Agradecimientos A todas nuestras maravillosas traductoras, les damos nuestro inmenso agradecimiento, su trabajo es maravilloso. Muchas gracias tambien al increíble equipo de corrección. ¡Chicas todas ustedes son lo máximo! Y Un agradecimiento a todos los lectores que paso a paso nos siguieron incansablemente de inicio a fin, ustedes nos dan el ánimo necesario para seguir trabajando en nuevos libros. Moderación sooi.luuli & aLexiia_Rms Traducción aLexiia_Rms Maia8 Carolinajr oihana chaksbooks raquelvelázquez Jane Kent sooi.luuli Jess16 val_277 Recopilación y revisión Maia8 Corrección 5247584 Jut Estefidenise Maia8 Diseño Rodoni Índice Sinopsis Ahora Entonces Ahora Entonces Ahora Entonces Ahora Entonces Ahora Entonces Ahora Entonces Ahora Entonces Ahora Entonces Ahora Sobre la autora Sinopsis ¿Cómo lidiar con un corazón roto? Es una pregunta que últimamente Stephanie se ha estado haciendo una y otra vez. Desde el segundo en que conoció a Rich, Stephanie se enamoró sólidamente. Sí, ella se apegó un poco demasiado a su relación, y sí, comenzó a descuidar a algunas partes importantes de su vida. Como... oh, su familia, sus amigos, y la escuela. Sin embargo, está bien, porque tiene a Rich, ¿cierto? Incorrecto. De la nada, Rich rompe con ella. De repente, Stephanie se encuentra completamente sola. No tiene a quién recurrir, y todo lo que quiere hacer es encerrarse en sí misma y ocultarse. Pero eso es imposible. Porque en el peor momento, todos sus secretos del pasado salen a la superficie. Sin mencionar que el chico más popular y molesto aparece a donde sea que va. ¿Stephanie puede encontrar la manera de curar su corazón roto de una vez por todas y descubrir cómo amar de nuevo? Ahora Traducido por Maia8 Corregido por Estefidenise ¿C ómo olvidas a alguien? ¿Cómo curas un corazón roto? Es una pregunta que todo el mundo se hace cada día. Todos los días diferentes personas enfrentan algo que ellos pensaban en el fondo que nunca sucedería. El final de una relación o una amistad que se degenera, gente que nos sorprende, y bueno, vamos a ser honestos, a veces nos destrozan completamente. Para algunas personas había señales, pequeñas cosas que sabían que en el fondo significaban algo. Para otros, completamente nada. De cualquier manera, de alguna manera, nos quedamos a recoger los pedazos. Tener que enfrentar el hecho de que de alguna manera tenemos que estar bien de nuevo, aunque sea sin una persona que pensamos que tendríamos siempre. Pero, ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo llegamos a estar bien otra vez? Y para el caso ¿qué significa “bien”? Para responder esto, para responder verdaderamente cómo se supera a otra persona, tengo que volver al principio. Entonces Traducido por Maia8 Corregido por Estefidenise L a primera vez que pongo los ojos en Rich Carn llevo puesta una camiseta de un Bob Esponja. No, no estoy bromeando. No cualquier camiseta de Bob Esponja, sino una amarilla brillante con la cara de Bob Esponja desagradablemente en la parte delantera. He estado en la playa todo el día con mi familia y la había agarrado del bolso de la playa de mi mamá para ponérmela en último minuto por encima de mi traje de baño. Era demasiado grande para mí y llega por debajo de mis rodillas. Yo estaba de camino a nuestra furgoneta arrastrando un gran refrigerador, tres toallas y una bolsa de playa con todo lo que puedas necesitar para un día lleno de diversión en la playa. Estaba tomando las dos manos y toda mi fuerza solo mover las cosas al otro lado del estacionamiento. Estaba a punto de abandonar la bolsa de playa en la acera y volver por ella cuando lo vi. Lo primero que se nota sobre un chico como Rich Carn es que es peligroso. Sus ojos son tan oscuros. Me temo que de cerca podrían ser de color negro. Su pelo era tan oscuro y, a pesar del buen tiempo estaba vestido de pies a cabeza de negro. Estaba apoyado contra la valla que rodeaba la playa fumando un cigarrillo. Era el tipo de hombre acerca del que tu madre te advertía y eso lo hacía aún más atractivo. Yo nunca había visto a alguien que pareciera tan interesante como él lo hacía en ese momento y el hecho de que sus ojos se fijaran directamente en mí, no sirvió de nada. Intenté no mirar atrás, pero no era algo que pudiera ayudar. Cuando él tiró su cigarrillo sobre la cerca y dentro de la arena y luego comenzar a caminar hacia mí pude sentir mi corazón latir tan rápido en mi pecho que pensé que podría explotar. Mi experiencia con los chicos era bastante limitada. Y cuando digo limitada quiero decir ninguno me hablaba. En absoluto. Se detuvo justo delante de mí y me miró de arriba abajo, como si tratara de averiguar si valía la pena el esfuerzo. Debo haber pasado cualquier prueba que estaba pensando en su mente porque lentamente asintió con la cabeza. —Linda camisa. Eran las primeras palabras que salieron de su boca, y yo no podía decir si estaba bromeando o no. No había sonrisa en su cara y pude sentir mi cara empezar a ponerse roja. Le gustaba porque una mirada satisfactoria pasó sobre su cara, después. —¿A dónde vas? —me preguntó tomando la nevera del suelo como si fuera ligera como una pluma. De alguna manera encontré mi voz. —Uh, furgoneta azul, allá. —Me encontré señalando. Él acepta esto y empieza a caminar hacia la furgoneta. Me quedo allí viéndole marchar, estoy demasiado conmocionada para moverme. —¿Vienes? —llama por encima del hombro sin volverse a mirarme y me apresuro a ponerme a su altura. —Entonces, ¿la chica de la camiseta de Bob esponja tiene un nombre? —me pregunta cuando nos acercamos a nuestra camioneta. Empiezo a revolver en la bolsa en hombro mientras caminamos, en busca de las llaves del coche que había visto que mi mamá tiró en alguna parte esta tarde. Mi mano toca una botella de protector solar y hago que mis ojos se centren en el contenido de la bolsa, en cualquier cosa y todo, menos él. No sé cómo alguien que acabo de conocer me puede poner tan nerviosa, pero lo hace. —S-Stephanie —le digo sin quitar los ojos de la bolsa de playa. Él se ríe. —Soy Rich. Por supuesto que puedo decirlo sin tartamudear. El comentario me hace sentir joven e inmadura, y cuando llegamos a nuestro coche todo lo que quiero hacer es arrastrarme en el maletero y desaparecer de su campo de visión. Deja caer el refrigerador en el suelo y mete la mano en el bolsillo de sus pantalones y saca un teléfono celular y lo mantiene a mí. Lo miro y él rueda los ojos, luego se agacha, coge mi mano y empuja el teléfono en ella. —Pon tu número —pide. Lo hago. No lo pienso dos veces. Y cuando le tiendo el teléfono se lo mete en el bolsillo y luego comienza a caminar de regreso a través del estacionamiento sin decir nada más. —¿Me llamarás? —pregunto. Suena desesperado incluso para mí y me gustaría poder regresar de nuevo las palabras al segundo en que salen de mi boca. Se detiene y se da la vuelta para mirarme. —Tal vez, siempre que a tu novio no le importe. —Él se ríe en voz alta después de decir como si la idea de que yo tuviera novio no pudiera ser cierta. Luego se da la vuelta otra vez y se va tan rápido como vino. Ahora Traducido por Maia8 Corregido por 5247584 P ensé en él todo el camino a casa. Me había pasado todos mis dieciséis años en la tierra queriendo llamar la atención. Con la esperanza de que de alguna manera, de alguna forma, un chico me notara. Odiaba las películas que no tenían un final feliz y no leería libros que sabía que no terminaban con la chica consiguiendo al chico. Yo creía en los finales felices, no, contaba con finales felices No había pensado en nada más en estos últimos seis años que allí afuera hay una persona para todo el mundo. No podía esperar para mi final feliz, no podía esperar a ser amada. Por supuesto, cuando uno es joven no te das cuenta de que a veces hay que pasar por lo malo para conseguir lo bueno. No te das cuenta de que el primer hombre puede no ser el mejor hombre. Puede que no sea el que se supone que debe hacerte feliz para siempre. No te das cuenta de que hay un panorama más amplio. En su lugar, te sumerges de cabeza tan rápido como puedes en algo que resulta ser un desastre para el corazón. Entonces Traducido por Maia8 Corrección por 5247584 N o oí de Rich durante tres días y casi me había convencido de que había imaginado todo el asunto; cuando llegó el mensaje de texto: Salgamos juntos Eso fue todo, ni hola, ni cómo estás, ni presentación. Pero de alguna manera sabía que era él y de alguna manera fue suficiente; de alguna manera fue suficiente para hacerme sentir como si me quisiera. Nos reunimos en un restaurante. Me quedé sorprendida por él, pero no fui lo suficientemente estúpida como para ir en coche a alguna parte con él. Me imaginé que un lugar público era el mejor camino a seguir. No parecía un tipo que me llevara al bosque para luego despedazarme; pero en el fondo de mi mente, en alguna parte, estaba la voz de mi padre que me decía una y otra vez que nunca se puede saber en estos días. La cita es rápida, yo balbuceo mucho, y estoy tan nerviosa que puedo sentirme sudar demasiado, mucho más que un par de veces a través de la noche. Pero, al final de la noche, y por primera vez en todo el tiempo que puedo recordar, me siento especial, me siento como si tuviera a alguien que es mío. Caigo duro y rápido. Mi vida comenzó a girar en torno a Rich. Viví para pasar tiempo con él y plantaba a cualquier persona o cosa para verlo. ¿Rich llamaba y quería verme y yo tenía planes con mis amigos? Mis amigos pasaban a un segundo plano. ¿Mi madre quería tener una cena familiar y Rich de repente tenía la noche libre? Me saltaba la cena. Él estaba antes que nadie y de todo lo demás, incluso de mí misma. Como resultado, mis relaciones con las personas de mi vida empezaron a desvanecerse. Con el tiempo, mis amigos dejaron de llamar, mi hermana pequeña dejó de preguntarme si quería hacer cosas con ella y mis padres dejaron de preocuparse de si venía a cenar cada noche. Mis fines de semana se pasaban esperándolo. Si salía con sus amigos por la noche y yo no oía de él, sostenía el teléfono en la mano esperando que mandara un mensaje o llamara pronto. Mi vida caía en picada y le estaba mintiendo a todo el mundo. Todo el dinero que había ahorrado durante los años cuidando niños, los cumpleaños, la Navidad y otros días de fiesta fue disminuyendo lentamente. Se debía a que si veía algo que me parecía que Rich deseara o quisiera no dudaba en comprarlo. Llegó a ser tan malo que ni siquiera podía recordar la última vez que había gastado algún dinero en mí. No me importaba. No me importaba si no tenía amigos. O si no lo estaba haciendo bien en la escuela, o si estaba apenas hablando con mi familia. Estaba enamorada y el tiempo que pasaba con Rich era todo. No necesitaba a nadie ni nada más. Naturalmente, cuando él terminó nuestra relación, estaba devastada. Él fue mi primer amor, mi primer beso, mi primer todo. Yo había creído sinceramente que estaríamos juntos para siempre. Él realmente no tenía una razón para romper conmigo. —Solo ya no es lo mismo, ¿sabes? —dijo. No, no lo sabía. Sentí que me iba a morir. Nunca había entendido la expresión de angustia, pero podía, literalmente, sentir mi corazón dolorido en el pecho. Creía que no había manera de que pudiera sentirme peor, pero así es como funciona el mundo. Una cosa horrible es generalmente seguida por más cosas horribles. Ahora Traducido por Maia8 Corregido por Esefidenise L a relación era claramente insaludable. Me importaba a un nivel completamente diferente del que a él le importaba. Si bien es cierto que tuvimos algunos buenos recuerdos, parecía que en mi menta estaba haciendo que fuera mucho mejor de lo que era. Por supuesto, no lo piensas en el momento, lo único que puedes pensar es en el dolor. Es casi imposible reconocer una situación poco saludable mientras estás involucrado en ella porque no estás sana tú misma. Se necesita una persona sana para darse cuenta de que mereces ser mejor tratada. Por supuesto, cuando tienes dieciséis años y simplemente has tenido el corazón roto por primera vez, nadie te dice eso, y aunque lo hicieran es probable que no escuches. No quieres saber nada de eso, no quieres pensar en nada de eso, porque lo único que puedes pensar es en el dolor. El dolor en tu corazón, que parece estar viajando por todo el cuerpo. La mayoría de las personas pasan por diferentes etapas de una vez a la relación ha terminado. Llamas o texteas varias veces con la esperanza de que vaya a responder o la esperanza de que de alguna manera diga que fue un error y que te extraña como un loco. A continuación, te vuelves loca, mirando tu facebook como veinte veces al día, mirando tu teléfono deseando que llame, incluso conduciendo por su casa (oh vamos, todos lo hemos hecho), entonces lloras . El llanto es diferente para cada uno, para algunos es constante, para otros es tan raro que se siente como si nunca sucedió en absoluto. No importa cuántas lágrimas derrames, no importa si compartes tu angustia con el mundo o con nadie, no importa si caminas como si tu mundo estuviera destruido o con una sonrisa que no revela nada de lo que sientes por dentro cuando todos llegamos a ese punto. Llega un punto en que sucede algo que se nos deja saber que no puedes seguir luchando con nosotros mismos todo el día. Puede pasar un par de días después, o unas semanas, o sinceramente unos meses después. Un punto en el que el mundo dice que él no va a volver y que no tenemos más remedio que dejarlo ir, ninguna elección sino continuar de alguna manera hacia delante de nuevio. Y ese punto es cuando empieza la verdadera curación, ese momento es cuando tienes que tratar como el infierno de estar bien otra vez. Ese es el punto que es el más temible porque te sientes como si te hubieras dejado deslizar hasta el punto de no retorno, sin embargo, el universo te obliga a levantarte del suelo. Entonces Traducido por val_277 Corregido por Maia8 D os semanas después de que Rich rompió conmigo, estoy tendida en mi cama con las mantas tiradas sobre mi cabeza. Siento como que voy a llorar pero de alguna manera no puedo. Creo que es porque he llorado tanto que no hay nada dentro de mí. Mis padres no tienen idea de lo mal que realmente estoy. Saben claramente que he estado deprimida en la casa, pero no saben que lloro hasta dormirme cada noche o que me siento tan horrible en el interior que no creo que las cosas vayan a mejorar. Estoy acostada aquí mirando el interior de la manta cuando mi hermana pequeña entra. En realidad lo sé a partir de los sonidos que ella misma hace, pero me imagino que si me hago la dormida, podría irse así que me quedo completamente inmóvil. Estoy a punto de tratar de encontrar la manera de fingir un ronquido cuando tira de la manta fuera mi cuerpo y se deja caer en mi cama. —Hola —dice. Está usando un tutú rosado con medias moradas brillantes y lo que parece una corona amarilla. Su cabello se tuerce en la parte superior de su cabeza en una trenza y está llevando lápiz labial de color rosa brillante?. He venido a invitarte a mi fiesta de té. Suspiro y abro los ojos para hablar, pero me interrumpe. —Ahora es cierto que te mantienes declinando mis ofertas, pero pensé que te daría una última oportunidad para aceptar antes de darte los papeles de despido. —Ella está moviendo a su alrededor un sobre de color amarillo, que solo puedo asumir que son mis papeles de “despido”. —Megan, ¿sabes lo que el significa “despido”? —pregunto. Rueda los ojos. —No me hables como si fuera un niña, Stephanie, claro que sé lo que significa, tengo casi ocho. ¡Significa que estás expulsada! —¿Expulsada? —Sip. Expulsada del grupo. Quiero decir, no has ido a tomar el té en semanas y honestamente, si yo fuera tú estaría un poco avergonzada. Eres el tema de conversación todo el tiempo. ¿El tema de conversación? ¿En serio? ¿Lo soy? —¿Lo soy? Megan asiente. —Oh sí, los otros invitados sacan el tema casi todas las semanas. Apenas el otro día Barbie estaba diciendo cómo tienes, um, que dejarte llevar. —Me mira de arriba abajo cuando lo dice. Miro mi pijama y suspiro. Incluso mi hermana sabe que no estoy en los mejores de mis días. No puedo evitarlo. Es como algunos días que sobre como y otros días que no puedo comer nada. Siento que no he estado fuera de mi habitación durante días y cuando mi mamá o papá vienen aquí solo finjo estar ocupada buscando cosas para el colegio o algo así hasta que desaparezcan. Suspiro y me doy la vuelta. —Déjame en paz. —Está bien. Bueno, solo necesito que firmes los papeles de despido, así no me demandarás más adelante ?me dice, agitándose alrededor de mi cara. —¿Demanda? —pregunto. Asiente. —Mi abogado dice que es mejor cubrir todas mis bases. Puedo hacer que te llame si lo prefieres antes de seguir adelante. Me quejo y agarro el sobre de su mano, cualquier cosa para que me deje en paz. Estoy a punto de buscar un lápiz cuando me doy cuenta de lo que está me está pasando para firmar. Es un sobre amarillo dirigido a mis padres y la dirección del remitente es de mi escuela. —¿De dónde sacaste eso? Megan se encoge de hombros. —Doug me lo dio. ¿Doug? ¿Quién demonios es Doug? —¿Quién es Doug? —pregunto, tratando de mantener la calma. —El cartero. —¿Sabes el primer nombre de nuestro cartero? ?pregunto sin dejar de mirar el sobre amarillo en mi mano. Megan asiente. —Lo invité a tomar el té pero estaba muy ocupado con su carrera de hoy. — Me mira de arriba abajo—. Algunos de nosotros hemos estado funcionando y, ya sabes, trabajando desde hace un tiempo. Ella dice “nosotros” como si hubiera estado ella misma trabajando por horas. Ruedo los ojos. —Megan, vete. Me quedo con esto. —Meto la carta de mi escuela bajo la almohada antes de que ella sepa lo que está pasando. Una expresión de sorpresa pasa por su cara. —¡Oye! ¡Tienes que devolverlo! ¡ROBAR EL CORREO ES UN DELITO FEDERAL! Mierda. Si no se tranquiliza mi mamá va a venir aquí a hacer preguntas. Piensa rápido, piensa rápido. Lo tengo. Entrecierro mis ojos hacia ella. —¿Estás usando maquillaje? Se detiene y me mira fijamente durante un minuto. —Bueno, probablemente deberías echarle un vistazo de todos modos solo para que estés segura, ¡debo irme! —Corre fuera de mi habitación cerrando la puerta detrás de ella. Espero unos segundos y luego agarro el sobre de debajo de mi almohada y lo abro. Las palabras son como una bofetada en la cara. Tres de cinco clases falladas. La escuela de verano es necesaria para pasar a último año. Por la suma de seiscientos dólares. Mierda. Mierda. Mierda. ¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo? Quiero decir, sí, estaba un poco preocupada por Rich y sabía que mis notas se deslizaban un poco, pero ¿fallé tres clases? ¿Yo fallé tres clases? ¿Cómo es eso posible? Esto tiene que ser un error. Sin embargo, un sentimiento de temor se apodera de mí, porque sé que no lo es, sé que en el fondo era mucho peor de lo que me admitiría a mí misma. Rich rompió conmigo antes de los exámenes finales y no pensé en eso y mucho menos en abrir un libro para estudiar. Mis padres me van a matar. Estoy tan jodida. Mi padre es todo sobre la universidad. La única razón por la que me dejó salir con Rich fue porque juré arriba y abajo que mantendría mis calificaciones. Él se va a ir contra la pared cuando se entere de esto. Y si conozco a mi papá del todo, una vez que se entere va a hacerme pagar por la escuela de verano por mí misma, lo que significa que va a descubrir que mis ahorros se han ido. Desaparecidos completamente. Estoy tan jodida. Le he estado mintiendo a todo el mundo, y todo está a punto de derrumbarse a mí alrededor. A no ser que... Quiero decir, a menos que de alguna manera consiga el dinero por mi cuenta. A menos que de alguna manera pudiera salir de esto sin que se entere. Podría conseguir de alguna manera una escuela de verano sin que ellos lo sepan. La idea me da ansiedad y siento como si mi corazón fuera a explotar en mi pecho. Y por primera vez en semanas, me levanto, entro en la ducha y empiezo a elaborar un plan de acción. No porque quiera, sino porque sé que tengo que hacerlo. ¿Falsificar el nombre de alguien está contra de la ley? No creí que esto fuera una cosa muy importante en casa pero ahora de pie fuera de la oficina principal de la escuela estoy empezando a tener grandes segundos pensamientos. Quiero decir, sé que los niños firman con los nombres de sus padres todo el tiempo cuando reciben malas calificaciones y esas cosas, pero aun así. Siento que la escuela de verano es muy diferente a una estúpida mala nota en una prueba o algo así. La escuela ha terminado hace un par de semanas por lo que las salas están completamente vacías, pero de alguna manera todavía siento que la gente me está mirando. Nunca he hecho nada como esto antes y aunque pensaba que podía llevarlo a cabo, mirando a la secretaria sentada en la oficina principal en este momento, no estoy tan segura. Estoy muy nerviosa y todo el mundo sabe que alguien que está nervioso no es precisamente bueno para mantener la compostura bajo presión. Además de que trabajan en este edificio durante todo el año, es probable que pueda ver a través de los niños que están tratando de salirse con la suya. Estoy a punto de darme la vuelta y salir cuando siento una mano sobre mi hombro y salto, dejando caer los formularios de mi mano por todo el suelo del pasillo. —Cielos. ¿Qué está mal contigo? —La voz pertenece a Chelsea Mathews. Chelsea está en mi curso y he tenido unas cuantas clases con ella en los últimos años y, aunque siempre ha sido amable conmigo, no nos llamaría exactamente amigas. Eso es porque Chelsea, bueno para ser honesta, es muy popular a su manera para ser realmente mi amiga. Mi escuela tiene prácticamente tres grupos principales. El grupo muy popular, el grupo semi popular justo debajo de ellos, y todos los demás. Mientras que el de Chelsea no está en el grupo muy popular, es una de los más populares en el grupo semi popular. Ella asiste a una gran cantidad de fiestas que la mayoría de la gente realmente popular da y es muy cercana a unos pocos y la única razón por la que no está del todo con ellos es porque es demasiado agradable. Cuando digo demasiado agradable, me refiero a amable con todos. Es amiga de absolutamente todos y cada uno. Una vez en el séptimo grado tenía esta gran fiesta de cumpleaños e invitó a todos los que literalmente eran sus amigos. Fue probablemente la única vez fuera del colegio que tantos grupos diferentes de personas estaban juntas en un solo lugar. —Lo siento. —Me pongo a recoger los papeles en el suelo?. ¡Me has asustado! —Sí, me di cuenta. —Alisa su chaqueta blanca y me mira con ojos preocupados—. ¿Estás bien? —Por supuesto. Estoy totalmente bien. Verla de nuevo me recuerda lo hermosa que es. Ella tiene ese largo cabello que normalmente es de un rojo oscuro, pero está teñido de este tono muy ligero de rubio que la hace parecer exótica y hermosa. Ella es tan natural con algunas pecas tendidas a través de su nariz. Sus ojos son de un verde intenso y mataría por tener mis dientes tan blancos. Lleva pantalones negros, una camiseta sin mangas negra que brilla en la luz y una chaqueta de cuero blanca con tacones blancos. Nunca podría lograr lucir así. Si fuera cualquier otra persona me sentiría totalmente avergonzada de mis pantalones cortos de jeans y camiseta gris, pero sé que Chelsea nunca me juzgaría, no era así en absoluto. —Realmente no lo parece —dice—. Te ves en una especie de pánico. Y lo mejor es que se dio cuenta de que algo no está bien, puede que sea la forma en que me mira como si pudiera estar en realidad preocupada por mí, o quizás es que no he hablado con nadie acerca de lo triste que he estado desde la ruptura, o tal vez es que sé que no tengo con quien hablar porque he renunciado a todos y a todo por él. U honestamente, tal vez solo sea porque estoy hasta las manos con todo, pero justo allí en el medio de la entrada comienzo a llorar. Y tampoco es que solo llore un poco. Me refiero a que estoy completamente sollozando. Llorando con tanta fuerza que siento como que no puedo respirar. Chelsea se ve sorprendida por un segundo, como si no pudiera entender demasiado en lo que se metió, pero se recupera rápidamente. —¿Qué está mal? Y entonces le cuento. Le digo todo. Le digo cómo tengo un corazón roto, le digo cómo ninguno de mis amigos me volverá a llamar porque los abandoné por un chico. Le digo cómo he estado mintiéndoles a todos y cómo estoy manteniendo un papel falsificado de la escuela de verano sin ningún tipo de forma de pagar por mis clases. Y cuando termino, ella solo me mira. Le he contado mis más oscuros secretos a una de las chicas más populares de la escuela y no puedo siquiera pensar de manera correcta. La secretaria, que debe haberme escuchado sollozar y llorar como una demente ha aparecido en la entrada para ver lo que estaba pasando. —¿Está todo bien aquí? —pregunta, pero está mirando a Chelsea, no a mí. La madre de Chelsea es profesora aquí así que casi todo el mundo la conoce, y la ama, por supuesto. Chelsea me mira por un segundo antes de hablar. Sacude la cabeza. —No, no, nada está bien, Susan. —Genial, ella está en una base de primer nombre con la secretaria. Y sé que se acabó. Sé que se acabó la fiesta. Llamarán a mis padres y mi vida se acabará. Tal vez, solo tal vez me sacarán por la mitad de mi último año y no por completo. Estoy a punto de decirle a Susan antes de que Chelsea pueda mantener las apariencias cuando ella agarra de mi mano los papeles de la escuela de verano. —¡Los padres de mi amiga Stephanie se están divorciando! —exclama sacudiendo la cabeza tristemente una y otra vez. ¿Qué? ¿De qué está hablando? ¡No es verdad! ¿Estaba siquiera escuchándome cuando yo seguía con mi voficeración demente? Quiero decir, dije un montón de tristes y horribles cosas pero nada acerca de que mis padres estaban divorciándose. Caramba, pensarías que alguien prestaría atención mientras estoy teniendo un desglose nervioso. —¡Oh, no! —dice Susan, mirándome con lástima en sus ojos—. Pobrecita. Mi hermana ahora está pasando por lo mismo. Es tan duro para los niños. Sacudo mi cabeza, confundida, pero antes de que pueda decir algo Chelsea habla de nuevo. —¡Pero apuesto a que tu hermana está al menos preocupada por los chicos! ¡Pobres los padres de Stephanie, están tan ocupados como para siquiera preocuparse por ella! ¡Quiero decir, mira esto! —dice, agitando los papeles en sus manos—. ¡Ellos solo la enviaron aquí con los trámites para la escuela de verano como si no fuera nada! Quiero decir, no es de extrañar que sus calificaciones fueran a caer con todo lo que está pasando en casa. Susan sacude la cabeza. —En muchas situaciones así los pobres chicos simplemente se pasan por alto. Ahora entra, cariño, me haré cargo de ti. —Pone sus brazos a mi alrededor y me atrae hacia ella—. No hay necesidad de estar avergonzada. —Bueno, ¡por supuesto que está avergonzada! —Chelsea nos sigue a la oficina mientras habla—. Quiero decir, ¡incluso tiene que pagar por ello por sí sola, Susan! ¿Te lo puedes imaginar? Y sé lo que está haciendo. Está mintiendo por mí, me está ayudando. Chelsea Mathews está aquí en la oficina ayudándome a emprender camino hacia la escuela de verano. —Tantos, tantos jóvenes tienen que lidiar con semejantes cargas. —Susan aprieta mi hombro—. ¿Cómo lo llevas? Me toma un segundo darme cuenta que me está hablando a mí. —Bueno... yo solo... intento soportar el día a día. Susan suspira y ve a Chelsea con una mirada que dice "pobrecita". Chelsea asiente, entonces dice: —Así que está claro que necesitará establecer el plan de pago. —¡Por supuesto! —dice Susan. Quince minutos después estoy inscrita en dos clases de verano. (Tienes permitido fallar una clase y aprobar el año así que solo tengo que retomar dos de las tres clases que fallé. ¡Sí, por las pequeñas victorias!) También estoy establecida con un plan de pago. Se divide en pagos mensuales de doscientos dólares durante los próximos tres meses. Cuando salimos de la oficina unos minutos después no sé cómo comenzar a agradecerle a Chelsea, pero antes de que siquiera pueda decir algo, ella está saliendo por las puertas principales. Se detiene antes de que la puerta pueda cerrarse de un portazo detrás de ella y se gira para mirarme. —Vamos —dice—. Vamos a conseguirte un trabajo. vY entonces deja que la puerta se cierre de golpe tras ella antes de que tenga oportunidad de ver la expresión sorprendida que cruza por mi rostro. Ahora estoy sentada en una bolera. No. No estoy bromeando. Después de que corrí para alcanzar a Chelsea fuera de la escuela ella me dio instrucciones de entrar en mi auto y seguir el suyo. Casi me rehusé, pero prácticamente me había salvado el culo, ¿así que cómo podía realmente alejarme de ella ahora? Así que hice lo que ella dijo... la seguí, y diez minutos después terminamos en frente de una bolera o debería decir “Lucky Strike”. El edificio por sí solo no se ve muy impresionante desde afuera. Su pintura roja salta del edificio en todas direcciones, y se ve como si pudiera necesitar un buen trabajo de jardinería. Pero una vez que entras es completamente diferente. Los pisos están tan limpios que brillan, hay una sala de juegos completa, pistas de madera realmente bonitas, y un snack-bar que se ve como si tuviera un menú completo. Sorprendentemente, en realidad está lleno para la mitad de un día de semana. Como cinco pistas están ocupadas. —Wow. Está bastante lleno, ¿eh? —le digo a Chelsea. Ella se ríe. —Oh, esto no es lleno. Estoy a punto de preguntarle a qué se refiere cuando alguien arroja un par de zapatillas de bolera hacia mí. Literalmente hay zapatillas de bolera volando desde el otro lado del mostrador y directo hacia mí. Saco mi cabeza del camino pero continúan llegando. Chelsea pone los ojos en blanco, entonces balancea todo su cuerpo con gracia sobre el mostrador. —Chuck, ¿estás intentando golpearme de nuevo? Escucho su risa antes de verlo. Es fuerte y alegre y cuando sale desde debajo del mostrador me doy cuenta de que es exactamente el tipo de risa que esperaría salir de él. Es un chico grande con el cabello marrón y fino, ojos cálidos, y una sonrisa tan grande que temo que podría comer el resto de su rostro. —Una vez —dice, mirándome como si fuéramos viejos amigos—, entré muy temprano y comencé a ordenar todos los zapatos. No tenía idea de que Chelsea estaba de pie justo en frente del mostrador. Así que continué arrojando los zapatos y la golpeé. Por el resto del día tuvo una gran marca en el costado de su rostro. Quiero decir, no fue divertido, excepto que lo fue, ya sabes. Él se ríe mientras me lo cuenta y de repente me encuentro riendo junto con él. Chelsea frunce el ceño. —Sí, muy divertido, ríanse, chicos. Chuck sacude la cabeza. —No es mi culpa que estos malditos chicos que trabajan en la noche no sepan cómo volver a poner las cosas donde van. ¿Cuán difícil es ordenar los zapatos al final de la noche? —¡Pues pide ayuda y la recibirás! —dice Chelsea—. ¡Stephanie necesita un trabajo! Chuck me mira como si estuviera viéndome por primera vez. —Bueno eh... quiero decir, tú sabes que cualquiera de tus amigos... pero ehh pues... —dice él, asimilando mi apariencia. —No te preocupes —le asegura Chelsea—. La retocaré. ¡Oye! ¿Retocarme? ¿Qué está mal conmigo? Quiero decir, es una bolera, caramba. Por supuesto que tal vez me haya “dejado ir” un poco como mi hermana pequeña estuvo toda ansiosa por decirme, pero no hay necesidad de discutirlo justo en frente de mí. Chuck asiente, aceptando esto. —Está bien, tráela contigo cada vez que trabajes para algo de entrenamiento. Chelsea entrelaza sus manos felizmente y se acerca para besar a Chuck en la mejilla. —¡Gracias, Chuck, eres el mejor! Entonces salta del mostrador y me agarra de la mano. —Un gusto conocerte —grito mientras me arrastra por la puerta. —Esto es genial —me dice, cruzando el estacionamiento—. El pago es de solo ocho dólares la hora pero es en negro así que no sacan nada por los impuestos. Como que simplemente te paga por tus horas al final de la noche. Lo que supongo que podría en cierta manera estar en contra de la ley pero como sea, un trabajo es un trabajo, ¿cierto? Además consigues guardar todas tus propinas. Toda esta situación es tan extraña para mí. Hace menos de dos horas Chelsea era solo otra chica con quien iba a la escuela y ahora está aquí ayudándome a limpiar el desastre que me tomó meses crear. —¿Por qué? —Las palabras salen de mi boca antes de que pueda pensar en decirlas. Ella solo me mira, perpleja. —¿Por qué paga en negro? No lo sé. Nunca le pregunté, es probable que... Sacudo mi cabeza. —No, me refiero a ¿por qué me estás ayudando? Apenas me conoces. Ella se encoge de hombros. —Todo el mundo necesita ayuda a veces, incluso de las personas que no las conoces así de bien. Entonces abre la puerta y salta en su auto. Justo antes de que la cierre dice: —Encuéntrame mañana en el centro comercial en frente de Macy's a las diez en punto. —Y entonces se va. Y entonces entro en mi coche, e intento pensar en cómo posiblemente voy a ir a la escuela de verano y trabajar por los siguientes meses cuando lo que realmente quiero hacer es estar en mi cama y no levantarme. ¿Cómo voy a levantarme y seguir adelante cuando todo lo que siento es tristeza? Y entonces coloco mi cabeza en mis manos y por segunda vez en el día comienzo a llorar. Ahora Traducido por sooi.luuli Corregido por Maia8 A veces no comienzas a superar algo porque quieres, sino porque tienes que hacerlo. Si fuera por mí me habría quedado en la cama todo el verano. Me habría quedado allí todos los días sintiendo lástima por mí misma, preguntándome dónde me equivoqué. Pero a veces las circunstancias como la escuela de verano hacen que te levantes y sigas adelante porque ese es el tema sobre comenzar a seguir; tienes que PONERTE a hacer cosas que solían llegar tan fácilmente. Y aunque es doloroso, es un muy pequeño paso hacia la dirección correcta, porque permite enfrentarlo... cada maratón comienza con una pulgada. Entonces Traducido por raquelvelásquez y chaksbooks Corregido por Maia8 C reo que mi mamá estaba más emocionada sobre que yo fuera al centro comercial con Chelsea de lo que yo lo estaba. Quiero decir, sé que no había traído a algún amigo en un tiempo pero Jesús. Se estaba volviendo loca. Cuando le dije que iba a ir al centro comercial ella había asumido que iba a ir con Emily. —¡Oh, eso es maravilloso! —dijo, aplaudiendo y saltando de un lado a otro por toda la sala—. ¡Simplemente sabía que ustedes lo iban a solucionar. Eran demasiado cercanas para dejar que un estúpido chico arruinara su relación! Las palabras queman y mi corazón empieza a doler más de lo que lo había hecho antes, lo que no creí que fuera posible. Emily era mi mejor amiga antes de que Rich apareciera. Cuando digo mejor amiga, quiero decir que literalmente hacíamos todo juntas. Ella sabía todo sobre mí y al principioestaba muy feliz de que yo tuviera novio. Pero comenzó a odiarlo cuando empezó a darse cuentas que él no me estaba tratando exactamente bien. Eventualmente comencé a no llamarla. No quería tener que lidiar con eso. Ella era la única amiga de las que solía pasar el tiempo que no traté de contactar después de que Rich y yo terminamos. No porque no me preocupara por ella, era porque lo hacía. Me preocupaba por ella más que por el resto de mis amigas y sabía en el fondo que ella era probablemente la más lastimada por lo que hice. No tenía idea de cómo explicarme o lo que posiblemente podría decirle que la hiciera entender. Algunas veces mientras trataba con las cosas día a día me preguntaba qué hacia ella, o qué pensaría ella si me pudiera ver ahora. De alguna manera, dudaba que se impresionara. Niego con la cabeza. —No mamá, no con Emily. Ella se detiene. —Oh. ¿Entonces con quién? —Chelsea, la conoces, su mamá trabaja en la escuela. Mamá suspira. —¡Por supuesto! ¡Chelsea! ¡Es una chica agradable! Bien por ti cariño, bien por ti. Volviendo por salir. —Sí —dice Megan asintiendo desde su lugar en la alfombra donde estaba muy ocupada coloreando—. Bien por ti Stephanie. Volver a salir por ahí es un gran paso. Fuerzo una sonrisa y lentamente comienzo a salir de la habitación. —Sí, entonces, debería irme. Mi mamá ha sido un gran apoyo con respecto a mi ruptura o de todos modos, ha tratado de serlo. Pero la verdad es que no tiene idea de cuán enganchada estaba de Rich o cuán realmente molesta estoy. Y no me gusta hablar sobre eso con ella. Solo me gusta escapar. —¡Espera! Déjame darte algo de dinero —me dice, corriendo hacia su bolso. —Oh no, está bien, mamá. —No seas tonta Stephanie —me dice mientras buscaba radiantemente en su bolso—. ¡Eso es lo que las madres hacen! —Sí —dice Megan, aún haciendo garabatos—. Eso es lo que las madres hacen Stephanie. Igual que si yo quisiera dinero para una bicicleta nueva, mamá me lo daría de inmediato porque eso es lo que hacen las madres, ¿verdad mamá? Mamá le lanza una mirada y Megan se encoge de hombros. Mamá sonríe y me pasa un fajo de billetes. Vacilo pero los tomo y los meto en el bolsillo de mis pantalones. Me siento realmente culpable pero al mismo tiempo un poco aliviada porque obviamente no podía costearme ningún viaje de compras con Chelsea hoy. Pero ella no me dio una oportunidad para explicárselo antes de montarse a su auto y arrancar e irse. —De verdad mamá, gracias —le digo mientras sale. Una vez que entro al auto saco el dinero de mi bolsillo para contarlo. Cien dólares. Mi mamá me dio cien dólares. Empiezo a llorar y no paro hasta que estoy entrando al aparcamiento frente a Macy’s veinte minutos después. —¿Qué tal esto? —me pregunta Chelsea sosteniendo una blusa rosada con brillitos. Estamos buscando entre las ropas en una tienda Forever 21. Chelsea insistió en que si tenía que trabajar con ella necesitaba tener un poco más de estilo. Para ser honesta, no es que no me gustara ese tipo de ropa, es solo que nunca pensé que podría usarlas. Pero con la ayuda de Chelsea estoy empezando a creer que tal vez sí pueda. —Me gusta —le digo tomándola de su mano. Forever 21 es como un tesoro escondido que nunca pensaste que existiera. Honestamente, tienen las ropas más lindas a los precios más bajos. Además, como si fuera poco Amber, una amiga de Chelsea trabaja aquí y le da el descuento de empleados para todo lo que compra (lo que supongo que no debería hacer pero de todos modos no la miro preocupada por eso). El descuento de empleado de Amber es del cincuenta por ciento por lo que la ropa al final casi no cuesta nada. Lo que es algo bueno para mí, considerando que vengo un poco corta de presupuesto. Una hora después, salgo de la tienda con cinco tops nuevos, dos faldas y un par de pantalones. Lo que por ochenta dólares es una total ganga. Estoy muy emocionada por enseñarle a mi mamá lo que compré. Sé que estará muy contenta. —¿Tienes una plancha? —me pregunta Chelsea mientras caminas a través del centro comercial. —¿Una plancha? Ella asiente. —Ya sabes, ¿para alisar el pelo? —Creo que sí, enterrada en algún lugar. —Mientras trato de recordar. Asiente. —Búscala y úsala. Y aquí —Empieza a buscar en su bolso y saca una bolsa llena de todo tipo de maquillaje—, busqué entre mi maquillaje y escogí colores que puede que luzcan bien en ti. ¿Necesitas ayuda para colocártelo o sabes como? —Tomo la bolsa—. Um, creo que puedo sola. —Bien —me dice mientras aprieta mi mano. —Gracias Chelsea, por todo. Abre su boca para decir algo pero un par de manos cubren sus ojos por detrás antes de que pueda. —Adivina quién es. —La voz pertenece a Evan Moralli. A su lado Andrew Collins menea su cabeza sabiendo que ese truco da lástima. Evan es un chico de nuestra clase. Es muy agradable, y muy tonto si me preguntas. No creo que haya un momento en el que no se esté riendo o tratando de hacer reír a la gente. Evan no es uno de los chicos más populares en nuestra escuela, pero se acerca bastante dentro del grupo con el que Chelsea sale. Andrew está también en nuestra clase, y es probablemente el chico más popular de todo nuestro grado. No puedo asegurarlo, pero estoy casi segura que es porque él es absolutamente hermoso. Tampoco es que esté exagerando. Tiene el pelo castaño y ligero, y esos ojos azules realmente intensos, y debe de, algo así, como vivir en el gimnasio, porque es puro músculo y el capitán de al menos tres equipos deportivos. Evan y Andrew han sido los mejores amigos desde que recuerdo. Razón por la cual, aunque Andrew está muy por arriba de Evan en la escala social, ellos siempre están juntos. He visto al menos a cuatro chicas parar y observar a Andrew mientras caminan, en los pocos segundos desde que los chicos han estado parados con nosotros y trato de no rodar mis ojos. Chelsea cruza sus brazos sobre el pecho. —Evan, si me haces caer hacia atrás otra vez te juro por Dios que… ¡Estoy usando tacones! Evan suspira y retira sus manos de los ojos de ella. —¿Cómo supiste que era yo? Andrew se ríe y lo golpea en el brazo. —Tal vez sea tiempo de un nuevo truco, hermano. —¡De ninguna manera! —dice Evan—. Esto funciona con las damas todo el tiempo. Chelsea se ríe. —¿Qué están haciendo aquí chicos? Evan se encoge de hombros. —¿Qué, un par de tipos no pueden salir y pasar un lindo día de compras juntos? —Fue idea de Evan —dice Andrew. —¡No lo fue! ¡Fue mutuo! —No es verdad. Tú totalmente me mandaste un mensaje diciendo: “Vamos a asaltar Hollister hoy, quiero comprar”. Evan le lanza una mirada desagradable. —Yo no dije COMPRAR. ¡Quería ir a la tienda de videojuegos! Andrew gira la gorra Nike que lleva puesta de tal forma que la visera quede hacia atrás. —Si, pero definitivamente mencionaste Hollister primero. —NO. NO LO HICE —dice Evan mientras que su cara se empieza a sonrojar. Ups. Andrew saca su teléfono del bolsillo. —Tengo el mensaje aquí. Evan agarra el teléfono de la mano de Andrew y lo sostiene por encima de la barandilla. —¡Di que fue mutuo! ¡Di que los dos quisimos ir! Andrew sonríe. —No seas ridículo, no vas a dejar caer mi teléfono y lo sabes. —¡Lo haré! ¡Realmente lo haré ésta vez! —canturrea Evan, lo que me hace pensar que no es la primera vez que ambos se encuentran en esta situación. Me estoy empezando a sentir un poco nerviosa porque la gente seguramente nos empieza a mirar. Pero Andrew parece cómodo y es su teléfono, así que no me importa. Chelsea entorna sus ojos. —Les juro chicos que pelean como si fueran pareja. Vamos, quiero un pretzel. —Empieza a caminar. Evan se detiene un segundo, mira hacia Chelsea, y luego le lanza su teléfono a Andrew y corre a alcanzarla. —¡Espera, quiero un pretzel! —dice. Andrew coge el teléfono con una mano y sonríe hacia mí. —¿Qué pasa Stephanie? Lo cual me toma totalmente por sorpresa. No sabía que Andrew sabía que existía, mucho menos que sabía mi nombre. Me encojo de hombros. —Solo un día de compras. Aunque fue realmente idea de Chelsea. —¿Estás insinuando que fue mi idea y no la de Evan la de venir al centro comercial? —me pregunta. Me pongo a su lado y comenzamos a caminar detrás de Chelsea y Evan al stand de pretzels que se ubica en el otro extremo del centro comercial. —No —digo—. Solo estoy diciendo que él estaba dispuesto a lanzar tu teléfono al segundo piso del centro comercial para probar su punto. Andrew entorna sus ojos. —Oh, por favor, él amenazó con tirarlo por la ventana de nuestra clase de ciencias del cuarto periodo el mes pasado porque le dije que su color favorito era el rojo no el azul, y eso fue desde un tercer piso. —Oye —le dije—, no estoy juzgándote. No es asunto mío si te gusta ir de compras, Andrew. Es realmente lindo, si me lo preguntas. Oh Dios mío. No puedo creer que le diga tantas tonterías a Andrew Collins en este momento. ¿Qué me pasa? Esta no soy yo en absoluto. ¿Estoy coqueteando con él? No. No puedo. ¿Cierto? Él se ríe. —Así que la chica con el libro hace bromas ahora, ¿eh? Lo miro por el rabillo de mi ojo. —¿La chica con el libro? Él asiente. —Sí, cada vez que te veo, siempre tienes la cabeza enterrada en un libro. Incluso caminando por el pasillo, que podría agregar es una buena manera de tropezar o conocer a alguien, ambos igualmente peligrosos. No puedo creer que se dio cuenta de que siempre tengo un libro. Nunca creí que alguien me notara, punto, por no hablar de Andrew Collins. Borro la extrañeza de mi cara y me recupero rápidamente. —Te diré qué, ¿por qué no dejas que yo me preocupe por mi seguridad y tú te preocupas por la seguridad de tu teléfono? Él asiente. —Me parece justo. No sabía que tú y Chelsea fueran amigas. —No lo somos —digo antes de darme cuenta de lo que estoy diciendo—. Nosotras… es complicado. Él me mira. —Sí, la mayoría de las cosas lo son. Y algo en la forma en la que lo dice me hace sentir como si quisiera hacerme saber que lo entiende más de lo que pienso, lo cual me inquieta. —¡Dense prisa ustedes dos! —llama Evan y luego nos apresuramos para alcanzarlos a él y a Chelsea—. Le acabo de decir a Chelsea que voy a tener invitados esta noche y ustedes deberían venir —dice Evan cuando pude alcanzarlo. —Yo voy. ¿Y tú, Stephanie? —me pregunta Chelsea, mirándome. Y por un momento casi me rindo, casi digo que sí, pero no. Porque no pertenezco a esta gente, estos no son mis amigos. Soy la caridad de Chelsea y en el segundo en que me olvide de eso, es el segundo en que acabaré lastimada otra vez. —En realidad tengo planes esta noche. Gracias, de todos modos —les digo. Aceptan esto y se dirigen a la parte delantera de la cola para obtener sus pretzels, con excepción de Andrew, quien no pude evitar notar que mantiene sus ojos en mí durante un momento más. Ahora Traducido por sooi.luuli Corregido por Maia8 C laramente quería ir a la fiesta. Solo que no me lo podía permitir. Estaba demasiado asustada como para acercarme nuevamente a alguien, incluso a simples amigos. En el fondo sentía que en el segundo en que olvidara mi lugar con Chelsea y sus amigos era el que recordaría de una manera muy negativa cuán poco encajaba con ellos. Por supuesto, si somos realistas, Chelsea no me debía nada. Yo nunca había hecho en su vida algo amable por ella, y nadie estaba forzándola a ayudarme. Lo estaba haciendo por su voluntad, lo que debería haberme dicho que quería hacerlo, quería ayudarme. Pero el tema acerca de superar a una persona es que a veces es realmente difícil permitir confiar en alguien nuevamente. A veces es realmente duro permitirte creer que hay personas allí afuera que te tratarán bien, que no te herirán, que realmente querrán estar alrededor tuyo. A veces, literalmente tiene que saltar a la vista antes de que lo veas, e incluso entonces, si no eres cuidadoso, podrías perderlo. Entonces Traducido por chaksbooks y Jess16 Corregido por Maia8 M i mamá está muy orgullosa de mí por conseguir un trabajo. Ella está, como, totalmente asombrada por mi responsabilidad, pero de alguna manera presiento que si supiera que la verdadera razón por la que estoy trabajando este verano es para pagar la escuela de verano no estaría tan contenta conmigo. El día de mi primer turno en el Lucky Strike me empiezo a preparar demasiado temprano. Y cuando digo demasiado temprano, me refiero a tres horas antes de mi turno. No lo puedo evitar. Chelsea me puso aún más nerviosa de lo que ya estaba. Después del centro comercial la semana pasada intercambiamos números y me llamó anoche para asegurarse de que estaba lista para el trabajo. Le aseguré que así era, pero luego me dijo que me asegurase de que mi maquillaje estuviera bien, mi pelo estuviera lacio y que estuviera usando un conjunto nuevo porque entre mejor me viera, mejores propinas obtendría. Lo que me hizo tener casi un ataque de pánico porque realmente no pensaba que un conjunto nuevo y un poco de maquillaje fueran de alguna manera a transformarme en una modelo. Pero ahora, mientras me paro enfrente del espejo y me observo debo de admitir que no me veo tan mal. Es decir, no en estatus modelo, pero definitivamente linda. Mi cabello castaño está completamente lacio, gracias a mi plancha de pelo, y mi cara es linda y oscura desde que me puse el bronceador que Chelsea me dio y que de alguna manera coincide con mi piel perfectamente. Estoy usando una sombra de ojos color plata con rímel y sólo un toque de brillo rosa en mis labios. No es mucho, pero para mí es un mundo completamente diferente. No puedo recordar la última vez que me puse maquillaje. Para mi atuendo escojo mi nueva falda de mezclilla blanca y una camiseta blanca sin mangas negra con brillos, que compré con Chelsea en nuestro viaje al centro comercial. Chelsea dice que podemos usar lo que queramos siempre y cuando nos veamos “lindas”. No estoy segura si es cierto, ya que cuando llegué ahí, todos estaban usando jeans y playeras de Lucky Strike, pero da igual. Quiero decir, ella es la que me consiguió el trabajo y por lo tanto debe de saber de lo que está hablando, ¿cierto? Estoy haciendo mi mejor esfuerzo para colarme por la puerta para irme al trabajo sin ser vista cuando Megan me detiene. —¿A DÓNDE VAS CON ESA PINTA? —grita detrás de mí. Yo salto y dejo caer mi bolso, derramando un montón de cosas en el proceso. —Dios mío Megan. —Frunzo el ceño hacia ella. Ella corre por el pasillo hacia mí y se inclina para ayudarme a recoger mis cosas. —¿A dónde vas con tanta prisa? Suspiro. —Al trabajo, Megan, y es muy importante que no llegue tarde para que no me despidan. —¿Eso es lo que te pones para trabajar? —me pregunta, mirándome de arriba hacia abajo—. Es un poco… llamativo para una bolera, ¿no es así? Genial. Ahora estoy recibiendo consejos de moda de mi hermana de ocho años. —No, no lo es en realidad —le digo, recogiendo las últimas de mis cosas del piso y metiéndolas a empujones en mi bolsa—. Ahora, me tengo que ir. Estoy al final de la sala cuando me llama. Rechino los dientes, fuerzo una sonrisa y me doy la vuelta. —¿Sí? —Te ves muy bonita. Y lo más loco es que por un segundo realmente la creo. Tan pronto como entro en la bolera sé que está por encima de mí. Ya pasó el medio día. Casi todas las pistas están llenas y sólo son las seis. Por no hablar de que hay una gran fila en el mostrador esperando para entrar. Los videojuegos están llenos de adolescentes y hay niños corriendo y gritando en todas direcciones. Me siento extremadamente agobiada y nerviosa, estoy sopesando los pros y contras de quedarme o irme cuando Chelsea me toma de la mano y me tira detrás del mostrador. —No te agobies. Parece peor de lo que es—me dice. —¡Oye! —nos grita un chico desde el otro lado del mostrador—. ¡He estado esperando por mis nachos por como veinte minutos! —¡Estarán listos en un momento! —le dice Chelsea con una sonrisa. El chico niega con la cabeza y se dirige de nuevo a su pista. —No importa que tan irritables se vuelvan, sigue sonriendo —me ordena Chelsea—. Ahora, toma mi lugar, y hagas lo que hagas, no le des tu número a nadie. Estoy a punto de decirle que no tiene de qué preocuparse, pero realmente no tengo tiempo porque ella no me lo da. Resulta que Chelsea es la persona más rápida del mundo. Nunca está haciendo solo una cosa. Si no está tomando órdenes o entregando comida a las pistas, está detrás del mostrador entregando zapatos y asignando pistas o está cambiando tickets de los niños de la sala de máquinas o destrabando la máquina expendedora. Nómbralo, Chelsea lo hace. Y cuando ella no está haciendo algo, me está ordenando que haga algo. —Lleva esto a la pista doce —me dice ella, entregándome una enorme bandeja con comida—. Asígnale a esos niños con su papá la pista ocho, recuerdas como llamarlos, ¿cierto? —me dice, señalando el frente de la bolera. Y eso es lo que pasa durante toda la noche. No tengo un solo descanso y estoy demasiado ocupada para siquiera pensar en pedir uno. Es hasta que Chelsea y yo estamos sentadas en una mesa vacía hacia la parte posterior de la bolera, cuatro horas después, que me doy cuenta cuán realmente cansada estoy. —¿Entonces? —me pregunta Chelsea—. ¿Qué piensas? —Creo —le digo, frotando mis doloridos pies bajo la mesa— que este lugar es una locura. Ella se ríe. —Lo es definitivamente, pero honestamente ser arrojado al fuego es generalmente la mejor forma de aprender. —Um, ¿lo es? Ella asiente. —Totalmente, es decir, piénsalo. ¿Hay algo que no sepas hacer después de esta noche? Lo pienso durante un segundo y me doy cuenta de que tiene razón. No tomarte el tiempo para cada pequeña cosa sino tener que arreglártelas lo más pronto posible hace que las cosas se queden en mi mente durante mucho más tiempo. Es decir, estaba literalmente en todos lados esta noche. Claro, no era exactamente un día de entrenamiento normal pero en cierto modo esto era mucho más útil. —Wow —le dije—. Tienes razón. Ella sonríe con satisfacción. —Normalmente la tengo. Además, mira esto. —Alcanza el bolsillo de su delantal y saca un fajo de billetes—. Esto es tuyo. —¿Lo es? —le pregunto. Ella asiente. —Es la mitad de las propinas que hice esta noche. Hiciste tanto como yo. Dudo, y ella entorna sus ojos y empuja el dinero en mis manos. —Tómalo —me dice—. Son sesenta dólares. Sigue así y habrás pagado la escuela de verano en poco tiempo. Sonrío para mis adentros, porque tiene razón. No sólo eso, sino que a este paso voy a ser capaz de empezar a recuperar mis ahorros que gasté también. —¿Quieres jugar a los bolos? —me pregunta. —¿Bolos? —le pregunto—. De ninguna manera. Ella se ríe. —Oh, vamos. A nosotros no nos cobran. Toma una llave de su bolsillo y la inserta en la parte superior de la pista en la que nos encontramos sentadas y en la pantalla aparece la opción para escribir nuestros nombres. —¿Sólo unas cuantas bolas? —me pregunta. —Bueno —dije—. Tal vez unas pocas. Ella se ríe y escribe nuestros nombres en la pantalla. Yo y mi padre solíamos llevar a Megan a jugar a la bolera todo el tiempo. Ella tenía que utilizar las guías, pero aún así era realmente divertido. Por supuesto, cuando Rich entró en escena dejé de ir con ellos. Rich. Pensar en él hace que mi corazón duela. Aunque trabajar y correr sin parar ha sido una distracción, la verdad es que todavía estoy triste. Todavía lo extraño. Y de repente mi corazón empieza a latir muy rápido en mi pecho y me doy cuenta que no he revisado mi teléfono en horas y quizás, sólo quizás, llamó. Pero cuando escavo dentro de mi bolsillo para revisar mi teléfono el único texto que tengo es de mi mamá. Siento tristeza y pavor por todos mis huesos otra vez. —¡Oye! —La voz de Chelsea me saca de mis pensamientos—. ¡Vamos! Levanto la vista y me doy cuenta de que ella ya tiró algunas bolas y suspiro, empujando mi teléfono de vuelta a mi bolsillo. —Bien, bien —le digo agarrando la bola y esperando un segundo antes de tirarla por la pista. Respiro profundamente, pongo mis pies en posición correcta y lanzo la bola a través de la pista. Pleno. —Y damas y caballeros, todavía lo tiene —anuncio, levantando mis manos en el aire. —Veinte dólares a que no puedes hacerlo otra vez. —La voz pertenece a un hombre y me doy la vuelta para encontrar los ojos azules de Andrew observándome. Evan sonríe a su lado. —¿Veinte? No seas tacaño. Treinta a que si puede Andrew entorna sus ojos. —No estaba apostando contigo, estaba apostando con Stephanie. Evan empieza a ponerse de mal humor. —¡Nunca me dejas apostar! Andrew se encoge de hombros. —Eso es porque no tienes un historial muy bueno cuando se trata de apostar por las cosas. La cara de Evan empieza a sonrojarse y veo que sus manos se tensan hasta formar puños a sus lados. —¡Una vez! ¡Y dijiste que el caballo parecía un ganador también! —No, lo que dije es que deberíamos haber hecho un poco más de investigación antes. —¡DIJIMOS QUE NUNCA HABLARÍAMOS DE ESO OTRA VEZ! —grita Evan y veo como la mujer en la pista de al lado nuestro nos lanza una mirada sucia. Tomo la bola de bolos y miro rápidamente para asegurarme que la pista está limpia antes de cerrar mis ojos, concentrarme y lanzar la bola nuevamente. Pleno. Entonces, así está la cosa. Mi papá es un jugador realmente bueno de bolos. Como, realmente bueno. Él tuvo un juego perfecto una vez, tuvo una placa y todo eso. Siempre desde que era una niña pequeña me llevaba a los bolos y me enseñó pequeños trucos y técnicas. Todavía no estoy ni cerca de ser lo buena que es él, pero puedo usualmente hacer un número decente de plenos. Cuando Megan tenga la edad suficiente empezaremos a llevarla cada semana con nosotros. Nunca fue como que mi papá quisiera que estuviéramos en serio con ello... era sólo algo que podíamos hacer todos juntos. Pero cuando Rich llegó, la noche de bolos en familia desapareció de mi lista de prioridades. Giré mi cuerpo alrededor para ver la reacción detrás de mí. —Está bien. Así que Stephanie está en mi equipo —anuncia Evan, olvidando su rabieta de momento—. ¡Te conseguiré zapatos! —Empieza a correr alejándose. Andrew me está observando y por un segundo le regreso la mirada, pero la risa de Chelsea me aparta de su mirada. —Ahora eso — dice— fue impresionante. Me encojo de hombros un poco incómoda. —Noche de suerte, supongo. —Claro. —Chelsea se quita la pinza de su cabello y lo deja fluir por su espalda. —Tienes que abandonar totalmente a Evan y estar en nuestro equipo. Nos dan una paliza cada semana. Sigo los ojos de Chelsea hasta la pista al otro lado de la bolera. Noto al hermano de Evan, Tom. Creo que se acaba de graduar este año. A su lado están Rachel y Mary White. Puedo sentir los ojos de Mary sobre mí y me siento realmente incómoda. Cosas que deberías saber sobre Mary White: 1) Es una gemela. (Ve que mencioné anteriormente a Rachel). 2) Luce como alguien salido de una revista de moda. Piernas largas, cabello rubio, ojos azules, piel impecable. En serio que es hermosa, y lo sabe. (Sé esto porque una vez la oí decir: —Rachel, eres tan bonita, así que supongo que eso significa que yo también soy tan bonita, ¿cierto? —Luego se echó a reír como si fuera taaaaan graciosa. Bien ingeniosa, esa Mary) 3) Tiene una relación de a veces sí y a veces no con Andrew, y ya que está aquí jugando bolos con él, asumiría que están juntos de momento. 4) A ella no le caigo bien. Lo sé porque una vez en clase de gimnasia cuando estábamos escogiendo equipos para softball ella dijo, en voz muy alta: —No escojan a Stephanie, no me cae bien. —Y eso fue todo. Así que como puedes imaginar, estoy menos que emocionada sobre la posibilidad de pasar la noche andando con ella. Y a juzgar por la mirada desagradable que está disparando a mi dirección, supongo que el sentimiento es mutuo. Bueno, ella no tiene nada de qué preocuparse. No tiene que recordarme que este es su mundo, no el mío, lo sé demasiado bien. Miro hacia donde está Evan de pie en la parte delantera de la pista de bolos y luego de nuevo a Andrew y Chelsea. —En realidad no puedo esta noche. Tengo que ir a un lugar. —¿A dónde vas? —pregunta Andrew. —¿Dónde? —Sí —dice con más lentitud, casi presumiendo—. ¿A dónde vas? Mierda. ¿Por qué es tan entrometido de repente de todas formas? Quiero decir ¿qué le importa a dónde voy o si no me dan ganas de ir a los estúpidos bolos con él y su estúpida novia? —Bueno —le digo, ya estoy empezando a alejarme—, realmente no tengo tiempo de continuar, así está bien, le enviaré un mensaje más tarde a Chelsea, adiós. —Y luego me escapo. Literalmente, encuentro la pista de bolos y la trastienda golpeando hacia fuera. No es hasta que estoy segura detrás del mostrador y cerca del reloj que me dejo relajarme un poco. Por Dios. ¿Cuál es el problema de Andrew? En primer lugar me reta por mis bolos, entonces me hace salir como si yo no tuviera donde estar. Quiero decir, yo podría tener algo realmente importante que se supone que debería estar haciendo. ¿Quién es él para opinar? Debo más o menos golpear mi tarjeta de registro horario en la pequeña máquina gris cuando echo un vistazo abajo y lo veo. El montón de zapatos de bolos apilados en un lío enorme en la esquina del piso detrás del mostrador, y casi aparto la mirada, casi salgo como el infierno fuera de allí y rápido. Pero algo me detiene, y creo que es la visión de Chuck llegando mañana por la mañana y teniendo que pasar su clasificación matutina a través de estos zapatos de nuevo, o tal vez soy honesta no tengo prisa por llegar a casa y tener que fingir ser tan feliz con mi nuevo trabajo por mi familia. Cualquiera que sea la razón, me encuentro mirando a la bolera, y una vez que veo que a Chelsea, Andrew, y Evan están jugando a listos bolos con alegría y sin prestar atención hacia mí, me acurruco estilo indio en el suelo y empiezo a ordenar a través de los zapatos. Ellos realmente son un desastre. Tallas sietes con tallas dieses. Tallas onces con tallas catorces. Los zapatos hombres y los zapatos de las mujeres mezclados. Algunos de niños, algunos de adultos. Realmente deberían tener un mejor sistema para clasificarlos. Estoy terminando hacia arriba y pensando que esto realmente no me tomó tanto tiempo como pensé que lo haría cuando la voz de Andrew me toma por sorpresa por segunda vez en la noche. —Bien, bien —dice desde el otro lado del mostrador, mirando hacia mí—. ¿Qué tenemos aquí? —Meto el último par de zapatos en su ranura, agarro mi bolso, y salta hacia arriba. —Estoy terminando. —Chelsea nunca hace eso —dice Andrew, cruzando los brazos sobre su pecho. Ruedo los ojos y comienzo a caminar alrededor de la barra. —¿Cómo sabes lo que hace? —Porque sé —me dice de manera casual. —Está bien, así que tal vez no, pero lo hago. A veces hago cosas, ya sabes, sólo para ser amable. Deberías probarlo. —Camino por delante de él hacia las puertas correderas de cristal. —Stephanie —Me giro—. Es gracioso, ya sabes, que tuvieras tanta prisa que ni siquiera podías explicarte por ti misma, sin embargo, tienes tiempo para quedarte y ordenar un millón de zapatos de bolos. —La expresión de su cara es curiosa y es lo último que veo antes de darme la vuelta y salir. Andrew Collins es muy molesto. Quiero decir, claro que tiene problemas. ¿Y qué si me pilló en una mentira? ¿Realmente tenía que decirme sobre ello en medio de la bolera como un idiota? ¿Por qué es de su incumbencia si no quiero jugar a los bolos? Tal vez los bolos no son lo mío. Ese es el problema con gente como Andrew Collins. Cree que sólo porque es el chico más popular de la escuela que exactamente puede conseguir lo que quiera, que simplemente puede ir por ahí hablando con la gente de la manera que quiera, y que van a escuchar. ¡JÁ! Bueno, tendrá un duro despertar, porque a partir de ahora no voy a pensar en él y su estúpido cuerpo perfecto que sigue apareciendo en donde quiera que estoy. ¿No se da cuenta de algunos de nosotros tenemos problemas más grandes, como um, hola, tratando de superar un corazón roto? Yo misma estoy diciendo lo poco que me importa lo que piense Andrew acerca de mí y cómo no puedo esperar para borrarle de mis pensamientos mientras camino a mi primer día de escuela de verano. Sólo que es como si el universo se estuviera riendo de mí o algo, porque la primera persona que veo cuando entro en mi clase de Inglés es el mejor amigo de Andrew, Evan. Magnífico. Justo lo que necesito. Bien esto no es una gran cosa, voy pasar bajo el raar, moverme a la parte posterior, él ni siquiera me verá si sólo... —¡STEPHANIE! ¡YO, STEPHANIE, por aquí! —Evan está prácticamente saltando fuera de su asiento ondeando encima con las manos. Genial, ¿qué está haciendo? ¿No sabe que me gusta deslizarme por las grietas? Veo a algunas personas disparar miradas confusas entre sí, probablemente tratando de entender que está haciendo Evan al hablarme a mí ya que es como mucho más popular de lo que yo podría soñar con ser. Considero fingir que no escucho, pero es muy difícil de perder, así que fuerzo una sonrisa y lentamente camino hacia él. —¡Ahí estás! —exclama en voz alta cuando yo me siento—. ¡La estrella de la bolera!—La gente nos mira con seguridad ahora y bajo la voz, con la esperanza de que va a seguir mi ejemplo y la bajara. —Yo no era realmente una estrella... —Por no hablar de que te veías ¡CALIENTE! —dice, tan fuerte como antes. ¿Lo hice? Bueno, quiero decir, ¿no está mal estar halagada por un pequeño elogio de su parte, no? Eso no le hace mal a nadie. Sonrío a mi pesar. —¿Lo hice? —Por supuesto. —Evan asiente con la cabeza. Y entonces sucede algo horrible. Me sorprendo a mí misma pensando, bueno, me pregunto si tal vez Andrew pensó que me veía caliente. Y entonces me odio porque sé que no lo hizo. Conozco a los chicos como Andrew que no creen que las niñas que no se parecen a Mary estén calientes. Y además, ni siquiera me gusta Andrew. ¿Por qué me importa si creyó que me veía caliente? Todavía estoy tratando de convencerme de ello cuando Mary entra en el aula a los pocos minutos, se sienta junto a Evan, y me lanza una mirada asesina. Genial. Por suerte los profesores ya están allí y Mary llegó tarde así no tiene una posibilidad para oír algo que yo y Evan digamos. Lo último que necesito es más atención de lo que ya estoy obteniendo gracias a Evan. La manera en que la escuela de verano trabaja en nuestra escuela es que tú tienes el mismo profesor a la vez para las clases que fallaste. Así pues fallé matemáticas e inglés tomaré ambas con el mismo profesor, con el resto de los chicos en el lugar. Lo que significa que Evan y Mary están en dos de mis dos clases de verano. No me importa a excepción de que Evan está actuando como si fuéramos los mejores amigos o algo así. ¡Continúa disparando miradas secretas e incluso empezó a pasar notas! Al principio pensé que la nota debía ser algo realmente importante, o relacionada con el trabajo, pero todo lo que la primera decía fue hey. Eso es todo. Sólo hey. ¡Como si estuviera empezando una conversación! No hice caso de la primera, pero luego de unos minutos más tarde él me envió otra que decía: ¡No me ignores!. Entonces empecé a escribir de nuevo y antes de darme cuenta que estábamos teniendo por completo la conversación. Y la cosa es que en realidad no es extraño en absoluto. Hubiera pensado que iba a serlo, pero es muy fácil hablar con él, creo que porque es muy relajado y divertido. Si la profesora nos observa pasar notas no dice nada. La única persona que se da cuenta sin embargo de verdad es Mary. Lo sé porque en la tercera nota que pasamos ella comenzó a hacer suspiros muy molestos y lanzándome puñales. ¿Cuál es su problema? No es que pasara la primera nota. ¿No debería estar dando a Evan una mirada sucia? No sé si es el paso de notas o simplemente cómo de buen nuestra profesora es (ni idea de quién era antes de esta clase, pero parece muy agradable y divertida), pero el primer día de la escuela de verano pasa volando. Honestamente, es, como, súper rápido. Por suerte para mí Evan tuvo que abandonar unos minutos antes de caer en una especie de guía antes de ir a casa por el día, así que no tengo que preocuparme de tener toda una conversación con él después de clase. Sólo estoy recogiendo mis cuadernos y los libros de texto que recibí hoy, cuando Mary se aclara la garganta. Levanto la vista para encontrar su gélida mirada a menos de un metro de distancia de mí. Suspiro y doy un paso atrás para ganar un poco de distancia. Ella sólo me mira por un segundo antes de hablar. —Mira, no sé si Chelsea ha perdido su cabeza por el verano o algo, pero sólo quiero dejar una cosa clara, no eres amiga de nadie, así que escabúllete de nuevo a cualquier agujero del que saliste y desaparece de nuevo. —Ruedo los ojos y pasó a su alrededor. —Puedes relajarte, confiar en mí. No tengo ningún deseo de ser parte de tu mundo, o tener cualquiera de tus amigos. Ella se ríe. —No lo entiendes. No podrías nunca tener nada de mí, eres más como una abeja molesta que no se detendrá de zumbar en el oído que necesita ser tratado. Pero antes de que pueda responderle se empuja más allá de mí y sale por la puerta. Toda esta situación se ha salido de control. No me malinterpreten, estoy totalmente agradecida por lo que está haciendo Chelsea por mí, pero todo lo que está haciendo se mezcla. Esto es exactamente lo que sucede cuando la gente trata de alejarse de su elemento, todo el mundo se enoja. Bueno no más. A partir de ahora, voy a permanecer lejos de la situación por completo. Voy a hablar con Chelsea en el trabajo, asentir con la cabeza para decir hola a Evan en la escuela de verano, y eliminar por completo cualquier pensamiento de la mente de Andrew Collins. La verdad es que eso es lo que quiero de todos modos. Yo no firmé nada de esto para hacer amigos. Ni siquiera lo hice porque quería, lo hice porque tenía que hacerlo. No más de sus juegos estúpidos. Tengo suficientes problemas por mi cuenta sin su drama. Estoy tratando de pensar si tal vez pueda hablar con Chelsea para que le diga a Evan que no me interesa exactamente hacer nuevos amigos en el momento cuando se balanceen las puertas de la escuela abiertas y paró en seco. Porque allí, apoyado en mi Honda azul esta Evan. Se ve muy impaciente y parece estar golpeando las manos sobre las rodillas con fastidio. Estoy a punto de dar la vuelta y colarme de nuevo en la escuela, pero él me sitúa y se le ilumina el rostro. —¡Steph! ¡Eh aquí! Doy una pequeña señal y empezar a caminar por la acera hacia el otro lado del estacionamiento. Voy a fingir que no tengo ni idea de lo que está haciendo allí, apoyado en mi coche. Tal vez él piense que tiene el coche equivocado. Estoy seguro de que hay un montón de Hondas azul. En algún momento se irá a ciencia cierta simplemente se aburrirá y —¿A dónde vas? —grita—. ¡El coche está aquí! ¡Mira, junto al mío! Miro y veo un jeep rojo aparcado justo al lado de mi coche. Suspiro. Esto en cuanto a hacerle caso. ¿Cómo es que siquiera sabe qué tipo de coche conduzco, de todos modos? ¿Me vio él tirar esta mañana o algo? Me encojo de hombros y empezar a caminar hacia él. —Me muero de hambre, ¿vienes abajo a Wendy? —me pregunta. Y todo en mi cabeza dice una excusa, marcharme, ir a casa. Esta es una muy mala idea y no es el plan que has trazado para ti mismo. Pero de alguna manera, me encuentro subiendo en el jeep de Evan con él de todos modos. Ahora Traducido por sooi.luuli Corregido por Maia8 E l tema acerca de tener un corazón roto es que... a veces no crees que merezcas ser feliz nuevamente. A veces tu autoestima ha sido tan desinflada, tan destrozada que sientes como si nadie más pudiera realmente preocuparse por ti, porque tú realmente no te preocupas por ti mismo. A veces solo quieres estar solo, porque estás más contento de esa forma. Así es cómo me sentía. Sentía como si todos los demás y yo estuviéramos mejor si yo estaba sola. Por supuesto, el problema de esto es que terminas perdiéndote cosas que podrían cambiarte por siempre. Mirando el pasado, ahora me doy cuenta que quería ser amiga de Chelsea y Evan, y quería admitir que había algo acerca de Andrew Collins que realmente se metía debajo de mi piel, que había algo en él que no podía permitirme dejar ir. Por supuesto que lo que queremos hacer y lo que en realidad nos permitimos hacer son dos cosas completamente distintas. Entonces Traducido por Jane Kent y val_277 Corregido por Maia8 L as siguientes semanas caen en un patrón simple. Los lunes y martes están reservados para la escuela de verano en las mañanas (aunque si le preguntas a mis padres estoy tomando un curso de tejer en la universidad local; ni siquiera preguntes cómo expliqué eso) luego Evan y yo vamos y tomamos el almuerzo, nos dirigimos a la librería donde ordenamos café y hacemos nuestras tareas juntos. Viernes y sábado en las noches trabajo en la bolera, y los domingos me relajo en casa. Hay buenas y malas cosas sobre mi nueva rutina. Buenas cosas sobre mi nueva vida: 1) Estoy pateando traseros en la escuela de verano. Honestamente, la nota más baja que saqué en un examen fue 92 y toda mi tarea siempre está hecha. Odio decirlo, pero la escuela de verano es como un tipo de broma, más fácil que la escuela normal. 2) Estoy haciendo suficiente dinero para pagar la escuela de verano y todavía queda suficiente para comenzar lentamente a reparar mis ahorros. 3) Evan ha empezado a convertirse en lo que considero un amigo. Uso el término “amigo” libremente porque sí, pasamos el rato y hacemos nuestras tareas juntos, pero no salimos o hablamos a pesar de eso. 4) Chelsea y yo nos estamos llevando realmente bien en el trabajo y continúa siendo increíblemente agradable conmigo. Me ha invitado a salir algunas veces más después del trabajo pero siempre tengo una excusa preparada de porqué no puedo. 5) Me las he arreglado para evitar completamente a Andrew Collins. En las noches Chelsea menciona que van a jugar a los bolos después del trabajo, yo SIEMPRE la interrumpo antes de tiempo. Cosas malas sobre mi nueva vida: 1) Sigo mintiéndole a mis padres sobre todo. 2) Mary me mira fijamente cada vez que puede y estoy empezando a pensar que tal vez pronto se pondrá peor. Quiero decir, si no lo deja de hacer pronto su cara puede que se quede permanentemente así. 3) Sigo estando miserable sobre lo de Rich. Definitivamente estoy mejor que lo que estaba. Solo lloré dos veces la semana pasada, pero sigo sintiendo como que algo no está bien conmigo. Es casi como un sentimiento de entumecimiento. Ya no siento el dolor de otra cosa, pero eso es porque no siento nada en absoluto. Un jueves, Evan y yo estamos sentados en la librería trabajando en nuestra tarea y comiendo el almuerzo. Estoy arrancando un pedazo de mi pizza pretzel (para aquellos de ustedes que no saben lo que es una pizza pretzel, es este enorme pretzel relleno con salsa y queso en el interior todo caliente y delicioso, mmm) cuando Evan cierra de golpe su libro de texto y suspira. Me sobresalto y lo miro. —Um, entonces ¿hemos terminado con la tarea? Se encoge de hombros. —Estoy harto de la escuela de verano. —Solo nos faltan algunas semanas para que termine —le recuerdo. Frunce el ceño. Caramba, parece como que podría empezar a lanzar uno de sus ataques pronto. —Ni siquiera es mi culpa que esté en la escuela de verano, ¿sabes? Es de Andrew. ¿Alguna vez te he contado esa historia? Me detengo por un momento antes de contestar porque sé que tengo que proceder con mucho cuidado. He escuchado esa historia varias veces a lo largo de las últimas semanas en realidad. Eso es porque siempre que Evan comienza a ponerse irritable sobre la escuela de verano, comienza a contarme sobre por qué tuvo que asistir a la escuela de verano en primer lugar. Y si no abordo el tema con mucho cuidado, se encoleriza, empieza a gritar y usualmente comienza a enviarle mensajes a Andrew diciéndole cómo él lo hizo tener que ir a la escuela de verano y cómo a Andrew ni siquiera le importa. Evan dice que tiene que ir a la escuela de verano por las dos clases que reprobó en las que estaba Andrew. Dijo que era muy difícil concentrarse con Andrew siempre queriendo hablar y “hacer cosas de mejores amigos”. Yo casi señalo que Andrew no reprobó esas clases aun cuando él las tenía con Evan, o que de las pocas veces que los he visto juntos, es Evan el que parece ser una distracción, pero de alguna manera no siento como si eso fuera una buena idea. —Bueno —digo lentamente tratando de juzgar cómo de seria es esta situación—, todos tenemos que lidiar con cosas de nuestros amigos cuando nos preocupamos mucho por ellos, ¿verdad? — Arranco un pedazo de mi pizza pretzel y se lo paso—. ¿Quieres? Evan ama la comida. Honestamente debe haber probado todo lo que tienen aquí en el menú en las últimas semanas y jura que todo es lo mejor. Mira hacia el pretzel y lo considera. Luego rápidamente lo alcanza y lo toma. —Bueno… supongo que tienes razón. Asiento con la cabeza. —Todos tenemos que lidiar con cosas de nuestros amigos. Asiento de nuevo. —Sip. —No significa que ellos no se preocupen por nosotros. Continúa asintiendo mientras mastica felizmente mi pretzel. Rabieta evitada. —Quiero decir, estoy seguro de que tú y Emily tienen que lidiar con cosas sobre cada una. Asiento de nuevo. —Absolutamente que lo hacemos, Quiero decir… —Pero luego me sorprendo porque me doy cuenta de lo que él acaba de decir. Por primera vez en un largo tiempo no me siento entumecida y por un segundo, una fracción de segundo, hay un dolor punzante que pasa a través de mi pecho. Luego se ha ido de nuevo, y la misma fría sensación de vacío se apodera de mí. Fuerzo una media sonrisa. —Emily y yo realmente ya no hablamos mucho. —Y por mucho quiero decir, tú sabes, nada. Pero él no necesita saber eso. —¿No lo hacen? —pregunta, y parece sorprendido cuando lo dice—. Pero ustedes chicas eran muy cercanas. —Lo sé —digo, asintiendo. Espera un minuto, ¿cómo Evan sabe eso? —Espera un minuto, ¿cómo sabes eso? —digo en voz alta. Evan se encoge de hombros. —Ustedes chicas siempre estaban juntas en la escuela, además de que hacían las mejores galletas de mantequilla de maní. Siento el mismo dolor en mi corazón. Emily y yo solíamos hacer estas realmente buenas galletas de mantequilla de maní desde el principio. Nuestras dos familias estaban obsesionadas con ellas y haríamos como cuatro lotes a la vez porque se acababan muy rápido cada vez que las hacíamos. Sin embargo, no tenía idea de cómo Evan sabía sobre ellas. —¿Cómo sabes sobre las galletas de mantequilla de maní? —pregunto. Él sonríe. —¿Estás bromeando? Una vez Emily trajo una bolsa de ellas para ella yme dejó probar una, después de eso siempre traía una bolsa pequeña cada vez que ustedes las hicieran. Ni siquiera sabía que Emily hablaba con Evan y definitivamente no sabía que ella le daba galletas de mantequilla de maní. Pero eso es algo que ella haría, Emily siempre trataba de hacer a los demás felices. Sonrío. —Eran bastante buenas, ¿verdad? —Totalmente —coincide—. Es una lástima… Ella es una chica realmente agradable. Asiento. —Realmente lo es. —Así que ya que estamos en el tema de los amigos… — comienza. —Oh, Dios —digo—. ¿Qué es? Él ríe. —Nada malo, solo me estoy preguntando cuál es el gran problema sobre decirle a Andrew que nosotros pasamos el rato. Cuando Evan y yo al principio empezamos a hacer nuestras tareas juntos, le pedí que no le dijera a Andrew. Exactamente no era tanto que no quisiera que lo supiera. Era más que no quería lidiar con el drama y las preguntas que vendrían por eso. Sabía que Andrew probablemente preguntaría millones de preguntas sobre por qué Evan querría pasar el tiempo conmigo o le diera a él un momento difícil. Por no hablar de que Mary estaba claramente loca y la última cosa que necesitaba era que se enterara de que estaba pasando el rato con Evan y que fuera a meter las narices. De alguna manera siento que como que decirle a Evan sobre la primera razón no es una buena idea, así que decido añadirla con todo lo de Mary. —Bueno —digo cuidadosamente—, sin ofender, porque sé que es tu amiga y todo, pero Mary dejó en cierto modo claro que debería permanecer lejos de ti y Andrew. Evan asiente. —Ella es un poco sobreprotectora. Ruedo mis ojos. —Sí, solo un poco. —Así que tienes un flechazo con Andrew por lo que estás diciendo. —¡No! ¡No he dicho eso! —digo rápidamente. ¿De dónde sacó esa idea? ¡No dije nada de eso! —Está bien, no tienes qué avergonzarte. Estoy totalmente acostumbrado. ¿Qué quiere decir con acostumbrado? ¿Y quién está avergonzada? Yo no, eso es seguro. ¡Ya que no me gusta Andrew! —¿Acostumbrado a qué? —pregunto. —A todos mis amigos gustándole Andrew. Quiero decir, no sé si sabes o no lo que pasa —dice, inclinándose cerca de mí como si me fuera a contar un secreto muy grande—, pero es algo así como el chico más popular en nuestro grado. Sí, no es broma. Es un poco difícil no notarlo. Pero todo lo que digo es: —¿Es verdad? No me había dado cuenta. Probablemente porque no me gusta y todo. —Oh. —Evan abre su libro de texto—. Por supuesto que no. Pero si lo hicieras, tu secreto está a salvo conmigo. —Entonces me lanza un guiño y vuelve a su tarea. *** Estoy sentada en mi cama esa noche repitiendo lo que Evan dijo una y otra vez cuando Megan irrumpe en mi habitación y cierra la puerta detrás de ella. —Megan… —empiezo. —¡Shhh! ¡Callada! ¡Oí a mamá decir algo acerca de una noche de limpieza! — Extiende la mano hacia arriba y cierra la puerta de mi habitación detrás de ella—. Pero no te preocupes —anuncia, tirando su mochila de color rosa sobre la cama y abriéndola—. Nos traje algunos suministros para poder pasar de esto. —Um, ¿qué tipo de suministros? —pregunto. —Bueno, para empezar.... ¡bocadillos! —Empieza a sacar un montón de comida. Papitas, barras de caramelo, gomitas, galletas. —¿Qué has hecho, asaltar la cocina? —pregunto. Pero me ignora y sigue sacando cosas de su bolso. Estoy a punto de decirle que no vamos a comer en la cama cuando mi teléfono suena, dice que tengo un nuevo mensaje de texto. Por un minuto mi mente corre a Rich. Cojo el teléfono. Un nuevo texto de Chelsea. ¿Noche en casa de Evan? Da una fiesta, dice. Suspiro, luego tiro el teléfono en mi cama sin responder. —¡Stephanie! —Megan hace pucheros—. ¿Estás escuchándome? La miro. —Mira, es bueno, pero no estoy realmente en el estado de ánimo. Ella saca un DVD de su bolso y empieza a agitarlo. —Y he traído ¡Camp Rock 2: The Final Jam! Oh, genial. —Aquí hay un hecho divertido —me dice—. Demi Lovato y Joe Jonas realmente se enamoraron durante el rodaje de esta película. —¿Lo hicieron? —pregunto, tratando de encontrar la manera de sacarla de mi habitación. —Sí, y todos los llamaban Jemi, pero luego tuvieron una ruptura y todos los fans estuvieron devastados. —Sacude la cabeza con tristeza. —¿Qué tipo de ruptura? —pregunto, interesada a pesar de mí misma. —Simplemente no funcionó, lo que es aún peor, ya que eran amigos desde hace tanto tiempo primero. Pero ella es una mejor persona por ello. Es muy fuerte ya sabes, y muy exitosa. —Um, ¿no fue ella terapia? —Bueno, a veces hay que buscar ayuda. ¿Has pensado en ver a alguien? — dice casualmente. —¿Yo? —pregunto, sorprendida—. ¿Por qué vería a alguien? ¡Estoy bien! Suspira ruidosamente. —Solo estoy diciendo que si Demi pudo superar a Joe Jonas, una de las estrellas de Disney Channel, tú puedes con seguridad superar a como se llame. Miro mi manta. —No sé de qué estás hablando. —Quiero decir —continúa, mientras abre una bolsa de papas fritas y tomaba uno—, ¿cómo crees que me sentí cuando mi novio me engañó? Levanto la vista con escepticismo. — ¿Te han engañado? Ella asiente con la cabeza mientras mastica una papita. —Sí, todo fue genial. O eso creía yo, hasta que se fue de la mano con Jill Burns, justo en el centro del campo de juego. —Entonces, ¿qué hiciste? —pregunto. Se encoge de hombros. —Estuve triste por un tiempo, pero luego simplemente dije ¡Siguiente! — ¿Siguiente? —pregunto, un poco desconcertada. —Sí. ¡Siguiente! —Suena duro —le digo. —Al principio, pero cada vez que me pongo triste solo pienso en Demi. Y tú también deberías, porque si ella pudo olvidar a alguien, entonces también puedes hacerlo. —Bueno —le digo con sinceridad—, supongo que tiene sentido. —¿Era siquiera agradable contigo? —pregunta. Pienso en eso por un minuto antes de responder. —No, supongo que no. Ella asiente con la cabeza. —Las personas son como los perros que conoces, te tratan de la forma en que tú los entrenas para que te traten. Me acuerdo de lo mucho que amo a mi hermana pequeña y no puedo evitar sonreír por ella. —¡Megan Elizabeth! —Una voz viene del otro lado de la puerta de mi habitación y puedo oír a mi madre tratando de girar la perilla—. ¡Sé que estás ahí! Megan jadea y salta a mi lado en la cama. —¡Sé que estás ahí! —dice mi mamá de nuevo—. ¡Es hora de limpiar tu cuarto! Miro a mi hermana y ella me lanza una mirada suplicante. —Megan —grita mamá. —No está aquí, mamá —digo. —¡Sí, lo está! ¡La vi correr hacia aquí hace apenas unos minutos! —No, no hay nadie aquí más que yo —le digo mientras Megan se acerca a mí. —Entonces, abre la puerta si no está allí —dice mamá con aire de suficiencia. —No puedo. Estoy en medio de algo personal. Megan se ríe junto a mí y me pongo el dedo en los labios para indicarle que se calle. —¿En medio de qué? —dice mamá, tratando de girar la manilla de la puerta de mi habitación de nuevo. —Si te lo dijera, no sería personal, ¿verdad? —digo en voz alta, disparando a Megan una sonrisa. —¡Abre la puerta! —dice mi mamá. No contesto. —¿Stephanie? —llama. Silencio. —¡No me ignores! Megan y yo estamos riendo ahora, juntando las manos sobre la boca para tratar de amortiguar el sonido. —Oh, olvídalo —suspira y la escuchamos empezar a caminar por el pasillo. —¡Oh, gracias! —dice Megan alegremente—. Muchas gracias. —Para eso son las hermanas —le digo, sonriendo. —Ahora —dice, muy seria—, ¿estás lista para una tarde llena de Jemi? —Totalmente lista—le digo. —¡Genial! —dice, saltando y corriendo a mi reproductor de DVD. Y cuando agarro mi teléfono, respondo al mensaje, y envío un texto a Chelsea. Estoy dentro. Entonces cierro mi teléfono, agarro una bolsa de pretzels, me instalo debajo de mis mantas con Megan segura junto a mí, y me preparo para el espectáculo. Ahora Traducido por sooi.luuli Corregido por Maia8 A quí está el tema: a veces la persona que menos esperas es la que te impulsa a hacer algo. Si Megan nunca hubiera entrado a mi habitación ese día, nunca le habría devuelto el mensaje a Chelsea. Me hubiera dado la vuelta y regresado a la cama o hubiera continuado autocompadeciéndome toda la noche. Pero eso es lo que pasa con el momento en que te animas. Puede ser el comentario más diminuto el que lo haga y usualmente viene en el momento en que menos lo esperas. Entonces Traducido por oihana y val_277 Corregido por Maia8 L a fiesta estaba en pleno apogeo para cuando Chelsea y yo nos detuvimos en la casa de Evan aquella noche, la entrada estaba abarrotada de autos incluso había unos diez autos más aparcados a ambos lados de la carretera. —Um —le dije a Chelsea mientras salíamos del auto y comenzábamos a cruzar la calle—. Creo que me habías dicho que iba a invitar a pocas personas a su casa. Chelsea se alisa su vestido azul claro y está tan espectacular como siempre. Lleva unos zapatos negros de tacón alto y su cabello está ondulado y le cae sobre su rostro de forma perfecta. Lleva una sombra de ojos color plata brillante y puedo jurar que también lleva unas pestañas postizas porque quiero decir, nadie tiene unas pestañas tan perfectas por sí solas, ¿verdad? —Sí —asiente en respuesta —Cuando pienso en invitar a algunas personas a casa, pienso en unas pocas, no en toda la clase del último año. Ella pone los ojos en blanco. —No seas dramática. De repente estoy nerviosa, no sabía que iba a haber tanta gente aquí, lo cierto es que no es el hecho de que haya tanta gente sino el que no los conozca lo que me pone más nerviosa. Quiero decir que los conozco de clase y eso pero no tanto como para salir o quedar con ellos fuera de la escuela, realmente no pertenezco a este grupo y sé que se quedarán realmente sorprendidos al verme aquí. No sabía qué tipo de reacción tendría al llegar aquí. Chelsea ha tenido que ver la expresión de mi cara porque me agarra el brazo y me dice: —Relájate ¿vale? Voy a estar contigo todo el tiempo y además ¡estás muy guapa esta noche! Me miro la ropa que llevo puesta y dejo escapar media sonrisa. Llevo una minifalda negra y una camiseta rosa clara que se ata alrededor de mi estómago, incluso llevo unos zapatos con algo de tacón que me ha prestado mi madre (y cuando digo prestados, quiero decir ya sabes, que se los he cogido). Mi pelo vuelve a estar alisado y he utilizado el maquillaje de Chelsea para tener un look de fiesta. —Además —continúa diciendo mientras nos dirigimos a la puerta de entrada—, Mary no estará aquí, se ha ido con toda la familia a Boston a pasar el fin de semana. Me relajo un poco, por lo menos no tengo que preocuparme de chocarme con ella. —Va a ser genial —me asegura Chelsea al tiempo que llegamos al porche. La puerta se abre incluso antes de que tengamos la oportunidad de llamar y Evan nos recibe con una enorme sonrisa —¡Genial! —grita dando palmadas—. ¡Mis chicas están aquí! Chelsea mueve la cabeza y pasa a su lado. Al segundo de haberse cerrado la puerta puedo notar cómo todo el mundo me está mirando y sé lo que piensan: ¿Qué narices hace ella aquí?. Si Evan o Chelsea se dan cuenta de que la gente me mira boquiabierta ni se inmutan, me conducen a través de la multitud hacia los sofás que hay al fondo de la sala. —¿Estarás bien si voy a coger alguna bebida? —me pregunta Chelsea cuando nos hemos parado —¡Claro que estará bien! ¡Estoy justo aquí! —anuncia Evan poniéndome un brazo alrededor. Chelsea me mira y pregunta: —¿Um, estás bien? Asiento y le dejo saber que estaré bien, quiero decir, solo van a ser unos minutos. —Bueno —dice Evan una vez Chelsea se ha ido a coger unas bebidas y estamos solos—, no te preocupes, Mary no va a poder venir esta noche. —Lo sé —digo mientras asiento—. Chelsea me lo ha dicho. —Me sorprende que te hayas animado a venir —dice Evan. Ugh. No quiero hablar con Evan sobre el motivo por el que le he estado evitando fuera de nuestra sesión de estudios, así que busco un cambio de tema rápido. —Así que dime, ¿dónde están tus padres? —le pregunto. —¿Por qué? —me pregunta sospechando de algo—. ¿Qué has oído? —Nada, solo tenía curiosidad. —Porque retiraron las acusaciones, ya sabes —dice mientras estrecha los ojos. —¿Qué acusaciones? —pregunto confusa. Evan ya no me presta atención, en vez de eso está mirando atentamente cómo Andrew se dirige hacia nosotros con decisión. Andrew lleva unos vaqueros azules desteñidos y una camisa azul con botones. Evan se gira hacia mí, pone los ojos en blanco y me dice: —No le mires —Vale —digo pensando que no merece la pena preguntar nada pero entonces Andrew se queda a mi lado y me parece maleducado ignorarle, así que no me queda más remedio que mirarle. —Hola —me dice. —Hola —dice Evan antes de que tenga ni siquiera la opción de contestar—. ¿Has venido hasta aquí para pedirme disculpas? —¿Disculparme por qué? —No te hagas el tonto —responde Evan —Por última vez —dice Andrew poniendo los ojos en blanco—, no me comí el resto de tu sándwich. —Estaba en la nevera cuando llegaste y para cuando salí de la ducha ya no estaba, así que ¿quién más pudo comérselo? —Evan —dice Andrew—, si me lo comí ¿por qué no iba simplemente a admitirlo? —¡SIMPLEMENTE DI LA VERDAD! —grita Evan —Igual te lo comiste tú y lo has olvidado, igual que la última vez. —Sonríe Andrew. El rostro de Evan comienza a ponerse rojo, me mira y dice: —Stephanie, dile a Andrew que no pienso hablar con él hasta que se disculpe por lo que me ha hecho. —Y se da la vuelta dejándome sola con Andrew. Genial. —Andrew —digo—, Evan dice que no va a hablarte hasta que no admitas que te comiste su sándwich y te disculpes por ello. Andrew me sonríe y asiente. —Creo que ya lo había entendido. —Bien —le digo—. En su defensa diré que nunca debes interferir entre una persona y su sándwich. —Me has oído —dice con indiferencia—, yo no me lo comí. Pongo los ojos en blanco y le respondo: —Oh, por favor, claro que te lo comiste. —No, no lo hice —dice mientras se encoge de hombros. —Sí, sí que lo hiciste. Se detiene por un segundo antes de responder. —¿Cómo lo sabes? —Porque —digo sin mirarle a los ojos— te gusta meterte en la piel de Evan. —No realmente. —Sí, te gusta. —¿Cómo sabes lo que me gusta y lo que no? —me pregunta con curiosidad. Le miro a los ojos por primera vez. —Simplemente lo sé. Estudia mi rostro durante un segundo pero antes de que tan siquiera tenga la opción a responderme Chelsea está de vuelta con un par de vasos rojos en la mano. —Toma —me dice dándome uno de ellos—, espero que te guste la cerveza. —Está bien —asiento. Lo cierto es que no bebo mucho, nunca he bebido mucho pero en actos sociales bebo algo de alcohol de vez en cuando. Le doy un pequeño sorbo y me encojo cuando noto el sabor. Me doy cuenta de que Andrew sofoca una pequeña sonrisa y le miro mal. —Así que —dice Chelsea intentando sonar demasiado casual—, ¿has venido con Brad? —¿Por qué? —le responde Andrew con una sonrisa en la cara—. ¿Le estás buscando o algo así? —No, solo me lo preguntaba —dice Chelsea mientras mira alrededor de la sala. Sé que está mintiendo porque de camino aquí ha estado totalmente obsesionada con el hecho de que Brad Masini podría estar aquí, estaba todo el tiempo en plan “¿me veo bien?” o “¿debería ir a hablar con él o esperar a que sea él quien se acerque?”. Brad Masini es un chico de nuestra clase con cabello negro, piel bronceada y una bonita sonrisa. Yo apenas le conozco pero se supone que es un futbolista asombroso o algo así y Chelsea está obsesionada con él. Por lo que he podido enterarme está finalmente planteándose hacer un movimiento esta noche, sea lo que sea que eso signifique. —¡Ahí está! —dice Andrew señalando hacia el otro lado de la habitación. —¡Shh! —le manda callar Chelsea mientras le da un manotazo para que baje la mano—. ¡No señales! —Deberías hablar con él —le dice Andrew—. Me ha preguntado si ibas a venir. —¡No lo ha hecho! —responde ella al tiempo que una sonrisa ilumina su rostro. —Juro que lo ha hecho. Chelsea mira a Brad y luego a mí durante varias veces y puedo darme cuenta de que está indecisa porque quiere ir a hablar con él pero no quiere dejarme. —Ve —le dice Andrew—. De todas formas Stephanie y yo tenemos que ir corriendo a la tienda. —¿Tienen que ir? —pregunta Chelsea —¿Tenemos que ir? —pregunto yo. Evan casi se ha quedado sin comida y puedo ver cómo piensa culparme a mí también de eso. Chelsea me mira de forma suplicante y realmente, ¿qué puedo decir? Quiero decir que no es responsabilidad de Chelsea hacer de niñera respecto a mí, si quiere ir a hablar con él debería poder hacerlo, así que asiento y le hago saber que está bien. —¡Gracias, gracias, gracias! —exclama al tiempo que desaparece. —Vamos —dice Andrew comenzando a caminar hacia el pasillo—. Mi auto está en la parte delantera. Me encuentro siguiéndole. El auto de Andrew está impoluto, el de Rich estaba siempre lleno de bolsas de comida rápida esparcida por el suelo y con papeles y basura encima de los asientos. Al segundo en que paso al interior del auto de Andrew, sin embargo, puedo decir que es diferente. Ni siquiera veo un rastro de polvo en cualquier lugar. Se debe notar que miro alrededor, porque se ríe a carcajadas. —¿Algo le pasa a mi auto? Sacudo la cabeza. —Es solo que está realmente limpio. —Oh, lo entiendo —dice, asintiendo—. Solías salir con un tipo que tenía un auto sucio, ¿no? Ugh. Honestamente podría ser la persona más molesta en la faz de la tierra. ¿Por qué tiene que asumir solo porque se me ocurrió mirar alrededor de su auto que era porque salí con un chico con un auto sucio? —No, en realidad, no lo hice. Él sonríe. —Parece como que lo hiciste. —Bueno, no lo hice —le digo en tono muy seguro, incluso para mí. —Lo que tú digas. —Gira el auto y lo desplaza. Ruedo los ojos y alcanzo a encender la radio. Él empuja mi mano juguetonamente antes de que tenga la oportunidad de golpear el botón de encendido y arrebato mi mano. —¡Oww! —Oh, por favor —dice—. Ni siquiera te hice daño. —Sí, lo hiciste. —No, no lo hice. —¡Sí, lo hiciste! —digo, a pesar de que no lo hizo—. No puedes decirme si hay algo que me hace o no daño. —Sí, puedo, ahora ponte tu cinturón de seguridad. Frunzo el ceño pero me acerco y me pongo el cinturón de seguridad de todos modos. —Eres muy molesto —anuncio—. Encuentras algo malo en todo lo que hago. —Bueno, lamento que te sientas así. Vamos a hablar de eso. ¿A hablar de eso? ¿Él quiere tener una charla sobre esto? No, gracias. Solo está buscando una excusa para conseguir meterse bajo mi piel otra vez. Creo que voy a pasar en eso. —Vamos a hablar de por qué siempre intentas meterte con sugiero. Evan —le Se ríe. —No trato de meterme con él. Acabas de asumir que lo hago. —Oh, así que no estamos siendo honestos el uno con el otro, ¿entonces? — disparo con timidez. Él no dice nada por un momento, como si estuviera pensando en lo que acabo de decir. Luego, se encoge de hombros y comienza a hablar. —No lo sé. Mantiene las cosas interesantes, creo. Ha sido así desde que éramos niños, provocando peleas estúpidas conmigo. Es lo que somos. Y sí, a veces, no todo el tiempo, hago cosas estúpidas para meterme con su cabeza, como comer su sandwich. Sonrío. —Sabía que tú lo hiciste. Pone los ojos en blanco. —Sí, sí. Y sé lo que estás pensando, pero Evan es realmente un muy buen amigo. —¿Qué es lo que estoy pensando? —pregunto. —Ya sabes —dice mientras entramos en el estacionamiento de la gasolinera de la calle en la casa de Evan—. Que hay mucho de él que aguantar. —En realidad, no estaba pensando en eso. Andrew aparca el coche en un lugar del estacionamiento y apaga el motor. —¿En serio? —En serio —le digo, abriendo la puerta—. Creo que es agradable. ¿Por qué, es eso lo que algunos de tus otros amigos piensan? Andrew asiente con la cabeza y empezamos a entrar en la estación de gas. —Sí, algunas personas me dan un mal rato al respecto. Y sé sobre que está hablando sin que tenga que decir nada más. Es probable que las personas con quienes juega deportes o personas que pasan el rato con Mary pareciera que solo pueden ser amigos de cierto tipo de personas. Solo oír hablar de ella me hace sentir enferma. —¿Por qué tienes esa mirada en tu cara? —pregunta Andrew. Estamos dentro de la tienda ahora y Andrew está llenando sus manos con diferentes tipos de papas fritas, caramelos, galletas saladas, y una enorme cantidad de dulces. Se está moviendo tan rápido que ni siquiera estoy segura de que se de cuenta de lo que está recogiendo. —¿Qué mirada? —pregunto mientras toma una bolsa de cacahuetes y la mete en mis brazos. —Esa mirada de que vas a vomitar o algo así. Me encojo de hombros. —Vivimos en mundos completamente diferentes, eso es todo. Él me empuja hacia el mostrador. —En realidad no. —Sí, de verdad —le digo, tirando la bolsa de cacahuetes en la barra—. Quiero decir, la última vez que lo comprobé nadie podía darme ninguna mierda acerca de mis amigos. —Oye, aquí —dice la chica detrás del mostrador, mirando directamente a Andrew e ignorándome por completo. Es joven, con el pelo rubio corto, demasiado maquillaje, y una camisa que se parece a algo que mi hermana pequeña se pondría. Andrew sonríe y la chica comienza a escanear los artículos en el mostrador. —Alguien va a tener una fiesta, ¿no? Pongo los ojos y Andrew me lanza una sonrisa. —No yo —dice, mirándome por el rabillo del ojo—. Mi amigo. —Me gusta ir de fiesta —dice ella, y entonces le guiña el ojo. Literalmente, le guiña el ojo. ¿Um, en serio? ¿Alguien siquiera hace eso? ¿Guiñar? Quiero decir, honestamente. —Voy a estar en el coche —anuncio, y luego me doy la vuelta y camino hacia la puerta antes de que ninguno de ellos tenga la oportunidad de decir nada. Estoy apoyada contra el lado del pasajero del coche de Andrew cuando viene hacia fuera unos minutos más tarde. —Gracias por quedarte a ayudarme a llevar las bolsas —dice él, sosteniendo dos grandes bolsas blancas que están llenas de bocadillos. Me encojo de hombros. —No quería interrumpir. Mete la mano en el bolsillo y saca las llaves, entonces desbloquea las puertas de su coche. —No hay necesidad de sentir celos, Stephanie. Lo miro. —Por favor. No estaba celosa. No tenía ganas de quedarme allí para presenciar su patético intento de ligar contigo. Deja caer las bolsas de aperitivos en el asiento trasero, y cierra la puerta detrás de mí. —Oh no —dice—, no suenas celosa en absoluto. —Bueno, de alguna manera no creo que a Mary le gustaría eso —le digo con aire de suficiencia. —Bueno, no creo que ella tenga derecho a decir nada ya que ella y yo no estamos saliendo. —Pongo los ojos en blanco y sigue hablando—. Y para que conste, nadie me da una mierda acerca de quién soy amigo. Hablo con quién quiero, cuando quiero, y realmente no me importa lo que alguien tenga que decir al respecto. No digo nada, no porque no lo creyera, sino porque no puedo evitar preguntarme si esto se aplica a mí. Me pregunto lo que sus amigos dirían si supieran que me había invitado a la tienda con él esta noche. O si Mary supiera, lo que diría. —Me sorprende que hayas venido esta noche. —Andrew rompe el silencio cuando estamos cerca de la casa de Evan. Pienso acerca disparar una observación maleducada en su camino o convertirlo en una broma, pero por alguna razón me detengo. Creo que es porque de alguna manera sé que no lo compraría o que no funcionaría de la manera que lo hizo con Evan. —A mí también —le digo en voz baja mientras aparca en el lado de la carretera a unas pocas casas de distancia de la fiesta. —Está bien permitirte a ti misma divertirte, ya sabes. Solo de vez en cuando. Sonríe y luego se mete la mano en el bolsillo y saca un paquete de mantequilla de maní y lo sostiene hacia mí. —Aquí. —¿Cómo sabes que es mi favorito? —pregunto, mirando sus manos y no haciendo ningún movimiento para tomar el caramelo. —Lo estabas comiendo esa noche en la bolera, ¿no? Y entonces hago algo loco. Tal vez es porque entiendo estas mariposas en el estómago cada vez que él está cerca, o tal vez es porque por primera vez en mucho tiempo me siento un poco como yo otra vez. Podría ser que no puedo mentirle porque de alguna manera puede ver a través de mí. O tal vez son solo esos malditos tarros de mantequilla de maní que me empujan al abismo. Sea lo que sea, me encuentro encima de él y aplastando mis labios contra los suyos. Ni siquiera porque quiero, sino porque algo dentro de mí me dice que lo necesito. Pero lo que es aún más loco es que sus manos están mi pelo y me besa de vuelta. Andrew Collins me está devolviendo el beso. Y es absolutamente increíble. Así que aquí está la cosa. Andrew Collins podría ser el mejor besador que camina sobre de la faz de la tierra. Quiero decir, no es que haya besado a que muchos muchachos. Solo cuatro para ser exactos, y ni siquiera lo recuerdo. No porque estaba borracha ni nada, sino debido a que solo tenía siete años y fue en la boda de mi primo. Ni siquiera sé si los besé con seguridad. Mi mamá y mi papá me dijeron que lo hice. Pero ese no es el punto. El punto es que Andrew es sin duda el mejor beso que he tenido. Empezó muy intenso, probablemente porque me abalancé sobre él, pero después de unos minutos empezamos a disminuir la velocidad y a marcar un tipo de ritmo. Y de pronto se volvía intenso de nuevo. No nos detuvimos. Quiero decir, lo hicimos, pero no como por lo menos veinte minutos. Y eso fue solo porque Chelsea golpeó la ventana del auto de Andrew y nos interrumpió. —¿Qué estás haciendo? —exclama—. ¡He estado llamándote! ¡Los padres de Evan volvieron a casa y están enojados! ¡Tenemos que salir de aquí AHORA! Entonces, antes de que tenga la oportunidad de protestar, abre la puerta del lado del pasajero de Andrew y agarra mi brazo, arrastrándome fuera del coche. —¡AHORA! —dice de nuevo—. ¡Están llamando a los padres de la gente! Adiós, Andrew, fue un placer verte. —Y luego cierra la puerta y me tira hacia su coche—. ¿Que. Demonios. Fue. Eso? —pregunto. Y todo lo que puedo hacer es mover la cabeza porque no sé lo que fue. Y ahora en la mañana siguiente, y estoy tendida en mi cama pensando en ello, y todavía no puedo entenderlo. Quiero decir, ¿en qué estaba pensando simplemente arrojándome a él de esa manera? No tengo ni idea de lo que me pasó, ni idea de lo que estaba pensando. Andrew y yo somos de mundos completamente diferentes. Nunca funcionaría. Por no hablar de que no soy el tipo de chica que va por ahí besando a chicos al azar. ¡Y Andrew Collins, de todas las personas! ¡Ni siquiera le gusto! Él me vuelve absolutamente loca. Por no hablar de la situación de Mary. Ugh, ¿cómo pude ser tan estúpida? Quiero decir, él dijo que no eran novios, pero ¿quién sabe? Si lo eran realmente no me habría besado de vuelta, ¿verdad? A menos que sea en gran parte un imbécil. Toda la situación está empezando a volverme un poco loca. Así que decidí en ese mismo momento olvidar que sucedió, porque ya sabía cómo iba a terminar. Con Andrew volviendo con Mary, y conmigo haciendo el ridículo. Bien podría ahorrarme la molestia. Ahora Traducido por sooi.luuli Corregido por Maia8 E l tema acerca de un corazón roto es que, a veces, incluso si hay algo que comienza haciéndote feliz nuevamente, algo que comienza a hacerte sentir como si tal vez de vuelta vas a ser feliz... bueno, a veces no crees que merezcas serlo. A veces te sientes como si aún debieras ser miserable. Pero sobre todo estás realmente asustado de ello, así que lo alejas. Lo entierras en el fondo de tu alma y te fuerzas a olvidar que alguna vez estuvo allí. Entonces Traducido por aLexiia_Rms y Carolinajr Corregido por Jut N o oigo o veo a Andrew durante una semana y media después de la noche que nos besamos. Lo que está bien conmigo. No es que esperara que me llamase o algo así, no creo que siquiera tenga mi número. Llego a la conclusión de que él debe sentir lo mismo que yo por esa noche; que fue un terrible error. Casi estoy empezando a preguntarme si tal vez he soñado toda la cosa entera cuando ahí está. Andrew, quiero decir. Está de pie en el otro extremo de la pista de bolos con Evan, preparándose para jugar. Llega demasiado temprano, porque siempre me aseguro de haberme ido para el momento en que llegan. Al verlo me doy cuenta de que no hay forma en que pueda haber imaginado lo que pasó entre nosotros, porque un sentimiento de temor se apodera de mí. —¿Has hablado con él desde esa noche? —me pregunta Chelsea, viniendo a mi lado. Niego con la cabeza y ella suspira. —¿Qué vas a hacer? La miro y luego empiezo a recoger los platos y botellas de cerveza vacías dejadas en la línea doce. —-Voy a terminar de limpiar estas mesas, después voy a contar mi caja, y finalmente voy a volver a casa para la noche. Chelsea frunce el ceño. —No, quiero decir, ¿qué vas a hacer con Andrew? Me encojo de hombros. —Nada. —¿Nada? —pregunta—. No puedes hacer nada. —Claro que puedo —le digo. Chelsea no dice nada y por un segundo creo que tal vez está enojada conmigo, pero cuando me doy la vuelta veo por qué se quedó tan tranquila. Andrew está caminando justo hacia nosotras. Estoy a punto de salir corriendo cuando Chelsea se precipita a tomar los platos en mis manos, y me dice que los está llevando a la cocina por mí. Entonces se va corriendo. No tengo más remedio que quedarme, si me voy ahora será totalmente obvio que me voy solo porque él viene. Lleva unos pantalones cortos de color caqui con una camisa polo verde oscuro. Su cabello sobresale un poco al frente y siento que mi estómago comienza a girar cuando se acerca a mí. —Hola —dice. —Hola —le digo, dándome la vuelta y empezando a limpiar la mesa. —¿Cómo has estado? —Estupenda. Quiero decir, bien. O genial. En realidad, he estado muy bien. —Estoy totalmente balbuceando. —Um, está bien. —Suena inseguro—. Así que esperaba que todavía estuvieras aquí. —¿Por qué? —le pregunto, dándome la vuelta para mirarlo. —Bueno —dice mirándome a los ojos—, creía que probablemente quieres hablar o algo así. ¿Pensó que tal vez quería hablar? ¿Está bromeando? ¿Hablar de qué? ¿Sobre cómo me lancé a él e hice el ridículo? No, gracias. —¿De qué tenemos que hablar? —pregunto, encogiéndome de hombros. Se ve un poco desconcertado. —Um, no lo sé... —Bueno, diviértete en los bolos —digo y empiezo a caminar. —Sí, gracias —dice, y por un segundo creo que me salí con la mía, por un segundo creo que estoy a salvo. Pero entonces oigo su voz: —Eres increíble. Y cuando me doy vuelta, la mirada en su cara es una que está llena de ira. Uff. —¿Cómo es eso? —le pregunto lentamente. —Bueno —dice en un tono maleducado—, ¿quién salta encima de alguien una noche en un coche y luego quiere fingir que nunca pasó? Frunzo el ceño. —No es que quiera hacer como si nunca hubiera sucedido. Solo no creo que haya alguna razón para hablar de ello. Sacude la cabeza y comienza a alejarse de mí. —¿Sabes qué? Como quieras, Stephanie. Si deseas seguir viviendo en tu pequeño mundo de fantasía, adelante, porque he terminado de tratar de atravesarlo. Vaya, ¿mi pequeño mundo de fantasía? ¿Está bromeando? —¿Mi pequeño mundo de fantasía? Bueno, Andrew, lo que quieras, tienes que decírtelo a ti mismo. —No me digo a mi mismo nada —chasqueó—. Caminas alrededor cerrándote de todo el mundo, actúas como si no pudiera importarte menos lo que piensen los demás, cuando en tu interior estás gritando por decir lo que realmente sientes. Te escondes con Evan durante la semana haciendo que él no se lo diga a nadie, porque Dios no permita que alguien piense que en realidad tienes un amigo. Entonces, ¿qué pienso, Stephanie? Creo que me siento mal por ti. ¿Se siente mal por mí? ¿Mal por mí? ¿Está bromeando? No necesito compasión de nadie, especialmente no de él. Me río a carcajadas. —¿Sientes lástima por mí? Oh, dame un respiro. No tienes que sentir lástima por mí. ¿Por eso me devolviste el beso? ¿Por qué sentías lástima? Oh, pobre Stephanie, la niña triste que camina todo el día con un libro y que es tan perdedora que se lanza a tu perfecto tú para que sienta algo de nuevo, ¿no? Bueno, no te preocupes, Andrew, nadie se enterará de la otra noche. No puedo esperar a olvidarla yo. Camina lentamente hacia mí y pone sus dos manos sobre mis hombros. —No te besé de vuelta porque me sintiera mal por ti, y me importa un bledo quién se entere. Me siento mal por ti, porque alguien jodió tu cabeza tanto que estás demasiado asustada para dejar entrar a alguien que podría darte algo para ser feliz. Incluso si están justo frente a ti, mirándote a los ojos, no puedes hacerlo. —Entonces baja las manos y sacude la cabeza—. Y eso es muy triste. Se da la vuelta y se aleja, dejándome allí sola, sin nada más que hacer que verlo yéndose. En el momento en que llego a casa y entro, estoy llorando. Siento que no puedo respirar y que mi corazón podría explotar en mi pecho. No tiene idea de lo que está hablando. No tengo miedo de nada. Mantengo mi distancia de la gente, porque me gusta estar sola. Me gustan las cosas menos complicadas. Él no me puede decir quién soy. Ni siquiera me conoce. —¿Stephanie? —dice mi mamá, levantándose del sofá cuando entro por la puerta de la sala de estar—. ¿Qué pasa? —Nada —digo, tratando de pasarla hasta mi habitación. Todo lo que quiero es estar sola, entrar en mi habitación, cerrar la puerta y no salir nunca—. Solo estoy cansada. —No —dice mamá, no me deja pasar más allá de ella. —Déjame en paz, mamá, por favor, solo déjame en paz. —Trato de alejarme de ella, pero me agarra y me tira en sus brazos. —Por favor —dice—. Por favor, déjame ayudarte. Y por primera vez en mucho tiempo, lo hago. Dejo que me ayude. Dejo que alguien me ayude. Le cuento todo. Le cuento lo que Rich me hizo, cómo perdí todo mi dinero en él, cómo me destrozó. Le cuento sobre la escuela de verano y mi trabajo en la bolera. Le cuento lo horrible que fui con Emily, y le cuento sobre Chelsea y Andrew. Sobre lo que pasó con Andrew y lo que me dijo esta noche. Pero sobre todo le cuento cómo me siento vacía, y sobre lo mal que me siento de mí misma. Mi mamá no me interrumpe, me deja hablar y sacar todo. Todo lo que he estado guardando durante meses, y cuando he terminado de hablar me lleva hasta el sofá y me acurruco junto a ella con sus brazos alrededor de mí. A pesar de que sé que la defraudé, a pesar de que sé que defraudé a todo el mundo, se siente muy bien finalmente decirle a alguien, finalmente decir todo en voz alta. A veces se pueden ocultar las cosas solo cierto tiempo antes de llegar a un punto de colapso. Después de unos minutos de silencio, excepto por mis grandes sollozos, mi mamá se aleja y me mira. —Entonces, ¿qué vas a hacer al respecto? —¿Sobre qué parte? Mi mamá lo piensa por un segundo. —Todo. —No hay nada que pueda hacer. Mi mamá sonríe. —Por supuesto que puedes. Las personas se equivocan todo el tiempo. Es la forma en que lo arregles lo que realmente importa. Además, ya has comenzado. ¿Está loca? Estoy sentada aquí llorando a moco tendido. —No, no lo he hecho, mamá. Ella me mira seriamente. —Aunque no apruebo cuánto tiempo has arrastrado mentiras, pagaste tu escuela de verano. Lo has hecho bien con eso. —Papá va a enloquecer. Ella asiente con la cabeza. —Probablemente. Pero fuiste madura sobre cómo tratar con las consecuencias de tus acciones. Stephanie, tu mundo no ha terminado solo porque perdiste a un chico. Tu felicidad no depende de una sola persona. Sé que no lo parece, pero te prometo que esa es una muy, muy pequeña parte de lo que eres. —Mamá —le digo—, quiero estar bien otra vez. —Entonces vamos a hacer un plan de cómo vamos a lograrlo. Y así lo hacemos. Hace un par de semanas desde aquella noche en la bolera con Andrew, y no he hablado con él desde entonces. No he hablado con Chelsea tampoco, o pasado algún tiempo con Evan después de la escuela de verano. Después de esa noche, mi mamá pensó que necesitaba un poco de tiempo libre de todo a excepción de la escuela para poner las cosas en orden. Así que llamé a la bolera y les dije que necesitaba unas pocas semanas libres, y me dije que solo se me permitía salir de la escuela. Cuando le dije a mi papá sobre lo que pasó estuvo muy enojado al principio, pero después de mucho hablar por fin se calmó. Estuvieron de acuerdo en que debería tener que pagar por la escuela de verano, ya que era mi culpa que todo se saliera de las manos. Mis padres estuvieron de acuerdo en que tenía que tratar de ganar su confianza de nuevo, pero sé que va a tomar un tiempo desde que estuve mintiéndoles durante mucho tiempo. También comienzo a ver a un terapeuta unas pocas veces a la semana, pero cuando finalmente las cosas se calman, mi papá dice que puedo ir solo un par de veces al mes. Nunca pensé que iba a necesitar terapia, pero a veces la vida te lanza cosas que simplemente no sabes cómo lidiar por ti mismo. El terapeuta es en realidad muy bueno y ya me siento mejor esta semana, entonces desde hace tiempo. Mis padres y yo armamos un presupuesto para mí, empecé a buscar en los colegios, y hablamos. Hablamos de todo. Fue agradable, pero todavía he dejado cosas de las que tengo que hacerme cargo, cosas en las que todavía necesito hacer lo correcto. Hay un montón de cosas que he descubierto en estas últimas semanas, pero todavía tengo mucho miedo de las cosas que aún tengo que arreglar, porque seamos sinceros; saber lo que tienes que hacer no significa que sea fácil. Me lo estoy diciendo mientras doy un paso al frente y otro atrás frente a la bolera exactamente dos semanas después. Estoy diciéndome que lo más difícil y lo correcto es lo mismo, pero no le está haciendo exactamente nada a la enorme bola de nervios dando vueltas en mi estómago. Todos con los que tengo que hablar, están a menos de cien pies de distancia. Lo que tengo que hacer es aquí, ahora, y es mucho para manejar en este momento. Paso las manos por mi cabello y me recuerdo a mí misma que tengo que respirar. Tomo valor y camino hacia adentro. Chelsea y Evan, están parados al lado de la registradora riendo, relajados, Andrew no está a la vista. Debería ser fácil, hablar con ellos sin tenerlo cerca, al menos en un principio. —Hola —les digo. —¡Stephanie! —me dice Chelsea, abrazándome—. ¿Dónde has estado? Te llamé un millón de veces. ¡No vas a creer lo que ocurrió, Brad me invito a salir! Le sonrío y digo: —Eso es genial, Chelsea! estoy muy feliz por ti. —Gracias, tengo que decirte exactamente como pasó. Allí estaba, pensando en mis asuntos, cuando… —¿Qué hay de mí? —dice Evan, interrumpiéndola Chelsea, le lanza una mirada sucia. —¿Qué hay de ti? —Bueno, Stephanie tal vez quiera escuchar lo que está pasando conmigo. —Pero te ve todos los días en la escuela de verano —dice Chelsea. —Sí, pero tengo una vida excitante. Nuevas cosas están ocurriéndome siempre y necesito decirlas de inmediato. Chelsea dice riendo: —Es ridículo, tú no… —Quiero escuchar, todo lo que ha estado pasando entre ustedes dos —digo interrumpiéndolos—. Pero ¿puedo decirles algo primero? Ambos se callan y me miran. —Seguro —dice Chelsea—. ¿Todo está bien? Asiento y digo: —Sí, Chelsea, es solo que… quería agradecerte por todo lo que hiciste por mí este verano. No me debías nada, ese día en el hall de la escuela, incluso apenas me conocías. Pero me ayudaste a entrar a infiltrarme a la escuela de verano, me conseguiste empleo, en verdad estoy muy agradecida. —¿TE HAS COLADO A LA ESCUELA DE VERANO? —pregunta Evan, prácticamente gritando. Chelsea ignorándolo. —¡Oh! Steph, no tienes que agradecer nada, yo quise hacerlo. —Aún así —le digo—. No tenías que hacerlo, quería que supieras que me siento muy afortunada de tenerte como amiga. Me sonríe y me abraza nuevamente. Cuando me suelta, vuelvo mi atención hacia Evan. —Y Evan, tú quisiste ser mi amigo, sin preguntas, ni restricciones, siempre de una forma desinteresada y te pagué, haciéndote mentir a la gente para que crean que nosotros salíamos. Fui muy egoísta y lo siento. Mi única defensa, es que en ese momento estaba muy asustada, para permitirme hacer nuevos amigos. Pero eso no hace que sea correcto lo que hice. Realmente, lo siento mucho y espero que puedas perdonarme. —Me muerdo el labio mientras espero por su respuesta. Me agarra y me abraza. —¡Eso fue hermoso! simplemente hermoso. —¡Oh! —dice Chelsea—. Lo harás llorar. —Ven aquí Chels —dice Evan tomándola del brazo—. ¡Abrazo grupal! Para mi sorpresa, Chelsea se deja abrazar y nos quedamos así por unos minutos en el medio del sector de la bolera, con la gente caminando alrededor nuestro. ¿Y saben qué? No me importa, porque son mis amigos, mis verdaderos amigos Cuando nos separamos, dejo escapar un suspiro y tratando de sonar casual, pregunto si Andrew se encuentra allí. Evan asiente y me señala al otro lado del sector de la boleta. —Está por allí. Me doy vuelta hacia donde él está apuntando y siento que mi corazón se cae. Andrew no está solo. Parada al lado de él, animándolo, está Mary. Por un segundo no me muevo y no estoy segura como seguir, pero lo haré. —Posiblemente no sea el mejor momento para hablar con él —dice Chelsea. Tiene razón, podría darme la vuelta y salir corriendo. Puedo hacer caso a Chelsea y Evan, pero eso es algo que mi antiguo yo haría. Aquella, la que no se permitía sentir nada. Agito mi cabeza, y aclaro mi mente. —No, tiene que ser ahora. —Sin decir una palabra, camino hacia ellos. Con cada paso que doy, me siento más y más nerviosa y cuando llego a él, creo que me desmayaré. —¡Hola! —le digo, mientras él toma una de las bolas de bolos y la lanza por la línea, nuevamente—. ¿Puedo hablar contigo un segundo? —No —dice Mary, detrás de mí—. Realmente, no puede. Los ojos de Andrew me miran, y por un segundo creo que dirá que sí y vendrá conmigo para escuchar lo que tengo que decir, pero entonces dice que no con un asentimiento. —En realidad, no es un buen momento, Stephanie. —Se da vuelta y se prepara para realizar su tiro. Suspiro, giro, comienzo a caminar lejos de allí mientras la bola de bolera hace contacto con los pinos y escucho a Mary dar brincos y aplausos. Me detengo, me detengo en seco. Porque no vine hasta aquí, para nada. No vine tan lejos, para darme la vuelta e irme a casa sin decir cómo me siento. Giro y vuelvo hacia ellos, tan cerca que no hay distancia entre Andrew y yo. —De acuerdo —le digo—. Tú no tienes que hablar, solo me oirás. Andrew parece un poco desconcertado. —Oye, Stephanie. —No, tú óyeme —le digo, cortándolo—. Tenías razón, estaba asustada, aterrorizada. Alguien de mi pasado, me hirió tanto que nunca pensé en volver a ser feliz alguna vez. Tenía miedo de incluso intentar, pero tú me hiciste comprender que esa no es la forma de ir por la vida, que a veces está bien necesitar a alguien. Estoy tratado de decirte que me gustas, realmente me gustas. A mi lado, siento a Mary reír, me doy vuelta y le digo: —Cállate, Mary. —Por un momento se ve sorprendida, luego se calla—. Siento la manera en que actúe, pero tú me conoces, aun cuando trate de esconderme. Quizás arruine mi oportunidad y es muy tarde, pero solo quería… —Stephanie —dice Andrew, callándome—. Detente, solo detente. Sus ojos están en mí. Y puedo sentir mi cuerpo paralizándose, ante el pensamiento de que él se irá sin mirar atrás. —¿Sabes lo que estuve haciendo en las últimas semanas? —me pregunta—. Traté de olvidarte, sacarte de mi mente, lo único que importaba era tu felicidad. Bajo la cabeza y miro hacia mis pies. —Pero no pude —me dijo—. No importa cuánto lo intentara, no podía sacarte de mis pensamientos y llegué a la conclusión que tú tenías que estar allí, me vuelves loco ¿lo sabes? —me pregunta—. También me gustas. Luego con un rápido movimiento, él me está besando. Allí mismo, en medio del bolera, con todo el mundo mirándonos, Andrew Collins, está besándome. Oigo a Mary jadear a nuestro lado, pero no paramos de besarnos, por lo que parece una eternidad, y cuando finalmente nos separamos, ella se ha ido. —Lo siento, me perdí por un momento —le digo. Lleva mi cabello detrás de mi oreja y sonríe. —Está bien, estás aquí ahora. Y luego nos besamos nuevamente. Suspiro y aprieto su mano. —Estoy muy nerviosa. —Lo sé —dice—. Pero también sé que esto es lo correcto. —¿Y si ella me cierra la puerta en la cara? —Entonces, lo intentaremos de nuevo. Le sonrío. —Gracias por venir. —Por supuesto ¿quieres que vaya contigo o que espere en el auto? Me detengo a pensar un minuto. Definitivamente sería más fácil con él a mi lado, pero yo me metí en este lío. Fui yo la que traté a Emily de la manera en que lo hice, está en mí arreglarlo. Es algo que tengo que enfrentar sola y en mis propios términos. —No —le digo—. Debo hacer esto sola. Él me da un asentimiento. —Está bien, estaré aquí. Aprieta mi mano y acaricia mis labios contra los suyos. Un destello de calor recorre mi cuerpo y sonrío. —Vendrás a jugar a la bolera con mi familia esta noche, ¿no? —Por supuesto, no me lo perdería por nada. Sonrío y me permito relajarme. —Está bien, estoy lista. Salgo del auto y comienzo a caminar hacia la casa de Emily. Sé que está en casa porque su Honda gris está en la vereda. Con cada paso, mi corazón late más rápido. Ella no era cualquiera, en un punto, me conocía mejor que nadie y cuanto más lo pensaba, más me daba cuenta de cuánto la echaba de menos. Sabía que la había lastimado, solo podía rezar para que al menos me escuchara. Estoy llevando un plato con galletas de mantequilla de maní en mi mano. Andrew me ayudo a hornearlas. Después de pasar por lo de Evan y dejarle algunas, vinimos directamente hacia aquí. Esperar en la puerta luego de que el timbre sonara, se sintió como una eternidad. Cuando la puerta se abrió, Emily estaba hablando por su celular, la sonrisa de su cara se desvanece, y una expresión de asombro ocupa su lugar. —Te llamaré más tarde —le dice a quien sea que esta al teléfono. Luego, ella corta la llamada y me observa, sin decir una palabra. —Hola —le digo despacio. —Hola —contesta en una voz no más alta que un susurro. —Sé que probablemente, me odias, no te culpo, en serio. —No te odio, Stephanie. Ni siquiera sé que es lo que ocurrió entre nosotras. —¿Puedo pasar y explicarte? —le pregunto. No dice nada, le doy el plato con las galletas. Su expresión se suaviza y puedo ver la tristeza en sus ojos. —¿Mantequilla de maní? —me pregunta. —Sé que no puede arreglar lo que he hecho, pero es un comienzo. Después de un minuto, toma las galletas y me deja entrar. —Sí, es un comienzo. Doy un paso hacia dentro, y cierra la puerta detrás de nosotras. Ahora Traducido por sooi.luuli Corregido por Maia8 ¿E ntonces cómo curas con un corazón roto? ¿Cómo superas a alguien? La respuesta es la que, la mayor parte del tiempo, la gente no quiere escuchar. La verdadera respuesta es el tiempo, combinado con un millón de otras pequeñas cosas. Te tomas el tiempo para estar bien de vuelta. Te recuerdas que está bien estar triste porque perdiste a alguien que te importaba mucho. Sin embargo, no puedes dejar que la tristeza te consuma; no puedes dejar que se apodere de lo que eres. En el segundo en que lo haces, pierdes tanto. No guardes todo para ti mismo; no estés avergonzado o apenado de hablar con las personas, porque aprendí que todos han pasado por esto en algún momento u otro. Aprendí que solo porque una persona no te quiera, no significa que tu mundo se termine. Por supuesto que es difícil ver todo esto hasta que estás fuera de la situación. Un día despiertas y eso ya no es la primera cosa en la que piensas, un día te despiertas y te das cuenta de que tienes que amarte a ti mismo antes de amar a alguien más. Sin embargo, la parte más dura es sentir como que no tienes a nadie, que nadie te entiende. Es la sensación de que todos los demás están bien y tú nunca vas a estarlo. La verdad, sin embargo, es que mejora. La verdad es que con solo un poco de esperanza, mejora. Lo prometo. Sobre la autora Kelsey Barnholdt es la hermana menor de la autora Lauren Barnholdt. Nació en Syracusa, Nueva York y ha amado a leer desde que era pequeña. Tuvo éxito con su primera novela, Meant to Be, en 2011. Actualmente vive en Conética donde dedica mucho tiempo a crear historias que espera que inspiren a la gente. Traducido, Corregido, Revisado y Diseñado en: