http://blogs.periodistadigital.com/juanfernandezkrohn.php/2009/10/23/ -la-memoria-la-historia-el-olivdo-de-pau "La Memoria, la Historia, el Olvido" de Paul Ricoeur (II) (Libros) 23.10.09 | 17:23. Archivado en Libros, La Ley (funesta) de la Memoria historica La mitad "grosso modo" del libro de Paul Ricoeur que comenzamos a comentar y analizar en la anterior entrada trata de la memoria -del fenomeno filosofico asi llamado por el autor- y la otra mitad -una forma de decir, y de facilitar las cosas- de la Historia el otro extremo de la aporia. Dos temas mayores preocupan al autor en materia de historia y lo es de un lado el problema epistemologico, para los no iniciados las codiciones requeerdias para un conocimiento historico verdadero, o en otros terminos, de que depende la verdad -o el verismo o la veracidad- de la investigacion historica. Ricoeur enumera en su obra las principales fuentes del conocmiento historico -las imagenes, archivos, testimonios, lugares documentales- pero pasa por alto, por lo que sea, una fuente primordial y lo es la que le suministra la arqueologia aunque utiliza el termino tambien en un sentio filosofico y figurado, inspirandose en la obra divulgadisima "Arqueologia del saber" de Michel Foucault: la prueba momunental, la gran ausente en la obra exhaustiva del filosofo frances que denote o traduzca -muy probablemente- tal vez un sintoma de atavismo o de idiosincracia cultural "clasica" (francesa), en oposicion a lo barroco (español), como hubiera diagnosticado el maestro d'Ors. Ruinas enhiestas -de Belchite, por ejmplo o del Alcazar, tras su liberacion en septiembre (a finales) del 36, por ejemplo (y que no se tome a desbarre o provocacion)- hubieran inspirado harto al filosofo frances, se me antoja, en materia de "epistemologia" (y de metodologia historica) Pero el analisis filofosofico del fenomeno historico -al que el propio interesado niega la etiqueta de "filosofia de la historia"- se ve imbricado inseprablemente en la memoria con la que no deja de producirse desde el principio hasta el final del libro un intercambio permanente del genero comparativo. Ricoeur se ve a si mismo -como a todos nosotros- un hijo "bastardo" de la memoria cristiana y de la historiografia secularizada del siglo (ante) pasado. El habla de "memoria judia" -en un comun evocacion de la obra de un historiador judio contempraneo, Yerushalmi, pero la traduccion por "memoria (judeo) cristiana" se impone fatalmente, habida cuenta del bagage cultural y religioso (protestante) propio al autor. La memoria forma parte de la historia se ve alistada lo quiera o no su autor, en la obra que comentamos en un proceso histroriografico, o por ponerlo de otra forma, en unaa invetigacion centrada en el conocimiento historico. El caracter historico de la memoria se ve problemetizado de entrada por la entrada en liza del concepto de memoria colectiva que el autor toma prestado a un obra divulgadisima en lengua francesa (1) que se me antoja de pronto que haya podido servir de inspiracion (fundamental) a los recuperacionistas españoles, tan afrancesados todos ellos, por las fuentes -de inspiracion y sin duda de divulgacion (y financiacion)- de las que de siempre adolecieron. El problema de la meoria colectiva reconoce Ricoeur lo plantea mayormente la imposiblidad de atribuirle un sujeto distinto y determinado, lo que enlaza con algunas de las preocupaciones filosoficas fundamentales del "Sein und Zeit" de Martin Heidegger y lo son a la vez el termino y concepto de "autenticidad" y su "correlativo de inautenticidad" -que le mereceria al marxista Adorno (de la Escuela de Frankfort) la expresion "jerga de la autenticidad"- que se ve traducido en esa obra celebre por un pronombre impersonal ("er" en aleman, en frances "on") y su aparejamiento consecuente con otro concepto clave de esta obra existencialista y lo es el de "ser (o estar)-en -el-tiempo", -correlativo y a la vez paralelo al de "ser (o estar)-en-el-mundo", y que me perdonen eventualmente los lectores de formacion academica la traduccion tan oportuna y esclarecedora en unalengua tan mal vista -y practicamente excluida- en el lenguaje filosofico universitario (europeo) El sujeto (de atribucion) de la memoria colectiva en la logica existencialista lo seria pues un estar-(o ser)-en -el-tiempo, impersonal (o inautentico), y desde ese punto de vista la memoria colectiva arrastraria fatalmente un sello de inautentico -de inferior valor- en relacion con la memoria individual, personal e intraferible; ocular, directa e immediata, o a penas indirecta, mediata y heredada por la via de la filiacion (bilogica) Y se puede ir dejando sentado paralelamente a mi juicio que en la medida que la memoria se colectiviza -y deja de ser memoria visual, de primera mano- se va "rindiendo" por decirlo asi o prestando el flanco a la investigacion e indagacion de tipo historico. Otro punto crucial de enlace con la historia lo ofrece el concepto de "lugares de memoria" (2) (que habra conocido una divulgacion y un exito prodigioso en la ultima decada) Ricoeur aclara que no se trata ("principalmente") de un lugares topograficos sino de "marcas exteriores", pero dificilmente se puede evitar de hablar topografia en el analisis de los "lugares" asociados a la memoria en ciertas obras literarias de claro signo memorialista y a la vez de innegable caracter historico , y un ejemplo prototipico lo ofrece Francisco Umbral en su serie de novelas guerracivilistas. Hasta el punto que se puede hablar de "topografia fluvial" en su obra, -de los rios de su infancia vallisoletana, el Esgueva y el Pisuerga , de la orilla derecha del Manzanares madrileño-, y frente a frente o paralela a ella una topografia de "niño de derechas", la vivienda y el barrio familiar, la iglesia de los padres jesuitas de San Miguel, donde sirvio de monaguillo, los barrios mas centricos de la ciiudad, el Bar Cantabrico de los falangistas (etcetera, etcetera); y tambien de un topografia suburbial madrileña -los mercados de mayoristas de las afueras, o el extrarradio Este de la capital (de principios de los sesenta), que serviran de escenario privilegiado en sus novelas "negras". Ricoeur presta especial antecion a un tipo preciso de lugares de memoria y lo son los objetos -o asimilados- de valor commemorativo y de especial incidencia en la vida social francesa (republicana); la insignia nacional (tricolor) medallas, condecoraciones, estatuas, y demas momunentos (republicanos) conmemorativos. El monumento arquitectonico en cuanto tal, solo merece atencion en el analisis de Paul Ricoeur, por lo que se ve, en su condicion de motivo commmemorativo y no de fuente historica de primera mano. Pero en su profundizacion de la metodologia historica, Ricoeur se cruza a continuacion con un doble problema de escala y de enfoque que van un poco parejos, en la medida que no puede por menos de aplicarle -segun el enfoque escogido, y haciendose asi eco del exito creciente de la llamada historia de las mentalidades en lengua francesa- escalas macro o microhistoricas. Asi por ejemplo temas como la historia de un aldea medieval o de la epoca de Felipe II como tal habran sido convenintemente explotados por ciertos autores franceses; y pienso por ejemplo, por un lado, en el titulo mas divulgado de Emmanuel Leroy-Ladurie (3), celebre historiador frances, ex-comunista, hijo de un politico destacado de la Francia de Vichy ; y en el otro polo en cambio, en la obra magna de Fernand Braudel (4) que concibe el Mediterraneo como un mundo (a parte) de civilizacion lo que enlaza fatalmente con el concepto de "civilizacion catolico/mediterrena" que el escritor fascista Drieu la Rochelle -tal y como lo recogia en su dirio pocos semanas antes de su suicidarse- veia amenazado de muerte (irremisiblemente) como consecuencia del cierrer del Mare Nostrum a la circulacion y su inelecutable conversion en un mar interior- a manos de los ingleses a finales del siglo XVIII, tras la batallla de Trafalgar por cierto. Segun que el enfoque sea macro o micro/historico las escalas de observacion son diferentes y los niveles de relaciones sociales e institucionales observados lo son tambien necesariamente. Una ejemplo ilustrador que recoge el autor en su libro, de las diferencias de escala entre analisis macro y micro/historico lo es el de las relaciones isntitucionales de tipo coercitivo que van disminyendo -en su fuerza de coercion- diluyendose y desvanenciendose incluso en el analisis micro/historico al nivel del ambito de una aldea rural del Antiguo regimen por ejemplo (que por lo que se deduce debian ser la oca...) El concepto de mentalidad parece no obstante insuficiente al autor, por lo que postula que se vea sustituidod por el de "representacion", un concepto que la filosofia moderna debe especialmente a Schopenhauer. La reprersentacion es idea y a la vez imagen. La memoria en imagenes -en frances "imaginaire"- es otro de los temas favoritos de la moderna historiografia al que Paul Ricoeur pretende sin duda dar la replica con el tratamiento especial que le dedica en el libro. La imagen tiene un valor "semiotico" o "semiologico" que ciertos autores modernos no han dudado en poner en relacion con ciertos dogmas fundamentales de la teologia catolica y en particular con el misterio/liturgico de la transustaciacion, que Ricoeur pone en relacion con el valor semiotico del retrato del rey en el Antiguo Regimen. Especial atencion le merece al autor el caso de Port-Royal la celebre comunidad jansenista que en su "Gramatica general" y en sus traduccion de la biblia en lengua vernacula (al frances), se habrian servido de motivo de inspiracion de la gramatica (y semantica) de las frases y gestos liturgicos del misterio/eucaristico. La utima parte del libro casi como un apendice o un annexo la dedica Umbral a las tematicas (paralelas) del olvido y del perdon. Y empieza distinguiendo dos formas de olvido, una obsoluta,el olvido definitivo, del "olvido de reserva" como él lo llama, sumergido en el pozo o arcano de la memoria. El olvido absoluto es la desaparicion del menor rastro o señal o atisbo o indicio en el recuerdo Y por su radicalidad de puede ver asemejadao al mal obsoluto. Y ese es sin duda-duda el fantasma (soliviantador) que ronda y gravita en torno a la literatura recuperacionista: el miedo a la desaparicion de los ultimos tesitogs , de las ultimas huellas de la memoria (de los vencidos); porque el otro en cambio, lo que el autor llama "olvido de reserva" sepultado (mas o menos profundamente) en la memoria, se ve en esta obra cargado de promesas, en la medida que se encuentra al alcance de la recordacion (anamnesis en griego) memorialista. Una memoria "impedida" -como la llama Ricoeur- que por mor de la recordacion puede volver a la vida (...) El valor curartivo y liberador del Olvido en cambio es lo que no me parece suficientemente puesto en realce en la obra que comentamos. ¿Mal absoluto, o liberacion absoluta en cambio, y definitiva, el olvido absoluto, la desaparicion de rastros, el "tierra y mas tierra" tan denostado de algunos? Es lo que no queda claro en modo alguno a mi juicio de esta obra por tantos conceptos esclarecedora, por mas que el analisis que en ella se lleva a cabo se vea situado en un horizonte utimo de Olvido y de Perdon (con mayuculas) pero enla medida que el perdon parece ser el utimo a tomar la plaabra en esta obra cabe legitimamente pregntarse si no pueda servir de relevo (yde pretexto) fatal indispensable y decisivo a una operacion de reexhumacion de la memoria como la que a los españoles se nos viene infligiendo. En un poema -en versos romances- en forma de justa literaria (o poetica) entre la Memoria y el Olvido el poeta español del barroco muerto en tierras del Imperio Cristobal de Castillejo -allende los Pirineos- daba la victoria significativamente al final a este ultimo. La reexhumacion memorialista en la que se venempeñados las asociaciones de recuperacion/de/la/memoria supone lo que el autor de esta obra llama memoria "impedida", una memoria enferma en definitiva. Pero algunos no vemos por que razon no podra ser tambien sujeta a un proceso de olvido (absoluto) lo mismo que una memoira sana y sin traumas, de vencedores, por unos u otros motivos. El horizonte ulitmo -o ultimisimo, como digo- de esta obra tan densa lo es el Perdon (con mayusculas) Y automaticamente habran visto resurgir algunos el bagaje cultural y filosofico de este autor, el de una obra (la suya) marcada en su conjunto, sobre todo en sus fases mas tempranas por un cuño teologico (protestante, de izquierdas) indiscutible; y tambien por el contexto historico en el que la obra se vivo publicado, en la fase final del pontificado de Juan Pablo II, maarcado por un especial hincapie -hasta la obsesion- en una liturgia o escenificacion colectiva del perdon tal y como lo ilustrarian algunos de sus gestos mas espectaculares, de sus palabras mas altisonantes -en su viaje a tierra/santa aquel años 2000, por poner un ejemplo-; y cabe preguntarse como digo si el horizonte de perdon que invoca Paul Ricoeur no admite o no conduce a una traduccion mas o menos forzosa, liturgica o parliturgica del genero (pontificio) -marca Wojtyla- como la que aqui invoco y si no pasara necesariamente en defintiva por esa "purificacion de la memoria" -cara al pontifice anteerior, y que paul Ricoeur no deja de invocar en su obra-; y no por un ejercicio de olvido (aboluto) en cambio, tan liberador como saludable y curativo. Porque segun uno de los mentores filosoficos del papa polaco, compatriota suyo (5) tal y como lo dejo sentado en un trabajo aqui ya citado que recoge y analiza -en un analisis exhaustivo- Pul Riceuer en su libro, la "memoria divida" de una Europa de origen cristiano debe dejar paso a una histori e historigorafia de consenso...y a una memoira "purificada" por cierto (...) Y esa es sin duda la llama -y la fiebre- utopica que subyace en algunas obras narrativas recientes en lengua española de corte memorialista y pienso en particular en la novela "La voz dormida" de Dulce Chacon, con el telon de fondo de la represion franquista en una prision de mujeres madrileña (carcel de Ventas) de la immediata posguerra madrileña. La novela de Dulce Chacon -de un valor innegable del punto de vista literario y narrativo- se puede considerar como un boton de muestra prototipico de esa liturgia (colectiva) del perdon que predico "urbi et orbe" elpapa polaco en los ultimos años de su pontificado, particularmente entre catolicos y mas particularmente entre españoles (asediados por los recuerdos de una guerra civil, aun en ascuas en el recuerdo, como en los ultimos años se habra puesto de manifiesto) Y mas aun vin eindo el tesstimonio de quien viene : de la hija de un personaje destacado del Regimen, de una familia de vencedores de la guerra civil que pedia asi perdon a los vencidos en el nombre de los suyos (los vencedores) como la mejor manera sssinduda de ayudar (sinceramente) a aquellos a olvidar y a superar el traum de la perdida colectiva (y de la deerrota) Les liberaba a ellos del peso de la memoria, encandenandose o encarcelandose mas bien ella -y los suyos- en el infierno de la culpa colectiva en cambio. Esos son algunos de las dificultades e interrogantes que suscita -en conclusion- la obra tan crucial y tan transcendente que aqui habre venido comentando. La obra de Paul Ricoeur habra tenido una lectura no obstante mayormente catartica y liberadora en la medida que a la vez que se ve realzada en sus paginas, en un terreno intelectual, filosofico, la memoria preterida y olvidada de la tradicion filosofica, se hacen votos a la vez por el papel liberador que pueda aportar a aquella la Historia y la historiografia, y si habia dudas, es lo que se ve escrito negro sobre blanco en una frase perdida (como de incongito)- al final de uno de los parrafo hacia el final de la obra. Y es cuando despues de haber proclamado "infeliz" a la historia ("histoire malheureuse") Ricoeur se niega a declararlo tambien "desgraciada" ("malheureuse histoire") en una corta pero encendida apologia a expensas de la memoria, que le valdria no pocos ataques al auto aun en vida y habra comprpmetido no poco su reputacion intelectual a titulo postumo en ciertos miedos (politicamente correrctos) :" Si hay un privilegio -en traduccion por mi cuenta- que no se puede refusra a la historia es no solamente el de prolongar la memoria colectiva mas alla del menor rastro de recuerdo efectivo, sino de corregir, de criticar, demsmentir incluso la memoria de una comunidad cualquiera que se replegase en ella misma y en sus propias sufrimientos hasta el punto de vofvlerse ciega y sorda a los sufrimientos de "los otros". ¿Que seria un memoria ferliz -concluye- que no fuera una memoria equitable al mismo tiempo? (6) (Y la frase hace inevitablemente pensar tanto en la segunda guerra mundial como en la guerra civil española. A buen entendedor pocas palabras sobran) (1): "La memoire collective" de Maurice Halbwachs, 1950 (2): "Lieux de mémoire" (bajo la direccion) de Pierre Nora, Gallimard (quarto) 1997, tres tomos (3): "Montaillou, village occitan de 1294 à 1324" de Emmanuel Le Roy Ladurie, Gallimard, 1975 (4): "La Méditerranée et le monde méditerranéen à l'époque de Philippe II" de Fernand Braudel (tesis de doctorado escrito en captividad durante la guerra) (5): Krzysztof Pomian, op. cit. p. 506 (6): Ricoeur, op. cit. p. 650