Servicio de Noticias 083/00 ÍNDICE AI: AMR 23/28/00/s FECHA DE EMBARGO: 09:00 HORAS GMT DEL 19 DE MAYO DEL 2000 Colombia: hacen falta actos, y no palabras, para mantener con vida a los defensores de los derechos humanos 19 de mayo de 1997 — Unos hombres armados y enmascarados abatieron a tiros a los activistas de derechos humanos Elsa Alvarado y Carlos Mario Calderón en su apartamento de Bogotá. 19 de mayo del 2000 — Aunque cuatro personas han sido detenidas y acusadas formalmente de participar en el homicidio, y se ha identificado a dos destacados líderes paramilitares como autores intelectuales del crimen, ninguno de ellos ha respondido aún de sus actos ante la justicia. Sólo en los últimos tres años, más de 25 activistas de derechos humanos colombianos han sido víctimas de homicidio, otros tantos se han salvado milagrosamente de ser asesinados y al menos 40 han huido del país ante el temor por sus vidas. «Estas escalofriantes estadísticas apuntan a una situación en la que sigue siendo alarmante el peligro que corren los defensores de los derechos humanos, que son víctimas de campañas sistemáticas de intimidación», ha declarado hoy Amnistía Internacional en la presentación de su nuevo informe titulado Colombia: La protección de los defensores de los derechos humanos. Un paso adelante y tres atrás. «Mientras el violento conflicto que sufre Colombia continúa intensificándose y todos los bandos muestran un flagrante desprecio hacia los derechos humanos, quienes defienden estos derechos están inermes ante los frecuentes ataques de que son objeto», prosiguió la organización. En el informe se reconoce que las autoridades colombianas han iniciado algunos pasos para mejorar la protección de las organizaciones de derechos humanos y de sus miembros, ofreciendo a los individuos afectados medidas tales como protección policial y chalecos antibalas, e instalando cámaras de seguridad y asignando refuerzos a las sedes de las organizaciones. Sin embargo, hacen falta medidas más contundentes para hacer frente al acoso constante que sufren los defensores de los derechos humanos a manos de las fuerzas armadas y de sus aliados paramilitares, así como de los grupos armados de oposición. Estas medidas deben formar parte de un programa de protección completo que refleje toda la complejidad del problema. «Hasta el momento, las autoridades se han limitado a tomar medidas iniciales que sólo sirven para poner parches al problema, pero que no abordan sus causas profundas», declaró Amnistía Internacional. «Lo que ahora hace falta es que las autoridades colombianas demuestren su voluntad política de implantar una estrategia de protección más efectiva y pongan fin a la impunidad que ampara a quienes atacan a los defensores de los derechos humanos», prosiguió la organización. «Como deja patente el caso de Elsa y Carlos Mario, así como los de otros trabajadores y activistas de derechos humanos asesinados o “desaparecidos”, no se están tomando medidas suficientes para identificar y poner a disposición judicial a los responsables de estos actos.» Amnistía Internacional insta a las autoridades colombianas a que aborden el problema de la impunidad y adopten una serie de medidas para mejorar la protección de quienes están a la vanguardia de la lucha para promover y proteger los derechos humanos. Estas medidas incluyen: adoptar un programa integrado para la protección de los defensores de los derechos humanos, de acuerdo con las peticiones de los miembros de las organizaciones de derechos humanos; respaldar la legitimidad de la labor que realizan las organizaciones de derechos humanos y garantizar que todos los funcionarios públicos, incluidos los miembros de las fuerzas de seguridad, se abstienen de hacer declaraciones públicas no fundamentadas en las que vinculen a los activistas de derechos humanos con la oposición armada, declaraciones que a menudo dan lugar a que los activistas se conviertan en blanco de ataques; disolver, desarmar y procesar a los grupos paramilitares que actúan con la complicidad o la aquiescencia de las fuerzas de seguridad; garantizar que se llevan a cabo investigaciones exhaustivas e imparciales sobre las violaciones de derechos humanos que sufren los defensores y garantizar también que los responsables son llevados ante los tribunales; suspender del servicio activo a los miembros de las fuerzas armadas contra los que existan indicios creíbles de que han cometido violaciones de derechos humanos; expulsar de las fuerzas armadas a todos los miembros que sean declarados responsables de violaciones de derechos humanos; garantizar la aplicación plena de las recomendaciones y resoluciones internacionales establecidas en relación con los defensores de los derechos humanos por el sistema interamericano de derechos humanos y pos la ONU. «Ahora que la Comisión de Derechos Humanos de la ONU ha reconocido la importancia de proteger a quienes trabajan en favor de estos derechos mediante la creación del cargo de representante especial para los defensores de los derechos humanos, ha llegado el momento de que las autoridades colombianas cumplan sus reiteradas promesas de dar prioridad a los derechos humanos en su agenda», declaró Amnistía Internacional. «Hacen falta actos, y no palabras, para mantener con vida a los defensores colombianos de los derechos humanos y para permitirles desempeñar su vital labor.» ********************* Si desean un ejemplar del informe o concertar una entrevista, llamen a la oficina de prensa de Amnistía Internacional en Londres, Reino Unido, teléfono +44 207 413 5566.