EN LA ESCUELA DEL PADRE ANDRÉS COINDRE. 1 Ilustraciones Juan Miguel Álvarez Recopilador de textos: Hermano Ramón Luis García Responsable de la edición: Hermano Rafael Hernández Impresión: Gráficas Lafalpoo 2 Hemos terminado nuestro Curso básico sobre la formación en el carisma de Andrés Coindre. Ahora llega el momento de la “GRADUCACIÓN”. Como es imposible reunir a todos los participantes en un acto común vamos a hacerlo por medio de este librito. En él podemos ir siguiendo la ceremonia con sus diversas partes. Muchas gracias a todos y enhorabuena por haber llegado a buen puerto. 1. 3 Comenzamos nuestro acto con un momento de ORACIÓN1. Damos gracias a Dios por la persona de Andrés Coindre, del hermano Javier, del hermano Policarpo… y de todos los que nos precedieron hasta el día de hoy. Pedimos por su intercesión que sepamos conservar y actualizar el carisma que de ellos hemos recibido. - Al Padre Andrés Coindre le movió una actitud de compasión por los jóvenes abandonados. Ante su mal comportamiento él decía: "Es verdad que son culpables, pero lo son a una edad en que se es más superficial que malo. Por lo tanto no hay que perder la esperanza de que cambiarán". Que como nuestro Fundador empleemos la "pedagogía de la confianza" que les ayude a liberarse de todo lo que les ata y esclaviza. Señor, danos ojos para ver y corazón para amar. - Te suplicamos, Señor, danos tus ojos para ver a los jóvenes que están heridos a lo largo del camino, unos por la pobreza y otros por el bienestar. Que, como nuestro Fundador, no pasemos indiferentes frente a ellos, que no miremos al otro lado. Danos energías para inclinarnos hacia ellos, ofrecerles tu Vida y con la tuya también la nuestra. - Señor, danos ojos para ver y corazón para amar. - Te suplicamos, Señor, danos ojos para ver que tú caminas con nosotros a nuestro lado, a pesar de nuestras incoherencias; concédenos escuchar tu voz que habla de vida, de esperanza, de resurrección para que seamos testigos de tu vida en medio de los hombres. - Señor, danos ojos para ver y corazón para amar. Te suplicamos, Señor, haz crecer en nosotros el amor de Andrés Coindre por todos los niños y jóvenes, sobre todo por los que están confusos, desesperados y son víctimas de este injusto mundo que entre todos hemos construido. Danos la fuerza de tu Vida, para tender la mano, para consolar, para animar, para ser buena noticia hoy, para anunciar a todos que Tú eres el Pan para quien tiene hambre, agua fresca para quien tiene sed. Señor, necesitamos ojos como los tuyos. Señor, necesitamos un corazón como el tuyo. Señor, necesitamos de tu Vida, para que la nuestra sea entregada, como lo fue la de nuestro fundador, al servicio de tu Reino en el corazón de los jóvenes. Amén. 1 Esta plegaria está inspirada en un texto del hermano Francisco Javier Sáez de Maturana, de la Delegación de Perú. 4 Damos la palabra a los promotores y organizadores de este curso Queridos educadores Corazonistas: Hace tres años comenzábamos este curso básico de formación en el carisma. En el tema introductorio se decía que formarse en el carisma suponía Una adquisición de conocimientos sobre el Fundador y sobre los orígenes e historia del Instituto. Formarse en el carisma supone un proceso que, partiendo de sus orígenes, llega a nuestros días; por tanto supone una actitud de fidelidad y creatividad: - vivir una experiencia humana y cristiana; creer en el amor de Dios, vivir de él y difundirlo; - vivir la dimensión comunitaria porque quien ha heredado el carisma es precisamente la comunidad corazonista y es la comunidad la que custodia y actualiza el carisma de fundación; - vivir la educación cristiana de los niños y jóvenes como una misión: el carisma corazonista nació desde unas necesidades de los niños y jóvenes necesitados, el carisma se actualiza y se encarna hoy en la misión. ¿Lo hemos conseguido? Ahora, que hemos llegado al final del recorrido previsto ojala que muchos de entre nosotros hayan comprendido, de alguna manera, que el “carisma” de Andrés Coindre hoy sigue vivo y que somos custodios de ese carisma transmitido por nuestros antepasados. Los hermanos, y seglares, cada uno según su vocación específica, estamos llamados a vivir en comunión dicho carisma. Juntos, debemos “encender el fuego en el santuario de la misión”. Hoy los hermanos se preguntan: ¿estaremos dispuestos a acompañar y a aprender de los seglares? Los seglares también están en la orilla cuando el Señor interviene y llama a vivir el carisma de Andrés Coindre en su entrega a la misión educativa, a favor de los niños y jóvenes, dándoles razones para creer y motivos para esperar. Ojalá que, siguiendo a Jesús, como hermanos de los más pequeños, seglares y hermanos, continuemos la herencia de Andrés Coindre de una educación de la compasión y de la confianza y propaguemos juntos su predilección por esos niños y jóvenes, necesitados acompañándolos y amándolos. De este modo se construirá una comunión, más sólida, en el carisma educativo y seremos capaces de ser signos de esperanza para los niños y jóvenes. Ojalá que los que nos contemplen puedan decir: “estos educadores tienen algo de especial, son algo más que funcionarios de la educación, tienen un carisma que les distingue, ¿quién se lo habrá contagiado?”. Pienso que vosotros sabéis bien la respuesta. Y ahora toca seguir caminando, buscando caminos para seguir haciendo presente nuestro carisma corazonista. Como ha dicho el papa Francisco el carisma no es una botella de agua destilada sino algo vivo que se expande continuamente. Os damos gracias por el esfuerzo realizado durante estos tres años. Vosotros habéis hecho, más grande y más profundo, por decirlo de alguna manera, el “corazón corazonista. Hermano Eusebio Calvo, Coordinador de la Comisión para la promoción del carisma del Fundador para la Región de América Latina y España. Hermano Ramón Luis García, Presidente de la Comisión Hermano Rafael Hernández, Delegado de educación de la Provincia de España 5 6 En las puestas en común se reservaba siempre un espacio para contar un cuento. Era la “hora del cuento”. En esta clausura no podía ser menos. ¡Que lo disfrutéis! EL PARAÍSO DE BALAVOINE Esta es la historia sencilla de un sencillo maestro que "se casó con la escuela" y que en ella, a pesar de su credo "laicista", encontró el cielo, encontró a Dios. Balavoine amaba su vocación de maestro; amaba profundamente a los niños, especialmente a los más necesitados de ayuda. Balavoine soñaba en un mundo mejor y más fraterno, soñaba “al modo laico” en el mismo Reino que Jesús había anunciado. Este cuento está tomado del libro del Padre Gérard Bessière “La conversión del diablo”. ¡Gracias a Dios, esto no ocurre todos los días en Duravel! Esta mañana es el entierro del director de la escuela, Eloy Balavoine y, según sus últimas voluntades, entierro civil: sin discursos, ni flores, ni coronas. Ciertamente, era un buen hombre: había dado un buen número de pescozones a lo largo de su vida profesional para conducir hasta el certificado de estudios a los muchachos del pueblo; daba también cursos nocturnos a los campesinos, enseñaba a hacer injertos en los árboles frutales y, ¿qué más decir?: era un hombre de paz, enseñaba a ayudar, daba ganas de vivir y de ser bueno. Cuando dejaba la escuela, mantenía el mismo semblante, la sonrisa en su mirada, su preocupación por los pobres y por la fraternidad. De vez en cuando, hablaba con el cura y en la fiesta de comienzos del año, intercambiaban visitas. Balavoine respetaba escrupulosamente el horario del catecismo; permitía a los monaguillos participar en los funerales. No tragaba al "alto clero" del Antiguo Régimen, pero sabía también que el "bajo clero" se había al alineado con el Estado Llano. La manera como pronunciaba, cuando llegaba el momento, el nombre de Jesucristo era tan digno que nadie se hubiera atrevido a emitir un juicio. ¡Ah! Balavoine, era el "maestro". Se había quedado soltero: ¡esas cosas pasan! Jamás se le preguntó si había tenido alguna decepción, y a nadie se le ocurriría pensar que había tenido alguna "aventura". Eloy estaba casado con la escuela. Al anochecer, después de una partida de cartas en el bar, la luz continuaba largo tiempo encendida en su casa iluminando cuadernos, libros de textos, revistas pedagógicas y la enciclopedia Quillet. Al mediodía, leía el periódico y caminaba un poco por el campo. Le gustaba hablar con todos acerca de su vida, del campo, de la política, del porvenir de los jóvenes. Eloy Balavoine era un buen maestro. Cuando tomó el retiro, se le vio adelgazar de día en día; mantenía todavía una pálida sonrisa, pero buscaba el sol. Todos decían que no se hacía a ello. Se le nombró presidente de la Comisión de festejos y de la Oficina de turismo, continuó bajando. El cura le visitaba de vez en cuando: "Yo ya he vivido, señor Cura - decía Balavoine - no deseo sino que los jóvenes lo hagan mejor que nosotros y que un día haya más fraternidad en la tierra". Y no pasaba de ahí. Cuando se anunció su muerte, el cura ayudó a vestirlo y fue el primero en decir: "Se deben respetar las últimas voluntades del señor Balavoine". El cura era también un buen hombre y se esforzaba por ser cristiano. **************** El alma de Balavoine quedó como aletargada mientras los hombres y mujeres del pueblo velaban sus restos. Se hablaba muy bien de él, pero él parecía dormitar en una euforia fofa. Su alma se 7 fue acostumbrando a la nueva situación: el cuerpo no se mueve, como todo el mundo sabe, cuando se está muerto, pero el alma se va despertando, poco a poco, a un nuevo estilo de vida. Cuando le colocaron en el ataúd, el alma de Eloy no se movió, pero, a la salida de la casa, delante de todos los alumnos de la escuela bien alineados que lloraban dulcemente, se emocionó y se dio cuenta que, de repente había salido de la caja y que se mezclaba con la chiquillería. Allí estaba Amadeo, que tanto mal le había dado y que tenía tanta necesidad de recibir el certificado de estudios para entrar como aprendiz, y Juan Pedro que era tan buen muchacho, y todos los otros. El cortejo se puso en movimiento siguiendo el lento paso del viejo caballo de Lino. El alma de Balavoine volvió precipitadamente al ataúd. Dense cuenta que iba a ser su entierro y todo el mundo se lo había tomado muy en serio. Se escuchaban los pasos, los del caballo delante, los de la gente detrás. Un perro, petrificado, miraba pasar el cortejo fúnebre. Imposible decir el tiempo que hacía, ni el mismo Eloy pensaba en ello. La ceremonia del cementerio no se prolongó demasiado. Como estaba previsto, los alumnos pasaron delante de la tumba, algunos lloriqueando, incluso Amadeo. Balavoine vio al cura sin decir una palabra; eso le agradó. Cuando el enterrador terminó, todo quedó en silencio. El alma de Balavoine vio al sepulturero salir del cementerio. Se oían a lo lejos los ruidos del pueblo, algunos gritos de los chiquillos que se habían puesto a jugar de nuevo. Fue entonces cuando Eloy se preguntó: ¿Pero, a fin de cuentas, estoy muerto o no? Yo creía que con la muerte todo terminaba. ¿Qué pasa pues? Necesitó tiempo para ampliar su punto de vista. El alma de Balavoine no se movía desde el mediodía. De vez en cuando se adormecía y, entonces, era la sombra total de la tumba; pero, a menudo, le parecía despertarse y sentir la luz. Miraba alrededor los caminos del cementerio: "Tumba a perpetuidad", "pena para siempre", etc. Al día siguiente por la mañana, el alma de Balavoine estaba lúcida: "Esto no me impide seguir siendo agnóstico, al contrario; pero hay que aceptar sin embargo que no estoy muerto." ¿Qué hacer? Eloy recordó el catecismo de su infancia -el cielo, el purgatorio- pero nada de lo que estaba pasando parecía anunciar la fiesta, ni las llamas, ni a Dios, ni al diablo. "Será quizás que como yo formaba parte de la escuela laica mi más allá es también laico." Pero pronto rechazó este pensamiento. Había que mostrar buena voluntad y buscar una solución. Aunque su conciencia le remordía un poco intentó, no obstante, subir al cielo. En un momento estuvo a la altura de las colinas, veía a lo lejos el tejado de la escuela. Después, con un gran esfuerzo de voluntad, se encontró muy alto, rodeado de una especie de niebla que nunca terminaba. ¿Cuánto tiempo duró la ascensión? En un momento dado, el alma de Balavoine se enfadó consigo mismo y se dijo: ¡No seas imbécil! ¡Tú no crees en estas tonterías! Nuevamente el alma de Balavoine se encontraba sobre su tumba. Las hojas de los chopos susurraban con el viento. La noche pasó rápidamente. Al amanecer, la campana de la iglesia llamó a la misa y el alma de Balavoine se sorprendió de "navegar”, ligera hacia la iglesia cercana. "¡No puedes ir a misa, y encima en día ordinario!", le dijo su conciencia. Después de todo, nadie se dará cuenta, y además tengo ganas de volver a ver al cura: sin querer reconocerlo, le parecía que el buen sacerdote debía tener la llave del enigma y que, con su sola vista, algunas cosas se aclararían. Cuando los curas están en su puesto quizás no sean tan nocivos e inútiles. ¡Por Dios! Había mucha gente en la iglesia, incluso algunos niños. Eloy creyó desmayarse cuando el cura comenzó a decir: " Me habéis pedido, hermanos, que nos reunamos para rezar por el Señor Balavoine, y habéis hecho bien. Ha sido el educador de muchos vosotros, vivía para vuestros hijos, era bueno. Todos los días, en la escuela, servía a Dios a su manera, sirviendo a los niños." El alma de Balavoine se sobresaltó y, de golpe, se encontró fuera. ¿Había atravesado la puerta o alguna pared? Entrar a la iglesia a una ceremonia que hacía referencia a él, ¡era demasiado! Eloy se dirigió al bar: la camarera barría, las mesas estaban una sobre otra, no había nadie. Los niños pasaban por la calle rumbo a la escuela. Pronto serían las nueve. Como en otros tiempos... **************** 8 ¿Qué hacer? No es vida estar muerto y a la vez ser consciente. Sin embargo las palabras del cura perseguían a Eloy: "Vivía para los niños." Pero ¡era verdad! El alma de Balavoine se encontró a las puertas de la escuela. El edificio estaba tranquilo y silencioso. Le dieron ganas de entrar, y... ¡ya estaba dentro! El nuevo maestro daba la clase: la lección se desarrollaba normalmente. Hablaba de los pobres del mundo y en los ojos de los niños brillaba una luz. Amadeo ni rechistaba y miraba atentamente a su profesor. Los demás también. Balavoine sentía el fervor del maestro como si fuera el suyo propio; veía casi los impulsos de los corazones de los niños; le parecía verlos crecer, en un mundo más hermoso, intentando vivir como hermanos. Una lucidez prodigiosa le invadió. ¿Cuánto tiempo duró aquello? Eloy no lo sabía, pero progresivamente, sentía nacer en él una luz y oyó brotar en su interior una voz. Fue entonces cuando, de repente, Balavoine comprendió que en esta humilde aula, había entrado en la discreta compañía de Dios. Y colorín colorado… 9 Al finalizar el tercer año es la hora de recordar lo que hemos ido leyendo y asimilando durante estos años. 1. Presentación del curso Formarse en el carisma supone mucho más que una adquisición de conocimientos sobre el Fundador y sobre los orígenes e historia del Instituto. Formarse en el carisma supone un proceso que, partiendo de sus orígenes, llega a nuestros días; por tanto supone una actitud de fidelidad y creatividad. 2. El carisma Sentís que vivís vuestra tarea educativa no sólo como un fruto de vuestro esfuerzo, que también lo hay y mucho, sino también como un regalo que el Espíritu del Señor quiere hacer a la Iglesia y el mundo, por medio de los niños y jóvenes a los educáis. Así como hay un carisma de los orígenes, que es como la fuente de donde va a nacer el río de los corazonistas que va a ir fluyendo a través del tiempo y recorriendo diversos países, hay también un carisma de nuestros días, carisma que va preparando el futuro. Tanto el primero como el segundo se complementan y se necesitan mutuamente. 3 Primeros años de Andrés Coindre. Contexto histórico social. Habéis conocido un poco la infancia y juventud así como la sociedad en que le tocó vivir al padre Andrés Coindre. Sin conocerlas nunca habríais podido conocer del todo a su persona. Fueron tiempos muy revueltos y muy difíciles y todo eso un día se convirtió para él en llamadas de esa Palabra de Dios. Palabra que le hablaba precisamente de las dificultades que las circunstancias políticas, sociales, económicas, y de la misma situación de la Iglesia, producían en tantos niños y jóvenes que vagaban por las calles de Lyon o que carecían de escuela en la Francia rural. 10 4 La vocación del padre Andrés Coindre, misionero y predicador. “El padre Andrés Coindre hacía de la escucha y la meditación de la Palabra su constante y más querido estudio”. Se puede decir que su vocación fue la de mensajero de la palabra y que desde allí se puede comprender la respuesta que dio posteriormente a la llamada de los niños y jóvenes que vagaban por las calles de Lyon, o que carecían de escuela primaria en muchos pueblos de Francia. 5 Andrés Coindre y los niños abandonados. El padre Andrés, fundador. Cuando le destinaron a Lyon, otro “libro sagrado” se fue abriendo ante sus sorprendidos ojos: los rostros y las voces de los niños y adolescentes que vagaban sin rumbo por las calles de la ciudad; los muchachos que poblaban las cárceles y los hospitales sin que nadie se preocupara de darles una educación. Aquello supuso un vuelco en su vida. Una “nueva vocación” iba brotando en el interior de su vocación. Sentía la llamada de aquellos muchachos y eso era también Palabra de Dios. Para responder a la misma, tuvo que buscar personas dispuestas a educarlos y a acompañarlos. Así nacieron los Hermanos del Sagrado Corazón. 6 El último viaje. A principios de 1826, se trasladó a Blois en donde fue nombrado rector del Seminario. En la primera quincena de mayo tuvo unos virulentos ataques de fiebre, acompañados de pesadillas que le hacían perder por completo la cabeza. A los 39 años falleció con una muerte vergonzosa a los ojos del mundo, loco y arrojándose por una ventana, pero una muerte gloriosa ante los ojos de Dios, pues moría con “locura de amor”. Esta es su herencia para todos nosotros: la locura de amor y toda la esperanza del mundo. ¿Aceptamos ser sus herederos? 11 7 El Hermano Javier, fidelidad al carisma en tiempo de crisis. En la vida del hermano Javier, primer hermano corazonista, hubo un gran acontecimiento: el encuentro con el padre Andrés Coindre. Él le dio toda su confianza y le invitó a colaborar con él en los comienzos de su proyecto para devolver la esperanza a un grupo de niños y adolescentes en la ciudad de Lyon. A causa de su prematura muerte, solamente pudo gozar de su compañía durante seis años, pero esos años dieron ya sentido a toda su vida. Cuando él murió se comprometió a que lo que él comenzó siguiera adelante. En tiempos muy difíciles fue el “salvador del Instituto”. 8 El carisma continúa y se multiplica: el Hermano Policarpo. El hermano Policarpo, el hombre enamorado de Jesucristo que fue siempre fiel a la promesa que hizo el día de su profesión religiosa: ¡Ya está, Dios mío! ¡Quiero ser todo tuyo, sólo tuyo, en el tiempo y en la eternidad! El hombre que tuvo la pasión de ser maestro, que amó profundamente la escuela desde sus años juveniles en su pueblo natal. La persona que cuando era Superior general seguía soñando con volver un día a una “clasecita” para educar a los niños. 12 9 El Hermano Policarpo, educador. Insistía en una vigilancia estricta, aunque discreta, y estaba convencido también de la necesidad de corregir a veces, ¡pero con qué medida, con qué equilibrio! “La exacta vigilancia de los Hermanos debe prevenir los abusos y hacer escasear los castigos; si se ven obligados a imponer algunos, actuarán siempre con moderación sin impulsos de mal genio ni impaciencia”. Quería ver a los maestros llenos de esa bondad suave y firme a la vez, de esos santos sentimientos que la fe inspira, utilizando esos piadosos métodos sugeridos por el verdadero celo y que, tras haber vencido todos los obstáculos, acaban por hacer gustar el bien y el trabajo, ganan los corazones para Dios. 10 Los Hermanos del Sagrado Corazón a lo largo de la historia (1). En este periodo el Instituto fue alcanzando una gran prosperidad no exenta de momentos difíciles, como la disolución de las Congregaciones religiosas de enseñanza en Francia, en 1903. Durante estos años fueron casi exclusivamente los Hermanos quienes continuaron, en las diversas obras educativas y apostólicas, la misión iniciada por el Padre Andrés Coindre. Ellos recibieron del Espíritu la antorcha del carisma, a la vez que sirvieron de mediadores para que la acogieran sus sucesores. 13 11 Los Hermanos del Sagrado Corazón a lo largo de la historia (2). Si, desde los comienzos, fueron los Hermanos del Sagrado Corazón los depositarios del carisma del Padre Coindre, los encargados de encarnarlo, en esta última etapa, el elenco de actores que da vida a la fascinante película de la familia corazonista se ha ampliado. Cada uno de nosotros -hermanos, seglares, colaboradores- estamos llamados hoy a ser actores principales en mantener vivo el carisma. Ninguno de nosotros puede sentirse hoy un simple figurante o actor secundario. Todos y cada uno somos actores principales, llamados por Dios a vivir en comunión la misión de “crear esperanza, sobre todo en niños y jóvenes con necesidades urgentes de los que nadie se ocupa”. 12 La compasión en Jesús de Nazaret. La compasión en el padre Andrés Coindre. Ojalá que el trabajo realizado durante estos tres años, os haya proporcionado una buena dosis del don de la empatía, que es la capacidad para contemplar a una persona y llegar a ese punto de identificación con ella para comprenderla plenamente, mejorando vuestra capacidad de escucha, tomando mayor conciencia de los sentimientos propios y de los del prójimo, aprendiendo a asumir riesgos para responder a las necesidades de los demás. ¡Que hayamos comprendido que ser “corazonista” es sinónimo de “compasivo”… al estilo de Jesús. Será la mejor manera de ser fieles al carisma. 14 13 La compasión en la “Familia Corazonista”. Han pasado casi dos siglos. El sueño de Andrés Coindre se ha extendido a los cinco continentes. ¡Quién lo hubiera imaginado! Pero en el fondo se trata de lo mismo. Un grupo de hombres y mujeres que sienten que sus entrañas se conmueven ante la visión de una infancia que necesitan recibir el mejor de los regalos: una educación integral, una educación inspirada y alimentada por una espiritualidad que desborda compasión. Los corazonistas de hoy han tomado el testigo y son los herederos y los instrumentos con los que el Corazón misericordioso de Dios se acerca a sus hijos necesitados. 14 El estilo educativo según el padre Andrés Coindre. El estilo educativo de Andrés Coindre está basado en el principio de compasión y de misericordia, que es el principio del Evangelio, que es el principio del Corazón de Jesús. Su pedagogía es una pedagogía basada en la confianza en las posibilidades de los niños para salir adelante aunque humanamente las apariencias puedan indicar lo contrario. La clave del éxito es tener un sentido de autoridad mezcla de ternura y de exigencia. 15 Una pedagogía corazonista: el camino de la confianza. Nuestra pedagogía es la pedagogía de Jesús, es decir, una pedagogía del corazón, que nace de la espiritualidad de la compasión. Nuestra pedagogía es una pedagogía basada en la confianza, que se expresa por nuestra aceptación de los niños y jóvenes, el respeto a ellos, la fe en su capacidad de cambio y crecimiento, a pesar de las dificultades que puedan tener. Esta pedagogía se traduce en presencia y disponibilidad, una presencia vigilante, bondadosa, sencilla y servicial, para brindarles el acompañamiento y el apoyo que necesitan. 15 16 Un carisma compartido. Veo nuestra familia religiosa del futuro como una comunidad global, o en otros términos, como una comunión de comunidades. Se trata de comunidades en las que, según su vocación particular, cada uno de sus miembros y todos tratan de vivir con autenticidad el carisma del Padre Andrés Coindre al servicio de una misión profética. Veo que en esta comunidad global se dan “relaciones fraternas y sinceras” y se comparte fraternalmente con entusiasmo y alegría la fe, la vida espiritual y la misión, dirigiendo una mirada especial a los niños y jóvenes más necesitados. 17 Los Corazonistas en España… y más allá. 112 años después, los hermanos, en misión compartida con los seglares, ejercen la educación en 17 obras apostólicas de la Provincia y de la Delegación de Perú, interrogándose sobre qué respuesta dar para seguir encarnando, en el hoy de nuestra historia, el carisma de Andrés Coindre. Corren tiempos de destierro y de desierto, de esperanza, de llamada profética; poniendo en jaque toda nuestra vida: comunidad, misión, espiritualidad, identidad, vocación. Pero el Espíritu sigue guiando nuestro camino. 16 A lo largo de este curso hemos vivido la experiencia de trabajar juntos en el curso de formación conjunta en el carisma corazonista que nos pidió el último capítulo general de los Corazonistas. Os agradecemos el esfuerzo realizado en todos los colegios. Pienso que entre todos hemos dado pasos en esta formación que ayuda a que nuestros colegios tengan, más allá del funcionamiento normal, un poco más de “espíritu”, que sean capaces de transmitir no solo saberes sino también un estilo de vida. Hemos intentado a hacer realidad aquello de “MÁS DE 110 AÑOS EDUCANDO DESDE EL CORAZÓN”. Presentamos una síntesis del fruto de vuestros trabajos. Es una síntesis de las puestas en común de los diversos claustros. Al ser síntesis no puede abarcar todo lo que se ha dicho en los mismos, pero por lo menos se presenta una muestra. Que nos sirva de aliciente y de recordatorio. CUADERNO Nº2 ASÍ HEMOS VISTO EL CARISMA DEL PADRE ANDRÉS COINDRE Andrés Coindre El hombre fiel a su vocación: que recibe como un don, que le conduce a una fuerte experiencia de Dios Amor, con profunda espiritualidad y sentido de Dios. El hombre de la Palabra: predicador convincente y persuasivo; misionero en una sociedad descristianizada y pobre en valores religiosos, “regalador” de Palabras. El hombre dedicado y compasivo, servidor de los niños y jóvenes más necesitados: Y esto lo realiza por medio de la instrucción y de la educación - una educación integral promotora de valores humanos y cristianos, - una educación evangelizadora; - transmitía la compasión de tres maneras: confianza, justicia y organización. Un hombre animado de unos valores peculiares: - humilde, generoso, sencillo y muy bondadoso; - luchador, constante, fuerte en la dificultad, transgresor si es necesario, sacrificado; - hombre emprendedor y organizador, con carisma de liderazgo, capaz de ver más lejos; - hombre de confianza en Dios, en la providencia, mirada al futuro, hombre de esperanza. El hombre que crea comunidad, - con capacidad de aunar, convencer, formar equipo.y promover el trabajo en equipo; - solidario , trabajando con hermanos y seglares de forma sencilla y cercana; - con sentido de Iglesia. ASÍ SOÑAMOS, ASÍ EXPERIMENTAMOS EL CARISMA CORAZONISTA Preocupados y dedicados a dar una educación humana y cristiana de calidad, en la misión de ser educadores de los niños y los jóvenes Una educación que: - que pretende una formación humana y cristiana integral; - preocupada por ayudar a los alumnos más necesitados; - va más allá del aula, llega hasta las familias; - ofrece buenas noticias, o sea, que es evangelizadora; - que cuida de la relación, la cercanía, el acompañamiento personal. 17 Animados de unos valores muy corazonistas: - cercanía, confianza, respeto, atención y escucha; - determinación y resolución y, al mismo tiempo, paciencia; - trabajo, dedicación, orden y organización; - relación de amistad con Dios; - amor, compasión, sensibilidad; - servicio, dedicación, compromiso, disponibilidad. Preocupados por los más necesitados - Adaptación a las nuevas necesidades; - La preocupación social: formamos jóvenes con capacidad crítica, preocupados por los demás, atentos a los necesitados; - Nuestros desfavorecidos no lo son económicamente hablando pero sí de cariño, atención, también sufren por razones de las que no son culpables(divorcios…); - atención a la diversidad; - ayuda a los necesitados: campañas, voluntariado... (ONGD, comercio justo…). Vivido en un ambiente de compañerismo: - creando comunidad educativa; - trabajando, seglares y hermanos, en misión compartida; - ayudando a descubrir el “don” los unos a los otros; - conciencia de pertenencia e identidad: nos sentimos corazonistas, en misión compartida. ¿Serán verdad todas estas cosas? Porque reconocemos que también tenemos nuestros fallos y debilidades ¡Por lo menos, lo intentamos! CUADERNO 3 Y 4 En este contexto (político-económico-social, religioso, educacional) ¿cuáles fueron las llamadas que experimentó el Padre Andrés Coindre y a las que intentó dar respuesta? La llamada misionera, la llamada de la Fe: - Transmite su experiencia de Dios mediante la predicación de la Palabra - Ante el ambiente laicista, no religioso de la sociedad, consagró casi toda su vida sacerdotal a la actividad misionera para recuperar la fe popular. Llamada en lo social ante el abandono de los niños en las ciudades, delincuencia juvenil, niños salidos de las cárceles. Acoge a niños y jóvenes abandonados o con problemas - para darles formación y sacarlos de “las calles”; para ayudarles a buscar un trabajo que les asegurara el porvenir; - en particular a los que salían de la cárcel y los niños sin escuela de las aldeas; - fundación de Congregaciones para dar respuesta en particular a los “niños y jóvenes abandonados o con problemas”. . Llamada en la educación ante falta de maestros y abandono educativo de los niños en las zonas rurales. - Funda escuelas en el campo, donde casi todo estaba todavía por hacer. - Ofrece a los niños buenos maestros: "la profesión de maestro es la primera por la importancia de su objeto; pero la última si se tiene en cuenta a las personas que están encargadas de ella y la manera como cumplen su cometido". Llamada ante la situación eclesial - Forma a los futuros sacerdotes en los seminarios. B) Destacar rasgos del Andrés Coindre como predicador: - Su fe y confianza en Dios a pesar de las dificultades que tuvo que sufrir. - Pasión por transmitir la palabra de Dios-sus palabras le venían del corazón. Dotado de una rica imaginación, fecundo en ideas grandes y nobles. Fascinaba y arrastraba con la autoridad de un apóstol. 18 - La entrega sin medida a su misión evangelizadora, disponibilidad total, apasionado. Su humanidad, la afabilidad y sencillez de su vida. Su inteligencia y solidez de doctrina.. Algunas frases significativas de sus sermones 1. Si queréis ser felices no os diré sino una palabra: el consejo más fácil para nuestro corazón: amad a Dios y amadle mucho- ¡Que crimen no amar a Dios! Vuestro corazón es donde reside toda la felicidad de este mundo. ¡Oh, qué feliz es el que mucho ama! El que está inflamado por el amor, no encuentra nada penoso. Jesús nos amó hasta morir de amor por nosotros, pero nosotros no lo amamos o no se lo demostramos. El amor no es amado. El bien no hace ruido. El que hace lo que puede hace lo que debe. ¡Vuestro corazón es un hogar cuyas llamas deben subir a lo alto si no quiere verse sofocado! El que está inflamado de amor no encuentra nada penoso. La cruz es una escuela donde Jesús enseña, un púlpito donde predica todas las verdades de la salvaciónVuestro corazón es el cauce de un río, cuyas aguas deben regresar a su fuente si no quiere quedarse seco y árido. Es un hogar, cuyas llamas deben subir a lo alto si no quiere verse sofocado. Amor por amor, vida por vida; nuestros corazones todos para Dios” 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. CUADERNOS 5 Y 6 Destacar algunos rasgos del Padre Andrés Coindre como educador. - Compasivo, con sensibilidad y empatía con los necesitados; don de gentes (arrastraba, convencía,…). Hacía suyo su lema “coraje y confianza”. Perseverancia, tenacidad, entusiasmo e ilusión; implicado y emprendedor; da esperanza Era un pedagogo con capacidad de organización, que educaba para la vida y daba una educación integral Humildad no reñida con la pasión y el inconformismo.. Hacer un ejercicio de síntesis sobre las lecciones de Andrés Coindre: 1. La persona de la compasión. Experimenta en su vida el Dios Amor, siente que Dios ha tenido compasión de él por eso fue luego es capaz de derramar compasión a raudales con las personas con las que se encuentra a lo largo de su vida. 2. El hombre y la mujer de la Palabra de Dios. La lee con pasión, la estudia con ahínco, la proclama con entusiasmo. Que cuando la gente le escucha se da cuenta que no son palabras huecas, sino que salen de una persona convencida de lo que dice. 3. El que va por la vida con los ojos abiertos; la persona realista que es capaz de tener grandes sueños; el hombre capaz de descubrir las necesidades de la sociedad en que vive siempre disponible, siempre dispuesto a dar una respuesta allí donde ve una necesidad o experimenta una llamada: una sociedad descristianizada, un pueblo que anda como ovejas sin pastor, personas hambrientas de escuchar Buenas Nuevas. 4. Trabajador infatigable; con una buena capacidad organizativa; con una fe que le hace no desalentarse ante las grandes dificultades que tiene que superar en la vida, ante las zancadillas que le ponen las misma personas en las que pone toda su confianza. 5. La persona que ama a sus prójimos con todo su inmenso corazón, que por encima de sus ignorancias y defectos sabe ver su lado positivo. ¿ESTO ES UN SUEÑO? ¿NO CREES QUE ENTRE TODOS, UNIDOS, PODEMOS HACERLO REALIDAD? 19 CUADERNO 7 CONSEJOS DEL HERMANO JAVIER A LOS EDUCADORES CORAZONISTAS Sé persona de principios Tres principios guiaron mi vida: la confianza en la Providencia de Dios, la fidelidad al Fundador que me llamó a ser educador y luego hermano, el amor a mi querida Congregación, por la que luche para salvarla de una muerte anunciada. No te conformes cuando las cosas no marchan, haz algo Mis humildes orígenes no fueron obstáculo para que un día llegara a hacer posible una tarea casi imposible, la de dar vida a una Institución agonizante, una Institución a la que amaba con todo mi corazón. Acompaña a los que lo necesitan No solamente me preocupé de los aspectos del funcionamiento de las obras educativas sino que atendía a cada hermano, intentaba animarlos. Me dolía la salida de hermanos que prefirieron abandonar el barco que naufragaba en vez de colaborar a mantenerlo a flote. Aguanta antes las dificultades Supe superar las dificultades inmensas que fui encontrando en mi vida; supe aguantar todas las incomprensiones, las acusaciones e incluso las calumnias que recibí de personas, que en algunos casos, eran muy queridas para mí. Acepta tus propios errores Cuando, debido al inmenso cariño que tenía a la Congregación, tomé algunas decisiones equivocadas entrando en conflicto con el Hermano Policarpo, supe aceptar con humildad el abandonar Lyon, mi querida Lyon, e ir allá donde la obediencia me envió. Preocúpate por tu formación y por la de los que te van a suceder Mi principal preocupación era que los hermanos jóvenes tuvieron la formación que yo mismo no había podido tener. Para ello no dudé sobrecargarme yo mismo de trabajo. Sé audaz Cuando vi que la obra emprendida estaba en peligro debido a las imprudencias del nuevo Superior general no dudé en lanzarme por caminos que ignoraba como era la administración de los bienes del Instituto. Aunque sentía la obligación de oponerme a los insensatos proyectos del Superior no por eso le demostraba animadversión. Al contrario era su cariñoso apoyo en sus momentos de depresión. Cuando era necesario obedecer, obedecía; pero cuando era necesario mostrar mi desacuerdo, también lo hacía. Se fiel a una persona y a un proyecto. Cuando el Padre Andrés Coindre me pidió ser el primer miembro de la Congregación de Hermanos, que tenía en su mente y en su corazón, primero pedí un tiempo para reflexionar, pero cuando le di mi sí sabía que me había comprometido de por vida: tenía siempre en mi mente y en mi corazón sus intuiciones y sus orientaciones y quería salvar su obra a cualquier precio. CUADERNOS 8 Y 9 1. Rasgos de la pedagogía del Hermano Policarpo 1. La cercanía acompañada de una mezcla de cariño, respeto, exigencia, confianza y orden. 2. Su entusiasmo como docente. 3. Ser promotor de una escuela de formación integral: humana y evangelizadora. 4. Su saber dar siempre ejemplo en aquello que pide a sus alumnos y a los profesores. 5. La competencia como pedagogo unida a su sencillez y humildad. 6. Su transmisión de valores 2. Características de un educador corazonista con el talante pedagógico del hermano Policarpo No desanimarse Un educador no debe desanimarse, aun cuando les parezca que sus esfuerzos producen poco fruto. 20 Dar ejemplo: Muy persuadidos de que el medio más seguro de llevar a los otros a cumplir con sus obligaciones es el ejemplo, sin el cual las correcciones y los consejos serían inútiles o mal recibidos, se aplicarán ellos mismos a cumplir lo que piden a los demás. Obrar con calma y prudencia Antes de tomar una determinación algo importante, intentarán siempre consultar, con los otros… y con Dios, teniendo cuidado de obrar siempre con calma y prudencia. Formación continua. Deberán tener cuidado de que cada uno mantenga y aumente los conocimientos necesarios para la instrucción de los niños mediante una formación continua. No está mal el programa que el hermano Policarpo nos presenta. Si somos fieles, por lo menos en parte, podemos estar seguros que seremos fieles al carisma corazonista. Y para terminar no olvidemos el primero de los consejos que nos da el hermano Policarpo Quien aspire a educar a los niños, primero deberá hacerse santo. ¿Cómo infundir las virtudes que uno mismo no tiene? Sin eso, jamás se será otra cosa que malos maestros. Un buen maestro debe estar lleno de celo y abnegación por la salvación de niños que les han sido confiados. Y eso, aunque no estemos muy convencidos está al alcance de nuestra mano. Basta fijarse en la persona sencilla que fue el hermano Policarpo. CUADERNOS 10 Y 11 Señalad los acontecimientos que consideráis los más importantes de la historia de los Corazonistas desde los tiempos del hermano Adrián. 1 2 3 Acontecimiento Implantación del Instituto en España Lanzamiento misionero: Hispanoamérica, Africa Elaboración y difusión de la nueva Regla del Instituto 4 5 6 El hermano Policarpo declarado Venerable Expulsión de los hermanos en Francia Aprobación del Instituto por la Santa Sede 7 8 9 Aprobación de la introducción del sacerdocio Traslado a Roma de la Casa General Colaboración de hermanos y seglares en la misma misión educativa compartiendo el carisma. Elaboración de una Guía de formación Opción por la atención de los más pobres y las regiones desfavorecidas. Creación de un fondo de solidaridad Fundación en Mozambique Momentos de mayor número de hermanos ya sea en Canadá y en el mundo. Comienzo de la guerra escolar en Francia 10 11 12 13 14 21 Nombre H.Alberico (1903) Desde 1927, hermano Urcize, hasta nuestros días. Desde 1970, hermano Mauricio Ratté, hasta 1984 (hermano Jean-Charles Daigneault Hermano Juan Carlos Daigneault (1984) Hermano Pablo (1903) Decreto de aprobación, hermano Norberto (1984); aprobación de la Constituciones (1927), hermano Urcize. Hermano Julio Ledoux 1968. Hermano Albertino (1951). De modo especial con el hermano Bernardo Couvillion y José Ignacio Carmona. Hermano Jesús Marín (1991) Hermano Bernardo Couvillion (2000) Hermano José Ignacio Carmona (2011) Hermanos Albertino y Josafat (1962) Hermano Adrián (1886) CUADERNOS 12 Y 13 Señala rasgos de la compasión en Jesús de Nazaret. Su capacidad de escucha. Su capacidad de entrega. Compromiso con los demás. Su capacidad de actuación. Cariño. Dulzura. Solidaridad ante el dolor humano. Atención a los más necesitados. Firmeza. Valentía ante las dificultades. Ternura y amor. Benevolencia. Sus palabras eran capaces de curar. No hace distinciones de ningún tipo. Señala algunos aspectos de la vida de Andrés Coindre por los que podemos decir que Andrés Coindre fue un hombre compasivo. - No rechaza a los descontentos; no rechazó a nadie. - Sirvió de apoyo. - Su cariño y dulzura. - Sus palabras, así como sus gestos, encierran energías compasivas que compaginan dulzura y firmeza, que abren a la confianza mutua. - Su obra se centra en la ayuda a los demás y no nace como alarde de protagonismo. Nace de observar una realidad y a través del Carisma y de su comprensión, desarrolla una vida centrada en la entrega. Qué podemos aprender de él para nuestra vida personal y para nuestra acción educativa La necesidad de dedicar más tiempo y esfuerzo a los alumnos más necesitados. No rechazar a nadie Servir de apoyo. Mostrar cariño y ternura en nuestro entorno más cercano. Ser capaces de compaginar la dulzura en el trato con la firmeza, de manera complementaria. CUADERNOS 14 Y 15 Un relato del evangelio que se ha hecho realidad en nuestro colegio Curación del muchacho epiléptico a petición de sus padres: Marcos 9,14-26 No son las fórmulas de exorcismos lo que puede salvar al muchacho sino personas a su lado que tenían fe y que le podían devolver la confianza. Aceptan el reto y al mismo tiempo reconocen la flaqueza de su fe y piden ayuda. Esa pequeña fe desencadena el proceso de curación, ¡y el milagro se produce! Era un chico lleno de problemas. El rendimiento era bajísimo y su conducta dejaba mucho que desear. No era aceptado ni por los profesores ni por los compañeros. Sus padres estaban desorientados y no sabía qué hacer con él. Lo habían dejado por imposible. Un profesor se acercó a él de manera diferente, le dio confianza. Compartió el problema con los otros profesores del curso. Durante bastante tiempo los resultados parecieron imperceptibles e incluso que iban para peor. Pero a medida que avanzaba el curso se empezó a notar un cambio. Poco a poco fue recuperando la vida. Hoy es un muchacho normal en la clase. Diez sueños Los sueños de un educador corazonista sobre sus alumnos Quizás parezcan solamente eso, un sueño pero, a la larga, los grandes soñadores de la humanidad son los que han logrado cambiarla. - Ten presente que eres único e irrepetible. - Sé responsable y protagonista en tu educación. - Sé persona con criterio propio. - Da todo lo que puedas de ti mismo, admitiendo al mismo tiempo tus límites. 22 - Compagina el esfuerzo en el trabajo para conseguir tus objetivos con los sueños que te los ponen al alcance de tu mano. … Los sueños de un alumno corazonista sobre sus educadores Nos atrevemos a intuir lo que los alumnos corazonistas piden a sus profesores. Lo haremos en forma de mensajes sencillos y directos. - Sed capaces de trabajar en grupo. - Formaos para adaptar vuestra acción educativa a las necesidades de tiempos y lugares. Adaptaos a nuestras necesidades y realidades. - No perdáis la ilusión a pesar de los momentos difíciles. - No estéis solo atentos a conseguir de nosotros buenas calificaciones, estad preocupados por formar buenas personas - Soñad nuestros sueños. - … CUADERNOS 16 y 17 Las respuestas a las preguntas de estos dos cuadernos no están todavía disponibles. Se enviarán a cada Centro en cuanto se tengan. 23 En toda ceremonia de graduación que se precie no puede faltar una “lección magistral”. Hemos invitado a los hermanos Antonio López y Marcelino Madrid a que nos presenten un tema que ha estado muy presente en nuestro curso: “La pedagogía de la confianza”. 1. Una escuela para dar vida Nuestra escuela es cristiana. Su primer objetivo es la integración y la promoción de todos y cada de uno de los alumnos, y de forma especial de los más desfavorecidos, independientemente de su carencia. Este principio constituye una exigencia irrenunciable para el educador corazonista, y nace de las fuentes más hondas: de su vocación como llamada del Dios del Evangelio, del carisma fundador como fidelidad dinámica y del acontecer histórico como marco interpretativo. En nuestras conversaciones solemos regocijarnos, justificando nuestro trabajo por el número de alumnos brillantes que han triunfado en nuestras aulas y por el status social logrado en el mundo civil y profesional, pero olvidamos a una mayoría anónima y a un “resto” fracasado. Este es el signo de que la escuela cristiana, al menos una parte de ella, no sirve sino a los intereses, objetivos y estrategias de la Modernidad, habiendo así olvidado su razón y preferencia: la inclusión, justamente, de los injustamente excluidos por el sistema. La Vida religiosa y el religioso educador nacieron para dar lugar a los últimos y para hacer de ellos el centro de sus pensamientos y conversaciones. Atrevernos a formular los problemas y enfrentarlos, es un desafío para nuestra capacidad de reacción y de creación educativa. Es un reto para buscar alternativas, cauces nuevos de relación y un modo de mirar distinto a la realidad que nos rodea. No es otra cosa que lo que hicieron nuestros fundadores cuando pensaron en las respuestas que dieron y que acabarían, después, convirtiéndose en propuestas institucionales. 2. Una escuela para dar de nuevo la palabra Los primeros hermanos entendieron que los niños que no supieran ni leer ni escribir no tendrían posibilidad alguna para desenvolverse. Ellos acercaron, a través de la escuela, las reglas básicas de la lectura, escritura y cálculo a quienes estaban desposeídos de la palabra. Dar la palabra hoy significa: enseñar a buscar para decidir, leer para comprender, escribir para convencer, automatizar para pensar, analizar para opinar, escuchar para dialogar, hablar para seducir, empatizar para compartir, cooperar para triunfar, fijarse metas para superarse… Habremos de prepararles para buscar información crítica y selectiva, leer y escribir, automatizar lo rutinario para centrar los esfuerzos en lo relevante y analizar los problemas de forma rigurosa, escuchar con atención y hablar con claridad y persuasión, crear empatía, saber cooperar y fijar metas razonables que permitan superarse día a día. Saber hoy leer y escribir, supone saber aprender y saber quererse; éstas son las dos reglas de la escuela elemental del siglo XXI que habremos de enseñar a quienes más nos necesitan y más necesitan la escuela. 3. Una escuela para recuperar al hombre ético-creyente Si las formas y la urbanidad eran asuntos importantes en la escuela que arranca en el siglo XIX, más lo era en el ambiente cristiano. El comportamiento ejemplar era signo de la presencia de Dios en las personas. Tenemos que convencernos de que la solidaridad constituye uno de los modos privilegiados de hablar de Dios a la humanidad y de hacerle presente; es un lugar de encuentro en el que Dios se nos revela, desde el cual nos habla, y desde el cual tenemos acceso a él. 24 Los jóvenes tienen capacidad para desarrollar una urbanidad de altos vuelos, más significativa que la de las buenas maneras y formas; aquella que tiene que ver con la solidaridad como encuentro, con la experiencia de encontrarse con el mundo del dolor y de la injusticia y no quedarse indiferente, y con tener la suficiente capacidad para pensar y vivir de otra manera. 4. Una escuela que atiende a la riqueza de la “diferencia” y la “diversidad” El término diversidad esconde dos términos distintos: el de diferencia, que caracteriza a los individuos y los hace distintos de otros humanos; y el de desigualdad, que es la expresión de relaciones injustas entre individuos. En este sentido, algunas diversidades deben ser respetadas, otras deben ser potenciadas, porque unas y otras son expresión de determinadas singularidades y posibilidades con derecho a desarrollarse al máximo; pero otras diversidades deben ser sencillamente combatidas por tratarse de desigualdades. La apertura al otro es una dimensión fundamental. Y si educamos a partir del otro pasan a ser importantes la escucha, el diálogo, la búsqueda común, las metodologías activas y las técnicas participativas y de cooperación. Redefinir el currículo a partir del alumno supone una especie de revolución copernicana 5. Una escuela que integra el fracaso escolar Muchos de nuestros jóvenes forman parte de las llamadas nuevas pobrezas. Hogares monoparentales, niños sin adultos de referencia ni recursos de subsistencia, jóvenes enganchados… Muchos de nuestros jóvenes son azuzados tempranamente por el fracaso escolar, acuciados por el desempleo y la falta de expectativas, incluso arrancados para situaciones de desestructuración social y exclusión más fuertes y graves. Llegados aquí pareciera encontrarnos ante la situación que se encontró el mismo Padre Andrés Coindre, y confrontados con su misma relación de complicidad. En definitiva, el acercamiento a la juventud —marginal o no— debe realizarse desde las posibilidades y nunca desde los prejuicios, ni siquiera desde las carencias o las necesidades. Una relación de complicidad con los jóvenes, una alianza con ellos, pasa por el pacto que evita el asistencialismo, el paternalismo…sólo caben la filiación y la fraternidad. 6. Una escuela que pone en práctica la pedagogía de la confianza Todos somos conscientes del fracaso escolar, de la desmotivación del alumnado y del cansancio del profesorado; de la inadecuación de muchas estructuras educativas —tanto físicas o humanas—, de la tensión educadores-familia, de la desconexión escuela-sociedad real, etc. Necesitamos, hoy más que nunca, ser verdaderos pedagogos de la confianza, cambiar estrategias, organigramas; pero sobre todo necesitamos ser estrategas de la confianza y de las relaciones. Desde aquí pueden vislumbrarse caminos de misión compartida, de autenticidad evangélica, de comunidades educativas… de construcción real del Reino de Dios en pleno estreno novedoso de siglo y cultura. Somos educadores en una escuela que pretende ser cristiana sólo si en nuestra actuación se traslucen las prácticas de misericordia o los signos de confianza al estilo Jesús. Cuando uno se pregunta por la fuerza revolucionaria de lo que dijo e hizo Jesús de Nazaret sigue entendiendo que la clave está en la capacidad que sus palabras y hechos tienen de subvertir la realidad. 7. Conclusión: Si al padre Andrés y a los primeros hermanos les habláramos de una pedagogía basada en la confianza seguramente no sabrían mucho de los que hablamos. Pero Andrés Coindre y los primeros hermanos aprovecharon el momento de gracia que se abría ante ellos y sacaron adelante algo nuevo que se reveló como respuesta válida para el hombre de su época. Quizá ellos no fueron conscientes en su momento de lo que se estaba alumbrando, pero respondieron a lo que la nueva humanidad pedía de ellos. Fueron capaces de desarrollar esa figura del hermano, tal y como la hemos conocido hasta nuestros días. Ellos no teorizaban, actuaban. En estos momentos de crisis, de búsqueda y de mirada atenta a lo que se abre ante nosotros, tendremos que permanecer con los ojos muy abiertos para ser capaces de encontrar la nueva figura del educador corazonista que nos está pidiendo la nueva sociedad que nace. Tendremos que ser creativos y audaces. Tendremos que estar animados por la confianza para dar confianza. ¿Cómo podríamos traducir esto en la acción en la práctica educativa de cada día? 25 LAS REGLAS DE LOS HERMANOS A LO LARGO DE LOS TIEMPOS, INSPIRADORAS DE UNA PEDAGOGÍA En nuestro camino necesitamos puntos de referencia. Las Reglas que los Fundadores dieron a los hermanos y las vigentes en la actualidad pueden ser esa brújula que no señalen el norte hacia el cual debemos caminar. Nos daremos cuenta que aunque el tiempo pasa, los principios son similares. REGLAS PRECEDENTES 1. Mirarán a sus alumnos como un don que la Providencia les ha confiado. Su misión consiste primeramente en anunciarles la Buena Nueva. De ahí la importancia dada a la formación religiosa para formar cristianos sólidos e irreprochables. Así mismo deben formar a los alumnos en las virtudes cívicas y sobre todo en la urbanidad. 2. Es un deber hacia sus niños: el buen ejemplo y la ayuda de su oración; la instrucción religiosa y la instrucción profana. 3. Se esforzarán en obrar con una sensatez y madurez tales, en sus relaciones con los alumnos, que estos saquen más provecho aún de sus ejemplos que de sus lecciones. Ahora bien, el primer criterio de madurez consiste en reconocer lo que uno mismo es, en aceptar ser distinto del otro, en rechazar las falsas relaciones: el educador no es un "camarada". 4. Amarán a todos los alumnos, les hablarán con bondad, los tratarán con dulzura y se comportarán con ellos como sus padres y hermanos. Compartirán sus penas, ayudándoles, animándoles, mostrándoles con su celo y su dedicación para hacerles progresar, que no busca más que su interés. 5. Mostrará a todos un interés respetuoso. Incluso al castigar, es necesario tratarlos con bondad, estima y respeto, evitando cualquier expresión injuriosa; se abstendrán de ponerles motes o de emplear, al hablarles o al reprenderles, términos duros u ofensivos, lo mismo que humillarles, mortificarles, o causarles pena sin razón. 6. Exentos de cualquier prejuicio humano, no mostrarán ninguna preferencia por la fortuna ni por los dones naturales y las cualidades externas. Se esforzarán en atraerse la estima, el respeto y el afecto de los alumnos, con el fin de ganárselos más fácilmente para Jesucristo. Pero, también se mostrarán con ellos siempre llenos de comedimiento, evitando con cuidado cualquier caricia fuera de tono, cualquier demostración demasiado amistosa. 7. Se deben por completo a sus alumnos. Todos sus estudios, todas sus preocupaciones y todos sus trabajos deben tener como objetivo la buena educación y la instrucción de sus alumnos. No entrarán nunca en clase sin una preparación inmediata conveniente: además, recordarán que deben ocupar todo el tiempo de la clase en función de los alumnos y que no pueden emplear parte del tiempo para otras ocupaciones. 26 8. Mantendrán sobre los alumnos la vigilancia más atenta y más constante con el fin de prevenir las faltas y para llegar a eso, tendrán como norma no perder nunca de vista a sus alumnos. Esto supone una especie de comunidad de destino; en todo y en cualquier lugar, el educador con los niños y en medio de ellos, olvidándose de sí mismo por estar a su servicio. 9. Harán que la clase y el trabajo sean agradables a los niños que cautiven su atención mediante la emulación, las recompensas y las alabanzas dadas oportunamente. 10. La corrección es un derecho de los niños y es, de todos los deberes con los alumnos, el más difícil de cumplir y el que exige de su parte más reflexión, paciencia, calma, misericordia, moderación, y bondad. La caridad y la firmeza les llevarán a aplicar a los defectos de los alumnos los remedios propios para corregir a los niños. El profesor reprenderá a los alumnos sin debilidad, pero también sin apasionamiento. Procurará mantener su espíritu en paz y libre del influjo de cualquier apasionamiento, evitando muy mucho corregir a los alumnos en momentos de cólera o de violencia. Nunca castigarán por mal humor, por capricho, por venganza o por cualquier otro motivo personal REGLA ACTUAL 1. Educar desde el corazón... En un clima de respeto y confianza. Educar es llegar al corazón de cada uno de los que educamos. Tenemos la responsabilidad de dar a la persona una formación integral. Por eso educamos a los jóvenes en el sentido de su responsabilidad, en un clima de respeto y confianza atentos a la acción del Espíritu Santo en lo más íntimo del corazón. 2. Educar desde el corazón... En el amor. El educador corazonista que se siente unido al Corazón de Cristo, ve la necesidad de ser transmisor de su amor. Amor que se traduce en una serie de actitudes que deben caracterizar el estilo educativo de los que queremos vivir la espiritualidad de la compasión: entrega, escucha, comprensión, respeto, gratuidad, misericordia. Para nosotros no existe “educación a distancia”, nos sentimos interpelados para mantener una relación dinámica con el Señor y con los jóvenes. 3. Educar desde el corazón... Desde la sencillez y la aceptación. La experiencia educativa es, a veces, una experiencia de dificultad, de limitación, incluso de fracaso. Pero eso nos hace más sensibles a las miserias espirituales y materiales de los demás; nos abre a la ternura de Cristo, nos hace accesibles y acogedores hacia todos, nos dispone al respeto de cada persona en su propio crecimiento y en su vocación única. Cristo nos invita a asistir a su escuela y nos señala el motivo: tiene un corazón sencillo y humilde. 27 4. Educar desde el corazón... Desde la gratuidad de nuestra entrega. Gratis hemos recibido todo, gratis nos damos. En la educación no hay cabida para los mercenarios. Por eso nuestra entrega está marcada de respeto y gratuidad; por eso, como María, vivimos nuestro trabajo educativo en el agradecimiento por la gracia de nuestra vocación. 5. Educar desde el corazón... Para la libertad. El preámbulo de la Regla dice: “Para librar a los jóvenes de la ignorancia, prepararles para la vida y darles el conocimiento y el amor de la religión.”. Nuestra acción educativa es pues un proceso de liberación de la persona para que niños y jóvenes puedan "vivir". Nuestro objetivo es el objetivo del Padre: el mundo liberado por la cruz. 6. Educar desde el corazón... Construyendo la comunidad educativa para educar el sentido comunitario. Educar cristianamente es educar en comunidad y para la comunidad. La educación cristiana difícilmente podrá llevarse a cabo sin el testimonio de una comunidad educativa, la cual favorece en la escuela un clima de comprensión y entrega que despierta en los mismo jóvenes el sentido comunitario. 7. Educar desde el corazón... En el compromiso y la práctica de la justicia. Acercarnos al Corazón de Jesús es acercarnos al que ha abierto su Corazón para convertirlo en fuente de salvación. Educar es "sensibilizar a los alumnos en los temas de la justicia social; despertar en los jóvenes el deseo de compromiso en sus diversos niveles: social, apostólico, vocacional. 8. Educar desde el corazón... Al servicio de los niños y jóvenes pobres y sin esperanza. En sus relaciones con el prójimo, los corazonistas manifiestan una gran bondad. Otorgan su predilección a los humildes y a los pobres, a los oprimidos y carentes de amor. Esta llamada hacia los más necesitados, expresión de la espiritualidad del Sagrado Corazón, no es sino repetir la invitación apremiante que se nos hace a lo largo de toda la Regla de Vida. 9. Educar desde el corazón... Respondiendo a las necesidades de tiempos y lugares. El Señor nos ha prometido un corazón nuevo; por lo tanto adaptamos nuestra acción educativa a las necesidades de los tiempos y lugares con lucidez, prudencia y audacia, para responder de la mejor manera posible a las llamadas del Espíritu y nos mantenemos disponibles para ir allí donde las necesidades lo exijan. ****************************** Y ahora vamos a desarrollar algunos de estos apartados en forma de “testimonios”. 1 EDUCAR DESDE EL CORAZÓN... EN UN CLIMA DE RESPETO Y CONFIANZA: José y María, padres de familia Nuestro hijo Jesús, nuestro único hijo, nuestro tesoro. Llegado el momento le buscamos un buen colegio. Como andábamos un poco justos con la economía de la casa los dos teníamos que trabajar y pocas veces podíamos participar en los encuentros que el colegio organizaba para los padres. Todo fue bien hasta que el niño cumplió los catorce años. Comenzamos a encontrarlo un poco extraño, más silencioso, ausente. Jesús se había vuelto diferente y estábamos desorientados. No sabíamos qué hacer. Un día llegó la tragedia. Cuando volvimos del trabajo nuestro hijo no estaba en casa. Esperamos, pero el muchacho no volvía. Llamamos al colegio, a los amigos... Finalmente acudimos a la policía. Fueron días terribles. Jesús había desaparecido sin dejar rastro. Al tercer día, cuando volvimos después de otro día de incansable búsqueda, lo encontramos en casa. Nos lanzamos sobre él llorando y riendo al mismo tiempo. Le abrazamos, nos abrazamos. Cuando pudimos expresar una palabra le dijimos: - ¿Por qué has hecho esto con nosotros? - Ya no soy un niño ¿no os habíais dado cuenta?- nos respondió. 28 Pasado el susto, encontramos un tiempo para hablar entre nosotros de lo que había ocurrido. Hemos comprendido que había llegado el momento de "dar a luz de nuevo" y que este parto suponía, lo mismo que el primero, dolor y alegría. Que en Jesús estaba naciendo "el hombre", y que este nuevo parto no sería posible sin nuestra presencia y apoyo. Con mucho respeto nos hemos acercado de nuevo a nuestro hijo. Hemos descubierto toda la riqueza de este nuevo alumbramiento. De nuevo sentimos a Jesús cercano, pero, al mismo tiempo, sabemos que no nos pertenece, y que ya nunca podremos retenerlo como posesión nuestra. 2 EDUCAR DESDE EL CORAZÓN... EN EL AMOR: Gabriela, jubilada Finalmente, un día me llegó la hora de la jubilación. Por una parte creo que estaba contenta porque ya me sentía cansada y tenía bastantes problemas, aunque no lo quisiera reconocer, con los alumnos. El Director y todos los que trabajaban en el Centro me hicieron un homenaje muy emotivo. Ese día fue maravilloso, pero lo malo comenzó al día siguiente. Aquel descanso tan esperado no sabía cómo llenarlo. Toda la vida la había pasado trabajando y no me había formado para mi jubilación. Me sentía completamente inútil. El resultado fue una profunda y enorme depresión. Me aislé por completo. No quería saber nada de mi familia, ni de mis antiguos compañeros, que, de vez en cuando, me llamaban para interesarse por mí. Me pasaba horas y horas delante de la televisión. A veces sentí la necesidad de encontrar consuelo en el alcohol. Y poco a poco me iba destruyendo… Un día me visitó una compañera que era un poco mayor que yo. Su alegría y su equilibrio me hacían sentirme mal y como reacción intenté mostrarme lo más antipática posible. Entonces ella me contó lo que le pasó a ella cuando la jubilaron, y cuál fue mi sorpresa cuando me di cuenta que había pasado por lo mismo que yo estaba pasando. Me animé y le pedí que me dijera qué podía hacer. Me contestó que no había recetas para ello y que cada uno tenía que encontrar el camino para superar la crisis, pero que no dudara que yo tenía dentro de mí todas las claves para enfrentarme a mis problemas. “Si quiere cambiar, cambiarás…”me dijo. Esas palabras me hicieron recapacitar y me dije que no podía darme por vencida tan pronto. Dos palabras que yo había dicho tantas veces a mis alumnos me dieron la clave: compasión y relación. Me di cuenta que no estaba sola, que Dios se “com-padecía” de mí, que estaba conmigo en mi sufrimiento y en mi lucha. Y experimenté que ahora tenía una nueva misión, tan importante como la que desempeñé tantos años en el colegio: ser cauce de la compasión de Dios. Ahora tenía algo que antes me faltaba, tiempo. Tiempo para escuchar, tiempo para acoger, tiempo para regalarlo gratuitamente, tiempo para interiorizar, tiempo para rezar, tiempo para gozar… En mi familia, en el colegio –por donde de vez en cuando me doy una vuelta- me preguntan ahora cuál es el secreto de la paz que difundo. Doy gracias a Dios -y también a los que me han ayudado en momentos difíciles- porque me han hecho descubrir un sentido para mi ancianidad: ser presencia gratuita de su Corazón en medio de los míos. Me siento verdaderamente discípula amada y capaz de amar. 3 EDUCAR DESDE EL CORAZÓN... DESDE LA POBREZA: Pedro, el profesor Llevo 25 años en esto de la educación, 25 años que me parecen 50 o 100. Al principio empecé con mucha fuerza y muchas ilusiones. Llegué a tener fama de buen profesor, pero al mismo tiempo, muy exigente. Los resultados en los exámenes eran óptimos. Todo el mundo me admiraba y me temía. Habían pasado 25 años y estaba vacío. De aquellos mis primeros impulsos nada quedaba. Iba a clase, pero me sentía un autómata. Por otra parte, los alumnos me parecían cada vez más indolentes, menos motivados. Los veía como paralizados. Un día, al pasar delante de la capilla, sentí como una llamada interior y entré. Hacía tiempo que la oración ya no me decía nada y prácticamente la había abandonado. En el banco había un Nuevo Testamento. Lo abrí y me encontré con el capítulo 3º de los Hechos de los Apóstoles, y sentí que el texto se refería a mí, que el Pedro de los Hechos era yo. Y había unas palabras que penetraron en lo profundo del corazón: "clavaron sus ojos en él", "míranos"... 29 Cuando entré en clase, lo primero que hice fue mirar a los alumnos. Posiblemente era la primera vez durante el año, la primera vez en muchos años. Estaba tan preocupado por los programas, por los resultados finales, que me había olvidado que estaba delante de unas personas. Y detrás de sus miradas vi como una luz, como una fuerza oculta, muy escondida, es verdad, pero que estaba allí. Y fue como si esa mirada me curara. Sin palabras, les dije a mis alumnos: «No tengo grandes cosas que ofreceros; pero lo que tengo, eso os doy: en nombre de Jesucristo, echad a andar». Y comencé mi clase... Y fue como recobrar un poco el entusiasmo del primer día, ahora hace 25 años. Y me di cuenta que los alumnos me miraban sorprendidos. 4 EDUCAR DESDE EL CORAZÓN... POR LA GRATUIDAD DE NUESTRA ENTREGA: María, la recepcionista Cuando terminé mis estudios en la escuela de Magisterio no había manera de encontrar trabajo. Después de mucho tiempo me dieron un empleo en un colegio..., en la portería. En la primera entrevista con el Director me dijo que mi trabajo era de los importantes. No comprendía nada y pensaba que se burlaba de mí o que, simplemente, quería animarme. Los primeros días no fue fácil, no sabía cómo tratar a las personas. Con aquello de querer hacerme respetar, siempre estaba de mala cara. Me sentía insegura. Un domingo, en la eucaristía, escuché el evangelio de aquella María que lavó los pies de Jesús con perfume y los enjugó con sus cabellos. Entonces comprendí el valor de los pequeños detalles. el valor de cada persona, la importancia del trato. ¡Y pasaba tanta gente en el día por aquella portería! Padres de alumnos, profesores, alumnos, vendedores de todo tipo, etc. Comencé a disfrutar de las pequeñas cosas hechas con mucho cariño y de manera gratuita, sin esperar nada a cambio: el saludo a cada profesor cada mañana, acompañado de una sonrisa; el recibir cada persona que se presentaba en portería como si fuera no una más de la serie, sino única e irrepetible; irme aprendiendo poco a poco los nombres de los alumnos. Algunas veces la portería parece casi un confesionario donde la gente te cuenta sus penas, porque necesitan que alguien les escuche. Y venga, María a escuchar. Además he intentado que la portería sea un lugar acogedor y las flores nunca faltan. Sé que algunos se han quejado: que si la portería parece una caseta de feria, que si les doy mucha familiaridad a los padres y a los alumnos... Hoy el Director me ha llamado. Pensé que era para echarme una bronca y hasta temía que me dijera que no me renovaba el contrato. Afortunadamente me equivocaba. Me ha felicitado y me ha dicho que mi presencia se nota, que esos "pequeños detalles" de cada día son más importantes para la buena marcha del colegio que algunas de las "grandes decisiones" que tiene que tomar en su 3 despacho. La verdad es que no hago nada de extraordinario. 5 EDUCAR DESDE EL CORAZÓN... PARA LA LIBERTAD: Pablo, alumno incorregible Era mi tercer colegio. No me soportaban en ningún centro y yo tampoco los soportaba. Formo parte de una familia acomodada. Mis padres tienen mucho dinero y poco tiempo para estar conmigo. Me conceden muchos caprichos y muy poco cariño. Mientras fui pequeño, la cosa marchaba bien que mal; pero con la adolescencia comenzaron los problemas: avisos a los padres, castigos y finalmente la expulsión. Mis padres, para tranquilizar su conciencia me enviaron a un internado que se caracterizaba por su alto nivel y por su disciplina férrea. Pero yo allí me ahogaba. Una palabra estaba siempre presente en mi espíritu y en mis labios: libertad. Y esa palabra se traducía en rebelión, intento de saltarme las normas, absoluta despreocupación por los estudios. Mis educadores intentaron "ayudarme" unas veces con buenas palabras, otras con "sermoncitos", finalmente con el castigo. Me hacían sufrir, pero yo también sabía responderles con la misma moneda. Mi ansia de libertad, y de evasión, me condujeron a la droga. La cosa se descubrió y de nuevo fui expulsado. Después de mucho buscar, debido a mis antecedentes, fui a un nuevo colegio. Al principio me pareció igual que todos y, como de costumbre, mi conducta y mis resultados no eran buenos. Una cosa que me sorprendió y casi me molestó es que no me echaran la bronca..., ¡estaba tan 30 acostumbrado! Un día la tutora me llamó. ¿La cosa comenzaba de nuevo? Fui dispuesto a la lucha. Pero, ¡oh sorpresa!, ningún reproche. Ninguna reprimenda, ningún intento de hurgar en mi vida, ningún "buen consejo". Simplemente preguntar cómo me sentía, qué pensaba del colegio y un "hasta la próxima". Unos días más tarde fui yo el que me acerqué y le abrí mi corazón, mi soledad, mis rebeldías, mis impotencias, mi ansia de libertad. Por primera vez en mi vida me sentí escuchado y respetado. No me dio ni soluciones ni consejos, pero sentí que estaba conmigo y que podía contar con él. Un mes más tarde me volvió a llamar y me dijo que se estaba formando un grupo de alumnos para ayudar en una escuela en un suburbio de la ciudad que contaba con una gran presencia de niños emigrantes. Se trataba de acompañarlos, darles apoyo escolar, animar el tiempo libre. Me quedé completamente sorprendido. A mí, el "fracasado", me invitaban a ayudar a otros fracasados, golpeados por la vida. Pero, ¿por qué no? Eso me ha obligado a estudiar un poco más para poder ayudar en la formación de los niños. Y poco a poco, casi sin darme cuenta, me he ido sintiendo libre y creo que he llegado a comprender que la libertad nace de la caridad. 31 Para ciertas cosas no nos vale el lenguaje ordinario de cada día, ni el lenguaje de los especialistas. Se necesita un lenguaje nuevo, diferente… necesitamos un lenguaje que nos haga soñar, necesitamos el lenguaje poético. Eso nos pasa cuando queremos definir realidades como educación, carisma, compasión, confianza. El hermano Luis Lorente nos ayuda con sus textos poéticos. ¡Enséñame de nuevo en tu cordial escuela, desde tu sabia cátedra, desde el altar del aula, enséñame que debo retirarme a tu pecho para encontrar sentido! LA ESCUELA Entra, corriendo, entra donde se canjean cromos de sabiduría, aquí se juega al escondite para escapar del daño y del engaño, se despiertan los párpados pegados para que escuchen la verdad los ojos. El aula abre sus puertas para resucitar las casas-cementerio, para deshabitar las masas-soledad, para desentrañar los oscuros vocablos y descifrar las negras escrituras con la luz cegadora de la mente. Busca, sin descanso, busca cometas voladoras en los libros, libres alas en los mapamundis, baritas mágicas en los lapiceros. Amaestra, sin miedo, amaestra tu cuerpo y tu conciencia, teje esperanzas y mece tu pupitre. Que tu mano escriba a gritos contra la indiferencia y la injusticia para que el polvo de la tiza se haga vida y sea la pizarra tejado de los pobres, para que tu teclado solo tenga arrobas de cariño y de ternura. 32 El final del curso es el momento de la evaluación. Cada año lo hacemos con los alumnos. También a nosotros nos corresponde hacerla. La primera parte es volver a las 25 preguntas que hacíamos al comienzo del curso. ¿Seremos capaces de responderlas sin m1rar al solucionario? La segunda parte es más importante. El Superior General nos presenta algunos interrogantes sobre su visión de la escuela corazonista. Os invitamos a responderlas. A) 25 preguntas para autoevaluarnos 1. ¿Cómo se llama el Fundador de los Hermanos del Sagrado Corazón? 2. ¿En qué fecha nació? 3. ¿En qué ciudad y país nació? 4. ¿Cuál fue la ocupación principal durante su vida? 5. ¿Cómo se llamaba el Hogar en el que acogía a los niños y jóvenes en dificultad? 6. ¿En qué tarea se les formaba principalmente? 7. ¿Cuál es el nombre del primer Hermano del Sagrado Corazón? 8. ¿En dónde se creó la primera escuela en que enseñaron los Hermanos del Sagrado Corazón? 9. ¿En qué año murió el Fundador? 10. ¿Cuál fue el motivo de su muerte? 11. ¿Quién le sucedió como Superior General? 12. ¿Cuál era el nombre de pila del H.Policarpo? 13. ¿En qué año nació? 14. ¿En qué pueblo nació? 15. ¿Cuál era su ocupación antes de ser hermano? 16. ¿Qué lugar ocupa en la lista de Superior generales? 17. ¿A qué países del mundo extendió la Congregación cuando el H. Policarpo era Superior general? 18. ¿Cómo se llamaba la casa en la que residió la mayor parte de su vida como hermano y en donde fue enterrado? 19. ¿En qué fecha murió? 33 20. ¿Qué título le dieron los hermanos después de su muerte? 21. ¿En qué fecha vinieron los Hermanos a España? 22. ¿Cuál fue la primera fundación? 23. ¿En qué año fue fundado tu colegio? 24. ¿Cómo se llama el Superior provincial de la Provincia de España? 25. ¿Puedes decir el nombre de tres superiores generales después del Hermano Policarpo, incluido el actual?2 B) El Superior General nos hace la evaluación final: Una escuela corazonista con el carisma de Andrés Coindre Mediante estas preguntas se pone de relieve de manera esquemática los rasgos que deberían caracterizar nuestras escuelas. Algunos rasgos forman parte de nuestra identidad siendo, a la vez, comunes con los de toda obra educativa católica; otros nos son más específicos por el especial relieve que nosotros les damos. Escuela abierta a la ciencia Al oír la palabra escuela, rápidamente nos viene a la mente la idea de un lugar donde se aprenden las ciencias. ¿La enseñanza de las ciencias es muy cuidada en nuestras obras educativas para que nuestros alumnos alcancen un buen nivel académico? ¿Somos conscientes además de que la ciencia no lo es todo; ella sola no alcanza a colmar las inmensas aspiraciones humanas, que puede ser utilizada para el bien o para el mal, como lo atestigua la historia de la humanidad? ¿La ciencia que impartimos conduce a la sabiduría”? Escuela creadora de sabiduría ¿Nuestras obras educativas son escuelas de auténtica sabiduría? ¿Aprendemos esa “sabiduría en la escuela del corazón de Jesús, centro de nuestros colegios? Espiritualidad del Corazón de Cristo ¿Crean nuestras instituciones espacios de encuentro de los niños y jóvenes con el mensaje humanizador de Jesús de Nazaret? ¿La espiritualidad del Corazón de Cristo, expresión sublime de la compasión de Dios por la humanidad, vivifica toda la comunidad escolar? ¿Cultivamos una espiritualidad que se manifiesta en relaciones interpersonales marcadas por la compasión, el afecto y el respeto? Formación de toda la persona ¿Favorecemos la formación de toda la persona, a través de las actividades académicas, recreativas, deportivas, artísticas, pastorales, etc.? ¿Desarrollamos un proyecto de formación en valores como la sinceridad, la sencillez, el respeto, la solidaridad, el sentido comunitario y el compromiso, la justicia, el amor a la naturaleza, la responsabilidad, el espíritu de trabajo, etc.? 2 Para las respuestas, ver anexo final. 34 Coherencia entre la fe y la vida ¡Hay coherencia entre nuestra fe y nuestra vida, ya que la fe se manifiesta en las obras, como dice la carta de Santiago: “Pruébame tu fe sin obras y yo te probaré por las obras mi fe” (St 2, 18). Espíritu de comunidad ¿Es característica de nuestros colegios el espíritu de comunidad, que se pone de manifiesto principalmente por las relaciones cercanas , la sencillez, la benevolencia, el espíritu de acogida, el ambiente de familia, el deseo de todas las personas y grupos de formar comunidad, la comunión en el carisma y misión, y el trabajo en equipo. Preferencia por los pobres y compromiso por la justicia La escuela es el lugar donde la persona recibe una formación especial para construir un mundo mejor, más humano, más habitable, más justo. ¿Es preocupación especial de nuestro colegio el servicio a los pobres y el compromiso por la justicia, servicio que empieza por la atención especial a las personas de nuestras obras que tienen mayores dificultades? ¿Qué hacemos en la comunidad educativa por una formación más intensa para la justicia y por la realización de proyectos que ayuden a los que se encuentren en necesidad a procurarse un mejor futuro. Educación de la compasión y en la confianza La formación de toda la persona requiere de una pedagogía, es decir, de una manera especial de educar, según nuestro carisma. ¿Nuestra pedagogía es la pedagogía de Jesús, es decir, una pedagogía del corazón, que nace de la espiritualidad de la compasión? Debemos amar mucho a los niños y jóvenes que se nos encomiendan. Quien ama valora al otro, confía en él y, de esa forma, le ayuda a sentirse valorado, a tener confianza en sí mismo. ¿Nuestra pedagogía es una pedagogía basada en la confianza, que se expresa principalmente por nuestra aceptación de los niños y jóvenes, el respeto a ellos, la fe en su capacidad de cambio y crecimiento, a pesar de las dificultades que puedan tener? ¿Nuestra pedagogía se traduce en presencia y disponibilidad, estando junto a los niños y los jóvenes con una presencia vigilante, bondadosa, sencilla y servicial, para brindarles el acompañamiento y el apoyo que necesitan,; una pedagogía de la escucha, del diálogo, de las buenas relaciones y de la exigencia siempre prudente y razonable? Ambiente ordenado y organizado Para aprender y experimentar el amor a Dios, el amor a los demás y el amor al estudio”. ¿Exhortamos a nuestros alumnos a formarse en el respeto a la autoridad y en una autodisciplina; que respete la dignidad de todos y establezca relaciones mutuas de confianza y de cooperación, sin discriminaciones ni preferencias? 35 ¿Habéis organizado alguna vez un festival de cine educativo? ¿Por qué no lo probáis? Aquí se proponen algunos títulos. Las tres primeras son películas sobre maestros y sus alumnos. En cuarta asistimos al entierro de un maestro de pueblo, que sirve como trasfondo de la vida cotidiana. La quinta sobre la figura de San Vicente de Paúl nos puede ayudar a introducirnos en el espíritu del padre Andrés Coindre. HOY EMPIEZA TODO. Francia. 1999. 95 min. Director: Bertrand Tavernier. Intérpretes: : Philippe Torreton (Daniel Lefebvre), María Pittaresi (Vcaleria), Nadia Kaci (Samia), Veronique Ataly (señora Liénard). El protagonista y los profesores que le ayudan asumirán sus contradicciones, los múltiples problemas afectivos de su vida cotidiana y se dedicarán con tanta furia contra las instituciones oficiales como auténtico amor y respeto hacia los críos en la complicadísima labor de enseñar a los niños, de cubrir las necesidades de su estómago, de espantar los ogros ficticios y reales de su desamparada vida. SINOPSIS En un pequeño pueblo del norte de Francia, el 30% de los 7.000 habitantes está en paro a causa de la crisis de la minería; Daniel, de 40 años, es el director y profesor de la escuela infantil que sin eludir sus propios problemas personales, asume que pertenece a una larga cadena de hombres y mujeres que han luchado durante siglos por sobrevivir en esa lejana y dura región minera. Y decide que no puede hacer otra cosa que seguir esa lucha. Un día, la madre de una de las alumnas llega borracha a la escuela, sufre un colapso y deja allí a su bebe y a su hija de cinco años. El profesor decide tomar cartas en el asunto, y solicita la ayuda de la comunidad y de los padres de sus alumnos. Su trabajo como docente será cuestionado. Refleja toda la problemática de una pequeña comunidad industrial: paro, alcoholismo, desestructuración familiar, abusos... y sobretodo la falta de esperanza en el futuro que aflora de cada uno de estos problemas. De este modo la escuela se convierte en una isla de color donde los niños pueden escapar de la cruda realidad que les envuelve. Es película de denuncia, utilizando ciertas técnicas cercanas al documental, cumple con todos los objetivos que se marca, constatando la falta de atención de las autoridades e instituciones públicas hacia la educación infantil, la falta de apoyos a las familias más humildes (por la que los niños terminan pagando), revelando repulsivos movimientos político-burocráticos y otras injusticias de diverso pelaje. Es un homenaje a la figura del educador, auténtico héroe aquí, personificada en el protagonista, Daniel Lefebvre (Philippe Torreton), un hombre que emprende una lucha titánica cada día enfrentándose a toda la precariedad que rodea al centro donde imparte sus enseñanzas a niños pequeños, a veces viéndose obligado a ejercer como asistente social, y luchando contra la miseria moral y material de algunos de los familiares de los alumnos. El profesor es un hombre extremadamente amable y paciente, pero no duda en ponerse firme para defender sus convicciones en determinados momentos. La ingente cantidad de problemas que se ciernen sobre él le harán flaquear en su contienda cotidiana para sacar adelante a sus pupilos y su vida personal, que también atraviesa por diversas dificultades. Cansado de cargar con semejante peso, Daniel llega a plantearse la posibilidad de dejarlo todo y claudicar, algo a lo que finalmente renunciará gracias al apoyo de la familia y de los amigos. 36 PROFESOR LAZHAR' Cine, vida y educación La acción transcurre en una escuela de Montreal, sacudida por una terrible tragedia. Una profesora, idolatrada por los niños, se suicida. Un argelino de oculto pasado y muy improbable futuro consigue ser contratado para reemplazar a la maestra fallecida. En una escuela donde la mayoría de pedagogos son mujeres, Lazhar procede de otra cultura y de un universo cerrado e intolerante. Es una víctima de la represalia política y pronto se percata de su condición anacrónica en esta sociedad. En principio, los chicos canadienses y el extranjero no parecen tener nada en común, y enseguida se producen conflictos por los peculiares métodos de Bashir, pero conforme pasa el tiempo se revela que los dos mundos están conectados por el dolor, la frustración, la desorientación, la soledad y la necesidad de afecto. Sobre el distanciamiento forzado con los alumnos, en otro momento, durante una reunión con los familiares, uno de los padres dice a Bashir: “Queremos que se dedique a enseñar, no a educar a nuestra hija“. Absurdo. Como sabemos, el aula es un segundo hogar para los niños, viven muchas horas allí, se relacionan con los demás compañeros, desarrollan su personalidad y sus habilidades, traen consigo lo que ocurre en casa, lo que aprenden de sus padres… pero a Bashir se le pide permanecer al margen, limitarse a cumplir con el programa, eliminar el componente humano en su trato con los alumnos. También se le prohíbe hablar del violento episodio ocurrido en el aula pero Bashir, que trata de superar su propio trauma, no acatará las normas y buscará la manera de ayudar de verdad a esos niños. Como todas las grandes películas, ‘Profesor Lazhar’ toca un amplio abanico de temas, pues al fin y al cabo busca reflejar la vida, con la mayor honestidad y autenticidad posible, sin discursos ni subrayados; la vida, los conflictos, de una serie de personajes interpretados con prodigiosa convicción. En definitiva, una película exquisita, prácticamente perfecta. LOS CHICOS DEL CORO Francia, Suiza. 2004 Dirección: Christophe Barratier Música: Bruno Coulais Intérpretes: Gérard Jugnot (Clément Mathieu), François Berléand (Rachin), Kad Merad (Chabert), Jean-Paul Bonnaire (Maxence), Marie Bunel (Violette Morhange)… SINOPSIS: En 1949, Clément Mathieu, profesor de música en paro, empieza a trabajar como vigilante en un internado de reeducación de menores. Especialmente represivo, el sistema de educación del director Rachin apenas logra mantener la autoridad sobre los alumnos difíciles. El mismo Mathieu siente una íntima rebeldía ante los métodos de Rachin y una mezcla de desconcierto y compasión por los chicos. En sus esfuerzos por acercarse a ellos, descubre que la música atrae poderosamente el interés de los alumnos y se entrega a la tarea de familiarizarlos con la magia del canto, al tiempo que va transformando sus vidas para siempre. Un internado/correccional tras la guerra mundial, en una Francia llena de conflictos sociales y de pobreza, en que muchos niños eran huérfanos de guerra, y otros de familias de precaria economía. Se presentan dos antagónicos modos de ver la realidad, y por lo tanto dos visiones de la enseñanza, que permiten comprobar las ventajas del diálogo educativo sobre la imposición del castigo. El 37 educador, Mathieu, es un paradigma del educador que intenta llegar a las personas y desde ahí sacar lo mejor de ellas mismas. La música se convierte en un medio privilegiado para cambiar a las personas y transformar el mundo. En “Los chicos del coro” hay tres temas: la infancia, la música y la enseñanza. EL CAMINO A CASA Película china de 1999, dirigida por Zhang Yimou y basada en una novela de Bao Shi, también autor del guion. Supuso el debut cinematográfico de su protagonista, la actriz china Zhang Ziyi Sinopsis Luo Yusheng es un hombre de negocios que regresa a su casa, en el norte de China, para asistir al funeral de su padre, el maestro del pueblo. La obsesión de su anciana madre sobre la escrupulosa observación de los ritos fúnebres le resulta inexplicable, pero acaba comprendiendo que el respeto a las milenarias tradiciones es vital tanto para su madre como para los habitantes del pueblo. Un drama sobre la tensión generacional, el respeto a los mayores y la superación de las viejas costumbres que conquistó a la crítica allá donde se estrenó. Aunque el tema educativo solo sirve de telón de fondo, la muerte de un viejo maestro, toda la película es una parábola sobre algo fundamental en la educación, el amor. El director aporta toda su sabiduría para dotar a cada escena de una belleza, de un lirismo, de una sutileza, de un sentimiento implícito, que convierte esa historia de amor en una frágil estatua de cristal que se puede romper a la mínima brusquedad. Es increíble cómo hay escenas que, gracias al tacto del director oriental, se hacen magníficamente expresivas cuando podrían haber caído en el más absoluto folletín, en el ridículo y en la cursilería. MONSIEUR VINCENT El Padre Andrés Coindre fue un profundo admirador de San Vicente Paúl. A él le dedicó un extensísimo y hermoso panegírico. La vida y obra de Vicente de Paúl nos ayudan a comprender mejor la actuación de Andrés Coindre ante la infancia abandonada. No tenemos ninguna película sobre nuestro Fundador pero merece la pena ver esta “vieja película. Año: 1947 País: Francia Duración: 111 min. Género: Drama biográfico Director: Maurice Cloche Reparto: Pierre Fresnay, Aimé Clariond, Jean Debucourt… Alguien ha dicho que hacer una película sobre un santo es una prueba de fuego para cualquier director de cine. Y es que la realidad viene a decirnos que los santos, generalmente, no han tenido buena suerte en esto del celuloide. Las películas sobre la vida de los santos han adolecido siempre 38 de múltiples defectos. “Monsieur Vincent” ha quedado y quedará como un modelo de auténtico cine sencillo, profundo, realista y digno. La idea de llevar a cabo esta película surgió en 1942. Porque en las horas más negras de la Segunda Guerra Mundial, Francia sufre una gran destrucción y sus gentes van cayendo en la desesperanza y en el desencanto más hondo. Y así, a Maurice Cloche, director de cine, se le ocurre un proyecto tan arriesgado como idealista: hacer algo para que los franceses empiecen a recuperar la esperanza, la ilusión y las ganas de vivir y de reconstruir el país. Y piensa que tal vez mediante una película se puede producir el milagro de que renazca la esperanza y se vayan superando los desastres y heridas de la cruel guerra. Su conclusión es rápida: levantar un monumento cinematográfico a la figura, al talante y a la obra de un gran francés llamado Vicente de Paúl que también luchó denodadamente contra la miseria y los “mecanismos perversos” de otra terrible guerra, la de los Treinta Años. El Director nunca se propuso llevar a la gran pantalla la vida exacta y exhaustiva del Señor Vicente. El Director se propone captar la compleja y profunda figura de Vicente de Paúl, subrayar las etapas claves de su vida entregada a la defensa de los marginados, descubrir la evolución ascendente en el compromiso radical del Señor Vicente, ahondar en el carisma del santo, acentuar su “conversión” desde las realidades socio-económico-políticas. Uno de los aspectos que más llama la atención en esta película es la gran labor llevada a cabo por el actor que interpreta a Vicente de Paúl. Un papel que “encarna” -en el pleno sentido de la palabra- el actor Pierre Fresnay, convertido al catolicismo precisamente durante el rodaje de la película. Tal fue el impacto que le causó la vida y la obra de Vicente de Paúl. La fuerza de los símbolos En la película “Monsieur Vincent” no podía faltar ese lenguaje mágico. Sobre todo, hay que subrayar dos símbolos a los que el Director del film ha recurrido varias veces, aunque sin abusar demasiado: los grandes pasos de Vicente de Paúl y la profundidad de su mirada en los planos cortos y medios. Son símbolos fáciles de entender y que, de alguna forma, recalcan y potencian la intención interpeladora de la película. Si esta película tiene su origen en despertar de la desesperanza a un pueblo abatido, estos dos símbolos constituyen una llamada a “ponerse en marcha”, a levantarse de la postración. Estos dos símbolos vienen a decirnos que hay que darse prisa, como Vicente de Paúl, para socorrer las miserias de los condenados de la tierra porque “no socorrer es matar”. La mirada fija, interpelante, entre severa y tierna de aquel luchador por la causa de los pobres es un grito y una invitación “molesta”. Incluso llega a crear cierto desasosiego. Y, desde luego, se clava, sin remedio, en la pupila del espectador más escéptico. 39 Los Hermanos queremos presentar en qué consiste nuestra vocación, nuestro proyecto de vida, nuestros sueños, nuestra presencia en el mundo y lo hacemos por medio de una pequeña publicación. Os invitamos, cuando lo recibáis, a leerla. Y a compartir sobre el mismo como comunidad educativa corazonista. Sabéis que el número de educadores corazonistas va creciendo pero que el número de los Hermanos va progresivamente decreciendo. Queremos seguir llamando a jóvenes que se unan a nosotros como Hermanos. ¡Necesitamos vuestra ayuda!: para que el carisma educativo corazonista continúe y para que sigáis pasando la voz. ¡Ser Hermano, merece la pena! Que este folleto os ayude a comprender un poco mejor nuestra vocación. 40 RESPUESTAS AL CUESTIONARIO 1. 2. 3. 4. 5. ¿Cómo se llama el Fundador de los Hermanos del Sagrado Corazón? Andrés Coindre ¿En qué fecha nació? 26 de febrero de 1787. ¿En qué ciudad y país nació? Lyon, Francia. ¿Cuál fue la ocupación principal durante su vida? Predicador. ¿Cómo se llamaba el Hogar en el que acogía a los niños y jóvenes en dificultad? Piadoso Socorro. 6. ¿En qué tarea se les formaba principalmente? Trabajar la seda, otros trabajos manuales, instrucción básica (lectura, escritura, cuentas…), catequesis. 7. ¿Cuál es el nombre del primer Hermano del Sagrado Corazón? Hermano Javier (Guillermo Arnaud). 8. ¿En dónde se creó la primera escuela en que enseñaron los Hermanos del Sagrado Corazón? Monistrol. 9. ¿En qué año murió el Fundador? 1826 (30 de mayo). 10. ¿Cuál fue el motivo de su muerte? Fiebres acompañadas de alucinaciones y pérdida de la razón. 11. ¿Quién le sucedió como Superior General? Su hermano el P. Francisco Vicente Coindre. 12. ¿Cuál era el nombre de pila del H.Policarpo? Juan Hipólito. 13. ¿En qué año nació? 1801. 14. ¿En qué pueblo nació? La Motte-en- Champsour. 15. ¿Cuál era su ocupación antes de ser hermano? Maestro de la escuela de su pueblo. 16. ¿Qué lugar ocupa en la lista de Superior generales? El tercero. 17. ¿A qué países del mundo extendió la Congregación cuando el H. Policarpo era Superior general? Estados Unidos. 18. ¿Cómo se llamaba la casa en la que residió la mayor parte de su vida como hermano y en donde fue enterrado? Paradis en Le Puy. 19. ¿En qué fecha murió? 1859 (9 de enero). 20. ¿Qué título le dieron los hermanos después de su muerte? Segundo Fundador. 21. ¿En qué fecha vinieron los Hermanos a España? 1903. 22. ¿Cuál fue la primera fundación? Jaca (Huesca). 23. ¿En qué año fue fundado tu colegio? (Que cada Colegio busque la respuesta). 24. ¿Cómo se llama el Superior provincial de la Provincia de España? H. Eusebio Calvo 25. ¿Puedes decir el nombre de tres superiores generales después del Hermano Policarpo, incluido el actual? José Ignacio Carmona, Bernard Couvillion, Jesús Marín… (u otros). 41 42