INVESTIGACIÓN Calidad y educación superior venezolana Prof. Abraham Toro* abrahamtoro@cantv.net Facultad de Ciencias de la Educación. Universidad de Carabobo Prof. Luzmila Marcano** lmarcano@postgrado.uc.edu.ve Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Universidad de Carabobo, Valencia, Edo. Carabobo, Venezuela *Licenciado en Educación, Magíster en Historia de Venezuela. Profesor Titular Facultad de Ciencias de la Educación, Universidad de Carabobo. Jefe de la Cátedra Historia de la Educación. Miembro Comisión Coordinadora Maestría Historia de Venezuela. Director del Centro de Investigaciones y Estudios históricos. Doctorando en Educación. **Profesora Asociada. Universidad de Carabobo. Facultad de Ciencias Económicas y Sociales. Jefe de la Cátedra Métodos de Investigación II. Doctoranda en Educación. La expresión calidad asociada a la educación no es de nueva data, la misma se remonta a los clásicos griegos con la idea impulsada por Platón y Aristóteles. En el detalle de La Escuela de Atenas (1510-1511), uno de los más famosos frescos pintado por Rafael para decorar las estancias del Vaticano, aparecen Platón y Aristóteles, dialogando y sosteniendo cada uno de ellos una de sus obras (El Timeo y la Ética). Resumen La Calidad de la Educación Superior en Venezuela, remite a considerar la multidimensionalidad de la categoría “calidad en educación”, a los cambios económicos que se han gestado en el tiempo histórico del Desarrollismo Capitalista y la actual Globalización, así como a la extraordinaria complejidad y heterogeneidad que caracteriza a ese subsistema educativo y en especial a las universidades nacionales, que adquieren relevancia durante las últimas cuatro décadas como centros propulsores del desarrollo. De igual manera, para la valoración de la calidad desde una perspectiva de corresponsabilidad social, aspectos como relevancia, efectividad, eficacia y eficiencia se tornan medulares como elementos centrales de discusión. Palabras Clave: Calidad, Educación superior, Desarrollo, Corresponsabilidad. QUALITY AND SUPERIOR VENEZUELAN EDUCATION Abstract The Quality in Venezuelan Superior Education obliges to consider the multidimensional “quality in education” category; economic changes that have been developed during the historical Capitalist time and the present Globalization; as well as the extraordinary complexity and heterogeneity that characterizes the educative subsystem, particularly, national universities that have gained relevance during the last four decades, as propulsive development institutions. Likewise, to valuate quality from a social co-responsible perspective aspects like relevance, effectiveness and efficiency, are mainly taken as central elements of discussion. Key Words: Quality. Superior Education. Development. Co-responsibility CALIDAD Y EDUCACIÓN SUPERIOR Abordar el problema de las posibilidades de calidad en la educación superior venezolana, remite necesariamente a la multidimensionalidad de la categoría “calidad en educación”, a los cambios económicos que se han gestado en el tiempo histórico del Desarrollismo Cepalista, al actual proceso planetario de Globalización, así como, a la extraordinaria complejidad y heterogeneidad que caracteriza dicho subsistema educativo, la cual se hace más evidente en las universidades nacionales, que adquieren relevancia determinante a raíz del necesario control y sentido de corresponsabilidad social que el actual Estado venezolano les adjudica. I.- La noción de calidad en educación: un asunto controvertido e inacabado La expresión calidad asociada a la educación no es de nueva data, la misma incluso se remonta a los clásicos griegos con la idea impulsada por Platón y Aristóteles de que la educación debe estar garantizada por los poderes públicos. Sin embargo, la utilización de la calidad total en el ámbito educativo para plantear estudios de la calidad en la educación sólo se da una vez que ha sido instaurada en el campo empresarial. Las inacabables discusiones en torno al tema de la calidad en la educación han terciado fundamentalmente SABERES COMPARTIDOS / Nº 1- OCTUBRE, NOVIEMBRE, DICIEMBRE 2007 43 Universidad Bicentenaria de Aragua. en el plano de la discusión teórica a través de dos contextos emanados del orden empresarial. El primero de ellos, intenta determinar criterios que permitan medir la calidad de los productos resultantes de la acción educativa a los cuales se les ha incorporado como innovación la preocupación por determinar criterios enmarcados en el proceso denominado calidad total, referencia derivada de algunos teóricos japoneses y americanos provenientes de la administración empresarial. El segundo contexto, ha sido definido por el juego entre necesidades y demandas en el que se supone que una educación de calidad es la que satisface las necesidades básicas determinadas social e históricamente. Se parte de entender que la educación es una acción social que enseña y produce transformaciones informacionales en los sujetos que la reciben. Estas transformaciones son asumidas como un aumento cuantitativo y cualitativo de los “saberes” previos de los sujetos, mediante el desarrollo y adquisición de nuevas competencias para resolver problemas. De igual manera, la inacabada discusión sobre la calidad de la educación acuña los conceptos de relevancia, pertinencia y eficiencia. La relevancia se articula con las necesidades sociales y sus cambios, procurando un tipo de educación adecuada para satisfacerla. La pertinencia se apareja con la coherencia de los objetivos y las situaciones de aprendizaje, haciendo énfasis a la adecuación de los niveles evolutivos y culturales de los sujetos educados. La eficiencia es asociada a la racionalidad económica y administrativa, así como al óptimo empleo de los recursos disponibles partiendo de una clara concepción de medios y fines. En los últimos tiempos, esta discusión ha terciado con fuerza sobre todo en los informes de la UNESCO, en los que se incorpora un concepto de calidad de la educación indisolublemente entrelazado a la equidad del sistema educativo. Es decir, a la justa distri- La calidad de la Educación Superior en Venezuela, remite a considerar la multidimensionalidad de la categoría “calidad en educación”, a los cambios económicos que se han gestado en el tiempo histórico del Desarrollismo Capitalista y la actual Globalización. 44 SABERES COMPARTIDOS / Nº 1- OCTUBRE, NOVIEMBRE, DICIEMBRE 2007 bución de las oportunidades educativas, lo que convierte a la calidad de la educación en algo mucho más trascendente y parcelado que una mera cuestión de iniciativa privada. Por ello, recae en el Estado la responsabilidad propia e inalienable de garantizar la equidad desde la perspectiva de una educación para todos con calidad. En los actuales momentos, el término calidad se ha tornado desde una perspectiva discursiva en referencia obligada, se habla de calidad de vida, calidad de las instituciones, calidad del trabajo, entre muchas otras, convirtiéndose en algo cotidiano dentro del imaginario social y una prioridad para las políticas educativas contemporáneas. Sin embargo, como el informe de la UNESCO-OREALC (1994:6) sentencia: “el término “calidad” no es un término fácil de aplicar a la educación, pues su definición depende de quien es el sujeto que efectúa la demanda y desde donde la formula”. Además, los actores sociales interesados en la educación (el Estado, la Iglesia, el sector productivo, los padres, el cuerpo docente, entre otros) tienen expectativas diferentes frente a los resultados de la educación y, en consecuencia, cada uno de ellos entiende el concepto de calidad en función de las distintas demandas que hacen al sistema. Derivados del concepto de calidad y como elementos intrínsecos al mismo han surgido los de evaluación y control, pues, estos forman parte de la calidad cuando entendemos que la misma reordena todo el proceso educativo y toda la práctica pedagógica, convirtiéndose en una estrategia que controla todos los hilos y la fuerza que en ella interactúa, por lo que se ha terminado aceptando como un propósito incuestionable que sin calidad la competitividad se hace imposible en el marco de una sociedad y una economía globalizadas. En la discusión y surgimiento de la categoría “calidad de la educación” se pueden apreciar nítidamente dos momentos históricos, el primero de ellos surgido a partir de mediados de la década del sesenta vinculado a los criterios cepalistas del desarrollo, y el segundo a comienzos de la década de los noventa aparejado a los procesos de la globalización y a la descentralización de los sistemas educativos. El primer momento histórico es vinculado al desarrollo y afianzado en el modelo de la oferta como calidad de los insumos, es decir, que tanto los currícula como las escuelas, los recursos educativos en general y los maestros, ofrecidos por el Estado debían ser de calidad; calidad esta que ligada a las posibilidades y necesidades de la oferta desde el Estado dependía fundamentalmente de las exigencias y regulaciones planteadas por éste en su condición de cliente absoluto de la educación. Sin embargo, las expectativas y/o esperanzas en la educación de los años sesenta, contrasta con sus dramáticos resultados en la década de los setenta caracterizada por enormes gastos en la educación, bajos índices de crecimiento económico, lo que provocó una profunda incertidumbre sobre el poder de la Escuela en la transformación social. Toda esta situación, condujo a partir del año 1974 particularmente en Estados Unidos, con repercusiones inmediatas en casi toda Europa, al surgimiento de las llamadas “Escuelas eficaces” en las que se trataba de identificar los factores que incidían en la eficacia escolar correlacionando las características de las escuelas y sus aulas con los efectos sobre la educación. A dichos estudios le siguieron casi inmediatamente nuevos enfoques destacando entre ellos las aplicaciones de las teorías sobre cultura organizacional al ámbito de las instituciones educativas, constatándose la presencia de la multivariedad de factores, contingentes y aleatorios, que incidían en el rendimiento, lo que llevó a concluir casi de manera radical que el rendimiento de las escuelas no depende de manera absoluta de la En los actuales momentos, el término calidad se ha tornado en referencia obligada, se habla de calidad de vida, calidad de las instituciones, calidad del trabajo, convirtiéndose en algo cotidiano dentro del imaginario social y una prioridad para las políticas educativas contemporáneas. cantidad de dinero que se invierta en educación sino de los factores sociales, el núcleo familiar, la localización geográfica espacial, el entorno y los elementos culturales de la tradición, coincidiendo todos estos estudios de esta primera generación que va de 1960 a 1975 en que el aumento indiscriminado del gasto público dedicado a la educación no garantiza bajo ninguna circunstancia un incremento en el rendimiento escolar, por lo que debía apuntarse a un uso racional de los recursos que permitieran un manejo equilibrado del presupuesto. A partir de este momento, y partiendo del criterio de la exigencia de una redistribución presupuestaria que atendiera de manera prioritaria a los sectores social y culturalmente más deprimidos, y bajo el enfoque de que la diferencia debían pagarla quienes más poseyeran, surge el discurso de la equidad, coincidiendo con el segundo momento histórico de la discusión sobre calidad de la educación ubicado a partir de 1985-1995, cuando gran cantidad de economistas y sociólogos tercian en el análisis de la evaluación de la calidad en la educación, estableciéndose su asiento nuevamente en Europa y los Estados Unidos, con unos ejes de la discusión centrados en los resultados del aprendizaje, a lo que se agrega la categoría de satisfacción de necesidades básicas de aprendizaje y relevancia social. Para este segundo momento histórico, la calidad representa una modificación determinante, evolucionando conceptualmente de la calidad de los insumos a la calidad de los resultados de aprendizaje. Al respecto, coincidiendo plenamente con los planteamientos anteriormente señalados, Martínez Boom (2004) refiere que: En el fondo la preocupación básica por la calidad radica en aumentar la eficacia escolar, lo que no es otra cosa que “hacer rendir más a los estudiantes especialmente a los de bajos ingresos económicos”. Dicho de otra manera, cuando se habla de mejorar la calidad de la educación se está hablando de aumentar la capacidad de las escuelas para producir SABERES COMPARTIDOS / Nº 1- OCTUBRE, NOVIEMBRE, DICIEMBRE 2007 45 Universidad de Los Andes. Se encuentra rodeada de una zona verde en la que los estudiantes acostumbran descansar y estudiar. La estatua de “El Bobo” aprendizajes y servicios competentes, lo cual supone mejorar el rendimiento de los estudiantes para enfrentar un mercado cada vez más exigente. (p 338) Como elemento relevante relacionado con esta importante discusión sobre el problema de la calidad en la educación, podemos apuntar que se ha convertido en un tema prioritario asociado a la producción del aprendizaje como nuevo paradigma en educación, hasta el extremo de que las actuales reformas y evaluación educativas orientadas por la calidad mantienen un lazo indisoluble entre calidad y equidad, entendiéndose esta última como aumento de la eficacia. Tal como hemos observado, la discusión sobre el problema de la calidad en educación no es nada nuevo, la misma se encuentra presente en la gran mayoría de los análisis históricos sobre el problema educativo a nivel mundial, latinoamericano y especialmente venezolano, destacando en este último algunos autores como el sociólogo e investigador de la educación Orlando Albornoz para quien las décadas de los 60 y 70 fueron mera ilusión en relación a la educación y el desarrollo, prevaleciendo la creencia de que la clave de este último estaba en la formación de los recursos humanos, en especial se argumentaba que la educación superior era “esencial” 46 Edificio de Física y Electrónica. Universidad Simón Bolívar. independientemente de que la sociedad pudiera ser atrasada, social, económica y políticamente, ya que era posible a través de la escuela mejorar las posibilidades del desarrollo. Para el referido autor, en la década de los 80 los análisis permiten observar en América Latina la enorme frustración que produce la expansión de la educación como mecanismo de logro de un desarrollo autónomo de los países, se realizan fuertes cuestionamientos a la tesis desarrollista y se enfoca el abordaje de la problemática educativa con criterios políticos o ideológicos más que desde una perspectiva dirigida a los problemas técnicos o pedagógicos. Sentencia de igual manera, refiriéndose al problema de la calidad educativa en Venezuela, que en el sector privado se labora con alta eficiencia y alta excelencia, mientras que en el sector público esto ocurre de manera irregular; al respecto Albornoz (1987), afirma que: (...) lo público y lo privado constituyen el eje divisorio del concepto de calidad, en la sociedad venezolana, en un diagrama tal que a los sectores privados de la sociedad corresponden los niveles más altos de calidad, social o individual, institucional y personal (p 121). Otro importante investigador de la educación venezolana como lo es SABERES COMPARTIDOS / Nº 1- OCTUBRE, NOVIEMBRE, DICIEMBRE 2007 Roberto Donoso Torres (1999), nos dice en relación al problema de la calidad de la educación que ésta: (...) más que aludir a una realidad específica y definida se transforma en un grito de guerra en una fuerza movilizadora, capaz de impulsar a los profesores a una justa demanda por mejores salarios o por la reforma del currículum; o bien a los padres y representantes, y, en general, a los contribuyentes que quieren conseguir resultados tangibles para sus hijos, pero con menores costos (...); o tal vez a los estudiantes que piden mayor satisfacción y pertinencia para los contenidos de enseñanza (p 114). Cabe destacar como asunto de vital importancia relacionado con el problema de la calidad en educación, la fructífera producción teórica que involucra aspectos filosóficos de la educación como estrategia gerencial vinculada a la transformación, y, por ende, a la calidad. En esta dirección es importante destacar que la filosofía de la calidad aporta al mundo educativo una terminología diferente y una concepción de la escuela como empresa, cuyas implicaciones convierten la calidad en una estrategia de superación para mejorar la competitividad y el desempeño en general. Desde las empresas se han trasladado algunas teorías y modelos de calidad hacia la educación que pudieran estar insuficientemente desarrollados y valorados, han recibido fuertes cuestionamientos en algunos casos por considerárseles traspolaciones forzadas, o propuestas que se reducen a utilizar el sentido común a través de la mejora continua, la autoevaluación, la atención al cliente, etc.; o bien por haber sido aplicados como meros instrumentos de gestión para directivos, este último caso lo constituye el modelo EFQM (European Foundation for Quality Management) y el Modelo Europeo de Gestión Empresarial. Sin embargo, se han dado experiencias asertivas en diversos continentes cuyos logros reconocen los planteamientos de la filosofía para una gestión de calidad propuesta por E. Deming, así como las importantes contribuciones de Josephn Juran, Kauro Ishikawa, A. Feigenbaum, Jamen Harrinton, Philop Crosby, entre otros investigadores que han diseñado estrategias, pasos o actividades para el mejoramiento de la calidad en las organizaciones. El Estadounidense E. Deming es uno de los representantes de la escuela de gerencia de calidad de mayor trascendencia que logra la aceptación de esas ideas en Japón, a partir de las cuales, trascienden a otros continentes, generándose ampliamente, desde la década de los ochenta, importantes programas de cambio, reflexiones y múltiples aplicaciones que permiten entender tanto las dificultades para llegar a acuerdos unificadores acerca de la calidad en educación, como la relevancia de la filosofía de calidad en tanto alternativa para la transformación escolar. El concepto calidad de la educación es abarcante y multidimensional, permitiendo su aplicación en cualquier instancia del campo educativo; así se habla de calidad del docente, calidad de los aprendizajes, calidad de la infraestructura, calidad en relación a ciertos estándares, adecuación a un proceso, efectividad en el logro de las metas institucionales, entre otras acepciones que pueden tomarse en los análisis como elementos nucleares. Sin embargo, puede considerarse que la traspolación de la teoría de calidad total al ámbito educativo con las ideas de servicio al cliente, aumento de productividad, cuotas de mercado, entre otra terminología económica, se da a partir de los años 60 en la sociedad norteamericana, relacionándola con la implantación de sistemas de producción empresarial, creciente competencia e internacionalización del comercio, elementos de los cuales emergen retos, que permiten considerar al sistema educativo en términos pesimistas para satisfacer el mercado. Al respecto, Cano (1998) al caracterizar este periodo confirma que: de variables, sino que se hipotetizan redes de interrelaciones entre factores, dando lugar a un particular sistema de funcionamiento escolar” (Cano, ob. cit: 23) Sobre todo a principios de la década de los noventa se llega a los sistemas de indicadores como un nuevo modo de establecer una teoría implícita acerca de la eficacia escolar, manteniendo esta práctica su vigencia como mecanismo de control y evaluación en lo que va del siglo XXI cuando presenciamos un mundo globalizado, donde la educación adquiere una dimensión estratégica ligada a las exigencias del Desde este momento se elaboran informes nacionales sobre el estado del sistema educativo claramente pesimista acerca de la posibilidad de la escuela de comparar los efectos de procedencia social y los déficit lingüísticos y culturales de los sujetos, provocando un cambio cualitativo en su conducta y “condición social”, de modo que el rendimiento de cuentas también llegó al ámbito educativo, generándose el movimiento de escuelas eficaces. (p 19). En los años 60 y 70, prevalece la idea que en la Escuela se denota un porcentaje muy pequeño del rendimiento académico, y como ya mencionamos se inicia una etapa en la investigación educativa para identificar los factores determinantes para que un centro educativo tenga éxito. Es a partir de los ochenta cuando los estudios en el campo educativo avanzan hacia la identificación de las dimensiones que caracterizan las escuelas eficaces, comienzan a aparecer listados de rasgos, variables y patrones de funcionamiento escolar propios de estas escuelas y se elaboran modelos teóricos globales para posibles aplicaciones. En esta última década “la escuela eficaz no se define ya por un conjunto Cuando se habla de mejorar la calidad de la educación se está hablando de aumentar la capacidad de las escuelas para producir aprendizajes y servicios competentes. Universidad Nacional Experimental de Los Llanos. desarrollo tecnológico, al auge de los medios de comunicación, a la creciente producción de información y al capital humano, más que a la capacitación de la fuerza de trabajo. Entre las propuestas más recientes y relevantes que intentan constatar la eficacia de las escuelas, se distinguen las de Scheerens y Creeners (1989) que sugieren el desarrollo de un modelo de eficacia educativa que incluye el alumno, la clase, la escuela y el contexto. De igual importancia resultan también Stringfield y Slavin (1992), Teddlie y Springfield (1993), Scheerens (1992), y Creemers (1991 y SABERES COMPARTIDOS / Nº 1- OCTUBRE, NOVIEMBRE, DICIEMBRE 2007 47 1994), éste último, elabora un modelo comprensivo de eficiencia educativa distinguiendo los niveles de contexto (sistema educativo y sociedad), escuela y aula con descripciones de sus respectivos componentes o características de la calidad. Otros destacados trabajos son los de Hedges, Jaime y Greewald (1994) y el de MacBeath et al (1992). Entre las principales críticas al movimiento de las escuelas eficaces trasciende el hecho de no haber tenido el éxito esperado en la transformación de la escuela. Para Cano (ob. cit.), el fracaso probablemente se debe a: Problemas relativos a la naturaleza de los estudios realizados y a la aplicación de los resultados a la práctica escolar, han ocasionado que esta línea de trabajo poco a poco haya sido considerada como ineficaz para potenciar el cambio de la escuela. Probablemente la causa fundamental que ha determinado el fracaso de este momento ha sido su reduccionismo teórico, dado que la mayoría de los estudios tratan de buscar soluciones simples a problemas de naturaleza bastante compleja. (pp. 35-36) Derivados del concepto de calidad, han surgido las nociones de evaluación y control, que forman parte de la calidad cuando entendemos que la misma reordena todo el proceso educativo y toda la práctica pedagógica, convirtiéndose en una estrategia que controla todos los hilos y la fuerza que en ella interactúa. 48 Sede del rectorado de la Universidad del Zulia. A pesar de la importancia del movimiento de las escuelas eficaces y la extensión de la escolarización que se gesta a partir del 60, el verdadero inicio de los estudios de calidad de la educación se ha vinculado a la presión de elementos económicos como las restricciones de recursos y la maximización de la rentabilidad de los ingresos estatales, que tienden a ser cada vez más escasos. Hay que destacar la existencia de numerosas obras que intentan justificar el interés por la calidad, tratando de cubrir la multiplicidad de sus posibles motivos; en la importante revisión de Cano (1998) se resumen dos propuestas significativas, en primera instancia las conclusiones de la obra de la OCDE acerca de la calidad de la enseñanza (1991), donde se mencionan como razones de interés: las reacciones a una era de desarrollo, reformas del proceso y no simplemente de las estructuras educativas, y las demandas económicas y sociales. En segundo lugar, los planteamientos de Papadopoulos (1990), quien considera la calidad como una prioridad debido a los efectos de la segunda guerra mundial, la diversificación de enseñanzas, que ha aumentado las diferencias sociales; la politización del debate sobre la edu- SABERES COMPARTIDOS / Nº 1- OCTUBRE, NOVIEMBRE, DICIEMBRE 2007 cación a causa de la limitación de los recursos económicos; las exigencias de los diferentes grupos sociales que demandan diferente tipo de educación bajo múltiples criterios; el desarrollo de la economía que reclama una mayor preparación profesional; y la existencia de un movimiento que pide un mayor control social y del gasto en educación. De alguna manera, todos esos motivos contribuyeron a que se ampliara la evaluación de la calidad de los sistemas y los centros educativos. En otros análisis se han elaborado definiciones centradas en el profesorado, el currículo, el alumnado y el proceso de enseñanza aprendizaje, la organización escolar y los recursos, considerados todos ellos, elementos esenciales en la calidad educativa, tal es el caso de la obra de Rey y Santamaría (2000), quienes intentan desentrañar el significado de la calidad y sentar las bases para lograr un amplio acuerdo sobre el camino de la calidad de la enseñanza que es uno de los temas centrales del debate educativo. Estos autores, adaptan la filosofía de calidad de E. Deming, para quien lo determinante es la cooperación del trabajador con su empresa para la mejora continua con miras a la satisfacción del cliente. La calidad es un concepto global que en castellano se identifica con calidad total, en el sentido en que relaciona todo el proceso de producción: la planificación, los medios utilizados, la organización y los resultados obtenidos. En palabras de Rey y Santa María (2000), abarca: Las relaciones entre las personas y la consideración que tengamos hacia ellas, los criterios éticos que se utilicen o la importancia que se dé a los procesos, condicionarán los resultados y, por tanto, hay que tener en cuenta todo el sistema desde que se diseña el producto hasta que se ofrece, sin olvidar que en la empresa moderna no sólo importan los resultados obtenidos, sino también la ética de los procedimientos utilizados (pp. 15-16) Estos elementos, al articularse con los criterios de E. Deming para una gestión de calidad, son reelaborados con aplicación al ámbito educativo, destacando los referidos autores como fundamentales los siguientes: oDefinir el servicio educativo que se quiere prestar y planificar su futuro. oAsumir la filosofía de la calidad como un compromiso de toda la comunidad escolar. oInstituir un liderazgo basado en la confianza y el compromiso. oFomentar el gusto por el trabajo bien hecho, en lugar de la inspección y el control. oConsiderar a los proveedores como aliados. oBuscar las áreas de mejora continua entre todos los trabajadores. oFormar a los trabajadores en función del diseño educativo del centro. oSustituir el miedo por la creatividad. oEstablecer un sistema basado en la colaboración, que rompa las barreras de incomunicación y coordine las estructuras (horizontales y verticales) y servicios del centro. oEvitar todo tipo de discriminación o sistema individual de premios. Trompetilla para sordos. Universidad Metropolitana. Universidad Simón Bolívar. oEliminar las metas u objetivos cuantitativos imprecisos. oIncrementar el patrimonio cultural del centro y crear un clima de trabajo agradable. El diseño educativo visto así como un contrato de calidad, vincula a toda la comunidad escolar: profesores, alumnos, familia y comunidad, a través de una gestión participativa de cada una de las partes. Asumirlo, implica tal como lo manifiesta la esencia de la teoría de Deming, la estimulación de la confianza en el trabajador hasta integrarlo e implicarlo en el sistema. Las reflexiones sobre el problema de la calidad como un asunto controversial e inacabado, nos lleva irremisiblemente a entender que la calidad, no sólo en el ámbito educativo en particular, sino en todos los aspectos cotidianos del ser humano, es un elemento constitutivo de su propia esencia como ser racional, pues es imposible concebir una actividad, por insignificante que parezca en la que no se procure la calidad. Por ello, aunque controvertida su definición por la presencia de elementos ideológicos y políticos; creemos que al ser inacabado como concepto y como práctica objetiva, su presencia, en el campo educativo privilegiando la condición humana, es determinante. De igual manera, refieren los precitados autores los pasos que debe seguir un centro docente para convertirse en un sistema e incorporarse a una gestión de calidad; son: diseñar con claridad el servicio educativo que se desea prestar; establecer la organización adecuada en consonancia con el servicio que hemos diseñado; y realizar una gestión de calidad. El diseño del producto del planteamiento de calidad de E. Deming es interpretado como el proyecto educativo. Al respecto los investigadores acotan que: Diseñar el centro, por tanto, constituye una buena ocasión para reflexionar entre todos sobre la educación de un modo global, hasta conseguir definir un modelo de centro y el compromiso que vamos a adquirir para llevarlo a cabo. Por eso, antes que nada, el diseño constituye un esfuerzo por hacer del centro un sistema coherente donde definición, procesos, relaciones y compromisos interactúan constantemente. (p 73) En esta interesante propuesta, la estabilidad del centro dependerá de que el diseño esté comprendido y asumido por las familias y su continuidad depende del profesorado, quienes deben participar profesionalmente en su elaboración y realización para que el diseño sea asumido como compromiso. II. El problema de la calidad y la evaluación en la educación superior venezolana Luego de la revisión de algunos elementos históricos y filosóficos, relacionados con el problema de la calidad en educación, y, particularmente, sobre la multidimensionalidad de la construcción, aplicación e implicaciones de dicho término; abordar SABERES COMPARTIDOS / Nº 1- OCTUBRE, NOVIEMBRE, DICIEMBRE 2007 49 La educación es una acción social que enseña y produce transformaciones informacionales en los sujetos que la reciben. Universidad de Los Andes. sus posibilidades exitosas en nuestra educación superior implica necesariamente desde nuestra perspectiva, asomarse tal vez de manera rasante, a la compleja estructura organizativojerárquicofuncional como ha sido conformado el subsistema de la educación superior venezolana, constituido para el año 2000 por 41 universidades, 88 institutos universitarios y 15 colegios universitarios (OPSU:2000). En el caso de las universidades nacionales, estas han sido instituciones permeadas y estructuradas a partir de la década del sesenta, por el mismo orden partidista burocrático que ha constituido a la sociedad venezolana en esta etapa democrática representativa, convirtiéndose de esta manera en la continuidad del orden político social que caracterizaba al país. Entender esta lógica sobre la que ha sido conformada la universidad nacional venezolana, remite necesariamente a precisar los entrabamientos de su propia dinámica, que han impedido la puesta en práctica de la necesaria calidad, requerida no sólo por casi todo el colectivo que la conforma sino por el país en general; el cual, en una nueva coyuntura política, como la que vive desde el año 1999, apunta a la confor- 50 mación de una sociedad democrática y participativa en la que sus ciudadanos y ciudadanas reclaman el pleno derecho a conocer el funcionamiento de un servicio entendido como público, en el que la evaluación educativa, se aprecia como un proceso que ayuda a la institución universitaria a alcanzar el nivel de calidad establecido en las obligaciones contraídas por la institución con la sociedad o con el estado como representante de esta. En este sentido, la evaluación de la educación superior se torna obligato- La universidad nacional venezolana, producto de la democracia representativa conquistada a partir de las luchas políticas de 1958, fue estructurando a su interior una compleja red jerárquica piramidal, una racionalidad burocrática clientelar, una ética de obediencia a la jerarquía, una noción de sujeto como funcionario activista o cliente. Relativity, 1953, dibujo de Maurits Cornelis Escher. SABERES COMPARTIDOS / Nº 1- OCTUBRE, NOVIEMBRE, DICIEMBRE 2007 ria, aunque no debe percibirse como punitiva al descansar constitucionalmente en el reconocimiento y cumplimiento de las responsabilidades contraídas y compartidas entre universidades y Estado. La universidad nacional venezolana, producto de la democracia representativa conquistada a partir de las luchas políticas de 1958, fue estructurando a su interior una compleja red jerárquica piramidal, una racionalidad burocrática clientelar, una ética de obediencia a la jerarquía, una noción de sujeto como funcionario activista o cliente y un discurso político ad hoc. La universidad que hemos tenido, es la derivada de la institución partidista de los cogollos del bipartidismo cuyas autoridades tradicionalmente impuestas por estos, distribuyen a discreción la administración y el presupuesto universitario en un proceso burocrático clientelar de naturaleza similar a la que se generaba en el resto de la sociedad. En nuestras universidades nacionales, ha sido privilegiada de manera marcada la cultura político partidista, tornándola mucho más importante que las actividades académicas. Por ello, sólo el activismo político es el que conduce a los cargos de autoridad y no la necesaria actividad académica, lo que ha determinado el desarrollo de una tendencia burocrática hacia la centralización y concentración piramidal del poder, produciéndose una clara separación entre la base y la superestructura organizacional en desmedro de planes concretos de desarrollo y acciones para mejorar la eficiencia de las instituciones; tejiéndose igualmente una excesiva y larga línea de mando llamada también cadena de mando. Su planificación, al no ser estratégica sino dependiente de una línea de gerencia que atiende lo estrictamente normativo, se torna inflexible, no pudiendo cambiar según las necesidades que se van presentando en lo cotidiano. La cadena de mando, expresa una total desconfianza en la base, en los directivos medios y de líneas, descalificando, Fachada de la antigua sede de la Facultad de Derecho de la Universidad de Carabobo. deshumanizando y poniendo en duda la gestión principal, de esta manera se aprecia un poder coercitivo entre sus miembros, situación que diluye una práctica educativa de calidad. Todos estos elementos como ya hemos reiterado impiden la puesta en práctica de la esperada calidad en la educación superior venezolana. Sin embargo, las emergentes necesidades del mercado; los cambios sociales y políticos del país; el necesario compromiso de las instituciones educativas con su entorno y con la sociedad en general; las posibilidades que otorga el surgimiento de nuevos paradigmas, la creciente preocupación por la evaluación institucional, la necesidad de sistemas de acreditación que den fe pública de su calidad, y la sensibilización de sus propios académicos y administradores por optimizar los recursos y mejorar la calidad del servicio que prestan a la comunidad, apuntan a una nueva estructura organizativo académica basada en la calidad, humanizada, descentralizada e integrada, eficaz, eficiente y efectiva socialmente. Bajo esos principios, creemos que la calidad en la educación superior dejaría de ser una utopía para convertirse en una realidad concreta, lográndose de esta manera, tal como lo propone Méndez Quintero(1993), desarrollar una universidad efectiva socialmente, que a través de sus profe- Universidad Católica Andrés Bello. Universidad Bicentenaria de Aragua. sionales y especialistas, la producción científico-cultural y la acción directa de los miembros de la institución, permitan atender las necesidades y aspiraciones de los venezolanos y de nuestra realidad; desarrollar una universidad eficiente donde se inviertan racionalmente y a tiempo los recursos humanos y materiales necesarios para alcanzar los objetivos de la institución; lograr la calidad tanto en los procesos como en los productos académicos; y alcanzar la productividad académica entendida como la relación entre la eficiencia y la eficacia de las instituciones. Entendemos que bajo esta perspectiva, la pedagogía fundamentada sobre las bases de una relación de exigencia y de calidad no sólo se impondrá en las relaciones entre docentes y estudiantes, entre investigadores y la comunidad en general, sino también en las relaciones con el poder, entre gobernantes y gobernados. Esta visión de la calidad, apunta al desarrollo completo de los individuos en sus relaciones con la sociedad, el mundo y la vida. La transformación acompañada de una necesaria calidad en las instituciones universitarias nacionales, requiere el acompañamiento de una gerencia académica entendida desde el punto de vista epistemológico como aquella que tiene por objeto explicar, comprender y transformar la organización educativa mediante la conducción racional, científica, humana, eficaz, eficiente y efectiva de la misma. De igual manera, consideramos la posibilidad de la calidad de la enseñanza superior si partimos de una perspectiva sociológica como la caracteriza Medina Rivillay y Domínguez Garrillo (1993), cuando expresan que una enseñanza de calidad se debe caracterizar por: oEl logro de objetivos de solidaridad, autonomía y seguridad en los alumnos. oLa capacitación colaborativa de los profesores. oEl énfasis en los procesos y su SABERES COMPARTIDOS / Nº 1- OCTUBRE, NOVIEMBRE, DICIEMBRE 2007 51 valoración (feedback), más que en los resultados. oLa consideración de la enseñanza, por políticos y demás agentes sociales, como una actividad esencial en la sociedad, que debe ser óptimamente atendida. ( p 94) Esta calidad académica, que es un reto permanente de las instituciones de educación superior y que debe ir aparejada a la transformación de las mismas, ha sido recogida por la UNESCO-IESALC (2003: 12), al destacar que ésta debe responder en lo esencial a: oEl desarrollo sustentable del país y su inserción creativa en un mundo que se transforma vertiginosamente; oLa creación científica, tecnológica y humanística; oLa formación integral de personas y profesionales capaces de pensar y actuar críticamente, valorando social y éticamente sus propias acciones; oLa consolidación de una cultura político democrática y el fortalecimiento del ejercicio de la ciudadanía; - La revitalización del pensamiento crítico e innovador; - La recuperación crítica de nuestra memoria colectiva y el análisis y comprensión del presente; - La valoración del patrimonio cultural en sus diversas expresiones y en sus dimensiones tanto nacionales como universales; - Los procesos de integración latinoamericana y caribeña, referidos a los ámbitos científicos, tecnológicos, humanísticos, culturales y educativos. Con el logro de una verdadera transformación que recoja cada uno de estos elementos planteados, marcharíamos en Venezuela a una educación superior basada en la calidad. Calidad que debe recaer como elemento central, para el logro de estos cambios, en la configuración de valores en las personas que conforman el referido sistema, orientados a la preparación de sujetos competitivos y a un desarrollo social de corresponsabilidad, 52 en la lógica del direccionamiento que guiados por una verdadera articupermita la equidad como mecanismo lación de docencia, investigación, de combate contra todas las formas extensión y gestión administrativa, de exclusión; la pertinencia social, en la que la producción de saberes, el ejercicio del pensamiento crítico, signados por un preclaro comprola formación integral, la autonomía miso ético y de corresponsabilidad ejercida en el marco jurídico del país, social conduzca a una universidad en la articulación de instituciones y pro- la que lo medular, sea la tolerancia, la gramas que la conforman y la coopera- inclusión, la solidaridad, el respeto a ción internacional. la multiculturalidad, al género y a la Dada, como ya hemos mencio- multidiversidad. n nado, la inmensa complejidad del REFERENCIAS subsistema de educación superior, Albornoz, O. (1987). La educación lo que imposibilita la puesta en práctica de la calidad como elemento sus- bajo el signo de la crisis. Mérida, Venetantivo de la misma, creemos que al zuela: Editoriales del rectorado, ULA. Cano García, E. (1998). Evaluación establecerse un sistema basado en la de la calidad educativa. Madrid, España: colaboración, que integre las estrucEditorial Muralla, S.A. turas horizontales y verticales, en el que el compromiso de la calidad sea asumido por toda la comunidad escolar guiado desde un liderazgo centrado en la confianza, la colaboración y la creatividad antes que por la coercitiva inspección y el control, además de privilegiar la meritocracia por encima de la burocracia y el clientelismo partidista, definir una preclara visión y misión institucional, alejada de la retórica discursiva y comprometida con los objetivos de calidad y corresponsabilidad social; unido a dimensiones que permitan visualizar bajo Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado. el prisma de criterios de Creemers, B.P.M.; Scheerens, J. evaluación componentes que reflejen (1989). Developments in school effectivesu calidad como la relevancia, la efecness research. 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Calidad, Proenmarque en parámetros de evaluación y autoevaluación permanente, ductividad, Competitividad (La salida de SABERES COMPARTIDOS / Nº 1- OCTUBRE, NOVIEMBRE, DICIEMBRE 2007 La calidad académica supone la valoración del patrimonio cultural en sus diversas expresiones y en sus dimensiones tanto nacionales como universales. La Casa de las Ventanas de Hierro. Coro, estado Falcón. (Foto de josé antonio Rosales) la Crisis). Madrid, España: Díaz Santos. Donoso T., R. (s/f). Mito y Educación. El impacto de la globalización en la educación en Latinoamérica. Buenos Aires, Argentina: Espacio Editorial. Gómez B., H. (1999). Educación la agenda del siglo XXI. Hacia un desarrollo humano. Colombia: Editores Tercer Mundo. Mac Beath, J. et al. (1995). Effective School Leadership in time of change: Emerging themes and Issues. Comunicación presentada en el American Educational Research Association Annual Meeting. San Francisco, California, abril, 1995. Martínez Boom, A. (2004). 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