Finalista IMPORTANCIA DE LA ARGUMENTACIÓN EN LA UNIVERSIDAD Y SU UTILIDAD PARA EL DESARROLLO PROFESIONAL EN EL ÁREA DE LINGÜÍSTICA Alondra Cortés Ocómatl ¿Por qué es importante saber argumentar en el nivel universitario? ¿Cuál es su finalidad en el campo laboral y profesional? En cada una de las comunidades discursivas, es importante el uso de la argumentación, ya que es un recurso tanto escrito como oral para comunicar o expresar ideas, refutar algún hecho, establecer una tesis, etc. Asimismo, cuando se tiene especialización en algún área de la lingüística es elementar saber argumentar puesto que, como bien se sabe, se estudia el discurso oral y escrito en toda su extensión. De esta manera, un especialista del idioma requiere tener las bases de la argumentación, puesto a lo largo de su desarrollo profesional necesitará arduamente realizar textos especializados y, por supuesto, argumentar. Este proceso de argumentación comienza desde el estudio del idioma, el estudiante se vuelve crítico y autónomo para exteriorizar sus pensamientos, dudas, propuestas, opiniones, etcétera. Por ello, sostenemos que es importante saber argumentar tanto de manera escrita como oral en el nivel universitario, principalmente en el área de la lingüística. En el presente ensayo se pretende resaltar la importancia de la escritura de géneros argumentativos mientras estamos en la universidad y por supuesto, cuál será la función de textos académicos en este ámbito. Comenzaremos por explicar qué es la argumentación, posteriormente desarrollaremos el objetivo que tiene la argumentación en la universidad y la funcionalidad que tiene para el lingüista, finalmente expondremos algunas de las problemáticas que tiene la falta de conocimientos y/o de preparación en cuanto a la argumentación para los estudiantes universitarios. 1 Según Habermas (2002: 185), la argumentación es un acto de habla, es un medio para conseguir un entendimiento lingüístico, que es el fundamento de una comunidad intersubjetiva donde se logra un consenso que se apoya en un saber proporcional compartido, en un acuerdo normativo y una mutua confianza en la sinceridad subjetiva de cada uno. Ahora bien, para Anthony Weston (2002: 13) argumentar es ofrecer un conjunto de razones o de pruebas en apoyo de una conclusión. Para Manuel Atienza (2001: 254) es una actividad que consiste en dar razones a favor o en contra de una determinada tesis, que se trata de sostener o de refutar. De estas definiciones encontramos que argumentar, principalmente, es dar razones a favor de una pretensión, pero agregaríamos que no cualquier razón, sino razones correctas y aceptables por el destinatario de la argumentación. A lo largo de los estudios universitarios, principalmente en el área de lingüística, se les pide a los estudiantes que lean infinidad de textos, no solo para fines de tareas específicas o como actividades en clase, sino con fines más concretos y objetivos con respecto a la rama de estudio en la que están incursionando. Entre éstos son: orientar a los alumnos a crear el hábito de la lectura y mediante éste incrementar su correcta ortografía. Lograr que los educandos adquieran un pensamiento crítico para que posteriormente lo lleven a la práctica escribiendo. En primer lugar, se pretende que éstos generen sus propias premisas, en segundo término podrán establecer una tesis y argumentar sólidamente a favor de ella y así, finalmente defenderla. Y, todo esto ¿Para qué? Debido a que nos referimos al área disciplinar de la lingüística, preponderantemente debemos decir que llamamos lingüista a la persona o profesional que se dedica a estudiar a profundidad el lenguaje en todas sus dimensiones (Alcalá Esqueda, 1997). Hecha la observación anterior, podemos afirmar que, si bien un lingüista estudia la lengua en todas sus dimensiones, entonces bien, la argumentación es parte de ésta, puesto que el argumento es esencial, en primer lugar, porque es una manera de tratar de informarse acerca de qué opiniones son mejores que otras… Tenemos que dar argumentos en favor de las diferentes conclusiones y luego valorarlos 2 para considerar cuán fuertes son realmente (Weston, 2002). Así pues observamos que los estudiantes cumplen el objetivo poniéndolo en práctica mediante informes, ensayos, tesinas, tesis, defensas de tesis, conferencias, etc. Dichas tareas requieren que los estudiantes puedan responder y dar su opinión razonada ante temas, preguntas y problemas disciplinares controversiales (Diaz, 2002; Faigley y Selzer, 2010; Ramage, Bean y Johnson, 2012). Esto no sucede solo como estudiante, sino también al egresar. Ya que, como bien lo dice José María Torre: “Quien no escribe muere prematuramente”, y es que en este tenor es elemental la práctica de la escritura. El lingüista incumbe en plasmar sus premisas, tesis y sus investigaciones, así como demostrar su veracidad mediante argumentos para lograr persuadir al lector, pues la argumentación comprende el conjunto de estrategias que organizan el discurso persuasivo (Escandell, 1993: 110). Así mismo, el lingüista puede en algún momento de su profesión presentar ponencias, mismas en las que deberá presentar argumentos objetivos y razonables. Es así como éste se da a conocer en su comunidad discursiva y va construyendo su trayectoria como lingüista. Por las consideraciones anteriores, se comprende la esencialidad de la argumentación en este ámbito, sin embargo hace falta demostrar estas necesidades ante los mismos estudiantes, es decir, generalmente, durante el transcurso por los estudios universitarios (o al menos al inicio de ellos), el educando no logra ver en un principio la finalidad que cumple la argumentación en su disciplina. Cuando nos iniciamos en la vida académica nos encontramos con algunos inconvenientes, desde saber escribir, saber qué escribir, cómo hacerlo pero, sobre todo, cómo obtener esa información que nos permita acercarnos a las problemáticas que nos interesan; particularmente en ciencias sociales, cuando somos estudiantes nos topamos con dichas problemáticas (Bautista, 2012). …los estudiantes tienen dificultades para escribir textos argumentativos en sus disciplinas de manera competente (Andrews, 2009; Andrews et al., 2006; Castro y Sanchez, 2013; Kellog y WhiteFord, 2009; Serrano, 2008; Wolfe, Britty Butler, 2009). 3 En efecto los pedagogos se ven en la necesidad de mostrar a los educandos la utilidad que tiene la argumentación en su formación académica; este es un proceso moderadamente largo, pues, a pesar de que se le solicita al estudiante a escribir casi desde el inicio, es aproximadamente a mitad de la licenciatura que sobresale el ejercicio de la argumentación mediante la realización de ensayos, investigaciones, tesis, etc. De esta manera el alumno se ve en la necesidad de argumentar para expresar sus pensamientos, opiniones y posturas frente a las premisas determinadas. En conclusión podemos decir que, a partir de la información presentada a lo largo del presente, es evidente la importancia de la argumentación en el área disciplinar de la lingüística para llevar a cabo el pleno ejercicio de esta comunidad discursiva. Además que, en la medida que el lingüista tenga la capacidad para argumentar competentemente, será la misma medida en que éste proyectará la preparación que ha llevado en su tránsito a través de la universidad. Sin embargo, me gustaría dejar claro que nada de lo expuesto hasta aquí significa que un lingüista que no haya desarrollado su habilidad para argumentar exitosamente no podrá desenvolverse en el área profesional, sino que tendrá que emplear arduo trabajo para desarrollar dicha habilidad ya que es un elemento fundamental en el campo de la lingüística. Vale la pena decir que, tal como se ha visto, la argumentación cumple un papel muy importante en la lingüística y gracias a ésta, se han llevado a cabo infinidad de trabajos escritos a lo largo de la historia, no solo en esta área sino también en muchas disciplinas más. Referencias Alcalá Esqueda, Elizabeth. (1997). Lingüística para principiantes. BUAP. Puebla. Ávila, R. (1991). La lengua y los hablantes 3a ed. En R. Ávila, La lengua y los hablantes 3a ed. (págs. 5-14). México: Editorial Trillas. Bautista, A. K. (enero-abril de 2012). Redalyc. Obtenido de Reencuentro: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34023237008 Díaz, Álvaro (2002). La argumentación escrita, Medellín: Editorial Universidad de Antioquia. 4 Faigley, Lester y Selzer, Jack (2010). Good reasons with contemporary arguments, EUA: Longman. Hispanistas, A. B. (2015). scielo procedings. Obtenido de: http://www.proceedings.scielo.br/scielo.php?pid=MSC00000000120020001 00052&script=sci_arttext Monzón, L. A. (2011). Argumentación: objeto olvidado para la investigación en México. Revista Electrónica de Investigación Educativa, 13(2), 41-54. Consultado el 26 de noviembre de 2015 en: http://redie.uabc.mx/vol13no2/contenido-monzon.html Ramage, John; Bean, John y Johnson, June (2012). Writing arguments: a rethoric with readings, Nueva Jersey: Pearson Education. Sánchez, G. C. (s.f.). relinguistica. Obtenido de http://relinguistica.azc.uam.mx/no003/articulos/art05.html Sifuentes, E. G. (08 de diciembre de 2007). Obtenido de http://www.ijf.cjf.gob.mx/publicaciones/revista/24/r24_2.pdf UDLAP. (s.f.). Obtenido de La argumentación: http://www.udlap.mx/intranetWeb/centrodeescritura/files/notascompletas/La argumentacion.pdf Weston, A. (2013). fundacionmerced. Obtenido de http://fundacionmerced.org/bibliotecadigital/wp-content/uploads/2013/05/lasclaves-de-la-argumentacion-corregido.pdf Weston, Anthony (2002): Las claves de la argumentación, 7ª ed., trad. Jorge Malem Seña, Barcelona, Ariel. 5