Cuba, un aliado indispensable de Unicef

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NACIONAL
MARTES
31 DE MAYO DE 2016
juventud rebelde
Cuba, un aliado indispensable de Unicef
Ustedes son un ejemplo de solidaridad, de apoyo a otros pueblos y de respuesta a emergencias,
expresó en entrevista exclusiva a Juventud Rebelde, Anna Lucia D’Emilio,
representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia en la Isla
por MARGARITA BARRIOS
margarita@juventudrebelde.cu
«CUBA fue uno de los primeros
países que firmó la Convención de
los Derechos del Niño. Y ya han
pasado 25 años. Los avances son
impresionantes cuando se compara con la situación del resto de
la región, pero siempre sigue
habiendo desafíos», expresó en
entrevista exclusiva a Juventud
Rebelde, Anna Lucia D’Emilio,
representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en la Isla.
Destacó como gran prioridad la
necesaria difusión de la Convención,en lo cual los medios de comunicación pueden ayudar mucho.
«Unicef trabaja con el Ministerio de
Justicia de Cuba, y tenemos un programa de difusión y de capacitación
a diferentes niveles para que todos
la conozcan, la cumplan y la hagan
cumplir. Creo que se impone contribuir a la cultura jurídica de la población. A veces se dan por sentado
algunas cosas, y hay derechos y
deberes que se deben conocer.
«Cuba no comenzó a preocuparse por los niños a raíz de la
Convención. Tanto la Constitución
de la República como las leyes
relacionadas con la familia y la
niñez son anteriores, por ello se
hace necesario ahora la armonización del marco legal del país, y se
está haciendo».
—¿Qué más podría hacerse?
—Cuba tiene avances impresionantes en salud y educación,
pero también tiene desafíos, y uno
de ellos es cuidar lo alcanzado. No
puede ir hacia atrás, porque sería
terrible no solo para los cubanos,
sino para el mundo entero, para
todos aquellos que tienen a este
país como modelo.
«Unicef apoya los proyectos del
Estado cubano, y avanzamos bien,
porque el país tiene voluntad política
para hacerlo», afirma Anna Lucia
D’Emilio, representante de Unicef.
Foto: Raúl Pupo
Cuba fue uno de los primeros países que firmó la Convención de los Derechos del Niño, y han transcurrido
25 años. Foto: Abel Rojas Barallobre
«Otro reto es revisar la agenda
pendiente, y entre ellos quiero
mencionar el embarazo en las
adolescentes. Hay educación
sexual, información, disponibilidad
de anticonceptivos, no es posible
entonces que algunas jóvenes
vean tronchada su vida por un
embarazo temprano que, además,
puede afectar su salud. Se ha
hecho mucho, pero el fenómeno
permanece y hay que continuar
trabajando en ese camino.
«Entre los asuntos pendientes
está también el tema de la violencia, sobre todo doméstica. Evidentemente la situación de Cuba no
es comparable con la de otros países, pero es un tema en el que
hay que seguir insistiendo.
«Y también hay nuevos desafíos,
vinculados con los cambios que se
dan en el país. Siempre es necesaria una mirada muy atenta a todo
lo que tiene que ver con el modelo
socioeconómico, para que esa
actualización maximice las oportunidades para toda la población y, en
especial, para los niños y adolescentes; pero al mismo tiempo es
necesario minimizar los riesgos,
porque son situaciones nuevas.
Comentó que «hasta ahora el
Estado era el garante de todo,
pero aparece la figura del cuentapropista, y hay que cuidar que no
ocurran violaciones de la ley y se
contrate a un menor de edad y
también que se respete la maternidad. Todo esto son situaciones
nuevas, interesantes, que requieren de trabajo cuidadoso».
—Unicef está cumpliendo 70
años. ¿Cuáles desafíos tiene hoy
ante una compleja situación mundial en la que los niños se encuentran entre las principales víctimas?
—Algunos países dan pasos
adelante, se ha logrado bajar la mortalidad, al aumentar la esperanza de
vida de la población, pero seguimos
con guerras, y los conflictos aumentan, y los desastres naturales también. El cambio climático está ahí, y
no nos preocupamos lo suficiente.
«Con profunda tristeza nos
tenemos que intranquilizar por
cuestiones tan dramáticas como
los refugiados por guerras, y los
millones y millones de desplazados por desastres naturales.
«Todo esto nos duele, y a veces
como Unicef nos sentimos impotentes. Se hace todo lo que se puede, se trata de acompañar a la
población más vulnerable, de hacer
entender a las instituciones que un
niño que huye de un conflicto armado, que ha perdido su hogar, no es
un problema, es un ser humano y
hay que apoyarlo. Hay mucha hipocresía por parte de los gobiernos.
«Y por otro lado está la pobreza. Unicef hizo un estudio, y en los
países ricos también hay pobres.
Son modelos socioeconómicos que
no toman en cuenta el bienestar
para todos.
«Un problema que enfrenta
también Unicef en los países donde trabajamos es la falta de continuidad de las políticas públicas,
cambia un gobierno y cambia
todo. Por eso son necesarios no
solo programas, sino leyes que
puedan mantener esos logros».
—Cuba se destaca por su solidaridad con otras naciones.
¿Cómo valora Unicef este apoyo
a la comunidad internacional y en
especial a los niños y niñas?
—Cuba es un ejemplo de solidaridad, de apoyo a otros pueblos
y de respuesta a emergencias. Es
un país que tiene condiciones que
no son altas en disponibilidad económica e infraestructura; sin embargo, es capaz de movilizarse para
dar la mano a quien lo necesita.
Eso es admirable.
«Y como Unicef lo reconocemos, y queremos tener a Cuba
como aliado en nuestra respuesta
a las emergencias en diversos países. También, en lo que son las
políticas de cara a la infancia promovemos y difundimos las experiencias cubanas que han dado
resultados importantes y que han
consolidado y que pueden servir
de modelo a otros países.
«Entre ellas están la atención
primaria de salud, el desarrollo
infantil en la primera infancia, el
Programa Educa a tu hijo y el registro de nacimiento —algo que para
ustedes es normal y que en otros
países no se ha resuelto—, y
también promovemos aquí experiencias de otros países que puedan ser positivas para Cuba».
—Unicef acompaña a Cuba en
diversos programas. ¿Cómo valora usted este trabajo?
—Unicef tiene un programa de
cooperación con el Gobierno
cubano. Lo que hacemos es apoyar a las autoridades, a las instituciones de Cuba en las prioridades que define el país, y vemos
en qué podemos insertarnos y
colaborar.
«Tenemos un programa de un
marco regular de cinco años, ahora
hasta 2018, y trabajamos en tres
ámbitos fundamentales: educación, salud y nutrición, y desarrollo
adolescente y protección de
derechos.
«En educación y atención a la
primera infancia, colaboramos con
el Programa Educa a tu hijo y la
inclusión de niños con discapacidades en las escuelas regulares.
En salud y nutrición, con temas
referidos a la lactancia materna,
los bancos de leche materna y promovemos la nutrición saludable.
«En el desarrollo del adolescente, trabajamos con la Oficina
del Historiador de la Ciudad de La
Habana, acompañando todo lo
que se hace en la recuperación
del patrimonio y de la realidad de
La Habana Vieja, con acciones
que tienen que ver con adolescentes y la infancia.
«Por lo general avanzamos bien,
porque hay voluntad política para
hacerlo. Insisto en que no son proyectos impuestos desde afuera,
sino que son del Estado cubano».
—¿Qué pensó cuando fue
designada para venir a trabajar a
Cuba y qué piensa ahora luego de
dos años en nuestro país?
—Para mí Cuba no era algo
nuevo, siempre estuve muy atenta
a lo que se hacía aquí, era un referente personal y también en mi
actividad profesional.
«Cuando vine al país estaba
consciente de los grandes avances
de Cuba, de las dificultades que
había superado y cómo lo había
hecho; y también del pueblo que
tenía, tan orgulloso de sus logros.
«Ahora, después de dos años de
trabajo, creo que he aprendido que
un pueblo que ha hecho una Revolución no se contenta con lo que tiene, exige más y es parte del ejercicio de su ciudadanía, lo que me
parece muy interesante.
«También he aprendido que el
nivel alcanzado en políticas y programas relativos a la infancia y todo
lo que ha avanzado es indudablemente importantísimo y no tiene
comparación con el contexto de
otros países. Por eso los objetivos
de Cuba son cada vez más ambiciosos y los desafíos más difíciles.
«Los cubanos no se contentan
con el promedio. Aunque tengan
una tasa de mortalidad infantil
envidiable, quieren más, una sola
mujer que esté dando a luz y tenga problema es prioridad. Si hay
un caso de machismo, de discriminación, de violencia, aunque
sea para uno o dos, hay que
enfrentarlo y es también una prioridad.
«Es un pueblo con altos objetivos, porque ha hecho una Revolución y eso lo hace exigente. Y a
mí, pues eso me encanta».
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