Reacciones y religión en el siglo XXI Las críticas, decisiones judiciales y elogios que generó la exposición de León Ferrari en el Centro Cultural Recoleta, que culminó ayer, planteó el debate entre la religión y el arte. Pero es interesante advertir que esta discusión que se produjo en la Argentina se está dando hoy en el mundo occidental con mucha fuerza. Al comenzar el siglo XXI, la religión parece tener un rol mucho más importante que en el siglo pasado. En un artículo titulado Tensiones religiosas en la arena cultural , publicado en la tercera semana de enero en el Herald Tribune, el británico Alan Riding afirma que es posible que los artistas, en los últimos tiempos, hayan arremetido contra los símbolos religiosos por constituir éstos “el último tabú”. Pero que si las acusaciones de blasfemia son acompañadas de amenazas de violencia, “van a tener que pensarlo dos veces al momento de ejercer la libertad de expresión en el campo de la fe”, concluyendo que, para la Europa de posguerra, se trata de un nuevo conflicto. No es un artículo extemporáneo, sino que surge a raíz de una serie de hechos que han tenido lugar recientemente en ese continente. Directivos de la BBC en Londres están bajo custodia policial –y este hecho motivó el artículo de Riding– después de haber recibido amenazas de muerte por transmitir un musical en el cual hay escenas del infierno y Jesús es personificado diciendo ser “un poco gay”. Varias organizaciones cristianas realizaron manifestaciones contra la exhibición y en el sitio de una de ellas se publicaron las direcciones y los teléfonos de los ejecutivos de la BBC responsables de ella. Una situación similar se generó con una obra de teatro de un escritor británico de origen sikh –secta que predomina en Paquistán– en la cual se representan escenas de sexo y brutalidad dentro de un templo de este culto. Una semana después del estreno, centenares de sikhs atacaron el teatro y chocaron con la policía, por lo que se resolvió suspender la exhibición. Pero el hecho que ha generado mayor impacto tuvo lugar en Holanda, donde el productor de cine Theo Van Gogh, junto con un legislador de origen somalí, produjeron un corto para la televisión titulado Sumisión , en el cual se usaba un cuerpo desnudo y versos del Corán para denunciar la violencia contra la mujer en el mundo musulmán. Van Gogh fue acusado de blasfemo por organizaciones musulmanas, rehusó aceptar una custodia policial, y el 2 de noviembre del año último fue asesinado por un holandés musulmán de origen marroquí que profesa el “salafismo”, interpretación extrema de la fe musulmana. Cabe señalar que en Holanda, cuatro años atrás, la opera Aisha , en la cual se satirizaba a la mujer de un profeta musulmán, fue cancelada tras las amenazas que clérigos de esta fe realizaron contra ella. Alemania y Francia tienen la llamada legislación “antiodio”, que ha sido utilizada contra grupos de extrema derecha y neonazis, pero excepcionalmente contra artistas. Pese a ello, en 2002, el novelista francés Michelle Houellebecq fue acusado de incitar al odio racial cuando llamó al islam “la religión más estúpida”. Además, un popular comediante francés llamado Dieudonné fue acusado por la misma ofensa en 2004, después de vestirse como clérigo judío ortodoxo para una sátira de televisión. En Italia, este mismo mes de enero, un popular humorista dejó el diario La Stampa por las críticas recibidas al publicar un chiste que satirizaba a la vez a Jesucristo y a los israelíes, al dibujar tanques judíos avanzando sobre el pesebre de Belén. Página Nº 1 de 2 Cabe señalar que, en algunos casos, representantes de las distintas religiones han coincidido al criticar expresiones artísticas ofensivas para alguna de ellas, sumándose cristianos, musulmanes y judíos.Riding, en el artículo mencionado, dice que “la religión ha vuelto a entrar en la vida pública europea” y ello, en parte, se debe al impacto que produjo el 11 de septiembre de 2001 y a que “la religión se ha mezclado con la política como nunca en la memoria reciente”. También señala que algunos adjudican el interés europeo por lo religioso al auge del “fundamentalismo” cristiano en los Estados Unidos. Sobre este punto, la americana Susan Jacoby (autora del libro, no traducido al castellano, Librepensadores. La historia del secularismo americano ) señala que el fundamentalismo religioso está avanzando en su país. Cita al respecto las campañas que se están desarrollando en los Estados Unidos contra la teoría del evolucionismo, que Darwin publicó en el siglo XIX, y disposiciones establecidas en algunos estados por las cuales hay que impartir tantas horas de enseñanza de religión como de ciencia. Esta misma autora señala que algunas interpretaciones sostienen que el fenómeno es consecuencia de la politización de “la derecha religiosa” de los Estados Unidos desde los años ochenta. Sostiene que la mayoría de los norteamericanos aceptan la teoría de la evolución y, a la vez, son religiosos, y que prefieren que sea la religión y no la escuela la que resuelva en sí misma el tema, pero ello no impide que el fundamentalismo esté creciendo. Es así como se está acentuando la discusión entre valores religiosos por un lado y secularismo y ciencia por el otro. Esta tendencia se está dando dentro de cultos y sectas protestantes, cuando, ya a fines de los años noventa, la Iglesia Católica hizo un intento de reconciliarse con la ciencia por medio de la encíclica papal sobre fe y razón. Ya sea porque la principal amenaza para la paz mundial sea hoy el terrorismo fundamentalista islámico; porque en Europa reaparece la religión vinculada a la política como no había tenido lugar desde el iluminismo; o porque en Estados Unidos avanza la influencia del fundamentalismo cristiano, aunque sea minoritario; y, en el caso argentino, porque una muestra que ofende a la fe católica haya generado tal controversia, hay algo claro: al comenzar el siglo XXI, la religión parece tener en el mundo un rol mucho más importante que en el siglo pasado. <BR> Rosendo Fraga para La Nación Tierradeperiodistas.com ## Página Nº 2 de 2