REVISION Farm Hosp 1995; 19 (4): 184-192 TROMBOCITOPENIA ASOCIADA A HEPARINA: DIAGNOSTICO CLINICO Y DE LABORATORIO. TRATAMIENTO Y ALTERNATIVAS TERAPEUTICAS Climent Grana, E., Doctor en Farmacia, Farmacéutico Especialista en Farmacia Hospitalaria; Mateo García, M., Farmacéutica Especialista en Farmacia Hospitalaria; Taléns Bolós, A., FIR II en Farmacia Hospitalaria; Marco Vera, P.*, Doctor en Medicina, Médico Especialista en Hematología, Médico Adjunto. Servicio de Farmacia. *.Servicio de Hematología. Sección de Hemostasia y Trombosis. Hospital General Universitario. Alicante. Departamento de Medicina. Facultad de Medicina. Universidad de Alicante. Palabras clave: Anticuerpos. Ensayos de laboratorio. Monitorización. Trombocitopenia asociada a heparina. Trombosis. tan los resultados obtenidos del estudio comparativo de cuatro ensayos de laboratorio mediante un análisis de los datos publicados hasta la fecha. Resumen: La trombocitopenia asociada a heparina (TAH) ocurre en el 5-10 por 100 de los enfermos tratados con heparina y tiene dos formas de presentación; la forma grave es causada por la presencia de anticuerpos dependientes de heparina provocando agregación plaquetaria y posible trombosis. La TAH con trombosis (TAHT), aunque rara (0,2-0,4 por 100), empeora el pronóstico e implica la inmediata retirada de la heparina, el tratamiento de las complicaciones y la elección de la alternativa terapéutica cuando se precise continuar la anticoagulación. El diagnóstico se basa en criterios clínicos y puede apoyarse mediante pruebas de laboratorio diseñadas para detectar los anticuerpos dependientes de heparina. En este trabajo se discute la forma de reconocer la TAH y la prevención de las complicaciones derivadas del uso de un fármaco muy frecuente en los hospitales. También se presen- Key words: Laboratory assays. Monitoring. Heparin-associated thrombocytopenia. Thrombosis. Antibodies. Correspondencia: Eduardo Climent Grana. Nou, 14. 03509 Finestrat (Alicante). Fecha de recepción: 21-4-1995. 1 Nivel I. Ensayos clínicos aleatorizados con bajo número de falsos positivos y bajo número de falsos negativos: alta potencia. Nivel II. Ensayos clínicos aleatorizados con alto número de falsos positivos y/o alto número de falsos negativos: baja potencia. Nivel III. Estudios de cohortes concurrentes entre pacientes actuales que recibieron o no agentes antitrombóticos. Nivel IV. Estudios de cohortes históricos entre pacientes actuales que recibieron agentes antitrombóticos y pacientes anteriores (de la misma institución o datos de la literatura) que no los recibieron. Nivel V. Estudios no controlados. Summary: Heparin-associated thrombocytopenia (HAT) occurs in 5-10% of patients treated with heparin and has two forms of presentation: the severe form is caused by the presence of heparin-dependent antibodies that produce platelet aggregation and possible thrombosis. HAT with thrombosis is rare (0.2-0.4%) but worsens the prognosis and may entail immediate discontinuation of heparin administration, treatment of complications, and the use of alternative therapy for anticoagulation. Its diagnosis is based on clinical criteria and may be supported by laboratory tests for heparin-dependent antibodies. The recognition of TAH and prevention of complications from this frequently used medication ared discussed. The results of a comparative analysis of four published laboratory assays are presented. Farm Hosp 1995; 19: 184-192 INTRODUCCION Usos terapéuticos de la heparina La heparina está indicada en la profilaxis y tratamiento de los trastornos tromboembólicos; a pesar de su extendido uso en la terapia hospitalaria, los niveles de evidencia1 (1) de cada indicación varían ampliamente: Farm Hosp 1995; 19 (4) 185 Tabla 1. Clasificación de los estados trombocitopénicos en función de la cinética de las plaquetas (5) Disminución en la producción Destrucción acelerada Distribución anormal o secuestro Fármacos mielosupresores. Radiación. Productos químicos. Estados infecciosos. Anemia aplásica. Alteraciones hereditarias. Infiltración de la médula ósea por tumores o fibrosis. Consumo aumentado de plaquetas (CID). Hemorragias severas. Deficiencias vitamínicas (B12, fólico). Mecanismos inmunológicos: inducida por fármacos; autoinmunes (LES, PTI); por aloanticuerpos (transferencia placentaria o transfusiones). Mecanismos no inmunes: PTT, prótesis valvulares cardíacas. Esplenomegalia (enfermedades mieloproliferativas, cirrosis hepática y linfomas). — Profilaxis y tratamiento del tromboembolismo venoso, con dosis bajas y altas, respectivamente (nivel I) (1). — Profilaxis de la trombosis transmural anterior después del infarto agudo de miocardio (IAM) y de la reoclusión coronaria que sucede después de la terapia trombolítica (nivel I) (1, 2). — Prevención de la formación de trombos en la circulación extracorpórea en cirugía cardíaca (nivel I), cirugía de bypass cardiopulmonar (nivel I), cirugía vascular (nivel III), trasplantes de órganos y hemodiálisis (nivel III) (1, 2, 3). — También se utiliza en la fase temprana de la angina inestable de pecho (nivel I) y en la coagulación intravascular diseminada (nivel III) (1, 2). — Asimismo se utilizan dosis muy bajas para el mantenimiento de los catéteres intravenosos (2). Trombocitopenia La trombocitopenia se define como una disminución en el número de plaquetas y puede expresarse por un tiempo de sangría prolongado. En general se considera que el límite inferior de la cifra de plaquetas es de 150.×.109/l, y a menos que exista una disfunción plaquetaria asociada, hay pocas manifestaciones clínicas entre los límites de [50-150].×.109/l. Cuando las cifras oscilan entre [2050].×.109/l se producen hemorragias espontáneas mínimas (hematomas, petequias, equimosis y epistaxis) y hemorragias postquirúrgicas. Cuando el recuento es inferior a 20.×.109/l las hemorragias son graves, implicando a las membranas de las mucosas y pudiendo aparecer una púrpura grave (4). La clasificación de los estados trombocitopénicos se basa en la cinética de las plaquetas (Tabla 1): disminución en su producción, destrucción acelerada de las plaquetas y distribución alterada por secuestro (hiperesplenismo) (5). Los fármacos pueden causar trombocitopenia mediante los dos primeros procesos y los mecanismos envueltos en su aparición son similares a los que tienen lugar en otros acontecimientos adversos, como son agranulocitosis y anemia hemolítica inducidas por fármacos: efecto tóxico directo y reacciones inmunológicas (6). Cuando existe toxicidad directa disminuye el número de megacariocitos de la médula ósea, lo que difiere de las reacciones inmunes, que provocan una destrucción acelerada de las plaquetas a nivel periférico y un aumento del número de megacariocitos (6). Una lista completa de los agentes implicados en la trombocitopenia inducida por fármacos se expone en la Tabla 2. Trombocitopenia asociada a heparina (TAH) La trombocitopenia asociada a heparina está ampliamente descrita en la literatura científica y pueden distinguirse dos tipos, que se diferencian por el inicio, duración y gravedad de la misma, así como por la necesidad de suspender la heparina, las causas que la originan y su asociación con trombosis arterial (2, 7, 8). En la TAH tipo I se distinguen dos síndromes: uno leve y otro moderado. La TAH tipo I leve es de inicio inmediato y se ha descrito en pacientes que recibieron una dosis única de heparina mediante inyección rápida i.v. Se caracteriza por una disminución aguda y reversible en el recuento de plaquetas, produciéndose una trombocitopenia leve y transitoria. El contaje de plaquetas se encuentra entre [150-190] .× .109/l y cursa de forma asintomática (2, 8). El mecanismo de acción consiste en un fenómeno agudo de agregación y secuestro de las plaquetas de carácter reversible, y es debido a un efecto directo de la heparina, que se une a las plaquetas de manera específica y saturable, siendo las fracciones con mayor capacidad de unión las de la franja de elevado peso molecular y mayor cantidad de grupos sulfato (1, 9). Esta forma leve revierte sin necesidad de interrumpir el tratamiento con heparina o bien Tabla 2. Fármacos asociados a trombocitopenia (6) Acetazolamida Acido acetilsalicílico Alopurinol Aminoglutetimida Acido p-aminosalicílico Amrinona Cefalotina Clorotiazida Cimetidina Desipramina Diazepam Digitoxina Furosemida Hidroclorotiazida Hidroxicloroquina Isoniazida Meclofenamato Morfina Penicilina Fenilbutazona Fenitoína Procainamida Quinidina Quinina Rifampicina Sulfisoxazol Trimetoprim 186 Farm Hosp 1995; 19 (4) por neutralización con protamina. La TAH tipo I moderada aparece a los dos-cuatro días de iniciarse el tratamiento con heparina, y se caracteriza por una depleción moderada del número de plaquetas con recuentos comprendidos entre [100-150] .×.109/1. El mecanismo de acción también puede estar asociado con agregación plaquetaria aguda. La trombocitopenia revierte a los uno-cinco días de su aparición sin necesidad de retirar la heparina (2, 8). El segundo tipo de trombocitopenia inducida por heparina, la TAH tipo II, es la forma grave de presentación, caracterizada por un inicio tardío y una trombopenia persistente; puede asociarse a complicaciones graves como trombosis arterial (TAHT) o síndrome del coágulo blanco, por tratarse de trombos ricos en plaquetas, fibrina y leucocitos (1, 2, 7, 8, 9). Raramente ocurre trombosis venosa (3, 10). Es difícil atribuirla a un fallo en la anticoagulación o si, por el contrario, los trombos venosos son parte del espectro de este tipo de TAH (1, 9). El número de plaquetas desciende a los seis-catorce días de iniciar el tratamiento, alcanzándose recuentos de plaquetas inferiores a 100 × 109/l; la normalización de estos valores requiere la suspensión inmediata del fármaco y se produce a los dos-diecinueve días de la interrupción (2, 3, 8). Cuando se asocia a trombosis arterial las cifras más bajas de plaquetas suelen situarse entre [40-60] × 109/l; incluso se han descrito recuentos de 5 × 109/l (1, 9). Generalmente las cifras de plaquetas disminuyen de forma paralela al suceso trombótico, aunque no siempre se alcancen cifras características de trombocitopenia; sin embargo, se han descrito casos en los que la reducción gradual en el recuento precedió al fenómeno trombótico (9). Los enfermos que vayan a recibir heparina por un tiempo prolongado (tres-seis días) son de alto riesgo y es recomendable iniciar junto a la heparina la anticoagulación oral para permitir la posible discontinuación del fármaco (2). Además, es generalizada la opinión de interrumpir la heparina cuando las cifras de plaquetas sean inferiores a 100.×.109/l, aun sin la presencia de manifestaciones clínicas, con el fin de prevenir posibles complicaciones trombóticas (1, 2, 10). Los signos clínicos más habituales que preceden a la trombosis son dolor abdominal y en miembros inferiores e incapacidad para mantener el nivel de anticoagulación en la relación deseada, incluso a dosis elevadas de heparina (resistencia a la heparina) (9). La reacción tiene una base inmunológica, estando mediada por anticuerpos producidos en presencia de heparina y dirigidos contra la superficie de la plaqueta (1, 2, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14). Los inmunocomplejos IgG-heparina, y en menor medida IgM-heparina e [IgAIgM]-heparina, con la implicación de los fragmentos Fab y Fc, se unen a la membrana plaquetaria y provocan la activación del metabolismo del ácido araquidónico y de los endoperóxidos, con la liberación de sustancias proagregantes como el TXA2 y la serotonina, que potencian la agregación plaquetaria producida por la propia heparina. El complejo anticuerpo-heparina-plaqueta fija ávidamente el sistema del complemento que actuaría como un amplificador de la activación del sistema hemostático (2, 8, 11). Recientemente algunos in- vestigadores han demostrado que estos anticuerpos pueden atacar la superficie de las células endoteliales de la pared de las arterias, causando daño arterial y liberación del factor tisular, acentuándose de este modo la trombosis arterial (2, 9). Todo este proceso estaría favorecido por el factor plaquetario 4 (PF4) liberado tras la activación de las plaquetas. Este factor tiene la capacidad de neutralizar los efectos anticoagulantes de la heparina; de hecho, este mecanismo está implicado en la aparición de la resistencia a los efectos anticoagulantes de la heparina que desarrollan algunos enfermos y que provoca un aumento en los requerimientos del fármaco (2, 8, 11). En esta modalidad de trombocitopenia, en virtud de su carácter inmune, la reexposición a la heparina ocasiona en la mayoría de los pacientes episodios trombocitopénicos de cáracter grave, con un período de instauración bastante más corto (de unas horas a pocos días), con lo que la administración de heparina estará contraindicada en estos enfermos (1, 2, 8, 9, 10). Entre las complicaciones trombóticas cabe destacar la aparición de IAM, coagulación intravascular diseminada (CID), embolismo pulmonar y cerebral, isquemia, necrosis cutánea y gangrena, siendo la manifestación más común la trombosis arterial de miembros inferiores (1, 2, 3, 7, 9). La necrosis cutánea que sucede después de la administración subcutánea de heparina es debida a la elevada concentración de fármaco que se alcanza en el sitio de la inyección, lo que conduce a una agregación plaquetaria muy localizada; este foco trombótico puede ser el precursor de trombosis sistémica en posteriores reexposiciones a la heparina, aun en el caso de que el enfermo no presente trombocitopenia (8). En los primeros estudios prospectivos controlados la incidencia de TAH en sus diversas formas fue del 31 por 100; sin embargo, trabajos posteriores la cifran en valores bastante más bajos, 5-10 por 100 (3); la TAH tipo II ocurre en el 1-5 por 100 de los enfermos sometidos a terapia prolongada con heparina y la aparición de trombosis sólo se da en el 0,2-0,4 por 100 de estos pacientes (1, 2). Se ha observado una alta morbilidad (61 por 100) y mortalidad (23 por 100) cuando la heparina no se interrumpe después de aparecer una trombocitopnea grave; si es reconocida precozmente y se interrumpe la heparina, estos valores se reducen al 22 y 12 por 100, respectivamente (11). En los casos asociados a hemorragia grave (menos frecuente que los eventos trombóticos) la tasa de mortalidad se sitúa en el 90 por 100 (1, 9, 11). La incidencia de la TAH es tres-cuatro veces superior con la heparina obtenida de pulmón bovino que con la porcina (mucosa intestinal) (6, 10, 15). Hirsh et al., 1992 (1), describen una incidencia de TAH del 15,6 por 100 en 173 pacientes recibiendo heparina bovina y del 5,8 por 100 en 223 pacientes recibiendo la porcina (nivel I). Sin embargo, en otros estudios no se encuentran diferencias entre las heparinas de distinta fuente animal (2, 8, 16). De hecho, cuando a un enfermo que desarrolló TAHT se cambió la heparina bovina por la porcina no desapareció la reacción adversa. No se ha encontrado correlación entre trombocitopenia y sexo, raza, edad o patología de base del enfermo; Farm Hosp 1995; 19 (4) Tabla 3. Criterios clínicos para estimar la probabilidad de TAH (17) TAH definida Exclusión de otras causas potenciales, secuencia temporal y readministración positiva. Trombocitopenia asociada a trombosis arterial con otras causas de trombosis excluidas. TAH probable Exclusión de otras causas potenciales y secuencia temporal. TAH posible Exclusión de otras causas potenciales, secuencia temporal y la trombocitopenia se resuelve durante la terapia con heparina o bien hay una readministración negativa. TAH improbable Presencia de otras causas potenciales presentes y secuencia temporal o bien la trombocitopenia no se resuelve al retirar la heparina. tampoco con la vía de administración, pues se ha informado tanto para la vía intravenosa (infusión o inyección rápida) como para la vía subcutánea (2, 3). Tampoco se ha encontrado relación de la TAH tipo II con la dosis de heparina administrada; incluso se ha descrito trombocitopenia (1, 3, 9) cuando la heparina se empleó a dosis muy bajas para el mantenimiento de catéteres intravenosos o en dosis profilácticas (< 1 por 100). Parece ser que la TAH tipo I guarda cierta relación con la dosis, puesto que la mayoría de los casos se han informado en pacientes que recibían dosis altas de heparina (1, 9). A la vista de estos comentarios es evidente la importancia clínica que reviste la TAH, especialmente la forma grave de presentación (TAHT) y la necesidad de que los profesionales sanitarios reconozcan su aparición y la forma correcta de actuación para prevenir sus graves complicaciones. Por todo ello, la TAHT ocupará el resto de la presente revisión, con la intención de clarificar los múltiples y contradictorios datos publicados en la bibliografía hasta la fecha. DIAGNOSTICO CLINICO Y DE LABORATORIO El diagnóstico de la TAH se realiza en base a criterios clínicos y de laboratorio. En el diagnóstico clínico se deberán descartar otras causas potenciales de trombocitopenia, descritas en la Tabla 1. Hay que tener presente que las situaciones que provoquen sobrecarga de volumen plasmático originarán una pseudotrombopenia, así como una falsa disminución del resto de componentes de la sangre. La TAH no se acompaña de anormalidades en el recuento de células blancas, valor del hematócrito u otros parámetros de laboratorio (3). Ante una trombopenia sin relación con otras causas posibles, con recuento de plaquetas inferior a [100-150] × 109/l persistente durante dos días consecutivos y obtenido durante la administración de heparina, así como 187 Tabla 4. Suma de resultados discrepantes con los ensayos PF4/heparina-ELISA e HIPA (18) Criterio Suma Disminución del número de plaquetas del 30 al 50% ....... o disminución > 50% en el número basal de plaquetas .. Inicio de la TAH > 5 días en la primera exposición ......... o inicio < 4 días en reexposición ................................... Complicaciones tromboembólicas .................................... o reacción cutaneoinflamatoria en el sitio de inyección .. Normalización del número de plaquetas en diez días tras la retirada ....................................................................... Estados infecciosos (sepsis) .............................................. Tratamiento reciente con citostáticos o fármacos citotóxicos .............................................................................. Complicaciones tromboembólicas preexistentes .............. +1 +2 +2 +2 +2 +1 +2 –1 –1 –1 cifras normales antes de la exposición, deberá plantearse la sospecha diagnóstica de TAH. En este caso el recuento plaquetario se hace por métodos electrónicos, contrastándose por visualización directa al microscopio de una extensión de sangre periférica. La vuelta a la normalidad de las cifras de plaquetas al cabo de trescinco días de retirar la heparina constituye la confirmación clínica del diagnóstico (3). En este sentido Sheridan et al., 1986 (17), proponen su algoritmo de decisión (Tabla 3) basado en criterios clínicos para estimar la imputabilidad de la heparina en la trombocitopenia. Se han desarrollado pruebas de laboratorio específicas y sensibles que complementan al diagnóstico clínico y permiten ganar tiempo en la detección precoz de esta complicación. Todas ellas utilizan suero o plasma del enfermo, plaquetas de donantes sanos y heparina, estudiando la agregación plaquetaria o la liberación de sustancias que se produce tras la activación de las plaquetas; en realidad detectan los anticuerpos que en presencia de heparina inducen la agregación o la activación de las plaquetas normales o bien ambos fenómenos (3). A pesar de la gran variedad de métodos analíticos que existen en la actualidad, la presencia de falsos negativos antes de la exposición a la heparina (pacientes con historia previa de TAH o candidatos a terapia heparínica prolongada) o durante su administración, así como la discrepancia en la intercambiabilidad de los resultados hacen necesario que la confirmación de la sospecha diagnóstica se realice mediante criterios clínicos. Greinacher et al., 1994 (18), en base a sus resultados con dos métodos analíticos (HIPA y PF4/heparina-ELISA) proponen un método de puntuación basado en siete parámetros clínicos (Tabla 4) y al introducir el valor de la suma en la Tabla 5 se consigue un elemento de juicio diagnóstico más fiable. Como ya se dijo, estas técnicas de laboratorio permiten detectar la actividad plaquetaria provocada por los complejos inmunoglobulina-heparina que se forman en pacientes con TAH tipo II. Las más representativas son las siguientes: — Ensayo de agregación plaquetaria (Platelet Agregometry Assay, PAA). — Ensayo de liberación de serotonina-C14 (C14-Serotonin Release Assay, SRA). 188 Farm Hosp 1995; 19 (4) Tabla 5. Evaluación clínica de los resultados analíticos discrepantes (18) HIPA-positivo PF4/heparinaELISA-positivo PF4/heparinaELISA-negativo HIPA-negativo 9 (50%) 5 (28%) 4 (22%) 18 (100%) 5 (42%) 3 (25%) 4 (33%) 12 (100%) Suma Juicio diagnóstico 6-8 4-5 0-3 TAH muy probable TAH posible TAH improbable — Ensayo de activación plaquetaria inducido por heparina (Heparin Induced Platelet Activation, HIPA). — PF4/heparina-ELISA. Es importante tener presente que el empleo de estas técnicas se limita a laboratorios de hemostasia y trombosis especializados en el tema y que actúan coordinando las actividades de varios centros hospitalarios con el fin de reunir una casuística relevante. Tan sólo la técnica descrita en primer lugar (PAA) cuenta con la aprobación de la FDA en los Estados Unidos. Sin embargo, las limitaciones que presenta esta técnica han favorecido la aparición de otras no menos importantes y cuya implantación en este tipo de laboratorios es en la actualidad un hecho demostrado. Así se refleja en los múltiples trabajos publicados sobre el tema. A continuación se describirán las características más relevantes de cada técnica y tras un análisis comparativo de los datos disponibles en la bibliografía se expondrán las conclusiones que a nuestro modo de ver pueden contribuir a la elección del método analítico más idóneo. Ensayo de agregación plaquetaria (Platelet Agregometry Assay, PAA) Este método detecta la agregación plaquetaria inducida por un suero heparina-dependiente procedente de un paciente con sospecha clínica de TAH y mide los cambios que se producen en la transmisión de la luz mediante un agregómetro (19). La agregación se produce por la unión de los inmunocomplejos IgG-heparina al receptor del fragmento Fc localizado en la membrana de las plaquetas. La técnica desarrollada por Kelton et al., 1984 (20), mostró una especificidad del 95 por 100 y una sensibilidad del 36 por 100. Chong et al., 1993 (19), modifican algunos aspectos de la técnica, consiguiendo una mejora en la especificidad (99 por 100) y en la sensibilidad (88 por 100). Este ensayo presenta como ventajas su manejabilidad y rapidez, siendo el más ampliamente utilizado en la actualidad para el diagnóstico de la TAH; su principal inconveniente es el elevado coste económico. Ensayo de liberación de serotonina-C14 (C14-Serotonin Release Assay, SRA) Este ensayo fue descrito inicialmente por Sheridan et al., 1986 (17), como alternativa al PAA y presenta mejo- ras en la sensibilidad. Mide la liberación de serotoninaC14 en lugar de la agregación plaquetaria, puesto que el estímulo inmunológico puede inducir fenómenos de activación sin tener lugar los de agregación. No obstante, algunas enfermedades que cursan con trombocitopenia (PTI) pueden provocar del mismo modo la activación de las plaquetas, pero si tenemos en cuenta que a bajas concentraciones de heparina se activa la liberación de serotonina y a valores elevados se inhibe, este inconveniente queda soslayado (9, 17). Por todo ello, en presencia de concentraciones terapéuticas (0,1 U/ml) o elevadas (100 U/ml) de heparina, el método ha mostrado ser altamente sensible y específico. Por el contrario, sus principales inconvenientes son la utilización de sustancias radiactivas y la prolongada duración del ensayo (17). Ensayo de activación plaquetaria inducido por heparina (Heparin Induced Platelet Activation, HIPA) Greinacher et al., 1991 (21), proponen un método basado en los cambios que se producen en la transparencia de una suspensión de plaquetas activadas por inmunocomplejos IgG-heparina. Entre sus ventajas destacan su rapidez, su alta especificidad y una sensibilidad mayor que el PAA y similar a la del SRA, sin precisar sustancias radiactivas. PF4/heparina-ELISA Este método emplea una solución de complejos moleculares PF4-heparina capaces de unirse específicamente a los anticuerpos generados en la TAH; también se usan anticuerpos antihumanos acoplados a la peroxidasa y dirigidos contra las fracciones IgGAM, cuya actividad enzimática se mide por los cambios producidos en la absorbancia de la muestra. Destaca por su elevada sensibilidad y especificidad, así como por su rapidez, todas ellas de relevancia en la confirmación temprana de la sospecha diagnóstica de TAH (22, 23). Estudios comparativos A la vista de lo expuesto, las técnicas disponibles presentan diferencias importantes en cuanto a su sensibilidad y especificidad. En el presente trabajo se planteó la necesidad de realizar un estudio comparativo de los resultados publicados en la bibliografía con el fin de conocer el grado de concordancia entre las técnicas, lo que a nuestro modo de ver ayudará a la elección de los métodos más satisfactorios. Para ello se construyeron tablas de contingencia 2 × 2 que agrupasen los resultados positivos y negativos obtenidos de la literatura. Puesto que en general los diversos autores suelen analizar el suero de los enfermos con sospecha clínica de TAH por triplicado con plasma rico en plaquetas de cuatro donantes sanos, en este trabajo se definió la positividad y negatividad de la reacción según los siguientes criterios: la reactividad Farm Hosp 1995; 19 (4) Tabla 6. Estudio comparativo HIPA frente a SRA (21) Tabla 8. Estudio comparativo HIPA frente a PAA (18) HIPA SRA 189 HIPA + – Total + — 13 1 1 19 14 20 Total 14 20 34 con las plaquetas de dos o más donantes se consideró como resultado positivo y la falta de reactividad en los cuatro casos o una reacción positiva con las plaquetas de un único donante se definió como resultado negativo. Greinacher et al., 1991 (21) Diseño. Se comparan los métodos PAA, HIPA y SRA usando suero de 34 pacientes con sospecha diagnóstica de TAH. Resultados. En la Tabla 6 puede observarse una alta concordancia entre HIPA y SRA. Además, el 50 por 100 de los sueros positivos con HIPA y SRA negativizaron con PAA (Tabla 7). Conclusiones. La sensibilidad del método HIPA es comparable a la del SRA. Se confirma la baja sensibilidad del PAA. PAA + – Total + — 23 47 1 138 24 185 Total 70 139 209 capaz de detectar los anticuerpos dependientes de heparina de las clases IgGAM, mientras que PAA, HIPA y SRA sólo detectan la clase IgG, puesto que estas últimas técnicas se basan en la activación plaquetaria dependiente del receptor tipo FcII. Por todo ello HIPA y PF4/heparina-ELISA son bastante sensibles y se complementan. Después de este análisis comparativo se pueden extraer las siguientes conclusiones: 1. PAA tiene utilidad limitada, a pesar de ser la técnica más difundida para el diagnóstico de la TAH. 2. HIPA, SRA y PF4/heparina-ELISA son técnicas más satisfactorias que PAA, pero están menos difundidas. 3. Una combinación de HIPA o SRA con PF4/heparina-ELISA puede mejorar la sensibilidad del método diagnóstico. 4. En cualquier caso, la TAH debe confirmarse mediante el diagnóstico clínico. Greinacher et al., 1994 (18) Estudios de reactividad cruzada Diseño. Comparan PAA, HIPA y PF4/heparina-ELISA usando suero de 209 pacientes con sospecha diagnóstica de TAH. Resultados. En las Tablas 8, 9 y 10 se resumen los datos obtenidos. Los porcentajes de resultados positivos fueron del 33 por 100 (PF4/heparina-ELISA), 33,5 por 100 (HIPA) y 11,5 por 100 (PAA). Conclusiones. Se confirma la baja sensibilidad del PAA (Tablas 8 y 10). En la Tabla 9 no se aprecia una diferencia de sensibilidad entre PF4/heparina-ELISA e HIPA, pero ambas técnicas parecen reconocer diferentes cohortes de enfermos, con lo que antígenos distintos al complejo PF4/heparina podrían estar implicados en algunos pacientes. Más aún, PF4/heparina-ELISA es Las técnicas descritas, además de constituir un elemento de juicio diagnóstico muy útil en la TAH, ofrecen la ventaja adicional de detectar la reactividad cruzada «in vitro» de los sueros heparina-dependientes con otros fármacos, como son las heparinas de bajo peso molecular (HBPM s) y las sustancias heparinoides (Organon 10172, Lomoparan). Algunos autores recomiendan la aplicación de estos ensayos a los enfermos con TAH en la toma de decisiones terapéuticas y prefieren reservar el Ancrod en aquella minoría de pacientes que presenten anticuerpos de reactividad cruzada a ambos fármacos, HBPM s y heparinoides (12, 21). Tabla 7. Estudio comparativo HIPA frente a PAA (21) Tabla 9. Estudio comparativo HIPA frente a PF4/heparina-ELISA (18) HIPA HIPA PAA + – Total + — 5 9 1 19 6 28 PF4/ hep- Total 14 20 34 ELISA + – Total + — 48 22 21 118 69 140 Total 70 139 209 190 Farm Hosp 1995; 19 (4) Tabla 10. Estudio comparativo PAA frente a PF4/heparina-ELISA (18) PAA PF4/ hepELISA + – Total + — 21 3 48 137 69 140 Total 24 185 209 TRATAMIENTO DE LA TAH Ante la sospecha de TAH se deben instaurar medidas de urgencia; la continuación del tratamiento con heparina puede conducir a una exacerbación de la trombocitopenia e incluso a trastornos tromboembólicos arteriales (24). La retirada inmediata de la heparina conlleva el riesgo potencial de la extensión y embolización del trombo venoso y deberá valorarse frente al riesgo de continuar la heparina o bien sustituirla por otros agentes antitrombóticos (10). Algunos autores consideran conveniente monitorizar el contaje plaquetario cada uno-dos días en pacientes sometidos a un tratamiento prolongado (tres-seis días) con heparina (2). Otros autores, por el contrario, argumentan que esta medida no es coste-efectiva (10). En este sentido se recomienda que a estos enfermos considerados de alto riesgo se les asocien los anticoagulantes orales y la heparina desde el inicio de la terapia; cuando la anticoagulación oral alcanza su efecto terapéutico (tres-cuatro días) se retira la heparina (2). Cuando se presenta una trombopenia grave (< 100 × 10 9 plaquetas/l) se debe interrumpir inmediatamente la heparina, instaurar tratamiento sintomático, reposo en cama para evitar un daño adicional de los vasos sanguíneos y valorar la necesidad de continuar la anticoagulación (2, 8). La frecuencia de hemorragias es rara, por lo que no se recomienda la transfusión profiláctica de plaquetas; esta medida podría incluso precipitar una trombosis (7, 9). Si la terapia anticoagulante es imprescindible existen varias posibilidades, como son la utilización de alternativas farmacológicas o la colocación de filtros en la vena cava inferior cuando el enfermo tenga un riesgo elevado de sufrir tromboembolismo pulmonar (9). El tratamiento de la trombosis arterial se hace mediante tromboembolectomía, agentes fibrinolíticos, agentes antiagregantes plaquetarios o plasmaféresis (9). Un problema de difícil manejo lo representan los enfermos con antecedentes de TAH que vayan a ser sometidos a intervenciones quirúrgicas que requieran heparinización o bien pacientes sometidos a hemodiálisis (8). Parece ser que las IgG dependientes de heparina desaparecen gradualmente y se negativizan en pocas semanas. Se han descrito casos de éxito (nivel V) en enfermos con ausencia de IgG dependientes de heparina demostrada «in vitro» que toleraron una reexposición transitoria al fármaco (8, 9); en estos casos se hepariniza de forma completa a nivel intraoperatorio, pero se evita la administración de heparina durante los períodos preoperativo (cateterización cardíaca) y postoperatorio (mantenimiento de catéteres intravenosos). No obstante, cualquier reexposición a la heparina en casos de TAH es potencialmente peligrosa y el profesional debe conocer las complicaciones y su tratamiento. En aquellos enfermos con pruebas «in vitro» positivas (presencia de IgG dependientes de heparina) que requieran cirugía de urgencia puede optarse por la alternativa del uso preoperatorio de antiagregantes plaquetarios (aspirina y/o dipiridamol) o la infusión intraoperatoria de análogos de la prostaciclina (Iloprost®) asociada a la administración de heparina a dosis más bajas (nivel V) (8, 9). Los resultados han sido variables y faltan más estudios contrastados. Aquellos enfermos con una TAH leve o moderada son también de difícil manejo, a pesar de sufrir una trombopenia reversible y no desarrollar trombosis arterial. En estos casos se recomienda iniciar la anticoagulación oral ante la sospecha de TAH y una vez alcanzado el efecto deseado (tres-cuatro días), retirar lo antes posible la heparina (10). Hay que tener en cuenta que estas recomendaciones se han hecho en base a un número muy reducido de estudios; en el futuro, y a medida que se adquiera más experiencia, podrán dictarse normas de actuación clínica más evidentes. Entre las posibles alternativas terapéuticas a la heparina convencional en la TAH se encuentran los antiagregantes plaquetarios (8). El uso de la aspirina y el dipiridamol se ha comentado anteriormente. Los dextranos de bajo peso molecular interfieren la agregación plaquetaria por inhibición competitiva de la unión de la heparina a la membrana de las plaquetas (8). Pero el número de estudios en ambos casos es reducido y aportan resultados variables y poco concluyentes. El Iloprost® ha demostrado cierta utilidad para prevenir la agregación plaquetaria inducida por heparina en pacientes bajo endarterectomía carotídea, hemodiálisis y cirugía cardíaca abierta (8, 25). Los agentes fibrinolíticos se reservan para aquellos casos de TAH con trombosis, por el riesgo elevado de hemorragia (26, 27). Las heparinas de bajo peso molecular (HBPMs) presentan una elevada tasa de reactividad cruzada «in vitro» con la heparina estándar: del 90 por 100 según Magnani, 1993 (28), y de casi el 100 por 100 según Greinacher et al., 1994 (18). Las HBPMs también se asocian con trombocitopenia, con una incidencia similar a la de la heparina convencional (29). Esta afirmación encuentra su explicación en la capacidad de agregación plaquetaria similar de ambos fármacos, lo que sugiere que la región inmunogénica reside en la fracción de bajo peso molecular (13, 30). La experiencia con las HBPMs en enfermos con TAH es limitada y sólo deberían usarse ante la ausencia de reactividad cruzada demostrada «in vitro» mediante pruebas de laboratorio (31). Los heparinoides de bajo peso molecular son una combinación de glicosaminglicanos polisulfatados de bajo peso molecular en diversas proporciones: heparán sulfato (80 por 100), dermatán sulfato (10 por 100), condroitín sulfato (5 por 100) y un compuesto similar a Farm Hosp 1995; 19 (4) Tabla 11. Régimen de dosificación del Ancrod (1) Dosis inicial: 2 U/kg i.v. cada seis horas. Dosis de mantenimiento: Por vía s.c. o infusión i.v. Las dosis se ajustan según los niveles de fibrinógeno obtenidos doce horas después de la dosis inicial i.v. Vía s.c. Nivel de fibrinógeno (g/l) < 0,5 0,5-1,0 > 1,0 Dosis diaria (U/kg) 0 1 2 Infusión i.v. continua Nivel de fibrinógeno (g/l) Dosis diaria (U/kg) < 0,5 0,5-1,0 1,0-1,5 1,5-2,0 > 2,0 0 1 cada 24 horas 1 cada 18 horas 1 cada 12 horas 1 cada 8 horas la heparina de bajo peso molecular (4 por 100) (32, 33, 34, 36). El Lomoparan (Org 10172) se obtiene de mucosa intestinal porcina y actualmente se encuentra en fase de ensayo clínico en los Estados Unidos (9, 32, 35). Presentan escasa similitud antigénica con la heparina, por lo que la tasa de reactividad cruzada es mucho menor que con las HBPM s: Chong et al., 1989 (33), informaron una reactividad cruzada del 18 por 100 (3/17 casos) (94 por 100 con HBPMs) y Greinacher et al., 1994 (18), la detectan en el 10-20 por 100 de los enfermos con TAH (> 98 por 100 con HBPMs). Magnani, 1993 (28), cifra la reactividad cruzada en el 10 por 100 y encuentra una tasa de mortalidad en enfermos diagnosticados de TAHT del 28 por 100 en el grupo control frente al 5,1 por 100 del grupo tratado con Lomoparan. Los heparinoides pueden constituir una elección válida en enfermos con TAH que presenten un test de agregación «in vitro» negativo; sin embargo, la falta de un antídoto que permita revertir sus efectos es un inconveniente (32). El Ancrod es un agente fibrinogenolítico de rápida acción obtenido del veneno de una serpiente malaya y de características inmunológicas distintas a la heparina, por lo que no causa trombopenia inmune (24, 37). Varios estudios han demostrado su eficacia y seguridad en el tromboembolismo venoso profundo y la cirugía de by-pass cardiopulmonar (24, 38, 39); se ha demostrado el beneficio en los ataques transitorios isquémicos (39), aunque se precisan más estudios. El Ancrod tiene las mismas aplicaciones generales que la heparina, pero la inactivación del fármaco, en uso prolongado o repetido, por la formación de anticuerpos constituye un inconveniente (24, 40); la dosis se ajusta según los niveles de fibrinógeno (Tabla 11) y el antídoto recomendado es la infusión de crioprecipitados (38, 39, 40). Por último, el servicio de farmacia del hospital puede colaborar con la sección de hemostasia y trombosis en la consecución de los siguientes objetivos: ayudar a reconocer los pacientes con alto riesgo de sufrir una TAH 191 y prevenir las complicaciones de esta reacción adversa. Para ello, el farmacéutico de hospital podría intervenir en la monitorización del efecto heparínico y de las cifras de plaquetas en aquellos enfermos sujetos a tratamientos prolongados con heparina o con historia previa de TAH, discontinuando el fármaco ante una trombocitopenia grave y recomendando las alternativas terapéuticas de anticoagulación más adecuadas. BIBLIOGRAFIA 1. Hirsh J, Dalen J E, Deykin D y Poller L: Heparin: Mechanism of action, pharmacokinetics, dosing con siderations, monitoring, efficacy, and safety. Chest 1992; 102: 337S-351S. 2. Greaney J J: Heparin-induced thrombocytopenia and thrombosis. Hosp Pharm 1993; 28: 31-3. 3. Bell W R: Heparin-associated thrombocytopenia and thrombosis. 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