Alimentos transgénicos El progreso de la ingeniería genética ha significado un gran avance en cuento al desarrollo de alimentos transgénicos debido a que ha acelerado los lentos procesos desarrollados por la biotecnología, donde se debía esperar el paso de varias generaciones de plantas silvestres y la selección de cosechas para desarrollar algunas características especificas en un determinado producto. Por lo tanto, se puede afirmar que la ingeniería genética ha obtenido los mismos resultados de la biotecnología, pero de manera más rápida, eficiente y específica, gracias a la técnica de introducir material genético (genes) a otro organismo (generalmente a plantas) (Reyes & Rozowski, 2003). En sus inicios, la introducción de genes a plantas se llevo a cabo para (1) la expresión de resistencia a herbicidas y pesticidas, y así se lleva a cabo la eliminación selectiva de malezas y (2) para mejorar la calidad de las cosechas (Reyes & Rozowski, 2003). Proceso Gracias a la ingeniería genética se ha logrado aislar desde un organismo determinado una secuencia de interés de ADN y propagarlo en otro organismo, con lo que se puede obtener cantidades ilimitadas del producto que es codificado por ese gen. El fragmento introducido se une covalentemente mediante la utilización de una enzima ADN ligasa a un vector o plasmidio, generando una “molécula recombinante”; donde el vector pueden ser genes que confieren resistencia a antibióticos específicos, lo cual se constituye en uno de los principales funamentos para los detractores de la transgénesis en alimentos (Reyes & Rozowski, 2003). Ventajas y desventajas Los principales argumentos de quienes están a favor de la utilización de alimentos transgénicos es que se puede aumentar, disminuir o modificar la cantidad de nutrientes específicos de los vegetales, y además por que se podría prevenir e inclusive tratar numerosas enfermedades. Se ha estudiado y evaluado el tratamiento de enfermedades inflamatorias del aparato digestivo con papas y plántanos transgénicos; y también se está analizando el efecto del arroz y trigo modificados genéticamente en el desarrollo de anticuerpos para células tumorales de cáncer de pulmón y de colon. Además, se han estudiado lo beneficios sobre aquellos individuos con desordenes inmunológicos, que han sido tratados con microorganismos no patógenos modificados genéticamente para producir anticuerpos (Reyes & Rozowski, 2003). Se han creado un sinnúmero de productos transgénicos beneficiosos para el humano, dentro de los cuales se puede nombrar una cepa de maíz con baja cantidad de ácido fítico (compuesto que disminuye la biodisponibilidad del fierro), incorporación de antihipertensivos (RPLKPW) en base a la ovokinia presente en la ovoalbúmina, papas modificadas en su perfil aminoacídico aumentando el contenido de lisina. A su vez, los alimentos mejorados genéticamente son útiles para su utilización en tierras marginales, siendo más resistentes a variaciones de pH alcalino o ácido de estas (Reyes & Rozowski, 2003). Si bien, la ingeniería genética ha llevado a cabo la producción de innumerables productos transgénicos con beneficios para la salud, también se ha desarrollado en el campo de la producción animal ya que se ha desarrollado una mejoría en la calidad proteica de la alfalfa. A la cual se le introdujo un gen de la maravilla que codifica secuencia de aminoácidos azufrados, mejorando los parámetros productivos (Reyes & Rozowski, 2003). Si bien, se han descrito una serie de efectos benéficos a los alimentos modificados genéticamente, también hay una serie de riesgos a los que podríamos estar expuestos con este tipo de alimento, siendo el principal fundamento de organizaciones ecologistas que rechazan el consumo y utilización de este tipo de producto (Reyes & Rozowski, 2003). Dentro de los efectos negativos que pueden generar por el consumo de alimentos modificados genéticamente se puede nombrar el desarrollo alergias, la resistencia a los antibióticos, perdida y modificación del valor nutricional de los alimentos, presencia de compuestos toxicos, aparición de enfermedades nuevas y no tratables, además del daño causado a las especies silvestres de plantas (Reyes & Rozowski, 2003). Alergias Históricamente las proteínas presentes en los alimentos causan reacciones de hipersensibilidad en personas susceptibles, por lo que los genes introducidos para la creación de alimentos genéticamente modificados pueden codificar para proteínas que causen alergias en algunos grupos poblacionales. Es por esto que la Food and Drug Administration de Estados Unidos exige rigurosos procedimientos para la evaluación del potencial alegénicos de los productos transgénicos (Reyes & Rozowski, 2003). Resistencia a los antibióticos Este punto representa uno de los mayores temores del consumo de este tipo de alimentos; esto debido a que se postula que al utilizar bacterias u otros microorganismos resistentes a un antibiótico determinado puede transmitirse luego de la ingesta de los alimentos transgénicos, por lo que se dificultaría el tratamiento de ciertas patologías. Sin embargo, aun no hay evidencia contundente que compruebe este suceso (Reyes & Rozowski, 2003). Toxinas y antinutrientes Es necesario recordar que alimentos tradicionales también pueden presentar toxinas o factores antinutricionales. Pero, si la concentración de estos elementos es mayor en los alimentos modificados genéticamente, estos no podrían ser comercializados; aunque algunos alimentos transgénicos presentan niveles menores e incluso exentos de toxinas (Reyes & Rozowski, 2003). Si bien, existe una serie de factores negativos relacionados con los alimentos transgénicos, no existe en la actualidad evidencia científica que respalde la teoría de que el consumo de alimentos modificados genéticamente desarrolle algún tipo de enfermedad o daño a largo plazo (Reyes & Rozowski, 2003). REYES, S.; ROZOWSKI, J. 2003. Alimentos transgénicos. Rev. Chil. Nutr. 30 (1).