154-2012 Inconstitucionalidad. Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, San Salvador a las catorce horas y treinta y cinco minutos del día doce de abril de dos mil trece. Analizada la demanda presentada por el ciudadano Herbert Danilo Vega Cruz, mediante la cual solicita se declare la inconstitucionalidad del art. 10 de la Ley Procesal de Familia (LPF en lo sucesivo), emitida mediante Decreto Legislativo n° 133, de 14-IX-1994, publicado en el Diario Oficial n° 173, Tomo 324, de 20-IX-1994; se hacen las siguientes consideraciones: La disposición impugnada prescribe:. "Procuración Obligatoria Art. 10.- Toda persona que haya de comparecer al proceso por derecho propio o como representante legal, lo hará por medio de apoderado constituido con arreglo a la Ley, salvo que la misma estuviere autorizada para ejercer la procuración. Las personas de escasos recursos económicos podrán solicitar ser representadas por auxiliar designado por el Procurador General de la República." I. Los motivos de inconstitucionalidad alegados son: 1. El pretensor considera que la LPF vulnera los arts. 1, 2 y 11 Cn. A. En relación con los motivos de inconstitucionalidad, manifiesta algunas ideas sobre el contenido del derecho de defensa; además, indica que la persona humana posee la capacidad para obligarse por si misma y sin la autorización de otro sujeto —art. 1316 ord. 1° e inc. último del Código Civil (CC)El art. 1316 CC determina la autonomía de las personas de poder ejercer sus derechos y contraer obligaciones "para con si misma y para con terceras personas" (sic), sin ninguna limitación más que las impuestas por la ley, siempre y cuando no vulneren derechos y garantías constitucionales. Lo anterior —afirma— determina que la persona tiene capacidad legal de representarse "ASI MISMA" (sic), sin autorización de otra persona; de manera que, se encuentra facultada por derecho natural para realizar sus propios actos, bajo su propia responsabilidad. B. La disposición impugnada de inconstitucionalidad —sostiene— limita el ejercicio del derecho de defensa con la obligación de recurrir preceptivamente a la contratación de un abogado. "El Derecho de Defensa, así como los derechos y garantías constitucionales, son irrenunciables" (sic) y es obligación del Estado asegurar dicho derecho. En ese orden de ideas —explica—, si la persona decide que necesita que lo asista un procurador, es obligación del Estado proporcionárselo, sin distinción, "pero no puede imponerle por ley y como obligación preceptiva, la comparecencia, por derecho propio o de su representado (...) a través de un procurador" (sic), ello sería una violación a su derecho irrenunciable de representarse y defenderse a sí mismo, así como de dirigir sus peticiones por escrito, a ser oído por sí mismo, "a interponer recurso de impugnación"(sic) por sí mismo ante cualquier instancia judicial o administrativa. La disposición impugnada —sostiene— es irrazonable, ya que impide que la persona se represente y se defienda "asi misma por derecho propio, ante las autoridades judiciales, mas no ante las autoridades administrativas, violando el principio de economía procesal orientando descaradamente a las personas hacia el mercado de los Abogados" (sic) para que estos hagan su festín y sometan a las personas a cumplir sus exigencias económicas para el ejercicio de su representación en los procesos de familia. 2. Sobre lo expuesto por el pretensor es preciso manifestar que —como la jurisprudencia lo ha señalado en repetidas ocasiones— en el proceso de inconstitucionalidad, el fundamento jurídico de la pretensión se configura con el señalamiento preciso de las disposiciones impugnadas y las disposiciones constitucionales propuestas como parámetro de control; mientras que el fundamento material de la pretensión lo constituye, en primer lugar, el establecimiento del contenido del objeto y del parámetro de control, y en segundo lugar, los argumentos tendentes a evidenciar la contradicción existente entre ambos. Ahora bien, los tribunales —y esta Sala no es la excepción— deben actuar respondiendo a peticiones concretas sin configurar de oficio el objeto de control sobre el que recaerá su decisión. De ello se deduce que el planteamiento de la pretensión está exclusivamente a cargo del demandante, nunca de esta Sala, la cual —como cualquier otro órgano jurisdiccional— se rige por el principio de imparcialidad —art. 186 ord. 5° Cn. —. El art. 80 de la L. Pr. Cn. autoriza a esta Sala a suplir de oficio los errores u omisiones de derecho, en los procesos de amparo y de habeas corpus, pues en dichos procesos lo que más interesa es que las partes hagan una relación precisa de los hechos. En cambio, la ausencia de hechos en la pretensión de inconstitucionalidad supone un vínculo argumenta) entre el fundamento material y el jurídico de la pretensión, de modo que cualquier suplencia de Derecho que el tribunal efectúe, significaría ingresar en el campo de la confrontación internormativa sometida a estudio, configurando indirectamente parte del objeto del proceso. De lo anterior se concluye que, en los procesos de inconstitucionalidad, existe defecto absoluto en la facultad de juzgar de esta Sala: (i) cuando el fundamento jurídico de la pretensión es deficiente --v. gr., cuando en la demanda se omite mencionar las disposiciones constitucionales supuestamente violentadas, o bien, en un caso extremo, cuando no se expresa cuál es la normativa impugnada; (ii) cuando el fundamento material de la pretensión de inconstitucionalidad es deficiente, es decir, cuando la argumentación expuesta por el demandante no logra evidenciar la contradicción por él advertida entre la normativa impugnada y las disposiciones constitucionales supuestamente violadas, o bien, cuando, habiendo invocado como parámetro de control una disposición constitucional, se le atribuye un contenido inadecuado o equívoco; y (iii) cuando la pretensión de inconstitucionalidad carece totalmente de fundamento material. En todos estos supuestos habrá que rechazar la demanda en el estado en que se encuentre el proceso, por falta de una adecuada configuración de la pretensión de inconstitucionalidad. Si el vicio es advertido al inicio del proceso, se hará mediante la figura de la improcedencia, y si es advertido en la prosecución del mismo, se hará a través del sobreseimiento —en aplicación analógica al proceso de inconstitucionalidad de los arts. 18 y 31 L. Pr. Cn., respectivamente—. 3. En relación con el art. 10 LPF y en atención a todo lo expuesto —argumentos del pretensor y observaciones de este Tribunal—, es preciso efectuar algunas consideraciones sobre el derecho de defensa, en los términos de la sentencia de 12-XI-2010, Inc. 40-2009, para luego referirnos a la postulación preceptiva, según lo prescrito por la sentencia de 14-XII-2012, Inc. 462010. A. El derecho de defensa (art. 12 Cn) se manifiesta ante la configuración de una contienda donde existo la necesidad de argüir elementos tendentes al desvanecimiento de los alegatos incoados por la contraparte y robustecer los planteados por cada parte según sus posturas procesales. El ejercicio del derecho de defensa implica las posibilidades de participar en un proceso informado por el principio de contradicción, en que las partes puedan ser oídas en igualdad y utilizar los diversos elementos de prueba, de modo que no se les impida aproximar al juez el material probatorio que consideren pertinente para su defensa. Esta actividad procesal de parte viene encauzada por las reglas del proceso y se corresponde con la obligación del juez de procurar su regular desenvolvimiento, de modo que no se genere indefensión en ninguna de sus fases y para ninguna de las partes. De esta definición puede colegirse que el derecho de defensa lleva insito la igualdad de armas y el derecho a utilizar los medios de prueba pertinentes. A lo anterior es factible agregar que en nuestro ordenamiento jurídico el derecho de defensa implica la asistencia de un profesional del derecho o defensa técnica. Y es que, sin lugar a dudas, la asistencia de un abogado potencia el derecho de defensa, pues pretende proteger de manera más eficiente los derechos e intereses de las partes, con igualdad de armas. B. Por otra parte, este Tribunal ha establecido en su jurisprudencia —sentencia de 14 XII-2011, Inc. 46-2010— lo que implica la postulación preceptiva o asistencia técnica obligatoria, y las razones de tal carácter, ya que de ello depende la posibilidad de exigencia de dicha figura en el proceso. a. En la citada sentencia se dijo que, atendiendo a la literalidad del término, postulación proviene de "postular" que quiere decir, entre otros, "defender, afirmar una idea o principio". La postulación, pues, en su concepción general, constituye una etapa del proceso, cuya regulación se establece dentro del conjunto de actos que se desarrollan a partir de la demanda. Al hablarse de postulación preceptiva en el proceso, la relación y pertenencia al proceso civil y mercantil es directa. b. Además —se dijo—, a la llegada de la nueva legislación procesal civil y mercantil, se limitó la intervención procesal a través del abogado director, y se reguló la procuración obligatoria, en el sentido de que las partes deben actuar en el proceso a través de un profesional del derecho, es decir, como actualmente lo conocemos, por medio de apoderado, mandatario o procurador. De esta manera, en los procesos civiles y mercantiles es preceptiva la comparecencia por medio de procurador, es decir, la asistencia técnica a través de un abogado de la República, sin cuyo concurso no se le dará trámite al proceso. En ese sentido, la configuración legal de la referida figura se convierte en un presupuesto procesal, sin el cual no es posible que el proceso se lleve a cabo; es decir, que se convierte en un requisito indispensable para la configuración constitucional del proceso, ya que es uno de los .factores esenciales de los cuales depende el pleno ejercicio del derecho de defensa. Y es que nuestro ordenamiento en materia procesal civil y mercantil proscribe la autodefensa, salvo ciertas excepciones muy puntuales —art. 67 C.Pr.C.M. —. c. En relación con la base constitucional que da fundamento a la postulación preceptiva, son los arts. 2 y 11 de la Constitución de los que se extrae el derecho a la protección jurisdiccional y el derecho de defensa; sin lugar a dudas, la asistencia de un abogado protege de manera más eficaz los intereses de las partes, y potencia de esta manera la igualdad de armas en el proceso. La defensa técnica, como garantía del debido proceso tiene su configuración constitucional en la protección jurisdiccional; ello porque, ante la incuestionable diversidad y complejidad que en muchos casos revisten los conflictos entre particulares, la persona común requiere asistencia técnica para el acceso efectivo a la justicia; además, es indispensable que este acceso se rodee de todas las garantías, esto es, dentro de un proceso constitucionalmente configurado; esto a su vez, hace trasladable todo lo manifestado sobre el proceso civil y mercantil al proceso de familia en el que, por la especial naturaleza de los intereses protegidos —la familia como base de la sociedad—, se requiere de una protección reforzada del derecho de defensa, lo que incluye la defensa técnica. C. En relación con lo anterior, este Tribunal observa lo siguiente: a Que al pretender fundamentar la inconstitucionalidad alegada, el ciudadano Vega Cruz se refiere a la postulación preceptiva, circunscribiendo su argumento de inconstitucionalidad a lo irrazonable del precepto, ya que obliga en virtud de una ley a que una persona se haga representar por un abogado en el proceso, con lo que se limita la autonomía para ejercer derechos y contraer obligaciones, para lo cual —en los términos del pretensor—, no debe existir ninguna limitación, salvo las impuestas por la ley que no vayan contra la Norma Fundamental; de manera que el sujeto tiene la capacidad legal de representarse a sí mismo, encontrándose facultado a realizar sus propios actos, bajo su propia responsabilidad. b. Sobre tal argumento y en virtud de lo expuesto sobre el derecho de defensa y la postulación preceptiva, este Tribunal es contundente en afirmar que el requisito de un profesional técnico del derecho que represente a las partes en el proceso de familia es, en nuestro ordenamiento jurídico, uno de los elementos integrantes del derecho de defensa; y por lo tanto, una de las garantías que aseguran la existencia de un debido proceso o un proceso constitucionalmente configurado. Así, el pretensor tiene la libertad de atribuir a la disposición impugnada el contenido normativo que estime pertinente, así como las violaciones constitucionales que derive de dicho contenido; sin embargo, respecto del objeto de control, este Tribunal ya se ha pronunciado estableciendo que el requisito de asistencia de un profesional del derecho —postulación preceptiva—, desde ningún punto de vista puede considerarse una exigencia que vaya en detrimento de la defensa de la persona; por el contrario, la exigencia de comparecer por medio de procurador garantiza el ejercicio del derecho de defensa a través de la representación judicial de las partes, es decir, un profesional con conocimiento para dirigirse y desenvolverse ante los tribunales, así como la defensa en la vía jurisdiccional, ya que un abogado posee el conocimiento técnico necesario que lo habilita para la elección de la táctica o estrategia apropiada para sostener la pretensión favorable a su representado y la exposición de dicho planteamiento por la vía pertinente. De manera que la postulación es un presupuesto esencial para entablar la relación en el proceso y su carencia constituye la falta de un requisito para el mismo, pues de ella depende el ejercicio pleno del derecho de defensa en el proceso, ya que el ordenamiento jurídico salvadoreño proscribe la autodefensa, salvo en aquellos casos específicamente establecidos en la ley. En consecuencia, la pretensión debe declararse improcedente en cuanto a la supuesta vulneración a los arts. 2 y 11 Cn. 4. Por otra parte, en relación con la supuesta vulneración al art. 1 Cn., el pretensor solo lo menciona al inicio de su demanda; sin embargo, a lo largo de su escrito no manifiesta argumento alguno que de pie a la supuesta contradicción con la disposición impugnada. En razón de lo anterior, este punto de la pretensión tampoco ha sido adecuadamente configurado, por lo que debe ser declarado improcedente. II. Por las razones antes expuestas, esta Sala RESUELVE: 1. Declárase improcedente la pretensión contenida en la demanda presentada por el ciudadano Herbert Danilo Vega Cruz, mediante la cual solicita que se declare la inconstitucionalidad del art. 10 de la Ley Procesal de Familia, por la supuesta vulneración al art. 1 Cn. 2. Declárase improcedente la pretensión contenida en la demanda presentada por el ciudadano Herbert Danilo Vega Cruz, mediante la cual solicita que se declare la inconstitucionalidad del art 10 de la Ley Procesal de Familia, por la supuesta vulneración de los arts. 2 y 11 Cn. 3. Notifíquese. ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------J. S. PADILLA. -----------E. S. BLANCO R.------J. B. JAIME----------R.E. GONZALEZ B.---------------------------PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN---------------------------------------------E SOCORRO C.------------------------SRIA.---------------------------------------------------------------------------------------------RUBRICADAS------------------------------------------------------