Villafranca de Indulgencias Plenarias “...Romero, caminante o peregrino: sólo tu bordón te señalará tu camino. En todos encontrarás amparo; pero el guía y el Apóstol está dentro de ti...” ILLAFRANCA VDEL IERZO B Y su Parador Anónimo del siglo xiii l viajero que por estos tiempos vaya, venga o vuelva, se encontrará con una reclamación ciertamente sorprendente, aunque no del todo novedosa: ”El Bierzo, provincia de León”. Se trata de una vieja, pero nunca archivada, reivindicación. E Todo vino desde los tiempos del absolutismo (1821), cuando el llamado “Trienio Liberal”: Por decisión de las Cortes se establecería en Villafranca la capital efímera de la provincia del Bierzo. Porque, enseguida, cuando la Restauración de Fernando VII, las aguas de las subdivisiones provinciales volverían a sus antiguos cauces. Aún así están hoy las cosas. Tal vez eso pudiera valer para explicar el eterno privilegio y condena de estos valles: Desde casi siempre, el Bierzo viene siendo una tierra para todos; pero, también, tierras de nadie. Comarca, en todo caso, codiciada; un tanto escondida porque así lo quiere la geografía y porque así lo siguen queriendo sus habitantes. Por más que se empeñen en ser tan abiertos como los castellanos y tan hospitalarios como los gallegos: que lo son... Los bercianos están decididamente empeñados o condenados a ser un extenso y sorprendente punto y aparte, en estos ubérrimos valles, por todos lados circundados y arropados por montes y crestas como las “Piedrafitas”, de ancestrales tradiciones celtas. O las arriesgadas “Ponferradas” de mineros carboneros sumergidos en satánicas profundidades. Y los también empinados “Corullones” vigilantes testigos y vigías de poderosos artes y artesanías; también mineros del codiciado y bélico wolframio cuando la española posguerra mineral de singulares y viriles virtudes para construir tanques y cañones nazis en la II Guerra Mundial. Todo indicaría que no estaban tan locos los romanos cuando tanto empeño y tanto legionario destinaron a estas tierras: por su privilegiado clima y extraordinarias riquezas mineras. Fueron las “Médulas”, las más importantes explotaciones auríferas del imperio romano, convertidas ahora en un paisaje fantasmagórico, sobrecogedor. Aún hoy se puede comprobar el procedimiento de extracción: por numerosas galerías perforadas en la montaña se dejaban caer torrentes de agua muy en las alturas embalsadas. El baño de cantos rodados, arcilla y oro era abajo filtrados por un entramado de ramas de brezo... Durante tres siglos dicen que aquí trabajaron muchos millares de hombres libres, esclavos y legionarios para obtener 230.000 kilos de oro, según unos, y hasta un millón, según otros. Resultaron ser el más preciado alimento financiero del Imperio. Y desde fines del siglo XI, la región comenzaría a conocer tiempos de gran actividad, no sólo económica, por obra y gracia del obispo astorgano Osmundo y el puente que, reforzado con hierro, mandaría construir para abrir camino a los jacobeos peregrinos. VILLAFRANCA Y SU PARADOR 1 Como un siglo después se instalaría aquí la Orden del Temple, desde que Fernando II donase la villa a estos armados caballeros. El castillo que todavía hoy se empina, como puede y como le han dejado, sería el último reducto templario en España. Con el paso de los años y el debilitamiento del fervor jacobeo, Ponferrada va cambiando su fisonomía piadosa a favor de actividades mas prosaicas: Se convertiría la ciudad en el poderoso núcleo mercantil y comercial del Bierzo. Poco a poco, la ciudad del Temple se tornaría en convocatoria de Ferias y Mercados, en centro minero y foco industrioso e industrializador. Lo cual no quita para que la religiosidad fuera mantenida y propiciadora de milagros. Como la que allá en el siglo XVI se produjera en los alrededores, “...a raíz del robo de una valiosa custodia que el temeroso malhechor escondió entre unas zarzas. Los cazadores no acertaban a abatir a ninguna de las numerosas palomas que por allí revoloteaban...” “...Pero un buen día un piadoso molinero, descubriría el sacro recipiente. Encontrado el sacrílego ladrón y cortadas sus manos, fue ajusticiado y arrastrado por la villa. El milagro fue celebrado con procesiones y Misas presididas por el Obispo de Astorga...” Ya se sabe: fue el Camino de Santiago quien más y mejor iluminó para la historia la comarca del Bierzo, aunque también de otras muchas de estas geografías, de artes y culturas variopintas. Desde las tierras maragatas (por Astorga) se interna el Camino subiendo por Foncebadón, queriendo llegar a Ponferrada, refugio y descanso seguro para reponer fuerzas y curar heridas de almas y cuerpos. Y buscar nuevos pertrechosmapas para itinerarios, lugares de cura y avituallamiento; calzado y hasta puentes con ríos de aguas “bebestibles”, por más que en un lugar, en las románicas edades llamado Villa-Franca se brindase otra última oportunidad antes de atravesar las difíciles sendas de montañas que habrían de conducir a las tierras de Lugo, pasados los temibles picos de Piedrafita. Se supone que por estos sagrados andurriales circularían cada año entre los 200.000 y los 500.000 peregrinos en los tiempos de máximo esplendor. Todos ellos atraídos por el sublime calor del Camino, pero no todos guiados por la luz del Apóstol: Era como una procesión heterogénea de Santos-Santos, de Santos-Pecadores; de traficantes de reliquias, saltimbanquis de todo tipo o, sencillamente, de aventureros. Pero, entre los unos y los otros, dejaron usos y costumbres; artes y artesanías...: una sabia mezcla de culturas que aún casi a la vista están o se adivinan sin gran dificultad. Respirar en el Corazón del Bierzo L o más conveniente será que el viajero amanezca a la villa por los sures, a escasos metros de la autovía, por su orgulloso castillo. Y no será aún raro oír las notas de la universal música que los Halfter siempre han compuesto desde algunas de sus torres medianamente recuperadas, del que fuera el primer palacio de los marqueses de Villafranca. Aquellos peregrinos que hasta aquí pudieron llegar –tal vez enfermos, o acaso doloridos– podían obtener iguales indulgencias que las que gozasen ante la tumba del mismísimo Apóstol en la Iglesia de Santiago de Compostela. Aún muestra su excelente y románica portada del Perdón. Y ya dentro de la ciudad: nacida y bautizada en los principios del siglo XI, sería apadrinada por los galos monjes de la orden de Cluny, que elegirían estos recogidos valles por resultar “un lugar de ensueño” fertilizado por los generosos ríos Valcarce y Burbia. Y justamente entre estas vegas levantaron su favorito monasterio con la santa y generosa vocación de atender a las “muchas y graves” necesidades 2 VILLAFRANCA Y SU PARADOR que los cuerpos y almas peregrinas, que desde las francias venían requiriendo de contínuo... Sería bien pronto, benéfico y casi obligado lugar de paradas, curas y respiros para el maltrecho y piadoso caminante. Aquel primitivo asentamiento fue muy pronto iluminado por las luces y esplendores del Apóstol. Bien enseguida, con las categorías y prebendas de “Señorío”, habría de trasegar por nobles manos y feudales familias: Los de La Cerda, condes de Medinaceli, por los alrededores del siglo XIV; los Enríquez, duques de Benavente por parecidos entonces. Los condes de Trastamara, ya principiado el siglo XV. Y los Castro Osorio, condes de Lemos y hasta casi ayer, los Álvarez de Toledo. Serían éstos y otros los primeros y casi definitivos esplendores de esta Ilustrísima y Jacobea Villa. Al calor de inmortales indulgencias invaden estas calles un sinfín de mercaderes entre servidores y especuladores de variopintas morales: Se levantan, con ciertas prisas, pero con muy sabios resultados, conventos, iglesias y palacios. La población se multiplica y se crece hasta insólitos extremos. Por los siglos XVII y XVIII esta Villafranca sería modelo y envidia para los más alejados contornos. Por sus poderes políticos y económicos; y, sobre todo, por sus envidiadas riquezas artísticas y culturales y poderíos religiosos... Mediado el siglo XVIII pastoreaban estas calles una cuarentena de clérigos, incluidos el abad y los canónigos de la Colegiata... Además de un largo centenar de religiosos entre curas y monjas de diversas congregaciones... Baste recordar que, mediado el siglo XIX, esta villa ya contaba con una cátedra de Latinidad, una escuela pública y cuatro centros privados de educación. La iglesia de Santiago preside, altanera, esta villa milagrosa y milagrera. Es, entre templo y ermita, sagrado lugar de muy humilde envergadura, aunque de inestimables riquezas: unas religiosas; otras de tradiciones inolvidables. El recatado conjunto, todo, es joya inestimable de los románicos artífices. Sería levantado en los principios del siglo XII, cuando las primerizas caravanas camineras. Presume de un simple pero excepcional ábside exterior, en forma semicircular, con tres ventanas para la justa iluminación del presbiterio. Quiso ser dispuesta con doble acceso: La entrada principal enseña tres arcos de medio punto. De los más simples y más bellos arcos románicos. Conserva otra puerta lateral que quiere mirar a las crestas de los riscos de estas próximas pero empinadas “Piedrafitas”. Y aquí, encontrará el sufrido peregrino la eterna “Puerta del Perdón”, obra de fervorosos canteros cristianos que quisieron modular un muy meritorio arco abocinado con muy curiosas figuras: Es, todo ello, uno de los mas preciados conjuntos de los mejores románicos castellanos-leoneses. Será sin duda un privilegiado placer para el pío o impío transeúnte... Muestra un singular gótico en la iglesia de San Francisco, –nacido con vocación monacal sacrosanta y prepotente sede señera y señoreante de muchas de estas geografías. Fue fundado y casi edificado por el santo de Asís. Hasta los milagros le sobran... Sin ningún género de dudas es impresionante templo de méritos que nadie será capaz de hurtar: Con más que sobrados orgullos enseña y presume de haber convivido con el propio y santo fundador... El templo es un razonable híbrido de abuelos románicos y padres góticos, Quieren asegurar las crónicas de los tiempos medievales que sería la mismísima doña Urraca la que avalara y protagonizara este soberbio templo, que recibe al visitante un altanero hastial con frontal románico orlado con cuatro arcos de medio punto, tal vez para disimular sus ancestrales orígenes románicos... Allá por el siglo XV sería el rey don Enrique IV quien tuvo el capricho y la real gana de reedificar el templo: torres añadidas, claustro y convento. levantada sobre los restos del monasterio de Santa María de Cluny, proyectada y dirigida por Gil de Hontañón. Y más iglesias y más conventos. Y también más de un hospital construido por la Orden de Cluny para cura y respiro de romeros : Se calcula que en los alrededores del siglo XV estaban por esta villa establecidos más de un centenar de artesanos y artistas; zapateros, tejedores, carpinteros, herreros... Todavía hoy la calle del Agua por donde pasaba y pasa el mismísimo Camino del Apóstol muestra ilustres casas –como la del poeta y novelista Gil Carrasco o la de los Álvarez de Toledo – o palacios como el de Torquemada. Al lado, Corullón, privilegiado mirador de estos valles del Bierzo, refugio de monjes y ermitaños; castillo y escondite de joyas románicas que el viajero no debería perder de vista. Camino arriba, Pereje, Trabadelo y Ambasmestas hasta coronar el Puerto de Piedrafita en plenos Ancares, donde conviene otro alto al caminante y, entre “pallozas”, proseguir en busca del Santo ya por tierras decididamente gallegas... Culturas y costumbres propias y ajenas. Permeable por los siglos de los siglos a vecindarios invasores. Este asentamiento –en sus más remotos orígenes celtas, de orgullosos principios, resultaría una estupenda simbiosis, entre celtas visigodos y romanos invasores. Un poco, pero no en demasía, árabes. Lo que unos y otros vecindarios quisieron o supieron dejar por estas comarcas –además de esclavos, caminos– sería un repertorio de usos y costumbres, normas y leyes de comportamientos... Permanecen todavía hoy las primeras páginas mozárabes de nuestra península: la iglesia de Peñalba de Santiago, de sin par comparación... Y amanece, vivísimo el románico de castillo de los templarios... Hoy propiedad –no sin esfuerzo mantenida por la saga musical de los Halfter– de inexorable reconocimiento universal.. Y casas solariegas, como las de los Álvarez de Toledo que, todavía hoy tienen dentro de su finca capilla propia e independiente. El patrimonio civil y religioso alcanza mucho más: en los mundanos negocios sepa el forastero que no hace muchas décadas por estos mismos contornos estaban establecidas importantes industrias conserveras como las de las familias de “Los Ledos” de las que todavía permanece una chimenea indeleble muestra de esplendores perdidos por razones también olvidadas... Lenguas ,siempre envidiosas, dicen que tan magnánima y costosa empresa sería fruto de supuestos débitos y pagados favores de los condes de Lemos y los marqueses de Villafranca. Se mire como se quiera, San Francisco es una de las muy orgullosas arquitecturas religiosas de todos estos Bierzos. O la Colegiata, VILLAFRANCA Y SU PARADOR 3 ...Y de historias de “las fiebres del Wolfram” – a bien pocos kilómetros de aquí– son mineros temporeros y hasta perseguidos (sólo por mineros) cuando los finales de los tiempos de la Guerra Civil. Y hubo también alguna fábrica de cementos, con esqueletos todavía vivientes... Pero entre todos estos contornos, ineludiblemente encontrará el visitante muestras más gratas de pasados y hasta de presentes. Citemos sólo algunos; que los restantes, que son bien numerosos, los hallará por sí mismo el propio caminante. Casi es seguro que sin buscar se encontrará: porque por aquí se suele decir “que si no se encuentra una piedra de valor se encuentra un gallego; que para el caso viene a ser lo mismo”... Villa Franca y Jacobea 1. Iglesia de Santiago. Sencillo templo románico del XII. Venerada admiración de “La Puerta del Perdón “, en el lado norte. 2. Iglesia de San Francisco. De estilo románico-gótico; se atribuye su fundación a san Francisco de Asís. 3. Convento de la Divina Pastora: Antiguo Hospital de Santiago. 4. La Colegiata de Santa María. Fundada por los monjes de Cluny en el siglo XII; con hospedería para los peregrinos franceses. 5. Convento de Clausura de San José. en la calle del Agua; pertenece a las Agustinas Recoletas. 6. Convento de la Anunciada. Renacentista del siglo XVII. Puerta con bello arco y las pilastras toscanas. 7. Convento de clausura de la Concepción. Fundado por los segundos marqueses de Villafranca; saqueado por los franceses en la Guerra de la Independencia. 8. El Castillo. Mandado construir por los marqueses de Villafranca a finales del siglo XV. Calle del Agua: conjunto monumental de arquitectura civil. 9. 1 3 2 8 4 5 9 6 7 Bercianas Mesas Gustosas y Abundosas a fertilidad de estos montes y estos ríos y estos valles tendría que dar forzosa ocasión a mesas con platos naturales y jugosos: no podría ser de otro modo. Abunda la caza –la mayor y la menor– y no falta la pesca: aunque todas un poco furtivas. “Por afición más que nada”, dicen. Sobran frutas, verduras y hortalizas. “Luego, el mar espera detrás de estas montañas. Y hasta el vino es nuestro”... L Agréguese a todo esto el recetario condimento que, durante siglos, han venido dejando por aquí millares de peregrinos de todas las culturas y fronteras: los que venían desde Francia, de Cataluña, de Navarra, de Palencia, de León... O los que aquí vinieron a estar: romanos, moros, judíos, asturianos, maragatos... El resultado es un no muy largo pero si muy ancho repertorio de productos, mesas y platos. Ya sabe o supondrá el curioso transeúnte que las virtudes de la mesa son más bien dotes naturales que divinos portentos: privilegios de estos valles, por diosas y humildes manos... Rocas protectoras, que estos pacientes paisanos corajudos supieron domesticar: De encrespadas y durísimas rocas supieron tallar inverosímiles en encrespados, vertiginosos y muy estrechos bancales. 4 VILLAFRANCA Y SU PARADOR Como por milagro de los dedos divinos y manos pecadoras y humanas, por aquí se dan con sorprendente promiscuidad, patatas sin posible comparación, castaños de partos imparables, nogales que abruman el paisaje; frutas y hortalizas tempranas, primorosas; el centeno imprescindible para los platos bercianos /gallegos /leoneses... Semejante variedad da rienda suelta a un excelente puñado de platos –a veces exclusivos–, a veces excluyente: como el “Botillo”, un embutido muy peculiar, miscelánea en tripa de vejiga abultada a base de huesos de cerdo, no muy descarnados, sabiamente aderezados, picantes al justo pimentón y curados al humo. Este establecimiento siempre quiso y supo presumir, con justas razones, de ser abanderado baluarte –aunque no exclusivo– de estas modestas y presumidas mesas. Y así sus cartas son codiciadas por los vecindarios, forasteros y romeros de toda índole. Las ofertas son siempre justas y suficientemente variadas, aunque con las adecuadas modificaciones que la estacionalidad inevitablemente imponga. De cualquier modo, los que siguen con platos habituales de este establecimiento: Como, –Las Alubias de la Bañeza, estofadas de muy diversas formulaciones. –Especiales composturas a base de Muslos de Gallos de algunos de estos corrales que por aquí todavía permanecen. Con frecuencia presentados en secretas pepitorias. –De cuando en cuando, sorprendentes Frituras de Pescados; como Merluza de Pincho con Higos y otras golosinas. Y Lomos de Lubinas y Almejas a la Sidra y Gambas... –Lo mejor de estas terneras bercianas, sabios híbridos de vacas leonesas y gallegas; Por estos contornos con frecuencia aderezadas con higos agridulces y otras delicias de difícil adivinación: Tal vez, Crema de Leche Frita; Cazuela de Castañas Maceradas en Leche y un toque de canela. –Queso de Cabra tierno con Membrillo. Queso de los contornos de Ambasmestas, Natillas con Canela... Y postres de improbable encuentro por otras geografías: Que esta Villafranca gozó desde siempre del título del reino de los dulces: conservas, flanes, guindas... Y por si el romero no gustase siempre de permanecer –por su propia y caminera inquietud– en este propio Parador podría conceder a su piadosa estancia algunos veniales paseos por estos alrededores donde encontrará, sin duda gratas sorpresas. LA RECETA SECRETA “BOTILLO” Es consigna por esta singular comarca “saber pedir para mejor comprar”. Y saber nombrar: El castellanizado “botillo” se conoce en esta comarca como “botelo”. Es un embutido casi exclusivo de estos contornos: se elabora a base de una especie de huesos no del todo desprovistos de carne y otros restos de matanza del cerdo, debida y cuidadosamente dosificados con pimentón y especias a gusto y discreción que cada cual considere menester. Todo ello ha debido ser enseguida embutido en una tripa gruesa de la vejiga. Mejor de la vejiga del propio e infiel animal. Por tres o cuatro meses han de ser curados y ahumados al humo de lumbre baja de leña. El resto es muy sencillo: Se cuece el “Botelo”, cuando está en sazón –ni muy crudo ni muy seco– en compañía de patatas y berzas. Y ya está: se sirve muy caliente y comprobado de que no carezca de sal ni la adecuada proporción de pimentón picante. Caminos Hollados por Santos Romeros “...Caminante, no hay camino; sólo el camino se hace al andar...” precisos para la legión de aquellos frecuentes y piadosos visitantes: En suma, casi desde el principio, se convertiría el Camino en ruta tan piadosa como rentable, sin que nadie dudase de sus plenarias indulgencias. Antonio Machado L o dijo –lo escribió– don Antonio Machado en una sabia, simple pero honda simplificación. Por aquellos entonces, que hoy contamos por casi la mitad de nuestras cristianas existencias, nacerían estas rutas jacobeas. Venían en busca de gracias y milagros por caminos tortuosos, con un sinfín de penalidades y otros milagrosos encuentros en busca del sepulcro del Santo Apóstol. Poco más o menos de estas maneras vendrían a amanecer estos inmortales Caminos Jacobeos: Los unos más por los relativos nortes costeros; otros por los valles menos inhóspitos... Villafranca y todos estos contornos nacerían, casi sólo y un poco inevitablemente por obra y virtud a todas y cualquiera de estos Santos Peregrinajes, aunque terminarían sirviendo a otros intereses económicos y a nobles actividades de comerciantes y otros numerosos oficios preciosos y El turista, viajero, romero o peregrino goza por estos mágicos y casi misteriosos Bierzos de elegir cualquiera de los caminos que vamos a proponer; o de cualquiera de los que decida elegir. Cualquiera será el mejor; todos serán gratificantes. Y siempre, en caso de duda, pregunte en este Parador, obtendrá la mejor información. Ponferrada. Capital del Bierzo De inevitables orígenes romanos, y como sus propias señas de identidad quiere mantener, sería esta escasa ciudadela romana, a no mucho tardar arrasada por el visigodo rey Teodorico, fervoroso sembrador de santas creencias y ermitañas costumbres. En aquellos alrededores del mediado siglo v compartirían estos bercianos paisajes una piadosa y extendida vida eremítica, conocida como la “Tebaida Berciana”, en razón de los muy abundantes monasterios que por estos contornos vendrían a proliferar. VILLAFRANCA Y SU PARADOR 5 A los finales de siglo XI, ya levantado el “Puente de los hierros”, pila eterna y bautismal de estas Ponferradas, amanece un primer portento Jacobeo, al calor de las actividades derivadas de los tránsitos de romeros, con las jugosas rentas de servicios, empleos y una notable nube de pícaros, feriantes y otros traficantes de objetos necesarios para el avituallamiento de los piadosos caminantes: sería de alguna manera, el amanecer de unas nuevas y muy modernas normas urbanísticas. Surgieron ciudades creadas por diseño; no crecidas por caprichos ni azares de los tiempos, como venía siendo costumbre y libertad habitual: De alguna manera estaba diseñándose la planificación urbanística. En una gran medida serían los monjes templarios, los sabios y piadosos y guerreadores, los valedores de estas Ponferradas, responsables y regentes desde los finales del siglo XII... Desde aquellos entonces hasta hoy mismo, esta ciudad presume del noble apellido de “Ciudad de los Templarios”. Y tan legendaria como legítima Orden tendría en este Castillo de Ponferrada sus últimos refugios, poderes y poderíos en aquellas medievales Españas... Nace, casi pronto, una burguesía relativamente próspera y especializada entre las distancias de los siglos XIII al XV con muy notables actividades comerciales, artesanías agrícolas y avances en tareas agrícolas y ganaderas. Todo al calor, con frecuencia asfixiante, de las impasibles e imposibles exigencias de nobles advenedizos cortesanos, avaros y arteros por el control del “Rico e poderoso señorío de Ponferrada...” Y así, más y más: ambiciones y conspiraciones enfrentan a nobilísimas estirpes impulsadas sólo por ambiciones de poderíos y dineros infinitos. A no mucho tardar, llegado el siglo XVI, se agotan los pasados esplendores: Los peregrinos jacobeos pierden sus virtudes cardinales; La fe se ve debilitada, en gran medida por los trapicheos milagreros excesivamente frecuentes por los románicos caminos; la esperanza se rompe a la vista de los malos modos, modas y modales de la oronda clase eclesiástica y monacal. Y la caridad es mercancía traficada con dineros y prebendas en demasiados recodos del Camino: Devaluada la fe, agotado el negocio. Quedan hoy muestras bastantes para poder reconstruir, con cierta imaginación, su pasado. Como la Torre del Reloj, que formó parte de la muralla;, la renacentista Basílica de Nuestra Señora de las Encinas, patrona del Bierzo; el Ayuntamiento, barroco de finales del XVII o la 6 VILLAFRANCA Y SU PARADOR iglesia de San Andrés, de la misma época. Y un buen puñado de calles en el casco antiguo que bien vale la pena pasear. Las Médulas Justo a las mismas puertas de Ponferrada sale un desvío, camino del encantador y encantado Lago de Carracedo, nacido de las lágrimas de una especie de sirena llamada Ondina Caricia; una misteriosa sirena mágica y exclusiva de lagos y lagunas: Solía anunciarse en noches de lunas llenas; Pero sólo se asomaba a las gentes que hasta las orillas de las aguas se acercaban con sinceras creencias... Así nacería este mágico Lago de Carracedo: resultó ser milagroso portento de las infinitas lágrimas de Ondina Caricia al ver rechazados sus ardientes amores por el General romano Tito, dominador a la sazón de estos Bierzos: Allí, junto al Lago, están precisamente, “Las Médulas”. Antes de caer en la tentación de atravesar el Bierzo por el mismísimo Camino de Santiago, hacia Villafranca para coronar en el Puerto de Piedrafita, tenga el viajero paciencia y sabiduría; sería pena que dejara atrás y al lado Peñalba y Compludo. En Peñalba hay que ver el conjunto artístico, que es el pueblo entero. Hay que ir al Valle del Silencio y, en él, la Cueva donde San Genadio hacía sus penitencias. En Compludo visitar, al menos, la herrería, una gigantesca fragua de muy remotos orígenes, donde, todavía hoy, se puede adivinar cómo la energía hidráulica es hábilmente aprovechada para mover sus enormes fuelles y mazos: Un martillo pilón con mecanismo de carraca, sirve para cadenciar los tiempos de moldear y templar el metal. Una gran parte de los peregrinos continuaría el camino desde el Hospital de la Reina (fundado por los Reyes Católicos a finales del siglo xv) para hacer alto en Cacabelos, localidad y propiedad que, hace diez siglos, fuera del rey Ordoño II. Fue, también, parada y fonda de peregrinos, al igual que lo es para el actual viajero. Ver, cuando menos, la iglesia parroquial y su ábside románico; Capilla de San Roque, inicialmente levantada en el siglo XV y el neoclásico Santuario de las Angustias. Y, de paso, tal vez, probar alguno de los vinos de las cortas cosechas propios de la localidad, acompañados de algunas tapas que son tan variadas y abundantes como sorprendentes. Sin mayor apercibimiento se encuentra el viajero, casi de sopetón, con un ancho valle y; en él, algún pequeño pueblo de apariencia, casi alpina por su belleza, que al viajero se le antoja artificial. Es Vileda. Las Pallozas En las más temibles crestas de estas “Piedrafitas”, perduran todavía hoy una especie de viviendas, llamadas “Pallozas”. Eran –muestras todavía permanecen– viviendas circulares. Levantadas sobre una especie de zócalo de piedras de granito, por estos terrenos abundosas. Hasta no hace tantos años –solo una media docena de décadas– compartían el recinto familiar la familia por muy prolongada que fuera; al lado, se recogían cada día las bestias, esenciales instrumentos de trabajo... Por siglos padecieron estas vecindades aislamientos infinitos, casi resueltos hoy con carísimos túneles, puentes y otras múltiples y supuestamente, jugosas cirugías y especulaciones... Parador de Villafranca del Bierzo Avda. Calvo Sotelo, 28. 24500 Villafranca del Bierzo (León) Tel.: 987 54 01 75 - Fax: 987 54 00 10 e-mail: villafranca@parador.es Central de Reservas Requena, 3. 28013 Madrid (España) Tel.: 902 54 79 79 - Fax: 902 52 54 32 www.parador.es / e-mail: reservas@parador.es wap.parador.es/wap/ Textos: Miguel García Sánchez Dibujos: Fernando Aznar VILLAFRANCA Y SU PARADOR 7