suprimir la calidad de parte que actualmente se le atribuye al Ministerio Público. En todo caso deberá intervenir en todos los procesos e incidentes que se adelanten ante la jurisdicción contencioso administrativa, según las previsiones del numeral 7 del artículo 277 constitucional, pero tal intervención estará circunscrita a los tres grandes objetivos que en esa norma se señalan: la defensa del orden jurídico, la defensa del 29 patrimonio público y la defensa de los derechos y garantías fundamentales. Siendo claro que, en ningún caso, al Ministerio Público le corresponde la defensa oficiosa de las entidades públicas. También se ha propuesto que no se permita la actuación simultánea de más de un agente del Ministerio Público dentro de un mismo proceso, y que cuando la actuación del Ministerio Público la lleven sucesivamente agentes diferentes en cada instancia, se aplique el principio constitucional de coordinación, para que no entren en contradicción o adopten posiciones opuestas dentro de un mismo proceso. 11. Intervención de terceros en el proceso contencioso administrativo Temas analizados: ¿Cuál sería la oportunidad procesal pertinente para la intervención de terceros? ¿Cuáles serían las calidades de los terceros? ¿Qué facultades deben tener los terceros? ¿Qué interés deben demostrar los terceros? Se propone que la regulación correspondiente a la intervención de terceros se consagre de manera completa o integral dentro del Código Contencioso Administrativo, con arreglo a las características y finalidades de los procesos contencioso administrativos. Así se evitarían confusiones, independientemente de que para esa regulación se sigan las líneas que sobre las correspondientes figuras contiene el Código de Procedimiento Civil. De esa manera se tendría la regulación precisa, entre otros aspectos, de todo lo relacionado con: coadyuvantes, impugnantes, litisconsortes en sus diversas modalidades (facultativos o necesarios), intervención adhesiva, llamamiento en garantía, denuncia del pleito, llamamiento en garantía con fines de repetición. De conformidad con las conclusiones que se adopten acerca de los poderes del juez, deberá examinarse el tema de las facultades oficiosas en relación con la vinculación de terceros, con amplitud similar a la que hoy se les atribuye en las acciones populares. Naturalmente, en la regulación de estas materias deberá distinguirse entre los procesos que corresponden al ejercicio de acciones públicas por oposición a aquellos procesos que no tienen ese carácter. Dentro de las acciones públicas debe examinarse la situación particular de las acciones electorales, y analizar entre muchos otros aspectos la conveniencia de prohibir o limitar la intervención de terceros, tal como hoy ocurre en relación con las acciones de pérdida de investidura. Se sugiere también examinar con detenimiento la situación relacionada con los consorcios y las uniones temporales, para eliminar controversias y definir con claridad si tales organizaciones pueden actuar como sujetos procesales o si, por el contrario, quienes deben concurrir al proceso son los respectivos integrantes de cada una de ellas, individualmente considerados, caso en el cual sería deseable que se precisara la calidad 30 que han de tener en cada caso, esto es, por ejemplo, si deben tenerse como litisconsortes necesarios. 12. Causales de anulación de los actos administrativos Temas analizados: ¿La violación, o la amenaza de violación de los derechos fundamentales o los colectivos deben incluirse como causales de anulación de los actos administrativos? ¿Es necesario incluir estas u otras causales para pedir la anulación de los actos, tanto generales como particulares? ¿Sólo en éstos últimos? En este punto se propone aprovechar la oportunidad para redactar de nuevo la norma que consagra las causales de nulidad de los actos administrativos, con el propósito de hacerlo en forma más precisa, clara y técnica. Respecto de las violaciones de los derechos fundamentales o de los derechos colectivos se sugiere considerarlas como causales autónomas de anulación de los actos administrativos. Finalmente se recomienda eliminar la causal de nulidad específica de “desconocimiento del derecho de audiencia y defensa”, para incluirla en la causal autónoma de violación de los derechos fundamentales. 13. Otros aspectos En el avance de sus deliberaciones la Comisión ha venido abordando nuevas cuestiones, tales como la necesidad de introducir la noción de “proceso testigo” y de establecer el arancel judicial, tema del proyecto de ley reformatorio de la ley estatutaria de la justicia, y la recomendación de modificar la Ley 446 de 1998 en los temas relativos a conciliación, consulta y procesos ejecutivos. En cuanto a las acciones populares se sugiere modificar lo relativo al reconocimiento del incentivo, para que la acción pueda obedecer, también, a motivos altruistas y a la defensa real de los derechos colectivos. También se solicita a la Comisión estudiar la posibilidad de introducir excepciones previas dentro del proceso ante la jurisdicción contencioso administrativo, pues el trámite incidental imprime agilidad al proceso. Quienes esto proponen argumentan que, en materia civil, mediante el trámite incidental se deciden excepciones que ponen fin al proceso en una etapa inicial, sin necesidad de desgastar todo el aparato jurisdiccional para llegar posteriormente a un fallo inhibitorio, como sucede en la jurisdicción contenciosa. 31 En cuanto a la Jurisdicción Coactiva se sugiere que quede restringida a las entidades que tienen como competencia el recaudo de tributos (DIAN, tesorerías etc.). Se aduce que las entidades de la administración, en general, no cuentan con una infraestructura adecuada para llevar a cabo de manera eficiente y eficaz la ejecución de los créditos a su favor en las distintas etapas que se surten dentro de un proceso ejecutivo, tales como decretar embargos, secuestros, remates etc. Puesto que algunos actos proferidos por la administración en ejercicio de la función de jurisdicción coactiva son objeto de control por la jurisdicción contencioso administrativa, que además conoce de la ejecución de las sentencias proferidas dentro de los procesos de repetición y de los asuntos contractuales, no existe razón de fondo para que no sea la jurisdicción administrativa en quien se radique la función de ejecutar los créditos a favor de la administración, con la salvedad anotada en lo relativo a las entidades que tiene como función el recaudo de tributos.