INTERVENCIÓN DEL MTRO. JUAN DÍAZ DE LA TORRE, EN LA CEREMONIA DE ENTREGA DE ESTÍMULOS A MAESTROS CON 30 AÑOS DE SERVICIO, EN EL MARCO DEL 57 ANIVERSARIO DE LA SECCIÓN 45 DEL SNTE. Celebrar, no tengo duda, es hacer el recuento de las cosas, de aquellas que operaron a favor y también y quizá porque de ellas aprendemos más, las que parecían imponerse para impedir que alcanzáramos nuestros propósitos. Es hacer la reflexión de aquello que se hizo y de lo que aún está pendiente, hacerlo como maestras y maestros, en términos de lo que Fernando Savater señala, cito: La verdadera educación no sólo consiste en enseñar a pensar, sino también a aprender a pensar sobre lo que se piensa. MAESTRAS Y MAESTROS QUE HOY RECIBEN EL RECONOCIMIENTO RAFAEL RAMÍREZ; COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS TRABAJADORES DE APOYO Y ASISTENCIA A LA EDUCACIÓN QUE NOS HAN ACOMPAÑADO A LO LARGO DE TREINTA Y MÁS AÑOS: Como maestro y como sindicalista, es para mí motivo de enorme orgullo y satisfacción participar en este acto que resume las experiencias, los esfuerzos, pero sobre todo, la tenacidad y constancia de un proyecto del magisterio, por el magisterio y para la educación pública de los guanajuatenses. Quienes tenemos el magisterio como vocación, sentimos como propios los éxitos de nuestros compañeros, porque estamos seguros que representan siempre condiciones a favor de una mejor calidad educativa. Quienes reciben hoy el reconocimiento del Gobierno del Estado y de su sección sindical, acreditan con su ejemplo, que es la práctica educativa, el principal motor de los esfuerzos y afanes de los trabajadores de la educación. Con un permanente compromiso de superación cotidiana, los trabajadores de la educación le decimos a la sociedad, que estamos de su lado. Que compartimos sus anhelos y sus expectativas, que sabemos que el país requiere de hombres y mujeres formados en la libertad, la responsabilidad y la solidaridad. Ciudadanos cuyos valores y principios se forman en las escuelas públicas y constituyen el más sólido basamento para la convivencia armónica, respetuosa y tolerante. El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación reconoce en cada uno de ustedes, un ejemplo de responsabilidad, de entrega, de convicción, pero sobre todo, de emoción y pasión por formar generaciones de mexicanos plenos, responsables con su entorno y con la sociedad. Sepan que a partir de hoy, tiene una nueva responsabilidad: son un estímulo y un modelo que debe servir para motivar nuevos esfuerzos de otros trabajadores de la educación, comprometidos con la calidad de su práctica a favor de todas las mujeres y los hombres de este estado y de nuestra patria. El SNTE se felicita de contar entre sus filas a profesionales de la educación que no se detienen ante falsos dilemas ni adversidades de coyuntura. Trabajadores de la educación dedicados al cien por ciento a la tarea educativa de los niños y los jóvenes. Nuestra organización sindical se fortalece con sus convicciones, para todos los trabajadores de la educación de Guanajuato, su ejemplo es estímulo, su constancia imprime certidumbre en los trabajos de sindicales, nos compromete con una institucionalidad fortalecida en el servicio, la solidaridad y el acompañamiento. MAESTRAS Y MAESTROS: Sirva hoy el ejemplo de quienes reciben la medalla Rafael Ramírez, para recordar que el valor de la vocación magisterial tiene un doble contenido. Por un lado, tiene que ver con el lugar que la educación ocupa en el desarrollo de los pueblos, con la importancia que representa el maestro como vínculo del hombre con el hombre, como puente que enlaza la historia con el futuro de los individuos y de las naciones. Por otra parte, tiene que ver también con la valentía, con la pasión y emoción que se requieren para desprenderse a diario de nuestros contenidos, con el propósito de llenar con ellos otras almas, otros espíritus, para lograr que las letras se conviertan en ideas, las palabras en sueños y la historia en plataforma para construir el futuro. El valor de la vocación magisterial es también el sustento para mantener el ánimo y el optimismo ante retos que de pronto parezcan infranqueables, para volcar la voluntad en las jornadas cotidianas con la certidumbre que habremos de lograr la sociedad que ambicionamos. Se requiere sin duda, valor para iniciar y concluir la formación de treinta generaciones. Su presencia cotidiana —a veces impensada pero siempre real—, ha permitido a esas treinta generaciones abrevar de su esfuerzo diario, los valores para hacerlos hombres y mujeres libres, tolerantes y respetuosos. Su ejemplo permanente, ha permitido ensanchar horizontes y detonar vocaciones. Su creatividad se alimenta de las palabras del “gigante de la educación” —como llamó José Santos Valdez a Rafael Ramírez—, cito “lo importante es interpretar sabiamente el programa, no como conocimientos abstractos o nociones frías e inanimadas que hay que enseñar, sino en forma de actividades de sentido social profundo, concretas, reales y vivas, en las cuales puedan, con placer y con gusto, empeñarse los alumnos.” Termino la cita. Decía al principio que celebrar es hacer recuento, hacerlo de esas treinta, o más generaciones de guanajuatenses que han pasado por sus aulas. De sus familias que nos los han confiado y también, de su organización sindical que hace 57 años dio forma a un movimiento reivindicador de los trabajadores de la educación del estado, que entre la laguna de Valle de Santiago y el dulce de leche de Celaya, determinó constituirse en actor y participar de manera destacada en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Ello, de suyo es motivo más que suficiente de fiesta y celebración. MUCHAS FELICIDADES