Estimado Sr - Carlos Picos

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Bloques, bloques y más bloques
La Organización de Cooperación de Shanghai
Parte II
Siguiendo con el análisis comenzado en la nota pasada, establecemos que la OCS fue
fundada el 15 de junio del 2001 y sus antecedentes se remontan al llamado Quinteto
de Shanghái, integrado por Rusia, China, Kazajstán, Tayikistán y Kirguistán, que en
1996 firmaron un acuerdo para el fortalecimiento de la confianza en la esfera militar
a lo largo de la antaño extensa y conflictiva frontera chino-soviética. Por eso, el
primer tema de su atención fue el de las fronteras, al que pronto se unió la
preocupación por la inestabilidad que generaba para la región la situación interna en
Afganistán. Eso hizo que, de las fronteras, la atención pasara al concepto más amplio
de seguridad.
En el 2001 al grupo se unió Uzbekistán que no tiene fronteras con China, pero si con
Afganistán, y se anuncio el nacimiento de la nueva organización, que al despegar
abarcaba un área de más de 30 millones de kilómetros cuadrados, con 1.500 millones
de habitantes, lo que hacía de ella una fuerza lo suficientemente grande como para
convertirla en un polo de atracción.
La nueva Organización tomo sus principios de la Declaración Chino-Rusa de 1997 sobre
la construcción de un mundo multipolar y del “Gran Tratado” entre la Federación de
Rusia y la República Popular de China, firmado ese mismo año, cuyas bases son el
respeto a la soberanía y la integridad territorial, al derecho de cada país a elegir su
propio camino de desarrollo, y el apoyo mutuo en la lucha contra el separatismo.
A los 5 países fundadores y Uzbequistán, se suman actualmente India, Irán, Mongolia y
Pakistán como observadores, y Bielorrusia y Sri Lanka como socios de diálogo.
Es bastante común verla como un simple mecanismo para la competencia chino-rusa
por el control del Asia Central, que funciona en base una especie de dicotomía
representada por una tendencia hacia la colaboración económica y de otra parte,
busca la seguridad, siendo la primera expresión del interés chino, y la segunda, del
ruso. Ambos tienen igual interés en los dos temas, aunque al interior de ellos se
diferencien en cuanto a prioridades, ritmos y, desde luego, la importancia de los
proyectos.
En septiembre de 2003 se estableció un acuerdo marco para fomentar la cooperación
económica entre los estados de la OCS. El Primer Ministro de China, Wen Jiabao,
propuso en la misma reunión la creación de una zona de libre comercio como una
meta a largo plazo de la OCS. En 2004 se señalaron 100 medidas concretas que debían
aplicarse a corto plazo para facilitar el intercambio de mercancías en la región. El 26
de octubre de 2005, durante la cumbre de Moscú, el Secretario General de la
organización declaró que la OCS daría prioridad a proyectos energéticos conjuntos;
tales como la exploración de nuevos yacimientos de hidrocarburos, la cooperación en
los sectores del gas y el petróleo y la creación de un Consejo inter-bancario de la OCS
para la futura financiación de tales proyectos (que tendría su primera reunión en
febrero de 2006).
Tanto Rusia como China están de acuerdo en la idea propuesta por China de crear una
Zona de Libre Comercio, pero los rusos sostienen la necesidad de realizarla
paulatinamente; dicen que para proteger las económicas de los países más débiles. De
ahí su preferencia por la creación de la Unión Aduanera, que es su propio proyecto.
Algo semejante ocurre con otro idea de Beijing: el de la creación del fondo de
desarrollo para el financiamiento de las inversiones. Los rusos quieren que se haga
una cuenta especial manejada por la Unión de Bancos de la Organización, mientras los
chinos abogan por la creación de una estructura con participación proporcional, lo
que en opinión de Moscú afectaría la igualdad entre los miembros.
El análisis del nacimiento y desarrollo de la preocupación principal que unió a los
miembros de la OCS nos puede dar una visión más integral de lo que en realidad
representa esta organización. Nació de la necesidad de crear un mecanismo
permanente de diálogo sobre los problemas comunes que les generaban las fronteras
y Afganistán. En el 2001 al Grupo se unió Uzbekistán, cuyas fronteras son solo con
este último. Se anuncio entonces el nacimiento de una nueva organización, que en su
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primera Declaración planteó como prioridades los problemas de la seguridad; a saber,
la lucha contra el terrorismo, el separatismo y el extremismo, e incorporó a la agenda
el tema de la cooperación económica. Con la aparición de esa problemática se ha
dicho que la OCS es un organismo de integración. Pero los volúmenes de los
intercambios dentro de sus miembros son inferiores o tienen ritmos de desarrollo más
bajos que los de sus diferentes integrantes con Estados que están fuera de la
organización. Desde luego que aquí hay proyectos que son de integración y en la
mayoría de los casos, su ejecución marcha bien, pero su volumen es tan insuficiente
que si la OCS fuera una entidad integracionista, bien podría anunciarse se fracaso. El
problema está en que los proyectos que se están incubando en el seno de la
organización más que económicos, son de seguridad estratégica: energética,
alimentaria, acuática, comunicacional, informática, financiera. De manera que los
proyectos económicos refuerzan el carácter de la OCS como una organización de
seguridad en el sentido más amplio. En eso se diferencia de la OTAN y de la
Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, que son alianzas militares, o de la
UE y el proyecto Euroasiático promovido por Rusia, que son organismos de integración
económica. Nos encontramos ante una entidad de seguridad y cooperación con tres
dimensiones bien definidas: la seguridad propiamente dicha, la cooperación
económica y la esfera humanitaria de la que apenas se habla. Dicho de otra manera,
la OCS es algo como lo que algunos en Europa Oriental aspiraban que surgiera en los
años setenta del llamado proceso de Helsinki. Este proceso fue un esfuerzo
diplomático que duró 22 meses y que culminó con el Acta Final de Helsinki, que
reunió a 35 Estados en un clima de respeto mutuo en plena Guerra Fría. Las
posibilidades de establecer una cooperación entre el Este y el Oeste se habían
materializado, y se había allanado el camino para crear un acuerdo global de
seguridad europea. Las recomendaciones finales de esos debates se denominaron el
Libro azul. En dicho documento se establecía el programa de las negociaciones que
tendrían lugar a nivel ministerial, y a nivel de expertos, concluyendo con una Cumbre
que se celebraría en Helsinki. En él se establecía la cooperación sobre la relación
futura entre los Estados, las libertades económicas a través de las fronteras políticas
y el respeto del medio ambiente, y se vinculaba la seguridad europea con los
derechos humanos fundamentales.
Esta aclaración es importante para realizar la aclaración de que Rusia y China no son
aliados militares como se plantea en algunos ámbitos y medios de prensa. Los
ejercicios que se realizan en el espacio de la OCS son de las distintas fuerzas de
seguridad, no de los ejércitos. La guerra contra Irak en el 2003, mostró al grupo la
necesidad de una mayor y mejor definición de su carácter y contenido. A partir de
entonces, se comenzó a insistir en que se respetara el papel de la ONU en la solución
de los conflictos, y a enfatizar la importancia de la coordinación política de sus
miembros.
Seguimos en la próxima nota.
Fuentes:
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http://www.sectsco.org
http://ilaran.ru/
www.efe.com
www.xinhuanet.com
www.reuters.com
sp.rian.ru
http://spanish.peopledaily.com.cn
http://espanol.cntv.cn
http://eurasianhub.com
Pablo García
Ejecutivo Comercial Estudio Carlos Picos Asesores
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