« iritis triste » ...y e l s o l d e l d ía á rtico d eclin ó s o ír e los la g o s... «Finlandia es el pais de las tormentas...; nuestros inviernos son gélidos y parecen inter­ minables; los bosques, viejos y espesos, miste­ riosos. Acaso m i música cuente de vez en cuando algo de esto». C o n el fin del verano ha m uerto Jan Sibelius a los noventa y dos años, en su residencia de A niola, la casa de madera en que vivió los ú ltim os tiempos en abierta com unión con la naturaleza. Esta, el paisaje finés ha sido su gran fuente de inspiración. «Acaso mi música cuente de vez en cuando algo de esto», y los valles frondosos y las montañas desiertas tienen va­ gos rum ores y cantos extraños que Sibelius recogió en su música. E n primavera, desde lo alto y desde el valle, de las quiebras de las rocas y de los regueros que llegan hasta las nieves eternas, surge un suave m urm u llo , la música del agua. E n in­ vierno la v o z del agua es ronca, viril, avasalla­ dora y ruge por los torrentes y los lagos con hond o canto de guerra. Y en este país, una raza. L o s finlandeses, pueblo bravio con atávicas reminiscencias laponas, son com o su tierra. La historia de su raza dom ina allí desde infinitas generaciones; es parte de la tierra misma. «Lucharon seiscientos años por la libertad, y y o podría contarme entre los que la consiguie­ ron. ¡Libertad! De ella habla m i «Finlandia», que fué nuestra canción guerrera, luego con­ vertida en h im n o victorioso. Lástim a que se hable h o y tanto de libertad Esta divina pala­ bra es objeto de abuso y escarnio. ¿Qué sabe la m ayor parte de la gente del don celestial de la libertad?» Sibelius nació el 8 de diciembre de 1865 en Tavastehus, al norte de Helsinki. Hasta los Diputació de Girona — Servei de Biblioteques quince años no se despertó en él su vocación musical. Inició sus estudios en su país y luego pasó a Berlín y Viena, donde los perfeccionó. E n su paso por el m und o germánico, su n om ­ bre: Johann Julius Christian, queda simplifi­ cado en el Jan, con que le conoce todo el mundo. A su regreso el G o bierno finés le otor­ gó una pensión que le permitió vivir sin ahogos económicos y dedicarse por entero a su arte. G ran parte de su popularidad la debe Sib e­ lius a su «Vals triste» (1903). No obstante, tiene obras tan importantes com o «En Saga», «El Cisne de Tuoneda» y «Finlandia», entre otras, inspiradas en temas de la mitología de su país, como el «Kalewala». A dem ás deja varias sinfonías, «suites» orquestales, obras de música de cámara y corales. A u n q u e ha permanecido casi inactivo en los ú ltim os treinta años, sus tem pranos comienzos y la avanzada edad en que ha muerto, le per­ mitieron dejar una obra considerable. La obra de Sibelius, m ayorm ente en la pri­ mera mitad de su vida, tiene un h ondo sentido nacional. Finlandia está presente en su música, es su protagonista. Es el suyo un nacionalismo post-romántico de cara a la naturaleza. E l valor real de su música habrá quien lo juzgue y a superado p or otras tendencias más modernas, pero en todos los países civilizados seguirán sonando las notas del «Vals triste» o de «Finlandia». E n A n iola ha m uerto Jan Sibelius. Y quien sabe si con el fin del verano, allá entre los mil lagos, m urió también un miosotis. Jo sé M.a S A L V A T E L L A