209 frondizi, quien se m a r c e n e basta ;°Ó3 er> e< c a ' g o . La r^o^T?rcac"o"; de 05 métodos de ense- ñanza ti'ende a dtjr crnplio lugar ol trabajo práctico y en fas ¿oses teóricas, a ¡o in&CíOtiva de'l -alumno, los planes de estudio fueron e-ncbrados con materias básicas y otras, q u e p a r a mayor flexibilidad y cumplimiento d e (las aspiraciones individuóles pueden ser escogldps entre grupos d e materias afines. La -reforma de la enseñanza se acompaña con intensificación de las toreas de investigación y el sistema de dedicación- exclusiva p a r a profesores. Con el sistema de bectas, se otorgan más de mi1! ai año, se contribuye en- forma concreta a ampliar el acceso de circules sociales papulares. €f Departamento de Orientació-n vocacíana! presta auxilio pjara salvar defícíenaías de las escuelas secundarlas, la creiaclón de nuevas carreras permitirá superar, en largo plazo un sistema- social de vcíloraoión. profesicno!, "fum-dado en razones de prestigio, hoy infundadas. Las tareas d e Extensión universitaria emprendieras, arrojan interesante y positivo saldo. La ¡Editorial de la Universidad ha editado en- 2 años, dos .millones de ejemplares y aumento en c a d a ejercicio su r.itmo y con cada edición su prestiglio y circulación. Esfa es hoy ila labor de la Universidad de Buenos Aires, "La universidad quiere crecer no sólo en cuanto a su adecuación más completa a un alima hlstóricoJsocia,l nuevo, sino tán>bién en cuanto a sus fines científico-culturales. Pero esa voluntad ha sido frenada por la crisis cuyo ciclo aún no se hra cerrado y que afectó y afecta a ila Universidad. Pero a través d e ese rasgo la Universidad revela qué razones la unen a su pasado, a su tradición: todo cuanto ha erigido en su no larga- existencia íla sido fevarnSado en 'la tormenta. Phra juzgar o*que! pasado y este presente sería preciso no olvidar ese Hsc'ho esencia!". Así termina nuestro auto r su triaba-jo. Durante la reseño que hemos quer.ido hacer prolija, corregimos algunos datos, agregamos otros, apoya-dos en la va-box d e Pro, que ha .tenido más preocupación erudita, t a r e a deliberadamente omitida por Halper-i-n, y o ! ta 5^ fuente de la mayor piarte de sus afirmaciones. Nuestra apreciación fi-nal es que 'la obra resulta un aporte valioso, por su organici'dad, «actualidad e .impecable elaboración metodológica. Juzgamos, eso sí, que falta una valoración d e lio actividad universitaria durante el peronismo. Parece demasiado sectarismo o al menos despreocupación evidente, moverse en el examen de este 'fenómeno t a n complejo salo en 'la superestructura 'legral y no arralizor en absoluto la 'labor docente. Por otro porte, respecto a la reconstrucción, con ¡as valoraciones d e Romero para juzgar efiaacio y dignidad, no poáemoi -asentir. f>Jo olvidamos que p a r a colocar a alguien muy cercano e n su lugar, despinzó o uno de los más importantes, sino el más, pensador argentino, que desde 1955 a ila fecha h a public a d o más trabajos, y de dolidad, q u e •ningún otro pensador argentino. Citamos solo i*rv ejemplo, podríamos acumular una l a r g a lista. La reconstrucción, que indudablemente existe se ha hecho también con medidas d e depuración, no siempre profesional y cultu relímente |ustificadfci3. Dos aspectos importantes queremos remarcar. En cuanto al sentido histórico de la participación estudiantil en el gobierno universitario y a los fines de la Universidad argentina, creemos que hra-lperln realiza su mejor contribución en esta- obra. DANTE OSVIALDO «MIMEN! TULIO HAÜPSÍRIN DONGHI: Tradición política española « i d e o l o g í a de Mayo. Buenos Aires. Edlc. Endeba, 19ó!, 180 p á g . Sobre el tema de la viciculaciórt entre la ideología del Movimiento Revolucionario efe Mctyo y !« ideología españolo d e 'los tres siglos anteriores, mucho se h a escrito en los últimos arios. Desde Fu-rfong o 'Puiggrós, desde Leven-e a Marfbny, muchas han t r a t a d o de atribuir 210 relaciones de paternidad de ésta en relación a aquélla. Muchos son los que de ese modo niegan ía pe-cukiriecfad histórica e ideológica de nuestra Revolución. Precisamente, con el examen del sentido último de la noción de revolución y uríllatmdo el enfoque histórico-culturaí, Halperin fra^arán de dadnos una nueva imagen de ese acontecimiento trascendente de nuestro quehacer nacional. Se trato de ver cómo ideas formadas en forma aistedfa, que en su momento funcionaron dentro de otro sistemía doctrinario, idóneo para interpretar tu realidad Histórica, pueden integrarse pora interpretar otro momento, er» un conjunto que es metical-mente diverso, En rea+idod, se trotará de mostrar que sistemas de ideas que reflejan el transito desde el imperio medieval a i-a monarquía barroca, a !a monarquía citada en eí ejercicio de! poder, transección hacía la monarquía ilustrada y al despotismo pueden integrarse y perder fa fisonomía anterior, dentro de la estructuración de una- ideología que se constituye como respíaido y motor de las necesidades revolucionarios del hombre de Mayo. Con las ideas heredadas se estructura una ideología revolucionaria que posibilita 4a negación del pasado, en eí cuaí las ideas tenían vigencia. Al buscar la clove de la ideología de Mayo en e\ pasado histórico, observaremos que los hechos de Moyo, necesarios dentro de un desarrollo del proceso interno de la sociedbd colonial, se .insertan dentro de !a crisis de la u-nidad monárquica de España, crisis de realidades y creencias. Las resonancias actuales del problema son variadas. Hay quienes, a partir de la: asimilación frecuente ele 'la tradición española con su presente, encuentran la ¡ustif ¡acción del actual ordetn de cosas. Otros, como Giménez Fernández, aunque solo sea alusivamente intentan demostrar "ío absurdo de construir urpo Esparta digna de 4a tradición de lo época de oro, sobre eí modelo excesivamente profano de las potencias facistos". Desde nuestro enfoque se advierte ia falta de sentido histórico de ambas resonancias. Habrá que buscar una imagen que sepa respetar mejor la diversidad y complejidad de los hechos. En nuestro tema, ¡sera preciso coíooor a lo Revolución en el iugar adecuado en urta extensa histeria ideológica que expresa el ascenso, estancamiento, renovación y caída de la monarquía, hecho central en fa historio moderna de Esctoña' y advertir que dichos ideas utilizados por Suárez o Solórzano fueron redescubiertas en un marco ideológico e histórico totalmente diverso del originario. El examen ais-lado de su contexto es lo que na servido pora mal interpretar, las ideas de los revolucionarios de Mayo y en general, las influencias de pensadores anteriores en el presente, l a adopción de la ideología revolucionarla, ante la crisis monárquica espaíioia viene a justificar teóricamente 'la real e inevitable ruptura de •ta mtdad hispánica y la incorporación de cada' uno de sus fragmentos a las entonces predominantes potencias europeas, que crecen en función de las transformaciones técnicas y económicas que han sufrido. 'La concreción de lo revolución significa osí en los hechos e iaeas la incorporación deJ Río de la Plata a la nueva órbita en que >!a historia lo introduce. El pensamiento de Vitoria y Suárez, es índice* de la modernización del pensamiento político español. Ambos pertenecen a! siglo en que ei orden medieval de la cristiandad unida bajo papado, el orden recién recuperado en -la Costilla de las comunidadas. transita hacia el orden barroco, a la pluralidad de monarquías absolutas. Esta- aclaración inicial será conveniente para ubicar a los dos pensadores, que están [plenamente insertados en su ámbito. Con Vitoria se inicia una tradición de planteamiento político a nivel filosófico y ('-"*'dico. La conquista de (América píantea la necesidad de una creación universalista en eí pensamiento, para el planteamiento de kj naturaleza de la organización impericri o de lo licitad de la conquista. Si a veces recuso los fundamentos jurídicos de «as prAtensiones políticas regias, no parecen nunca objeciones esenciales, no hay nunca censura sistemática o condena ética. No :hoy por otro lado intento de sugerir nuevas estructuras jurídicas, como lo Hace en el misma 211 t i e m p o , a u n q u e sea utópicamente, Tomos M o r o . V i t o r i a no se sintió desubicado, t r a t a fes rasgos de una r e a l i d a d que se renueva r á p i d a m e n t e . Sus respuestas distadas o de fijar problemas concretos se p u e d e n sistematizar. El p u n t o de p a r t i d o es el examen de! o r i g e n d e la sociedad ctvM. La estructura de !o r e a l se hoce i n t e l i g i b l e en función de su orientación -finalista, según ¡a tradición p e r i p a t e í i c a . A l l í se ! ha!!a 'la base p a r a y poder su explicación del o r i g e n de la p o l í t i c a , inseparables en é l . C u a n d o se p l a n t e o l o necesidad sociedad de examinar origen y l e g i t i m i d a d del p o d e r p o l í t i c o , mediante la noción del p a c t o , encuentra explicación «tanto p e r a ios cambios de la estructura política romana como p a r o 'la m o n a r q u í a ¡invitada medieval. La noción de! p a c t o , es entonces a m b i g u a y eiemeirto neutro en las luchas p o l í t i c a s de -los tiempos modernos. Definirse por 1-a ¡perdido irrevocable de va s o b e r a n í a , h u b i e r a sido f u n d a r eJ absolutismo. Si el ocio de la v o l u n t a d común era -revocable, se justificaban anticipadamente todas las rebeliones. La t a r e a de! pacto socio!, en c a m b i o , es más d i f í c i l d e ubicar dentro de la concepción medieval d e la r e a l i d a d q u e la del p a c t o de sujeción de que veníamos h a b l a n d o . El p a c t o social en V i t o r i a es impensable, l a vocación social, p r o p i a de la naturaleza d e l 'hombre, se debe c D¡os. Pero he aquí que en V i t o r i a o r i g e n de la. sociedad y del p o d e r se c o n f u n d e n . Se halla así la razón por la que el p a c t o de sujeción confiere o l es de derecho d i v i n o . 51 i n n e g a b l e elemento v o l i t i v o lo diversidad gobernante un p o d e r es secundario y sirve sólo p a r a de regímenes políticos existentes. De todas las interpretaciones que explicar posibles adopta l e q u e , sin i m p o n e r l o , hace <pas'ib!e el absolutismo. Aún cuando es evidente, no estaba en sus propósitos h/acer.'o, <ei pensamiento ae-\ t e ó l o g o jurista, comienza a orientarse en la misma dirección que la experiencia concreta 'a •'"•a que asiste. Si b i e n el p o d e r ¡político no está t a d o por Ja v o l u n t o d sobreviviente de la c o m u n i d a d limitación, t a l vez, muestra la i l e g i t i m i d a d que 'lo creó, encuentro de la t¡no>níay lo segunda limi- otras fuentes de ¡imitación a b r e la posibi- l i d a d de justificar l a expansión española en tierras d e Indias. C a d a comurwdad en defensa ios derechos naturales puede intervenir en otras comunidades. La pretensión d e de dominio" b a - s a d a en la posesión de la f e v e r d a d e r a se justifica en V i t o r i a por ciertos usos jurídicos, declarados naturailes y por !o t o n t o irrecusables p o r quien esté desprovisto d e la luz de l a -razón. Por o t r a ¡piarte, el p o d e r civil t i e n e una limitación q u e es hasta c i e r t o p u n t o c o n t r a d i c t o r i a con lo conc&pclón del .p>ccto de sujeción: es^á sometida aunque no o ¡a potestad temporal deí Pepo, si a su p o t e s t a d espiritual pues quienes como miembro de u-na c o m u n i d a d p e r f e c t a establecido el pacto de sujeción p u e d e n como miembros de l o c r i s t i a n d a d han o d e l g é n e r o hu- m a n o , e n t r a r e n o t r o p a c t o q u e d e r o g a r á oí p r i m e r o . El p l a n o natural I n e x p u g n a b l e p i e r d e v a lidez f r e n t e o elementos provenientes de un o r d e n poder político no es el p a c t o , l a más a l t o . €1 o r i g e n d e ¡as limííaciones desobediencia t t ! t i r a n o 'haría p e l i g r a r etf p o d e r ol mismo. El f r e n o del monarca es su p r o p r a conolencía que le e x i g e la coherencia como e l p r i m e r o d e los deberes. La m o r a l i d a d por ende la n a t u r a ! es el medio sociedad . p o l í t i c a más a d e c u a d o p o r a c o n t r o l a r no es f r u t o de convención humana sino el p o d e r hecho político natural, a u t o r es Dios. Así e! p u n t o de p a r t i d a como eí de ííegada impiden q u e eí elemento 1c noción' de origen- p a c t a d o d e ! p o d e r p o l í t i c o / alcance incidencia -importante y cuyo intermedio, d e n t r o d e l sis- t e m a . Su f i d e l i d a d ai o r d e n que nace de la Providencia, o pesar de la separación q u e hace d e l o r d e n n a t u r a l y d i v i n o , Hace q u e e l á m b i t o del pacto social sea l i m i t a d o y sin relevancia. Suárez, oí separar el surgimiento de la mucho más ambos órdenes y sociedad humana, q u e f r e n t e oí p o d e r d e l e g a d o tienen rermneíar sin reserva a l g u n a medioevales, crl d e c o r a r a lo darle no conduce, sin mayor embargo pape! o a la v o l u n t a d aumentar los los sometidos a é!. Por el c o n t r a r i o 'la l i b e r t a d totalidad de sus atribuciones. La r u p t u r a la a u t o n o m í a del order> n a t u r a ! , no p o s i b i l i t a nes que só!o más t a r d e t r i u n f a r á n sino que con en recaudos es pare posiciones l a asunción de posicio- !a ubica en su t i e m p o , q u e es e l d e a p a r i c i ó n y 212 consolidación de! poder principios de derecho monárquico natural que absoluto. Lo v o l u n t a d contraria basta le p o s i b i l i t a r í a n 'la reconquista, de para derogor los atribuciones lo« cedidas o r i g i n a r i a m e n t e . Crece el elemento p r o f a n o p e r o el autoritarismo b a r r o c o crece con é l . El estiio de pensamiento de Suárez clausura una época. Las nuevas exigencias traerán aparejadlas un nuevo t i p o de p e r c a d o r que 'halla en Solorzano y Pereira e x p o n e n t e o r q u e t í p i c o . formado p'ontea &r> l a t r a d i c i ó n clásica y el pensamiento moderno no recuerda a los mismos problemas que a q u é l . C o n esa omisión se marca, t o d a Suórez ni cuamdo nuio nueva concep- ción del teórico político, tía no se espera de é!, b ú s q u e d a de verdadc-s intemporales sino que se espera a h o r a l a revelación súbita e n q u e se d a n asequible y controlable con la experiencia q u e las cambiantes apariencias, surge. N a t u r a l m e n t e , se t r a t a unida de verdad meras ver- dades de hecho, e x t r a í d a s d e la observoci&n' de situaciones y constituido t a m b i é n , por -los obobjetivos a cuyo servicio esa p o l í t i c a se p e n e . La t e o r í a está t e ñ i d a de Inmediatez y limitada por l o práctica. N o hoy examen crítico de f i n a l i d a d e s sino q u e éstos se convierten en axiomas básicos de las construcciones doctrinarias. Se t r e t a d e un empirismo acrítico, g e n e r b d o p o r cambio de carácter del poder m o n á r q u i c o q u e no necesita análisis racional de c a d a el ma-ndata, sino obediencia: a éstos. El empirismo acrítico en ía medida' en q u e se l i m i t o a v a l i d a r éticamente las convicciones que lesuelto e n un de hecho sustentan la a c t i v i d a d Los planteamientos teóricos se transforman una p r á c t i c o política f o r z a d a a o p t a r a la vigencia de la monarquía' católica, se ha misticismo. de dichos s u p e r i o r i d a d , pero esto imperativos". les áa en imperativos morales q u e entre posibilidades creadas por Para Solorzano responsabilidad también ios reyes gobíernon mal un clima' histórico hostal se asemejan sobrehumanas. a dioses Sólo- gracias a por é l , el o r d e n p o l í t i c o existe y aunque opresor es imorescindi-ble p a r a lo supervivencia de t o d o el o r d e n ¡ur.ídico-poi'ítico. £1 límite p¡3a que no se convíedlict en malvada ¡o f i j a r á la religión y l a m o r a l . Solorzano es e n e m i g o de innovaciones p o r q u e advierte la f r a g i l i d a d del o r d e n al que secunda. No hay sin e m b a r g o discontinuidad profunda con las concepciones de Vitoria y Suárez, la c o n t i n u i d a d es 'la de <la rica histor&a de l a monarquía, española como c u e r p o p o l í t i c o en desenvolvimiento, q u e profunda. debe realizar Los pensadores metamorfosis en e l de ¡a 'inmediata retendrán el absolutismo del siglo centerior. l a dad sistema expansión de ideas europea' continuidad para continuar moderarán histórica' se d o b l a su ía v&r)a pesimismo así de y continui- ideológica. La ilustración soluciones monárquica acentúa ¡lustradas son v a r i a d a s , las tesis p e r o mantienen es el p r o p i o de lo p o l í t i c a . La promoción del autoritarias y centralistas una a n i d a d esencial: el del barroco. horizonte Las natural p r o g r e s o es lia úrvica meta del p o d e r político a u t o r i t a r i o . Este utilitarismo se combina sin e m b a r g o con otras Justificaciones del p o d e r político, f u n d a m e n t a l m e n t e la f e en e l p o d e r m o n á r q u i c o , q u e supervive f u e r t e m e n t e . Fray José Antonio de San A l b e r t o , español y o b i s p o en C ó r d o b a , -activo pensador poniente d e ! pensamiento m o n á r q u i c o ilustrado. Coexisten político-religioso en él afirmaciones típicamente nistas, l o crítica a las costumbres insostenibles racionalmente, con la condena tario, propia del orden barroco. rregir la b a r b a r i e religiosa y Instruir e r a las ideas q u e es buen preocupación suya; h a b í a que al espíritu hacerlo en función d e sus bajos conocimientos ex- ¡lumr liber- piara coreligiosos, se t r a z a n de la s u p e r i o r i d a d y potestad del rey. La fundo-mentación d e la a u t o r i d a d y a n o se hoce por vía empírica sino p o r la r e l i g i ó n . "Política autoritaria, método cognoscitivo bfasado en supuestos a u t o r i t a r i o s , se coronan en e l autor con una imagen de lo r e l i g i ó n t a m b i é n a u t o r i t a r i t a " . Si -lo Biblia p r o p o r c i o n a el m a t e r i a l p a r a entender al monarca ella en esl p l a n o hu- mano como omnipotente, el deber del s u b o r d i n a d o es el absoluto cumplimiento de sv v o l u n t a d . 213 E! rey es dueño de los diezmos indianos y si en r e a l i d a d , 'la mayor ponte los percibe ¡lo Iglesia, es un efecto d e l o r e l i g i o s i d a d de! moncsrca. Es del pensamiento de! Deán Funes de quien Hfalperfn se ocupa demostrar ío c o n t i n u i d a d del pensamiento monárquico ¡lustrado a continuación, ¡pera en íías iproxímídiades La f i g u r a está b i e n e l e g i d a . Se t r a í a de un activo interviniente en 'lo mayor cesos q u e transcurren entre parte de Mayo. de los su- el Reinado de Carlos MI y e\ G o b i e r n o de Dorrego, pensador evoluciono con los sucesos que vive. Se e x a m i n a a q u í que su ubicación en el momento inicial de su l a r g a c a r r e r o , t e m a n d o como material te oración f ú n e b r e a l a memoria de Garlos I I I , p r o después, como " L a primera p i e d r a de ia ¡Revolución". En la 'nueva (perspectiva que 'ia 'Revolución o b r l ó , n u n c i a d o en 1790. Este documento fue considerado come Funes, muchos años indu- d a b l e m e n t e se renovó el sentido de lo que en su nacimiento f u e un p a n e g í r i c o oí rey m u e r t o . Allí se hace interpretar una referencia a <la doctrine! del origen pactado de! poder, que es necesario en función del contexto del discurso y del marco ideológico e histórico en q u e se realiaa. ¡Así se «advierte que se propone p a r t i r de una alusión a esa^ d o c t r i n o pana c a r a c t e r i z a r ra institución monárquica y luego d e f i j a r e! p a r a d i g m a , encontrarlo c a r p o r i z a d o e n Carlos I I ! . En este c o n t e x t o su o r a c i ó n carece de v i r t u a l i d a d revolucionaria,. Lo significativo es el embellecido retrato del monarca, colocado a la cabeza " d e aancfai y la p r o s p e r i d a d " . 'Es Carlos la instauración ñalar del Santo O f i c i o . MI según las naciones p a r a atraer Funes, e l Es entonces común a! encargado a. ellas la d e resguardar pensamiento monárquico aburr la fe con ilustrado se- la primacía del poder civil respecto al eclesiástico. 'Pare. ¡poder justificarla- t e o l ó g i c a m e n t e se !e osicj.no. a a q u e l poder carácter divino. El d e r r u m b e de la un¡dad hispónica, a r r a s t r a r á sus estructuras y con ellas las creencias colectivas que los pensadores han expresado a nivel d o c t r i n a r i o . 'La crisis d e estructuras cau- sará una crisis de -ideas p o l i t i c e s , como lenta t o m o de conciencia de 'las autojustificaciones la corona de España blica de impíos y inaugura regicidas. cu-ando f i r m a Por otro lado la paz primero y (a propia lógica se o l í a del destpués con desarrollo en la las que repú- colonias g e n e r o la distensión de los lazos d e vinculación con kt metrópoli y fla p é r d i d a de l a f e en monarquía, que formará parte d e un clima ideológico nuevo y o constituido, dentro d e ! ámbito del pensamiento m o n á r q u i c o ¡ilustrado hay auténtica c u r i o s i d a d p o r rtcos que inspiran ía Revolución Francesa, que son a su vez testimonio la indudablemente los teó" dei a g o t a m i e n t o del o r d e n social preexistente. Pero esa curiosidad n o h a b í a a d v e r t i d o a través de lecturas — b a r r e ras de clase se lo I m p i d e n — las consecuencias prácticas de aquel pensamiento. Pero p o r q u e se c i e r r a n a las novedades, sufren en sus convicciones que '!a Revolución a b r e . " E l fuerte monarca políticas no las consecuencias de 4a crisi* ha sido d e s p l a z a d o casi sin esfuerzo, la Iglesia debe reasumir su p a p e i y castigar a los que a f i r m a n cuestiones contrarías a la f e " . Aún para a q u e l ios dispuestos a defender Ja t r a d i c i ó n contra el alud será d i f í c i l f i j a r sus rasgos esenciales. Por esta r a z ó n , un supuesto Innovador revolucionario, p o l í t i c o como el atoóte Viscardo y un defensor sistemático de las posiciones políticas 'heredados como e¡ jesuíta Domingo M u r i e ! expresan la r u p t u r a con la t r a d i c i ó n que se h a d i s g r e g a d o . E'l arcaísmo esenc i a ! d e la solución de Viscardo, el nuevo o r d e n p o l í t i c o d e b e repetir los estructuras de l a sociedad i n d i a n a con los blacos a la cabeza, se envuelve en ideológico, empa- M u r í e l i n t e n t a dar c a r t a de c i u d a d a n í a a ! catolicismo en el nuevo clima cultural d e ¡a rentado con Montesquieu, t e ó r i c o de los poderes un modernismo intermedios. Ilustración. Nunca verá la, r a d i c a l incompa¿r.i¡bil¡dod entre la imagen eclesiástica y la de los teóricos ilustrados, de quienes C u a n d o se r e f i e r e or4gen- del poder, bíblica la ¡función dei Libro S a g r a d o a r e l a f o al realidad a d o p t a un pactismo m o d e r a d o . C u a n d o realizo su funda-mentación, recusa l a enseñanza simbólica. A I reducir dep&rtée. de la histórico, se aleja de la t r a d i c i ó n - 214 que defiende. A! recusar la s u p e r i o r i d a d de! p u e b l o como fuente gistrado que de suarecicnos, q u e él la Ha recibido, evidentemente sólo recurre a la no conoce, e r a n mucho de soberanía frente a l endeble experiencia, los ma- argumento* más sólidos, c u a n d o se t r a t a de tun- dea un autoritarismo. Sin e m b a r g o , el espíritu mismo de su resouesta. í o ubica, como a Suárez, frente a! evonce revolucionario. En M u r í e l es más viva la defensa d e ! monarca, en la en que es más concieníe de su crisis que e l rebelde medida Visoardo. La conciencia de la f a l t a de cumplimiento de la misión del monarca en el Río de La P l a t a , tiene su muestra más viva en las .posiciones políticas de los economistas ilustrados Aires. Los ilustrados no son tales únicamente p o r q u e que encuentran en e l l a respuesta para dicha d o c t r i n a de la satisfacción de 'las exigencias nacidas de la sean los porteños, más que cualquier Vieytes lo expresa proponerse "la ción creciente". i'uminismo daridad, ccbalmente En el tránsito rioplatense, situación, el del desde mundo quienes adopten saber, conocimiento natural, que implica de a la la visión trascendente de 'la r e a l i d a d en el acto, con <la empresa común. Para desde el Estada, se busca el a p o y o de la Corona y y desilusión con ¡a C o r o n a está reflejado en el gran realidad a Hevar a la debe humanizaprofana, el moral es la soli- cabo esta la Iglesia. El t r á n s i t o entre la la a u t o b i o g r a f í a que ¡luminismo. la vez su no vive con carácter 'trágico esta escisión. Lo que define el valor manifestada un d e prestigio y u t i l i d a d es lo q u e hace otro grupo nueva conquista .progresiva por- situación histórica en que se h a l l a Buenos Aires a l f i n a l i z a r el siglo X V I I I , que h a asistido a d e s a r r o l l o comercial y p r o d u c t i v o . La convergencia Buenos sea prestigioso sino de B e l g r c n o , cuando empresa, esperanza relata e\ fracaso de sus tentativas en el Consulado. " P o r las intenciones perversas m e t r o p o l i t a n a s " . En la valoración de la política de libre les servidores d e la corona y comercio como que una gracia y éstos, una d u r o Esa frentar divergencia ¡as derivaciones implantada los economistas porteños a partir de 1870, d e b í a n ilustrados, q u e aquéllos separarse consideraban necesidad. "Delata con claridad de una cuyunfurcr 'histórica que la creciente impotencia metropolitana le es demasiado para en- sistemáticamente hos- t i l " . El fracaso ante la corona o r i g i n a el distonciamiento de a q u é l l a y la a p r o x i m a c i ó n a posiciones más liberales, implica el reconocimiento del p o p e l cíales, con las q u e decisivo d e hay que entenderse, pues e.s condición !a línea de intereses en ascenso. Esta momento las fuerzas de t r i u n f o económico-so» l o Inserción p o l í t i c a en es e! q u e M o r e n o simboliza c o n su "Represen- teciórt de los h a c e n d a d o s " . La conciencia americana de l a crisis m o n á r q u i c a española, es p l e n a ; La búsqueda dicianalisfa, el libera 1 ! y de salidos llevará a tres planteamientos: £1 constitucionalista restaurador El tradicionalismo monárquico prehispánico modemizador parece ser y el el p l a n t e a m i e n t o inicial en Mayo, monárquica y mantenimiento de-I lazo con -la m e t r ó p o l i . Bien p r o n t o los hechos i r á n distinta orientación. Marina en La docta 1808, d o t a de evocación ilustre de la antecedente monarquía a trer revolucionario. estamentaria la monarquía que realiza constitucional lealtad revelando Martínez que postula. El e l o g i o de las cortes castellanos es condición p a r a q u e , sin sentido histórico, postule su vigencia presente. Se t r a t a simplemente, de buscar soporte t e ó r i c o a- una solución p o l í t i c a q u e es a l t e r nativa entre el a n t i g u o régimen y fa Revolución. Esta es la t a r e a de Gaspar Joveüanos, modelo, más que las cortes de Castilla es el p a r l a m e n t o b r i t á n i c o ; sus postulaciones van pañadas de la pretensión común de un g o b i e r n o estcsbls, conforme que se supone e t e r n a constitución, a v a s a l l a d a p é r f i d a m e n t e p o r bargo hasta la p a l a b r a a la resurrección a la los últimos monarcas. Sin e m - constitución es de nuevo c u ñ o . Así t r a d i c i ó n y aspectos de un mismo proceso, la p r e t e n d i d o ley y a n á l o g o su acom- crisis monárquica: son sólo se concibe como consecuencia de la crisis. Este contexto histórico a y u d a a mejor entender el C a b i l d o A b i e r t o del 22 de m a y o . La tesis común a todos los intarvinientes es que es en " E l espíritu de la legislación española 215 se holla presente desde e! siglo XIII la noción de que, desaparecido el poder político el modo adecuado de reconstruirlo requiere la avenencia de los que deberán obedecerlo". Pero este le" g a d o no cabe interpretarse, según se ha podido apreciar, como ininterrumpido sino como una trodición redescubierta para posibilrtar el triunfo de la lealtad monárquica. El Cabildo de! 22 de mayo simplemente discute las modalidades de reemplazo del virrey por otro poder invocaba origen populor. En un acta es difícil exhumar la fundamentaron que teórica de esta dis- cusión, como algunos lo han hecho. la invocación del orden medieval para justificación de un orden constitucional y tra~ dicionolista, no es auténtica en Américo. Toda lo. occión española se ha realizado bajo el signa despótico, el retorno a la situación anterior se plantea como restauración del gobierno legítimo,, anterior o la posesión de los conquistadores. Viscordo había ab,erto esa vía, la evocación de los españoles que como Fray Bartolomé de los Casas, han denunciado el carácter tiránico de la dominación, que realizo Neyrot y muchos oradores aun en el primer decenio revolucionario, tienen ese sentido. El Deán Funes en esta etapa, lo expresa claramente, los españoles "Durmiendo insolentemente sobre las cenizas de los virtuosos incas adoptaron el sistema bárbaro e inhumano de repartir a los indios como esclavos". El derrocamiento de la tiranía no es revolución sino restauración. Ahora bien, esta restauración incluye la adopción de librecambismo y la tota! instauración de los derechos de! hombre. Pero en rigor, no hay aquí defensa de ningún derecho histórico sino de-fensa del derecho que todo la historia ha podido ignorar pero no anular. Esta justificación de Moyo como restauración disimula mal la instauración de una nueva justicia. Simplemente, se trata de une revolución. El sentido que se le asigna a esta noción es el de cambio ,no de las beses mismas, cambio alcanzado en une situación determinada "donde ¡ó político aparece como parte de uno experie-ncia total: ¡a de una transformación radical de la humanidad y la convivencia entre hombres". Esta noción moderna de revolución política es deudora sin duda de la anterior noción de revolución como redención, vinculada a una esperanza escatológico-religiosa, destinada a ofectar todos los niveles humanos. El parentesco se ve claro en Roussecu. La revolución es realización histórica de un orden emanado de un ámbito superior a la historia misma, que ha sido ignorado hasta el descubrimiento ¡luministo. Nuestro autor trabaja, aquí p a r a demostrar las analogías con el pensamiento agustiniano, tarea que ya realizó con brillantez Becker en "La ciudad de Dios del siglo XViil". La profanización de la noción no implica reducción o limitación del alcance de la transformación, que alcanza toda 'la acción humana. Esta noción estará presente en Mayo de 1810. Aún quienes quieren .paro -la revolución el limitado curso de '*La fidelidad a! cautivo monarca y el respeto a la "constitución social" son ya incapaces de pensar el hecho fuera de un esquema revolucionario". Hasta el Cabildo de Lu}án habla en junio de ia "necesidad de consolidar el nuevo sistemo", sistema cuyo núcleo es una. nueva actitud ética cuya virtud máxima es el patriotismo. La resistencia no tiene argumento político y es esencialmente ear&nte de patriotismo, dice Ortii de Ocompo. Así la Revolución entendida como cumplimiento en la histoira de un orden racional superior, de validez extra-histórica, era la que servía p a r a que íos revohjcionarios entendieran lo que estaban haciendo. Y no sólo los avanzados sino Saavedna mismo en su Memoria concebida pora- vituperar a aquéllos, expresa su convicción de que ia destitución del virrey fue acción encaminada a libertar al suelo americano del pesado yugo que la oprimía. Está en él bien clara la convicción de la instauración de un nuevo orden político. Ove en el, o pesar suyo, revolucionario Saavedra el nuevo gobierno americano fuera más o menos moderado, no afecta el carácter revolucionario de la instauración,- el orden es efectivamente nuevo. El descubrimiento revolucionario de "una nueva fuente de legitimidad" para 216 el con poder p o l í t i c o y ¡a coherencia en su proceder las justificaciones q u e la t r a d i c i ó n con este descubrimiento española realízaza. Así como la es la dominante a ú n en los moderados, ia moderación es- el t o n o . d e grama revolucionario, aun en los extremistas. Casteííi, en el índica l a acritud ruptura revolucionaría los contenidos del Ejército del N o r t e , cjue lo división de castas, p i d e a u t o r i z a c i ó n , " q u e sin su resolución no me a t r e v o " , " p a r a pro- conserva premiar a >un oficial negro por su 'heroica c o n d u c t a " . De este m o d o Ea a c t i t u d revo'ucionanio es 'homogénea y la caracterización que -hoce M o r e n o , rapreseritatíva', Son sus textuales expresiones " l a antiguo constitución e s p a ñ o l a " . codicia No conocemos n i n g u n a , sólo leyes arbitrarias, p o r a esclavos y colonos,- monumento d e nuestra d e g r a d a c i ó n " . A l dictadas derecho por !a históricamente cons- t i t u i d o , q u e n o hace sino c o d i f i c a r ¡os iniquidades contrapone M o r e n o . " A q u e l l o s primeros p r i n cipios d e r a z ó n , q u e sor* lo bose e-ema de t o d o ei derecho y del por si mismas". Sólo !a> obstinada vocación ¡deo'ógka filiación de este plcn-teomiento, más e l a b o r a d a y m a d u r a de !a noción de no ver que d e b e f l u i r lo evidente abiertamente puede declarado. negar Es M o r e n o de revolución, en su alcance y ías ¡a la expresión significación, diert-re mente de q u e se vea en él a l jacobino o o i vocero d e ios apurados leyes filiación indepen- hacendados. Pero esa noción d e Revolución, comen de ser irtteÜgi-bie, es mito, se transforma en orgulloso fe colectiva en Jos primeras etapas Así "hallan la o r i g i n a l i d a d d e la v i d a ideológica y histórica la crgenKna. unidad de! o p o y o en ese canon i n t e r p r e t a t i v o que p a r a movimiento en e! plano de la r e a l i d a d p o l í t i c o naciente las ideas proporciono la noción misma de Revolución". (Así, se concibe la coordinación y a c u e r d o entre quienes aspir a n a! derrumbe de !a estructura social r í g i d a m e n t e j e r a r q u i z a d a y quienes desean l o g r a r con el nuevo o r d e n la adecuación de esa estructura con el p l a n o de l a o r g a n i z a c i ó n la revolución dio búsqueda una categoría de g e n e a l o g í a s nueva para pensar forzadas, esta noción <no t i e n e la realidad política. p o l í t i c a , es estéril precedentes en ¡a t r a d i c i ó n !a política -española. Su eficacia política e histórica es odemás mito, por ser estimulante y excitador de la v o l u n t a d de quienes irrumpen en sentar como aspiración universal la v i d a a la política. De ahí su función (¡"bertad y política inmediata: pre- justicia, !as aspiraciones precisas d e grupos limitados. •Pero ia noción tiene fuerza p r o p i a y se constituye en punto de p a r t i d a ds una dición p o l í t i c a , común quienes pugnan integrarla en "un por o ideólogos y constituir oí a país la en conciencia colectiva, e n nación moderna y unida, la que o desean tra- insertarse aquéllos q u e buscan sistema a m e r i c a n o " o todos quienes con propósitos diferentes en c a d a caso expresan la adhesión a principios e instituciones, que el Ohacho en 1863 señala como " s u r g i d o s ei g r a n d í a d e M a y o y establecidos e n Coseros". ti l i b r o termina con u n a d e f e r í a la t a r e a . La l e g i t i m i d a d del e n f o q u e como ciencia e-s posible p o r q u e coda de! criterio está utilizado. Halperín podría demostrada en c a d a hoja haber de! t r a b a j o . La época, c a d a a u t o r desde l a arista d e la r e a l i d a d omitido historia presente en que está insertado, puede a p o r t a r una nueva- visión que signifique el encontrar c o n el prisma de su Kempo y situación, una nueva r e a l i d a d presente. El l i b r o es p r o f u n d o y p r o f u n d a m e n t e en a q u e l l a historia v i v i d a que se 'hace polémico. En esta época en que desde así aristas presentes q u e y a se hacen p a s a d o , se t o m a a l pasado con l a esperanza de p r o l o n g a r e l p r e sente, este a p o r t e viene a p a t e n t i z a r , con i a mostración de !o l e g i t i m i d a d del i n t e n t o , la muerte histórica de actitudes, perimidas hace mucho t i e m p o , q u e sin embargo apoyadas en sáüdas estructuras de intereses, resisten su destino ineluctable. Sin e m b a r g o , desde ángulos q u e se soporten destinatarios d e l -futuro que este presente de H a í p e r í n a y u d a a gestar, se han f o r m u l a d o críticas poco comprensivas. Juan Carlos Ferrari t a l vez ni leyó t o d o el Übro. Reclamo ausencia d e elementos que na están ni en e\ p r ó l o g o , ni en* e! p r i r r e r y u l t i m o c a p í t u l o , p e r o q u e están en ei l i b r o . Tal vez esto resfría si tiene l a suerte de llegar a sus manos !e ayude a Hallarlos. 217 Creemos haber mostrado y porque ío compartimos, marcado con intensidad, que ©I método utilizado si bien otiende o la historio de las ¡deas, " l o vincula en forma precisa' con la historio jreal de las estructuras en que las mismas se conforman". Quien lea Halperín podro, ver lo injusto del cargo de empirismo, quien lea a Ferrari, podrá ver la información de algunos de nuestros críticos. Si en nuestro dramático presente, desentrañamos 'las contradicciones con el método propuesto por Haiperír», habremos avanzado un poco más hacia la toma de conciencia -de nuestras urgencias históricas. Se trata de un libro denso, apretado de ¡deas, no siempre expresadas con todo claridad, pero sin duda de un valor que le hace alcanzar categoría de trascendente en el ámbito del estudio del pensamiento argentino y en la búsqueda de sus influios epocales. DANTE O. POLIMENI GUY, Alain, le» philosophes espagnols d'hier et d'aujaurd'huí, Privat éditeur, Touiouse, 1956, Tomo I Époques at auteurs, 409 p. y Tomo II, Textes choisis, 300 págs> El Dr. Alain Guy, profesor de historio de la filosofía en la 'Universidad de Touiouse y especialista en filosofía española, forma parte de un grupo de importantes investigadores que han provocado en nuestra época, dentro de 'las universidades francesas, una verdadera apertura hacía el mundo hispánico. Entre ellos se destacan los ¡nombres de Marcel Botaillon, Gaspard Delpy, Jean Sorraiíh, fierre Jo&it, Francois ¡Meyer, Jules Chaix Ruy y el mismo Alain Guy, cuyo nombre es ya ampliamente conocido tanto en España como en América. El libro suyo qu& dhoro comentamos responde sin dudas a una ya 'larga tradición dentro del pensamiento francés, puesta de manifiesto con claridad por el decano Dr. Roger Bastid» em el prólogo: "hemos sabido —dice— recibir siempre con meditativa hospitalidad todas las formas del pensamiento". La apertura del mundo contemporáneo "surcado en todo sentido por llamados" provenientes de los más encontrados lugares, ha dado mayor fuerza a aquella íntima vocación de la civilización francesa. Por todo esto el libro de Alain Guy no puede ser más actual y esperamos que muy pronto pueda coronar su tarea con la imprescindible meditación sobre el pensamiento hispano-amoricano, tan vasto ya, como poco conocido en Europa y que se relaciona esencialmente tanto con el pensamiento español, como con el francés, en cuyas fuentes se ha nutrido de modo constante. El libro del Dr. Guy corre todos los riesgos ya conocidos para este género de estudios. Et primero es sin dudas el difícil problema de una "'filosofía nacional". Sin caer en un hisforícismo exagerado pienso nuestro autor que 'la filosofía recibe una diversrficación que deriva de la infraestructura geopolítica, social y económica, que le ofrece siempre sus medios propios de búsqueda y de expresión. Sobre esta base propone, pues, como "hipótesis de trabajo" que "ex-.sfen en uno cierta medida genios filosóficos profundamente marcados por su e n r i z a miento en su medio", como así también "tradiciones filosóficas nacionales", todo lo cual autor i z a r l a legítimamente a plantear el problema sui generis de la filosofía "española". Lo hipótesis deja sin embargo el problema de fondo planteado y exigiría sin duda todo un libro aparte sobre el tema. ¿Hasta qué punto, en efecto, se puede hablar de nacionalidad españolo? Lo presencia en el estado español de regiones lingüísticamente diferenciadas, con una vigorosa tradición cultural, que en diversas ocasiones hon manifestado su voluntad de indeipendencío nacional, hecho éste históricamente dado, ¡mpíica la presencia de un factor que no puede