LAS GUERRAS ISABELINAS Militaria: patrimonio histórico-militar del siglo XIX El Sexenio Revolucionario (1868-1874) comienza con el pronunciamiento del Almirante Juan Bautista Topete contra el régimen monárquico de Isabel II el 18 de septiembre de 1868, conllevando el exilio de la reina y el establecimiento de un gobierno provisional en el que el general Serrano actuó como regente y el general Prim como Presidente del Consejo. De ese período merece especial mención la proclamación de la Constitución de 1869, que establecía como forma de gobierno una monarquía constitucional que permitiría enterrar para siempre los vestigios de absolutismo que aún eran patentes en el reinado de Isabel II. El regreso de esta última era entonces impensable pero no fue fácil la elección de un candidato. Sin embargo, Prim logró que Amadeo de Saboya, duque de Aosta, aceptase ser rey de España, con el apoyo de demócratas y progresistas, inicialmente interesados en Fernando, rey de Portugal, y con la oposición de los unionistas, partidarios en un principio del duque de Montpensier y, en todo caso, de un candidato de perfil más conservador. Al margen de la coalición del Gobierno, también mostraron su oposición a la iniciativa de Prim los carlistas y los alfonsinos, que pretendían la restauración borbónica en la persona de Alfonso, el hijo de Isabel II. Abanico conmemorativo de la proclamación como rey de Amadeo de Saboya (anverso) Vitela y nácar, ca. 1874 Finalmente, el 16 de noviembre de 1870 Amadeo de Saboya fue elegido en sesión parlamentaria, aceptando su nombramiento el 4 de diciembre. Tras el asesinato de Prim el día 27 de ese mismo mes, el rey fue proclamado el 2 de enero de 1871, momento que conmemora el abanico de la imagen, realizado en vitela y nácar y pintado al gouache en torno a 1874. Estos sucesos conllevaron el fin de la coalición de septiembre de 1868, constituyéndose desde entonces dos partidos dinásticos: por un lado, los demócratas y los progresistas, conocidos como los radicales de Ruiz Zorrilla, y por otro el partido constitucional que, encabezado por Sagasta, estaba formado por los unionistas y los progresistas moderados. La falta de consenso que hubiera garantizado la alternancia de gobiernos conllevó que durante el breve reinado de Amadeo I se sucediesen los ministerios de Ruiz Zorrilla, Sagasta y Serrano. Esta inestabilidad política, el intento de asesinato del rey en julio de 1872, el estallido de la Tercera Guerra Carlista y el recrudecimiento de la Guerra de los Diez Años en Cuba fueron, entre otras, las causas de la renuncia al trono de Amadeo de Saboya el 11 de febrero de 1873, sin la autorización de los diputados. Sin embargo, las Cortes dieron por válida la renuncia y en esa misma fecha proclamaron la Primera República Española. El reverso del abanico presenta quince inscripciones alusivas al reinado de Amadeo I, tratándose generalmente de frases pronunciadas por personajes de la época, como la siguiente del Marqués de Figueroa: “La inestabilidad de los gobiernos precipitó el término del reinado de Don Amadeo. Evitar la inestabilidad de los gobiernos es superior interés de los reyes constitucionales”. Abanico conmemorativo de la proclamación como rey de Amadeo de Saboya (reverso) Vitela y nácar, ca. 1874