VII. Realidad, Pseudopercepciones, Dominio. FUENTE: PSIQUIATRIA.COM. 2005; 9(3) Fernando Ruiz Rey. Psiquiatra Raleigh, NC. USA PALABRAS CLAVE: Epistemología, Maturana, Cognición, Lenguaje, Mente, Psicología, Sistema autopoiético, Biología, Filosofía, Construccionismo. Realidad El Dr. Maturana postula que el observador se encuentra en la experiencia inmediata de la vida diaria -praxis de vida- como un suceder de hecho; escribe:”El observador está en la experiencia de observar como un constitutivo una condición de partida a priori en el momento de reflexionar, explicar o hablar.” (6:11) En esta cita, el Dr, Maturana parece otorgar a la experiencia primaria un carácter no verbal; el habla surge de esa experiencia inicial y básica. Efectivamente, el ser humano se encuentra primariamente en la vida ordinaria y espontánea, viviendo, no sólo observando o “distinguiendo”; viviendo en un ‘mundo’ que no es él mismo; un mundo en que desarrolla su vida con lo que no es él. El Dr. Maturana continua señalando que el observador y el observar, como todas las experiencias, suceden de hecho, no se pueden disputar, pero, si se pueden explicar, y estas explicaciones, dice el autor, son explicaciones de segundo orden, porque implican reflexión. La realidad, según el Dr. Maturana, no es una experiencia primaria, sino que una experiencia de segundo orden: una explicación de la experiencia primaria, de la praxis de vida. El Dr. Maturana desdeña la experiencia primaria y su firmeza ontológica, para concentrarse en el proceso secundario del lenguaje y las explicaciones, y sostener que éste constituye la realidad. Tampoco concede importancia a lo propio y ajeno que ya se encuentran obviamente en esa vivencia primaria del vivir, va al lenguaje para discernir en él lo que es la realidad. El Dr. Maturana señala que en la vida cotidiana nos podemos equivocar y que en el momento que lo hacemos no tenemos ningún medio de saber si estamos en un equívoco; se necesita una nueva experiencia para corregir el error. El Dr. Maturana concluye que, postular una realidad exterior independiente no es una tesis sostenible, porque nunca tenemos la posibilidad de saber con certeza, desde la experiencia misma, si estamos en un error. La solución de este problema es para el Dr. Maturana olvidarse de la realidad objetiva, ponerla entre paréntesis, y limitarse a lo que experimentamos en el curso de nuestra vida; escribe:[el observador] “...acepta que la realidad es lo que hace al validar sus explicaciones de la praxis del vivir, y que al hacer ésto, produce tantos dominios de realidad como diferentes dominios de entidades que son constituidos en sus explicaciones.” (6:11) El observador, observa, explica y valida su explicación, usando distintos criterios (personales o consensuales). Estas distintas áreas o dominios de realidad que va constituyendo el observador con sus explicaciones se constituyen con las coherencias encontradas en su misma praxis de vida. Para el Dr. Maturana el próximo paso para entender la constitución de la realidad, es estudiar las operaciones que va realizando el observador en las explicaciones de su praxis de vida. Este estudio es biológico, ya que el ser humano es un sistema viviente. Me parece que se podría señalar que esta conclusión del autor es una explicación de segundo o tercer orden, que en modo alguno se puede comparar a la vivencia primaria del lo otro y del sí mismo que se dan constitutivamente en la experiencia inmediata de la vida cotidiana, y que el Dr. Maturana minimiza o ignora para construir la realidad y la consciencia de sí mismo en base a explicaciones: experiencias de segundo orden. Para el Dr. Maturana la realidad son las cosas: res. Pero, de acuerdo con el autor, las cosas no son en sí, no se sustentan a sí mismas. Para que las cosas sean tienen que serlo para un observador, y éste debe realizar una serie de operaciones necesarias para distinguirlas como tales, y debe especificar sus propiedades. El ámbito de la realidad para el biólogo: “es un dominio especificado por las operaciones del observador.” (2;41:55) Como un observador es un sistema vivo organizado y cerrado, no tiene medios para describir una realidad objetiva e independiente, su contacto con el medio es el resultado de sus acoplamientos con él. El Dr. Maturana sostiene que si se acepta una realidad objetiva, independiente del observador no es posible dar una explicación científica del lenguaje, del observador, ni de las percepciones. Porque, según el autor: “se asume que el observador puede hacer referencia a entidades que existen independientemente de lo que él o élla hacen, un supuesto que es contradictorio con el determinismo estructural del sistema vivo y de la naturaleza mecanicista de una explicación científica.” (1;12:1) (Ver sección: Epistemología) Sin embargo, esta lógica que presenta el Dr. Maturana para encerrar al sistema vivo en sus propios mecanismos, separándolo de la “realidad” –no existente o puesta entre paréntesis- parece estar quebrada desde el comienzo, en cuanto el ambiente es una presencia que provee energía, y materiales básicos, para la subsistencia del sistema y, además, es el ámbito de los estímulos desencadenantes para el desenvolvimiento del sistema. Esta situación de la presencia de lo que no es propiamente el sistema, se hace mucho más clara con la emergencia del lenguaje y sus posibilidades. Se puede argumentar, sin embargo, que el sistema en su interacción con el ambiente es simplemente una unidad, aunque separados funcionalmente, y que es el observador quien hace la separación de sistema y ambiente en sus descripciones de los sistemas vivos en base a sus experiencias en la praxis de vida. De este modo, la tesis va encontrar fundamento en el supuesto fundamental que la apoya: el observador en su praxis de vida, en el lenguaje, constituye la realidad de todo, en este caso, los sistemas vivos; sistema y ambiente son posibles de “describir” sólo desde fuera, un observador que “distingue” ambos. Pero estas distinciones del observador son hechas desde el lenguaje con las coherencias de la praxis de vida, por tanto no significa que se esté hablando de una realidad “ambiental”, objetiva e independiente, separada de la observación. Como ya hemos visto, un problema fundamental de la tesis está en el desdén de la rica vivencia primaria de vida, para tomar el lenguaje como la única apertura a la realidad. El Dr. Maturana sostiene que: “en cuanto el lenguaje comienza a ser vivido, comenzamos a vivir en el lenguaje constituyendo objetos y categorías de objetos (un nuevo objeto), y relaciones (otra clase de objeto) entre objetos.” (13:15) El autor propone que las cosas se constituyen en el hablar de éllas en el dominio consensual; escribe: “Los seres humanos pueden hablar de las cosas, porque éllos generan las cosas hablando de éllas. (2; 41:55) ”Los objetos –dice el Dr. Maturana- emergen con el lenguaje como coordinaciones consensuales de conductas que coordinan conductas.” (16:2) El lenguaje genera los objetos, sin lenguaje no hay existencia de objetos. Por ejemplo, un gato que caza a un ratón no existe para sí mismo como gato cazando un ratón. Se necesita un observador lenguajeante para que describa y constituya la existencia del animal cazando. Igualmente, los seres humanos hacen muchas cosas sin hacerlas, dice el Dr. Maturana, como caminar, estas acciones que se efectúan fuera del dominio del lenguaje; pero si se puede hablar de éllas, y así cobran existencia. Esta proposición del Dr. Maturana es discutible, ya que se podría argumentar que, en verdad, el caminar es una acción que se efectúa en forma automática, pero al caminar se tiene conciencia de éllo, aunque no ocupe el centro de la atención consciente del sujeto que realiza la acción; por otro lado, no se podría afirmar convincentemente, que cuando se camina despreocupadamente, no se camina, porque no se habla de éllo, ni ocupa el centro de la atención. La ‘realidad’ de la vida caminando despreocupadamente, es primaria y previa al hablar de élla, y de hacerla centro de la atención. Este hablar de las cosas está constreñido por las posibilidades actuales de los estados estructurales del sistema biológico del observador. Las posibilidades de distinción de la realidad que tengan los observadores, están limitadas a sus operaciones de distinción estructuralmente determinadas: estructuras cambiantes por la secuencia dinámica de acoplamientos. El Dr. Maturana concluye que: “los cambios de estado que los seres humanos o sus instrumentos sufren en sus interacciones, constituyen las descripciones y especificaciones de las cosas que entran como elementos en sus dominios consensuales.” (2;42:56) El lenguaje posibilita este hablar de lo que se hace en la praxis del vivir, esto se realiza, nos dice el Dr. Maturana: “como una operación en coordinaciones consensuales de conductas, sin hacer ninguna referencia a ninguna cosa fuera del lenguaje.” (16:2) La realidad se constituye en el lenguaje mediante este proceso de reflejar las operaciones que se realizan en la praxis del vivir del observador. El Dr. Maturana explica que: “Obviamente, este resultado es posible porque, aunque cada interacción interna o externa de un organismo es mapeada en las relaciones de las actividades neuronales relativas de su sistema nervioso, donde no pueden ser distinguidas como experiencias individuales, pueden ser distinguidas socialmente en término de conducta dentro de un dominio consensual.” (2;42-43:56-57) En el lenguaje e interacción de la comunidad. El autor sostiene que el lenguaje: “constituye objetos, al hacer de una coordinación de conducta un token u objeto para otra coordinación de conducta consensual. A partir de aquí, objetos, diferentes clases de objetos, emergerán en el lenguaje con cada recursión, y la clase de estos objetos dependerá de las circunstancias conductuales en las que ocurran las nuevas recursiones.” (9;IV:4) El Dr. Maturana precisa que:”Los objetos son en el proceso del lenguajeo, coordinaciones consensuales de acciones que operan como tokens para las acciones de coordinaciones consensuales que éllos coordinan.” (1;8:4) En términos más sencillos el Dr. Maturana define: “Los objetos son relaciones operacionales en el lenguajeo.” (1;9:2) El Dr. Maturana propone que las descripciones de lo real ocurren en el dominio consensual que le otorga a estas descripciones un espacio para que se generen. Este espacio está constreñido por las estructuras dinámicas que lo hacen posible, pero también está completamente abierto, gracias a la actividad recursiva del sistema nervioso que abre nuevas posibilidades de distinción en cada recursión; en palabras del autor: “el dominio humano de las descripciones es –ambos-, constreñido y sin límites. Es constreñido, porque cada descripción que hace el ser humano, necesariamente implica una interacción de sus componentes [estructurales]; es sin límites, porque a través de las operaciones del sistema nervioso la persona puede siempre refinar recursivamente nuevos dominios fenoménicos a través de especificaciones consensuales de nuevas unidades compuestas de acoplamiento de antiguas.” (2;44:57) La realidad es una explicación de nuestras experiencias, y como estas explicaciones cambian de acuerdo a nuestras emociones: “hay diferentes nociones de realidad en diferentes culturas o diferentes momentos de la historia.” (11;II:2) Las experiencias de la praxis del vivir, el vivir inmediato y espontáneo, constituyen sólo una realidad virtual, que se transforma en realidad verdadera a nivel de las explicaciones de la dinámica interrelacional. De este modo, según el Dr. Maturana, la realidad queda ligada operacionalmente a la biología que explica las explicaciones y determina su flujo. Ya hemos señalado, como el Dr. Maturana descalifica la vivencia primaria de vida a favor del lenguaje que emerge en esta vivencia. El Dr. Maturana afirma que la realidad es:”...una ficción puramente del dominio descriptivo, y que deberíamos en efecto aplicar la noción de realidad a este mismo dominio de descripciones en el cual nosotros, el sistema descriptor, interactuamos con nuestras descripciones como si fueran entidades independientes.” (4:62) De este modo, las interacciones lingüísticas que consideramos habitualmente referidas a un objeto de la realidad independiente no son más que:..”pensamientos y descripciones, estados de actividad relativa entre neuronas que generan nuevas descripciones.” (4:62) La realidad es construida desde la interioridad biológica del organismo interactuando en su nicho. El Dr, Maturana está recalcando el determinismo estructural que yace en el fundamento del lenguaje, pero como hemos visto, en otras partes enfatiza la ejecutividad de lo consensual. Los objetos emergen en el lenguaje; escribe el autor:“los objetos emergen en el lenguaje como operaciones de coordinaciones de coordinaciones de conducta que permanecen como coordinaciones de acciones acerca de las cuales como seres lenguajeantes coordinamos nuestra conducta recursivamente.” (5:12) En otras palabras, los objetos surgen en el lenguajeo en la primera recursión del fluir de coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de conducta (lenguajeo). El Dr. Maturana explica los objetos también: “surgen en el lenguaje cuando una coordinación consensual de acciones, siendo distinguida consensualmente en una recursión de coordinaciones consensuales de acciones, opaca las acciones que coordinan en la praxis de vida en un dominio consensual.” (1;11:1) En términos generales, las recursiones de las conductas consensuales coordinadas se convierten en objetos y, de este modo, en fundamento para distinciones recursivas adicionales, constituyendo una red de entrecruzamientos de coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de conducta que generan la complejidad del vivir en el lenguaje en un mundo de objetos. Desgraciadamente, las explicaciones que el Dr. Maturana ofrece en este respecto, como en otras secciones de su obra, son oscuras y abstrusas, lo que no ayuda a disipar las múltiples interrogantes que engendra la tesis presentada. El dominio de los objetos emerge en nuestra co-participación en la coordinación de coordinaciones de conducta en un dominio de objetos compartidos (5) Como seres vivos nos dice el Dr. Maturana: “nosotros los seres humanos podemos de hecho vivir con los demás en tantos dominios de objetos compartidos, o dominios de interobjetividad, como dimensiones de acoplamiento estructural en los que podemos vivir en coordinación con coordinaciones de conducta. Vivir en lenguajeo es vivir un dominio de objetos en interobjetividad.” (5:12) Por tanto: “no podemos operar con objetos (entidades o cosas) como existentes fuera de las distinciones de distinciones que los constituyen. Aún más, como entidades del lenguaje, los objetos se actualizan como elementos explicatorios en las explicaciones de las coherencias operacionales de los sucesos del vivir en los que ocurre el lenguaje.” (1;10:2) Es entonces, en este dominio consensual del lenguaje en donde se dan los objetos y donde podemos tratarlos como si fueran independientes, pero en rigor son sólo reflejos de las operaciones de distinción en la praxis de vida de un observador. La mismidad que presentan algunos objetos conocidos, como: la misma casa a la que se retorna todos los días, la misma madre que nos vio nacer, el mismo lápiz con que se trabaja en la oficina, etc. es producto de la reflexión del observador al observar, en el dominio de la praxis de vida. El Dr. Maturana despliega un esfuerzo sostenido para negar cualquier atisbo de realidad objetiva y cae así, en incongruencias al pretender combinar sin fracturas, el determinismo estructural con los complejos fenómenos que asigna al dominio consensual y al lenguaje. El autor omite consistentemente el ‘objeto’ de las “descripciones” y “distinciones” que efectúa el observador, pretendiendo utilizar un criterio ‘operacional’ para evitar comprometerse con lo que operan las operaciones. Decir, por ejemplo, que la temperatura es lo que mide un termómetro (operacional), nos facilita el manejo del fenómeno, pero no elimina la ‘realidad” del problema de la temperatura. De modo similar, decir que el vocablo árbol, es instrumental operacional, no elimina al “árbol” designado como material objetivo, por problemático que sea. De acuerdo al Dr. Maturana, el concepto de sí mismo -en cuanto corporalidad, emerge con el lenguaje, es producto de la ‘reflexión’ propia del lenguaje, y es básicamente un fenómeno social. El Dr. Maturana explica que esta consciencia aparece cuando en un observador, observado: “...aparece co-ordinando sus acciones con otros observadores acerca de los cambios de estado de corporalidad de los participantes [en conversación].” (6:22) La corporalidad propia aparece con la distinción de la corporalidad de los otros y gracias a la recursión del lenguaje que permite la observación de las distinciones hechas; dice el autor: “...este observando la observación emerge en una recursión de tercer-orden.” (6:22) (Observación de la distinción de los otros; observación de la corporalidad de los otros, observación de la propia corporalidad) La recursión sobre la consciencia de sí trae el dominio de la auto-consciencia. La auto consciencia aparece en el observador, si:”a través de la conducta de orientación puede orientarse hacia sí mismo, y entonces generar descripciones comunicativas que lo orientan hacia su descripción de su auto-orientación, haciéndolo recursivamente, se describe describiéndose a sí mismo...interminablemente.” (4:32) En este juego de distinciones y distinciones de distinciones (observaciones) es donde emerge la realidad de lo otro y la de sí misma.; escribe el autor: “la realidad emerge con la auto-consciencia en el lenguaje como una explicación de distinciones entre sí mismo [self] y lo otro [non-self] en la praxis del vivir del observador.” (1;12:1) Y agrega: “El Sí mismo [self], la auto-consciencia y la realidad existen en el lenguaje como explicaciones de los sucesos del vivir del observador.” (1;12:1) “Nosotros existimos sólo en cuanto existimos como entidades auto-conscientes en el leguaje.” (1;12:2) El Dr. Maturana propone que la auto-consciencia (y el lenguaje) es un dominio de auto-observación que no es material neurofisiológico propiamente tal; el autor escribe:”La consciencia de sí no es un fenómeno neurofisiológico, es un fenómeno consensual emergente en un dominio independiente de interacciones por una conducta de auto-orientación y yace enteramente en el dominio lingüístico.” (4:47) El Dr. Maturana percibe que el lenguaje y la consciencia de sí mismo son fenómenos que escapan del determinismo biológico; escribe: “Puesto que la consciencia de sí mismo y el dominio lingüístico en general no son fenómenos neurofisiológicos, es imposible dar cuenta de ellos en términos de excitación, inhibición, redes de trabajo, o lo que sea el asunto neurofisiológico.” (4:48) El dominio consensual con el ldenguaje y las conversaciones “emerge” en las interfases de los sistemas interactuantes; ya hemos visto que la emergencia de este tipo de fenómenos no puede ser explicado consistentemente por las leyes naturales que rigen el determinismo estructural. Los esfuerzos antirealistas del Dr. Maturana le llevan a afirmaciones como:“Sin observadores nada existe.” (1;10:2) Antes que un observador distinga objetos, nada existe; para el autor: “la existencia [es] como una explicación de la praxis del vivir de un observador, es un fenómeno cognitivo que refleja la ontología del observador en tal praxis de vida, y no una proposición acerca de objetividad.” (1;10:2) “la noción de realidad es un supuesto explicatorio que nosotros los seres humanos hemos inventado para explicar lo que distinguimos como nuestras experiencias en el suceder de nuestras vidas como si existieran independientes de lo que hacemos.” (16:3) De la realidad no podemos decir nada sin el lenguaje. “Ni la noción de realidad independiente tiene sentido fuera del lenguaje.” (16:3) Ni siquiera nuestro propio existir tiene una realidad fuera del lenguaje: “No existimos en un dominio preexistente de existencia física; lo actualizamos especificamos en cuanto existimos como observadores” (6;10:4 El mundo creado por la tesis del Dr. Maturana queda reducido al lenguaje, que constituye el ámbito de nuestra vida, existencia y realidad de todo lo que existe. El lenguaje otorga realidad a los objetos y aún nos da la vida fluyendo, al poder hablar de élla. El lenguaje por sí mismo constituye la realidad de todo lo que vivimos como tal. Lo que habitualmente llamamos mundo, nuestra corporalidad y nuestro ser uno mismo, no tienen otro sustento que las “distinciones” y “descripciones” realizadas por un observador que es también constituido por el lenguaje. El lenguaje es convertido en esta tesis en:”dueño y señor” de la realidad. Pero ¿qué da realidad al lenguaje? La respuesta es: un sistema autopoiético con cerebro lenguajeante. Pero esta no es más que una explicación dada en el lenguaje; el lenguaje lo es todo, una especie de dios que crea realidades y existe porque existe. Esta es una conclusión inaceptable y absurda, pero es inevitable si se asume que somos exclusivamente en el lenguaj, sin soporte alguno fuera de él. El Dr. Maturana coloca entre parentesis la realidad objetiva para atenerse a las interacciones consensuales y acoplamientos estructurales, base de su teoría. Este poner la realidad entre paréntesis no es elaborado propiamente por el Dr. Maturana; podría pensarse que se trata de una maniobra epistemológica para asegurar una descripción fidedigna del conocimiento según su teoría; pero también podría tratarse de una eliminación ontológica de la realidad. Leyendo al Dr. Maturana, en algunas secciones de su trabajo parece que el epojé es sólo epistemológico y que su tesis podría ser descrita como un constructivismo; así por ejemplo escribe: “Nuestro vivir ocurre en acoplamiento estructural con el mundo que actualizamos, y el mundo que actualizamos es nuestro hacer en lenguaje como observadores, en cuanto operamos en él en acoplamientos estructurales, en nuestra praxis del vivir.” (1;12:1). Sin embargo, en otras secciones de su obra hace afirmaciones como: “en verdad todas las cosas, son entidades cognitivas, explicaciones de la praxis o sucesos del vivir del observador, y como tales, como esta misma explicación, sólo existen como una burbuja de acciones humanas flotando en la nada”. (1;12:2) Lo que sí queda claro leyendo al Dr. Maturana, es que la concepción de una realidad independiente del observador es irrelevante en su tesis; pero también es claro que olvida el punto de partida, esto es, la inmediatez de la vida espontánea en que se encuentra uno viviendo y que constituye la realidad más primaria de toda existencia humana. Con este olvido, la teoría del Dr .Maturana se desvia para centrarse sólo en el lenguaje y caer como consecuencia en un relativismo ontológico, y quedar reducido a una burbuja lenguajeante que flota en la nada. Pseudopercepciones El Dr. Maturana sostiene que: “Vivimos lo que vivimos siempre como válido.” (17:6) El autor llega a esta conclusión al considerar la experiencia espontánea del vivir en el momento mismo que se vive. “Todo momento del vivir se vive como válido en el momento en que se vive.” (17:6). Si se trata de una ilusión o de una equivocación, nos damos cuenta de éllo posteriormente con otra experiencia que corrige el error o la ilusión. El Dr. Maturana afirma que en el momento mismo de vivir la experiencia equivocada, no tenemos acceso a ninguna ‘realidad objetiva’ (exterior) con la que podamos apoyar “nuestro quehacer y nuestro explicar”, para asegurar su validez. Por esta razón el autor sostiene: “Explicamos nuestro vivir con las coherencias [experiencias] de nuestro vivir, y no importa que nos equivoquemos o que tengamos ilusiones, porque en verdad, lo central es que el vivir se va transformando en la convivencia en una dinámica en la cual, eso no importa. Y no importa porque el mundo que vivimos se constituye en la coordinación del convivir, no en la referencia a alguna realidad trascendente.” (17:6) El Dr. Maturana reemplaza la pretendida certeza de la ciencia objetiva por la coherencia y la armonía en las relaciones e interacciones de los miembros de un sistema social que describe y distingue en un desarrollo común en virtud de operaciones posibles por los procesos genéticos y ontogénicos que permite la plasticidad estructural de los miembros. Como ya hemos señalado, el Dr. Maturana reconoce la vida espontánea e inmediata como un presente continuo y fluido, nos dice que el vivir inmediato es presente y: “es el ocurrir en el ocurrir” (17:2), pero cuando se habla de ese vivir inmediato, ya es pasado, la ‘vida’ se mueve a lo reflexivo de lo pasado, y con el lenguajeo consensual se calibra la veracidad de la experiencia en cuestión y se construye la realidad. El autor insiste que en el hablar se da lo humano, como si esa experiencia espontánea de la que se habla, no fuera lo primariamente dado en la vida humana. Es pertinente señalar que el Dr. Maturana reduce la experiencia de la vida inmediata a su aspecto subjetivo, olvidando el contenido de la misma; la ratificación de la comunidad, asegura la adecuación de nuestra percepción, pero no inventa, ni construye, los contenidos de la experiencia que se da primaria y espontáneamente en nuestra vida. El Dr. Maturana toma una vía de interpretación ‘subjetivista’ y ‘constructivista’ de la realidad, que como recalcamos en esta revisión, conduce fácilmente al relativismo y, en su versión extrema, al absurdo. Como según el Dr. Maturana, las experiencias de un sujeto se explican con sus mismas experiencias no tiene sentido hablar de pseudopercepción –ilusión, alucinación- y una ‘percepción verdadera’; desde el punto de vista biológico todas son igualmente válidas. Sólo un observador externo puede juzgar las conductas –instintivas o aprendidas- como inadecuadas cuando considera que no se ha producido una correspondencia correcta de acoplamiento estructural en el sistema observado y el ambiente; esta falta de correspondencia es posible, porque ambos sistemas son básicamente independientes: el ser orgánico y el medio ambiente. Lo mismo ocurre cuando un observador externo determina que un organismo (ser humano) ha sufrido de una percepción alterada – ilusión, alucinación-; en este caso, también se ha producido una falta de correspondencia estructural entre el organismo biológico y el sistema ambiental. Se explican estos fenómenos, en palabras del Dr. Maturana, cuando el sistema observado:“comienza a operar en un dominio de realidad diferente al esperado por el segundo observador [primer observador: sujeto que experimenta la alteración; segundo observador: observador propiamente tal].” (1;11:1) (2, Nervous System: Neuronal Network: Perception) El Dr. Maturana, resume: “todo es una ilusión fuera de su dominio de existencia.” Si especificamos la operación de distinción “fantasma”, nos dice el Dr. Maturana: “entonces los fantasmas existen, son reales en el dominio de existencia que actualizó su distinción, y podemos realizar acciones efectivas con éllos en ese dominio, pero no son reales en ningún otro dominio.” (1;11:1) Estos dominios de realidad como coherencias operacionales actualizados en lenguaje en la vida del observador son dominios cognitivos cerrados de acciones consensuales efectivas; y un dominio cognitivo, para el autor, es un dominio de realidad. El observador que vive estos dominios, los vive como diferentes dominios en el lenguaje y difieren sólo: “a través de sus continuas transformaciones en diferentes circunstancias de recursión en las que emergen.” (1;11:1) Pero en cuanto un observador vive en una comunidad de observadores, su dinámica estructural se corresponde a la de las interacciones consensuales (con los demás), y así: “esto ocurre de una manera que mantiene las transformaciones de nuestro vivir congruente con el dominio de realidad que se actualiza en la comunidad de observadores, o nos desintegramos como miembros de ésta.” (6;11:2) De este modo, la realidad aceptada es lograda por un consenso de correspondencias estructurales de la comunidad, cuando un observador se escapa de este consenso o, está errado o, simplemente su biología se ha descarriado y necesita tratamiento. El Dr. Maturana reduce el criterio diferencial de realidad, fantasía y error a la correspondencia con el pensar comunitario; ya hemos señalado cómo esta tesis se desliza hacia el relativismo ontológico. El Dr. Maturana centra la vida del ser humano en el lenguaje que en el dominio consensual refleja el observar lo que el observador hace en su praxis de vida; de tal modo, que el acto de observar es constitutivamente primario en la vida humano; escribe el autor: “el entendimiento de la primacía ontológica del observar es básico para el entendimiento del fenómeno de la cognición.” (1;12:1) De esta manera, los problemas de la verdad, del error, de la mentira y de las ilusiones, se trasladan a ser problemas emanados del lenguaje en el dominio consensual. Dominio El concepto de dominio tiene un importante papel en la “antropología biológica” del Dr. Maturana. Un dominio está especificado por las operaciones de distinción realizadas por el observador. Las propiedades de la experiencia son variadas, pero el Dr. Maturana sostiene que en las interacciones del observador se dan propiedades que se mantienen constantes:”La no variación de propiedades a través de las interacciones provee un origen funcional para entidades o unidades de interacciones, puesto que las entidades son generadas a través de interacciones que las definen (propiedades), entidades con diferentes clases de propiedades generan dominios independientes de interacciones:el reduccionismo no es posible.” (4:46) Un dominio es una :”...configuración de operaciones de distinciones que efectúa el observador que especifica un dominio de la realidad como un dominio de coherencias operacionales de su praxis de vida en la que produce clases particulares de objetos mediante su aplicación [operaciones] (por ejemplo, el dominio de la existencia física es producido como un dominio de la realidad a través de la aplicación recursiva por el o la observadora en su praxis de vida de la configuración de operaciones de distinción constituidas por medidas de masa, distancia y tiempo).” (6:5) El autor explica que cada dominio de interacciones -cognitivos- del observador, constituye también un dominio de explicaciones para la vida inmediata del observador, porque éste: ‘usa recursivamente las coherencias operacionales que lo constituyen [dominio cognitivo] para generar reformulaciones [explicaciones] de su praxis de vida.” (6:5) Por ejemplo, el observador usa recursivamente las coherencias del dominio de la existencia física como criterio para reformular la praxis de vida de lo que constituye un dominio de explicaciones físicas; así también usa las coherencias del dominio de la fantasía para reformular en su praxis lo que constituye una fantasía. El Dr. Maturana presenta el concepto de dominio como parcelas separadas que no deben confundirse, ni reducirse, las unas a las otras. El autor argumenta que los dominios tienen esta característica, porque son producto directo de la organización de las ”distinciones” que realiza el observador en su praxis de vida. Por una parte, esta descripción de la praxis de vida que hace el autor, tiene el carácter verbal, con uso de lenguaje; pero ya hemos visto que en otras partes de su tesis, pareciera que esta vida inicial y espontánea, es más amplia, y el lenguaje es sólo una parte de esta experiencia primaria. Pero, más importante para el aspecto que ahora nos interesa, es señalar que, si se considera al lenguaje como parte de esta experiencia inmediata de la vida, es difícil concebir que exista lenguaje sin reflexión y, por tanto, sin una cultura, por incipiente que sea. Si existe cultura, ésta siempre influirá la manera como nos aproximamos al mundo y a nosotros mismos, por lo que la idea de dominio emergiendo prístina y espontáneamente de la experiencia primaria de vidaes inconcebible (aún asumiendo un realismo extremo, que no es el caso del Dr. Maturana); en otras palabras, los dominios de la experiencia están condicionados por la cultura, no son un dado biológico que permita discernir y separar categóricamente los dominios cognitivos de los que nos habla el Dr. Maturana en forma tan categórica; considérese el ejemplo dado por el autor en el párrafo anterior: masa, espacio y tiempo. Las explicaciones constituyen en sí otro dominio de acciones en el dominio descriptivo El observador puede utilizar diversos dominios de explicaciones definidas por el criterio de validación que use (científicas, religiosas, ideológicas, etc.) para sus reformulaciones en los dominios cognitivos de su vida. La elección de un dominio de explicación u otro, es regido por:”...preferencia (emoción de aceptación) por las premisas básicas que constituyen el dominio en que opera.” (6:7) El criterio de validación que elige escuchar (aceptar) el observador puede variar, puede ser muy personal o más colectivo, como en los criterios ideológicos o religiosos. En ciencia, el criterio de validación para las explicaciones en ese dominio, como ya hemos visto, lo constituye el método científico. (Ver: Epistemología) La elección del criterio de validación parece ser en cierto modo emocional: el que calma las emociones del observador, pero también hay influencias de otros observadores como en el caso del método científico. No hay ninguna exigencia de una realidad objetiva que requiera que las explicaciones sigan un procedimiento específico para asegurar su mejor captación. La validación de las explicaciones procede, en última instancia, de las coherencias de la praxis de vida, de la vida misma fluyendo, individual y colectivamente. Todas estas operaciones de distinción y aplicación de coherencias que describe el autor son difíciles concebir como fenómenos automáticos derivados de la dinámica estructural del organismo; un proceso ciego que sigue las leyes naturales que rigen la física y química. Si estas coherencias no pueden ser explicadas por el determinismo estructural, y si la validación de las explicaciones depende de las coherencias, significa que la aparición de las coherencias queda sin explicación en la tesis presentada; un fenómeno que emerge misteriosamente.