Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología Tomo LXX Abril 1996 N.° 4 Contenido - Contents Sobre la colaboración interdisciplinaria en la Oftalmología. Miguel Fernández Refojo Investigación ocular experimental. ¿Dónde, cómo y por qué? Carlos Belmonte Ulceración esclerocorneal necrotizante en el postoperatorio de cataratas. Necrotizing sclerocorneal ulceration after cataract surgery. Díaz-Valle D, Benítez del Castillo Sánchez JM, López G Asenjo J, Bañares A, López Abad C, García Sánchez J Un caso de síndrome del «párpado colgante». A case of «floppy eyelid syndrome». Vallés L, Gutiérrez AR, Valverde JA, Gómez AM, Miralles J Retinopatía por perfluorocarbonados líquidos. Estudio experimental morfológico comparado con aceite de silicona. Retinopathy due to perfluorocarbon liquids. Experimental and morphological study compared with silicone oil. Valverde Almohalla S, López Bravo A, Encinas Martín JL Astigmatismo postquirúrgico en la pseudofaquia: estudio comparativo entre diferentes tipos de incisión. Postoperative astigmatism in the pseudophakic eye: a comparative study of different incision sizes. Sánchez A, Brito C, Pinilla I, Pablo LE, Fernández FJ, Honrubia FM Astigmatismo inducido en cirugía de la catarata. Estudio comparativo novafil-nylon. Induced astigmatism in cataract surgery. A comparative study of novafil-nylon. Cristóbal JA, Mínguez E, Honrubia A, Navales J, Romano P, Lerma A, Palomar A Cirugía de catarata después de queratoplastia penetrante. Cataract extraction after penetrating keratoplasty. Pinilla I, Larrosa JM, Abecia E, Sánchez A, Pablo LE, Brito C Cálculo computarizado del factor de magnificación retiniana del globo ocular. Computerized determination of the retinal magnification factor of the eye. Sánchez A, Larrosa JM, Sánchez G, Honrubia FM Implante de Baerdveldt y válvula de Ahmed en la cirugía de los glaucomas complicados. The Baerdveldt glaucoma implant and Ahmed valve in complicated glaucomas. Arias A, García J Desgarro del epitelio pigmentario tras fotocoagulación con láser. Retinal pigment epithelium tear after laser photocoagulation. González-Guijarro J, Moral G, Carrasco C, Ciancas E, Ramos A, Motilla S Efectos de la mitomicina-C sobre la función y morfología del fibroblasto. Análisis ultraestructural. Effects of mitomycin-C on the function and morphology of fibroblast. Ultrastructural analysis. Ramírez T, Pablo LE, Cuevas R, Pinilla I, Ronchera J, González I, Abecia E Estudio de la campimetría cromática con estímulo y fondo verdes en pacientes con glaucoma de ángulo abierto (GAA) y discromatopsia. Study with green-on-green automated campimetry of open angle glaucoma patients with dyschromatopsia. Pérez TM, Beneyto P, Fernández-Vila PC Autorrefracción y lentes multifocales MPC-25 NB AMO ARRAY. Estudio de 30 casos. Objective autorefraction with multifocal lenses MPC-25 AMO ARRAY. Study of 30 cases. Esturi Navarro I, Mari Cotino JF, Pérez Mestre D, Valls Espinosa B, Marco Martín M ¿Puede considerarse la distancia al centro quirúrgico criterio de exclusión de cirugía ambulatoria? Could the distance from the surgical center be considered as exclusion criterion for outpatient surgery? Muñoz FJ, Rebolleda G Incisiones esclerales de 3,2 mm y de 5 mm: evolución comparativa del astigmatismo inducido en la cirugía de la catarata sin suturas. Scleral incisions of 3.2 mm and 5 mm: comparative evolution of induced astigmatism in cataract surgery without sutures. Cano Parra J, Menezo Rozalén JL, España Gregori E, Díaz Llopis M, Ferrer Galindo E, Taboada Esteve JF Terapéutica oftalmológica y laboratorios farmacéuticos en el primer tercio del siglo XX. 1.ª parte: La terapéutica oftalmológica. José Luis Cotallo de Cáceres EDITORIAL ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70: 309-310 SOBRE LA COLABORACIÓN INTERDISCIPLINARIA EN LA OFTALMOLOGÍA MIGUEL FERNÁNDEZ REFOJO* La oftalmología de hoy y todavía más la del futuro, depende en gran parte de la labor en bibliotecas y laboratorios, de profesionales formados en diferentes disciplinas. Somos los químicos y bioquímicos, biólogos y microbiólogos, inmunólogos, farmacólogos, neurofisiólogos, físicos y biofísicos, ingenieros y especialistas en otras disciplinas, los que trabajamos en proyectos de investigación relacionados con la visión y la oftalmología. Los conocimientos básicos, que son los cimientos para edificar todos los avances científicos y tecnológicos, son generados por científicos que, motivados por la curiosidad, descubren los secretos de la naturaleza, sin necesariamente enfocar su trabajo a un fin práctico. La aplicación de los conocimientos básicos a la Oftalmología han podido ser realizados, en algunas ocasiones, por oftalmólogos con suficientes conocimientos interdisciplinarios para llevar a cabo sus proyectos. No obstante, más a menudo, el éxito de los proyectos de investigación aplicada se debe al esfuerzo de equipos científicos, ingenieros y oftalmólogos, capaces de comunicarse entre sí. Tales equipos sólo pueden florecer en un ambiente en donde se estimule y aprecie el trabajo interdisciplinario. Actualmente los descubrimientos científicos y avances tecnológicos se desarrollan vertiginosamente. Sin duda la oftalmología ha sabido hacer uso de algunos de estos avances. Por ejemplo, el láser tiene su origen en 1917, cuando Albert Einstein postuló el mecanismo de la emisión estimulada, pero han de pasar casi cuarenta años hasta que se produjo el primer láser de microondas y seis años después el primer láser óptico. En los siguientes quince años se desarrollaron numerosos láseres con longitudes de onda desde el infrarrojo al primer láser ultravioleta, el láser Excimer, que apareció en 1975. El paso de los instrumentos láser del laboratorio a la clínica oftalmológica ha ocurrido con relativa rapidez. En el presente, varios instrumentos láser se usan rutinariamente en numerosos procedimientos, incluyendo la corrección del poder óptico de la córnea, el tratamiento y la prevención del glaucoma, en las capsulotomías en seudofaquia y la fotocoagulación de la retina y neovasos en enfermedades de la retina. Estamos entrando ahora en una nueva fase de desarrollo en que la oftalmología tendrá que adoptar nuevas tecnologías y procedimientos terapéuticos basados en los descubrimientos que ocurren a pasos agigantados en la biología molecular, la inmunología y la genética. De estos estudios básicos saldrán los procedimientos para la prevención de la miopía, las cataratas, el glaucoma, la degeneración macular y las degeneraciones retinianas de origen genético. Debemos mirar con optimismo. además, a la posibilidad de que en un futuro no muy lejano los transplantes de la retina y los implantes de microcircuitos artificiales, todavía en la infancia experimental, se emplearán para dar o restaurar la visión a los ciegos. En la educación de los médicos se incluye el estudio de las ciencias básicas, pero aunque estos estudios les diesen amplios conocimientos científicos, las ciencias progresan tan rápidamente que son pocos los médicos que pueden combinar el trabajo de la clínica y del quirófano con estudios a fondo de las ciencias básicas. Sin duda algún médico activo en su profesión, puede dedicarse a la investigación de nuevos procedimientos o terapias, aplicando los últimos conceptos científicos o los avances tecnológicos más recientes, pero podrá hacerlo, mejor que por sí solo, colaborando con científicos o ingenieros que sean expertos en las ciencias o en las tecnologías correspondientes. Es natural que nos agrupemos en tribus, grupos étnicos o geográficos, facultades universitarias, departamentos y sociedades profesionales. No obstante, el éxito de la sociedad humana depende en gran parte de la colaboración entre todos los grupos que la forman. Los equipos de fútbol americano están compuestos por especialistas. Cada * Doctor en Ciencias Químicas. Schepens Eye Research Institute. Profesor Asociado de Oftalmología. Universidad de Harvard, Boston, MA, USA. FERNÁNDEZ REFOJO M bando en juego consiste consta de un equipo especializado en el ataque y otro en la defensa. Entre los atacantes está el líder que organiza las jugadas y tira el balón con precisión a un lugar predeterminado del campo a donde debe llegar para recogerlo, precisamente en el momento oportuno, un jugador previamente asignado. El jugador que recoge el balón está especializado en correr con el balón esquivando a los defensores del otro bando, mientras sus compañeros de equipo, que están especializados para ello, le abren el camino para su avance hacia el gol. En cada bando hay un jugador que está especializado en chutar, y que sólo sale al campo cuando es requerido para dar su puntapié al balón y marcar goles. Aunque es obvio que un buen jugador puede contribuir mucho al éxito de su equipo, ningún jugador por si solo podría ganar los partidos. El éxito de los equipos depende no sólo de la calidad de sus jugadores sino también de su habilidad para colaborar entre sí. De manera similar, los equipos de investigación aplicada a la oftalmología deben estar compuestos de especialistas, incluyendo no sólo oftalmólogos, sino también científicos e ingenieros, que trabajando en conjunto podrán triun- 2 far, mejor que individualmente, en la lucha contra la ceguera. Para facilitar la colaboración interdisciplinaria, que al fin de cuentas producirá más y mejores réditos para la sociedad que paga los gastos, las autoridades correspondientes deberían no sólo estimular si no también soportar económicamente el trabajo interdisciplinario en las universidades y en los centros de investigación especializados. En algunos países la colaboración interdisciplinaria en las universidades y centros de investigación es común. En otros países las barreras tradicionales que existen entre las diferentes disciplinas han sido más difíciles de romper. A los escépticos del valor del trabajo interdisciplinario aplicado a la oftalmología les recomiendo asistir a una de las reuniones anuales de la Asociación de Investigación en Visión y Oftalmología (ARVO) que se celebra cada primavera en Florida (EEUU), allí podrán observar miles de científicos e ingenieros, oftalmólogos y optómetras de todo el mundo, incluyendo un número creciente de españoles, discutiendo los resultados de sus investigaciones. Estas investigaciones constituyen los cimientos sobre los que se edifica la oftalmología del futuro. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 EDITORIAL ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70: 311-312 INVESTIGACIÓN OCULAR EXPERIMENTAL. ¿DÓNDE, CÓMO Y POR QUIÉN? CARLOS BELMONTE* En España, país con proclividad a las agrupaciones tribales, la investigación científica en campos donde se entrecruzan los aspectos básicos y los clínicos tiene un difícil porvenir. Las razones son muy variadas. La actual estructura universitaria dificulta que puedan incorporarse a los departamentos médico-quirúrgicos (como son los de Oftalmología), científicos con un entrenamiento en áreas básicas (biología molecular, fisiología, morfología). Para hacerlo, éstos habrían de privar a sus colegas clínicos de una plaza docente muy codiciada. Además, la pertenencia de un investigador a un departamento ajeno a su área de conocimiento, clínico por añadidura, dificulta mucho sus posibilidades de promoción futura y reduce el interés de investigadores valiosos por seguir tal camino. Similares inconvenientes se dan en los Servicios de Oftalmología hospitalarios que dependen del Sistema de Salud, y que carecen de posibilidades legales para incorporar científicos que no realicen tarea asistencial. Entre médicos clínicos con interés investigador y científicos básicos existe además un mutuo desconocimiento que dificulta el trabajo en equipo. Llevado a extremos caricaturescos, podría decirse que el clínico ve al investigador básico como un personaje pintoresco y poco eficiente, preocupado por temas irrelevantes, mientras que el científico puramente experimental juzga a su colega clínico como un diletante, que pretende hacer en ratos libres y a sus expensas lo que a él le lleva una vida de trabajo. A estas inconfesadas apreciaciones mutuas, que en nada favorecen la colaboración, se unen dificultades objetivas al trabajo en equipo. El investigador clínico no tiene reconocido en el sistema público de salud un tiempo específico para dedicar a la investigación ni ésta le reporta grandes beneficios profesionales. Para el científico básico, es más rentable trabajar y financiarse con un prestigioso proyecto experimental independiente, que colaborar en uno ajeno con contenidos más aplicados. La consecuencia de esta situación es que la investigación ocular experimental que se realiza actualmente en España, tanto en centros de investigación de la Universidad o del CSIC como en Departamentos y Servicios Clínicos de Oftalmología es casi inexistente. No es éste un problema limitado a la Oftalmología. Las mismas dificultades se plantean en otras ramas de la Medicina experimental en España y su superación no es, desde luego, tarea sencilla. Quizá uno de los requerimientos iniciales más importantes para lograrlo sea la aceptación generalizada de que existe una investigación biomédica experimental que exige la creación de plazas de tales características en los centros y departamentos hospitalarios, estrechamente ligadas al quehacer clínico. Una vez más, el ejemplo de USA, donde existen científicos básicos trabajando codo a codo con los asistenciales en los grandes departamentos clínicos de los hospitales, merece ser imitado. Sin embargo, es difícil imaginar que tales plazas puedan ser creadas sólo con cargo bien a los presupuestos hospitalarios, o bien a los de los departamentos médicos en las Facultades de Medicina. Una fórmula compartida resulta más realista. Esta podría ser la dotación de puestos de investigador como plazas universitarias vinculadas, que permitieran incorporar a ese personal a los grandes servicios hospitalarios ligados a departamentos universitarios. Estos puestos de profesor de oftalmología experimental en hospitales se cubrirían en, principio, con investigadores de formación básica. En los excedentarios departamentos de Bioquímica, Fisiología o Morfología, de las universidades o el CSIC, hay excelentes investigadores dispuestos a desarrollar trabajo experimental en oftalmología u otras especialidades biomédicas. La existencia de tales plazas de profesor vinculado permitiría incorporarlos a los Servicios, sin competir con sus colegas clínicos ni sacrificar su carrera académica, que podría avanzar hasta el nivel de catedráti- * Catedrático y Director del Instituto de Neurociencias. Universidad de Alicante. Alicante, España. BELMONTE C co en su propia especialidad. Ello siempre condicionado, sin embargo, a una permanencia en el departamento clínico, al cual pertenecería, incorporado física e intelectualmente. Es evidente que la fiananciación de tales plazas constituye el mayor obstáculo para su dotación. Sin embargo, al estar su costo compartido por las dos instituciones implicadas (Universidad y Sistema de Salud) al igual que los beneficios, se reduce el sacrificio requerido. También parece cierto que un sistema de estas características no puede generalizarse a todos los hospitales. La investigación científica es, hoy día, cada vez más multidisciplinaria y requiere equipos de investigación con tamaño y diversidad suficientes. El trabajo en oftalmología experimental que puede llevar a cabo un grupo pequeño en un hospital o departamento universitario, corre el riesgo de tener sobre todo un carácter testimonial, sin repercusiones significati- 2 vas en el progreso del conocimiento o el prestigio científico de la institución o el país. Por ello parece imprescindible concentrar esfuerzos en un número reducido de centros de investigación ocular experimental, donde los medios puedan ser aprovechados al máximo. La disponibilidad de recursos suficientes de trabajo o la creación de un atmósfera propicia a la labor investigadora, son condiciones importantes para garantizar el progreso científico. Sin embargo, nada de ello puede darse si no se consigue agrupar a las personas encargadas de generar y aprovechar ambas cosas. El futuro de la investigación oftalmológica en España pasa pos la existencia de equipos humanos de dimensiones y calidad suficientes para producir ciencia con impacto internacional. De no ser así, seguiremos condenados a realizar una medicina, subsidiaria siempre de los avances conseguidos en otros lugares y países. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70: 313-320 ULCERACIÓN ESCLEROCORNEAL NECROTIZANTE EN EL POSTOPERATORIO DE CATARATAS*,1 NECROTIZING SCLEROCORNEAL ULCERATION AFTER CATARACT SURGERY DÍAZ-VALLE D2, BENÍTEZ DEL CASTILLO SÁNCHEZ JM3, LÓPEZ G. ASENJO J4, BAÑARES A4, LÓPEZ ABAD C6, GARCÍA SÁNCHEZ J7 RESUMEN SUMMARY La ulceración esclerocorneal necrotizante (UEN) postquirúrgica consiste en una reacción inflamatoria progresiva que se desarrolla adyacente a la herida quirúrgica y cursa con destrucción tisular. Se estudian 7 pacientes que desarrollaron UEN después de la cirugía no complicada de cataratas, con un período de latencia comprendido entre 2-6 semanas. 3 pacientes presentaban patología autoinmune subyacente (artritis reumatoide), y en 2 casos más se encontraron alteraciones inmunitarias inespecíficas que no permitieron realizar un diagnóstico concreto. Los 2 pacientes restantes no presentaban enfermedades sistémicas de base, siendo los estudios analíticos y exploraciones efectuadas normales. Los resultados de los estudios inmunohistoquímicos de las biopsias conjuntivales obtenidas mostraron un depósito local de inmunoglobulinas, con expresión incrementada de HLA DR y participación importante de células CD4+ en los casos más graves, así como únicamente infiltración por macrófagos en los casos más leves, que correspondieron a los pacientes sin enfermedades inmunitarias subyacentes, y en los que creemos que la ulceración escleral pudo ser debida a un defecto en la técnica quirúrgica como la realización de un túnel escleral demasiado fino o una exagerada cauterización de los vasos. Postsurgical necrotizing sclerocorneal ulceration (NSU) is a progressive inflammatory reaction adjacent to the surgical wound, with tissue destruction. We study 7 patients with NSU after uneventful cataract surgery, with a latent period of 2-6 weeks. three patients were found to have an underlying autoimmune disease (rheumatoid arthritis), and 2 cases had unespecific immune alterations, without a definite diagnosis. No evidence of any systemic disorder was found in 2 patients. Results of the immunohistochemical studies on resected conjunctival showed a local immunoglubulin deposition, increased HLA-DR expression and an important helper T-cell participation in severe cases, and only macrophagic infiltration in the most slight ulcers corresponding to patients without underlying immune disorders. We think the scleral ulceration in these cases could be due to a defect in surgical technique, such as a very thin scleral dissection or an exaggerated vessel cauterization. Local treatment with 2% cyclosporin A, collagen shields, midriatics, lubricants eye drops and a quick tapering of the topical corticosteroid was begun. In the most severe cases, a systemic steroid (1 mg/Kg/day) was associated. All ulcers completely healed after 2-4 weeks of treatment. Our results suggest the need for meticulous systemic evaluation of a potentially lethal autoimmune * 1 2 3 4 5 6 7 Comunicación Presentada en el LXX Congreso de la SEO (Tenerife, 1994). Hospital Universitario San Carlos. Instituto Castroviejo. Universidad Complutense de Madrid. Médico Residente de Oftalmología. Profesor Asociado de Oftalmología. Médico Adjunto de Anatomía Patológica. Médico Adjunto de Reumatología. Médico Adjunto de Oftalmología. Catedrático de Oftalmología. DÍAZ-VALLE D, et al. Se instauró tratamiento con ciclosporina tópica al 2%, escudos de colágeno, colirio midriático, lubricantes y disminución rápida del corticoide tópico, añadiendo en los casos más graves un corticoide sistémico a dosis de 1 mg/kg/día, alcanzándose una resolución total de la ulceración en todos los ojos en un período de 2-4 semanas. Nuestros resultados sugieren la necesidad de una evaluación exhaustiva, debido a la probable asociación de las UEN con patología sistémica potencialmente letal, así como el tratamiento precoz y agresivo de la afectación ocular. disease in patients with postsurgical NSU, and an early diagnosis and aggresive medical treatment of the ocular disorder. Key words: Necrotizing scleritis, surgery, vasculitis, cyclosporin. Palabras clave: Escleritis necrotizante, vasculitis, cirugía, ciclosporina. INTRODUCCIÓN La ulceración esclerocorneal necrotizante (UEN) es una afectación rara pero de consecuencias devastadoras que puede aparecer después de un traumatismo corneoescleral, generalmente quirúrgico, y está asociada frecuentemente con vasculitis sistémicas autoinmunes (1-5) y en ocasiones se presenta como enfermedad ocular aislada (úlcera de Mooren) (6). Existen numerosas evidencias acumuladas que sugieren la implicación de los mecanismos inmunitarios en el origen de esta afección, de forma que los inmunocomplejos circulantes podrían ser atrapados en el plexo venoso episcleral siendo liberados durante el trauma quirúrgico e iniciándose así la reacción inflamatoria por activación del complemento (7,8). Asimismo, la inflamación postquirúrgica podría inducir en los fibroblastos esclerales la expresión de antígenos de clase II (HLA DR), dotándoles así de una potencial función como células presentadoras de antígenos, así como un aumento en la producción de factor C1 del complemento (9). Presentamos nuestra experiencia en el manejo de 7 pacientes que desarrollaron UEN tras cirugia de cataratas, haciendo especial hincapié en los hallazgos clínicos e inmunohistoquímicos, las pruebas solicitadas para evaluar el estado inmunitario, así como en la necesidad de un tratamiento precoz con ciclosporina tópica, que consideramos el fármaco de elección en esta patología. MATERIAL Y MÉTODOS Hemos evaluado 7 pacientes que desarrollaron una UEN en el postoperatorio de cataratas duran- 2 te los dos últimos años. En todos ellos se realizó una anamnesis detallada por aparatos y una exploración oftalmológica y sistémica con valoración reumatológica para descartar la asociación de conectivopatías. Se determinó la agudeza visual (AV), la localización, extensión y grado de la ulceración esclerocorneal, y la existencia o no de uveítis y alteraciones fundoscópicas. Los estudios complementarios solicitados fueron: hemograma con fórmula y recuento, bioquímica básica, proteinograma, velocidad de sedimentación globular (VSG), serología luética, analítica de orina y radiografía de tórax; se practicó, además, un estudio inmunológico consistente en anticuerpos antinucleares (ANA), antígenos nucleares extraíbles (ENA), anti-DNA de doble cadena, ANCAS (anticuerpos anti-citoplasma de los neutrófilos), inmunocomplejos circulantes, factor reumatoide (FR), C3, C4, C3d, inmunoglobulinas, crioglobulinas y poblaciones linfocitarias. Se tomaron muestras de la herida para tinción con los métodos de Giemsa y Gram y para cultivo en los medios habituales: agar-sangre, agar-chocolate, tioglicolato y Sabouraud. Asimismo, se obtuvo una biopsia de tejido conjuntival adyacente a la UEN para estudio histopatológico e inmunohistoquímico, evaluándose la intensidad y el tipo de infiltrado inflamatorio. Se realizaron técnicas de inmunoperoxidasa usando un panel de anticuerpos monoclonales específicos para células CD4, CD8, inmunoglobulinas de superficie, CD19 (marcador de células B), CD68 (marcador de macrófagos), así como Ias (glicoproteínas de HLA DR). Los pacientes fueron tratados con Ciclosporina A (CyA) tópica al 2%, 5 veces al día, escudos de colágeno, colirio midriático, lubricantes, disminución ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Ulceración esclerocorneal necrotizante en el postoperatorio de cataratas rápida del corticoide tópico que estaban utilizando en el postoperatorio de la catarata, y en casos de mayor gravedad se asoció un esteroide sistémico, alcanzándose una respuesta favorable en un período de 2-4 semanas. RESULTADOS Se estudiaron 7 pacientes (4 mujeres, 3 hombres), con una edad media de 65,7 años (rango 55-75 años) diagnosticados de cataratas seniles. La historia clínica y el examen preoperatorio habitual consistente en hemograma con fórmula y recuento, bioquímica básica, tiempos quirúrgicos, analítica de orina, radiografía de tórax y electrocardiograma no evidenciaron enfermedad alguna. Se realizó una extracción extracapsular de la catarata con implantación de lente intraocular de cámara posterior sin complicaciones, empleando una incisión escleral tunelizada en seis casos y limbar en uno. Se reseñó que en tres ojos se cauterizaron excesivamente los vasos conjuntivales y episclerales y que el túnel escleral fue demasiado superficial y extenso en un caso, llegándose a perforar. La sutura utilizada fue el nylon 10-0 monofilamento. El intervalo medio entre la cirugía y el desarrollo de la UEN fue de 4 semanas (rango 2-6 semanas). La tabla I resume los resultados clínicos y de laboratorio más significativos obtenidos en los diferentes estudios realizados. El aspecto biomicroscópico de la lesión fue el de áreas confluentes de necrosis esclerocorneal, con marcada hiperemia mixta, reblandecimiento tisular y lisis de la herida quirúrgica en los casos más graves (figuras 1 y 2), mientras que en otros casos la UEN no adoptaba una forma tan agresiva, apareciendo como parches aislados y bien delimitados de necrosis escleral sin riesgo aparente de perforación (figuras 3 y 4). Las formas más leves de UEN coincidieron con el caso de incisión limbar en que se empleó una cauterización excesiva y con el de disección Tabla I. escleral demasiado fina, también excesivamente cauterizado. En la tabla II aparecen los criterios seguidos para la graduación de la gravedad de las UEN. Se encontraron alteraciones inmunitarias en cinco pacientes, de los cuales tres estaban previamente diagnosticados de artritis reumatoide, presentando títulos elevados de factor reumatoide (FR), así como las alteraciones clinicorradiológicas características de esta entidad, si bien permanecían en fase inactiva en el momento de la cirugia. Además, se detectaron alteraciones no compatibles con ningún diagnóstico concreto en 2 casos (elevación de los inmunocomplejos circulantes, activación del complemento con consumo del mismo, elevación de las inmunoglobulinas y aumento de la proteína C reactiva). Los estudios microbiológicos realizados sobre las muestras tomadas del lecho y bordes de la ulceración fueron negativos. La tabla III resume las características histopatológicas e inmunohistoquímicas de las biopsias conjuntivales procesadas. El infiltrado inflamatorio de predominio linfocitario es variable en su intensidad, siendo escaso o moderado en 3 ojos y abundante en 4, correlacionándose este hallazgo con la gravedad de la UEN. No hemos podido demostrar claramente fenómenos de vasculitis. Los hallazgos predominantes en las técnicas de inmunoperoxidasa fueron una marcada infiltración por linfocitos T, especialmente T4 (figura 5), y una expresión incrementada de HLADR (figura 6), sobre todo en las formas más agresivas de UEN (casos 2, 3 y 6). Asimismo, se demostró una gran expresión de CD68 (fig. 7) en todos los casos y un depósito variable de inmunoglobulinas (figura 8). DISCUSIÓN La UEN es una forma de escleritis que puede asociarse con vasculitis sistémicas autoinmunes Datos clínicos y de laboratorio Nº Sexo/Edad Incisión Grado UEN Asociación Analítica Exploración Reumatológ. 1 2 3 4 5 6 7 Varón, 75 Mujer, 72 Mujer, 68 Varón, 59 Mujer, 61 Mujer, 70 Varón, 55 Escleral Escleral Escleral Escleral, c, r Escleral Escleral, c Limbar, c Grave Grave Muy grave Leve Moderada Muy grave Moderada No A reumatoide A reumatoide No No A reumatoide No Inespecífica FR positivo FR positivo Normal Inespecífica FR positivo Normal Normal Diagnóstica Diagnóstica Normal Normal Diagnóstica Normal Incisión: c= cauterización excesiva; r= ruptura flap escleral. Analítica: FR= factor reumatoide. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 DÍAZ-VALLE D, et al. FIG. 1. Ulceración esclerocorneal necrotizante muy grave, con perforación escleral y prolapso de tejido uveal. como la artritis reumatoide, la granulomatosis de Wegener, el lupus eritematoso diseminado, la policondritis recidivante y la enfermedad infamatoria intestinal (1-5), en las que los inmunocomplejos circulantes podrían depositarse en las paredes de los vasos de todos los órganos de la economía incluyendo el ojo, de forma que pueden ser perforados por el traumatismo quirúrgico iniciándose la reacción inflamatoria, mecanismo éste que parece ser el principal en la patogenia de las UEN (2). Otros autores han publicado que los fibroblastos esclerales sometidos a un estímulo inflamatorio aumentarían la producción del factor C1 del complemento, que puede ser activado por los inmunocomplejos circulantes a través de la vía clásica, liberándose otros componentes del sistema del complemento con actividad quimiotáctica para neutrófilos que a su vez liberarían enzimas lisosomales generando daño tisular (9). Entre los hallazgos inmunopatológicos que hemos encontrado en las formas más graves de UEN destaca una marcada infiltración por linfocitos T helper, así como una expresión incrementada de HLA-DR, lo cual sugeriría que una respuesta inmune celular mediada por linfocitos T desempeña un papel fundamental en el mecanismo íntimo de esta forma de escleritis. Se ha publicado también que los fibroblastos esclerales que constitutivamente expresan antígenos de clase I podrían ver incrementada su expresión, así como expresar glicoproteínas de clase II (HLA DR) bajo condiciones inflamatorias, lo cual les dotaría de una potencial función como células presentadoras de antígenos (9). Por otra parte, en la úlcera de Mooren, considerada como un proceso corneal ulcerativo necrotizante, de etiología desconocida y de probable patogenia autoinmune (10), se han detectado 4 FIG. 2. Ulceración esclerocorneal grave, que afecta al 50-75% del espesor corneal, localizada en el cuadrante nasal. FIG. 3. UEN moderada en paciente sometido a cirugía de cataratas con incisión escleral y excesiva cauterización de los vasos conjuntivales y episclerales. FIG. 4. Ulceración leve en un caso de cirugía de cataratas con incisión limbar. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Ulceración esclerocorneal necrotizante en el postoperatorio de cataratas Tabla III. Resultados histopatológicos. Infiltrado Infiltrado Inmunoperoxidasa Nº Células Grado IgA IgG IgM 1 2 3 4 5 6 7 Linfocitos Linfocitos, granulocitos Linfocitos Linfocitos Linfocitos Linfocitos, granulocitos Linfocitos Abundante Abundante Abundante Escaso Moderado Abundante Escaso – + – – + – – + – – – – – – + + ++ – – + – IgE CD4 CD8 CD19 CD68 HLA-DR (Ia) – – + – – – – ++ +++ +++ – ++ +++ + – – ± – – – – – – – – – – – ++ +++ ++ ++ ++ +++ ++ ++ +++ +++ – + +++ + FIGS. 5, 6, 7 y 8. Biopsias conjuntivales tomadas de pacientes con escleritis necrotizasnte postquirúrgica. Técnica de inmunoperoxidasa. Secciones incubadas con anti-CD4 (figura 5), anti-HLA-DR (figura 6), anti-CD68 (figura 7) y antiIgM (figura 8). Puede apreciarse la extensa tinción haciendo posible el contaje celular. depósitos de IgG y una marcada infiltración por linfocitos, células plasmáticas y neutrófilos muy vacuolados en las biopsias conjuntivales, superponibles a los de las UEN postquirúrgicas asociadas a vasculitis sistémicas, permaneciendo en estos casos los estudios inmunológicos sistémicos dentro de la normalidad (6). Sin embargo, en los casos más leves en los cuales no se ha observado patología sistémica ni alteración inmunitaria alguna asociada, únicamente se ha objetivado un infiltrado inflamatorio inespecífico y escaso compuesto sobre todo por macrófagos. En estos casos, la alteración podría explicarse por un mecanismo isquémico debido a la interrupción de la vascularización conjuntival y episcleral (11), que podría ser evidenciado por angiofluoresceingrafía del segmento anterior. Se ha descrito también un mecanismo isquémico asociado a las escleritis consecutivas a cirugía extraescleral del desprendimiento de retina, en las que la retirada ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 5 DÍAZ-VALLE D, et al. del explante conduce a una mejoría significativa de la afectación escleral (3). La reacción inflamatoria no parece estar relacionada con ningún tipo de sutura, puesto que han aparecido UEN tras suturas quirúrgicas con distintos materiales, e incluso se han inyectado soluciones intradérmicas de hidrolisado de diferentes tipos de suturas sin observarse reacción alguna (12). El tratamiento de elección lo constituye la ciclosporina al 2% aplicada tópicamente en un régimen de 5 veces al día, apoyado fundamentalmente en la importante infiltración por linfocitos T existente en esta entidad. Fue utilizada por primera vez como tratamiento de las UEN por Hoffmann con excelentes resultados, sin observar recurrencias (13). Se trata de un endecapéptido cíclico derivado de un hongo, de carácter hidrófobo, por lo que posee muy escasa penetración estromal, y actúa como un potente inmunomodulador, siendo sus efectos principales la inhibición de la producción de linfoquinas y de la activación de linfocitos T (14). Quizás en los casos leves en los que no existe infiltración por linfocitos T su modo de acción sea a través de la lubricación llevada a cabo por el aceite de oliva. La disminución del corticoide tópico la hemos realizado debido a su posible efecto como potenciador de la actividad de las colagenasas (15). Por tanto, nuestros resultados sugieren la siguiente hipótesis patogénica que estamos ampliando con nuevos casos: a) en los ojos que presentan un infiltrado inflamatorio leve o moderado, la causa más probable es un defecto en la técnica quirúrgica; y b) si el infiltrado es abundante –especialmente de linfocitos T–, la causa subyacente podría ser una colagenopatía si existen alteraciones sistémicas asociadas, mientras que cuando dicha alteración no existe puede tratarse de alguna forma de escleroqueratitis local del tipo de la úlcera de Mooren. 6 BIBLIOGRAFÍA 1. Sainz de la Maza M, Foster CS: Necrotizing scleritis after ocular surgery. A clinicopathologic study. Ophthalmology. 1991; 98: 1720-1726. 2. Fong LP, Sainz de la Maza M, Rice BA: Immunopathology of scleritis. Ophthalmology 1991; 98: 472-479. 3. Surgically induced necrotizing sclerokeratitis (SINS)-precipitating factors and response to treatment. Br J Ophthalmol. 1992; 76: 17-21. 4. 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Los rasgos distintivos del cuadro son: un párpado superior que puede evertirse con facilidad, laxitud tarsal y papilas gigantes en la superficie conjuntival del párpado superior. El síndrome del párpado colgante está relacionado con factores mecánicos asociados con la postura adoptada durante el sueño. We report a case of «floppy eyelid syndrome», which characteristically involves obese people. The distinctive findings are an upper lid that may be readily everted, tarsal laxity and large papillae over the upper palpebral conjunctiva. Floppy eyelid syndrome is related to mechanical factors associated with sleeping. Key words: Floppy eyelid syndrome, tarsal laxity, papillae. Palabras clave: Síndrome del párpado colgante, laxitud tarsal, papilas. INTRODUCCIÓN El síndrome del párpado colgante es una entidad clínica descrita recientemente (1) que cursa un párpado superior anormalmente laxo, lo que permite su eversión con maniobras de contacto mínimas. La entidad es típica de individuos obesos (2), en quienes durante el sueño se produce la eversión inadvertida del párpado. El contacto de la conjuntiva tarsal con la almohada da lugar a una reacción papilar difusa, con secreciones mucosas sobre ésta, así como alteraciones corneales que oscilan desde una puntata leve a una neovascularización (3). Frecuentemente el cuadro no es bien filiado por el clínico que lo estudia, confundiéndolo con un conjuntivitis papilar crónica que no responde a tratamientos convencionales (4). * Recibido 18/4/95. 1 Hospital General Universitario de Murcia. 2 Adjunto. 3 Prof. Titular. 4 Residente 3. 5 Catedrático. La unilateralidad o bilateralidad del proceso suele relacionarse con la postura adoptada por el sujeto durante el sueño, según sea de lado o de decúbito prono (5). CASO CLÍNICO Mujer de 38 años de edad que consulta por presentar hiperemia, secreciones mucosas bilaterales intensas y prurito ocular. La paciente revela durante la anamnesis que trabaja habitualmente con cartón, en una papelera. La exploración física hace evidente su hábito obeso (fig. 1). La A.V. es de 20/20 en ambos ojos sin corrección, y la presión intraocular es normal. Los tarsos superiores son redundantes, resultando extraordinariamente fácil la eversión (figs. 2 y 3). VALLÉS L, et al. DISCUSIÓN FIG. 1: Aspecto que presenta la paciente. Se aprecian múltiples papilas en la superficie conjuntival tarsal, cubiertas de un moco espeso que se acumula en las regiones cantales internas (fig. 4). Se evidencia un micropannus en los 360° del limbo, sin otras alteraciones del polo anterior. El polo posterior no presenta ninguna anormalidad. Inicialmente establecimos el diagnóstico de conjuntivitis papilar crónica, y pensamos en la posibilidad de que estuviese relacionada con los hábitos laborales de la paciente. Sin embargo, el cuadro no mejoró tras apartar a la enferma de su ambiente habitual y comenzar un tratamiento con corticoides y cromoglicato disódico. La falta de respuesta a la terapia instaurada nos obligó a reevaluar el caso y llegar a la conclusión (tras consultar en la literatura) de que nos encontrábamos ante un caso de «síndrome del párpado colgante». El error diagnóstico inicial es frecuente y aparece recogido en la escasa literatura sobre el tema (1,2,3). La rareza del proceso y la posibilidad de factores sobreañadidos hacen que el diagnóstico se retrase. El hábito obeso del sujeto que padece esta alteración es un hecho constante en las referencias bibliográficas (1,2,3,5), y nuestro caso es completamente superponible en este aspecto a las descripciones más clásicas. Aunque tradicionalmente se había señalado una casi total predominancia del sexo masculino en la expresión de la enfermedad, series más recientes muestran la existencia de casos entre las mujeres (6). En la literatura parece ya incontrovertible el hecho de que este síndrome está relacionado con Figs. 2 y 3: Tarsos superiores muy redundantes, de fácil eversión. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Un caso de síndrome del «párpado colgante» El tratamiento implica hacer comprender al paciente el mecanismo por el que se produce su trastorno, proteger los párpados durante el sueño con cubiertas metálicas y emplear tratamientos médicos conservadores inicialmente. En algunos casos puede ser necesario el acortamiento quirúrgico del tarso redundante (4). En nuestra experiencia, la protección del párpado y su oclusión mecánica durante el sueño condujeron a una mejoría ostensible. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. FIG. 4: Imagen de la superficie conjuntival tarsal con múltiples papilas. factores mecánicos durante el sueño (5). En nuestra paciente, la bilateralidad del proceso se corresponde con su tendencia a dormir en decúbito prono. La existencia de algunos casos de este síndrome asociados a queratocono podría avalar también una causa mecánica en la etiología de esta ectasia corneal (6). 5. 6. Culbertson WW, Ostler HB: The floppy eyelid syndrome. Am J Ophthalmol. 1981; 92: 568-75. Parunovic A: Floppy eyelid syndrome. Br J Ophthalmol. 1983; 67: 264-8. Schwartz IK, Gelender H, Forster RK: Chronic conjuntivitis associated with «floppy eyelids». Arch Ophthalmol. 1983; 101: 1884-8. Moore MB, Harrington J, Mc Culley JP: Floppy eyelid syndrome: management including surgery. Ophthalmology. 1986; 93: 184-8. Goldberg R, Seiff S, Mcfarlan J et al: Floppy eyelid syndrome and blepharochalasis. Am J Ophthalmol. 1986; 102: 376-8. Donnefeld ED, Perry HD, Gibralter RP, Ingraham HJ, Udell IJ: Keratoconus associated with floppy eyelid syndrome. Ophthalmology. 1991; 98: 1674-1678. Dr. Lorenzo Vallés San Leandro C/ Reina Victoria, Edf. Castilla n.º 1 - 1.º A Cartagena (Murcia) ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70: 325-332 RETINOPATÍA POR PERFLUOROCARBONADOS LÍQUIDOS. ESTUDIO EXPERIMENTAL MORFOLÓGICO COMPARADO CON ACEITE DE SILICONA*,1,5 RETINOPATHY DUE TO PERFLUOROCARBON LIQUIDS. EXPERIMENTAL AND MORPHOLOGICAL STUDY COMPARED WITH SILICONE OIL VALVERDE ALMOHALLA S2, LÓPEZ BRAVO A3, ENCINAS MARTÍN JL4 RESUMEN SUMMARY Objetivo: Comparar la toxicidad retiniana como sustitutivos vítreos postoperatorios de los perfluorocarbonados líquidos frente a la retinopatía por silicona. Diseño: Comparamos las retinas de 48 ojos de conejo: 4 controles de conejos sacrificados con perfusión transcardíaca de líquido fijador y 4 controles sin ella; 8 controles vitrectomizados divididos en 4 subgrupos de 2 con tiempos de cirugíasacrificio de 7, 14 y 42 días y de 6 meses, respectivamente; 8 ojos vitrectomizados y llenados con 1 cc de dimetilsiloxano industrial, 8 con perfluorotributilamina industrial, 8 con perfluorooctano industrial y 8 con perfluorometildecalina de grado médico, con los mismos subgrupos de tiempo. De los ojos vitrectomizados, 28 pertenecen a conejos perfundidos y 12 a no perfundidos. Resultados: Hubo relación entre el edema retiniano y los ojos experimentales y controles de conejos no perfundidos. El dimetilsiloxano produjo retinopatía tras 14 días y los perfluorocarbonados líquidos tras 42 días. Hubo reacción de células espumosas tras 7 días con perfluorotributilamina y tras 14 días con los otros perfluorocarbonados líquidos. Conclusión: La perfluorotributilamina probada es tóxica como sustitutivo vítreo postoperatorio; el perfluorooctano, la perfluorometildecalina y el dimetilsiloxano probados son tóxicos como sustitutivos vítreos postoperatorios a largo plazo. Objective: To compare retinal toxicity as postoperative vitreous substitutes of perfluorocarbon liquids versus silicone retinopathy. Design: We compare retinas from 48 rabbit eyes: four controls from rabbits sacrificed with transcardiac perfusion with fixation liquid and 4 controls without it; eight vitrectomiced controls with 4 subgroups of 2 with surgery-sacrifice times of 7, 14 and 42 days and 6 months respectively; eight vitrectomiced eyes filled with 1 cc of industrial dimethylsiloxane, 8 with industrial perfluorotributhylamine, 8 with industrial perfluorooctane and 8 with medical grade perfluoromethyldekaline, with the same time subgroups. From vitrectomiced eyes, 28 belong to perfused rabbits and 12 to non-perfused ones. Results: There was a relationship between retinal edema and experimental and control eyes from nonperfused rabbits. Dimethylsiloxane caused retinopathy after 14 days and perfluorocarbon liquids after 42 days. There was foam cell response after 7 days with perfluorotributhylamine and after 14 days with the other perfluorocarbon liquids. Conclusion: The tested perfluorotributhylamine is toxic as postoperative vitreous substitute; tested perfluorooctane, perfluoromethyldekaline and dimethylsiloxane are toxic as long-term vitreous substitutes. Palabras clave: Perfluorocarbonados líquidos, aceite de silicona, desprendimiento de retina. Key words: Perfluorocarbon liquids, silicone oil, retinal detachment. * Recibido 26/10/94. 1 Departamentos de Cirugía Experimental de la Clínica Puerta de Hierro del INSALUD y de Anatomía Patológica del Centro Nacional de Investigaciones Clínicas del Instituto de Salud Carlos III. Madrid, España. 2 Doctor en Medicina. Médico Especialista en Oftalmología. Adjunto en la Clínica Puerta de Hierro. 3 Profesor Titular de la Universidad de Salamanca. Médico Especialista en Anatomía Patológica. Jefe de Servicio en el Hospital Provincial de Ávila. 4 Profesor Asociado de la Universidad Autónoma de Madrid. Médico Especialista en Oftalmología. Jefe de Servicio en la Clínica Puerta de Hierro. 5 Trabajo financiado parcialmente por el Fondo de Investigación Sanitaria del Ministerio de Sanidad y Consumo (n.P 91/0573). VALVERDE ALMOHALLA S, et al. INTRODUCCIÓN Los sustitutivos vítreos postoperatorios que se emplean en la cirugía vitreorretiniana son más ligeros que el agua (gases expansivos y aceite de silicona estándar o dimetilsiloxano). Sin embargo, la vitreorretinopatía proliferativa se desarrolla con más agresividad en las zonas inferiores de la retina y la posición postoperatoria más adecuada del paciente con estos sustitutivos no es tolerable durante el tiempo requerido para impedir la reproliferación, establecido por distintos autores en 3 semanas, 6 semanas, 3 meses, 6 meses y 12 meses (1). Por otra parte, los sustitutivos vítreos más pesados que el agua (perfluorocarbonados líquidos) empleados como sustitutivos vítreos intraoperatorios no están aceptados para uso postoperatorio debido a su toxicidad retiniana. Chang (2,3) y Eckardt (4) describieron lesiones retinianas experimentales a partir de una semana del intercambio con perfluorooctano y perfluorotributilamina. Sin embargo, De Queiroz no encontró lesiones antes de los 21 días de permanencia subretiniana para los mismos perfluorocarbonados (5). Haidt no encontró lesiones tras FIG. 1: Sección de retina de un control puro no perfundido (hematoxilina-eosina x 344). Edema retiniano. «varios meses» del intercambio con perfluorometildecalina (6). Las lesiones más comúnmente descritas por distintos autores en la retinopatía por silicona son el edema y la degeneración celular en todas las capas, la reducción o desaparición de la capa plexiforme externa y la lesión de los segmentos externos «apolillados» (7-11). Las lesiones más comúnmente descritas en el modelo experimental con los perfluorocarbonados líquidos son, además de las presentes en la retinopatía por silicona, la formación de espacios quísticos intrarretinianos, la desorganización retiniana global, la presencia de células inflamatorias y una reacción de células espumosas en vítreo residual (2-4). MATERIAL Y MÉTODOS Se probaron los siguientes sustitutivos vítreos en el modelo experimental de ojo vitrectomizado de conejo albino neozelandés: dimetilpolisiloxano o aceite de silicona («Siliconas Hispania»), perfluorotributilamina («Sigma»), perfluorooctano («Aldrich») y perfluorometildecalina («Laboratorios Cusí»), sólo el último de grado médico. En la primera fase del estudio los animales fueron sacrificados sin perfusión transcardíaca de fijador y en la segunda fase mediante perfusión transcardíaca de 2 litros de paraformaldehído al 4% con glutaraldehído al 1% y tampón fosfato 0,2 M, pH 7,4. Se estudiaron al microscopio óptico los cortes histológicos teñidos con hematoxilina-eosina de las retinas postecuatoriales procedentes de 48 ojos de 24 conejos, de modo que ambos ojos del mismo conejo pertenecen al mismo grupo y subgrupo, de la siguiente manera (tabla I): grupo I, 4 ojos controles puros (no vitrectomizados) procedentes de conejos sacrificados con perfusión de fijador; grupo II, 4 ojos controles puros de conejos no perfundidos; grupos experimentales III, IV, V, VI y VII, cada uno de ellos con 8 ojos vitrectomizados. En el grupo III se dejó la solución salina de la infusión tras Tabla I. Ojos experimentales Tiempo entre cirugía y sacrificio Sustitutivo vítreo Grupo Grupo Grupo Grupo Grupo III (solución salina) IV (aceite de silicona) V (perfluorotributilamina) VI (perfluorooctano) VII (perfluorometildecalina) Total 7 días 2* 2* 2* 2 2* 10 14 días 42 días 2* 2 2 2 2* 10 * Con perfusión transcardíaca de fijador. 2 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 2* 2 2 2* 2* 10 6 meses 2* 2* 2* 2* 2* 10* Total 8* 8 8 8 8* 40 Retinopatía por perlluorocarbonados líquidos. Estudio experimental morfológico comparado con aceite de silicona FIG. 2: Sección de retina a los 14 días del intercambio con aceite de silicona de un conejo no perfundido (hematoxilina-eosina x 256). Edema retiniano, reducción del espesor de la plexiforme externa y degeneración de los segmentos externos. FIG. 4: Sección de retina a los 7 días del intercambio con perfluorometildecalina de un conejo perfundido (hematoxilina-eosina x 256). Membrana subretiniana. FIG. 3: Sección de retina a los 42 días del intercambio con aceite de silicona de un conejo no perfundido (hematoxilina-eosina x 288). Edema retiniano, desestructuración de capas externas y desaparición de la capa de conos y bastones. la vitrectomía y en los otros grupos experimentales fue intercambiada por 1 cc de aceite de silicona (grupo IV), perfluorotributilamina (grupo V), perfluorooctano (grupo VI) y perfluorometildecalina (grupo VII). Los grupos experimentales se subdividen cada uno en 4 subgrupos de 2 ojos con tiempos entre la cirugía y el sacrificio de 7 y 14 días (tiempos de retinopexia), 42 días y 6 meses (tiempos de reproliferación) para evaluar la toxicidad como sustitutivos postoperatorios de corto y largo plazo, respectivamente. De los ojos experimentales, 28 proceden de conejos perfundidos y 12 de conejos no perfundidos en una distribución no planificada, pues la deci- FIG. 5: Vítreo residual con células espumosas tras 42 días del intercambio con perfluorotributilamina de un conejo no perfundido (hematoxilina-eosina x 576). ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 VALVERDE ALMOHALLA S, et al. FIG. 6: Sección de retina con vítreo residual y células espumosas a los 6 meses del intercambio con perfluorotributilamina de un conejo perfundido (hematoxilinaeosina x 576). Desestructuración global de la arquitectura retiniana reducción del espesor global y desaparición de la capa de conos y bastones. FIG. 8: Sección de retina a los 42 días del intercambio con perfluorooctano de un conejo perfundido (hematoxilina-eosina x 288). Desestructuración y reducción global, desaparición de la capa de conos y bastones y formación de espacios quísticos. FIG. 7: Sección de retina a los 42 días del intercambio con perfluorotributilamina de un conejo no perfundido (hematoxilina-eosina x 288). Edema retiniano, formación de espacios quísticos, alteración de la arquitectura retiniana, reducción del espesor y desaparición de la capa de conos y bastones. sión de realizar perfusión transcardíaca se tomó en el curso del estudio. Por ello, la comparación entre ojos controles y ojos experimentales se realiza entre homólogos, esto es, controles perfundidos con experimentales perfundidos y controles no perfundidos con experimentales no perfundidos. RESULTADOS En los controles puros perfundidos del grupo I no se encontraron lesiones retinianas. En los controles puros no perfundidos del grupo II aparece edema 4 FIG. 9: Sección de retina a los 6 meses del intercambio con perfluorometildecalina de un conejo perfundido (hematoxilina-eosina x 576). Formación de grandes espacios quísticos, desestructuración global y desaparición de la capa de conos y bastones. retiniano constante (fig. 1). Los controles vitrectomizados y perfundidos del grupo III no presentaban lesiones en ninguno de los subgrupos. En el grupo IV (aceite de silicona) se encontró reducción ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Retinopatía por perlluorocarbonados líquidos. Estudio experimental morfológico comparado con aceite de silicona del espesor de la plexiforme externa y degeneración de los segmentos externos desde los 14 días (fig. 2), desaparición de la capa de conos y bastones y desestructuración global de la arquitectura retiniana desde los 42 días (fig. 3) y reducción global del espesor de la retina a los 6 meses. En el grupo V (perfluorotributilamina) se encontraron células inflamatorias en vítreo residual desde los 7 días, membranas perirretinianas inconstantes a los 7 días (fig. 4), células espumosas en vítreo residual (fig. 5), desestructuración y reducción del espesor global de la retina y desaparición de la capa de conos y bastones desde los 42 días (fig. 6) y formación de espacios quísticos a los 42 días (fig. 7). En el grupo VI (perfluorooctano) se observaron células inflamatorias inconstantes en el vítreo residual a los 7 y 14 días, membranas subretinianas inconstantes a los 14 días, formación de espacios quísticos, desestructuración y reducción del espesor global de la retina y desaparición de la capa de conos y bastones desde los 42 días (fig. 8). En el grupo VII (perfluorometildecalina) se encontraron células inflamatorias en vítreo residual y membranas perirretinianas inconstantes desde los 14 días, reacción de células espumosas, desestructuración y reducción del espesor global de la retina y desaparición de la capa de conos y bastones desde los 42 días, con formación de grandes espacios quísticos a los 6 meses (fig. 9). El edema retiniano fue hallado de modo constante en ojos experimentales procedentes de conejos no perfundidos con fijador y no se encontró en los de conejos perfundidos. DISCUSIÓN El edema retiniano es una de las lesiones más frecuentemente descritas en la literatura entre las atribuidas a toxicidad del aceite de silicona (810,12,13) y de los perfluorocarbonados líquidos (4,11,14). Ober advirtió que la perfusión cardíaca con fijador consigue una mejor fijación del tejido (13). Muchos autores no explicitan la realización de dicho procedimiento en sus experimentos sobre toxicidad de sustitutivos vítreos (3,5,9,10,12,14-20). Otros sí lo explicitan (4,7,13,21). Nuestros resultados relacionan la omisión de la perfusión de fijador con el edema retiniano, al cual, por ello, no debe imputársele carácter tóxico. También se evidencia que la vitrectomía no produce lesiones por sí sola. De los sustitutivos vítreos que hemos probado, la perfluorotributilamina es la que produce más precozmente lesiones, concretamente membranas perirretinianas inconstantes a los 7 días de perma- nencia, probablemente debido a la presencia de nitrógeno en su composición, mientras que los otros perfluorocarbonados y el aceite de silicona producen lesiones a partir de los 14 días. La reacción de células espumosas fue exclusiva de los perfluorocarbonados líquidos. CONCLUSIONES En los experimentos con sustitutivos vítreos donde no se emplea la perfusión transcardíaca con líquido fijador no debería atribuirse carácter tóxico al edema retiniano. Estarían justificados estudios para evaluar la tolerancia del perfluorooctano y la perfluorometildecalina como sustitutivos vítreos postoperatorios de corto plazo (7 días), pero no deben ser utilizados como sustitutivos vítreos postoperatorios de largo plazo. El aceite de silicona de origen industrial no debería emplearse como sustitutivo vítreo postoperatorio de largo plazo (más de 14 días). La perfluorotributilamina no debe emplearse como sustitutivo vítreo postoperatorio. BIBLIOGRAFÍA 1. Sparrow JR, Chang S: Vitreous substitutes. In: Albert DM, Jakobiec FA. Principles and practice of ophthalmology. Clinical Practices. Philadelphia, Saunders, 1994, volume 2: 1.142-1.159. 2. Chang S, Zimmerman NJ, Iwamoto T, Ortiz R, Faris D: Experimental vitreous replacement with perfluorotributylamina. Am J Ophthalmol 1987; 103: 29-37. 3. Chang S, Sparrow JR, Iwamoto T, Gershpbein A, Ross R, Ortiz R: Experimental studies of tolerance to intravitreal perfluoro-N-octane liquid. Retina 1991; 11: 367-374. 4. Eckardt C, Nicolai U, Winter M, Knop E: Experimental intraocular tolerance to liquid perfluorooctane and perfluropolyether. Retina 1991; 11: 375-384. 5. De Queiroz JM, Blanks JC, Ozler SA, Alfaro DV, Liggett PE: Subretinal perfluorocarbon liquids. 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OFTALMOL., 1996; 70: 333-342 ASTIGMATISMO POSTQUIRÚRGICO EN LA PSEUDOFAQUIA: ESTUDIO COMPARATIVO ENTRE DIFERENTES TIPOS DE INCISIÓN*,1 POSTOPERATIVE ASTIGMATISM IN THE PSEUDOPHAKIC EYE: A COMPARATIVE STUDY OF DIFFERENT INCISION SIZES SÁNCHEZ A2, BRITO C2, PINILLA I2, PABLO LE2, FERNÁNDEZ FJ2, HONRUBIA FM3 RESUMEN SUMMARY Presentamos un estudio comparativo del astigmatismo postoperatorio durante un tiempo mínimo de seguimiento de 3 meses, en pacientes intervenidos de extracción extracapsular de catarata e implante de lente intraocular de cámara posterior con cuerda de incisión de 11-12 mm y facoemulsificación con cuerda de incisión de 6,0 mm y 3,5 mm. En la sexta semana del postoperatorio se procede al corte selectivo de la sutura en línea con el eje del cilindro positivo en aquellos ojos que presentan astigmatismo a favor de la regla superior a 3 dioptrías. La medición del astigmatismo se realiza por refractometría automatizada. Los cambios astigmáticos se cuantificaron mediante análisis vectorial. Concluimos que en los controles realizados en la 1.ª, 3.ª y 6.ª semana del postoperatorio el astigmatismo es significativamente menor en las técnicas de facoesmulsificación que tras extracción extracapsular estándar. Sin embargo, en el control exploratorio final no hubo diferencias significativas entre los diferentes grupos de estudio. We compared the postoperative astigmatism after standard extracapsular cataract extraction with the astigmatism following cataract extraction by phacoemulsification through 3.5 and 6.0 milimeter chord length incisions. The astigmatism was assessed by automatized refractometry, ranging from first week to three months postoperatively. Vector analyses of astigmatic changes were evaluated. At six weeks postoperatively in standard extracapsular extraction sutures are cut in line or near the plus cylinder axis in eyes showing excessive astigmatism with the rule (superior 3.00 d). We concluded that after phacoemulsification, astigmatism was considerably slighter than after standard extracapsular in 1 week postoperatively and after three and six weeks. However, three months postoperatively the difference was less clear. Small diameter PMMA implants inserted through 6.0 mm chord lengh incision minimized postoperative cylinder in a way comparable to the use of foldable silicon implants inserted through a 3.5 mm chord lengh incision. Palabras clave: Astigmatismo, extracción de catarata, técnicas de suturas, astigmatismo postoperatorio, facoemulsificación. * Comunicación presentada en la LXX Congreso de la S.E.O. (Tenerife 1994). 1 Servicio de Oftalmología. Hospital «Miguel Servet». Zaragoza, España. 2 Doctor en Medicina. 3 Profesor Titular. Key words: Astigmatism, cataract-extraction-methods, suture cutting, postoperative astigmatism, phacoemulsification. SÁNCHEZ A, et al. INTRODUCCIÓN Durante la pasada década ha habido una transición gradual desde la cirugía intracapsular a la cirugía extracapsular y de las incisiones grandes (10-12 mm) a la de menor tamaño (3-6 mm). Una de las finalidades principales de este cambio es el control del astigmatismo postoperatorio (1-8). La búsqueda de la emetropía postoperatoria en la pseudofaquia es actualmente un objetivo a conseguir, pues corregido en gran parte el error esférico con la aparición de los biometros ultrasónicos, queda por solucionar el error astigmático. Puede afirmarse que el astigmatismo elevado tras un correcto procedimiento quirúrgico de extracción de catarata es la complicación más frecuente, que retrasa el tiempo de rehabilitación visual y puede comprometer el resultado final de la técnica (9). Numerosos métodos intraoperatorios y postoperatorios han sido propuestos para reducir el astigmatismo quirúrgico inducido. Entre los primeros se encuentran las variaciones del tamaño, localización y tipo de incisión (4,10), la selección del tipo de sutura, profundiad y técnica de la misma (11) y el uso de queratómetros quirúrgicos (12). Entre los métodos postoperatorios destacamos el corte selectivo de las suturas (10,13-19). Las ventajas de las técnicas de pequeña incisión incluyen el mantenimiento de la estabilidad del globo ocular durante la cirugía, especialmente en el caso de aumento brusco de la presión intraocular causado por efusión uveal o hemorragia expulsiva, una más rápida cicatrización de la herida con rehabilitación física más rápida, así como un mejor control y minimización del astigmatismo postoperatorio que conlleva una recuperación visual más rápida y segura (1-8). De todos los métodos de control citados anteriormente, el corte selectivo de suturas resulta ser la técnica más simple y menos invasiva, habiendo demostrado su efectividad en el control del astigmatismo postoperatorio inducido (10,13-19). El uso de suturas de prolene o nylon monofilamento de 10/0 tiene actualmente una gran aceptación en microcirugía oftálmica, sobre todo si es ambulatoria, debido a las excelentes porpiedades de inercia, elasticidadd y fuerza tensil que poseen. Una ventaja adicional de estas suturas es la posibilidad de modificar el astigmatismo postoperatorio inducido mediante el simple método de cortar suturas selectivamente en el eje de mayor curvatura corneal, cuando la tensión excesiva provoca un astigmatismo corneal elevado. Debido a la seguridad que se consigue en el cierre de la herida qui- 2 rúrgica, el interés actual en torno a la misma se centra más sobre los resultados ópticos que sobre los anatómicos. El presente trabajo de investigación evalúa el curso del astigmatismo tras extracción extracapsular clásica e implante de lente intraocular de cámara posterior (cuerda de incisión de 11-12 mm) con y sin corte selectivo de suturas y la facoemulsificación con lente intraocular de polimetilmetacrilato (PMMA) (cuerda de incisión de 6,0 mm) y con implante de lente intraocular flexible de silicona (cuerda de incisión de 3,5 mm). MATERIAL Y MÉTODOS Son estudiados un total de 133 ojos divididos en dos grupos, el primero de 103 ojos intervenidos de extracción extracapsular de catarata con implantación de lente intraocular de cámara posterior (cuerda de incisión de 12,0 mm) pertenecientes a 56 varones y 47 hembras, con una edad media de 66,58 ± 11,64 años. El segundo grupo, de 30 ojos en los que se practicó facoemulsificación con implante de lente intraocular de PMMA (cuerda de incisión de 6,0 mm) en 15 casos y con implante de lente flexible de silicona (cuerda de incisión de 3,5 mm) en otros 15. Este último grupo corresponde a 17 varones y 13 mujeres con una edad media de 59,8±14 años. Todos los pacientes fueron intervenidos entre junio de 1992 y marzo de 1994, con un tiempo mínimo de seguimiento de 3 meses. Todos los casos debieron cumplir los siguientes criterios de inclusión en el estudio: 1. Sin antecedentes de cirugía ocular previa. 2. No existencia de otras enfermedades oculares además de la catarata. 3. Astigmatismo corneal preoperatorio igual o inferior a 1,00 dioptrías. 4. Sin complicaciones intraoperatorias o postoperatorias. 5. Seguimiento mínimo de 3 meses. 6. Corte de suturas de acuerdo con un protocolo previamente establecido. La evaluación preoperatoria de los pacientes incluyó una exploración ocular completa con refracción, biometría ultrasónica y queratometría con oftalmómetro Haag-Streit. La extracción extracapsular clásica de catarata fue realizada siguiendo la técnica habitual de cirugía extracapsular con capsulotomía «en sonrisa» o «abrelatas». La incisión corneoescleral con cuchillete se localizó a 1 mm aproximadamente del limbo superior. Tras la expresión del núcleo, limpieza ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Astigmatismo postquiúrgico en la pseudofaquia: estudio comparativo entre diferentes tipos de incisión de masas e implante de la lente intraocular C-Loop monobloque de PMMA, se procede al cierre de la herida con cinco puntos sueltos de prolene de 10/0 dispuestos de modo radial y equidistantes, e incorporando en la misma aproximadamente 2/3 del grosor del tejido esclerocorneal y 1 mm a cada lado de la incisión, enterrando los nudos hacia la porción corneal. La sutura queda enteramente cubierta por la conjuntiva después de la operación. La facoemulsificación con cuerda de incisión de 6,0 mm se realiza con el facoemulsificador PHACO-PLUS de Allergan Instruments, con incisión escleral a las 12 horas y localizada a 2 mm aproximadamente del limbo escleral y tunelización hasta cámara anterior; posteriormente se implanta una lente intraocular de PMMA de Allergan Medical Optics modelo PC43NB con 5,5 mm de diámetro de la parte óptica, procediéndose finalmente al cierre de la herida quirúrgica con un punto suelto horizontal de prolene 10/0. La facoemulsificación con cuerda de incisión de 3,5 mm se realiza con el mismo facoemulsificador PHACO-PLUS de Allergan Instruments, con incisión escleral a las 12 horas localizada a 2 mm aproximadamente del limbo escleral y tunelización hasta cámara anterior. Después se implanta con pinzas una lente intraocular flexible de silicona de Allergan Medical Optics modelo SI0NB con 6,0 mm de diámetro de la parte óptica, dejando la herida quirúrgica sin ningún punto de cierre y cubriéndose finalmente con la conjuntiva. El seguimiento postoperatorio se estableció de acuerdo con un protocolo que consistió en: agudeza visual, biomicroscopía de polo anterior, tonometría por aplanación, fundoscopia y cuantificación del cilindro positivo corrector mediante el Auto-Refractometer NR-5100 fabricado por NikonCorporation, que posee un rango de medición para potencias cilíndricas de ±12,00 dioptrías (D), la unidad mínima de medida es de 0,25 D y 1 grado de eje. Las mediciones se obtuvieron a partir del valor representativo del cilindro positivo corrector aportado por el instrumento, calculado a partir de cinco mediciones con un valor de confianza igual o superior a 90, tal y como recomiendan los fabricantes del aparato. Los controles se establecieron del siguiente modo: 1.° control: 1.ª semana postintervención. 2.° control: 3.ª semana postintervención. 3.° control: 6.ª semana postintervención. En este momento, en los casos intervenidos de extracción extracapsular estándar se realizó el corte selectivo de la sutura si la potencia astigmática corneal era superior a 3,00 D a favor de la regla, se practicaron cortes en 1 ó más de las suturas más próximas al eje de curvatura corneal más profundo o escarpado medido mediante refractometría automatizada. El cilindro postoperatorio se consideró a favor de la regla si el eje positivo del mismo se localizaba entre 40-140 grados, ya que entre estos grados se encuentran las suturas extraíbles, y en contra de la regla si el eje positivo se encuentra fuera del rango anterior. Las suturas fueron cortadas bajo control biomicroscópico, tras la instilación de un anestésico local (proparacaína), con una hoja de bisturí desechable y sin quitar el punto, excepto si causaba irritación o molestia en el pacientes con lo que era extraído con una pinza. El control refractivo tras el corte de la sutura se practicó 5 minutos después del corte, y en el caso de no considerarse suficiente el grado de reducción alcanzado se realizó más de un corte, es decir, si el cilindro resultante persistía con valor superior a 3,00 dioptrías a favor de la regla. A partir de este momento, los casos intervenidos de extracción extracapsular estándar (n=103) son divididos en dos grupos, según se hubiera realizado o no corte selectivo de la sutura: Grupo A (77 ojos), sin corte de sutura, en el que es estudiada la evolución natural del astigmatismo postquirúrgico y Grupo B (26 ojos), con corte selectivo de suturas, en el que se estudia el curso modificado del astigmatismo. En el grupo de facoemulsificación (30 ojos) (Grupo F) con lente de PMMA o flexible de silicona se estudió la evolución natural del astigmatismo postoperatorio. 4.° control: a las 12 semanas del postoperatorio se realiza la exploración final y recogida de datos para el presente estudio. Todos los datos fueron recogidos en una base de datos Dbase III Plus (Asthon-Tate, 1987), versión 1.0 para computadoras IBM-Compatibles. El procesamiento estadístico de los datos se realizó mediante el paquete estadístico R-SIGMA, también para ordenadores personales IBM-Compatibles. Las diferencias estadísticas entre las medias de los grupos comparados se valoraron mediante el test t-Student, aplicándose la corrección de Welch si las varianzas no eran homogéneas. En las comparaciones de muestras pequeñas (n<10) y varianzas no homogéneas aplicamos un test no paramétrico (Mann-Whitney). Un nivel de significación estadístico p<0,05 es considerado significativo y p<0,001 es considerado muy significativo. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 SÁNCHEZ A, et al. Las diferencias entre las lecturas refractivas automatizadas se cuantifcaron mediante análisis vectorial en coordenadas rectangulares y polares, considerado por Jaffe (10) y otros autores (4,20) el método más preciso y objetivo, ya que valora tanto el cambio en la potencia del cilindro como el cambio en la orientación del eje. Básicamente consiste en la representación gráfica de los cilindros como vectores, y cada vector aporta dos tipos de información: la amplitud (potencia) y dirección (ángulo de orientación). Los cálculos se realizaron mediante un programa computarizado específicamente desarrollado para el propósito de estudio de este trabajo. RESULTADOS De acuerdo con el protocolo previamente establecido, en 77 ojos se estudió la evolución natural del astigmatismo tras extracción extracapsular estándar (Grupo A), este grupo presentó una edad media de 65,19±12,15 años y un rango entre 4287 años. En 26 ojos se estudió la evolución y control del astigmatismo tras el corte selectivo de suturas (Grupo B), con una edad media de 70,56±9,23 años y un rango entre 51-87 años. No hubo diferencias estadísticamente significativas entre las edades de ambos grupos (p=0,11). El grupo de facoemulsificación (Grupo F) presentó una edad media de 59,8±14 años con un rango entre 27-71 años que resultó estadísticamente diferente sólo con respecto al Grupo B (tabla I). Los valores de las potencias medias astigmáticas observados en los tres grupos de estudio en los diferentes tiempos exploratorios quedan reflejados en la tabla II: el Grupo A parte de valores astigmáticos medios en la 1.ª semana del postoperatorio de 3,63±1,61 D con un rango entre 0,257,75 D, el grupo con corte selectivo de suturas (Grupo B) presenta valores claramente superiores, de 6,42±1,63 D con un rango entre 4,0-10,0 D. El Tabla II. Valores medios de las potencias astigmáticas de los grupos de estudio en cada uno de los tiempos exploratorios G.A. (n=77) (EEC) Tiempo Media ± DE 1.ª semana 3,64 3.ª semana 2,38 6.ª semana 1,62 12.ª semana 1,38 ± ± ± ± 1,60** 1,37** 0,74 0,76 G.B. (n=26) G.F (n=30) (EEC-C) (FACO) Media + DE Media ± DE 6,33 5,93 5,34 1,39 ± ± ± ± 1,83** 1,51 1,98** 1,28 2,03 **1,26 0,72 1,10 ± ± ± ± 0,86** 0,56** 0,59 0,46 ** Diferencias estadísticamente significativas con respecto a los demás grupos (p<0,05). grupo de facoemulsificación (Grupo F) presenta valores de 1,60±1,13 D con un rango entre 0,252,00 D. La comparación de los valores astigmáticos entre los grupos en todas las exploraciones hasta la 6.ª semana y previa al corte de suturas resultaron estadísticamente significativas (p<0,05), excepto Grupo A-Grupo F en la 6.ª semana. Sin embargo, los cilindros refractivos finales presentaron valores semajantes con un valor astigmático medio de 1,38±0,72 D con un rango entre 0,25-4,0 D (Grupo A), 1,39±0,74 D con un rango entre 0,00-2,75 D (Grupo B) y 1,12±0,42 con un rango entre 0,25-1,50 en el grupo de facoemulsificación. Los resultados obtenidos en esta última exploración no presentaron diferencias estadísticamente significativas entre ninguno de los grupos de estudio. Las mediciones detalladas obtenidas de la potencia del cilindro en cada uno de los tiempos exploratorios, así como las diferencias estadísticamente significativas entre los grupos queda reflejada en la tabla II y figura 1. En la tabla III, pueden observarse las mediciones medias de potencia del cilindro del grupo de facoemulsificación, según tamaño de la incisión, en cada uno de los tiempos exploratorios. Los Tabla I. Valores medios, desviaciones estándar (DE) y rangos de las edades de los grupos de estudio Grupo Edad Media ± DE Rango G.A. (EEC) G.B. (EEC-C) G.F. (FACO) 65,0 ± 12,1 70,5 ± 9,23 59,8 ± 0,56 42-87 51-87 27-71 G.A.: Grupo A, extracción extracapsular. G.B.: Grupo B, corte selectivo de suturas. G.F.: Grupo facoemulsificación 4 Fig. 1. Valores medios de las potencias astigmáticas de los grupos de estudio en cada uno de los tiempos exploratorios. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Astigmatismo postquiúrgico en la pseudofaquia: estudio comparativo entre diferentes tipos de incisión Tabla III. Valores medios de las potencias astigmáticas del grupo facoemulsificación en cada uno de los tiempos exploratorios, según incisión de 6,0 y 4,0 mm GRUPO FACO Tiempo (6,0 mm) Media ± DE (3,5 mm) Media ± DE 1.ª semana 3.ª semana 6.ª semana 12ª semana 1,60 1,45 1,40 1,12 1,43 1,13 1,13 1,00 ± ± ± ± 1,13 0,91 0,76 0,42 ± ± ± ± 0,56 0,45 0,39 0,89 valores fueron menores en la incisión de 3,5 mm, sin embargo, las diferencias no resultaron estadísticamente significativas. Después de clasificar los ejes astigmáticos según grupos de estudios y orientación, los resultados quedan reflejados en la tabla IV, que presenta el número total de ejes astigmáticos directos a favor de la regla (entre 40-140 grados) o inversos (todos los ejes localizados fuera del rango anterior) en cada uno de los controles. Los valores de cambio astigmático medio entre mediciones, determinados mediante cálculos en coordenadas rectangulares y polares (análisis vectorial) están reflejados en la tabla V. Los tres grupos de estudio incluidos presentaron un cambio astigmático total (entre el primer y último control exploratorio) de 3,74±4,24 (Grupo A), 5,37±1,56 (Grupo B) y 1,45±0,92 (Grupo F), resultando estadísticamente significativas las diferencias entre todos los grupos. DISCUSIÓN El método de cálculo empleado para cuantificar las diferencias entre mediciones de cilindros es considerado el más exacto y objetivo. Si no hay cambios en el eje del cilindro el método de sustracción simple presenta valores semejantes al análisis vectorial; sin embargo, cuando el cambio Tabla IV Potencias astigmáticas finales según orientación del eje (D: directo; i: inverso) y grupo de estudio DIRECTO/INVERSO Tiempo 1.ª semana 2.ª semana 6,ª semana 12.ª semana G.A. (EEC) 73/4 70/7 59/18 55/22 G.B. (EEC-C) 26/0 26/0 26/0 24/2 G.F. (FACO) 20/10 16/14 14/16 12/18 en el eje del cilindro es importante los valores aportados por el análisis vectorial son significativamente superiores y más objetivos a los aportados por la diferencia simple entre los valores astigmáticos (4,10,20). Las mediciones aportadas por el Auto-Refractometer Nikon NR-5100 se basan en los principios de Scheiner y de la retinoscopia usando luz infrarroja; el instrumento neutraliza cada uno de los meridianos en 360 grados y los resultados pueden equipararse a los de un entrenado optometrista (21). Este tipo de mediciones tiene la ventaja de medir el astigmatismo total del ojo y la desventaja de no discriminar entre el que puede originar la córnea, sin embargo, en nuestro caso, ya que se trata de controles evolutivos en postoperatorios de cirugía de cataratas y de acuerdo con otros autores (9,10), las modificaciones del mismo están básicamente determinadas por la compresión de la herida por la sutura, que incrementa la curvatura del eje y por la entreabertura, que la aplanará. La influencia de cambios posicionales ocasionados por las lentes de cámara posterior (descentramiento, inclinación) medios mediante fotogrammetría tiene poca significación clínica (22). De los resultados de nuestro trabajo puede deducirse que las incisiones de pequeño tamaño y uso de lentes de PMMA o implantes flexibles de silicona disminuyen de modo semejante los valores astigmáticos, con valores estadísticamente significativos e inferiores a los aportados por la extracción extracapsular clásica en todos los controles exploratorios hasta la 6.ª semana. Sin embargo, a los tres meses de la intervención las diferencias no resultaron evidentes entre los tres grupos (1-8). Puede concluirse que el control del astigmatismo postoperatorio mediante pequeña incisión o corte selectivo de suturas aporta resultados semejantes a los tres meses, momento considerado por la mayoría de los autores como astigmatismo postoperatorio final (tabla II). Así mismo, puede concluirse que las incisiones de 3,5 mm e implante de lente intraocular flexible de silicona presentan valores astigmáticos menores pero no significativos frente a los aportados por las incisiones de 6,0 mm e implante de lente intraocular de PMMA (1-8) (tabla III). El cambio astigmático total determinado mediante análisis vectorial demuestra claramente que aunque no hay diferencias significativas en la exploración final, las incisiones de pequeño tamaño presentan un menor y significativo cambio astigmático en los tres meses de postoperatorio inmediato (7), por lo tanto, las técnicas de facoemulsificación y ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 5 SÁNCHEZ A, et al. Tabla V. Cambios en la potencia astigmática entre exploraciones, expresados en valores medios y desviación estándar Análisis vectorial G.A. (n=77) (EEC) G.B. (n=26) G.F (n=30) (EEC-C) (FACO) Tiempo Media ± DE Media + DE Media ± DE 1.ª 3.ª sem. 3.ª -6.ª sem. 6.ª-12.ª sem. Total 1,35 1,58 0,60 3,73 0,55 0,59 4,47 5,36 ± ± ± ± 1,13 1,22** 0,67 2,24** ± ± ± ± 0,83 0,92 ± 0,76 0,68 0,57 ± 0,58 1,79** 0,46 ± 0,36 1,55**1,15 + 0,74** ** Diferencias estadísticas significativas con respecto a los demás grupos (p<0,05). pequeña incisión, ya sea con lentes de PMMA o flexibles de silicona, aportan una mayor estabilidad refractiva y, por lo tanto, más rápida rehabilitación visual frente a la extracción extracapsular clásica (tabla V). Los resultados de nuestro trabajo demuestran que el uso de suturas interrumpidas de prolene 10/0 típicamente inducen en el postoperatorio inmediato un astigmatismo a favor de la regla (tabla IV), con un cambio progresivo en contra de la regla (4), resultado semejante al aportado por otros autores. Kronish (13) observó en el postoperatorio inmediato de su serie un astigmatismo a favor de la regla en el 97% de los casos. En las técnicas de facoemulsificación también se observa un cambio gradual en el tiempo en contra de la regla. El mecanismo patofisiológico del desarrollo de astigmatismo corneal postoperatoria asociado con el uso de suturas monofilamento no reabsorbibles como el nylon o el prolene ha sido atribuido de modo significativo a la compresión de la herida quirúrgica (9,10), motivada por efecto del edema y tensión de la sutura que tiende a disminuir en las semanas siguientes conforme desaparece el edema y se forma la cicatriz, siempre que el grado de tensión de la sutura lo permita, pues si la tracción de ésta es excesiva provoca un aumento de la curvatura en el meridiano correspondiente, que en el caso de la catarata es a favor de la regla. Por ello, debido a la tensión de la sutra ya desde el principio se observa que el grupo sometido al corte selectivo (Grupo B) presenta valores astigmáticos medios más elevados en todos los controles con respecto al grupo con evolución natural (Grupo A), con diferencias altamente significativas (p<0,001) en los valores medios de las potencias cilíndricas hasta elmomento del corte (tabla II). 6 La efectividad del corte selectivo de suturas queda claramente demostrada al observarse la ausencia de diferencias estadísticamente significativas entre los valores de las potencias astigmáticas de los Grupos A, B y F en los controles posteriores al corte. Con respecto a la edad, algunos autores han observado que el cambio astigmático es mayor en pacientes de mayor edad (17) y que éstas también presentan astigmatismos iniciales superiores, proponiendo que en personas mayores la cornea está más debilitada y la tensión de las suturas tiene mayor facilidad para modificar la curvatura corneal. Nuestra casuística también mostró edades medias superiores en el grupo de corte selectivo de sutras, precisamente el que muestra valores astigmáticos iniciales mayores, pero la diferencia de edad no resultó estadísticamente significativa con respecto al Grupo A de evolución natural. Entre el Grupo B y el grupo de facoemulsificación las diferencias fueron significativas, ya que esta última técnica está indicada en núcleos más blandos, habitualmente pertenecientes a pacientes más jóvenes (tabla I). Se consideran los tres meses del postoperatorio inmediato como el punto de astigmatismo postoperatorio final y el momento ideal para la prescripción de la corrección definitiva, ya que el cambio posterior es clínicamente poco importante. Parker (23) observó un cambio medio de 0,69 D entre el tercer mes y tres años después de la extracción extracapsular clásica y Kronish de 0,50 D entre la 6.ª semana y un año tras la extracción extracapsular y corte de suturas (13). Werblin (4), en técnicas de facoemulsificación y pequeña incisión, observa un cambio clínicamente insignificante de 0,30 D seis años después. CONCLUSIONES Las técnicas de pequeña incisión, ya sea con lentes de PMMA o flexibles de silicona aportan una mayor estabilidad refractiva y por tanto más rápida y segura rehabilitación visual en los tres meses del postoperatorio inmediato frente a la extracción extracapsular clásica. Los resultados en la exploración final no presenta diferencias estadísticamente significativas entre la facoemulsificación y la extracción extracapsular controlada mediante corte selectivo de suturas. Considerar el corte selectivo de suturas como un método sencillo y efectivo para reducir o eliminar el astigmatismo postoperatorio. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Astigmatismo postquiúrgico en la pseudofaquia: estudio comparativo entre diferentes tipos de incisión AGRADECIMIENTOS A Gonzalo Sánchez, del Centro Politécnico Superior de Ingenieros Industriales de la Universidad de Zaragoza, por su valiosa colaboración en el desarrollo del programa computarizado utilizado para realizar los cálculos del análisis vectorial. BIBLIOGRAFÍA 1. Neumann AC, McCarty GR, Sanders DR, Raanan MG: Small incisions to control astigmatism during cataract surgery. J Cataract Refract Surg 1989; 15: 78-84. 2. Van den Berket AC, De Ward PV, Pameijer JHAD: Comparison between postoperative astigmatism after classic extracapsular lens extractopm amd after phacoemulsification. Doc Ophthalmol 1992; 82: 1-7. 3. Watson A, Sunderraj PAD: Comparison of small incision phacoemulsification with standard extracapsular cataract surgery: postoperative astigmatism and visual recovery. Eye 1992; 6: 626-629. 4. 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A COMPARATIVE STUDY OF NOVAFIL-NYLON CRISTÓBAL JA, MÍNGUEZ E, HONRUBIA A, NAVALES J, ROMANO P, LERMA A, PALOMAR A RESUMEN SUMMARY Hemos realizado un estudio prospectivo comparativo sobre el comportamiento intraoperatorio y el astigmatismo postquirúrgico inducido entre la nueva sutura no reabsorbible Novafil 10/0 y el Nylon monofilamento 10/0. Un total de 90 pacientes intervenidos de catarata con incisión corneo-corneal de 6-7 mm se dividieron en 2 grupos en dependencia del material empleado en la sutura. El grupo I (45 ojos) fue suturado con 3 puntos de Novafil 10/0. Se valoró el comportamiento intraoperatorio de ambas suturas y el astigmatismo postquirúrgico inducido a corto y largo plazo (1 semana, 1 mes, 2 meses, 3 meses y 1 año) sin que se encontraran diferencias estadísticamente significativas. En las heridas suturadas con Nylon se produjo más variación del astigmatismo postoperatorio inmediato, mientras que con el Novafil encontramos cifras más estables. A study was carried out with 90 patients undergoing cataract surgery, in each case 6-7 mm corneo-corneal section was made. We studied the intraoperative handling qualities of the suture material and compared the surgicallyinduced astigmatism in two suture groups (Nylon 10/0, and Novafil 10/0), of 45 eyes each group. There was no significant different surgically-induced astigmatism in the two suture gropus after 7, 30, 60, 90 days, or during longer follow up. Nylon suture evidenced more surface desintegration and higher loss of strain than Novafil suture in the long term study. Key words: Astigmatism, sutures, Novafil, Nylon, cataract surgery Palabras clave: Astigmatismo, suturas, Novafil, Nylon, cirugía catarata. INTRODUCCIÓN En los últimos años hemos asistido a cambios sustanciales en la cirugía de la catarata. Se han desarrollado importantes innovaciones en todos los cambios, a excepción del de los materiales de sutura. Este aparente desinterés se debe, a nuestro juicio, a la conjunción de dos factores. Por una parte, la afirmación clásica y aceptada de forma * Comunicación presentada en el LXX Congreso de la S.E.O. (Tenerife 1994) 1 Hospital Clínico Universitario. Servicio de Oftalmología. Zaragoza. casi generalizada de que la poliamida es el material de elección para la cirugía del segmento anterior (1) y que los resultados publicados con otros tipos de monofilamentos no reabsorbibles no hayan evidenciado, a corto plazo, ventajas manifiesta sobre el nylon (2,3) condicionan que este material siga siendo utilizado de forma masiva. Por otro lado, la pequeña incisión supone un considerable avance en la prevención del astig- CRISTÓBAL JA, et al. matismo postquirúrgico (4), relegando obviamente a un plano secundario el tema de la sutura. Sin embargo, a nuestro juicio, la disyuntiva entre lente de PMMA rígida de óptica grande o lente plegable de silicona no está resuelta y la facofragmentación manual supone hoy en día una alternativa que nos obliga a seguir considerando la sutura como parte fundamental en el cierre de la mediana incisión. El polybutéster (Novafil®) es un nuevo monofilamento sintético no reabsorbible similar al polipropileno, aunque por su mayor elasticidad ofrece significativas ventajas sobre éste (5). El propósito de este trabajo es comparar el comportamiento intraoperatorio de esta sutura y su influencia en el astigmatismo postquirúrgico a medio plazo. MATERIAL Y MÉTODOS Realizamos un estudio prospectivo sobre un total de 90 pacientes que fueron intervenidos de catarata en nuestro Servicio entre septiembre de 1992 y junio de 1993. Los distribuimos aleatoriamente en dos grupos en dependencia del material de sutura empleado para el cierre de la herida quirúrgica. No se incluyeron en el estudio aquellos pacientes con un astigmatismo previo superior a 1 dioptría (dp) ni los que presentaron algún tipo de complicación intra o postoperatoria que pudiera influir sobre la cicatrización de la herida quirúrgica. Todos los casos fueron intervenidos por el mismo equipo quirúrgico. Bajo anestesia local potenciada, se practicó facoemulsificación o facofragmentación de la catarata, con implante de LIO de 6-6,5-7 mm de óptica a través de una incisión corneo-corneal de 6-7 mm. El cierre de la herida quirúrgica se realizó mediante tres puntos sueltos de Nylon 10/0 (grupo I: 45 ojos) o de Novafil 10/0 (grupo II: 45 ojos). Se empleó el queratoscopio de Maloney, que es el utilizado en nuestra práctica habitual. Tabla I. Grupos Nylon Novafil 2 Astigmatismo corneal medio a los 7, 30, 60 y 90 días del postoperatorio. Comparación entre Nylon 10/0 y Novafil. (Sin extracción de suturas) Astigmatismo medio (x ± DS) No.° ojos 7 días 30 días 60 días 90 días 45 2,83 ± 2,1 2,38 ± 1,8 2,05 ± 1,6 1,80 ± 1,7 45 3,02 ± 2,4 2,86 ± 2,0 2,74 ± 1,8 2,34 ± 1,7 Intraoperatoriamente se valoraron subjetivamente las características del material de sutura en base a la comodidad de manejo, seguridad de los nudos y la facilidad para enterrarlos. En el postoperatorio se mantuvo una asociación antibiótico-corticoidea (acetato de prednisolona) a dosis de 1 gota 4 veces al día durante los primeros 15 días, para posteriormente ir disminuyendo de forma paulatina el tratamiento y suspenderlo al final del segundo mes. Mediante queratómetro de Javal se valoró el astigmatismo postquirúrgico obtenido a los 7, 30, 60 y 90 días tras la intervención. Se practicó extracción selectiva de suturas, entre los 70-90 días tras la cirugía, cuando el cilindro era a favor de la regla y superior a 3 dioptrías. En un tiempo variable entre los 11 y 14 meses tras la cirugía se evaluó el aspecto macroscópico de la sutura mediante examen con lámpara de hendidura, así como el astigmatismo postquirúrgico en todos aquellos ojos que mantenían «in situ» el hilo de sutura. Se calcularon las diferencias estadísticas entre los dos grupos mediante un análisis de la varianza y del test de comparación múltiple de medias. RESULTADOS Del total de 90 pacientes, 51 eran varones y 39 mujeres, con una edad media de 66,2 años. Cuando se analizaron separadamente ambos grupos no se encontraron diferencias en relación a la edad o al sexo. El comportamiento intraoperatorio de los dos materiales de sutura fue calificado como bueno. La manejabilidad del Nylon fue considerada superior y también el enterramiento de los nudos resultaba más fácil. En la tabla I se indica, en dioptrías, el astigmatismo corneal medio a los 7, 30, 60 y 90 días tras la cirugía. Aun cuando el grupo del Novafil ® presentaba valores superiores, las diferencias carecían de significación estadística. El astigmatismo resultó a favor de la regla en el 74% de los ojos cerrados con Nylon y en el 88% de los suturados con Novafil®. Al tercer mes tras la cirugía, no encontramos ningún caso de astigmatismo inverso superior a las 3 dp en ninguno de los dos grupos. Un total de 9 pacientes en el grupo suturado con Nylon y 11 en el del Novafil® requirieron extracción de suturas por presentar un cilindro superior a 3 dp a los dos meses tras la cirugía. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Astigmatismo inducido en cirugía de la catarata. Estudio comparativo novafil-nylon Fig. 1. Variación en el tiempo del astigmatismo postquirúrgico en los 63 ojos en los que no se actuó sobre la sutura. La valoración de la evolución tardía del astigmatismo únicamente pudo realizarse en 31 pacientes del grupo I (nueve se descartaron por haber manipulado la sutura y cinco no acudieron a revisión) y en 32 del grupo II (en once se había manipulado la sutura y dos no acudieron al control). En la figura 1 se aprecia la evolución en el tiempo del astigmatismo del total de 63 pacientes que pudieron evaluarse. Entre aquéllos que habían sido suturados con Nylon existía un cambio astigmático continuado con una tendencia hacia las formas inversas, con evidentes signos de degradación del hilo en el examen con lámpara de hendidura; por el contrario, entre los pacientes suturados con Novafil® no se objetivaron cambios astigmáticos tan llamativos, no apreciándose macroscópicamente signos de alteración del material de sutura. Las diferencias carecían de significación estadística, aunque sí podían ser importantes desde el punto de vista clínico. COMENTARIOS Y CONCLUSIONES En la génesis del astigmatismo postquirúrgico influyen numerosos factores (6,7) no siempre reproducibles, por lo que en muchas ocasiones resulta aventurado extraer conclusiones extrapolables sobre este particular. Esto es especialmente cierto cuando se pretende comparar materiales de sutura diferentes. El hábito quirúrgico adquirido con un tipo de hilo determinado condiciona manifiestamente la apreciación subjetiva que obtengamos al usar un nuevo material. Así, una ventaja teórica como la mayor rigidez de Novafil® (5) supone una desventaja en su manejo y, resultando la presa con las pinzas durante el anudado supuestamente más fácil, es considerada, como ocurrió en nuestro caso, como una peor manejabilidad del hilo. Obviamente, un entrenamiento adecuado permitiría reconsiderar estas cualidades. Nosotros pensamos que realmente la única diferencia sustancial en el comportamiento intraoperatorio de las dos suturas es la mayor dificultad para enterrar los nudos del Novafil®. Trabajos experimentales realizados en ojos de cadáver demostraron que la sutura es uno de los factores que más puede modificar la curvatura corneal (8) y, por otra parte, existen evidencias clínicas que demuestran que las incisiones de mayor tamaño son las que pueden verse más influenciadas por las técnicas de sutura (9), con lo que puede intuirse que el agente más astigmatógeno será el cirujano. Esto explicaría el que a corto plazo no sea habitual encontrar importantes variaciones en el astigmatismo inducido en dependencia del material empleado para el cierre de la herida quirúrgica. Nuestros resultados coinciden con los publicados (10), al no apreciar diferencias estadísticamente significativas al comparar el astigmatismo inducido con Nylon o con Novafil®, si bien los valores de cilindro superiores que encontramos con este nuevo material se debieron a nuestra inexperiencia con la sutura, que provocaba cierta tendencia a dejarla más apretada. Mayor trascendencia tiene la evolución a largo plazo de los materiales de sutura. Sabemos que a partir de los 3-6 meses el Nylon sufre un proceso de degradación (11) que provoca una importante disminución de su fuerza tensil, con la consiguiente repercusión sobre la cicatrización de la herida quirúrgica. En seguimientos a largo plazo (2,12) se ha evidenciado cómo la incisión pierde parte de su estabilidad, lo que se traduce en una evolución natural hacia la aparición de astigmatismos inversos. El empleo de suturas no biodegradables evitaría en parte este proceso (3). Nosotros sólo podemos extraer conclusiones parciales sobre este particular, ya que en nuestro estudio el tiempo máximo de seguimiento es de 14 meses, y hay autores que confirman que es a partir del segundo año tras la intervención cuando aparecen los cambios astigmáticos más manifiestos (2,3). Por microscopía electrónica se ha demostrado que el Novafil® también sufre un proceso de degradación, aunque mucho más lento que el Nylon (9,13). La trascendencia real de estos hallazgos en la clínica todavía no está demostrada. Como conclusiones, en este estudio se ha evidenciado que las incisiones corneales de tamaño ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 CRISTÓBAL JA, et al. medio (6-7 mm) también sufren un cambio progresivo en su estabilidad con las consiguientes variaciones en el cilindro postoperatorio. En el momento actual la diferencia entre el «éxito» o el «fracaso» de la cirugía de la catarata cada vez se asocia más con la emetropía postquirúrgica, por tanto, debemos replantearnos el utilizar suturas que mantengan sus propiedades intrínsecas durante un período elevado de tiempo. El Novafil® puede ser una alternativa válida en cirugía del segmento anterior una vez que conozcamos mejor su comportamiento a largo plazo. BIBLIOGRAFÍA 1. Jaffe NS: Postoperative corneal astigmatism. En Cataract Surgery and its complications. The C.V. Mosby Co. Ed. St. Louis 1981; 92-110. 2. Cravy TV: Long term corneal astigmatism related to selected elastic, monofilament nonabsorbable sutures. J Catarac Refract Surg. 1988; 15: 61-69. 3. Gimbel HV, Raanan MG, DeLuca M: Effect of suture material on postoperative astigmatis. J Cataract Refract Surg. 1992; 18: 42-50. 4. Neumann AC, McCarty GR, Sanders DR, raanan MG: Small incisions to control astigmatism during cataract surgery. 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De ellas, 38 pacientes precisaron cirugía de catarata durante el tiempo de seguimiento. Se han valorado edad, sexo, opacidades cristalinianas preoperatorias, indicación del trasplante corneal, complicaciones durante el postoperatorio y cirugía de catarata posterior. Resultados: La edad media de los enfermos operados de catarata ha sido mayor, con un incremento de la incidencia por encima de la sexta década, y se ha encontrado una relación significativa con la presencia previa de opacidades cristalinianas moderadas. Con respecto a las complicaciones aparecidas durante el postoperatorio de la cirugía, han influido en la pérdida de la transparencia cristaliniana la aparición de episodios de rechazo, queratopatía bullosa del injerto, hipertensión ocular, necrosis, absceso y defectos epiteliales persistentes o úlceras del injerto, mientras que no han tenido relación en su desarrollo posterior la dehiscencia de sutura, la aparición de vascularización profunda y la queratitis herpética. Conclusiones: Los factores con mayor influencia en el desarrollo de la catarata han sido la edad, las opacidades cristalinianas y las complicaciones del trasplante. Objective: To identify risk for cataract extraction after penetrating keratoplasty in a retrospective way. Design: 157 penetrating keratoplasty were studied. thirty-eight patients underwent cataract extraction during the follow-up. Age, sex, preoperative lens opacities, keratoplasty indication, post operative complications and cataract extraction surgery have been evaluated. Results: The need for cataract extraction was higher in elderly patients. The risk of subsequent cataract extraction was higher in patients with preoperative lens opacities. Graft rejections, bullous keratopathy, glaucoma, necrosis, bacterial infections, persistent ephitelial defects or ulcers increased the subsequent cataract extraction. Wound dehiscence, deep blood vessels, herpes keratitis was not associated with higher risk. Conclusions: age, lens opacities and complications following keratoplasty procedure are the main cataract formation factors. Key words: Penetrating keratoplasy, cataract formation, cataract extraction, lens opacities, combined procedure. Palabras clave: Queratoplastia penetrante, cirugía de catarata, formación de catarata, opacidades cristalinianas, cirugía combinada. * Comunicación presentada en el LXX Congreso de la S.E.O. (Tenerife, 1994). 1 Servicio de Oftalmología. Hospital Miguel Servet. Zaragoza. 2 Doctor en Medicina. 3 Licenciado en Medicina. PINILLA I, et al. INTRODUCCIÓN La realización de un procedimiento de queratoplastia penetrante o un procedimiento de queratoplastia asociado a extracción de catarata se plantea con frecuencia en enfermos con patología de polo anterior. En pacientes fáquicos que son sometidos a este tipo de cirugía debe determinarse la presencia de opacidades cristalinianas. Si el estado del cristalino es transparente o presenta mínimas opacidades no nos plantearemos su extracción, pero si existe una catarata en evolución, como es frecuente en pacientes de edad avanzada, es probable que la cirugía, la inflamación postoperatoria y el uso de corticoides tópicos ayuden a su progresión, condicionando una menor recuperación visual (1). Durante los últimos 20 años ha aumentado la práctica de cirugía combinada; sus resultados han mejorado gradualmente, comprobándose que, en manos de cirujanos con experiencia, el riesgo de su práctica no es sustancialmente superior al de la queratoplastia penetrante (2-4). La disyuntiva entre queratoplastia penetrante combinada o no con extracción de catarata ha sido objeto de múltiples estudios (2-4). La evolución de las opacidades cristalinianas preexistentes después de un trasplante corneal o la necesidad de cirugía de catarata en estos pacientes han recibido hasta el momento una menor atención (1,5). El objetivo de nuestro estudio ha sido identificar factores de riesgo en la pérdida de transparencia cristaliniana después de una queratoplastia penetrante que obliguen a la práctica de una extracción de catarata. MATERIAL Y MÉTODOS Hemos estudiado 189 queratoplastias realizadas en la sección de polo anterior del Servicio de Oftalmología de nuestro hospital durante los últimos años, centrándonos en un total de 157 primeras queratoplastias realizadas al enfermo en el Servicio, después de excluir los reinjertos. Todos los enfermos fueron operados por un mismo cirujano. Se ha valorado el sexo, edad en el momento de la cirugía, ojo, meses de seguimiento después del trasplante y la patología condicionante de la cirugía. Se ha estudiado el estado del cristalino, determinando la existencia de una cirugía previa y el tipo, y en caso de tratarse de un paciente fáquico, si el cristalino era transparente o presentaba opa- 2 cidades cristalinianas mínimas, moderadas o una catarata madura. Se ha consignado el tipo de cirugía realizado (queratoplastia óptica, tectónica o cirugía combinada), así como las complicaciones postoperatorias, centrándonos en la aparición de rechazos y su número, los defectos epiteliales persistentes o úlceras corneales no infecciosas, dehiscencia de sutura, vascularización profunda, complicaciones infecciosas (bacterianas o víricas), necrosis tisular, hipertensión ocular y descompensación del injerto. Se han valorado los enfermos sometidos a cirugía de catarata posterior al trasplante, el tipo de cirugía y el momento, así como otros procedimientos quirúrgicos postoperatorios. Los distintos datos recogidos de los enfermos, excluyendo los pacientes afáquicos previos y aquéllos en que se practicó cirugía combinada de queratoplastia y catarata de primera intención, han sido analizados utilizando los test estadísticos de la t de Student para datos no pareados y tablas de contingencia, considerando significación estadística si p < 0,05. RESULTADOS Los 189 procedimientos de queratoplastia penetrante se han realizado a un total de 157 ojos pertenecientes a 150 pacientes. La edad media de los enfermos al someterse a la primera queratoplastia fue de 49 años, oscilando entre 4 y 81 años. De los 157 ojos, 82 eran derechos y 75 izquierdos (47,7%); 58 pertenecían a mujeres y 99 a hombres (63%). El tiempo medio de seguimiento desde la queratoplastia hasta la última revisión ha sido de 61,6 meses (entre 6 y 202 meses). Las indicaciones para la realización de la queratoplastia pueden verse en la tabla I. Hubo 2 reinjertos en 2 enfermos sometidos a cirugía en otro centro. Además, hubo 29 segundas queratoplastias y 3 enfermos requirieron un tercer procedimiento. La indicación más frecuente para la realización de queratoplastia ha sido la patología herpética, seguida de los reinjertos. Centrándonos en los 157 primeros procedimientos, 34 fueron realizados en afaquias o pseudofaquias previas, y 123 en ojos fáquicos. Se practicaron 111 queratoplastias ópticas, 15 queratoplastias tectónicas, 21 procedimientos combinados y 8 queratoplastias asociadas a explante o recambio de lente, 1 asociada a vitrectomía y otra a traveculectomía (figura 1). ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Cirugía de catarata después de queratoplastia penetrante CIRUGÍA DE CATARATA EN PACIENTES SOMETIDOS A QUERATOPLASTIA De los 103 ojos fáquicos, 38 fueron operados de catarata durante el tiempo de seguimiento. El tiempo medio transcurrido desde la queratoplastia hasta la cirugía de la catarata fue de 33 meses, oscilando entre 2 y 154 meses. Con respecto a la edad, la media en los pacientes operados de catarata fue estadísticamente superior a la de los que no requirieron cirugía (55,2 ± 14,7 versus 35,9 ± 16,9, p = 0,0001). En la distribución por grupos de edad vemos cómo la proporción de enfermos operados aumenta conforme lo hace el envejecimiento, llegando a un 50% de la sexta década, a un 76,9% en la séptima y al 83,3% en los enfermos de más de 70 años (figura 2). El sexo no ha influido en la necesidad de cirugía posterior. El análisis estadístico de la incidencia de catarata según los distintos grupos etiológicos se ha visto dificultado por el escaso número de integrantes de los distintos subgrupos. En la tabla II queda recogida esta distribución. Destaca una incidencia mayor en el grupo de leucomas sin etiología, distrofias corneales, Fuchs y pérdidas de sustancia, mientras que su incidencia es baja después de la Tabla I. Indicaciones clínicas de queratoplastia penetrante N.° casos Queratopatía bullosa en pseudofaco Queratopatía bullosa en afáquico Distrofia de Fuchs Queratitis por herpes virus Epitelial Disciforme Metaherpética Distrofias corneales estromales Queratocono Queratoglobo Pérdidas de sustancia Abscesos Traumatismos Causticaciones Degeneraciones Leucoma sin etiología Reinjertos 12 8 8 40 12 19 9 3 16 1 14 6 13 8 3 23 34 % 6,3% 4,2% 4,2% 21,1% 1,5% 8,4% 0,5% 7,4% 3,1% 6,8% 4,2% 1,5% 12,1% 17,9% TOTAL ENFERMOS: 150 TOTAL CIRUGÍAS: 189 patología herpética corneal, sobre todo si estaba limitada a una afectación epitelial. En relación con la transparencia cristaliniana previa a la queratoplastia hemos podido observar una mayor necesidad de cirugía de catarata en Fig. 1. Distribución de las queratoplastias según el estado del cristalino. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 PINILLA I, et al. Fig 2. Distribución de cirugía de catarata en queratoplastia según grupos de edades. enfermos con opacidades moderadas de cristalino comparados con los que tenían cristalino transparente o con opacidades mínimas (21 enfermos operados de 32 con opacidades moderadas frente a 17 de 71 con opacidades mínimas o inexistentes, p=0,0001). Hemos analizado la necesidad de cirugía de catarata en relación con la incidencia de complicaciones en el postoperatorio de la queratoplastia. Ha sido estadísticamente superior la cirugía en enfermos que habían presentado episodios previos de rechazo (p = 0,0001), queratopatía bullosa del injerto (p = 0,0001), hipertensión ocular (p = 0,001), necrosis de injerto (p = 0,017), absceso corneal (p = 0,011) y úlceras del injerto o defectos epiteliales (p = 0,026). Los enfermos que presentaron como complicaciones dehiscencia de sutura, vascularización profunda, herpes del injerto u otras complicaciones no han visto incrementada la necesidad de cirugía de catarata. Debido a que la catarata fue más frecuente en pacientes de mayor edad, hemos estudiado la relación de esta variable con las complicaciones para evitar su posible influencia. Sólo fue mayor la media de edad en los pacientes que presentaron necrosis del injerto o queratopatía bullosa (p = 0,01 en ambos casos). Analizando la relación que podía existir entre las distintas complicaciones y la aparición de rechazo hemos encontrado que no existía una relación significativa entre ellas. Sí que se ha encontrado relación entre varias complicaciones y la necesidad de reinjerto posterior por fracaso de la primero queratoplastia. Entre ellas destacaremos la mayor incidencia de reinjertos en enfermos con rechazos (p = 0,03), queratopatía bullosa del injerto (p = 0,0001), defectos epiteliales persistentes (p = 0,0032), glaucoma (p = 0,04). No han aumentado los reinjertos en enfermos con dehiscencia de 4 sutura, vascularización profunda ni en infecciones bacterianas o víricas. Los pacientes en que no ha sido preciso la extracción de catarata han mostrado también una clara progresión de sus opacidades cristalinianas, mayor en caso de que éstas existieran antes de la cirugía. De los 45 pacientes con cristalino transparente en el momento de la realización de la queratoplastia, un 80% lo conservan después del seguimiento y 6 de los 9 enfermos que tenían opacidades mínimas han pasado a presentar cristalinos cataratosos (66%), adquiriendo estas diferencias evolutivas significación estadística (p=0,004). DISCUSIÓN Las cataratas se asocian con frecuencia a patología corneal que requiera queratoplastia, particularmente a la distrofia de Fuchs (5,6). Es un problema que se plantean muchos cirujanos antes de la cirugía, existiendo trabajos que presentan mejores resultados con la realización de los procedimientos por separado, mientras que otros muchos, ante esta circunstancia, deciden practicar una cirugía combinada (3,6,7). La complejidad de este procedimiento quirúrgico es sólo ligeramente superior a la de la queratoplastia sola; sin embargo, no es infrecuente la aparición de una reacción de rechazo después de la cirugía de catarata (6). La incidencia de catarata después de queratoplastia ha sido un tema poco tratado en la literatura. En nuestro trabajo hemos intentado centrarnos en los factores que han aumentado la necesidad de extracción de catarata posterior a esta primera cirugía. Tabla II. Extracción de catarata después de queratoplastia penetrante, según grupos etiológicos N.° N.° casos cirugías Distrofia de Fuchs Queratitis epitelial por HV Queratitis disciforme por HV Queratitis metaherpética Distrofias corneales estromales Queratocono Pérdidas de sustancia Abscesos Traumatismos Causticaciones Degeneraciones Leucoma sin etiología Reinjertos TOTAL ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 4 12 18 6 3 16 14 2 6 6 1 16 2 123 % 2 50% 1 8,3% 5 27,7% 2 33,3% 2 66,6% 3 18,75% 6 42,8% 1 50% 2 33,3% 2 33,3% 0 0% 12 75% 0 0% 38 Cirugía de catarata después de queratoplastia penetrante Como era predecible, la edad ha sido un factor decisivo en el desarrollo de la catarata. La presencia de opacidades lenticulares mínimas o moderadas es una circunstancia frecuente por encima de determinada edad, evolucionando después de la cirugía. Por encima de los 50 años, más de un 50% de los enfermos ha requerido cirugía posterior, llegando al 83,3% en enfermos mayores de 70 años. Estos datos son similares a los recogidos por Martin y colaboradores, que observan un salto en las necesidades quirúrgicas en pacientes con edades superiores a los 50 años (1). En su opinión y la nuestra, la edad debe ser un factor primordial ante la posibilidad de plantear de entrada una cirugía combinada. El análisis estadístico de la influencia de la patología corneal en el desarrollo posterior de catarata ha quedado dificultado por el escaso número de integrantes de los distintos subgrupos. Hemos encontrado un mayor número de extracciones de catarata en la distrofia de Fuchs, coincidiendo con diversos autores (5,6), pérdidas de sustancias y perforaciones corneales, lo que puede justificarse por el estado inflamatorio del ojo. También era alta la cirugía en el grupo de distrofias corneales estromales; éste estaba compuesto por tan sólo 3 personas, de las cuales 2 pertenecían a una familia con asociación de distrofia granular de Groenouw y catarata, justificando la alta incidencia. El número de enfermos con leucomas corneales previos de etiología no filiada que ha precisado cirugía ha sido elevado. No encontramos una clara justificación a este hecho, ya que no eran enfermos de mayor edad. Es probable que en este grupo estén integrados individuos con queratitis estromales herpéticas no filiadas. El aumento de la cirugía posterior ha estado relacionado con diversas complicaciones en el postoperatorio de la queratoplastia. Con respecto a su relación con los episodios de rechazo, debemos valorar la influencia que pueden tener tanto la reacción inflamatoria existente como la necesidad de un tratamiento agresivo y el aumento importante de la corticoterapia (8-10). La formación de opacidades subcapsulares posteriores ha sido objeto de diversos estudios, en los que se ha relacionado con la dosis de corticoides tópicos (5,11-13). Los problemas epiteliales después de la queratoplastia penetrante incluyen defectos secundarios a pérdidas celulares durante o después de la cirugía, queratitis epitelial punteada secundaria a un déficit de la película lagrimal o mala cicatrización por toxicidad medicamentosa. Su aparición después de la queratoplastia penetrante aumenta la reacción de rechazo, cicatrización o fracaso (10). En nuestro trabajo hemos visto cómo pueden influir en la necesidad de una cirugía de catarata posterior, lo que puede estar relacionado con estos datos, existiendo relación significativa entre los defectos epiteliales y la necesidad de reinjertos. El fracaso de la función endotelial del injerto con aparición de queratopatía bullosa ha estado relacionado tanto con la necesidad de extracción de catarata posterior como con el fracaso del injerto. Esta complicación ha sido superior de modo estadístico en los grupos de edad avanzada, lo cual influye también en la opacificación del cristalino. La necrosis del injerto ha sido una complicación frecuente en estos mismos enfermos y relacionada con la pérdida de transparencia del cristalino. La actividad inflamatoria que ocasionan las complicaciones bacterianas del injerto también ha provocado un avance de la formación de catarata. La incidencia de glaucoma aumenta en enfermos de queratoplastia penetrante, provocando, con frecuencia, el fracaso del injerto (10). También en nuestro grupo ha existido una relación con la necesidad de reinjertos y de cirugía de catarata. Los enfermos con mayores necesidades corticoideas presentan con frecuencia tensiones oculares altas y mayor predisposición al desarrollo de catarata. Podemos concluir que la edad y la presencia de opacidades previas han sido factores decisivos en el desarrollo y posterior cirugía de catarata. Ante pacientes de edad avanzada y con signos evidentes de opacidad cristaliniana que precisen una queratoplastia penetrante podría indicarse de entrada una cirugía combinada, para asegurar el éxito funcional. Las complicaciones en el postoperatorio de la cirugía que provocan un aumento de la actividad inflamatoria o un mayor requerimiento corticoideo y las que se han presentado con mayor frecuencia en edades avanzadas han favorecido la pérdida de la transparencia cristaliniana. BIBLIOGRAFÍA 1. Martin TP, Reed JW, Legault C, et al: Cataract formation and cataract extraction after penetrating keratoplasty. Ophthalomology. 1994; 101: 113-119. 2. Hunkeler JD, Hyde LL. The triple procedure: combined penetrating keratoplasty, extracapsular cataract extraction and lens implantation, an expanding experience. J Am Intraocul Implant Soc. 1979; 9: 20-23. 3. Crawford GJ, Stulting RD, Waring GO, Van Meter WS, Wilson LA: The triple procedure. Analysis of outcome, refraction and intraocular lens power calculation. Ophthalmology. 1986; 93: 817-824. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 5 PINILLA I, et al. 4. 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OFTALMOL., 1996; 70: 357-362 CALCULO COMPUTARIZADO DEL FACTOR DE MAGNIFICACIÓN RETINIANA DEL GLOBO OCULAR*,1 COMPUTERIZED DETERMINATION OF THE RETINAL MAGNIFICATION FACTOR OF THE EYE SÁNCHEZ A2, LARROSA JM3, SÁNCHEZ G4, HONRUBIA FM2 RESUMEN SUMMARY Presentamos un método computarizado de cálculo del tamaño real de las estructuras papilares y de otras características del fondo ocular vivo, con el objetivo de mejorar su estudio oftalmológico. Para poder determinar el tamaño real de una estructura retiniana fotografiada necesitamos conocer el grado de ametropía y el radio de curvatura corneal anterior. A partir de estos datos el programa realiza el cálculo del factor de magnificación retiniana del globo ocular. Estos resultados también pueden ser obtenidos mediante una segunda función que utiliza la longitud anteroposterior del globo. A computerized method of determining the real size of papillary structures and other retinal features on the fundus of the living eye is developed in order to improve their study by practicioners. A measurement of the ametropia and the radius of the anterior surface of the cornea is required to calculate the ametropia and the radius of the anterior surface of the cornea to determine the real size of a photographic feature. The program works out the retinal magnification factor of the eye. These results can be corrected with a second function when the eye’s axial length is known. Palabras clave: Retinografía, disco óptico, computarización, mediciones retinianas, óptica visual. Key words: Fundus photography, optic disc, computer-assisted, retinal measurements, visual optics. INTRODUCCIÓN ción, debido a la cámara fotográfica o al propio ojo. La captación de imágenes fundoscópicas en el ojo vivo se realiza a través de tejidos con propiedades ópticas, fundamentalmente córnea y cristalino, que modifican el tamaño real de las estructuras. Las mediciones directas de las fotografías fundoscópicas sólo son útiles en el seguimiento de la patología de un mismo ojo. Las comparaciones entre diferentes ojos han de limitarse al uso de cocientes relativos (excavación/papila, palidez/papila...). El primer factor de magnificación es la cámara fundoscópica. Cada una posee su propio factor de amplificación, que es conocido por el fabricante y siempre constante. Los nuevos conceptos sobre la enfermedad glaucomatosa consideran el daño sobre las estructuras nerviosas oculares como la característica más importante de este cuadro clínico, dando una importancia secundaria a los niveles de presión intraocular. Los únicos signos clínicos objetivos y reproducibles capaces de poner en evidencia la presencia y progresión del daño glaucomatoso son el estudio de la capa de fibras nerviosas de la retina y de su punto de confluencia, la papila óptica. La medición directa de las imágenes papilares obtiene resultados en unidades de máquina e ignora cualquier factor de magnifica- * Recibido el 23/12/94. 1 Hospital «Miguel Servet». Servicio de Oftalmología. Zaragoza, España. 2 Doctor en Medicina. 3 Licenciado en Medicina. 4 Programador. SÁNCHEZ A, et al. Para hallar el valor del factor de magnificación del ojo (factor q) se han desarrollado diferentes métodos de cálculo, como el de Littmann (1), que permite convertir las unidades de máquina en unidades absolutas (milímetros o milímetros cuadrados) haciendo posible la correcta comparación interindividual y la extrapolación de resultados en una distribución normal. Para la aplicación de este método sólo es necesario conocer el grado de ametropía y los radios de curvatura de la superficie anterior a la córnea. Los resultados pueden ser corregidos mediante un segundo cálculo que requiere conocer la longitud anteroposterior del globo ocular. El método ha sido utilizado por diversos oftalmólogos (2,3) y revisado satisfactoriamente por otros autores como Bennet (4), quien sugiere una computarización del método para facilitar su aplicación y evitar la variabilidad introducida por el operador en la obtención del factor de magnificación ocular a partir de las tablas diseñadas por Littmann. Presentamos un método computarizado de cálculo de este factor q basado en las curvas de Littmann que permite una obtención rápida de su valor, de fácil manejo, reproducible y sin la variabilidad aportada por el operador en el uso de las tablas. MATERIAL Y MÉTODO 1. REQUISITOS PREVIOS La captación de imágenes fotográficas debe realizarse siempre bajo las mismas condiciones mediante una cámara fotográfica con principio telecéntrico, centrada sobre la papila y con un factor de amplificación suficiente y conocido, que denominaremos factor C. Sobre la superficie de la película obtenida determinaremos el tamaño (S), en milímetros, de la estructura papilar o retiniana analizada. En el caso de estudio planimétrico puede utilizarse una imagen digitalizada en un programa de análisis de imagen o un proyector de diapositivas que obtengan una imagen de amplificación conocida (factor M) como ayuda para la determinación de este valor. Es necesario conocer determinadas características del sistema dióptrico ocular, con influencia significativa sobre la imagen reproducida en el exterior (S) y que son: radio de curvatura de la superficie (r1) y ametropía (A). Para la mejora del cálculo debe conocerse la longitud axial (L) del globo ocular. Todos estos valores son fácilmente 2 obtenibles. A partir de ellos calcularemos el factor de magnificación ocular q. 2. CÁLCULO DE LAS FÓRMULAS PARA RADIO Y AMETROPÍA CONOCIDOS A partir de las curvas de Littmann (1) para el cálculo del factor q para un radio y ametropía conocidos, hemos considerado las 21 curvas de los diferentes radios posibles desde 6,0 mm. hasta 10,0 mm en intervalos de 0,2 mm (6,2, 6,4, 6,6, etc). De cada curva hemos tomado 31 puntos de corte, desde +15 dioptrías (D) hasta -15D. De entre los más de 200 polinomios considerados, se eligió la ecuación tipo q=1(aA2 + bA + c) como la que mejor se adapta al modelo biológico que pretendemos solucionar (5), y con un grado de correlación de r2 > 0,9999. La función q=1/(aA2 + bA + c) es común en todos los radios de curvatura, variando tan sólo los coeficientes a, b y c. Por ejemplo, para un radio de curvatura corneal anterior de 7,4 mm, la función posee un r2 = 0,999933002 para los valores de coeficientes a, b y c: a=0,000194837; error estándar= 0,0000010803 b=0,063738889; error estándar= 0,0000086288 c=3,451049736; error estándar= 0,000115868 Para 7,6 mm de curvatura corneal anterior, se aplica la misma función, con r2 = 0,999964908, con los siguientes valores. a=0,000195643; error estándar= 0,00000080191 b=0,062910978; error estándar = 0,0000064053 c=3,385916266; error estándar = 0,00008601 La función de cada uno de los radios posee sus propios valores a, b y c. En el caso de r1 de valor intermedio, por ejemplo, 7,5 mm, se considera como valor de q la media del cálculo realizado para su misma A en las funciones de los r1 adyacentes (7,4 y 7,6 mm). 3. CÁLCULO DE LAS FÓRMULAS PARA RADIO Y LONGITUD AXIAL (L) CONOCIDAS La mejora de cálculo de q requiere conocer L y la aplicación de unas nuevas ecuaciones, definidas por el mismo tipo de función L=1/(aA2 + bA + c) para cada uno de los r1 conocidos. Siguiendo el mismo procedimiento que hemos descrito para A y r1 conocidos, hemos hallado los valores de los factores a, b y c. Se han considerado los puntos de corte de las curvas cada 0,5 mm de L, para los valores de L entre 16 y 40 mm. En el caso de r1 = 7,6 mm la función posee un coeficiente de correlación de r2 = 0,999901421 con los siguientes valores de a, b y c. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Cálculo computarizado del factor de magnificación retiniana del globo ocular a=0,00000096665; error estándar= 0,00011435 b=0,000652537; error estándar= 0,00087308 c=0,41298303; error estándar= 0,01115743 En el caso de r1 de valor intermedio, por ejemplo, 7,5 mm, se considera como valor de A la media del cálculo realizado para su misma L en las funciones de los r1 adyacentes (7,4 y 7,6 mm). Con la A determinada mediante estas ecuaciones, se aplican las fórmulas descritas en el capítulo anterior para el cálculo de q. El cálculo del factor q a partir de este procedimiento (conocidos r1 y L) es superior al realizado a partir de A y r1 conocidos. 4. CÁLCULO DE LA CORRELACIÓN ENTRE R1 Y LA POTENCIA DIÓPTRICA CORNEAL (K) Con la finalidad de facilitar su aplicación clínica, introducimos una función que correlaciona K y r1 para aquellos oftalmólogos que suelen recoger los valores de curvatura corneal en forma de potencias dióptricas. Para ello, hemos realizado un experimento controlado y cerrado en el que se han correlacionado 41 pares de valores (r1, K) desde r1 = 6,0 hasta 10,0 mm en intervalos de 0,1 mm de r1 a partir de mediciones realizadas en un oftalmómetro tipo Javal. La función que mejor define la curva viene expresada por r1 = (a + bK + c/K) con un r2 = 0,999878692 con unos valores constantes de a, b y c. da A realiza el cálculo mediante el método 1. El cálculo mediante este segundo método es superior, ya que toma en consideración indirectamente la influencia del cristalino en la magnificación (1). Para aplicar esta técnica de medición de una fotografía papilar o retiniana se determina el tamaño S de la estructura en el negativo de forma directa o mediante ayuda de un dispositivo magnificador de factor M conocido (p. ej. proyector de diapositivas). Este tamaño S debe ser corregido inicialmente por el factor de magnificación de la cámara (C) que haya sido utilizada y que es constante para todas las retinografías realizadas. La influencia puntual de los factores C y M en nuestras mediciones es mínima, ya que podemos (y debemos) adoptar valores constantes una vez normalizada la técnica. A partir de las mediciones obtenidas del radio de curvatura corneal anterior expresada en mm o de su equivalente en K y del grado de ametropía A (equivalente esférico), el programa obtiene mediante las ecuaciones descritas el valor del factor q de magnificación ocular lineal. Para mayor precisión, este valor puede ser mejorado si poseemos la medición de la longitud axial (L) mediante el segundo método de cálculo que posee el programa. El tamaño real (T) de una estructura será T = S * C * q. Consecuentemente, para una superficie el valor será T2 = (S * C)2 * q2. RESULTADO DISCUSIÓN Todas las funciones y los valores de las diferentes constantes obtenidas se han incluido en el programa «Cálculo de la magnificación retiniana del globo ocular» que ha sido desarrollado con el objetivo de facilitar y agilizar el cálculo del factor q a partir de valores fácilmente obtenibles en la práctica clínica. Este cálculo puede realizarse por cualquiera de los dos métodos comentados anteriormente, según los datos conocidos del ojo a explorar. En ambos casos debemos conocer el radio anterior de curvatura corneal (r1) o su potencia dióptrica (k). El fundamento teórico del programa se basa en los trabajos de Littmann sobre el ojo esquemático de Gullstrand. Este autor observó que la mayor influencia en la magnificación ocular es debida a los radios de curvatura corneales , anterior (r1) y posterior (r2), así como al grado de curvatura del cristalino. Los radios corneales están interrelacionados entre sí mediante la fórmula r2 = r1 * 0,88, por lo que r2 es calculado indirectamente. La curvatura del cristalino no es medible, pero pueden tomarse como referencia valores que están directamente correlacionados con ella, como son la longitud axial o la ametropía. Este método de cálculo alcanza su máximo valor teórico ±20 grados alrededor del eje óptico, incluyendo papila (1). Ningún método es totalmente exacto, pero la aproximación al valor real de los resultados es suficiente como para ser utilizados en la práctica clínica. Existen factores difícilmente evaluables, como son la forma de la superficie retiniana o las características del cristalino. Se han descrito otros méto- Método 1.—r1 y ametropía conocidos. Calcula de forma directa el factor q a partir de la fórmula que correlaciona q con r1 y A. Método 2.—r1 y longitud axial conocidos. Se aplica previamente la fórmula para el cálculo de A a partir de la r1 y L conocidos. Una vez halla- ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 SÁNCHEZ A, et al. dos de cálculo basados en ojos esquemáticos de diferente número de superficies ópticas (3). Las mediciones realizadas por los diferentes métodos en varios ojos de características ópticas conocidas previamente se han correlacionado entre sí. Los resultados no han diferido sustancialmente de uno a otro método, aunque las mediciones que no toman en consideración la longitud axial disminuyen su exactitud. El desarrollo del programa pretende facilitar la aplicación de los cálculos del tamaño real de estructuras de fondo de ojo, ofreciendo rapidez y seguridad al clínico práctico. Es por ello que no sólo hemos considerado un método que requiera el conocimiento de la longitud axial, más exacto, sino que también incluimos la posibilidad de hallar el factor de magnificación a partir de la ametropía y queratometría conocidas. De esta forma esperamos que el programa quede al alcance de todos los oftalmólogos. El cálculo del factor de magnificación ocular ha sido uno de los mayores inconvenientes con que se han encontrado los oftalmólogos prácticos de cara a la interpretación y cuantificación de sus fotografías del fondo ocular. Este programa viene a solucionar este problema sin la necesidad de introducirse en profundidad en el estudio teórico de estos problemas ópticos. Los datos que requiere son fácilmente obtenibles en cualquier consulta oftalmológica. El cálculo del equivalente esférico es muy sencillo, así como la determinación de la potencia dióptrica corneal, mediante un queratómetro tipo Javal o un topógrafo corneal. Para mejorar los resultados podemos determinar la longitud axial (en milímetros) mediante un ecógrafo ocular o una radiografía. El uso de este programa elimina la variabilidad individual y las confusiones en la interpretación de tablas y aumenta la precisión del cálculo, lo que disminuye el error interpretacional de los estudios fotográficos. El resto de los factores (magnificación de la cámara y del proyector de diapositivas —si se uti- 4 liza—) son fácilmente conocidos y pueden ser universalizados. De hecho, vienen permitiendo el seguimiento de un mismo paciente (nevus, papilas...) suponiendo invariable su factor de magnificación ocular. El cálculo del factor individual nos permite conocer tamaños y distancias reales, la extrapolación de resultados al resto de la población en estudio, así como la comparación de otros autores. La importancia de estas mediciones puede reflejarse en la posibilidad de realizar protocolos de actuación según tamaños lesionales que pueden ser sugeridos por autores de mayor experiencia en un campo o por estudios multicéntricos, cuyos resultados podrían no ser comparables a los de nuestros pacientes. BIBLIOGRAFÍA 1. 2. 3. 4. 5. LITTMANN H: Zur Bestimmung der wahren GröBe eines Objektes auf dem Hintergrund des lebenden Auges. Klin Mbl Augenhilk. 1982; 180: 286-289. 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OFTALMOL., 1996; 70: 363-366 IMPLANTE DE BAERDVELDT Y VÁLVULA DE AHMED EN LA CIRUGÍA DE LOS GLAUCOMAS COMPLICADOS*,1 THE BAERDVELDT GLAUCOMA IMPLANT AND AHMED VALVE IN COMPLICATED GLAUCOMAS ARIAS A2, GARCÍA J3 RESUMEN SUMMARY Se comparan los resultados obtenidos con el implante tubular de Baerdveldt y la válvula de Ahmed en la cirugía de glaucomas complicados. Han sido intervenidos un total de 20 ojos, de los cuales 8 eran glaucomas neovasculares, 5 afáquicos, 3 traumáticos y 4 congénitos. Se consiguió un control tensional sin tratamiento con el implante de Baerdveldt en un 40% de los ojos, siendo del 70% con tratamiento médico asociado. Con la válvula de Ahmed el 60% de los ojos estaban controlados sin tratamiento médico y el 80% con tratamiento asociado (p<0,01). Las complicaciones con ambos dispositivos fueron similares, destacando las lesiones endoteliales, la extrusión del tubo y la endoftalmitis en un caso. We studied the results obtained with the Baerveldt Glaucoma Implant and the Ahmed Valve in the complicated glaucomas. Twenty eyes were treated, the previous diagnoses were neovascular glaucoma in 8 eyes, aphakic glaucoma in 5 eyes, traumatic glaucoma in 3 eyes and congenital glaucoma in 4 eyes. The intraocular pressure control with the Baerveldt was obtained in 40% without treatment, and in 70% with associated medication. With the Ahmed valve, 60% were controlled without medical treatment and 80% with treatment (p<0.01). In both groups in each set the postoperative complications were similar. Key words: Baerveldt glaucoma implant, Ahmed valve, complicated glaucomas. Palabras clave: Implante de Baerdveldt, válvula de Ahmed, glaucomas complicados. INTRODUCCIÓN La cirugía filtrante convencional se muestra ineficaz en el control de determinados tipos de glaucoma, que por sus características son resistentes a la terapia médica y quirúrgica. En estos casos es necesario recurrir a técnicas alternativas que permitan una reducción mayor de la presión intraocular y al mismo tiempo no aumenten las complicaciones. Una de las soluciones aportadas para este tipo de situaciones ha sido el establecer una comunicación directa del humor acuoso de la cámara anterior con los espacios subconjuntivales a través de implantes tubulares de distintos materiales. Sin embargo, esta solución utilizada desde antiguo no ha venido a resolver el problema de forma satisfactoria, ya que su efecto hipotensor no se mantenía en el tiempo o bien las complicaciones superaban los beneficios obtenidos. * Comunicación presentada en el LXX Congreso de la S.E.O. (Tenerife, 1994). 1 Instituto Castroviejo. Cátedra de Oftalmología. Universidad Complutense de Madrid. 2 Profesor Asociado Oftalmología. 3 Catedrático de Oftalmología. ARIAS A, et al. Cada tipo de implante fue asignado a cada paciente de forma randomizada, utilizando en 10 ojos el implante de Baerdveldt y en los otros 10 la válvula de Ahmed. FIG. 1: Evolución de la presión intraocular con el implante de Baerdveldt y la válvula de Ahmed. Esto hace que de forma periódica aparezcan nuevos modelos de implantes con novedades en su material y funcionamiento, aportando ventajas en cuanto a eficacia y tolerancia. Existen dos nuevos implantes tubulares, el de Baerdveldt, sin mecanismo valvular, y el de Ahmed, con un sofisticado dispositivo valvulado. El propósito de este estudio es analizar la eficacia, tolerancia y complicaciones de estos dos tubos de drenaje en la cirugía de glaucomas complicados. MATERIAL Y MÉTODO Han sido incluidos en el estudio un total de 20 pacientes con glaucoma no controlado con tratamiento médico y de mal pronóstico quirúrgico previo por sus características. De ellos, 12 eran hombres y 8 mujeres, con una edad media de 57,34±9,16 años. Los tipos de glaucoma fueron: neovascular en 8 casos, afáquico en 5, traumático en 3 y congénito en los 4 restantes. Los criterios de inclusión consistían en una agudeza visual inferior a 0,2 además de las características anteriormente expuestas en cuanto a pronóstico quirúrgico. FIG. 2: Control tensional con el implante de Baervdeldt y la válvula de Ahmed. 2 TIPO DE IMPLANTES • Implante tubular de Baerdveldt: Pieza simple de silicona de 350 mm2 de superficie, recubierta de bario para hacerla ecográficamente localizable, con un tubo de silicona no valvulado, de 0,3 mm de sección interna, que se abre en la parte superior de la pieza de silicona. • Válvula de Ahmed: Pieza única de polipropileno, con una membrana interna de silicona que hace de válvula, teniendo ésta su apertura a partir de 8-10 mmHg, y tubo de drenaje de silicona de 0,3 mm de sección interna. TÉCNICA QUIRÚRGICA Ambos dispositivos de drenaje fueron situados en el cuadrante temporal superior, directamente sobre la esclera después de disecar perfectamente la conjuntiva y la cápsula de Tenon. Fueron fijados mediante puntos sueltos de mersilene de 6/0 a 8 mm del limbo esclero-corneal. El tubo de silicona fue introducido en cámara anterior a través del orificio realizado con una aguja de 30 G. La parte externa del tubo fue protegida por un colgajo de esclera liofilizada suturada a la esclera del paciente. En el implante de Baerdveldt la luz del tubo fue obturada anudando una sutura de Vicryl de 8/0 para evitar la hipotensión y atalamia en el postoperatorio inmediato. Esta maniobra no fue necesaria con el modelo de Ahmed, al ser éste valvulado. Todos los pacientes fueron tratados con atropina al 1%, dexametasona en forma de colirio y con diclofenac sódico sistémico durante el postoperatorio. FIG. 3: Control tensional con el implante de Baerdveldt y la válvula de Ahmed en función del diagnóstico previo de glaucoma. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Implante de Baerdvelt y válvula de Ahmed en la cirugía de los glaucomas complicados Los controles se realizaron a los 2, 7 y 15 días, y luego una vez al mes hasta los 6 meses. Se consideró éxito quirúrgico al hecho de lograr una presión intraocular inferior a 20 mmHg sin tratamiento médico asociado. Los resultados obtenidos han sido tratados estadísticamente con el programa SIGMA de la casa Horus. RESULTADOS El descenso de la presión intraocular tras la implantación de los dos dispositivos se comprobó en el postoperatorio inmediato en todos los casos intervenidos, aunque estos valores no se mantuvieron durante todo el período de seguimiento. Así, aunque las cifras medias de presión intraocular se mantuvieron en valores normales en todos los controles, había en los dos grupos un número de ojos que precisó tratamiento médico adicional y otros ojos a los que fue necesario reintervenir. Los valores aparecen reflejados en la figura 1. El porcentaje de éxito con el implante de Baerdveldt fue del 40%, aumentando hasta un 70% con tratamiento médico asociado. En el 30% de los ojos operados no se consiguieron cifras tensionales por debajo de 20 mmHg, siendo necesaria una reintervención quirúrgica. Con la válvula de Ahmed el porcentaje de éxito fue del 60% sin tratamiento y del 80% con tratamiento médico. En el resto de casos fue necesaria la reintervención quirúrgica (figura 2). Los resultados en función del diagnóstico previo de glaucoma se muestran en la figura 3. Las complicaciones que se presentaron fueron bloqueo del tubo en 4 ojos, diplopia en uno y, de forma destacada, relativamente frecuentes extrusiones del tubo (4 casos) así como la endoftalmitis observada en un caso (figura 4). DISCUSIÓN Desde el punto de vista tensional ambos sistemas se comportan de manera muy similar, obteniendo cifras de presión intraocular postquirúrgica superponibles a las referidas en la literatura con otros tubos de drenaje. Quizás la diferencia fundamental entre ambos implantes sea el hecho de tener o no un dispositivo valvular que permita la salida de humor acuoso al espacio subconjuntival sólo a partir de determinadas cifras tensionales. Esto, al menos de forma teó- FIG. 4: Complicaciones postoperatorias con el implante de Baerdveldt y la válvula de Ahmed. rica, limitaría no sólo hipotensiones marcadas y posibles atalamias, sino que también impediría el reflujo de líquido de los espacios subconjuntivales al interior de la cámara anterior. La importancia de este hecho radica en que este mecanismo retrógrado ha sido involucrado como causa de endoftalmitis en esta técnica quirúrgica. Las complicaciones aparecidas han sido las habituales con estos implantes. Hay que destacar la ventaja que supone recubrir la porción externa del tubo de silicona con un colgajo heterólogo de esclera para evitar la extrusión de dicho tubo. Esta modalidad se ha mostrado mucho más eficaz que cuando se introduce dicha porción del tubo por debajo de un colgajo tallado en la esclera a modo del usado en las trabeculectomías. Sin embargo, a pesar de todo, los resultados tensionales y las complicaciones posibles hacen de esta cirugía de implantes de drenaje para glaucomas complicados una técnica selectiva que debe ser muy bien valorada y seleccionada para su empleo. BIBLIOGRAFÍA 1. Minckler DS, Heuer DK, Hasty B, Baerveldt G, Cutting RC, William BE: Clinical experience with the single plate Molteno implant in complicated glaucoma. 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Recientemente se ha descrito el desgarro del epitelio pigmentario como una grave complicación de esta maculopatía. Con frecuencia complica un desprendimiento del epitelio pigmentario retiniano, apareciendo bien de manera espontánea, bien como complicación de la fotocoagulación con láser. Aunque con excepciones, la rotura del epitelio pigmentario acarrea una importante disminución de la agudeza visual, especialmente cuando se ve afectada la fijación. Presentamos el caso de una paciente de 62 años de edad que sufrió un gran desgarro del epitelio pigmentario tras el tratamiento con láser de kripton de un «punto caliente» en el seno de un desprendimiento del epitelio pigmentario que presentaba evidencia clínica y angiográfica de «predesgarro». Describimos las características clínico-angiográficas y discutimos la posible relación con la fotocoagulación. Age related macular degeneration has become the major cause of low vision in the elderly population. Retinal pigment epithelium tear has been recently described as a serious complication of this macular degeneration. It usually appears as a complication of pigment epithelium detachment, either spontaneously or after laser treatment. The retinal pigment epithelium tear often results in poor visual function, specially when fixation is involved. We report a 62-year-old woman, who suffered a large retinal pigment epithelium tear, after kripton laser photocoagulation of a «hot spot» into a retinal pigment epithelium detachment, which had an imminent tearing fundoscopic and angiographic appearance. We describe the fundoscopic and angiographic characteristics and we also discuss their possible relationship with laser photocoagulation. Palabras clave: Desgarro del epitelio pigmentario, membrana neovascular coroidea, láser de kripton. * Recibido 16/8/93. 1 Hospital de la Princesa. Servicio de Oftalmología. Madrid. 2 Médico adjunto. 3 Médico residente. Key words: Retinal pigment epithelium tear, choroidal neovascular membrane, kripton laser. GONZÁLEZ GUIJARRO J, et al. INTRODUCCIÓN El desgarro del epitelio pigmentario retiniano (DGEPR) es la manifestación clínica más recientemente individualizada de la degeneración macular ligada a la edad (DMS) (1). Generalmente, aparece complicando un desprendimiento del epitelio pigmentario retiniano (DEPR) originado por una neovascularización subretiniana, con frecuencia de tipo oculto (2-4). Aunque el DGEPR se ha relacionado con la fotocoagulación con láser tanto de un DEPR como de membranas neovasculares subretinianas, con frecuencia es de aparición espontánea (1-5). En la actualidad no existe ninguna posibilidad terapéutica, y por regla general conlleva un mal pronóstico visual, especialmente cuando afecta la fóvea. CASO CLÍNICO Mujer de 62 años que refiere disminución de agudeza visual (AV) y sensación de sombras por ojo derecho (OD) desde hace 6 meses, así como pérdida reciente de AV por su ojo izquierdo (OI). En la exploración oftalmológica destaca una AV por OD de proyección y percepción de luz y por OI de 0,16. La biomicroscopía de polo anterior y la aplanometría se encontraban dentro de los límites normales. El estudio oftalmoscópico (FO) del OD mostraba una placa fibrosa subretiniana afectando todo el polo posterior, rodeada de exudación subretiniana y de drusas blandas por fuera de las grandes arcadas; asímismo, en su seno se evidenciaban varias anastomosis retinocoroideas. El FO izquierdo mostraba en el área macular un DEPR irregular, con una parte más plana afectando la fijación con dos hemorragias retinianas y drusas en su seno, y otra más bullosa, con muescas superiores e inferiores, situada temporal a la fóvea. Además, existían drusas rodeando el DEPR y por fuera de las arcadas junto con un desprendimiento seroso en el lado nasal del mismo (fig. 1). La angiofluoresceingrafía (AFG) mostraba en OD una hiperfluorescencia precoz en todo el polo posterior con retención progresiva de contraste hasta delimitar una gran placa fibrosa asociada a un desprendimiento del neuroepitelio y en OI un DEPR con retraso e irregularidad en la repleción, destacando una hipofluorescencia central en la zona más plana acompañada de un «punto caliente» aparentemente extrafoveal. Contrastando con esta prolongada hipofluorescencia central, los bordes del DEPR bulloso, aunque «mellados» e irre- 2 gulares, mostraban una hiperfluorescencia temprana y progresiva; asimismo, se evidenciaba un desprendimiento seroso del neuroepitelio nasal y nasal superior al DEPR (figs. 2-4). Se hizo el diagnóstico de DMS exudativa evolucionada, pero con actividad, en OD y complicada con un DEPR asociado a una membrana neovascular mal definida en OI. Decidimos fotocoagular con láser de kripton rojo el «punto caliente» evidenciado en el estudio angiográfico del OI; así, tras 10 impactos confluyentes de 0,5 segundos de duración, 300 mW de intensidad y 250 µ de tamaño, obtuvimos blanqueamiento del área tratada. A los diez días, en el control postfotocoagulación se objetiva una AV menor de 0,1, sin que la paciente refiriera disminución subjetiva de la misma. El FO izquierdo (fig. 5) mostraba un gran DGEPR —mayor que el desprendimiento primario— a partir de los bordes temporal e inferior del DEPR inicial, que no afectaba la fijación, y con el borde libre enrollado sobre el área macular. Asimismo, se acompañaba de una hemorragia subretiniana en su borde inferior y asociaba un desprendimiento seroso que casi lo rodeaba por completo. El diagnóstico oftalmoscópico se confirmó angiográficamente, evidenciándose un efecto ventana temprano (fig. 6) en la zona desnuda de epitelio pigmentario retiniano (EPR), con una hipofluorescencia nasal a ésta correspondiendo al EPR plegado sobre sí mismo, y en fases tardías una acumulación progresiva de contraste en el DEPR nasal restante y en el desprendimiento seroso acompañante (figs. 7 y 8). DISCUSIÓN Hasta el 85% de los casos de DGPR vienen precedidos o se instauran sobre un DEPR, frecuentemente hemorrágico, originado por una neovascularización subretiniana en el curso de una DMS (25). Con frecuencia la clínica es de aparición brusca, evidenciándose un descenso llamativo de una función visual por otra parte ya muy disminuida (2,3), aunque en los casos —como el nuestro— en los que la fijación no se afecta la sintomatología puede no ser tan acusada. Se han descrito unas características clínicas y angiográficas de los DEPR con riesgo de sufrir un desgarro inminente (2-4), entre las que cabe destacar la hipofluorescencia central en el seno del DEPR acompañada de hiperfluorescencia en los márgenes del mismo. Estas traducen la existencia de 2 zonas diferenciadas en el desprendimiento. La primera, más ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Desgarro del epitelio pigmentario tras fotocoagulación con láser FIG. 1. FIG. 4. FIG. 2. FIG. 5. FIG. 6. FIG. 3. plana (en nuestro caso, próxima a la fijación), que según algunos autores (4,6) tendría una membrana de Bruch con abundantes depósitos lipídicos (drusas) y que contendría un líquido subpigmentario rico en sangre y proteínas. En esta zona probablemente se encontraría la neovascularización ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 GONZÁLEZ GUIJARRO J, et al. FIG. 7. FIG. 8. coroidea, y así parece en nuestra paciente. La segunda, bullosa, traduce la existencia de un EPR más conservado y con un contenido menos hemorrágico. Ambas, entre otras, fueron bien manifiestas en nuestra paciente antes de la fotocoagulación (figs. 1-4); es decir, nos encontrábamos ante un DEPR en un estadio de «predesgarro» o de desgarro inminente. Por otra parte, dada la relativa frecuencia (38%) de afectación bilateral de este cuadro y la rápida modificación de su apariencia oftalmoscópica cuando existe neovascularización coroidea activa (7,8), no podemos descartar que en el ojo adelfo no hubiera existido previamente un DGEPR, actualmente en fase cicatricial. Hasta el 50% del total de DGEPR de la serie de Yeo (5) son secundarios a la fotocoagulación con láser, bien de un DEPR, bien de una neovascularización coroidea. Aunque pueden aparecer durante la fotocoagulación, con frecuencia lo hacen —como en nuestro caso— dentro de las tres semanas siguientes (5). Se ha descrito un mayor número de desgarros con el uso del láser de kripton rojo, sin embargo, no se ha podido descartar que esta asociación sea casual y debida a que este láser es el más utilizado en el área macular (5,9). Gass (3) sugiere que la contracción de la membrana fibrovascular junto con la lesión térmica del EPR tras la fotocoagulación pueden ser los mecanismos patogénicos del desgarro secundario al empleo del láser. Puede que el mayor tamaño del desgarro de nuestra paciente, al compararlo con el tamaño del DEPR inicial (figs. 1, 2 y 5), nos quiera indicar que la fotocoagulación indujo, además del daño al EPR y/o la contracción de la membrana, un aumento de la permeabilidad de los neo- vasos y secundariamente un aumento de la presión hidrostática subpigmentaria, originando o facilitando la rotura del EPR. Por último, la presencia, por otra parte poco frecuente (3), de un desprendimiento seroso del neuroepitelio rodeando —y en teoría por encima— (3) el área del desgarro (fig. 8) nos induce a pensar que la rotura del EPR se ha producido recientemente (10). Aunque en nuestra paciente parece clara la relación del DEGPR con la fotocoagulación, por otra parte poco intensa, no podemos descartar que se trate de una evolución espontánea de un DEPR en fase de «predesgarro» inminente. Debemos ser muy cuidadosos cuando decidamos fotocoagular un DEPR y, además, evitar tratar aquéllos en los que pueda existir riesgo de evolución hacia un desgarro del epitelio pigmentario. 4 BIBLIOGRAFÍA 1. Hoskin A, Bird AC, Shmi K: Tears of detached retinal pigment epithelium. Br J Ophthalmol. 1981; 65: 417-422. 2. Coscas G, Koening F, Soubrane G: The pretear characteristics of pigment epithelial detachments. A study of 40 eyes. Arch Ophthalmol. 1990; 108: 1687-1693. 3. 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Patel BCK, Barondes M, Hamilton AMP: Acute tear of the retinal pigment epithelium. Int Ophthalmol. 1992; 16: 7-13. Dr. J. Manuel Lorenzo C/ Diego de León, 62 28006 Madrid ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 5 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70: 373-378 EFECTOS DE LA MITOMICINA-C SOBRE LA FUNCIÓN Y MORFOLOGÍA DEL FIBROBLASTO. ANÁLISIS ULTRAESTRUCTURAL*,1 EFFECTS OF MITOMYCIN-C ON THE FUNCTION AND MORPHOLOGY OF FIBROBLAST. ULTRASTRUCTURAL ANALYSIS RAMÍREZ T3, PABLO LE2, CUEVAS R2, PINILLA I, RONCHERA J2, GONZÁLEZ I2, ABECIA E2 RESUMEN SUMMARY La cirugía filtrante del glaucoma es una técnica extendida y de óptimos resultados en el tratamiento de la enfermedad glaucomatosa. Sin embargo, esta técnica fracasa en determinadas ocasiones. Las causas de este fracaso incluyen factores locales e individuales. La proliferación fibroblástica supone una barrea que ocluye la fístula entre la cámara anterior y el espacio subconjuntival por donde drena el humor acuoso. Con el fin de evitar esta proliferación se viene empleando desde hace algunos años agentes antimitóticos, entre los que destaca la Mitomicina-C (MMC). Sobre un total de 24 ojos de 12 conejos pigmentados se realizó cirugía filtrante no protegida. En un ojo se aplicó Mitomicina-C a una concentración de 0,5 mg/ml y el ojo adelfo recibió BSS como placebo, quedando como control. Tras sacrificar cuatro animales de los 4, 15 y 30 días se practicó enucleación de los ojos y fijación para microscopía electrónica. Se estudiaron las preparaciones mediante un método de doble ciego. En los ojos tratados con MMC se observó una menor actividad tanto nuclear como de las organelas citoplásmicas en todos los tiempos, frente a los ojos considerados como control. El depósito de Failure in filtering surgery has been traditionally associated with the profileration and migration of fibroblasts toward the surgical wound. The use of antiprofilerative agents, such as Mitomycin-C (MMC), decreases the number of cells present in the wound area and increases the success rate in animal and human eyes. Filtering surgery was performed on both eyes of twelve pigmented rabbits. One of the eyes received MMC (0.5 mg/ml), the fellow eye received Balanced Saline Solution (BSS). Four animals were killed on days 4, 15 and 30. Once the animals had been sacrificed, the eyes were carefully removed. Sections were cut on a Reichert Jung ultramicrotome and viewed in a JEOL 100C transmission electron microscope. All the Mitomycin-C treated eyes showed some degree of decreased activity. The fibroblast cytoplasm was almost depleted of cellular organelles, the density of scar tissue was smaller and showed irregularly arranged collagen bundies. The reduction in quantity and size of rough endoplasmic reticula, together with the decrease of other organelles (mitochondria and ribosomes) — in stages in which they are usually very visible in * Comunicación presentada en el LXIX Congreso de la S.E.O. (Santiago de Compostela, 1993). Este trabajo ha sido financiado por las ayudas FISS 93/1277 y 94/0065. 1 Hospital Miguel Servet. Zaragoza, España. 2 Servicio de Ofltalmología. 3 Servicio de Anatomía Patológica. RAMÍREZ T, et al. fibrillas colágenas fue así mismo menos marcado en los primeros. La MMC interfiere notablemente los mecanismos metabólicos y de replicación fibroblástica. La menor presencia ribosómica y mitocondrial sugiere una menor actividad. La disminución del colágeno intracelular y la menor capacidad mitótica producen una alteración de los procesos de cicatrización. control eyes— confirm the inhibition upon metabolic activity and cell division of Mitomycin-C. Key words: Filtering surgery, mitomycin-C, fibroblastic proliferation, wound healing Palabras clave: Cirugía filtrante, mitomicina-C, proliferación fibroblástica, cicatrización. INTRODUCCIÓN La aplicación de antimetabolitos, como la Mitomicina-C (MMC), en la cirugía filtrante del glaucoma de alto riesgo ha adquirido creciente importancia en los últimos años (1,2). Numerosos trabajos han estudiado el proceso cicatricial con el fin de conocer el mecanismo de fracaso y las acciones de drogas tópicas y sistémicas en el área quirúrgica (3,4,5). La MMC disminuye el número de células presentes en torno a la fístula e incrementa el porcentaje de éxitos, tanto en animales de experimentación como en ojos humanos de mal pronóstico (6,7). De cualquier modo, la dosis y el momento óptimo de aplicación no han sido determinados aún con exactitud (8,9). El estudio de las características estructurales del fibroblasto como principal componente celular del proceso cicatricial podría ofrecer una valiosa información sobre las dudas planteadas ante el uso de los antimitóticos, más aún si este experimento se realiza de una manera seriada y controlada por placebo. MATERIAL Y MÉTODOS Este estudio se realizó siguiendo la normativa 86/609 de la CEE sobre el uso de animales de experimentación dentro de las instalaciones del Laboratorio Experimental del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, autorizado por el Ministerio de Agricultura y que figura en el registro de centros de usuarios de animales de experimentación. La cirugía filtrante (CF) realizada en todos los casos fue una variante del método descrito por Lee y colaboradores (10) con las modificaciones pertinentes que caracterizan a cada grupo. 2 Los conejos fueron anestesiados con una inyección intramuscular de Xylacina (5 mg/kg) y Ketamina (35 mg/kg). Tras abrir los párpados mediante blefarostato, se realizó un colgajo conjuntival con base en limbo en cuadrante temporal superior, lejos de la membrana nictitante. En la zona del limbo esclerocorneal se penetró en cámara anterior mediante una incisión angulada de 3 mm con cuchillete. Tras medir la zona de exéresis mediante un compás de estrabismo, se realizó con tijeras de Vannas la escisión de una porción de 1 x 3 mm de tejido esclerocorneal, practicándose después una iridectomía periférica. Finalmente, se cerró herméticamente la conjuntiva mediante una sutura continua con nylon de 10/0. GRUPOS — Grupo MMC: Se impregnó una porción de espongostán de 4 x 2 mm de superficie en la solución activa de MMC; la impregnación se realizó sumergiendo en el líquido el rectángulo de espongostán durante 10 minutos. Durante el proceso quirúrgico, tras la realización del colgajo conjuntival se aplicó el rectángulo entre el lecho escleral y la conjuntiva, se mantuvo durante 5 minutos, lavando posteriormente la zona con 30 ml de Solución Salina Balanceada (SSB). — Grupo control: El procedimiento quirúrgico se llevó a cabo del mismo modo que en el grupo MMC, con la salvedad de que la solución en la que se impregnó la esponjeta quirúrgica era SSB pura. Tras la intervención quirúrgica y según el tiempo de sacrificio los animales se dividieron aleatoriamente en 3 series iguales de 4 conejos, en las cuales 4 ojos pertenecían al grupo control y los otros 4 al tratado con MMC. De este modo se obtuvieron tres series que se sacrificaron a los 4, 15 y 30 días, respectivamente. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Efectos de la mitomicina C sobre la función y morfología del fibroblasto. Análisis ultraestructural Los especímenes fueron procesados para su estudio mediante un microscopio JEOL 100C electrónico de transmisión. RESULTADOS OJOS CONTROL En el día 4 empezaban a objetivarse escasos fibroblastos dispuestos irregularmente y dispersos entre la colágena; se trataba de células fusiformes con núcleo ovoide, regular, sin invaginaciones y con denso nucléolo central. El citoplasma contenía abundante retículo endoplásmico rugoso con algunas cisternas distendidas, mitocondrias y lisosomas. Los haces de colágena eran escasos, dispuestos anárquicamente, y se encontraban distendidos por el edema tisular y acompañados por elementos inflamatorios (polimorfonucleares y macrófagos). A los 15 días había aumentado la densidad de los haces de colágena, que empezaba a organizarse regularmente. Las células fibroblásticas aparecían algo menos activas, siendo manifiesta la elongación de los procesos citoplasmáticos y menos definidas las fibras de estrés. A los 30 días prácticamente no había otros elementos celulares aparte de los fibroblastos, salvo algún aislado linfocito. Los fibroblastos eran alargados con un prominente núcleo y nucléolo electrodenso. Las células contenían abundante retículo endoplásmico rugoso con cisternas dilatadas y amplias vacuolas. En su citoplasma oscilaba la cantidad de retículo endoplásmico rugoso (RER). El núcleo era irregular e indentado, con un prominente nucléolo y eucromatina. Había aumentado de manera considerable el colágeno en el área intercelular y sus fibras presentaban una orientación paralela. OJOS TRATADOS En el día 4 encontramos escasos fibroblastos fusiformes con fibras de estrés y retículo rugoso con cisternas dilatadas, y se apreció en ellos menor número de vacuolas que en los ojos control. Los fibroblastos se distribuían de forma irregular en el área cicatricial. En el día 15 los fibroblastos tenían un aspecto de menor actividad metabólica, eran más pequeños, pero todavía presentaban un patente RER. A los 30 días, prácticamente toda la porción cicatricial presentaba similares características en ambos grupos, tratados y controles, aunque los fibroblastos eran menores en número y tamaño en los tratados y Fig. 1. Detalle de los vasos neoformados: revestimiento endotelial activo y eritrocitos en la luz vascular. Serie 4 días. Grupo control (8.000X). Fig. 2. Célula de hábito hitiocitario, que muestra numerosos cuerpos lisosomales en su citoplasma. Se halla rodeada por haces entrecruzados de colágena. Serie 15 días, control (10.000X). Fig. 3. Fibroblasto activo (fibrocito). El núcleo muestra heterocromatina, y no se aprecian prácticamente organelas en el citoplasma. Los haces de colágena adyacentes muestran las bandas alternas de tropocolágena. Serie 30 días, MMC (6.000X). ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 RAMÍREZ T, et al. la colágena más abundante. Había aumentado la cantidad de fibroblastos respecto a las series previas, los signos de actividad eran menores que en los ojos no tratados y la colágena se orientaba en bandas paralelas. DISCUSIÓN El advenimiento de estudios ultraestructurales ha permitido aportar luz a algunas cuestiones o interrogantes claves. En primer lugar, el origen de los fibroblastos del tejido de granulación (monocito/fibroblasto quiescente marginal) y, en segundo lugar, la evolución natural o modificada por agentes externos del proceso cicatricial, en especial el papel que pueden desempeñar los fibroblastos en sus diferenciaciones fagocíticas (fibroclastos) o contráctiles (miofibroblastos). En el presente estudio se pudo constatar de un modo evolutivo la acción íntima de la MMC sobre los fibroblastos. En el grupo tratado la disminución marcada de la presencia de RER tanto en cantidad como en tamaño del mismo, junto con la de otras organelas (mitocondrias y ribosomas) en fases precoces, estructuras que son muy patentes en los ojos control, confirma la inhibición sobre la actividad metabólica y de la división celular de este antimetabolito. Esta acción persiste en el tiempo y los fibroblastos inactivos del grupo control en las series más largas del estudio evolutivo son similares en su morfología a los que habían recibido tratamiento. Nuestros hallazgos coinciden con los realizados por Miller (4,11), en los que se valora la disminución de la actividad fibroblástica por las modificaciones del RER, disminución de gránulos de secreción y escasa actividad mitocondrial. La posibilidad de diferenciación miofibroblástica en células de hábito fibroblástico (9,12) se puso de manifiesto al comprobar que estas células presentaban unas agrupaciones de filamentos de actina en su citoplasma en los casos estudiados a partir del cuarto día tras la cirugía, siendo en este momento escasas y muy manifiestas en el día 15, si bien se hallaron en muy pocos de los fibroblastos del día 30. Tanto Reddick (13) como Miller 94) observaron cómo estas fibras estaban presentes en los períodos de mayor metabolismo celular respecto a la cicatrización. Miller, además, se platea cómo en períodos precoces, al ser poco evidentes estos microfilamentos, todavía no deben ser considerados como tipificables de miofibroblastos. Como conclusión hemos de destacar que en el 4 presente modelo experimental se ha constatado la persistencia de la acción de la MMC sobre la actividad y morfología fibroblástica más allá de los momentos de mayor actividad cicatricial. Este hecho aporta una vertiente positiva en cuanto a la permanencia de una fístula válida durante un tiempo prolongado y, por otra partes nos advierte de los posibles efectos a largo plazo en el uso de fármacos tan potentes como los antimitóticos. BIBLIOGRAFÍA 1. Skuta GL, Beeson CC, Higginbotham EJ, Lichter PR, Musch DC, Bergstrom TJ, Klein TB, Falck FY: Intensive mitomycin versus postoperative 5 fluorouracil in high-risk glaucoma filtering surgery. Ophthalmology. 1992; 99: 43844. 2. Dobler A, Pederson JE: Mitomycin vs 5-fluorouracil in glaucoma filtering surgery. Invest Ophthalmol Vis Sci. 1992; 33 (suppl): 133. 3. Desjardins DC, parrish RK II, Folberg R: Wound healing after filtering surgery in owl monkeys. Arch Ophthalmol. 1986; 104: 1.835-9. 4. Miller MH, Grierson I, Unger WI, Hitchings RA: Wound healing in an animal model of glaucoma fistulizing surgery in the rabbit. Ophthalmic Surg. 1989; 20: 350-7. 5. 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OFTALMOL., 1996; 70: 379-384 ESTUDIO DE LA CAMPIMETRÍA CROMÁTICA CON ESTÍMULO Y FONDO VERDES EN PACIENTES CON GLAUCOMA DE ÁNGULO ABIERTO (GAA) Y DISCROMATOPSIA*,1 STUDY WITH GREEN-ON-GREEN AUTOMATED CAMPIMETRY OF OPEN ANGLE GLAUCOMA PATIENTS WITH DYSCHROMATOPSIA PÉREZ TM2, BENEYTO P3, FERNÁNDEZ-VILA PC4 RESUMEN SUMMARY Diferentes autores han demostrado una afectación paralela del campo visual y de la percepción cromática en los pacientes afectos de GAA y sugieren la utilidad de realizar conjuntamente ambas técnicas para el diagnóstico precoz de la enfermedad. Nuestro propósito es comprobar si la sensibilidad de esta combinación de técnicas aumenta utilizando campimetría cromática. Se exploran dos poblaciones, denominadas «sospecha de GAA» (105 ojos) y «GAA instaurados» (55 ojos). Se realiza en todos los casos campimetría convencional (campímetro Octopus 500, programa 36) y campimetría cromática de estímulo y fondo verdes (mediante montura de gafas pantoscópica con filtro verde), así como el test de visión cromática FarnsworthMunsell 100. Los resultados muestran que los pacientes discrómatas (afección en la totalidad del espectro y en el eje azul-púrpura y púpura-rojo) tienen una afectación del campo visual significativa con relación a los no discrómatas en ambas muestras, no encontrando en la campimetría cromática una alteración mayor que en la convencional. Por lo tanto, el uso de la campimetría cromática conjuntamente con test de visión al color no presenta ventajas sobre la campimetría convencional. Different reports appear to tie loss of color discrimination ability to changes in visual field in glaucoma patients. These abnormalities have suggested a method of early detection of glaucomatous defects in glaucoma suspects. Our purpose is to determine whether sensitivity of this combination of psycophysical tests is higher using chromatic campimetry. One hundred and five eyes of glaucoma suspects and 55 eyes of primary open angle glaucoma were studied. On one hand we used color discrimination tests (Farnsworth-Munsell 100 hue test) and on the other, we studied central visulal field with Octopus perimeter (program 36) in the traditional way and with green stimulus and background (filtered glasses). There is a significant correlation between patients with dyschromatopsia (generalized low discrimination or blue-purple or blue-red deficit) and quantitative campimetry with respect to patients with normal color vision. We did not find any difference between chromatic and achromatic campimetry. Therefore, there is no evidence that the use of chromatic campimetry with color discrimination test is better than conventional campimetry. Palabras clave: Glaucoma, campo visual, visión del color, campimetría cromática. Key words: Glaucoma, visual field, color vision, chromatic campimetry. * Recibido 13/12/94. 1 Hospital Universitario «San Carlos» de Madrid. Madrid, España. 2 Doctora en Medicina y Cirugía. FHospital Virgen de la Salud de Toledo. 3 Doctor en Medicina y Cirugía. Hospital Severo Ochoa de Leganés. Madrid. 4 Profesor titular de la Universidad Complutense de Madrid. Jefe de Servicio del Hospital Universitario de Getafe. Madrid. PÉREZ TM, et al. INTRODUCCIÓN La alteración de la percepción cromática y del campo visual están presentes a lo largo de la enfermedad glaucomatosa y presentan una progresión muy semejante en el tiempo, lo que tal vez puede indicar una base anatómica común. Varios autores (1,3-5,7,9,12,15,18,21) han demostrado esta correspondencia en el caso de la campimetría realizada con estímulo y fondo blanco y han sugerido la importancia clínica de realizar conjuntamente campimetría y test de colores, sobre todo en el caso del diagnóstico de casos precoces de GAA. El propósito de nuestro trabajo es comprobar si esta opción diagnóstica aumenta su sensibilidad utilizando campimetría cromática. Para ello empleamos un método de campimetría con estímulo y fondo verde y el test de Farnsworth-Munsel 100 para el estudio de la percepción cromática. Con estas técnicas estudiamos a dos poblaciones que denominamos «sospechas de GAA» y «GAA instaurados». Deseamos saber si la campimetría cromática se afecta en grado mayor que la convencional en el caso de los pacientes discrómatas, sobre todo en las fases iniciales de la enfermedad. Si es así, podremos utilizar conjuntamente ambas técnicas, sobre todo en el ámbito del diagnóstico precoz de la enfermedad. MATERIAL Y MÉTODOS a) Grupos de pacientes: Se realiza el estudio sobre un total de 160 ojos, pertenecientes a dos grupos de población diferentes: Grupo 1: 105 ojos pertenecen a 56 sujetos con sospecha de glaucoma (edad media de 49±12 años), que cumplen los siguientes criterios de inclusión: — PIO superior a 21 mmHg en tres controles sucesivos. — CV con menos de dos puntos contiguos o tres aislados con defecto relativo superior a 9 dB (Programa 36 de Octopus). — Relación excavación/papila menor a 0,6. Grupo 2: 55 ojos, pertenecientes a 29 sujetos con diagnóstico de GAA (edad media de 56±12 años), que cumplen los siguientes criterios: — PIO superior a 21 mmHg en tres controles sucesivos. — CV con al menos dos puntos contiguos o tres aislados con defecto relativo superior a 9 dB (Programa 36 de Octopus). 2 — Relación escavación/papila mayor a 0,6. — PIO controlada con tratamiento médico o quirúrgico en el momento del examen. En todos los casos se exige una agudeza visual igual o superior a 0,8, rechazando aquéllos que muestran una ametropía superior a 5 D esféricas o 3 D cilíndricas. Asimismo, son excluidos aquéllos que presenten diámetros pupilares menores de 3 mm, alteraciones cristalinianas significativas, historia de visión del color anómala o alguna otra patología ocular o sistémica que pueda afectar los resultados de los tests (diabetes, enfermedades vasculares o neurológicas, etc.). b) Exploración del campo visual Se realizan las exploraciones con un campímetro automatizado Octopus 500 E, utilizando su programa 36. Se ha elegido este programa por presentar las siguientes características: — Malla regular de 76 puntos en los 30° centrales. — Resolución espacial entre estímulos de 6°. — Estrategia de umbral relativo rápida (doble cruce). — Tamaño del estímulo: III de Goldmann. — Tiempo de exposición: 0,1 seg. — Tiempo de exploración: 10-12 minutos. — Resultados en forma de tabla de valores de sensibilidad luminosa diferencial (SLD) en dB, tabla de valores del defecto medio (DM), gráfico con escala de grises. Se realizan a todos los pacientes campimetría standard y cromática, variando de manera aleatoria el orden de realización de las mismas para evitar en lo posible en efecto aprendizaje (8). Para realizar la campimetría cromática se ha adoptado una misma composición espectral para el estímulo y el fondo (11,12), lográndose ésto mediante un filtro cromático de absroción verde (Wratten Kodak n.º 58) adaptado a una montura de gafas pantoscópica. c) Exploración de la visión cromática Se utiliza el test de 100 tonos de Farsworth-Munsell. La exploración mediante el test cromático se realiza en una habitación aislada, en una mesa habilitada para tal fin y en condiciones de iluminación artificial con lámpara fluorescente (intensidad: 3.000 lux, equivalente a la luz diurna). Para ello se instaló un dispositivo que permite llevar a cabo la prueba sobre fondo negro y con iluminación constante, perpendicular a la mesa de estudio a fin de evitar los deslumbramientos. El test se realiza con visión monocular, corrigiendo si fuera preciso el defecto de refracción para la visión cercana. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Estudio de la campimetría cromática con estímulo y fondo verdes en pacientes con glaucoma de ángulo abierto (GAA) y discromatopsia Los resultados obtenidos se introducen en un programa de ordenador (16), a fin de obtener el número de errores obtenidos total y por cajas, así como una representación gráfica de los mismos (fig. 1). d) Tratamiento estadístico Los valores de la SLD de la campimetría standard y de la cromática de los 76 puntos del campo visual son introducidos en una matriz de datos. Se obtiene el valor medio de la SLD en cada uno de los puntos del campo visual y la suma de todos ellos. Los resultados de la SLD obtenidos con campimetría convencional y cromática en pacientes discrómatas se comparan con los no discrómatas para cada técnica y población mediante análisis de la varianza (ANOVA). Consideramos que un paciente sufre discromatopsia cuando tiene un número de errores superior a 2 desviaciones típicas (con respecto al valor de la población normal que corresponde a su edad) en el caso de pacientes afectos de GAA y de 1 desviación típica si se trata de sospechas de GAA. FIG. 1: Resultados del test de Farsworth-Munsell 100 en forma gráfica y numérica. Los valores se expresan como número de errores total y en cada caja. La representación gráfica muestra una discromatopsia, que es más intensa en los ejes azul y verde. Esta distribución es típica de la enfermedad glaucomatosa. RESULTADOS la caja III (azul-verde al púrpura) y en la IV (púrpura al rojo), que son las más afectadas por la discromatopsia glaucomatosa. Los resultados obtenidos de la sensibilidad luminosa diferencial en la totalidad del campo visual explorado se muestran en las tablas I y II. En la tabla I se muestra cómo los pacientes con discromatopsia tienen un campo visual visiblemente más alterado que los que no la presentan (Menor valor de la SLD), pero esta diferencia no es mayor si utilizamos campimetría cromática e incluso la significación estadística es más pequeña. Esto sucede en las dos poblaciones estudiadas, sospechas de GAA y GAA instaurados. La tabla II muestra los mismos resultados referidos a los pacientes que muestran alteraciones de la visión al color en Tabla I. DISCUSIÓN Las distintas alteraciones funcionales que presentan los pacientes con GAA pueden corresponder a diversas manifestaciones de un mismo daño neural o bien a alteraciones anatómicas diferentes. En el caso de la percepción lumínima y la discriminación cromática existen evidencias histológicas Resultados de la sensibilidad luminosa diferencial en la totalidad del campo visual con campimetría estándar de estímulo blanco y con campimetría cromática de estímulo y fondo verdes No discrómatas N.º ojos Discrómatas N.º ojos SS GAA (CV blanco) 1538±223 37 1365±285 19 p<0,01 GAA (CV verde) 1376±262 37 1199±285 19 p<0,05 Sosp. GAA (CV blanco) 1787±83 87 1665±83 20 p<0,001 Sosp. GAA (CV verde) 1624±148 87 1522±149 20 p<0,01 Vemos que la diferencia estadística en este último caso entre pacientes discrómatas y no discrómatas no es mayor que la obtenida con campimetría convencional. SS: Significación estadística. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 PÉREZ TM, et al. Tabla I. Resultados de la sensibilidad luminosa diferencial en la totalidad del campo visual con campimetría estándar de estímulo blanco y con campimetría cromática de estímulo y fondo verdes No discrómatas N.º ojos Discrómatas N.º ojos SS GAA (CV blanco) 1538±223 37 1365±285 19 p<0,01 GAA (CV verde) 1376±262 37 1199±285 19 p<0,05 Sosp. GAA (CV blanco) 1787±83 87 1665±83 20 p<0,001 Sosp. GAA (CV verde) 1624±148 87 1522±149 20 p<0,01 Vemos que la diferencia estadística en este último caso entre pacientes discrómatas y no discrómatas no es mayor que la obtenida con campimetría convencional. SS: Significación estadística. que apoyan el primer supuesto. En retina de macacos se ha demostrado que la información correspondiente a las señales coloreadas (predominantemente las del color azul) y la luminosa acromática viajan por los axones de mayor diámetro, probablemente por una vía de conducción común (6). Por otra parte, Quigley demuestra que son las fibras de mayor diámetro las que se pierden más fácilmente en situaciones de PIO elevada (17). Basándonos en estos supuestos, podemos establecer la hipótesis de que ambas percepciones deberían sufrir un deterioro similar en el curso del GAA. Esto sucede realmente, lo que fue demostrado por Drance (7,9,10) y por autores posteriores (5,14,15,19,21) e incluso se ha demostrado un cierto valor predictivo de los test cromáticos en cuanto a la progresión del campo visual (7,14). Otros autores, sin embargo, no encuentran esta correspondencia (4) o lo hacen sólo en función de una PIO elevada (17). En nuestro trabajo queremos comprobar si este hecho ocurre también con la campimetría cromática y si ésta se muestra de hecho más alterada que la de estímulo y fondo blanco en los pacientes afectos de una discromatopsia adquirida de tipo glaucomatoso. Se ha elegido la campimetría de estímulo y fondo verde espectralmente selectivo (gafas coloreadas), porque de esta forma se consigue que la atenuación que logra el filtro sobre el fondo sea proporcionalmente idéntica a la que se produce para cada uno de los niveles luminosos de la escala de estímulos, manteniendo invariable el rango dinámico del campímetro. Muchas técnicas de campimetría cromática alteran la luminancia del fondo y el tamaño o la saturación del estímulo, disminuyendo de este modo el rango dinámico e incumpliendo la ley de Weber-Fechner (11,12). Utilizamos campimetría con estímulo y fondo verde por presentar un buen rango dinámico y un elevado nivel de confort para el paciente. La preferimos a la campimetría azul, ya que, si bien esta zona del espectro es la 4 más alterada en la discromatopsia que se produce en el glaucoma, presenta una fijación más inestable a consecuencia de la tritanopia foveolar (12) y el test de Farnsworth-Munsell explora exclusivamente la función cromática foveolar. Los resultados obtenidos, sin embargo, no apoyan estos supuestos (tabla I y II). En los dos grupos de pacientes (sospecha de GAA y GAA) existe un defecto similar de la sensibilidad media de los pacientes discrómatas en campimetría convencional y en la cromática. Incluso con esta última la mayor dispersión encontrada en los valores obtenidos se traduce en una menor significación estadística. Esto ocurre en el total de cajas del test de Farnswoth-Munsell 100 y de forma particular en las cajas 3 y 4 (azul-verde al rojo, que son las más afectadas en el GAA). Los resultados indican que, si bien los pacientes afectos de discromatopsia glaucomatosa tienen una alteración significativamente mayor del campo visual que los pacientes no discrómatas, esta alteración es semejante en la campimetría standard y en la cromática. Ignoramos si otros procedimientos campimétricos (sobre todos los que emplean estímulos de color azul) son capaces de discriminar clínicamente mejor a este tipo de pacientes (15,22). CONCLUSIONES Los pacientes afectos de GAA y discromatopsia muestran una alteración del campo visual mucho mayor que los no discrómatas, tanto en la campimetría convencional como en la campimetría cromática con estímulo y fondo verdes. Sin embargo, esta última no muestra una mayor sensibilidad en la discriminación de los defectos campimétricos de estos pacientes con respecto a la campimetría con estímulo y fondo blancos. Por lo tanto, la utilidad clínica de usar conjuntamente test de visión al ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Estudio de la campimetría cromática con estímulo y fondo verdes en pacientes con glaucoma de ángulo abierto (GAA) y discromatopsia color y campimetría en el diagnóstico precoz del GAA no aumenta utilizando campimetría cromática. BIBLIOGRAFÍA 1. Adams AJ, Heron G, Husted R: Clinical measures of central vision function in glaucoma and ocular hypertension. Arch Ophthalmol. 1987; 105: 782-787. 2. Adams AJ, Rodic R, Husted R, Stamper R: Spectral sensitivity and color discrimination changes in glaucoma and glaucoma-suspects. Invest Ophthalmol Vis Sci. 1982; 23: 516-524. 3. Austin DJ: Acquired colour vision defects in patients suffering from chronic simple glaucoma. Trans Ophthal Soc UK. 1974; 94: 880-883. 4. Brenton ME, Krupin T: Age covariance between 100-Hue color scores and quantitative perimetry in primary open angle glaucoma. Arch Ophthalmol. 1987; 105: 642-45. 5. 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No hemos observado diferencias estadísticamente significativas entre los resultados obtenidos por ambos métodos, por lo que la A.R. puede considerarse como una orientación práctica previa a la refracción subjetiva. In this study we evaluate the usefulness of autorrefraction in patients who wear multifocal lenses. We studied 30 patients that underwent extracapsular cataract estraction and implanted a multifocal lens (MPC-25 NB) practicing an autorrefraction evaluation at least three months after surgery, and a subjective refracction, comparing the results obtained. We did not observe statistically significant differences between the results obtained with both methods and conclude that autorrefraction can be considered as a valuable method for preliminary refraction, indicating the final refraction. Palabras clave: Autorrefracción, lentes multifocales. INTRODUCCIÓN Los autorrefractómetros están siendo progresivamente introducidos en las consultas de oftalmología debido al ahorro de tiempo que suponen frente a la refracción manual. Estudios previos han demostrado que la autorrefracción (A.R.) proporciona una refracción útil y digna de confianza, sobre todo en pacientes que no pueden acomodar debido a afaquia o cicloplejia. Las LIOs pueden interferir la exactitud de la A.R. por dispersión de los rayos infrarrojos que utilizan los autorrefractómetros en sus mediciones. Esto ha sido en parte solucionado en algunos de los nuevos modelos de autorrefractómetros aco- * Comunicación presentada en el LXX Congreso de la S.E.O. (Tenerife 1994). 1 Servicio de Oftalmología del Hospital Clínico. Valencia, España. 2 Licenciado en Medicina. 3 Licenciado en Medicina. 4 Doctora en Medicina. Key words: Autorrefraction, multifocal lenses. plándoles un dispositivo que subsana este inconveniente. En cualquier caso, nuevos estudios demuestran la fiabilidad de los autorrefractómetros en la refracción de los pacientes con LIO, tanto si ésta es de cámara anterior como de posterior. La LIO multifocal MPC-25 NB de AMO ARRAY presenta ciertas variaciones en su diseño respecto al resto de las LIOs que podrían afectar a la medición con el A.R. Hemos realizado un estudio comparativo de los resultados obtenidos en pacientes con LIO MPC-25 NB con el autorrefractómetro AR-10 Takagi y la refracción subjetiva postesquiascopia, para determinar la utilidad de los A.R. en la refracción de pacientes portadores de este tipo de lentes. ESTURI NAVARRO I, et al. MATERIAL Y MÉTODOS estadístico de las dos muestras mediante el test de la t de Student. Autorrefractómetro Hemos utilizado el autorrefractómetro AR-10 Takagi. Este aparato realiza la autorrefracción gracias a un sistema de rayos infrarrojos que son proyectados en la retina del paciente, siendo la iluminación reflejada detectada por un sistema de fotodetectores. Está basado en el principio de Schneider de doble agujero estenopeico. Nos muestra la refracción objetiva obtenida en términos de esfera, cilindro y eje, a una distancia del vértex corneal de 0 mm (para lentillas) y 12 mm (para gafas). Sus rangos de medidas son de –15 a +20 dioptrías esféricas y ±7 dioptrías cilíndricas y un ángulo de eje de 0 a 180°, con pasos de 0,01, 0,12 ó 0,25 para las dioptrías y de 1° para el eje. Necesita un diámetro pupilar mínimo de 2,9 mm. Lente intraocular La LIO implantada es el modelo MPC-25 NB de AMO ARRAY con una óptica de 6,5 mm biconvexa con una superficie anterior multifocal, que tiene 3,5 dioptrías de potencia añadida para la visión cercana. Los dos hápticos son de PMMA configuración J-loop modificada, con una angulación de 10° respecto a la óptica. Su constante «A» teórica es de 117,2. Pacientes Hemos estudiado 30 ojos de 28 pacientes, 12 mujeres y 16 hombres, con edades comprendidas entre 48 y 87 años (edad media de 66 años). A todos se les practicó una extracción extracapsular (EEC) con la técnica de Galand e incisión limbar directa. Método En todos los pacientes se llevó a cabo una autorrefracción al menos tres meses postoperatoriamente y una refracción subjetiva postesquiascopia con retinoscopio de franja. Posteriormente se compararon los resultados obtenidos por ambos métodos, estudiando por separado el componente esférico, el cilindro, el eje del cilindro y el equivalente esférico, realizando el análisis 2 RESULTADOS En cuanto a las complicaciones peroperatorias hemos tenido un caso de rotura capsular al implantar la lente, sin vitreorragia, en el que se implantó la lente con ayuda de calzador y otro caso en el que por un error del cálculo de la LIO por fallo técnico del biómetro empleado hubo que explantar la lente e implantar otra de potencia adecuada. Como complicaciones postoperatorias hubo 2 casos de opacidad capsular posterior que se solucionaron mediante capsulotomía YAG. Al comparar los resultados obtenidos en la refracción observamos en cuanto al componente esférico (tabla I) una autorrefracción media de 0,020 con un rango entre ±1,25, una varianza de 0,641 y una desviación estándar de 0,800. La refracción subjetiva muestra una media de 0,250, una varianza de 0,579 y una desviación estándar de 0,761. La t de estas dos muestras es de –0,718, siendo el nivel de significación de 0,480, por lo que no hay diferencias estadísticamente significativas entre las dos muestras. En cuanto al cilindro (tabla II) se observa una autorrefracción media de 1,416, una varianza de 1,174 y una desviación estándar de 1,083. La refracción subjetiva muestra una media de 1,354, una varianza de 1,027 y una desviación estándar de 1,013. La t de estas muestras es de 0,145, por debajo del nivel de significación. Si nos fijamos en el eje del cilindro (tabla III) observamos una autorrefracción media de 93,916, una varianza de 1.396,63, y una desviación estándar de 37,373. La refracción subjetiva muestra una media de 103,25, una varianza de 1.968,57 y una desviación estándar de 44,368. La t es de –0,557 por debajo del nivel de significación. En cuanto al equivalente esférico (tabla IV) la autorrefracción media es de 0,866, la varianza de 1,149 y la desviación estándar 1,072. La refracción subjetiva muestra una media de 0,733, una varianza de 0,751 y una desviación estándar de 0,866. La t es de 0,335, por debajo del nivel de significación. DISCUSIÓN La EEC con implante de LIO en cápsula posterior es en la actualidad el método de elección en la rehabilitación visual de un paciente con cataratas. Con el cálculo preoperatorio de la LIO a implantar ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Autorrefracción y lentes multifocales MPC-25 NB AMO array. Estudio de 30 casos se puede conseguir un resultado postoperatorio cercano a la emetropía en muchos casos. Sin embargo, la refracción continúa jugando un papel importante en la evaluación postoperatoria y en la rehabilitación visual del enfermo. Se ha demostrado en otros estudios la utilidad del A.R., proporcionando una refracción bastante exacta, con un importante ahorro de tiempo para el médico y el paciente. Sin embargo, el problema que se plantea con las LIOs de la dispersión de los rayos infrarrojos que aumentan el «ruido» puede verse incrementado con la LIO multifocal. En este estudio se demuestra que los datos refractivos obtenidos por la A.R. en pacientes con LIO multifocal son aceptablemente exactos, sobre todo si los consideramos como una refracción preliminar susceptible de verificación subjetiva posterior (necesaria también en la refracción de pacientes fáquicos o portadores de otro tipo de lente). Por otro lado, la esquiascopia en pacientes portadores de LIO multifocal se realiza con dificultad por los extraños reflejos que presenta, alargando sensiblemente el proceso de la refracción. Por tanto, la A.R. tiene un interesante papel en la evaluación de rutina de pacientes portadores de LIO multifocal. CONCLUSIONES 1. No hemos encontrado según nuestro estudio diferencias estadísticamente significativas entre los Tabla I. Dioptrías esféricas BIBLIOGRAFÍA 1. Akutsu H, Legge GE, Luebker A, Lindstrom RL, Zabel RW, Kirby VM: Multifocal intraocular lenses and glare. Optom Vis-Sci 1993 Jun; 70(6): 487-495. 2. Duffey RJ, Zabel RW, Lindstro RL: Multifocal intraocular lenses. J Cataract Refract Surg. Vol. 16, July 1990. 3. Menezo JL, Ferrer E, Taboada J, Cisneros AL: Nuestros resultados en el estudio mundial munticéntrico de LIOs multifocales. Arch Soc Esp Oftal. 1990; 59: 3-8. 4. Percival P: Early Experience with the Difractive Bifocal Lens. EUR J Implant Surg. March 1989; 1. 5. Percival SPB: Comparative Analysis of three Prospective trials of Multifocal Implants. Eye. 1991; 5(6): 712-716. 6. Steinert RF, et al: A Prospective, Randomized, DoubleMasked Comparison of a zonal- progressive Multifocal Intraocular lens and a Monofocal Intraocular lens. Ophthalmology. June 1992; Vol. 99, N.º 6. 7. Sunder RAJ P, Akingbehin T, Levy AM: Objective autorrefraction in posterior chamber pseudophaquia. Br J Opthalmol. 1990; 74: 731-733. Tabla III. Eje del cilindro Autorrefracción Refracción 0,020 0,641 0,800 0,250 0,579 0,761 Media Varianza DS resultados obtenidos por la A.R. y la refracción subjetiva postesquiascopia, siendo la t obtenida en las cuatro variables estudiadas menor al nivel de significación. 2. La A.R. es útil como refracción preliminar en pacientes portadores de LIO multifocales por su exactitud y rapidez. 3. La A.R. permite obviar la esquiascopia en pacientes con LIO multifocal, exploración que conlleva gran dificultad. 4. En nuestra experiencia, no es preciso un dispositivo especial en el A.R. para realizar la autorrefracción en los pacientes portadores de este tipo de lentes. Autorrefracción Media Varianza DS «t» –0,718 NS 0,480 93,916 103,25 1.396,63 1.968,57 37,371 44,368 «t» –0,557 NS 0,582 DS: desviación estándar. NS: nivel de significación. DS: desviación estándar. NS: nivel de significación. Tabla II. Dioptrías cilíndricas Tabla IV. Equivalente esférico Autorrefracción Refracción 1,416 1,174 1,083 1,354 1,027 1,013 Media Varianza DS Autorrefracción Refracción 0,866 1,149 1,072 0,733 0,751 0,866 Media Varianza DS «t» –0,145 NS 0,885 DS: desviación estándar. NS: nivel de significación. Refracción «t» NS 0,335 0,740 DS: desviación estándar. NS: nivel de significación. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 ESTURI NAVARRO I, et al. 8. Sunder RAJ P, Villada JR, Myint K, Lewis AE, Aking-Behin T: Clinical evaluation of automated refraction in anterior chamber pseudophaquia. Br J Ophthalmol. 1991; 75(1): 42-44. 9. Vanderschueren I, Zeyen T, D’Heer B: Multifocal IOL implantation: 16 cases. Br J Ophthalmol. 1991 Feb; 75(2): 88-91. 10. Wallace RB: Physician’s program: Second American/International Congress on Cataract, IOL and Refractive Surgery. April 1989; USA. 4 Dra. Isabel Esturi Navarro Hospital Clínico Universitario. Avda. Blasco Ibáñez, 17. 46010 Valencia. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70: 389-396 ¿PUEDE CONSIDERARSE LA DISTANCIA AL CENTRO QUIRÚRGICO CRITERIO DE EXCLUSIÓN DE CIRUGÍA AMBULATORIA?*,1 COULDTHE DISTANCE FROM THE SURGICAL CENTER BE CONSIDERED AS EXCLUSION CRITERION FOR OUTPATIENT SURGERY? MUÑOZ FJ1, REBOLLEDA G2 RESUMEN SUMMARY Hemos realizado este estudio prospectivo para valorar si existe alguna asociación entre el resultado tras la cirugía ambulatoria de catarata y la distancia desde el domicilio del paciente al centro quirúrgico. Evaluamos 340 casos consecutivos operados de manera ambulatoria por dos cirujanos. En función de la distancia, dividimos los casos en 3 grupos. Comparamos los resultados visuales obtenidos, así como la tasa de complicaciones intra y postoperatorias entre los grupos. No hubo diferencia estadísticamente significativa respecto a la agudeza visual (AV) final, incluso tras excluir causas no lenticulares preexistentes que justificaran una menor AV. Tampoco se identificaron diferencias significativas en la tasa de complicaciones intra y postoperatorias. Este estudio no demuestra que la distancia tenga efecto adverso sobre el resultado quirúrgico o en el índice de complicaciones. Futuros estudios que engloben un mayor número de casos podrán confirmar este hallazgo. We have performed this prospective study to investigate if there is an association between the outcome following outpatient cataract surgery and the distance of the patient’s home from the surgical center. We evaluated 340 consecutive outpatient cataract extractions performed by two ophthalmic surgeons. According to distance, the cases were divided into three groups. Visual outcome and rates for operative and postoperative complications were compared. There was no statiscically significant difference among the three groups for visual acuity, even after excluding patients with preexisting nonlenticular ocular disease. No significant differences in rates for operative and postoperative complications were identified. This study dos not demonstrate that distance had an adverse effect on surgical outcome or in rates of complications. More studies with larger sample sizes are neccesary to confirm this finding. Key words: Outpatient surgery, ambulatory, cataract, distance, kilometers. Palabras clave: Cirugía ambulatoria, catarata, distancia, kilómetros. * Comunicación presentada en el LXX Congreso de la S.E.O. (Tenerife, 1994). 1 Hospital Las Américas (Tenerife) 2 Doctor en Medicina, especialista en Oftalmología. 3 Licenciada en Medicina, especialista en Oftalmología. MUÑOZ FJ, et al. La progresiva sustitución de la facoextracción intracapsular por la facoextracción extracapsular y la facoemulsificación, así como los continuos avances tecnológicos, han convertido la cirugía de la catarata en una técnica muy segura, siendo los cuidados postoperatorios cada vez menos «hospital-dependientes». Todo ello está impulsando notablemente la práctica ambulatoria de esta cirugía (1,2). Gran número de artículos demuestran que tanto los resultados como la tasa de complicaciones son comparables a los obtenidos con cirugía bajo régimen de hospitalización (2-10). Sin embargo, los límites óptimos de distancia entre el domicilio del paciente y el centro quirúrgico no han sido claramente definidos. Ching en 1958 (11) no refirió ninguna complicación en un paciente que caminó 5 millas el día de la cirugía y en las visitas subsiguientes. Jervey (4) en 1964 refiere buenos resultados tras cirugía ambulatoria en pacientes que residían dentro de un radio de 48 kilómetros (km) del centro quirúrgico. Egbert (12) en 1991 realizó cirugía ambulatoria en 49 pacientes, señalando como criterio de exclusión que vivieran a más de 32 km de la clínica. Lowe (13) en 1992 establece, asimismo, como criterio de inclusión para cirugía ambulatoria que el paciente viva dentro de un radio de 13 km del hospital. Sin embargo, estos límites de distancia previamente reseñados no han sido debidamente justificados y no hemos encontrado ningún artículo que informe acerca de la posible influencia que la distancia entre el domicilio del paciente y el centro quirúrgico puede jugar en la evolución del resultado postoperatorio final y/o el desarrollo de complicaciones intra o postoperatorias. Con la finalidad de intentar clarificar esta cuestión nos planteamos el siguiente estudio prospectivo. Se realizó extracción extracapsular bien de forma manual o mediante facoemulsificación, utilizando anestesia local en todos los casos. Los siguientes datos demográficos fueron registrados: edad, sexo y distancia desde el domicilio del paciente al centro quirúrgico. En el caso de que el paciente eligiera un domicilio distinto del propio para el postoperatorio, este último era el tenido en cuenta a efectos del cálculo de la distancia. Todos los casos tuvieron un tiempo de seguimiento postoperatorio mínimo de 3 meses. Estudiamos la agudeza visual (AV) mejor corregida a la semana, 1, 3, 6 meses y un año tras la cirugía. Cualquier complicación intra o postoperatoria fue registrada. Para valorar la influencia de la distancia, los casos se dividieron en intervalos sucesivos de 20 km. La evaluación de resultados finales fue practicada comparando mediante el test de CHI cuadrado el porcentaje de pacientes con AV igual de 20/40 en cada uno de los intervalos. Comparamos, asimismo, entre los distintos grupos la tasa de complicaciones intra (pérdida vítrea) y postoperatorias (hernia de iris, iridociclitis recurrente o persistente, edema corneal, hipertensión ocular persistente, edema macular cistoide clínicamente significativo, hifema, hemorragia vítrea, endoftalmitis y desprendimiento de retina) (2). Utilizamos el test de CHI cuadrado para valorar las diferencias entre los grupos, recurriendo a la prueba exacta de Fisher en los casos en que los números de casillas con frecuencias absolutas inferiores a 5 superaba el 20%, haciendo inaplicable el test de CHI cuadrado (14). Calculamos también los intervalos de confianza para la tasa de complicaciones; en aquellos casos cuyo límite inferior resultó negativo dicho valor fue sustituido por 0 para la presentación de la tabla, dado que no podemos hablar de porcentaje de complicaciones inferior a 0. MATERIAL Y MÉTODO RESULTADOS Estudiamos 340 extracciones extracapsulares consecutivas realizadas de forma ambulatoria por 2 cirujanos. Excluimos aquellos casos que por razones de tipo médico (puntuación de estado físico A.S.A. 4,5, ó 3 médicamente mal controlado) o social no eran susceptibles de cirugía ambulatoria. Excluimos también aquellos casos que precisaran otro procedimiento quirúrgico ocular, además de la catarata. La distancia media recorrida desde el domicilio al centro quirúrgico inmediatamente tras la cirugía fue 32,41 km (desviación estándar DS = 24,78 km; intervalo de confianza 95%: 29,77-35,04), oscilando de 1 a 111 km, siendo en la gran mayoría de los casos la parte principal del trayecto realizada por autopista (fig. 1). Tras repartir a los pacientes en intervalos sucesivos de 20 km, el grupo 1 (más cercano) INTRODUCCIÓN 2 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 ¿Puede considerarse la distancia al centro quirúrgico criterio de exclusión de cirugía ambulatoria? Tabla I. Características demográficas de los pacientes Global (n = 340) Edad (años) Media DS Sexo Varón Grupo 1 (n = 123) Grupo 2 (n = 128) Grupo 3 (n = 89) p 68,27 11,21 66,44 12,17 69,32 11,24 69,26 9,48 <0,01* 168 (49,41)** 52 (42,28) 63 (49,22) 53 (59,55) 0,046# * Test de Newman-Keuls. ** Número de pacientes (porcentaje). # Test CHI cuadrado de pearson. estuvo formado por 123 casos y el grupo 2 (distancia entre 21 y 40 km) por 128 casos. Reagrupamos los restantes 89 casos (distancia superior a 40 km) en el grupo 3, para conseguir una distribución más homogénea en cuanto a tamaño. La tabla I muestra la distribución de edad y sexo de los pacientes en los distintos grupos. Utilizamos el test de Newman-Keuls para comparar la edad media en los distintos grupos. La edad media del grupo 1 fue 2,88 y 2,82 años inferior que los grupos 2 y 3, respectivamente (p < 0,01). No hubo diferencia entre los grupos 2 y 3. Respecto al sexo, un mayor porcentaje de varones estuvo presente en el grupo 3 (p = 0,046). No encontramos diferencia significativa en la AV preoperatoria en los tres grupos (tabla II). Llevamos a cabo extracción extracapsular manual en 270 casos (79,41%) y facoemulsificación en 70 (20,59%). Realizamos facoemulsificación en 26, 28 y 16 casos de los grupos 1, 2 y 3, respectivamente, no existiendo diferencia significativa en cuanto a la técnica operatoria entre los 3 grupos (p = 0,77). El tiempo medio de seguimiento fue de 241,55 días (DS = 162,39). Este período fue, por término medio, 253,21 (DS = 172,24), 240,12 (DS = 153,63) y 227,48 días (DS = 161,24) en los grupos Tabla II. 1, 2 y 3, respectivamente. El test de comparación múltiple de medias (Newman-Keuls) no reveló diferencias significativas respecto a este parámetro. El estudio de AV postoperatoria final reveló que 310 casos (91,18%) alcanzaban una AV de 20/40 o mejor. La Tabla II muestra la AV postoperatoria final corregida para los 3 grupos. Encontramos una mayor proporción de casos con AV de 20/20 o mejor en el grupo 1 (p = 0,027). Igualmente fue superior el porcentaje de pacientes que alcanzaron un AV igual o superior a 20/40 en el grupo 1 (95,12%) respecto a los grupos 2 (89,84%) y 3 (87,64%), sin embargo, el test del CHI cuadrado Fig 1. Distribución de los pacientes en función de la distancia al centro quirúrgico. Distribución de AV corregida pre y postoperatoria Global n.° (%) (n = 340) Grupo 1 n.° (%) (n = 123) Grupo 2 n.° (%) (n = 128) Grupo 3 n.° (%) (n = 89) p* Preoperatoria: 20/20 o mejor 20/25-20/40 20/50-20/200 <20/200 0 28 (8,24) 91 (25,77) 221 (65,00) 0 9 (7,32) 33 (26,85) 81 (65,85) 0 10 (7,81) 39 (30,47) 79 (61,72) 0 9 (10,110 19 (21,35) 61 (68,54) 0,75 0,33 0,74 Postoperatorio final: 20/20 o mejor 20/25-20/40 20/50-20/200 <20/200 141 169 22 8 62 55 4 2 50 65 12 1 29 49 6 5 (41,47) (49,71) (6,47) (2,32) (50,41) (44,72) (3,25) (1,63) (39,06) (50,78) (9,38) (0,78) (32,58) (55,06) (6,74) (5,62) 0,027 0,32 * Test de CHI cuadrado de Pearson. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 MUÑOZ FJ, et al. No encontramos diferencias significativas en el resto de complicaciones entre los tres grupos. DISCUSIÓN Fig. 2. Distribución de AV postoperatoria final en los 3 grupos de distancia (descartando causas no lenticulares preexistentes de reducción de visión). no reveló significación estadística (p = 0,13). Tras excluir 48 casos (14,13%) con enfermedad ocular no lenticular preexistente, una AV final de 20/40 o mejor estudio presente en 113 de 115 casos (98,26%), 104 de 107 (97,2%) y 68 de 70 (97,14%) de los grupos 1, 2 y 3, respectivamente (p = 0,55). Un mayor porcentaje de pacientes del grupo 1 (62 de 115 casos, 53,91%) alcanzó una AV final de 20/20 o mejor, versus grupo 2 (49 de 107 casos, 45,79%) y grupo 3 (20 de 70 casos, 41,43%), pero la diferencia tampoco fue significativa (p = 0,19) (fig. 2). La tabla III muestra las complicaciones intra y postoperatorias para cada grupo. Una rotura de cápsula posterior con pérdida vítrea sucedió en 15 casos (4,41%). Aunque un mayor porcentaje de pacientes del grupo 3 (más alejado) presentó esta complicación, el test exacto de Fisher no reveló una diferencia estadísticamente significativa. Un mayor número de pacientes del grupo 2 presentó hernia de iris, pero la diferencia tampoco fue significativa. Tabla III. Ciertos criterios deben tenerse en cuenta a la hora de realizar un procedimiento ambulatorio. En cuanto a la selección del paciente, los individuos con puntuación de estado físico ASA 1, 2 y 3 médicamente bien controlados pueden ser sometidos con suficientes garantías a esta modalidad quirúrgica (15). Es exigible, además, que el entorno social y la colaboración tanto del paciente como de sus familiares o acompañantes sean adecuados. Por otro lado, dado que el sujeto no va a permanecer bajo el cuidado de personal especializado, se hace imprescindible una exhaustiva instrucción tanto de aquél como de sus acompañantes acerca del método ambulatorio. Existen algunos autores que incluyen la distancia como factor a tener en cuenta para la indicación del método ambulatorio. Ching (11) rechazaba para la cirugía ambulatoria de catarata a aquellos pacientes que vivían demasiado lejos, aunque no refería una cifra exacta. En la serie de 250 casos, publicada por Jervey (4), dos terceras partes de los casos recorrían distancias de hasta 30 millas. En una serie, esta distancia nunca afectó de forma adversa los resultados. Egbert (12) establece como criterio para realizar cirugía ambulatoria que los pacientes vivan dentro de un radio de 32 km. Lowe (13) es aún más restrictivo, realizando dicho método en aquellos pacientes que viven en un radio de 13 km del hospital. En nuestro estudio, Complicaciones Intra y Postoperatoria Global (n = 340) 95% Intervalo 4 N.° % Complicaciones Intraoperatorias Pérdida vítrea 15 4,41 Complicaciones Postoperatorias Hernia de iris Hipertensión persistente Edema macular cistoide Hemorragia vítrea Uveítis fibrinosa Hifema Endoftalmitis Desprendimiento retina 7 4 3 3 2 2 1 1 2,06 1,18 0,88 0,88 0,59 0,59 0,29 0,29 Confianza 0,55-3,57 0,03-2,32 0,00-1,88 0,00-1,88 0,00-1,40 0,00-1,40 0,00-0,87 0,00-0,87 Grupo 1 (n = 123) Grupo 2 (n = 128) Grupo 3 (n = 89) N.° % N.° % N.° % 5 4,07 4 3,13 6 6,74 2 1 0 0 1 1 1 1 1,55 0,81 5 0 3 1 0 1 0 0 3,91 0 3 0 2 1 0 0 0 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 0,81 0,81 0,81 0,81 2,34 0,78 0,78 3,37 2,25 1,12 ¿Puede considerarse la distancia al centro quirúrgico criterio de exclusión de cirugía ambulatoria? sin embargo, no se rechazó a ningún paciente para el método ambulatorio en función de la distancia al centro quirúrgico. Los resultados visuales del presente estudio son comparables con los de numerosos estudios previos. Una AV final mejor corregida de 20/40 o mejor fue obtenida en 310 de 340 casos (91,18%) y en 285 casos (97,60%) tras excluir casos con enfermedad ocular no lenticular preexistente. Aunque un mayor porcentaje de pacientes en el grupo más cercano al hospital alcanzaron una AV igual o mejor que 20/40, la diferencia no fue estadísticamente significativa, por lo que el presente estudio no ha podido demostrar que la distancia afecte al resultado visual final. Compartimos con el «Cataract Management Guideline Panel» que la cirugía de catarata debe realizarse siempre que sea posible cerca del domicilio familiar o cerca del mejor soporte social para el paciente. Aquellos individuos que viven más alejados del centro hospitalario podrían tener más dificultades para un correcto seguimiento. Sin embargo, todos nuestros pacientes acudieron puntualmente a sus controles potoperatorios durante los 3 primeros meses. En cualquier caso, si el sujeto desea operarse en un centro alejado de su domicilio, el oftalmólogo debe explicar correcta y detalladamente el procedimiento previo a la cirugía, así como las normas para un perfecto cuidado postoperatorio. Ninguna complicación pudimos atribuirla a la deambulación precoz. No existió diferencia estadísticamente significativa en la tasa de complicaciones intraoperatorias entre los grupos. Dehiscencia de sutura se produjo en 7 pacientes, ocurriendo en todos los casos después de los primeros 5 días del postoperatorio. Paradójicamente no se produjo ningún caso en el intervalo de pacientes con residencias más alejadas. Por tanto, tampoco pudimos demostrar que la distancia influyera en la incidencia de complicaciones. Este estudio tiene varias limitaciones. Los grupos no son homogéneos en cuanto al número de pacientes (tamaño), siendo el grupo más alejado el menos numeroso. Esto probablemente refleja la importancia de la distancia a la hora de elegir centro hospitalario e igualmente dificultaría el obtener un mayor número de pacientes en los intervalos más alejados de los centros quirúrgicos. Este estudio ha sido realizado en Tenerife, una isla de 2.057 km cuadrados, lo que impide valorar la influencia de distancias superiores. Por otro lado, la subdivisión de los casos en 3 grupos reduce el tamaño de las muestras y limita la capacidad del estudio para detectar diferencias en la tasa de complicaciones que ocurren con una frecuencia muy baja, aunque como ya hemos señalado la dificultad en obtener un mayor número de pacientes en los intervalos de distancia más alejados podría impedir el ampliar suficientemente estos grupos para detectar las citadas diferencias. Sin embargo, éste es el único estudio que compara los resultados de la cirugía ambulatoria de cataratas entre pacientes que viven a distintas distancias del centro hospitalario. Por otro lado, aunque de nuestro estudio puede inferirse que la distancia no afecta el resultado, sí pretendemos que con la cirugía ambulatoria se altere lo menos posible el estilo de vida habitual del paciente. Hemos de plantearnos realizar el procedimiento ambulatorio de forma que la distancia entre domicilio y centro quirúrgico no sea tan considerable que altere de forma negativa el confort y la comodidad del paciente. CONCLUSIONES La distancia desde el domicilio del paciente al centro quirúrgico no ha tenido influencia sobre la AV final tras cirugía ambulatoria de catarata. No hemos encontrado diferencias en el índice de complicaciones intra y postoperatorias entre pacientes que viven a distintas distancias, aunque son necesarios estudios que incluyan un mayor número de individuos para poder confirmar estos hallazgos. Dado que el presente trabajo ha sido realizado en la isla de Tenerife, no podemos extrapolar estos resultados a pacientes que vivan a distancias superiores a 111 km. De los datos de nuestro estudio parece concluirse que los resultados de la cirugía de catarata y la producción de complicaciones no han sido adversamente afectados por la distancia a recorrer en el procedimiento ambulatorio. BIBLIOGRAFÍA 1. Javitt JC, Street DA, Tielsch JM, Wang Q, Kolb MM, Schein O et al: National outcomes of cataract extraction. Retinal detachment and endophthalmitis after outpatient cataract surgery. Ophthalmology. 1994; 101 (1): 100-105. 2. Holland GN, Earl DT, Weeler NC, Straatsma BR, pettit TH, Hepler RS et al: Results of inapatient and outpatient cataract surgery. A historical cohort comparison. Ophthalmology. 1992; 99 (6): 845-852. 3. Christy NE: Effect of early ambulation on the incidence of potoperative complications of cataract surgery. Am J Ophthalmol. 1960; 49: 293-297. 4. Jervey JV, Brown RA: Cataract surgery as an out-patient procedure. Am J Ophthalmol. 1963; 56: 58-63. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 5 MUÑOZ FJ, et al. 5. Galin MA, Boniuk V, Obstbaum S, Glasser M: Hospitalization and cataract surgery. Ann Ophthalmol. 1981; 13: 365-367. 6. Ingram RM, Banerjee D, Traynar MJ, Thompson RK: Daycase cataract surgery. Br J Ophthalmol. 1983; 67: 278-281. 7. Williamson DE: Ambulatory cataract surgery. Int Ophthalmol Clin. 1987; 27: 163-166. 8. Davies PD, Limacher E, Powell K: Outpatient cataract surgery 1982-1996. Eye. 1987; 1: 728-734. 9. 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OFTALMOL., 1996; 70 ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70: 397-404 INCISIONES ESCLERALES DE 3,2 MM Y DE 5 MM: EVOLUCIÓN COMPARATIVA DEL ASTIGMATISMO INDUCIDO EN LA CIRUGÍA DE LA CATARATA SIN SUTURAS*,1 SCLERAL INCISIONS OF 3.2 MM AND 5 MM; COMPARATIVE EVOLUTION OF INDUCED ASTIGMATISM IN CATARACT SURGERY WITHOUT SUTURES CANO PARRA J2, MENEZO ROZALÉN JL3, ESPAÑA GREGORI E2, DÍAZ LLOPIS M4, FERRER GALINDO E4, TABOADA ESTEVE JF5 RESUMEN SUMMARY En la cirugía de la catarata a través de la pequeña incisión, la posibilidad de introducir una LIO de silicona nos proporciona un teórico menor astigmatismo inducido. Material y métodos: Se realiza un estudio retrospectivo en 55 pacientes intervenidos de catarata mediante facoemulsificación cristaliniana, 25 de ellos a través de una incisión escleral tunelizada de 3,2 mm con introducción de una LIO de silicona, comparándolos con 30 sujetos intervenidos a través de una incisión escleral de 5,5 mm con implante de una LIO de PMMA; en ninguno de los dos grupos se realizaron suturas de las incisiones. Se llevó a cabo una evaluación preoperatoria y un seguimiento a la semana, primer mes y 3 meses en ambos grupos, valorando la evolución del astigmatismo inducido mediante videoqueratoscopia (EyeSys Corneal Analysis) y el cambio astigmático mediante análisis vectorial. Resultados: Se constata una evolución hacia un astigmatismo contra la regla en ambos grupos, siendo en el grupo de 3,2 mm en general inferior a 1 dioptrías (media al mes de –0,51 y a los 3 meses de –0,61), y en el grupo de 5,5 mm superior (media al mes, –1,078, media a los 3 meses, –1,02), aunque con diferencias estadísticamente no significativas, probablemente debidas a la pequeña muestra. Cataract phacoemulsification with small incision surgery and the introduction of foldable silicone intraocular lenses cause a lower astigmatism and better uncorrected visual acuity. Material and methods: We studied retrospectively 55 patients who underwent cataract surgery, 25 using a 3.2 mm scleral incision and 30 who received a PMMA lens through a 5.5 mm scleral incision, all the cases received non-stick closure. We evaluated the pre and post-operative astigmatism (Videokeratoscope EyeSys Corneal Analysis), during a follow-up at 7, 30 and 90 days. Results: We have found against the rule astigmatism in both groups. In the 3.2 mm group the astigmatic change was frequently inferior to 1 diopter (mean at 30 days: –0.51, and mean at 90 days: –0.61). In the 5.5 mm group the astigmatic change was higher (mean at 30 days: –1.078, mean at 90 days: –1.02) although there were not statistical differences, probably due to the small sample. Key words: Phacoemulsification. Palabras clave: Facoemulsificación. * Comunicación presentada en el LXX Congreso de la S.E.O. (Tenerife 1994). 1 Hospital Universitario La Fe. Servicio de Oftalmología. Cátedra de Oftalmología. 2 Médico interno residente. 3 Jefe de Servicio. Catedrático de Oftalmología. 4 Médico adjunto. 5 Jefe clínico. CANO PARRA J, et al. INTRODUCCIÓN En la carrera del desarrollo tecnológico aplicado a la cirugía de la catarata de la pequeña incisión (13), la penúltima estación por el momento es la facoemulsificación con implante de LIO plegables de silicona a través de incisiones de 3,2 mm (4-5), aunque últimamente ya se están implantando a través de incisiones de 2,8 mm (6). Está ya en fase de ensayo clínico en EE.UU. (7) el uso del láser para fracturar el núcleo cristaliniano que utiliza sondas con puntas (tips) más pequeñas que las actuales de los aparatos de facoemulsificación, con lo cual en el futuro quizá se puedan realizar microincisiones de alrededor de 1 mm por las que se pueda fracturar con el láser dicho núcleo cristaliniano e introducir un gel endosacular sustitutivo, conservando así la capacidad de la acomodación, como propone el proyecto PhacoErsatz. Pero a la vez que llegan las nuevas innovaciones técnicas y tecnológicas a la cirugía de la catarata, es necesario llevar a cabo estudios clínicos prospectivos y retrospectivos para valorar las ventajas (sobre todo respecto a astigmatismo inducido) e inconvenientes que estas nuevas técnicas nos ofrecen, y éste es el objetivo de nuestro estudio retrospectivo realizado en 55 pacientes intervenidos de catarata mediante la técnica de facoemulsificación, comparando el implante endosacular de LIO de silicona (25 casos) con el de LIO de PMMA (30 casos). 3,2 mm de extensión, realizando un bolsillo de la mitad del espesor escleral con un disector de superficie convexa superior hasta llegar a la córnea. Realización de una paracentesis de servicio y apertura de cámara anterior con queratotomo. Introducción de viscoelástico, capsulorrexis anterior y facoemulsificación del núcleo cristaliniano, utilizando durante la misma solución salina balanceada enfriada para evitar el daño tisular. A continuación, en el primer grupo se implantó de forma endosacular la lente de silicona plegable, realizando las maniobras de plegamiento de la lente el propio cirujano. En el segundo grupo se amplió el labio interno de la incisión hasta 5,5 mm para posibilitar el implante de la LIO de PMMA. Finalmente, en ambos grupos se llevó a cabo un cierre sin suturas de la incisión escleral tunelizada y cauterización de la conjuntiva. El astigmatismo ha sido valorado en ambos grupos pre y post-cirugía de la catarata los días 7, 30 y 90 después de la intervención mediante videoqueratoscopia (e incluso a los 180 días en el grupo de 5,5 mm), teniendo en cuenta tanto su valor total como el método polar que categoriza los cambios a favor de la regla como positivos y aquéllos en contra de la regla como negativos. Se realizó una comparación estadística (t de Student), mediante el programa Statgraphics, de las diferencias de medias astigmáticas a los 7, 30 y 90 días entre ambos grupos. RESULTADOS MATERIAL Y MÉTODOS Realizamos un estudio retrospectivo del astigmatismo inducido valorado por videoqueratoscopia (EyeSys Corneal Analysis) en 55 pacientes de 2 grupos intervenidos de cataratas mediante facoemulsificación. En el primer grupo, 25 pacientes fueron intervenidos con implante de LIO de silicona entre junio del 93 y febrero del 94, con un seguimiento mínimo de 3 meses, mientras en el segundo grupo a 30 pacientes se les implantó una LIO de PMMA de 5x6 mm, siendo intervenidos entre enero del 92 y enero del 93, con un seguimiento mínimo de 6 meses. Todas las intervenciones fueron realizadas por el mismo cirujano (JLM) utilizando la misma técnica quirúrgica de facoemulsificación (pero con la variante de ampliación de la incisión para el implante de la LIO de PMMA), que fue la siguiente: Disección de un colgajo conjuntival superior. Incisión escleral, a 2 mm del limbo corneal superior, de 2 Se intervinieron bajo la técnica de facoemulsificación más implante de LIO de silicona 25 pacientes (14 hombres y 11 mujeres) con una media de edad de 52±4,5 años y un rango entre 38 y 75 años. El seguimiento medio de este primer grupo ha sido de 4,5 meses con un rango entre 10 y 3 meses. En el segundo grupo de 30 pacientes (15 hombres y 15 mujeres) implantados con LIO de PMMA a través de una incisión de 5,5 mm, la edad media fue de 57±1,9 años, con un rango entre 39 y 75 años, siendo el seguimiento mínimo en este grupo de 180 días. La evolución del astigmatismo post-operatorio en el grupo 1 (tabla I, Fig. 1) mostró una evolución contra la regla de media a los 7 días igual a ±0,64, a los 30 días de –0,51 y a los 90 días de –0,61, observando en la evolución de la topografía por videoqueratoscopia que el aplanamiento de la córnea en el eje de la incisión y el aumento queratométrico del eje ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Incisiones esclerales de 3,2 mm y de 5 mm: evolución comparativa del astigmatismo inducido en la cirugía de la catarata sin suturas Tabla I. Evolución de cambios astigmáticos analizados por análisis vectorial en el grupo 1 de pacientes (LIO de silicona) Tiempo evolución Media ± EE Rango 7 días 30 días 90 días –0,64±0,13 –0,51±0,14 –0,61±0,13 (–1,3, 0,2) (–1,3, 0,8) (–1,5, 0) contra la regla iba disminuyendo con el tiempo (Figs. 2 y 3), estabilizándose en un astigmatismo contra la regla de alrededor de media dioptría (Fig. 4). La evolución del astigmatismo post-operatorio en el grupo 2 (tabla II, Fig. 5) mostró una evolución contra la regla de media a los 7 días igual a –0,178, a los 30 días de –1,078, a los 90 días de –1,02 y a los 180 días de 1,065. Sin embargo, en este grupo 2 el porcentaje de pacientes con cambio astigmático mayor de 1,5 dioptrías fue del 6,7% a los 7 días, 13,4% al mes y del 20% a los 3 FIG. 1: Representación gráfica «en caja de bigotes de gato» de la evolución del astigmatismo a las 1, 4 y 12 semanas, que muestra una estabilización de dicho astigmatismo alrededor del mes de postoperatorio, con una media de alrededor de –0,6. meses, mientras en el grupo 1 no hubo ningún paciente con cambio astigmático mayor a 1,5 dioptrías. FIG. 2: Comparación entre la topografía corneal pre-operatoria y al mes de la intervención. Evolución contra la regla de –0,44 dioptrías. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 3 CANO PARRA J, et al. FIG. 3: Comparación entre la topografía corneal pre-operatoria y a los 3 meses de la intervención. Evolución contra la regla de –0,51 dioptrías, que se refleja en un aplanamiento o disminución de un astigmatismo a favor de la regla que tenía la paciente en el preoperatorio. Al comparar estadísticamente las medias astigmáticas de ambos grupos en cada punto de observación (t de Student) encontramos que no había diferencias significativas en ninguno de los puntos de observación, siendo los niveles de significación: a los 7 días, p=0,28, al mes, p=0,10 y a los 3 meses, p=0,30. Probablemente no hallamos diferencias debido a la pequeña muestra en ambos grupos, aunque es evidente un mayor astigmatismo total y una evolución más progresiva en el grupo de la incisión de 5,5 mm. DISCUSIÓN El astigmatismo inducido quirúrgicamente se define como el cambio en la curvatura corneal determinado por la diferencia entre la queratome- 4 tría preoperatoria y postoperatoria (8). Diversos estudios (1,2) han demostrado que el astigmatismo inducido en la cirugía de la catarata con pequeña incisión es menor. Otros factores que influyen en el astigmatismo postquirúrgico son la localización de la incisión (9), el tipo de sutura (1015) y las técnicas de sutura (11,12). El astigmatismo corneal post-quirúrgico es directamente proporcional al cubo de la longitud de la incisión (16). Por tanto, con la introducción de las actuales lentes plegables que permiten la implantación endosacular a través de incisiones de 3,2 mm hemos avanzado en la reducción del astigmatismo inducido. En un estudio de la inducción del astigmatismo en forma de aplanamiento en el eje de la incisión en función de la longitud de la incisión escleral en ojos de cadáver (2) se encontró que con incisiones de 3 mm la media de astigmatismo inducido era ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 Incisiones esclerales de 3,2 mm y de 5 mm: evolución comparativa del astigmatismo inducido en la cirugía de la catarata sin suturas FIG. 4: Típica videoqueratoscopia al mes de un paciente del grupo 1 que muestra un aplanamiento periférico a nivel de la incisión y un aumento de la curvatura horizontal, con un astigmatismo contra la regla de 0,43 dioptrías. de 0,24±0,17 y con incisiones de 3,5 mm era de 0,47±0,35, que es muy similar al que encontramos en nuestra serie con incisiones de 3,2 mm, de alrededor de 0,5-0,6 dioptrías. Sin embargo, en el mismo estudio con incisiones de 5 y 5,5 mm la media de astigmatismo inducido era de 1,07 y 1,4, respectivamente, muy similar al que detectamos en nuestro grupo 2. El segundo punto importante es la situación y morfología de la incisión (1). El astigmatismo postoperatorio es inversamente proporcional a la distancia de la incisión al limbo. Existen unas líneas curvas imaginarias, denominadas «embudo incisional», que representan la relación entre el astigmatismo y la longitud de la incisión, de modo que cuanto más posterior es ésta se permite una mayor longitud en la misma con el mínimo astigmatismo inducido. El problema aparece cuando la hacemos Tabla II. Evolución de cambios astigmáticos analizados por análisis vectorial en el grupo 2 de pacientes (LIO de PMMA de 5x6 mm) Tiempo evolución 7 30 90 180 días días días días Media ± EE 0,178±0,334 –1,078±0,243 –1,02±0,3 –1,065±2,5 Rango (–3,2, (–3,3, (–3,5, (–2,5, 2,28) 1,3) 1,3) 0) FIG. 5: Representación gráfica «en caja de bigotes de gato» de la evolución del astigmatismo a los 7, 30, 90 y 180 días del grupo 2. Obsérvese una tendencia progresiva a aumentar del astigmatismo contra la regla. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70 5 CANO PARRA J, et al. muy escleral, porque entonces el manejo de los instrumentos de facoemulsificación se hace difícil. Como solución a esto surge la incisión en puente colgante (frown bridge o suspension bridge) (17-19), que teniendo los beneficios de una incisión escleral y su situación posterior, al tener el borde central adelantado permite un fácil manejo de los instrumentos quirúrgicos. Además, esta morfología especial hace que tenga un cierto grado de distensibilidad que permite una longitud algo menor de lo que correspondería por el diámetro de la lente. Otro factor a favor es que su especial arquitectura aporta dos soportes laterales, como su nombre indica, que evitan la tendencia normal de otras incisiones a la entreabertura de sus bordes (que conlleva el aplanamiento del meridiano vertical y, con el tiempo, un astigmatismo en contra de la regla). Otros estudios prospectivos deberán determinar si con una incisión corneal tunelizada de 3,2 mm realizada en el meridiano vertical o en el horizontal cuando se escoge un abordaje por el lado corneal temporal y sin sutura se consigue un astigmatismo de bajo grado y estable en el tiempo, como hemos mostrado en nuestro estudio con un abordaje escleral tunelizado de 3,2 mm sin suturas. En el estudio de videoqueratoscopia encontramos que, en general, los pacientes con incisiones de 3,2 mm tenían menos cambios corneales que los pacientes con técnicas sin sutura con incisiones de 5,5 mm que habíamos estudiado anteriormente. Estos pacientes tenían menor incurvación central horizontal y un menor aplanamiento periférico a nivel de la incisión, así como un menor astigmatismo total. Otros autores (20), han encontrado similares cambios usando también la videoqueratografía en el estudio del astigmatismo inducido. CONCLUSIÓN Las técnicas de facoemulsificación con implante de LIO de silicona a través de una pequeña incisión escleral de 3,2 mm se asocian, en nuestra experiencia, a un menor astigmatismo inducido total y a una mayor estabilidad en la evolución astigmática que los pacientes con implante de LIO de PMMA a través de incisiones de 5,5 mm. BIBLIOGRAFÍA 1. Menezo JL: Incisión y cierre. En: Menezo JL: Microcirugía de la catarata, Bilbao. Ed. Scriba 1983; 83-110. 6 2. Samuelson SV, Koch DD, Kuglen CC: Determination of maximal incision length for true small incision surgery. Ophthalmic Surg. 1991; 22: 204-207. 3. Steinert RF, Brint SF, White SM, Fine IH: Astigmatism after small incision cataract surgery. A prospective, randomized multicenter comparison of 4 and 6,5 mm incisions. Ophthalmology. 1991; 98: 417-424. 4. Gills JP, Sanders DR, eds: Small incision cataract surgery; foldable lenses, one-stitch surgery, sutureless surgery, astigmatic keratotomy. Thorofare NJ incision. Ocular Surg. 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OFTALMOL., 1996; 70: 405-408 TERAPÉUTICA OFTALMOLÓGICA Y LABORATORIOS FARMACÉUTICOS EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX 1.ª Parte: La terapéutica oftalmológica JOSÉ LUIS COTALLO DE CÁCERES Durante el siglo XIX se desarrolla una farmacopea oftálmica que se reduce a unos pocos preparados, en su mayoría alcaloides como la pilocarpina o la cocaína. Su importancia, no obstante, se refleja en el hecho de que estos fármacos siguen utilizándose ampliamente. Durante las primeras décadas del siglo XX se ensayan numerosos principios activos que revolucionan la terapéutica oftalmológica, y el descubrimiento del agente etiológico de enfermedades tan prevalentes como la sífilis o la tuberculosis, permite el desarrollo de tratamientos específicos que también tienen aplicación en oftalmología. El auge que adquiere la terapéutica ocular en el primer tercio del siglo XX se va a traducir en un aumento de los trabajos científicos sobre farmacología ocular (artículos, comunicaciones a congresos, textos), una proliferación de preparados comerciales específicos para oftalmología, y la aparición de los primeros laboratorios farmacológicos dedicados exclusivamente a la elaboración de estos productos. Durante este período se publican varios Tratados sobre terapéutica, en los que se refleja la diversidad de fármacos oculares. En 1918 se publica el Formulario Oftalmológico del Dr. Mansilla. Se trata de una obra detallada, en la que se describen las fórmulas más usadas en el tratamiento de las enfermedades de los ojos, alcanzando un número próximo a los 200 preparados. Está dividida en dos grandes capítulos: medicamentos de acción local, y medicamentos de acción general sobre el organismo. En el primer grupo se incluyen: 1. Midriásicos. 2. Mióticos. 3. Anestésicos locales. 4. Analgésicos. 5. Vasodilatadores. 6. Vasoconstrictores. 7. Antisépticos débiles. 8. Antisépticos enérgicos. 9. Astringentes. 10. Irritantes. 11. Cáusticos y congelantes. 12. Resolutivos. 13. Aclarantes de la córnea. 14. Epidermizantes. 15. Subst. neutras o diferentes. Y entre los de acción general sobre el organismo: 1. Excitantes del sistema nervioso. 2. Medicamentos vasoconstrictores. 3. Medicamentos que obran por acción catalítica. 4. Fermentos. 5. Sueros y vacunas. 6. Excitantes de la fagocitosis. 7. Excitantes de la vitalidad de los tejidos. 8. Medicamentos antisifilíticos. 9. Medicamentos antiesclofulosos. 10. Medicamentos antituberculosis. 11. Medicamentos antirreumáticos. En 1928 aparece otra obra sobre terapéutica en oftalmología, «Las acciones farmacológicas locales en oculística», texto escrito por el Dr. Mérida Nicolich, y publicado en Málaga. En ella se clasifica así los preparados al uso: 1. Antisépticos específicos o etiotropos de infecciones córneo-conjuntivales. 2. Antisépticos modificadores de la conjuntiva por acción proteoprecipitante. 3. Antisépticos que disuelven la cubierta celular bacteriana. 4. Antisépticos oxidantes. 5. Antisépticos de acción compleja. 6. Antisépticos inhibidores del desarrollo de bacteria en saco conjuntival. 7. Antisépticos semiespecíficos. 8. Midriáticos pasivos. 9. Mióticos activos. 10. Vasodilatadores y analgésicos profundos. 11. Asociaciones de midriáticos o mióticos con vasodilatadores. 12. Antisépticos de acción compleja asociados a medicamentos de acción específica. 13. Epidermizantes y epitelizantes. 14. Antisépticos parasiticidas. 15. Modificadores de tejido conectivo neoformado. COTALLO DE CÁCERES JL 16. Modificadores de opacidades incipientes de cristalino. 17. Activadores de fagocitosis. En cada apartado se presentan los preparados comerciales del laboratorio Nicolich de Málaga, haciendo una reseña histórica y bibliográfica del medicamento, y detallando su composición. Otro resumen importante de la terapéutica del momento lo encontramos en el capítulo X de las Lecciones de oftalmología clínica de Márquez, publicadas también en el año 1928, en el que se hace la siguiente clasificación: I. TERAPÉUTICA OCULAR LOCAL A) Terapéutica farmacológica: 1) De acción común: • Astringente, cáustica y antiséptica. • Vasoconstrictora y vasodilatadora local. • Anestésica y analgésica local. 2) De acción especial: • Midriásica. • Miósica. B) Terapéutica no farmacológica: 1) Agentes mecánicos: • El vendaje. • La compresión. • Las sanguijuelas. • Operaciones diversas. 2) Técnica quirúrgica oftalmológica: • Asepsia y antisepsia. • Hemostasia. • Anestesia. 3) Agentes físicos: • Calor y frío. • Electricidad. • El magnetismo. • Radiaciones diversas: - Infrarrojas. - Ultravioletas. - Roentgenoterapia. - Radioterapia. 2 II. TERAPÉUTICA OCULAR GENERAL A) Terapéutica farmacológica: 1) Antiinfecciosas específicas: • Antiluética. • Malarioterapia. • Antituberculosa. • Antirreumática. • Sueros y vacunas diversos. 2) Antiinfecciosas no específicas: • Proteinoterapia. 3) Opoterapia: • Hipofisaria. • Tiroidea. 4) Tratamiento de diabetes y mal de Bright. 5) Medicaciones diversas. 6) Medicaciones optoneurotropas. B) Terapéutica no farmacológica: 1) Agentes físicos y naturales. 2) Agentes higiénicos. 3) Agentes psíquicos. Al final de sus Lecciones, Márquez incluye un apéndice que titula «Formas y modos de aplicación y de administración de los medicamentos oculares. Formulario». Estas formas son: 1. Soluciones para lavados y baños oculares. 2. Colirios. 3. Colirios oleosos. 4. Pomadas. 5. Discos gelatinosos o gelatinoides. 6. Tabloides oftálmicos u oftalmoloides. 7. Sustancias pulverulentas o cristalizadas. 8. Lápices. 9. Ampollas esterilizadas. 10. Tules grasos. Para cada forma de aplicación detalla las indicaciones y la fórmula magistral de los principales preparados al uso. Vemos pues, que en el primer tercio del siglo XX se desarrolla una farmacopea oftalmológica extensa y no muy distante de la actual, si bien todavía se conservan formas de tratamiento arcaicas como el uso de las sanguijuelas. ARCH. SOC. ESP. OFTALMOL., 1996; 70