Documento descargado de http://www.elsevier.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. MEDICINA LEGAL Importancia de la documentación clínica para la Administración de Justicia 118.149 Aina Estarellas-Roca, Luis Anaya-Moreno, Francisco Miró-García y Francisco García-Sayago Institut de Medicina Legal de Catalunya. División de Tarragona. Tarragona. España. Los documentos clínicos son registros de datos médicos (escritos o en otro soporte)1 pertenecientes a usuarios de la sanidad, por medio de los cuales el personal sanitario se relaciona con los propios usuarios, las autoridades o la Administración. Estos documentos contienen información médica que puede tener gran interés desde el punto de vista legal. Si bien en décadas anteriores se hacía más hincapié en los aspectos formales de los diferentes tipos de documentos (parte, oficio, certificado, informe, etc.), en la actualidad parece más interesante esclarecer cuáles son los de mayor interés, indicar por qué tienen que emitirse, es decir, qué fundamentos legales obligan al médico a elaborarlos y, por último, la responsabilidad en que se incurre cuando éste los falsea o deniega su cumplimentación. El objetivo de este trabajo es hacer una descripción de los documentos médicos con mayor interés legal, su justificación en la ley y su utilidad práctica. Documentos médicos de interés legal De los numerosos documentos médicos existentes, los que tienen una importancia más relevante para la Administración de Justicia son: el parte médico, el certificado, el informe y la historia clínica. Parte médico Es un documento breve que se utiliza para comunicar a la autoridad (judicial) o Administración (sanitaria) un hecho relevante (muerte, lesiones en accidente o agresión, enfermedad de declaración obligatoria, etc.). El fundamento jurídico de su existencia y su obligatoriedad está determinado por la Ley de Enjuiciamiento Criminal2. Las causas más habituales en la práctica que justifican la emisión de un parte al juzgado se pueden sistematizar en: – Traumatológicas (lesiones por agresión en cualquier ámbito. Lesiones por accidente de tráfico, laboral o fortuitas. Autolesiones. Lesiones producidas por agentes de la autoridad durante la detención. Maltrato infantil). – Ginecológicas (agresiones y abusos sexuales. Aborto ilegal). – Toxicológicas (intoxicaciones: alimentarias, laborales y casuales. Envenenamientos: suicidas y homicidas). – Psiquiátricas (internamiento involuntario urgente. Intento de autolesión). – Defunciones (muertes naturales no certificables, violentas y sospechosas de criminalidad). Correspondencia: Dra. A. Estarellas-Roca. Institut de Medicina Legal de Catalunya. President Lluís Companys, 10. 43005 Tarragona. España. Correo electrónico: Ainamaria.estarellas@xij.gencat.net Recibido el 2-6-2005; aceptado para su publicación el 9-11-2005. El parte médico debe reunir unos requisitos formales para que tenga validez y utilidad: – Debe contener todos los datos para identificación del médico que lo emite (nombre y número de colegiado) y los datos necesarios para la identificación y la localización de la persona a que se refiere; lugar, hora, fecha en que se extiende y firma del colegiado. – Debe remitirse al juez de guardia correspondiente. Desde el punto de vista judicial, tanto por su frecuencia como por su importancia, los partes médicos que revisten más interés son los partes de lesiones y de defunción. 1. El parte de lesiones recoge el cuadro lesional inicial, por eso tiene gran importancia judicial la descripción correcta del tipo de lesión (excoriación, eritema, hematoma, sugilación, herida incisa, punzante, abrasión, etc.). Deben ser localizadas con exactitud en la superficie corporal, indicando su número, extensión, profundidad, fecha, mecanismo de producción que indique el lesionado, pronóstico, intensidad lesional, medio utilizado y cuantas características ayuden a valorar el caso transcurrido el tiempo. También debe incluirse en el parte de lesiones la naturaleza y las características del tratamiento aplicado. 2. El parte de defunción se utiliza para comunicar a la autoridad judicial la muerte de una persona. Es necesario extenderlo cuando se produce una muerte de carácter violento, suicida, homicida o accidental (laboral, tráfico, deportiva, doméstica o fortuita). Asimismo, se extenderá en casos de muerte sospechosa de criminalidad. La muerte violenta es la producida por una acción externa al individuo en la que ha podido intervenir otra persona, por lo que es necesario abrir una investigación para determinar las responsabilidades penales (delitos) y civiles (resarcimiento económico), si las hubiera. Muerte sospechosa de criminalidad es la que por las circunstancias del hecho, del individuo, la forma de producirse o por desconocimiento de la causa de la muerte, son susceptibles de ser investigadas judicialmente3,4. Certificado médico El certificado es un documento que se extiende para afirmar o aseverar un hecho médico (nacimiento, defunción, estado de salud). 1. Certificado médico ordinario: se extiende a petición del interesado para su presentación ante cualquier instancia. La fundamentación jurídica de su existencia y obligatoriedad deriva de la Ley 41/2002: «Los pacientes tienen derecho a conocer, con motivo de cualquier actuación en el ámbito de su salud, toda la información disponible…»5. En la práctica diaria, los médicos forenses han de valorar y comprobar la veracidad de las certificaciones (certificados de salud) que se extienden para evitar o diferir una asistencia a juicio (como acusado, víctima, testigo o jurado) o la capacidad para declarar. Med Clin (Barc). 2006;126(12):473-6 473 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ESTARELLAS-ROCA A ET AL. IMPORTANCIA DE LA DOCUMENTACIÓN CLÍNICA PARA LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA 2. Certificado de defunción: es el documento medicolegal que acredita la muerte del fallecido y es imprescindible (junto con el Boletín estadístico de defunción) para la inscripción de la defunción en el Registro Civil. Esta inscripción da fe de la muerte de la persona, de la fecha, la hora y el lugar en que acontece. En tanto no se realiza la inscripción, no se expide la licencia para el entierro o la incineración. Se trata de una decisión médica de gran valor epidemiológico y de registro legal por las posibles consecuencias en aspectos indemnizatorios y de seguros de vida. Fundamentación jurídica de su existencia y su obligatoriedad 2,5: los informes solicitados desde la Administración de Justicia, con independencia de la obligación de cumplimentarlos, deben considerarse como una colaboración necesaria, a petición directa del juez o indirecta a través del médico forense. Desde el punto de vista judicial, los informes médicos con mayor importancia, por su frecuencia y por su naturaleza, son los informes de alta, los de asistencia médica, junto con los periciales. El fundamento jurídico está recogido en la Ley6 y el Reglamento del Registro Civil7, que establecen que «El facultativo que haya asistido al difunto en su última enfermedad, o cualquier otro que reconozca el cadáver, enviará inmediatamente al Registro parte de defunción». No es preciso, por tanto, que se trate del médico de cabecera ni que se haya estado presente al tiempo de la defunción. La obligación de expedir el certificado médico de defunción se halla garantizada con las sanciones establecidas en la Ley del Registro Civil y el Reglamento del Registro Civil para el incumplimiento de las obligaciones registrales. El parte o certificado de defunción debe expedirse inmediatamente, es decir, con la mayor presteza posible. Dos premisas son básicas para la cumplimentación de este certificado: en primer lugar, obviamente, que la persona haya fallecido (este diagnóstico de muerte es habitualmente sencillo, pero no hay que olvidar las situaciones en que puede no serlo) y, en segundo lugar, que la muerte sea natural. Sólo hay que certificar las muertes de causa natural y no cumplimentarlos en las muertes violentas o sospechosas de criminalidad. («Si hay indicios de muerte violenta, lo comunicará urgente y especialmente al encargado del Registro…») El certificado de defunción también debe reunir unos requisitos formales, aunque este documento está estandarizado en modelo oficial, pero se han de cumplimentar todos los datos exigidos en el impreso. Deben tenerse en cuenta las sugerencias siguientes de tipo práctico8: 1. Informe de alta: todo paciente tiene derecho a que se le extienda un informe cuando se produce la terminación del proceso asistencial (por curación, por estabilización, por traslado a otro centro, etc.)5. Desde el punto de vista formal, el informe debe contener los datos para la identificación del médico que lo emite, los datos de identidad y localización del paciente, así como la fecha y la firma. Desde el punto de vista del contenido, el informe debe incluir un resumen de la historia clínica, pero con todos los datos relevantes de la enfermedad, de las exploraciones y sus resultados, de su evolución, de la actividad asistencial prestada, del diagnóstico y de las recomendaciones terapéuticas, si fuesen necesarias. En algunos casos, puede proponerse al paciente que firme el alta voluntaria cuando no acepta el tratamiento prescrito. La dirección del Centro, en caso de negativa del paciente y a propuesta del médico responsable, puede extender el alta forzosa. Si ésta tampoco fuese aceptada, se pondría el hecho en conocimiento del juez para que confirme o revoque la decisión. El alta forzosa no se extenderá en caso de que ante la negativa a aceptar el tratamiento prescrito, en este centro se pudiera dar otro tipo de tratamiento alternativo, aunque fuese de carácter paliativo y el paciente lo aceptara. 2. Los informes de asistencia son aquellos que, sin haber finalizado el proceso asistencial, o bien cuando un proceso asistencial acabó hace tiempo, se extienden a solicitud de cualquiera de los que tienen derecho a hacerlo, porque se considere necesario desde el punto de vista judicial. Estos informes son iguales en el aspecto formal a los de alta y en el contenido no varían de manera sustancial, a excepción de que en ocasiones serán inconclusos por continuar en estudio, evolución y/o en tratamiento la enfermedad del paciente. 3. El informe pericial: este informe puede ser realizado por el médico forense o por cualquier médico que trabaje para la Administración sanitaria o de forma privada. Desde el punto de vista formal, este informe debe tener una estructura diferente de los anteriores. Deben constar en él los datos de identificación del paciente y del médico, pero éste debe hacer constar la titulación que posee y la calificación para realizarlo. Por supuesto, también la fecha y la firma son requisitos necesarios. Debe indicarse de forma clara el objeto de la pericia y a petición de quién se realiza el informe. Debe realizarse una relación y descripción de los objetos o del proceso patológico sobre los que hay que emitir el informe. Se han de referir las operaciones practicadas: exploraciones, intervenciones diagnósticas (pruebas de imagen, de laboratorio, etc.) y los resultados objetivos encontrados. Ha de realizarse una valoración que comprende una discusión de los resultados, con razonamiento lógico y contrastado, que establezca el nexo de unión entre los hechos expuestos y las conclusiones que se formularán como apartado final del informe. 1. Siempre debe reconocerse el cadáver, de la forma más completa posible. No son suficientes las referencias o descripciones de otras personas, ni siquiera las que comparten conocimientos médicos. Es una actuación personal y de la que se responsabiliza el firmante. 2. Es muy importante no extender los certificados por complacencia, ya que la firma en el certificado nos responsabiliza de su contenido. Sin embargo, sí es conveniente conocer nuestra obligación de firmarlo cuando se posee suficiente información, debiendo recabarla si no se dispone de ella. 3. Siempre que se extiende un certificado médico de defunción debería guardarse una fotocopia en el archivo. A estas copias se puede añadir notas de información, etc. 4. No firmar el caso en que sea posible encontrar algún factor externo que haya podido relacionarse con la muerte. 5. Sería conveniente no registrar la forma de morir (parada cardiorrespiratoria) como causa fundamental, y es deseable ajustarse a la terminología de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10), con lo que se evitaría la dispersión diagnóstica actual. Informes médicos Es un documento utilizado para exponer con una amplitud suficiente el resumen de la historia clínica del paciente o el desarrollo de un proceso patológico determinado. 474 Med Clin (Barc). 2006;126(12):473-6 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ESTARELLAS-ROCA A ET AL. IMPORTANCIA DE LA DOCUMENTACIÓN CLÍNICA PARA LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA Historia clínica Comprende el conjunto de documentos relativos a los procesos asistenciales de cada paciente, con la identificación de los médicos y de los otros profesionales que han intervenido en ellos, con objeto de obtener la máxima integración posible de la documentación clínica de cada paciente, al menos, en el ámbito de cada centro5. La solicitud de la historia clínica debe hacerla el juez instructor. La historia clínica tendrá como fin principal facilitar la asistencia sanitaria. La historia clínica incorporará la información que se considere trascendental para el conocimiento veraz y actualizado del estado de salud del paciente. Todo paciente tiene derecho a que quede constancia, por escrito o en el soporte técnico más adecuado, de la información obtenida de sus procesos asistenciales, realizados por el servicio de salud tanto en el ámbito de la atención primaria como de la atención especializada5. El contenido mínimo de la historia clínica será el siguiente: a) la documentación relativa a la hoja clínico-estadística; b) la autorización de ingreso; c) el informe de urgencia; d) la anamnesis y exploración física; e) la evolución; f) las órdenes médicas; g) la hoja de interconsulta; h) los informes de exploraciones complementarias; i) el consentimiento informado; j) el informe de anestesia; k) el informe de quirófano o de registro de parto; l) el informe de anatomía patológica; m) la evolución y planificación de cuidados de enfermería; n) la aplicación terapéutica de enfermería; o) la gráfica de constantes, y p) el informe clínico de alta. Los apartados b), c), i), j), k), l), o) y p) sólo serán exigibles en la cumplimentación de la historia clínica cuando se trate de procesos de hospitalización o así se disponga. La cumplimentación de la historia clínica, en los aspectos relacionados con la asistencia directa al paciente, será responsabilidad de los profesionales que intervengan en ella5. La historia clínica debe cumplimentarse siempre, tanto en la medicina pública del Servicio Nacional de Salud como en la medicina privada, en régimen hospitalario o ambulatorio, y en todos los casos debe realizarse de forma completa y rigurosa. La prueba pericial por negligencia profesional tiene por finalidad comprobar la actuación médica en un determinado paciente y, para ello, es imprescindible contar con este documento, porque en él se debe reflejar paso a paso cuál ha sido el proceder de cada uno de los responsables en la atención del paciente. Por ello, es importante que cada actuación del personal médico o sanitario quede reflejada en la hoja correspondiente, con el nombre, la fecha, la hora y la firma. Por ello, la historia clínica puede ser el mejor defensor de la actuación médica o, por el contrario, llegar a ser el acusador principal. En la práctica judicial, la historia clínica es el documento esencial para investigar unos hechos, en especial en casos de responsabilidad profesional o negligencia, llegando a tener un fuerte valor probatorio y determina en muchas ocasiones las decisiones judiciales9. La gran importancia, la extensión y la complejidad de este documento merecerían un artículo específico para su análisis, por lo que tan sólo queda esbozado este apartado en el presente trabajo. Discusión Dentro del campo de la medicina clínica, el tiempo disponible para atender a cada paciente, sobre todo en asistencia primaria o en servicios de urgencia, es de pocos minutos. Por ello, el hecho de cumplimentar documentos supone una carga de trabajo que no se considera prioritaria frente a su función principal, que es la asistencia al paciente. La elaboración de esta documentación, en la mayoría de los casos, se asume como una carga burocrática; en otros casos, se percibe con desconfianza por parte del médico, suele ignorarse su obligatoriedad para con las autoridades y los derechos que asisten al usuario, al paciente o a sus familiares, lo que hace que se elaboren con desinterés y de forma incompleta. El «parte de lesiones» tiene importancia judicial y utilidad práctica porque en ocasiones es el único documento de que dispone el médico forense para valorar las lesiones; además, el médico forense, con frecuencia, no tiene la posibilidad de observar las lesiones en los momentos iniciales y el peritaje se lleva a cabo cuando la lesión está en fase de curación o completamente curada, sobre todo en lesiones leves, siendo cada día más frecuente los casos de exageración o simulación de lesiones10. Por eso, el médico que atiende por primera vez al lesionado puede precisar mucho mejor las características del cuadro, y si la descripción ha sido completa y minuciosa, la posterior evaluación medicolegal del caso se ajustará mucho más a la realidad, que en caso contrario. A nuestro entender, la descripción exhaustiva y precisa de las lesiones en el momento del reconocimiento por parte del médico asistencial sigue teniendo una importancia capital para una valoración medicolegal diferida en el tiempo, que se realiza con frecuencia cuando el cuadro de la lesión ya ha desaparecido. Cabe decir que ni siquiera el registro de imagen fotográfica del cuadro de la lesión (problemático en ocasiones) mejora la descripción minuciosa de ésta (siguiendo las sugerencias ya indicadas en este artículo). Es necesario indicar en todos los casos, sobre todo si las lesiones son leves o su curación es previsible en un plazo breve, si precisan tratamiento médico y/o quirúrgico11. Esta indicación es importante, ya que la necesidad de tratamiento médico y/o quirúrgico va a determinar si se trata de una falta o de un delito y, por tanto, de la pena que le corresponde a su autor. Actualmente, se estima que el mejor criterio para discriminar cuando un tratamiento médico y/o quirúrgico es necesario es la consideración de que este tratamiento es necesario para la curación, y que sin su aplicación ésta no se produciría, se prolongaría innecesariamente o daría lugar a secuelas o deformidades. Los tratamientos sintomáticos pueden considerarse necesarios cuando el síntoma interfiere en las actividades de la vida ordinaria o sobrepasan el dintel de lo soportable. No debe considerarse los tratamientos profilácticos como tratamiento, excepto en algunos casos muy concretos. Esto eliminaría los tratamientos de complacencia o con efecto placebo. El «parte de defunción» remitido al juzgado de guardia en los casos de muerte no certificada pone en marcha el procedimiento judicial correspondiente, encaminado a esclarecer la causa y las circunstancias del fallecimiento. Las diligencias judiciales iniciadas por el parte de defunción conducirán a determinar las responsabilidades penales y civiles, si las hubiera, en casos de muerte por homicidio o accidente. Es importante tener en cuenta el perjuicio que se puede ocasionar a los familiares del fallecido y a la propia Administración, cuando por parte del médico «se activa» la intervención judicial, por una muerte que en principio se hubiera podido certificar perfectamente. Es importante conocer y diferenciar los tipos de muerte, atendiendo a sus causas y circunstancias. En este sentido, clásicamente se han sistematizado en tres grupos: natural, violenta y sospechosa de criminalidad4. A nuestro entender, incluir dentro de las muertes sospechosas de criminalidad Med Clin (Barc). 2006;126(12):473-6 475 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 30/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ESTARELLAS-ROCA A ET AL. IMPORTANCIA DE LA DOCUMENTACIÓN CLÍNICA PARA LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA las muertes sin asistencia médica, con evolución atípica y las muertes súbitas, crea cierta confusión debido a que en la práctica la mayoría de ellas corresponden a muertes naturales. En la mayor parte de los casos, se trata de muertes súbitas (en el adulto más del 90% de los casos son muertes naturales de origen cardíaco)12. Por ello, resulta más ajustado a la realidad diferenciar entre: – Muertes naturales certificables (derivadas de un proceso patológico evidenciable). – Muertes violentas (con signos de violencia relacionados directamente con la defunción). – Muertes sospechosas de criminalidad (circunstancias poco claras que hacen sospechar un origen delictivo, aunque no se aprecien signos evidentes de violencia en el cadáver). – Muertes supuestamente naturales sin certificación: 1. Extrajudiciales: a) pendientes de autopsia clínica, y b) susceptibles de certificación diferida por el facultativo responsable. 2. Judiciales, en el caso de que no se den los dos supuestos anteriores. La práctica de la autopsia judicial determinará la causa, el mecanismo de la muerte y la fecha. En su mayor parte, se trataría de muertes súbitas (el 90% de ellas de origen cardíaco). Deberíamos tomar conciencia de que las causas de muerte que se hacen constar en los certificados de defunción, junto con la edad y el sexo, son una valiosa fuente de información estadística (Boletín estadístico de defunción), muy útil para la política sanitaria. El simple hecho de conocer cuál es la mortalidad en España por una determinada enfermedad resulta en ocasiones imposible por la cantidad de sinónimos que se utilizan para designar al mismo proceso. Es hora de tomar conciencia de que al hablar de una enfermedad debemos utilizar una mayor precisión terminológica (CIE-10). Cuando se extienden certificados sobre el estado de salud de un paciente debe evitarse las certificaciones de complacencia. Cuando la certificación se hace para eludir una responsabilidad (declaración, asistencia a juicio, ingreso en prisión), el médico que la extiende debe ser consciente que lo que certifica será verificado en los casos judiciales por el médico forense y que, si no se ajustan a la realidad, no benefician ni al paciente ni al médico, sin olvidar que la falsedad en la certificación conlleva una responsabilidad. El «informe médico de asistencia» tiene utilidad en el ámbito de la medicina forense para valorar los procesos patológicos pasados de los que no quedan huellas, el paciente no tiene la formación necesaria para explicarlos y carece de la documentación médica. Igualmente, en los casos que la evolución clínica se complica o se producen retrasos en la curación, es necesario ponerlo en conocimiento del juzgado. La diferencia entre el informe de alta o de asistencia y el informe pericial radica en que los primeros han de ser asépticos (no deben contener juicios de valor sobre la asistencia prestada, sino solamente la relación de los hechos acaecidos durante la asistencia del proceso médico); en cambio, el informe pericial se caracteriza porque se ha de hacer una valoración y discusión de los resultados. 476 Med Clin (Barc). 2006;126(12):473-6 Aunque, como ya se ha comentado, la historia clínica no es motivo de estudio en este trabajo, sin embargo es interesante comentar algunas cuestiones relacionadas con el tema. Por tratarse de un documento en el que se puede reflejar datos que afectan a la intimidad de la persona y que en ocasiones no tienen relación con el proceso judicial, la solicitud de la historia debería restringirse a los casos estrictamente necesarios, y que, salvo excepciones, debe limitarse, en el proceso penal, a los casos de responsabilidad médica por negligencia profesional. Del mismo modo, hay que tener en cuenta que en el proceso penal distinto de la negligencia profesional, en la gran mayoría de los casos la historia clínica no es imprescindible ni necesaria, y que en esos casos bastaría con un informe médico. También sería discutible la obligación de aportarla a los procedimientos civiles (como separaciones o divorcios). Cabe destacar lo que comenta Luna Maldonado13 al considerar que estas solicitudes disminuirían considerablemente si se realizase un parte de lesiones o informe completo, especificando de forma precisa todas las lesiones que el individuo presentó en el momento en que se produjo el suceso, incluyendo también el pronóstico, pero sin tener que mencionar otros datos que ya serían confidenciales y que podrían perjudicar al propio individuo. En ocasiones, se puede advertir que la falta de información sobre una cuestión médica puntual por parte de los profesionales no médicos que intervienen en los procesos judiciales puede provocar la solicitud injustificada de la historia clínica. Sería deseable una solicitud precisa de la información clínica necesaria, que evitaría por una parte que los derechos del paciente fueran vulnerados y, por otra, aceleraría los trámites judiciales. En resumidas cuentas, en la práctica, para facilitar y mejorar toda la información sanitaria que los centros asistenciales generan, y que son particularmente útiles a la Administración de Justicia, sería necesaria una estrecha coordinación entre estos centros y sus respectivos juzgados de referencia. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre de Protección de Datos de Carácter Personal. 2. Ley de Enjuiciamiento Criminal vigente. Arts. 259, 262 y 355. 3. Castella J, Giménez D, Sos P, Crespo S, Tortosa JM. El parte judicial de defunción. Semfyc. 2001;28:278-82. 4. Gisbert Calabuig JA. Medicina legal y toxicologia. 5.ª ed. Barcelona: Masson; 1998. p. 205, 271. 5. Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación. Cap II, art. 4.1; cap IV, art. 22; cap V, arts. 14.1, 15. 6. Ley de 8 de junio de 1957 sobre Registro Civil. Arts. 81, 82, 83 y 85. 7. Reglamento de la Ley del Registro Civil, Decreto de 14 de noviembre de 1958. Art. 274. 8. Cobo Plana JA. Certificado médico de defunción. Manual de cumplimentación. Barcelona: Masson; 2002. 9. Carrasco JJ. Responsabilidad médica y psiquiatría. Madrid: Colex; 1998. 10. Rodés F, Vázquez A, Martí JB. Medicina forense y el daño a las personas. Rev Esp Med Leg. 1998;22:32-7. 11. Código Penal vigente. Art. 147. 12. Aguileró B, Suárez MP. Hallazgos en muerte súbita cardíaca. XXI Congreso de la Sociedad Española de Anatomía Patológica. Madrid, 29-31 mayo 2003. 13. Luna Maldonado A. Problemas médico legales del manejo de la historia clínica. Disponible en: http://www.medicos.sa.cr/asociaciones/asodur/revista/21.htm