Asociación Española de Contabilidad y Administración de Empresas Servicio Infoaeca Titulo: Cayman, nueva referencia para la industria financiera mundial Fuente: Semanario El Economista Autor: Rafael Alba y Gema Velasco Los banqueros lo saben desde hace tiempo, especialmente en Europa: las Islas Cayman no son sólo un paraíso financiero más. Aunque, desde luego, ningún profesional del sector se prestaría a deshacer este beneficioso equívoco. A la industria financiera le conviene que, por el momento, en la mente del público, este archipiélago caribeño se mantenga unido al resto de los centros offshore del mundo. Como si todos estos sospechosos enclaves fueran lo mismo. Un racimo de lugares paradisíacos donde los más ricos guardan su dinero a salvo de Hacienda y en los que, gracias al secreto bancario y la fiscalidad favorable, resulta sencillo lavar dinero. Pero aunque en su origen las Cayman bebieran de las mismas fuentes que su competencia, ahora estas islas se han separado claramente del resto. Hace tiempo que compiten en otra división y sus rivales son los principales sistemas bancarios del mundo. En parte, es una cuestión de tamaño. Hoy por hoy, Cayman acapara un tercio del total del dinero que la banca mundial mueve en los paraísos fiscales para realizar operaciones de activo. Un botín que, según los últimos datos disponibles, suma cerca de 608.500 millones de dólares (unos 109 billones de pesetas, nueve más que el PIB español de un año). Pero aunque esta cifra consolide al archipiélago como líder absoluto del negocio offshore, no da idea de su verdadera dimensión. Un tamaño que queda mejor definido si se consideran los últimos datos facilitados por el Banco Internacional de Pagos de Basilea (BIS, según sus siglas en inglés). En las tablas oficiales del BIS, las Cayman ocupan el noveno lugar del mundo entre los territorios donde la banca mundial ha asumido más riesgos de crédito y supera claramente a países que tienen un número de habitantes cien veces mayor. Como España, por ejemplo. Doble. Pero, en opinión de algunos expertos, su lugar en el ránking debería estar muy por encima del que le conceden los 243.813 millones de dólares (43,67 billones de pesetas) acumulados hasta hoy por el archipiélago gracias a los préstamos, créditos, subscripciones de títulos y compras o tenencias de acciones que ha realizado la banca internacional en este territorio durante los primeros nueve meses de 2000. El motivo es sencillo. Probablemente el volumen real de actividad multiplique por dos el que indican las cifras de los registros oficiales. Al fín y al cabo, las operaciones realizadas entre los bancos matrices y sus subsidiarias domiciliadas en estas islas se atribuyen a la nación en la que reside el prestamista final, con lo que más de una vez, resulta difícil seguir el rastro del dinero. De modo que Cayman ha ido cobrando importancia como centro financiero de referencia en el mundo durante los últimos cinco años. Y la tendencia al crecimiento se mantiene, a pesar de que las cifras se haya invertido en casi todos los demás centros offshore. Enclaves que parecen empezar a perder clientela, por culpa del acoso de las autoridades internacionales que han intensificado últimamente sus campañas para erradicar el lavado de dinero. Para la mayor parte de los observadores, la gran banca mundial es la verdadera responsable de la prosperidad de Cayman que, además se habría visto favorecido por las dos últimas crisis financieras del siglo XX iniciadas en el sudeste asiático y Rusia. En aquellos momentos, se produjeron fuertes contracciones del crédito en EEUU, agravadas, además, por la férrea supervisión desarrollada por la Reserva Federal (FED) sobre su sistema bancario. Via. Y, el archipiélago se convirtió en la perfecta vía de escape para que el dinero no dejara de afluir hacia el sistema productivo y los bancos pudieran mantener el ritmo. Como consecuencia de aquellas dos tormentas, las entidades financieras estadounidenses redujeron su peso en la operativa habitual de las islas y fueron sustitidas por las japonesas y alemanas que ocupan ahora los primeros lugares en esta lista de acreedores interesados. Además, estos hechos coincidieron en el tiempo con el desembarco de los grandes bancos alemanes en EEUU y el inicio de la transformación que conduce a sus principales marcas a abandonar el negocio minorista para entrar de lleno en la banca de inversión. Proceso que, en mayor o menor medida, han seguido también sus rivales en el Viejo Continente, con la posible excepción de los españoles. De tal modo que se ha multiplicado su presencia en los centros offshore, donde ahora ostentan el liderazgo. Pero, a pesar del aumento de la diversificación territorial de sus subsidirias por distintos paraísos fiscales, Cayman mantiene su condición de enclave preferente. Y, ¿qué tiene de especial este perqueño archipiélago, para que quienes manejan los hilos de la financiación internacional hayan decidido instalar allí algunas de sus principales bases operativas? Los expertos señalan varias características especialmente ventajosas. En las Islas Cayman funciona perfectamente, por ejemplo, la cadena de transmisión trasnacional de los flujos de dinero. Gracias, entre otros motivos, a la impagable complicidad de unos habitantes innatos de estos territorios. Los temidos hedge funds estadounidenses que han hecho de este archipiélago caribeño, el lugar favorito para establecer sus sedes, quizá por las facilidades que les proporciona una legislación que parece hecha a su medida y también a la de los bancos. Una circunstancia que se refleja en el número de nuevas licencias que la autoridad monetaria del archipiélago ha concedido en los últimos años. La clave del renovado interés de la industria financiera por estas islas podría estar, según algunos analistas, en las facilidades con las que se puede crear en Cayman un Vehículo de Próposito Especial (VPE) que protege a las entidades emisoras de las posible consecuencias, patrimoniales y legales, de una emisión fallida. VPE. Las VPE son entidades creadas con el único objetivo de realizar programas de financiación estructurada (titulización y formación de colaterales para productos derivados) y emisiones de deuda, que se han convertido en una fuente indispensable de recursos para las compañías matrices. Desde ellas, a los bancos les resulta sencillo y posible jugar con la base de capital, emitiendo activos computables como TIER 1, y aumentar la liquidez. Muchos expertos aseguran que el previsible auge de la deuda privada, motivado por la actual tendencia de los tesoros públicos a reducir su apelación al mercado, puede suponer la consolidación definitiva de Cayman, como centro de referencia financiero. Porque no sólo las grandes entidades financieras han escogido al archipiélago como escenario ideal para estas transacciones, también las grandes multinacionales y otros emisores privados han decidido en los últimos tiempos instalarse allí. Hasta el punto que, hoy por hoy, hay registradas 35.000 empresas. A una por habitante. Se trata, por lo tanto, de un negocio en plena expansión que en 2000 se vio beneficiado por las necesidades de financiación de las empresas del sector tecnológico. Primero llegaron las interneteras estadounidenses con sus últimos cartuchos en forma de convertibles y bonos basura, y luego las emisiones jumbo de las grandes operadoras europeas como Vodafone, KPN y Deustche Telekom. La renta fija tecnológica creó en Cayman una espiral de compra y venta de papel que ha supuesto para la banca europea, especialmente activa a lo largo del año pasado en las operaciones financieras de alta rentabilidad, un notable aumento de su exposición en el archipiélago, que supone ahora más de 119.983 millones de doláres (21,47 billones de pesetas). La desesperada búsqueda de dinero de las grandes compañías telefónicas europeas para acudir a las subastas de licencias del UMTS hizo que la actividad en Cayman repuntase a un ritmo superior a lo previsto. Primas. Las Islas eran el lugar ideal para emitir con primas altas y también para que las gestoras de fondos de la gran banca europa mantuvieran en depósito un papel que era conflictivo a pesar de la alta solvencia de sus emisores. Mejor mantener fuera de balance estas inversiones que enfrentarse a la ira de los supervisores bancarios, muy preocupados por el torrente crediticio dirigido hacia las operadoras. Y estas circuntancias han terminado de poner de manifiesto un hecho conocido por la comunidad financiera mundial, pero que no estaba claro para el resto: las Cayman no son simplemente un paraíso financiero más.