31 de mayo de 2015 SOLEMNIDAD DE LA SANTISIMA TRINIDAD Textos: Dt 4,32-34.39-40; Sal 32; Rm 8,14-17; Mt 28,16-20 “Id y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (28, 19) 1. INVOCACION AL ESPIRITU SANTO ¡Oh Espíritu Creador! ven, visita nuestras mentes, llena de gracias las almas de quienes Tú mismo has creado. Tú eres nuestro Paráclito, don del altísimo Dios, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Nuestros sentidos iluminan, en nuestros corazones infunde tu amor. Amén. 2. LECTURA (¿Qué dice el texto?) A. Proclamación y silencio B. Reconstrucción del texto Si es posible, alguna persona puede relatar el texto de memoria, también se puede transcribir el texto, permitiendo que se tenga una experiencia de lo que Dios quiere para cada uno. Otro medio para profundizar y entender mejor, es utilizar las siguientes preguntas: ¿A dónde fueron los once discípulos? ¿Por qué fueron allí? ¿Cómo reaccionaron los discípulos al ver a Jesús Resucitado? ¿Qué hicieron algunos de ellos? ¿Qué les dijo Jesús a sus discípulos? ¿Quién maneja al mundo? ¿Qué órdenes les dio Jesús a sus discípulos? ¿Qué promesas les hizo? C. Ubicación del texto ¿Qué dicen los versículos anteriores a nuestro texto? Este texto es la última parte del Evangelio que presenta una invitación. Los discípulos de Jesús Resucitado están llamados a continuar prolongando la Palabra y la acción de Jesús. De este modo, Jesús sigue presente y actuante en la comunidad, y el Evangelio ha sido escrito para eso: producir la conversión y el compromiso con Jesús y su proyecto. Una misión que se debe realizar en nombre de la Trinidad. D. Algunos elementos para comprender el texto Paralelos: Jn 3,35; Mc. 16 15-16; Hch. 2,38; Dt. 34,9; Jn 14,18-21. Comentar Ideas fundamentales: El envío que hace Jesús a los discípulos es un envío en el Espíritu, como aparece claramente en el texto de San Juan: Cristo envía a los suyos al mundo, al igual que el Padre le ha enviado a él y por eso les da el Espíritu. A su vez, Lucas relaciona estrictamente el testimonio que los Apóstoles deberán dar de Cristo con la acción del Espíritu, que les hará capaces de llevar a cabo el mandato recibido. Las diversas formas del “mandato () misionero” tienen puntos comunes y también acentuaciones características. Dos elementos, sin embargo, se hallan en todas las versiones. Ante todo, la dimensión universal de la tarea confiada a los Apóstoles: “a todas las gentes” (Mt. 28,19); “por todo el mundo..., a toda la creación” (Mc. 16,15): “a todas las naciones” (Hch 1, 8). En segundo lugar, la certeza dada por el Señor de que en esa tarea ellos no estarán solos, sino que recibirán la fuerza y los medios para desarrollar su misión. En esto está la presencia y el poder del Espíritu y la asistencia de Jesús: “Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía” (Mc 16,20). En cuanto a las diferencias de acentuación en el mandato, Marcos presenta la misión como proclamación o Kerigma: “Anuncien la Buena Noticia” (Mc. 16,15). El objetivo del evangelista es guiar a sus lectores a repetir la confesión de Pedro: “Tú eres el Cristo” (Mc 8,29) y proclamar, como el Centurión romano delante de Jesús muerto en la cruz: “Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios” (Mc 15,39). En Mateo el acento misional está puesto en la fundación de la Iglesia y en su enseñanza. En él, este mandato enfatiza que la proclamación del Evangelio debe ser completada por una específica catequesis de orden eclesial y sacramental. En Lucas, la misión se presenta como testimonio, cuyo objetivo ante todo es la resurrección. El misionero es invitado a creer en la fuerza transformadora del Evangelio y a anunciar lo que tan bien describe Lucas: la conversión al amor y a la misericordia de Dios, la experiencia de una liberación total hasta la raíz de todo mal, el pecado. Juan es el único que habla explícitamente de “mandato” ( palabra que equivale a “misión” relacionando directamente la misión que Jesús confía a sus discípulos con la que él mismo ha recibido del Padre: “Como el Padre me envió a mí, yo también los envío a ustedes” Jesús dice, dirigiéndose al Padre: “Así como tú me enviaste al mundo, yo también los envío al mundo. Todo el sentido misionero del Evangelio de Juan está expresado en la “oración sacerdotal”: “Esta es la Vida eterna: que te conozca a ti, el único Dios verdadero, y a tu Enviado, Jesucristo. El fin último de la misión es hacer partícipes de la comunión que existe entre el Padre y el Hijo: Los discípulos deben vivir la unidad entre sí, permaneciendo en el Padre y en el Hijo, para que el mundo conozca y crea. Es éste un significativo texto misionero que nos hace entender que se es misionero ante todo por lo que se es, en cuanto Iglesia que vive profundamente la unidad en el amor, antes de serlo por lo que se dice o se hace. Por tanto, los cuatro evangelios, en la unidad fundamental de la misma misión, testimonian un cierto pluralismo que refleja experiencias y situaciones diversas de las primeras comunidades cristianas; este pluralismo es también fruto del empuje dinámico del mismo Espíritu; invitan estar atentos a los diversos carismas misioneros y a las distintas condiciones ambientales y humanas. Sin embargo, todos los evangelistas subrayan que la misión de los discípulos es colaboración con la de Cristo: “Yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt 28,20). La misión, por consiguiente, no se basa en las capacidades humanas, sino en el poder del Resucitado. 1. MEDITACIÓN (¿Que me dice el texto?) Si la misión no se basa en las capacidades humanas, por tanto: ¿Tenemos presente que Cristo Resucitado obra por medio de nosotros? Los laicos, ¿Cómo cumplimos con nuestra misión de transformar el mundo (familia, escuela, barrio, política, sindicatos, trabajo, economía, medios de comunicación...) según los criterios y los valores del Evangelio? ¿Cuál es mi aporte al mandato misional de la Iglesia Universal? 2. ORACIÓN (¿Qué me hace decir el texto?) Motivar a los miembros del grupo a orar por las misiones: en los países que no conocen a Dios, en los ambientes donde la fe se ha debilitado, en nuestra comunidad, en nuestra familia. Orar por los misioneros y por el éxito de su anuncio. A cada petición, responder: Envía Señor misioneros a tu Iglesia. 5. CONTEMPLACIÓN (¿A qué me compromete el texto?) Que los participantes sean conscientes que Jesucristo sigue llamando misioneros a evangelizar todos los ambientes, para llevar su Palabra, acompañados por Dios Trino. ¿A qué me compromete el texto? Ejemplo, colaborar en la parroquia: como catequista, en la infancia misionera, como ministro de la Palabra, etc. CANTO: TESTIGOS (MPC N° 423)