Año 2008, Volumen 24 nº 2 Redacción: CADIME Escuela Andaluza de Salud Pública. Cuesta del Observatorio, n.º 4 Aptdo. 2070. 18080 Granada. España. Tfno. 958 027 400, Fax 958 027 505 www.easp.es e-mail: cadime.easp@juntadeandalucia.es EN ESTE NÚMERO … 1 • Utilización de medicamentos Betabloqueantes en terapéutica cardiovascular: insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial. El papel de los betabloqueanes en la terapéutica de la insuficiencia cardiaca y la hipertensión arterial ha cambiado en los últimos años. El Boletín Terapéutico Andaluz (BTA) es una publicación bimestral, que de forma gratuita se destina a los sanitarios de Andalucía con el fin de informar y contribuir a promover el uso racional de los medicamentos. Este boletín es miembro de la Sociedad Internacional de Boletines Independientes de Medicamentos (I.S.D.B.). Utilización de medicamentos Betabloqueantes en terapéutica cardiovacular: insuficiencia cardiaca, hipertensión arterial RESUMEN ANDALUZ Boletín Terapéutico Depósito Legal: GR–356–1984. ISSN 0212–9450. Año XXIV, n.º 167 Marzo-Abril 2008, Franqueo Concertado 18/30 1 Los agentes betabloqueantes (BB) constituyen un amplio grupo de medicamentos utilizados en diversas enfermedades de origen cardiovascular. En los últimos años se ha producido un cambio sustancial en lo relativo a su papel en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca (IC) y la hipertensión arterial (HTA). De manera que, de considerarse contraindicados en pacientes con IC debido a su efecto inotrópico negativo, a raíz de los buenos resultados obtenidos en algunos ensayos clínicos, actualmente se incluyen entre los medicamentos de primera línea, recomendados por varias guías de ámbito nacional e internacional. Asimismo, los BB han constituido una de las opciones terapéuticas de primera elección en la HTA, si bien, en los últimos años se ha generado una amplia controversia sobre su efecto cardioprotector y su utilidad como antihipertensivos de primera línea. De forma adicional, existen evidencias que muestran que su uso se asocia a un mayor riesgo de desarrollo de diabetes. En la actualidad existen discrepancias entre los diferentes autores y guías de tratamiento de la HTA. Así, en unos casos, estos agentes se siguen recomendando como opción antihipertensiva de primera línea, mientras que en otros, se plantea su utilización exclusiva como tratamiento alternativo en determinados pacientes. En la medida de lo posible, se recomienda evitar su utilización en pacientes con síndrome metabólico y/o su asociación con diuréticos, especialmente en los pacientes de mayor riesgo. INTRODUCCIÓN Los agentes betabloqueantes (BB) constituyen un amplio grupo de medicamentos, cuya acción principal radica en el bloqueo –competitivo y reversible– de los receptores beta del sistema adrenérgico (1). Sus propiedades farmacológicas son similares, aunque presentan ciertas diferencias en su especificidad por los receptores beta-1 y beta-2, actividad simpaticomimética intrínseca y estabilizadora de membrana, bloqueo de los receptores alfa-adrenérgicos, actividad vasodilatadora, propiedades farmacocinéticas (liposolubilidad, forma de eliminación, vida media, duración del efecto) y coste (1-3). Estas diferencias determinan, en muchos casos, las indicaciones específicas de cada uno y de su selección en situaciones clínicas concretas (1,3) (tabla 1). Los BB son generalmente bien tolerados y los principales efectos adversos asociados a su uso son habitualmente moderados y en su mayoría, relacionados con su efecto betabloqueante. Los más frecuentemente descritos, han sido: bradicardia, hipotensión, bloqueo A-V, broncoespasmo, disnea, fatiga, sensación de frialdad distal en las extremidades, confusión, cefalea, depresión, disfunción sexual, empeoramiento de la enfermedad de Raynaud y la claudicación intermitente y alteraciones metabólicas (interferencia con el metabolismo de los carbohidratos y los lípidos, hipo o hiperglucemia, hiperpotasemia, aumento de los niveles plasmáticos de triglicéridos, reducción del colesterol HDL). Con menor fre- ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DIFERENCIALES DE LOS BETABLOQUEANTES DISPONIBLES EN ESPAÑA Fármaco ß1/ß2 Vasodil. ASI Liposolubilidad Bloqueo ß1 AEM + + + + + + - + + + + - ++ + ++ - ± ++ ± +++ + ++ ++ ± ++ ++ +++ ± + + + - + + + + ++ + Atenolol Bisoprolol Carteolol Carvedilol Celiprolol Esmolol (*) Labetalol Metoprolol Nadolol Nebivolol Oxprenolol Propranolol Sotalol (*) Disponible sólo para uso IV ß1/ß2: Cardioselectividad relativa; (+) Cardioselectivo; (-) No cardioselectivo. Vasodil: Efecto vasodilatador (por bloqueo ß1 o a través de otros mecanismos). ASI: Actividad simpaticomimética intrínseca. Lipos: Liposolubilidad relativa. (+++): Elevada; (++): Moderada; (+): Pequeña; (±): Mínima. AEM: Actividad estabilizadora de membrana. Tabla 1. (Fuentes 3,4) cuencia, también se han descrito: parestesias, neuropatía periférica, artralgia, miopatía, alteraciones gastrointestinales (náuseas, vómitos, constipación, etc.), cutáneas, oculares y hematológicas (1,5). La afinidad de los BB por los receptores beta-1 –localizados principalmente en el corazón– determina su cardioselectividad y su tolerabilidad en lo relativo a las arteriopatías periféricas, el sistema respiratorio y los efectos metabólicos. La liposolubilidad está ligada a sus efectos sobre el SNC (1,3,5); la actividad simpaticomimética intrínseca (capacidad de producir respuesta agonista del receptor beta) puede dar lugar a una menor caída de la frecuencia y el gasto cardíacos (mejora de la respuesta al ejercicio); y la acción estabilizadora de membrana, se relaciona principalmente con su actividad antiarrítmica. Algunos BB producen vasodilatación periférica por distintos mecanismos: bloqueo de los receptores alfa (labetalol y carvedilol) o independiente de éste (nebivolol) (3). Estos agentes presentan un perfil hemodinámico y metabólico favorable que –en principio– les confiere ciertos beneficios potenciales, al reducir la resistencia vascular periférica y no afectar negativamente la resistencia a la insulina (2,3,69). Los BB se utilizan en varias situaciones clínicas en el área cadiovascular, tales como: hipertensión (HTA), angina de pecho, infarto de miocardio (IM), arritmias e insuficiencia cardiaca crónica (IC) (1,2,7,10). Su selección para cada caso, dependerá de sus propiedades farmacológicas, de las características de los pacientes y de la presencia de otros factores de riesgo asociados (1). En los últimos años se ha desarrollado una amplia controversia sobre el efecto cardioprotector de estos agentes, produciéndose un cambio sustancial en las recomendaciones sobre su utilización en el tratamiento de la HTA y de la IC, siendo estas dos situaciones las que se abordarán en el presente artículo (tabla 2). GRADO DE EVIDENCIA DE LA UTILIDAD DE LOS BETABLOQUEANTES EN PATOLOGÍA CARDIOVASCULAR Situación clínica Evidencia escasa ó nula HTA (no complicada) Alguna evidencia ✓ ✓ Insuficiencia cardiaca Síndrome coronario agudo ✓ ✓ Antecedentes de IM Angina estable sin IM ✓ Cardiomiopatía obstructiva hipetrófica ✓ HTA: Hipertensión arterial IM: Infarto de miocardio Tabla 2 (Fuente 8) 6 Bol Ter ANDAL 2008; 24 (2) Fuerte evidencia BB EN INSUFICIENCIA CARDÍACA (IC) Hasta hace algunos años, los BB se consideraban contraindicados en pacientes con IC, debido a su efecto inotrópico negativo, que podría reducir la contractibilidad miocárdica (1,11). investigación clínica en IC Los efectos positivos observados en los pacientes con IM tratados con BB, condujeron al desarrollo de diversos ensayos clínicos en pacientes con IC y disfunción sistólica ventricular izquierda (1,11). Entre ellos, cinco estudios multicéntricos controlados frente a placebo: tres con carvedilol, uno con bisoprolol y uno con metoprolol succinato (liberación prolongada), que incluían pacientes con IC de moderada a grave (clases funcionales II, III y IV) (12-16). Sus resultados apoyaban su eficacia y la existencia de una relación beneficio/riesgo favorable (1,1,11), al reducir significativamente la morbilidad, la mortalidad y las hospitalizaciones y mejorar la capacidad funcional de los pacientes (5,8,10,11,17). Dichos efectos fueron independientes de la edad o del sexo, de la presencia o no de diabetes y del valor de la fracción de eyección (<25% ó > 25%) (8,10,17,18). Tres de los estudios (12-14) fueron suspendidos prematuramente por razones éticas, al observarse una reducción manifiesta de la mortalidad en los pacientes tratados con BB. Adicionalmente, los resultados de un reciente metanálisis que incluye ensayos clínicos con bucindolol, carvedilol, metoprolol y celiprolol, muestran que el tratamiento con estos BB no afecta negativamente a la calidad de vida de los pacientes, independientemente de la duración del mismo (19). En el estudio SENIOR, realizado con nebivolol frente a placebo en pacientes > 70 años, con IC (clases funcionales I-IV, mayoritariamente II-III), se redujo significativamente la mortalidad total y la hospitalización por causa cardiovascular, independientemente de la fracción de eyección que presentaran los mismos (20). Los resultados son inferiores a los obtenidos en los estudios anteriores, lo que podría deberse a la población incluida (pacientes ancianos, con disfunción ventricular asintomática y con fracción de eyección > 35%), el elevado porcentaje de abandonos, el empleo de dosis inadecuadas o su mayor duración (21,22). Un análisis posterior de los resultados puso de manifiesto que, en los pacientes con disfunción sistólica ventricular avanzada, el nebivolol ejerce un efecto significativo –reversión del remodelado ventricular– comparable al descrito con otros BB en poblaciones más jóvenes; mientras que, en los que presentaban función sistólica normal o disfunción sistólica moderada, no se observaron diferencias frente a placebo (23). Mecanismo de acción en IC El mecanismo por el que los BB ejercen su efecto favorable en pacientes con IC no se conoce en su totalidad, aunque se han propuesto diversas hipótesis, relacionadas con la disminución de la actividad simpática: efecto antiisquémico debido a la reducción del consumo de oxígeno por el miocardio, efecto antihipertensivo, reducción de la actividad del sistema renina-angiotensina (y la consecuente reducción de las concentraciones plasmáticas de noradrenalina, renina, endotelina-1 y péptidos natriuréticos), reversión parcial del remodelado patológico del ventrículo izquierdo y finalmente, efecto antiarrítmico (reducción de la muerte súbita). Asimismo, se ha pro- puesto que los mecanismos íntimos del efecto de los BB sobre el remodelado cardíaco, la contractibilidad miocárdica, la mejora de la función ventricular y la capacidad de ejercicio, podrían estar relacionados con cambios biomoleculares y genéticos que implicarían modificaciones en la expresión miocárdica de los receptores beta adrenérgicos (beta-2 y beta-3) y la respuesta a los estímulos adrenérgicos (11). el tratamiento de la IC, toda vez que hasta la fecha, son escasos los estudios comparativos con metodología adecuada, que presenten resultados suficientemente concluyentes (1,11). En principio, sería recomendable la utilización de aquellos BB que han mostrado su utilidad en IC en los ensayos clínicos antes mencionados: carvedilol, metoprolol succinato (liberación prolongada) y bisoprolol (5,11,17,28); y, en todo caso, nebivolol en pacientes ancianos (5,18,28). Recomendaciones actuales en IC En la actualidad y, a la vista de las evidencias disponibles, los BB se incluyen entre los medicamentos de primera línea para el tratamiento de la IC (1,11). Así, cuatro guías recientes: European Society of Cardiology, American College of Cardiology / American Heart Association, Canadian Cardiovascular Society y Heart Failure Society of American (2427), recomiendan como indicación de clase I, con nivel de evidencia A, el uso de BB en la IC leve o moderada (clases funcionales II o III) con depresión de la fracción de eyección ventricular izquierda (≤ 40%) y en situación clínica estable; así como en aquellos pacientes con IC grave clase funcional IV (24,25). También se ha propuesto su utilización en pacientes con disfunción ventricular sistólica asintomática, sobre todo, postinfarto de miocardio. No existen estudios directos en pacientes con IC y fracción de eyección conservada, aunque en muchos de estos casos (enfermedad coronaria, HTA, control de la frecuencia ventricular), los BB podrían ser también de utilidad (11). Por tanto y, salvo que exista contraindicación expresa para su uso, los BB estarían indicados en la gran mayoría de pacientes con IC, siendo fundamental en todos los casos utilizar las pautas y dosis recomendadas (11,18). No se dispone de evidencias que demuestren diferencias sustanciales entre estos BB en cuanto a su utilidad en BB EN HIPERTENSIÓN ARTERIAL (HTA) El mecanismo del efecto antihipertensivo de los BB no es bien conocido. Al parecer, se debería –básicamente–s a la disminución del gasto cardíaco (efecto inotrópico y cronotrópico negativo), inhibición de la liberación de renina y disminución del tono simpático, retorno venoso y volumen plasmático; así como a un efecto a nivel central, que posiblemente, varíe según la liposolubilidad de cada agente (2,3). Controversias en HTA Tradicionalmente, los BB han constituido una de las opciones terapéuticas de primera elección en la HTA, considerándose de especial utilidad en pacientes hipertensos con angina de pecho, antecedentes de IM o IC (6,29). Desde hace algunos años, se ha generado una amplia controversia sobre su papel en el tratamiento de la HTA, suscitada –principalmente– tras la publicación de los estudios ASCOT-BPLA (30) y LIFE (31), cuyos resultados muestran la superioridad de un antagonista de los receptores de la angiotensina (losartan) y un antagonista del calcio (amlodipino) –respectivamente– frente a un BB (atenolol) en el tratamiento de pacientes hipertensos, en términos de incidencia de ictus y/o mortalidad (tabla 3). PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LOS ESTUDIOS ASCOT-BPLA Y LIFE Tratamiento ASCOT-BPLA 19.257 pacientes (40-79 años) Atenolol ± bendroflumetiazida frente a amlodipino ± perindopril LIFE 9.193 pacientes (55-80 años) atenolol ± hidroclorotiazida ± otro antihipertensivo (**) frente a losartan ± hidroclorotiazida ± otro antihipertensivo (**) Duración 5,7 años 4,8 años Situación clínica Diferencia PAS/PAD (*) Objetivo primario Resultados principales HTA + 3 factores de riesgo CV +3/+2 mm Hg IM no mortal y enfermedad coronaria mortal Amlodipino reduce ictus, ECV, muerte CV y total HTA + hipertrofia ventricular izquierda +1/0 mm Hg Muerte CV + IM + ictus Losartan reduce ictus, ECV, menos abandonos (*) diferencia media entre los grupos de tratamiento. (**) no IECA, ni ARA-II, ni BB. HTA: hipertensión arterial; IM: infarto de miocardio; CV: cardiovascular; ECV: enfermedad cardiovascular Tabla 3 (fuentes: 30,31) Bol Ter ANDAL 2008; 24 (2) 6/I Algunos autores han planteado ciertas objeciones al estudio LIFE, basadas en que los pacientes seleccionados presentaban hipertrofia ventricular izquierda (ECG); por lo que en principio, sus resultados no serían aplicables a la población hipertensa general (6). En lo referente al estudio ASCOTBPLA, se han señalado que: los pacientes hipertensos seleccionados presentaban factores de riesgo cardiovascular adicionales; el estudio fue finalizado prematuramente a la vista de los malos resultados detectados en los pacientes tratados con atenolol; las diferencias presentadas entre los grupos de tratamiento (amlodipino ± perindopril vs atenolol ± bendroflumetiazida) fue valorada con criterios de evaluación secundarios (incidencia total de ictus, eventos cardiovasculares, mortalidad total) y en cambio, no se describen diferencias significativas en cuanto a la mortalidad por ictus o IM no mortal (variables primarias). También se ha planteado que la reducción de la presión arterial fue mayor en el grupo tratado con amlodipino que en el tratado con atenolol, lo cual podría justificar las diferencias en cuanto a la incidencia de ictus (3,6,32); adicionalmente, parece que las dosis de atenolol utilizadas en el estudio no se corresponden con las recomendadas en la práctica clínica (32). Con posterioridad, los resultados de un metanálisis (33) y una revisión sistemática de la colaboración Cochrane (34), ponen en cuestión el efecto cardioprotector de los BB en pacientes hipertensos y su utilidad como antihipertensivos, argumentando –principalmente– su menor eficacia para reducir el riesgo de ictus. De forma adicional, en otra revisión sistemática se ha planteado la ausencia de beneficios de estos agentes sobre la morbilidad y mortalidad cardiovascular y sobre la afectación de los órganos diana (hipertrofia ventricular izquierda, disfunción endotelial); así como su mala tolerabilidad, que podría empeorar el cumplimiento del tratamiento (8). Por otra parte, también se ha señalado que las evidencias que apoyan los argumentos anteriores (incluyendo los estudios ASCOT-BPLA y LIFE) deben ser interpretadas con precaución, al provenir de estudios de diseño heterogéneo, que plantean hipótesis pero no las resuelven (2). También se destaca que en éllos, no aparecieron diferencias significativas –entre los diferentes antihipertensivos– en lo referente a la incidencia de IM o la mortalidad total (32-35). Asimismo, destacar que en su mayoría, los pacientes de los anteriores estudios fueron mayores de 60 años, lo que podría haber influido en las conclusiones (6). En varios de estos estudios se utilizan combinaciones antihipertensivas, que no son tenidas en cuenta al evaluar los resultados (32). Por último, en algunas de estas revisiones no se tiene en cuenta la dosis de los antihi- 6/II Bol Ter ANDAL 2008; 24 (2) pertensivos, ni el grado de control de la presión arterial alcanzado, al evaluar los resultados de los estudios (6). Los resultados de un metanálisis que incluye algunos de los anteriores estudios, muestra mayor incidencia de ictus en los mayores de 60 años tratados con BB que con otros antihipertensivos. No obstante, no se observaron diferencias en cuanto a la incidencia de IM, IC o mortalidad entre los diferentes agentes antihipertensivos. Los autores del metanálisis concluyen que el uso de los BB podría cuestionarse como tratamiento de primera línea en pacientes mayores de 60 años, pero no en los de menor edad (36). No obstante, algunos autores han objetado que en esta revisión, no se analizó la seguridad de los BB frente a otros agentes antihipertensivos (34). Para algunos autores, las evidencias disponibles no demuestran que los BB aumenten el riesgo de ictus en los pacientes hipertensos (2); por lo que no debería cuestionarse que estos agentes reducen la morbi/mortalidad global (6). Así, la utilización de estos agentes debería continuar contemplándose como tratamiento antihipertensivo de primera línea en determinados casos (7). Su utilización (en monoterapia o asociación), sólo debería estar condicionada por la presencia de otros factores de riesgo y las características de los pacientes (2). Por otra parte, no está justificada la sustitución del tratamiento con BB por otros antihipertensivos, en aquellos pacientes hipertensos adecuadamente controlados con dicho tratamiento (2,7,32). Cuando se considere la interrupción del tratamiento con BB, ésta debería hacerse de forma gradual y escalonada (7,32); ya que, la interrupción brusca de su administración, podría originar HTA de rebote o la aparición de problemas cardiovasculares (p. ej.: angina de pecho, IM) que se encontraban controlados con dicho tratamiento, pudiendo llegar a producirse –incluso– la muerte súbita del paciente (1,5,7). en el tratamiento de la HTA a largo plazo (7,8). Los estudios comparativos con nebivolol frente a otros BB –bisoprolol, atenolol, metoprolol–, no muestran diferencias significativas en la reducción de las cifras de presión arterial ni en el porcentaje de pacientes que responden al tratamiento (variables principales) (22,37). No se dispone de estudios comparativos de nebivolol frente a otros BB en el tratamiento de la HTA, que utilicen criterios de evaluación de morbi-mortalidad (22). Un metanálisis de publicación reciente, apoyaría la existencia de un perfil de seguridad más favorable para nebivolol; si bien, al no especificar los efectos adversos evaluados y existir otros déficit (escaso número de pacientes, diseño heterogéneo, etc.), sus resultados son insuficientes para establecer conclusiones definitivas en cuanto a la tolerabilidad de los BB evaluados (37). Al no disponerse de estudios comparativos en los que se empleen variables de morbi-mortalidad cardiovascular (6,32) y, teniendo en cuenta el número de BB disponibles y las diferencias en sus propiedades farmacológicas, que podrían afectar a su efecto cardioprotector (ver tabla 1), no parece que los resultados de los estudios con atenolol puedan aplicarse directamente a todos los agentes del grupo (2,6,10). Dadas las evidencias disponibles, parece prematuro descartar el uso de los BB como tratamiento de primera línea de la HTA (2,3,6). Parece que el atenolol sería menos eficaz que otros antihipertensivos para reducir el riesgo de ictus, especialmente en los mayores de 60 años; si bien, los resultados son menos claros en lo referente a la eficacia de otros BB (2,6,10). En este sentido, estaría justificado evitar el uso de atenolol como antihipertensivo de primera elección en los mayores de 60 años con HTA primaria sin otros factores de riesgo asociados, cuando no exista indicación expresa para su uso (2,10). ¿Existen diferencias entre los distintos BB en HTA? Riesgo de diabetes mellitus En la práctica totalidad de los anteriores estudios se empleó atenolol y, los pocos que incluían otros BB (principalmente propranolol y metoprolol) no presentaron diferencias sustanciales frente a los antihipertensivos de otros grupos en lo referente a la prevención de ictus, IM o mortalidad total (2,6,10,32). Si bien al tratarse de un bajo número de estudios, resulta difícil establecer la significación clínica en los resultados (2,6,32). Son muy escasos los estudios que incluyen BB con propiedades vasodilatadoras (como son labetalol, carvedilol, nebivolol), por lo que no se dispone de información suficiente sobre su utilidad Algunos estudios observacionales y metanálisis de reciente publicación, han planteado la posible existencia de un mayor riesgo de desarrollo de diabetes entre los pacientes hipertensos tratados con BB (sobre todo con atenolol) y/o diuréticos, a diferencia de los tratados con IECA o antagonistas del calcio (8,38-40). Siendo el riesgo mayor en los pacientes mayores de 60 años, los de mayor índice de masa corporal y/o en aquellos con niveles de glucosa basal elevados (40). Estos datos vendrían a cuestionar la utilidad de dichos agentes en los pacientes con mayor riesgo de desarrollar diabetes (8,40). Sin embargo, no se CONTRAINDICACIONES DE LOS BETABLOQUEANTES Contraindicación Absoluta Contraindicación relativa Asma Bloqueo auriculoventricular (grado 2-3) Deportistas Pacientes físicamente activos Síndrome metabólico Enfermedad pulmonar obstructiva crónica Arteriopatía periférica Intolerancia a la glucosa Tabla 4 (Fuente 42). ha demostrado que dicho aumento del riesgo de desarrollar diabetes se asocie a una mayor morbilidad o mortalidad cardiovasculares; y, por tanto, a una reducción del efecto cardioprotector (3,6,8,9,32). Adicionalmente, en los estudios incluídos en las revisiones anteriores, no figura la diabetes como criterio de evaluación primario (6,9,32). Por otra parte, se ha señalado que al incluirse estudios en los que se utilizaban diferentes asociaciones antihipertensivas, podría dificultar la interpretación de los mismos; asimismo, la presencia de estudios de diseño abierto, podrían ocasionar sesgos en la detección de los casos de diabetes. En todo caso, sí parece justificado evitar –en la medida de lo posible- el uso de BB en pacientes con síndrome metabólico (9), así como su asociación con diuréticos (32). Recomendaciones actuales en HTA Las últimas directrices dadas por el National Institute for Health and Clinical Excellence (NICE) y la British Hypertension Society (BHS) sobre el tratamiento de la HTA, únicamente consideran el uso de los BB como tratamiento de primera línea en aquellos pacientes hipertensos con cardiopatía isquémica, con edad inferior a 55 años y que presenten intolerancia o contraindicación a los IECA y los ARA-II, o con evidencias de actividad simpática aumentada (frecuencia cardiaca elevada), y en mujeres embarazadas. En el resto de pacientes se propone el uso de los BB, exclusivamente, en asociación con diuréticos + IECA (o ARA-II) + antagonistas del calcio en casos de HTA resistente a esta triple combinación. Adicionalmente, se recomienda evitar la asociación de BB con diuréticos tiazídicos, debido al potencial riesgo de desarrollo de diabetes (35,41). La última versión de la guía de la European Society of Hypertension / European Society of Cardiology (ESH/ESC), recoge la utilidad de los BB en el tratamiento de la HTA como opción terapéutica de primera línea (independientemente de la edad), en función de las características de los pacientes y teniendo en cuenta las indi- caciones y contraindicaciones específicas de los BB; considerándolos de especial utilidad en pacientes hipertensos con angina de pecho, antecedentes de IM, IC, taquiarritmias, embarazo o glaucoma. No obstante, a diferencia de versiones anteriores, en esta guía se desaconseja su utilización (sobre todo asociados a diuréticos) en pacientes hipertensos con síndrome metabólico, debido al eventual riesgo de desarrollo de diabetes (42) (tabla 4). Por otra parte, las últimas recomendaciones del Canadian Hypertension Education Program (CHEP), incluyen a los BB como antihipertensivos de primera elección en los menores de 60 años; especialmente, en caso de hipertrofia ventricular izquierda. No obstante, no se recomienda su uso como terapia inicial en los mayores de 60 años. Asimismo, se propone su uso como posibles antihipertensivos de elección en pacientes con IC; y, asociados con un IECA, en aquéllos con angina o antecedentes de IM (43). En las últimas directrices del American Heart Association Council for High Blood Pressure Research se recomienda la utilización de BB cardioselectivos sin actividad simpaticomimética intrínseca como tratamiento inicial de pacientes hipertensos con angina de pecho crónica estable y antecedentes de IM como prevención secundaria (indicación de clase I con nivel de evidencia A). En ausencia de antecedentes de IM (indicación de clase IIa con nivel de evidencia B), se recomienda su asociación con diuréticos tiazídicos (44). Algunos autores han señalado que las recomendaciones para el empleo de BB en menores de 55 años, no se basan en evidencias y estudios de morbi/mortalidad diseñados en este sentido (6,32); sino que se apoyan en su efecto reductor de la presión arterial y en mecanismos fisiopatológicos, por lo que se precisan más estudios en dichos pacientes (32). Por otra parte, no parece justificada la contradicción existente entre las diferentes guías de tratamiento de la HTA, en cuanto a la recomendación de estos agentes en menores de 55 años y en pacientes con complicaciones asociadas como: angina de pecho, IC o antecedentes de IM, toda vez que éstas suelen ser más frecuentes en los mayores de 50 años (6). CONCLUSIONES – Los BB se han venido utilizando en una amplia variedad de situaciones clínicas de origen cardiovascular; si bien, en los últimos tiempos se ha producido un cambio sustancial en lo relativo a su papel en el tratamiento de la IC y la HTA. – Tradicionalmente los BB se consideraban contraindicados en pacientes con IC; sin embrago, en la actualidad constituyen uno de los tratamientos de primera línea de dicha situación clínica, mostrando efectos beneficiosos en la morbilidad y la mortalidad. – Los BB que han mostrado su utilidad en el tratamiento de la IC en grandes ensayos clínicos han sido: carvedilol, metoprolol succinato (liberación prolongada) y bisoprolol; y nebivolol en pacientes ancianos. Hasta la fecha, no se dispone de evidencias que apoyen la existencia de diferencias sustanciales entre ellos. – Aunque los BB han constituido uno de los tratamientos de primera línea de la HTA, en los últimos años se ha cuestionado su efecto cardioprotector y su papel dentro del tratamiento de esta situación clínica, especialmente en los pacientes mayores de 60 años. – En la actualidad existen discrepancias entre diferentes autores y guías sobre el papel de los BB en el tratamiento de la HTA. Así, en algunos casos se sigue planteando su utilidad como opción terapéutica de primera línea en función del perfil de los pacientes y las indicaciones y contraindicaciones específicas de los mismos; mientras que en otros, se desaconseja su uso rutinario como antihipertensivos de primera elección, salvo en los pacientes en los que se encuentren expresamente indicados. – Debido al eventual riesgo de desarrollo de diabetes asociado a su uso, se desaconseja la utilización de BB –en la medida de lo posible- en pacientes con síndrome metabólico y/o se recomienda evitar su asociación con medicamentos diuréticos. BIBLIOGRAFÍA 1.- Beta blockers (Martindale –The Complete Drug Reference). In: Klasko RK, editor. Drugdex® System. Micromedex, Greenwood Village, Colorado (Vol. 136). 2.- Should beta blockers remain first-line drugs for hypertension?. Austr Prescr 2007; 20(1): 5-7. 3.- Chrysant SG. Beta-blockers as firs line treatment of hypertension: a proponent’s view. Curr Hypertens Rev 2007; 3(1): 21-8. 4.- BOT Plus - Base de Datos del Medicamento. Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos®, 2008 marzo. Bol Ter ANDAL 2008; 24 (2) 7 5.- Los betabloqueantes en la medicina cardiovascular. Una actualización práctica. Bol Inf Farmacoter Navarra 2006; 14(4): 27-40. 6.- Beta-bloquants dans l’hypertension. Folia Pharmacother 2007; 34: 64-7. 7.- Beevers DG. The end of ß blockers for uncomplicated hypertension? (editorial). Lancet 2005; 266(9496): 1510-12. 8.- Bangalore S et al. Cardiovascular protection using beta-blockers: a critical review of the evidence. J Am Coll Cardiol 2007; 50(7): 563-72. 9.- Sarafidis PA et al. antihypertensive therapy and the risk of new-onset diabetes (editorial). Diabetes Care 2006; 29(5): 1167-9. 10.- Ong HT. ß blockers in hypertension and cardiovascular disease. BMJ 2007; 334(7600): 9469. 11.- Anguita Sánchez MP. ¿Betabloqueantes para todos? In: de Teresa E et al. (coordinadores). Insuficiencia cardiaca: datos para el debate. 2ª ed. Buenos Aires: Médica Panamericana, 2006. p. 115-27. 12.- Hjalmarson A et al. Effect of metoprolol CR/XL in chronic heart failure: metoprolol CR/XL randomised intervention trial in congestive heart failure (MERIT-HF). Lancet 1999; 353(9169): 2001-7. 13.- Dargie HJ et al. The cardiac insufficiency bisoprolol study II (CIBIS-II): A randomised trial. Lancer 199; 353(9146): 9-13. 14.- Packer M et al. The effect of carvedilol on morbidity and mortality in patients with chronic heart failure. N Eng J Med 1996; 334(21): 134955. 15.- Packer M et al. Effect of carvedilol on survival in severe chronic heart failure. N Engl J Med 2001; 344(22): 1651-8. 16.- Dargie H et al. The CAPRICORN Investigators. Effect of carvedilol on outcome after myocardial infarction in patients with left-ventricular dysfunction: the CAPRICORN randomised trial. Lancet 2001; 357(9266): 1385-90. 17.- Fletcher GF et al. Efficacy of drug therapy in the secondary prevention of cardiovascular disease and stroke. Am J Cardiol 2007; 99(S6C): 1E35E. 18.- Imazio M et al. Management of heart failure in elderly people. Int J Clin Pract 62(2): 270-80. 19.- Dobre D et al. The effect of beta-blocker therapy on quality of life in heart failure patients: a systematic review and meta-analysis. Pharmacoepidemiol Drug Saf 2007; 16(2): 152-9. 20.- Flather MD et al. Randomized trial to determine the effect of nebivolol on mortality and cardiovascular hospital admission in elderly patients with heart failure (SENIORS). Eur Heart J 2005; 26(3): 215-25. 21.- McMurray J. Making sense of SENIORS (editorial). Eur Heart J 2005; 26(3): 203-6. 22.- Moen MD et al. Nebivolol. A review of its use in the management of hypertension and chronic heart failure. Drugs 2006; 66(10): 1389-409. 23.- Ghio S et al. Effects of nebivolol in elderly heart failure patients with or without systolic left ventricular dysfunction: results of the SENIORS echocardiographic substudy. Eur Heart J 2006; 27(5): 562-8. 24.- Swedberg K et al. Guidelines for the diagnosis and treatment of chronic heart failure: executive summary (update 2005): The Task Force for the Diagnosis and treatment of chronic heart failure of the European Society of Cardiology. Eur Heart J 2005; 26(11): 1115-40. 25.- Hunt SA et al. ACC/AHA 2005 Guideline update for the diagnosis and management of chronic heart failure in the adult: A report of the American College of Cardiology/American Heart Association Task Force on Practice Guidelines (Writing Committee to Update the 2001 Guidelines for the Evaluation and Management of Heart Failure): developed in collaboration with the American College of Chest Physicians and the International Society for Heart and Lung Transplantation: endorsed by the Heart Rhythm Society. Circulation 2005; 112(12): e154-235. 26.- Arnold JM et al. Canadian Cardiovascular Society. Canadian Cardiovascular Society consensus conference recommendations on heart failure 2006: diagnosis and management. Can J Cardiol 2006; 22(1): 23-45. 27.- Heart Failure Society of America. Executive summary: HFSA 2006 comprehensive heart failure practice guideline. J Card Fail 2006; 12(1): 10-38. 28.- McMurray J et al. Treatment of chronic heart failure: A comparison between the major guidelines. Eur Heart J 2006; 27(15): 1773-7. 29.- Tratamiento de la HTA: aspectos controvertidos. Bol Ter Andal Monogr 2006; (22). 30.- Dahlof B et al. Prevention of cardiovascular events with an antihypertensive regimen of amlodipine adding perindopril as required versus atenolol adding bendroflumethhiazide as required, in the Anglo-Scandinavian cardiac outcomes trialblood pressure lowering arm (ASCOT-BPLA): A multicentre randomised controlled trial. Lancet 2005; 366(9489): 895-906. 31.- Dahlof B et al. Cardiovascular morbidity and mortality in the losartan intervention for endpoint reduction in hypertension study (LIFE): A randomised trial against atenolol. Lancet 2002; 359(9311): 995-1003. 32.- The management of hypertension in primary care: updated guidance from NICE. Merc Bull 2006; 17(1): 1-20. 33.- Lindholm LH et al. Should beta blockers remain first choice in the treatment of primary hypertension? A meta-analysis. Lancer 2005; 366(9496): 1545-53. 34.- Wiysonge CS et al. Betabloqueantes para la hipertensión (Revisión Cochrane traducida). En: La Biblioteca Cochrane Plus, 2008 Nº 1. Oxford: Update Software Ltd. Disponible en: http://www.update-software.com 35.- National Collaborating Centre for Chronic Conditions. Hypertension: management of hypertension in adults in primary care: partial update. June 2006. Disponible en: www.nice.org.uk 36.- Khan N et al. Re-examining the efficacy of beta-blockers for the treatment of hypertension: a meta-analysis. Can Med Assoc J 2006; 174(): 1737-42. 37.- Van Bortel LM et al. Efficacy and tolerability of nebivolol compared with other antihypertensive drugs. M J Cardiovasc Drugs 2008; 8(1): 35-44. 38.- Taylor EN et al. Antihypertensive medications and the risk of incident type 2 diabetes. Diabetes Care 2006; 29(5): 1065-70. 39.- Elliott WJ et al. Incident diabetes in clinical trials of antihypertensive drugs: a network metaanalysis. Lancet 2007; 369(9557): 201-7. 40.- Bangalore S et al. A meta-analysis of 94,492 patients with hypertension treated with beta blockers to determine the risk of new-onset diabetes mellitus. Am J Cardiol 2007; 100(8): 1254-62. 41.- National Institute for Health and Clinical Excellence. Hypertension: management of hypertension in adults in primary care (partial update of NICE clinical guideline 18). Clinical Guideline 34. June 2006. Disponible en www.nice.org.uk 42.- Mancia G et al. 2007 Guidelines for the management of arterial hypertension: The Task Force for the Management of Arterial Hypertension of the European Society of Hypertension (ESH) and of the European Society of Cardiology (ESC). J Hypertens 2007; 25(6): 1105-87. 43.- Campbell N et l. 2007 Recommendations of the Canadian Hypertension Education Program: short clinical summary (Annual Update). Can J Hosp Pharm 2007; 60(3): 195-8. 44.- Rosendorff C et al. Treatment of hypertension in the prevention and management of ischemic heart disease: A scientific statement from American Heart Association Council for High Blood Pressure Research and the Councils on Clinical Cardiology and Epidemiology and Prevention. Circulation 2007; 115(21): 2761-88. Centro Andaluz de Información de Medicamentos. CADIME Programa de la Consejería de Salud dirigido por la Escuela Andaluza de Salud Pública CONSEJO DE REDACCION REDACTOR JEFE: José Ma Recalde Manrique. S ECRET . R EDACCION : Antonio Matas Hoces. Redacción CADIME: Victoria Jiménez Espinola, María del Mar Láinez Sánchez, Estrella Martínez Sáez, Antonio Matas Hoces, María Teresa Nieto Rodríguez, José María Recalde Manrique. 8 Bol Ter ANDAL 2008; 24 (2) CONSEJO DE REDACCION: Víctor Bolívar Galiano, Juan R. Castillo Ferrando, José A. Durán Quintana, Rafael Gálvez Mateos, Fernando Gamboa Antiñolo, Pablo García López, Gonzalo García Molina, M.ª Isabel Lucena González, Miguel Marqués de Torres, M.ª Dolores Murillo Fernández, José María Navarro Marí, Pablo Panero Hidaldo, Julio Romero González, Mónica Saldaña Valderas, Javier Sepúlveda García de la Torre, Juan Tormo Molina, Concepción Verdú Camarasa. DISEÑO GRAFICO: Pablo Gallego. Córdoba. FOTOCOMPOSICION: Portada, S. L. Granada. IMPRESION: Gráficas Alhambra. Granada.