En busca del tiempo perdido slow travel EN EL PAÍS DE LOS Cuentos de Hadas ¿Se imaginan dormir algún día en el castillo de la Bella Durmiente? ¿Y seguir los pasos del flautista de Hamelin? ¿Por qué no adentrarse en el bosque de Caperucita Roja? ¿Creen que se trata de un cuento de hadas? Pues, efectivamente, así es. En Alemania, existe la llamada “Ruta de los Cuentos de Hadas” que sigue los pasos de la obra de los hermanos Grimm, un itinerario que va en busca de los lugares reales que sirvieron de inspiración y base de los cuentos infantiles más famosos del mundo. ¿Se la van a perder? Fernando Garcés Antropólogo E DÓNDE ESTAMOS: Alemania Centroeuropa n diciembre de 1812 Wilhem y Jacob Grimm publicaron Cuentos para la infancia y el hogar, la primera versión de los conocidos cuentos que tanta fama darían a estos dos hermanos. Desde entonces personajes como Caperucita, Blancanieves, los cuatro músicos de Bremen, Rapunzel... forman parte del imaginario cultural de todos los europeos y de gran número de habitantes del Planeta. Y han influido tanto en la cultura universal, y en nuestra tradición, que forman parte de lo que la Unesco ha denominado la “Memoria del Mundo”. Pero más allá de leerlos, y recordarlos en nuestras casas y bibliotecas, tal vez la mejor forma de descubrir qué se esconde tras ellos sea adentrándose en una extraordinaria ruta turística que Turismo de Alemania ha preparado y que recorre los escenarios donde vivieron los Grimm y donde, según la tradición, sucedieron sus célebres cuentos. Un intrincado viaje de cerca de seiscientos kilómetros en los que la imaginación y la historia se enmarañan, como en un frondoso árbol de profundas raíces, ancho tronco y extensas ramas rebosantes de frutos… Existen dos maneras de empezar esta ruta. Bien por el aeropuerto de Fráncfurt, en el sur, o bien por Hamburgo, en el norte. En el primer caso, el itinerario arranca en la ciudad de Hanau, donde a finales del siglo XVIII nacieron los Grimm (1785 Jacob, 1786 Wilhem), y el final en Bremen, escenario de uno de sus cuentos más conocidos, el de los cuatro populares músicos. En el segundo caso, se inicia en esta ciudad septentrional alemana y acaba en la ciudad de los Grimm. Nosotros recomendamos esta última opción, la que hemos seguido en las páginas posteriores. El modo de transporte habitual para recorrer este territorio es el coche pero, lógicamente, también existe la posibilidad de la motocicleta, la bicicleta o el autostop, e incluso el transporte público, aunque no se sigue expresamente ningún trazado de línea de ferrocarril o autobús. En todos los casos, la infraestructura turística está bien organizada para ayudar al viajero. La ruta serpentea pueblos de ensueño, tranquilos ríos, frondosos bosques, antiguos castillos y fabulosos jardines, además de reclamos como calles comerciales, museos, balnearios, festivales y deportes. Rutas del Mundo 65 © Turismo de Alemania En busca del tiempo perdido slow travel Entre el mar del Norte y el río Weser Hasta que aparecieron las nuevas tecnologías y los aviones, la prosperidad solía llegar a través del mar y los ríos. Este fue el caso del mar del Norte y el río Weser, que permitieron que un puerto costero a orillas de este río, llamado Bremen, se uniera al resto del mundo y soñara con ser libre. A causa de ello cuatro músicos muy peculiares: un burro, un perro, un gato y un gallo, llegaron a esta ciudad en busca de este ansiado bienestar. Hoy, una escultura de bronce que recuerda a estos cuatro animales protagoniza el primer ritual del viajero al llegar a Bremen: se trata de coger las piernas del burro y formular un deseo. Alrededor suyo, se extiende un espléndido barrio gótico, en parte reconstruido por los daños sufridos durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Por ello es imposible irse de Bremen sin visitar su antiguo barrio de Schnoor y la vanguardista calle Böttcherstrade. Ambas zonas reúnen sorprendentes tiendas, restaurantes y museos. Sin olvidar la bodega del Ayuntamiento, que cuenta con más de seis siglos y presume de reunir la mayor colección de vinos alemanes. No menos tentadora es la ribera del río Weser, plagada de terrazas y tiendas de antigüedades. Precisamente, el río Weser es la vía natural que lleva a la siguiente parada: un lugar realmente peculiar porque pocas –o ninguna ciudad– pueden tener 66 Rutas del Mundo Bremen fue un próspero puerto del mar de Norte, al que llegaron cuatro animales en busca de libertad y bienestar. como reclamo turístico sus ratas… Efectivamente, solo Hamelin se puede permitir el lujo de estampar en sus calles figuras de estos malditos roedores, o de vender un licor llamado Rattenkiller (“mata ratas”) y un plato, el Rattenschwänze, que consiste en “colas” de carne con puré de patatas en forma de ratas (los ojos son dos granos de pimienta). No obstante, en la actualidad, quienes realmente siguen al conocido flautista no son las ratas ni los niños sino los visitantes que se acercan a Hamelin atraídos por su fama. Todos sus pasos conducen al Museo del flautista, alojado en una antigua casa construida en el llamado “Renacimiento del Weser”, el peculiar estilo arquitectónico de esta región alemana que creció en los siglos XV y XVI. Tanto en Bremen como en Hamelin, se pueden hacer diferentes actividades, incluyendo viajes por el río. Además, desde Hamelin sale una bucólica ruta en bicicleta que, en alemán, recibe el nombre de BahnRadRoute Hellweg-Weser. Sobre estas líneas, Hamelin, donde cada año se recuerda la historia del flautista que acabó con la plaga de ratas que sufrió la ciudad en el siglo XIII. A la derecha, homenaje en Bremen a los cuatro peculiares músicos que protagonizan el cuento que ha hecho universal esta antigua ciudad hanseática. La desconocida historia de los Grimm Jacob Ludwig Karl Grimm (1785-1863) y Wilhelm Karl Grimm (17861859) nacieron en Hanau, cerca de Fráncfurt, y vivieron juntos en diferentes ciudades alemanas, principalmente en Kassel y Berlín. Incluso después de que Wilhelm se casase, en 1825, y tuviese hijos, Jacob residió en la misma casa del matrimonio, hasta su muerte. Y así fue que también trabajaron tantos años juntos. Sin embargo, ambos hermanos no solo contribuyeron a dar fama mundial a los cuentos de hadas de la tradición germana. También se debe a ellos la publicación de los primeros volúmenes del Deutsches Wörterbuch (Diccionario Alemán), una obra que incluye etimologías y análisis de cada término. Escribieron asimismo una influyente Gramática alemana que los consagró como los fundadores de la filología germana, además de un tratado sobre la mitología alemana que inspiró las óperas de Richard Wagner y otros artistas. Y por si esto fuera poco, también escribieron una historia del Derecho. Y colaboraron en la redacción alemana del texto de los Derechos Humanos, e inclusoJacob Grimm llegó a diputado del primer parlamento alemán. La obra de los Grimm –que hablaban unos doce idiomas– es por tanto realmente inmensa, más allá de los cuentos de hadas. Tanto que Jacob Grimm llegó a editar una selección comentada de romances españoles titulada Silva de romances viejos. Rutas del Mundo 67 © Deutsche Märchenstrasse En busca del tiempo perdido slow travel El trasfondo histórico de los dos cuentos que centran el principio de esta ruta en Hamelin y Bremen se remonta a la Edad Media, una época de gran mortandad infantil y en la que muchos jóvenes debían emigrar o perecían por el hambre y la guerra. Todas esas amenazas se podrían personificar en la figura de los niños que desaparecieron de la villa tras un misterioso flautista que surgió en Hamelin en torno al año 1284. Un siglo más tarde, y a causa de una epidemia de peste, la leyenda se enriqueció con el episodio de la invasión de ratas con la que da comienza el cuento de los Grimm. Estos tiempos difíciles contrastaron también con el inicio del comercio en el norte de Alemania y la creación de la Liga Hanseática, una unión de ciudades-Estado que favoreció un periodo de riqueza en algunos puertos del mar del Norte y del Báltico. Lugares como Hamelin, y sobre todo Bremen, el escenario del cuento de los animales músicos que logran 68 Rutas del Mundo Pocas ciudades (o ninguna), como Hamelin, pueden permitirse el lujo de ser reconocidas en el mundo por sus malditos roedores. huir de una muerte segura trabajando en equipo, son un buen ejemplo. La fama de Bremen como lugar próspero fue tal que, en 1719, cuando Daniel Defoe publicó Robinson Crusoe, hizo que su protagonista fuera el hijo de un marinero de Bremen. Alrededor de bosques y castillos Además de puertos y ciudades de linda arquitectura medieval (o renacentista en algunos casos), el otro gran paisaje tradicional de los cuentos de hadas de los Grimm fue el bosque. El frondoso hayedo que rodea las ciudades de Trendelburg y Sababurg (declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco debido a su belleza y antigüedad), por ejemplo, es reconocido también como espacio de leyendas que tanto han influenciado en la cultura y la literatura europeas. Un incomparable marco para algunos de los cuentos más populares de la obra de los Grimm, como el de la alta torre del hotel Trendelburg que sirve de escenario para la historia En muchas de las ciudades de la ruta numerosas actuaciones teatrales recuerdan en sus escenarios verídicos los cuentos de los Grimm. de Rapunzel. Y así es como desde su ventana siempre cuelga una cola rubia de 10 metros, que recuerda la cabellera de la heroína encerrada en una atalaya por una bruja que le quiere mal. También se encuentra Sir Dietrich, un guía vestido con armadura, que recibe a los visitantes y les cuenta que esta torre nunca ha sido conquistada en sus siete siglos de historia. Por su parte, en Sababurg se conservan las ruinas del castillo de Dornröschen, tradicional residencia de la Bella Durmiente y el Príncipe Azul. Es el recuerdo de los numerosos reinos y principados de ensueño que crecieron en Alemania al amparo del Sacro Imperio Germánico y que permitían que casi todas las comarcas de Alemania construyeran sus propio Estado. En tiempos del Barroco llegó a haber unos 600 principados con su familia real y su corte. Una pareja de jóvenes convenientemente disfrazados relatan a los clientes del hotel su entrañable historia de amor. La ruta incluye un nutrido conjunto de actuaciones teatrales que recrean a los personajes de los cuentos de los Grimm. No muy lejos, se encuentra también Schwalmstadt, el bosque de la Caperucita Roja, su abuelita y el lobo feroz, en donde vale la pena disfrutar de la Rutas del Mundo 69 En busca del tiempo perdido slow travel en la ciudad de kassel Página anterior: castillo de la Bella Durmiente, en Sababurg. Abajo: casa de los Grimm en Steinau, donde los hermanos pasaron su juventud. Si bien muchos de los cuentos de los Grimm suceden en un ámbito rural, la recopilación de la obra escrita tuvo lugar en un ambiente plenamente urbano, en especial, en Kassel, la urbe del Estado de Hesse donde mayor tiempo residieron los hermanos Grimm. Aquí está la sede de un museo que mantiene su memoria, auténtica delicia para niños y mayores. Kassel es, además, una ciudad digna de visitarse por muchos otros atractivos: allí está el el Museo Fridericianum, el primero abierto al público en Europa (1779); el impresionante parque de Hércules, con su fabulosa cascada, y el lugar donde se celebra la feria Documenta, una de las exposiciones de arte contemporáneo más importantes del mundo. Pese a todo, los hermanos Grimm no inventaron en Kassel los cuentos que los hicieron famosos. Se limitaron a recoger relatos y leyendas de la tradición cultural de estos rincones de Alemania y los adaptaron a los gustos y necesidades del Romanticismo, el movimiento cultural en boga en Europa a mediados del siglo XIX. De hecho, el tronco común de gran parte de estos cuentos es muy antiguo. Por ejemplo, ya un texto medieval francés del siglo XII, Le Roman de Renart, ya recreaba las aventuras de Renart, un zorro, y muchos otros animales con fabulas e historias que rápidamente pasaron al acervo cultural de una Europa en gran parte campesina. Más tarde, en el año 1667, el también francés Charles Perrault fue el primero en recoger algunas de estas historias del acervo popular y publicar Cuentos de Mamá Oca, una recopilación de relatos breves donde ya se puede leer una versión de La Caperucita Roja y El Gato con botas. Luego, muchos de estos relatos llegaron a estos valles del centro de Alemania con la inmigración protestante francesa que, tras las Guerras de Religión que se sufrieron en Francia a lo largo del siglo XVII, encontraron aquí refugio. En especial, en las dos ciudades donde, años más tarde, residirían los hermanos Grimm: Berlín y Kassel. Así, por ejemplo, Dorothea Viehmann (1755-1816), la principal “contadora de cuentos” consultada por los hermanos Grimm, era la descendiente de una de aquellas familias de hugonotes que se refugiaron en Kassel. Pero hay otro contexto que tampoco debería olvidarse para entender mejor la obra de los herma- Otra parada es Bergfreiheit, el hogar de Blancanieves. Su historia está basada en Margaretha von Waldeck, una belleza cuya madrastra la obligó a marchar de casa. Murió a los 21 años. recreación de uno de los relatos más conocidos de la literatura universal. Por cierto, durante la Segunda Guerra Mundial, se construyó cerca de aquí el campo de prisioneros Stalag IXA, famoso por haber retenido a François Miterrand, quien iba a ser futuro presidente de Francia. Otra parada obligatoria de la ruta es Bergfreiheit, el hogar de la linda Blancanieves. Al parecer, el cuento se basa en una historia real: la trágica muerte de Margaretha von Waldeck, una belleza local cuya madrastra la obligó a irse al extranjero, donde murió en 1554, a la edad de 21 años, aparentemente envenenada. En los alrededores, por cierto, se puede visitar una mina explotada durante más de medio milenio de años. Sus moradores disfrutaban del privilegio de no pagar impuestos. De ahí el nombre de la localidad (Bergfreiheit, que significa “Montaña de la Libertad”). Ahora bien, sólo personas de corta estatura podían excavar en la mina, lo que podría explicar la leyenda de los siete enanitos. 70 Rutas del Mundo Rutas del Mundo 71 En busca del tiempo perdido slow travel El museo de los hermanos Grimm, en el Palacio Bellevue (imagen izquierda), es uno de los grandes atractivos de la ciudad de Kassel, el lugar donde mayor tiempo vivieron los hermanos Wilhelm y Jacob. La ruta termina en Steinau, donde los Grimm pasaron su juventud, y Hanau, donde nacieron, ya cerca de Fráncfurt. nos Grimm. A principios del XIX, en Alemania se empezaba a incubar la conciencia que acabaría convirtiéndola en nación en 1871. Y los cuentos de los hermanos Grimm, donde se recopilaba mucho del haber cultural tradicional alemán, fueron un buen ejemplo de la toma de consciencia de los alemanes sobre su identidad. Y mientras estos relatos eran recopilados por los Grimm, las tierras de Alemania eran ocupadas por Napoleón. Fue, sin duda, una invasión que avivó el deseo de unificar los diferentes estados de habla germánica en uno solo. ¿Solo fantasía? En los cuentos de hadas de los Grimm, como es bien sabido, siempre triunfa el bien, mientras que el mal recibe su castigo. Ahora bien, no siempre sucedía así en muchos de los relatos originalmente. En otros casos, el castigo era muy explícito y cruel. Así, por ejemplo, la bruja mala terminaba quemándose en su propio horno, mientras en otros relatos el lobo caía al fondo del pozo de agua, o bien, en lugar de con un beso, la rana se convertía en príncipe de una manera mucho menos gentil. Es lo que sucede en el cuento El león y la rana donde una princesa que vive junto a un león que siempre se porta bien con ella cambia de actitud cuando una rana, a cambio de devolverle a su hermano, le pide 72 Rutas del Mundo que le corte la cabeza al felino. La bella, mientras rasca con la mano izquierda la cabeza de la bestia, ¡con la mano derecha lo decapita!… “pero cuando volvió a mirar el león había desaparecido, y junto a ella estaba su querido hermano”. No menos sorprendente es el final del cuento de Las tres plumas. En esta ocasión, la rana es la princesa, y el encargado de devolverle la forma humana, el hijo más tonto de un moribundo rey. Una vez más, nada de besos. El príncipe coge a la rana y salta desde una alta torre a una charca. Sorprendentemente apenas roza el agua, el príncipe “tuvo entre sus brazos a la doncella más bella del mundo”. La ruta de los Cuentos de Hadas termina en Steinau, la ciudad donde pasaron los Grimm su juventud, y en Hanau, el lugar donde nacieron. Al llegar allí, uno puede pensar que sus cuentos nunca existieron, a pesar de las pruebas vistas durante el itinerario. Tal vez, por esta razón, resulta imprescindible haber visitado antes el castillo de Haemelschenburg, en la inmediaciones de Hamelin. No solo reúne todas las características paisajísticas y arquitectónicas necesarias para deleitar al viajero, como una pirámide en medio del bosque y, tal vez, la iglesia protestante más antigua conservada, sino que también da testimonio del último cuento de hadas… la boda de una turista norteamericana de Texas con el heredero del castillo. Su familia ha conservado la propiedad y ha residido en ella desde 1588. Hoy en día, muchas pedidas de mano y bodas se celebran entre sus muros. Un final feliz, sin duda, como en los cuentos de hadas de los hermanos Grimm. www.germany.travel Dos buenos consejos El Hotel de la Bella Durmiente (Dornröschenschloss Sababurg; Sababurg 12, 34369 Hofgeismar. Tel.: +49 (0) 5671 808 / www.sababurg. de). En medio de un bosque que es un zoológico de animales autóctonos de Europa (80 especies), es un alojamiento de ensueño. La comida es exquisita y, en caso de viajar con niños, ¿se pueden imaginar sus caras al ver a la Bella Durmiente y el príncipe contando su propio cuento?... El restaurante Rattenfängerhaus (Osterstrstrasse, 8-9, 31875 Hamelin, Tel.: +49 (0) 49-(0)5151-3888 / www.rattenfaengerhaus.de). Está situado muy cerca del Museo del flautista. El plato estrella es el Rattenschwänze, que consiste en “colas” de carne de cerdo con puré de patatas en forma de ratas (los ojos son dos granos de pimienta), y guarnición de verduras, olivas y champiñones. Espectacular la forma de prepararlo, que incluye flambear el plato con vino antes de servirlo. Rutas del Mundo 73