MEMORIZACIÓN Tomado y adaptado de: Carter, C. y Lyman Kravits, S. (1997). Orientación vocacional. Cómo alcanzar tus metas. México: Prentice-Hall. Memorizar es la capacidad de conservar experiencias e informaciones del mundo que nos rodea. Permite retener, recordar y repetir lo previamente aprendido. La memoria es un proceso caracterizado por tres fases: a) Adquisición o registro. Se percibe y codifica las informaciones recibidas, seleccionando internamente sólo aquellas en las cuales se centra nuestra atención. Esta etapa está muy relacionada con factores emocionales (intereses) en los cuales se puede influir para mejorarla. Las estrategias que sirven para mejorar la adquisición de información son: la exploración (vistazo general), la fragmentación (subrayado) y la repetición (que puede ser en voz alta o mentalmente). b) Almacenamiento. No todo lo que se adquiere se conserva, algunas informaciones se olvidan o sufren modificaciones. Las estrategias que sirven para mejorar el almacenamiento son: las mnemotecnias (acrónimos, acrósticos, rimas, muletillas, palabras clave, asociar lugares e ideas); las elaboraciones (relaciones, imágenes, metáforas, aplicaciones, autopreguntas, parafraseado) y la organización (secuencias lógicas temporales, mapas conceptuales, diagramas). c) Recuperación o recuerdo: En esta etapa las informaciones contenidas en la memoria se recuperan para ser utilizadas. Las estrategias más útiles van a depender de la técnica con que se almacenó la información. Así, tenemos estrategias de búsqueda (de codificaciones e indicios) y de generación de respuesta (libre asociación, ordenación, redacción, aplicación, etc.). Existen dos tipos de memoria: Memoria a corto plazo (MCP). Retiene datos por un breve período de tiempo. Si la persona no adopta alguna estrategia asociativa para transferir los datos a la memoria a largo plazo, éstos se pierden o modifican por las interferencias que puede sufrir. Memoria a largo plazo (MLP). Almacena la información por un tiempo ilimitado. Se caracteriza por una capacidad casi infinita de conservar información. Para que la información pase de la MCP a la MLP es necesario asociar la nueva información con otros datos ya almacenados. Debemos considerar que no existen solo estos tipos de memoria, sino diferentes tipos de acuerdo al canal sensorial utilizado. Así, existe memoria visual, olfativa, gustativa, espacial, auditiva y táctil. Sin embargo, existiendo muchas memorias y teniendo todas las personas una cierta capacidad de retener información, muchas veces ésta se “olvida”. ¿Por qué se produce el olvido? a) Falta de estrategias de recuperación. El sujeto al momento de retener la información no adopta ninguna estrategia asociativa para recuperarla posteriormente; es decir, no fija su atención en algunos elementos de la información que más tarde le permitirán evocar el contexto y la mayor cantidad de los datos que requiera. Ejemplo: al evocar la fecha del Día de la Independencia, se evocan también la bandera, el himno nacional, los desfiles, los trajes y bailes típicos; ello se da porque la atención se fijó en estos datos accesorios que facilitan el recuerdo. b) Pérdida de vigencia de la información no utilizada. La información que no es usada durante mucho tiempo, así como aquella que deja de ser relevante, no se retiene en la memoria a corto plazo y es una de las formas más comunes de olvido. Ejemplo: Se recuerda el número de teléfono del hospital mientras se tuvo un familiar enfermo; luego, se olvida. c) Interferencia. Surgen problemas de interferencia entre las informaciones significativas que han sido recibidas simultáneamente o antes o después de otras informaciones similares, dificultando su adquisición, evocación y recuperación. Sentimientos, emociones y otros elementos, también dificultan el recuerdo y entre ellos principalmente la ansiedad. Ejemplo: Cuando uno esta ansioso en un examen le puede suceder que lo estudiado no lo recuerde. Considerando estas causas del olvido, lo que se recomienda es el “repaso” como estrategia fundamental para retener la información. Frente a una situación de estudio se retiene un 80% de la información que se recibe a través de la vista y el oído; el resto, se dispersa. Si esta información no es evocada sistemáticamente, se olvida. A las ocho horas de haber estudiado, la retención es de un 20% y corresponde a la idea general del tema. Con un repaso sistemático a intervalos variables, que contemple revisiones al día siguiente, a los tres días, a la semana, a los quince días y, finalmente, a los treinta días, la información quedará almacenada en forma definitiva. Estrategias para desarrollar la memoria Procura dar significado, resaltando su importancia, al tema que vas a estudiar. Considera que el aprendizaje del tema que estás abordando tiene un propósito, es decir, te va a servir de algo, ya sea en el momento o más adelante. Repite la lectura y trata de recordar lo leído, así internalizas los conceptos y logras un buen aprendizaje. Repasa asociando lo anteriormente aprendido con lo nuevo. Hazte preguntas sobre el tema y respóndelas; luego, verifica las respuestas Es necesario que alternes períodos de estudio y descanso, ya que ello permite que tu nivel de atención y concentración se recupere. Trata de reducir la cantidad de elementos a memorizar. La memoria a corto plazo retiene siete unidades de información en promedio: una idea principal e ideas complementarias. Ordena la información y los temas que estudias, utilizando un sistema de clasificación y codificación. Cuando repases tus temas es mejor que lo hagas momentos antes de dormir porque hay menos interferencias de otras actividades. Ejercita la memoria, confiándole elementos a recordar. Intenta escribir lo que quieras recordar. (Lo que se escribe se recuerda mejor de lo que se lee. Lo que se ve se recuerda mejor que lo que se escucha.) Memoriza durante dos minutos una serie, cúbrela y reprodúcela. Ejemplo: A - 6 - C - 5 - E. Ejercita la imaginación creadora, aceptando la libre asociación de ideas.